Partida Rol por web

Observo el lugar nervioso. Puede haber ocurrido cualquier cosa ¿Estarán vivos? ¿Estarán muertos? Al menos hay un cuaderno, y seguro que dentro podremos encontrar algunas respuestas. Lo miro con vehemencia. Trago saliva.- Lo que dice el señor Lawson es cierto. Aun no podemos estar seguros de nada. Leamos lo que pone. Hay que despejar dudas.- ¿Habra algún nativo de esos por aquí? Es muy probable que nos hayan estado observando.- Puede que hiciesen algo que provocara la ira de los indígenas.- Tengo que saber. Tengo que saber como llegaron aquí. Que sabe. Y si corremos peligro, como evitarlo.

Las anotaciones del diario, en primera instancia normales, se vuelven cortas, inconexas. Las referencias son vagas y a veces se repiten, usando una caligrafía cada vez más puntiaguda e irregular.

28 de Febrero de 1900

El peligro acecha. La ciudad está aquí, como sabía que estaría. Rajada, dividida. ¿Dónde está el resto? ¿Una erupción? Jamás había visto tales símbolos. Rosalía, amada, he dado con algo. Los he copiado y trataré de estudiarlos con más detalle. El peligro acecha. Hoy Tadeo volvió a ver serpientes. Este es un gran descubrimiento. La venta de estos objetos sin duda me proporcionará medios para afrontar a mis acreedores. Los porteadores también están asustados...

 

4 de Marzo de 1900

...Rosalía, amada, temo no encontrarme bien. Los hombres murmuran. Obsesionado, me llaman. Je. Las paredes del templo son fascinantes. Los ritos que allí se describen. Historia antigua... Beca los vió también. Preocupado. No puedo irme, aún no. Debo descifrarlo. Pero la protegeré. Sí, protegeré a mi niña...

 

10 de Marzo

...pesadillas más frecuentes.    Medicina poco efectiva, jaquecas. Debo verlo una vez más.  Beca, no llores, yo bien... penumbra, peligro acecha. Hombres serpiente. Vienen de templo... mitos, solo mitos. Formas. ¡Idiotas!   Dolor  NO    Agauntaré.

 

14 de Marz

Su    furi a   vuelve.  Es el   llam ado de  los dio     ses. Vendrá.    Invocación plenilunio. Ahtu. 
            Es inevitable. Dic    en  las   paredes. Supertición. ¡Idi    otas, mameluc  os,
                                    mil rayos los partan! BECA, NO CASO. Ella clave??? Amor, protego.
                         ¡Oja    lá    se muri   eran!

 

 

18 de Marzo de 1900

Estoy bien. Hoy empacaremos y volveremos a Inglaterra. Dejaremos atrás a estos palurdos y sus incivilizadas formas. Mi fortuna pronto volverá. Todo está bien. Beca está bien. Debo proteger a Beca. 

Sir Walfred Borguen de York.

Este hombre… ¡Que descuidado se vuelve! Su trabajo se vio afectado. Pero dice que apunto lo que vio ¿Dónde lo dejo entonces? Pero todo apunta a que lo de las serpientes no fue una simple causalidad. No parece probable que nos encontremos con las mismas dificultades tan improbables.

Y su hija… es algún tipo de clave ¡Hay que encontrarla! ¿Qué sería lo que pasaría entre el catorce y el dieciocho? Ya han sido casi dos semanas desde que escribió que se marchaban. – Teniente, busque algún indicio maletas o de que estuviesen por marcharse. Creo que podemos determinar que el día que ocurrió esto fue el mismo día de la última anotación. – Aun asi, es muy raro como cambia en el tiempo, y de pronto regresa a su como en las primeras anotaciones.

- En algún lugar de esta tienda debe tener mas anotaciones de lo que encontró en la ciudad. Voy a buscarlas. – Informo mientras me pongo a buscar por el lugar sin ningún miramiento, revolviendo el petate, y levantado todo lo que podría proteger unas hojas de papel.

Cuando acabo de leer en voz alta, miro a mis tres compañeros, mientras intento digerir lo que acabo de leer. 

Miro a Sir Jacob, cuya obsesión de los últimos días he visto peligrosamente reflejada en los escritos cada vez más delirantes de Sir Walfred. 

Miro al Teniente, que nos acaba de mostrar los indicios claros de que la expedición de Borgen se las vio con indígenas hostiles, y que a nosotros nos podría ocurrir lo mismo.

Miro al Doctor, buscando en sus ojos la confirmación de mis sospechas sobre los estados mentales de Borgen y St Clair. 

Y por primera vez, me planteo si no deberíamos darnos media vuelta, olvidarnos de todo este asunto y salir de aquella maldita jungla. Quizá haya secretos que sea mejor no desvelar. 

Pero... estando tan cerca ya... Mi espíritu aventurero, recién descubierto, no parece querer rendirse ante un reto semejante. Quizá un pequeño grupo como el nuestro tenga éxito donde una expedición más numerosa como la de Borgen fracasó. Mientras Sir Jacob sigue rebuscando intentando encontrar más notas de Borgen, me dirijo a mis compañeros.

