Partida Rol por web

Y la vaca dice "mu", cómo no...

Aquí, todos como en un gallinero, cada cual a su cosa: el mendigo se cree poli con una pistola de clavos, la niña está desconsolada, las pelirrojas no saben muy bien que hacer, Xena la Princesa Guerrera ha sustituido el Chakram por un fusil...

-Sean, yo... -le digo a mi hermano-. No sé, ¿qué hacemos?

Miro al grupo de personas con el que compartimos el almacén. Llegan ahogados los sonidos del exterior y si no encontramos un plan de acción pronto y no logramos ponernos de acuerdo en qué es lo que debemos hacer... la situación no será mucho mejor que la del parque.

-Ehm... -digo, hablando un poco más alto y levantando la voz- Sí, bueno, yo (que me llamo Es... Andrew, por cierto), creo que lo de mirar es una buena idea, pero... -hago una pausa- Si las cosas están tan mal como parece que están no me parece que abrir la puerta de par en par sea lo más acertado. Vamos, es una opinión...

Esto último lo comento mirando hacia el armario empotrado de tres por seis que en algún momento ha dicho su nombre y (como todos los demás) aterrizó en el eterno pozo de los nombres olvidados. Sigo agarrado a mi hermano, enganchando su bolsillo con mi dedo índice como un niño que se agarra a su madre. Mamá.

-No es mala idea, ¿no? -comento un poco más bajo mientras me vuelvo a girar hacia mi hermano-. Si no hay nada por ahí a lo mejor podemos rodear el edificio, buscar el coche, coger a mamá y a papá y volver a casa.

Mientras pronuncio esas palabras saco (inconsciente de mí) el móvil de uno de los interminables bolsillos de mis pantalones, esperando encontrar o un mensaje o una llamada de los números que me interesan.

 Pues no se...creo que será mejor esperar seguro que papa y mama se han escondido en algun lado, cuando haya menos gente por la calle iremos a casa y seguro que estan alli-le dijo Sean intentando reconfortar a su hermano.

Pasaron dos horas entre la incertidumbre. Los supervivientes se removian inquietos, se intentaban calmar unos a otros. Nidia y Ruth miraron en la sala que daba a la puerta de madera. Era una pequeña oficina con un ordenador, cajones, un monton de papeles sobre las mercancias y poco de interes. Intentaron encender el ordenador pero no funcionaba, parece que no había corriente. Poco a poco fue atardeciendo y cuando el sol se empezó a esconder....

 Está bien, no nos podemos quedar aqui todo el dia eso está claro, pero por mas que me grite señor Wormstock no podemos cambiar el hecho de que sea peligroso. Voy a salir ha echar un vistazo, si todo es seguro iremos a buscar sus familiares-dijo con seguridad el policia- deberia intentar ponerme en contacto con la central, deben haber habilitado algun lugar para esto. No creo que sea seguro que todo el mundo vuelva a su casa, sea lo que sea esa pandemia, pude entender que la teníamos encima y que no es bueno hacercarse a las personas que la tengan por que parece que es muy contagiosa.

Miro al "señor" Jack con bastante inquietud cuando se muestra tan triunfal con su nueva "arma". A mí me pone los pelos de punta que la empuñe él, por mucho que sea un buen hombre, así que miro con ojos algo desorbitados como se acuesta tranquilamente entre varios cartones y después opto por centrar mi atención en las chicas con el estómago en un puño.

-¿Habéis encontrado algo...?- parece evidente que no por lo tranquilas que se quedan cuando ya han acabado de abrir la puerta así que suspiro hondamente, aliviada.

-El lugar seguro se supone que era ese parque- le recuerdo al agente Rivers sin poder evitar bastante escepticismo ante lo que dice. Va a resultar difícil que no corramos a nuestras casas y con nuestros seres queridos por mucho que la lógica dicte que es peligroso.
-Echa una ojeada pero no esperes que nos quedemos aquí parados mucho rato más...- digo antes de acercarme a la persiana metálica para empezar a subirla con lentitud y precaución.

Miro a mi hermana tranquilamente.

"No es seguro vovler a casa... entonces...mamá... Richard..." agito la cabeza para sacar esas ideas de mi cabeza.

-Pensemos con lógica-al instante me arrepiento de haber dicho pues, en esa situación, no hay lógica alguna.

Agacho la cabeza algo avergonzada pues parece que todos esperan que diga algo y no sé muy bien qué debo decir.

-Deberíamos salir todos juntos... pero deberíamos ir lo más aramados posible...cualquier cosa servirá... Yo... yo sé disparar...un poco...-confieso algo avergonzada.

"No te avergüences Nidia, nadie sabe qué vida has llevado ni la edad que tienes, sino mira a esa, tiene un arma y nadie la miró extrañado"

- ¿Y para que coño quieres tu un arma? ¿Quieres disparar a los enfermos para que no te contagien? Si, el tono era muy despectivo.

Roy se encontraba al lado de su amigo. Aquel almacén era una ratonera, y solo había una salida. Una salida, que una de aquellas hermanas pelirrojas parecía dispuesta a abrir. El policía pretendía salir, y la verdades que Roy ya estaba harto de permanecer sentado sin hacer nada. - Voy contigo, amigo. Quiero ver que coño pasa. Volvió a incorporarse y se acercó a la puerta metálica.

Atendió a la discusión que todos tenían allí en medio - ¿Ves hija? ... pronto saldremos de aquí, buscaremos a la abuela y os llevaré de vacaciones a un lugar que esté libre de esta enfermedad - le explicó a su hija de forma optimista - Todo el mundo está hablando aquí de la enfermedad ... y yo fuí el primero, así que tampoco puedo curparles, pero lo mejor será no preocupar a la niña - pensó agilmente - ... así que no te preocupes, te lo dice papá que es médico y estoy totalmente seguro que no será mucho más que un resfriado fuerte ... algo así como la gripe - añadió con tono de fingida tranquilidad.

William andó de lado a lado por el almacén mientras se rascaba la cabeza - Si lo que dije era cierto, y por lo tanto es una pandemia ... todos deberiamos estar alejados lo máximo posible de cualquier persona infectada como bien ha dicho James ... pero claro no podemos quedarnos a vivir en este almacén ... nuestras familias estan fuera, eso suponiendo que esten bien .. que Dios lo quiera - pensó friamente - ... y luego esta la niña, por mí me daría igual salir ... pero a ella - William miró a su hija con cara protectora - ... no me lo perdonaría a mi mismo si le pasara algo ... es el legado de Sarah - William paró en seco  y se dirigió al resto de sujetos presentes - Yo tambien voto por salir de aquí, ... es decir, que cojamos lo que podamos e intemos salir de aquí con cuidado, lo mejor será abrir la puerta y asomarse un poco a ver como estan las cosas fuera - planteó - lo siento Claudia ... Sarah espero estar haciendo lo correcto - discurrió mirando hacía el suelo.

Se sintió un poco decepcionada por no encontrar nada útil en la oficina. El que no funcionara el ordenador ya no le sorprendió tanto, después de tantos días con la tele estática. Notó cómo la gente empezaba a impacientarse y comenzaban a hablar de salir ya. Incluso la chica joven decía que sabía usar armas! Bueno, no debería extrañarle tanto cuando ella había sido la primera en sacar el fusil. Lo que decía el grandullón tenía sentido y se avergonzó un poco de haber pensado en usar su arma contra los enfermos.

- Vale, salgamos, pero... entonces qué hacemos si nos encontramos a un enfermo? Igual con pedirle que nos deje no hay bastante, no sabemos cómo estará metalmente. Quiero decir, han venido un montón de ellos, y si estan enajenados o algo así?- luego, reflexionando un poco, añadió a nadie en particular - Casi que prefiero ir a la central de policia, a ver si saben algo, en casa estaría encerrada sin saber qué pasa...

-Pero, ¿no veis que los de ahi fuera han disparado? No creo que lo hayan hecho por gusto-les digo algo alterada pues estoy convencida de que aquí pasa algo grabe.

"¡Qué tío más gilipollas! Ni que fuera la únic auq eha mencionado la idea de armas. Seguro que es más seguro que el hombre que habla con su perro lleve una pistola de clavos...."

Paso del hombre grande y me junto a mi hermana.

-Cuidado Ruth, no me gusta nada como siento el panorama-le susurro a Ruth para que sólo ella pueda oírme.

Estamos todos algo tensos, así que m disculpo por mis malos modos.

-Perdonad, estoy algo alterada. Sólo quiero salir de aquí, como todos, estoy algo asustada-reconozco.

"En cierto modo es cierto.... no sería capaz de dispara a una mosca"

Luego fijo mi mirada hacia dónde miran mi hermana y el tío grande.

El ambiente empieza a caldearse. Este almacén al final acabará por convertirse en una olla a presión si la gente no se calma un poquito (yo el primero). Quería hacer el típico apunte de "las armas las carga el diablo" al ver que todos estaban como locos por armarse hasta los dientes.

"¿Qué manía tiene la gente en este país con aprender a disparar?", me pregunto. Debo ser el único inútil que no es capaz de cargar una carabina y que no distingue un revólver de una escopeta...

-Ehm... -comento, intentando llamar la atención de todos- A ver, ¿nadie cree que es un poco insensato salir sin saber qué es lo que hay fuera? No me malinterpreten, el primero que quiere salir de aquí echando leches soy yo, pero... joder... -me recorre un escalofrío antes de poder seguir y agarro con más fuerza el bolsillo de mi hermano- Como ha dicho... dicho... -señala con la cabeza hacia una de las pelirrojas-, sí, bueno, como ha dicho, los militares no disparan por diversión...

Miro hacia el montón de cartones en el que se ha refugiado el barbudo desquiciado.

-A lo mejor él sabe si hay un piso superior en este edificio desde el que podamos otear los alrededores antes de meternos en una ratonera.

Vuelvo a girarme hacia mi hermano, para hablar de nuevo con él. Es un gesto prácticamente automático e inconsciente que busca a la vez reafirmarme y reconfortarme.

-¿Y por las azoteas? -le comento en voz más baja-, a lo mejor es posible avanzar un poco por ahí y ver qué es lo que está ocurriendo...

- Pues ale, ya sabéis que tenéis que hacer. Ir a dar saltos por los tejados como spiderman. Cuando os partáis el cuello me avisáis. Roy se miraba a los dos gemelos mientras les hablaba con tono seco y duro. - ¿Como queréis que la niña vaya saltando? ¿Y Tony?... Pero vosotros hacer lo que queráis, ya sois mayorcitos... El hombre dejó de mirarlos. - Pero si que sería mejor tener cuidado con los militares, parecían de gatillo fácil.

- Cuando quieras James. Y se preparó para empujar la puerta metálica.

 A ver, no empecemos a discutir, sera mejor que echemos un vistazo fuera y si las cosas se han calmado saldremos todos de aqui andando-dijo el policia mientras se pegaba a la puerta- No tardaremos mas que unos minutos. Veremos si hay mucha gente en la calle y volvemos.

Cuando quieras Roy-le dijo asintiendo con la cabeza y abrió la puerta.

-En fin, ellos mismos-digo mientras regreso al sitio donde estaba sentada antes d eintentar abrir la puerta de la oficina.

"A ver si todo esto termina y no tengo que aguantar a según que gilipollas" pienso para mí mientras muevo el mechero entre mis manos.

No me apetece levantar la vista apra nada así que al dejo fija en el mechero mientras este gira entre mis manos.

"¿Dónde está mi caracter amable y simpático?" pienso para mí.

La situación eme stá superando, echo de menos mi preciada rutina.

-Espero que salgamos pronto de aquí...-casi susurro para mí.

Roy salió a la callé, con los músculos preparados para cualquier acontecimiento. Notó un pequeño hormigueo en el estómago. Siempre le pasaba antes de un gran partido. Los médicos le habían dicho que no era nada, solo nervios. Nervios, casi nunca se ponía nervioso, siempre estaba alerta. Por eso, cuando notaba aquella sensación, no podía evitar sonreír.

Miró en ambas direcciones de la calle, y le indicó a James que saliera. - Haber si podemos averiguar que está pasando.

Me resulta un poco sorprendente que sigan intentando proponer otras salidas cuando es evidente que no las hay, a fin de cuentas el almacén no es tan grande, pero no digo nada al respecto porque todos estamos demasiado nerviosos y tampoco me parece algo determinante así que me limito a mirar como el agente y el gigante salen del lugar aprovechando para asomarme un poco y comprobar el estado actual de la calle antes de bajar nuevamente la persiana.

Después me giro en redondo y tras un suspiro de agotada resignación me siento junto a mi hermana apoyando la cabeza en su hombro.
-Como no vuelvan pronto acabaremos largándonos nosotras mismas- le susurro para que nadie más me oiga.

Seguro que los demás nos dirían que no y nos pondrían a parir pero en realidad de momento la única opinión que de verdad cuenta es la de Nidia. Me siento afotunada de que en medio de todo este caos al menos pueda tenerla a ella para poder confiar plenamente en alguien. Supongo que los gemelos también han tenido suerte.

Saqué un paquete de tabaco de mi mochila, llevaba tres paquetes y medio, para encenderme un cigarrillo; la primera calada me supo a gloria y realmente, me tranquilizó ante la visión que estaba teniendo en ese momento. Discusiones para ver qué podíamos hacer.

- No me refiero a quedarme días aquí encerrada Caroline. - Le dije seguidamente de darle un par de caladas más a mi cigarro, contestándole su pregunta.- Pero no querría salir de aquí hasta que las cosas se calmen. ¡Sí!, a mi también me pican los pies para salir de este lugar pero siendo esa enfermedad TAN contagiosa y los soldados teniendo un dedo en el gatillo TAN flojo...no, es que diría de esperar. Aunque esté de acuerdo con Nidia en salir lo antes posible y todos juntos.

Paré mi discurso en seco y grité dirigiéndome a todos:

- ¡Y no! no sé disparar un arma, ¡coño!

Dí una última calada de mi cigarro, lo tiré al suelo y lo apagué.

Cerré los ojos para poder meditar de todo lo que estaba pasando. El vagabundo me ponía muy nerviosa, sentía lástima de la niña y sobre todo de su padre que está acojonadísimo, por ella, claro. El Mamotreto de Roy me enfadaba por su cabezonería y su afán de salir de aquí utilizando un estilo para convencer a la gente, muy poco sutil. Tony con asma, Caroline me recuerda a Jill Valentine de Resident Evil con el fusil colgao, y los hermanos me parecían prudentes. Por un momento, Andrew me pareció, incluso, adorable.

Un sonido de disco rallado sonó en mi mente.

- ¿Qué?. ¿Se puede saber que mierda piensas, ¡Clau!? ¡Arg!, ¡Caca! Fuera tonterías, ¡pedazo de pava!. Estamos en una situación grave.

De repente, me di cuenta de que esos pensamientos me hicieron ver que aquella situación que me rodeaba, era totalmente real por lo que, no me sentí avergonzada. Me encendí otro pitillo y decidí ser razonable en mis decisiones con el resto al menos, de momento. Si ellos querían salir, saldría con ellos.

Ví como Roy y James salían por aquella puerta...me pareció una locura.

Alzo mi vida al sentir el sonido de un mechero. Veo a la chica rubia de pelo rizado encenderselo y disfrutar d ela calada y siento yo misma la ansiedad crecer en mi. Me levanto despacio.

-Per... perdona... ¿te importa darme una calada, por favor?-le pregunto educadamente después de verla tirar uno y encenderse uno nuevo.

"Igual una vez d euna calada, lo veré todo más claro" pienso para mí.

Sin quererlo mis ojos se desvían hacia el cigarro que tiene en la mano mientras espero su respuesta, igual es negativa, peor no pierdo nada por intentarlo.

La calle parecía silenciosa. La oscuridad empezaba a hacer desaparecer las sombras, y las primeras farolas empezaban a tintinear, despertando perezosamente.

Roy avanzó cautelosamente por aquel pequeño callejón por el cual habían accedido al almacén. Aquel policía, James, le seguía muy de cerca. Parecía que los soldados habían desaparecido. Ya no se oían disparos, y mucho menos gritos. La gente tenía que haber vuelto a sus casas.

Se acercó a la esquina del callejón, y asomó la cabeza. Tenía que echar una ojeada al parque para asegurarse de lo que estaba pasando.

- No te voy a dar una calada.- Dije en tono serio. - Sírvete tu misma, lo disfrutaras mucho mejor . - Y le lancé mi paquete de L&M con una sonrisa amable marcada en mi rostro. - Espero que no te importe la marca.

Ella se me quedo mirando como si le hubiera salvado la vida en ese momento. Gestos como éste a mi me alegraban mucho también y me hacían olvidar las cosas malas.

- Espero poder comprar más tabaco cuando salga de aquí, me quedan dos paquetes pero no sé cuanto tiempo duraran. -

Y ahí nos quedamos las dos quietas, mirándonos y fumando relajadamente, como si fuera el mejor momento de toda nuestra vida. Sin pensar o preguntarnos, qué era lo que realmente pasaba.