-Parece... -digo, carraspeando para aclararme la voz al notar que sonaba más tensa que antes- ...parece que Sir Walfred logró encontrar Hekalu la Ahtu. Al menos ahora sabemos a ciencia cierta que sus motivos para su expedición eran meramente pecuniarios. 

Y mis sospechas eran ciertas, él también descubrió algo sobre el plenilunio. Algo sobre una invocación, a Ahtu, parece ser. El dios de la ciudad. Probablemente un ritual sagrado. Pero Borgen... si podemos hacer caso a sus delirios... dice "Ella es la clave". Y que sepamos, en su expedición solo viajaba un miembro femenino: su hija. 

Entonces mi cerebro por fin suma dos y dos, y mi rostro se vuelve visiblemente lívido. 

-Oh dios... ¡Dios mío! Si la niña es la clave para el ritual de los moradores de Hekalu la Ahtu, que se celebrará cuando asome la luna llena... significa que la pequeña sigue con vida. ¡Quizá el ataque a este campamento fuera para capturarla a ella! 

Les miro a los ojos a todos, uno a uno.

-Ahora estoy completamente segura. Tenemos que llegar a la ciudad perdida antes de la luna llena. No conozco los rituales concretos de esta cultura, pues es completamente desconocida para todos los historiadores y antropólogos, pero he leído sobre infinidad de ritos similares en culturas primitivas. No hay mayor ofrenda a los dioses que la vida humana, un alma inocente. "¡Ella es la clave!". Beca Borgen va a ser sacrificada. 

Y nosotros tenemos que impedirlo.

- ¿Marcharse? Aquí no hay nada que se pueda encontrar, no al menos tal y como lo dejaron antes de ser atacados. - Sir Jacob me está asustando parece que está de nuevo al borde de perder la cordura, de la misma manera que el autor del diario.

- Lady Jeanne, si usted está en lo cierto esa niña corre peligro, pero ¿Cómo es posible que Sir Walfred supiese que su hija era tan importante? - Eso quiere decir que la trajo sabiendo desde un principio que tenía relación con los rituales de Hekalu la Ahtu ¿o lo descubrió estando aquí? Si solo vino por dinero, ¿Por qué trajo consigo a su hija? Tantas preguntas y sin respuestas, solo Sir Walfred podría aclarárnoslas.

- Si es verdad que la hija de Sir Walfred ha sido secuestrada por los salvajes no podemos parar ahora, necesita nuestra ayuda y antes de que empiecen con esos malditos rituales. ¡No hay tiempo que perder! - Intento movilizar a mis compañeros, una cosa es que una expedición se meta en problemas y otra es que un grupo de salvajes use a una pobre niña para sus diabólicos planes. Eso es algo que no debo permitir.

-Estoy totalmente de acuerdo con ustedes, debemos continuar para averiguar qué le ha sucedido a la expedición Walfred. Es posible que aún estén vivos y necesiten de nuestra ayuda-. Me dirijo hacia Lady Jeanne para continuar -solo espero que no tenga razón sobre el inquietante relato que hace de Rebeca Borgen y que podamos encontrarla sana y a salvo-.

Echo un vistazo a mi alrededor y el campamento, su extensión es como un pequeño barrio dentro de las ruinas de la ciudad. Si los cuerpos no están aquí deben haberlos llevado a algún otro sitio y 16 personas no son tan fáciles de ocultar. -Puede que desde este campamento haya rastros que nos indiquen dónde fueron todos. Quizás pueda subir a esa columna de piedra elevada para otear desde arriba- y me encaramo a la misma tras comprobar que no se desprenderá bajo mis pies, pero tras ascender un metro me quedo con una piedra en la mano y caigo de culo al suelo. -¡Auch!.

Las posaderas de Mellanby tocan el suelo sin producir ningún sonido. La oscuridad se vuelve densa por momentos salvo por el farol blanco que es la luna, casi llena. La misma sensación regresa, la quietud, la ausencia de timbre o melodía, la apabullante sensación de ser despojado de vida. Y, en un tempo perfecto, la voz.

De nuevo... de nuevo esa canción... Tiene que ser ella, Beca.

"En tus sueños escucharás tu nombre, pero lo olvidarás antes del romper del alba..." 

Cierro los ojos, me concentro en la melodía, intentando sentir de donde viene. Si la voz viene de lejos, y de qué dirección. Debe ser una súplica, su manera de pedir ayuda. 

El miedo por la niña y la inquietud por la fantasmagórica canción se unen al alivio que me produce ver que el Teniente está de acuerdo conmigo. 

Vamos... ¡Vamos, vamos! Hay que encontrar a la niña... 

Recojo mis cosas que había dejado en el suelo para inspeccionar el campamento, y me preparo para reanudar la marcha cuando mis compañeros estén preparados.

Enfundo el revólver y ayudo a levantarse al doctor Mellanby. - Tenga cuidado, podría haber sido un buen golpe. - Cuando ya está de pie comienza a sonar de nuevo la canción. - No pierda de vista a Sir Jacob doctor, puede que vuelva a perder el control.

¿De donde saldrá esa melodía? Penetra cada vez mas en mi mente tenemos que encontrar el origen, a la niña. - Debemos movernos. - Echo un último vistazo al campamento y otro a mis compañeros. - Graben en su memoria lo que han visto aquí, esto podría pasarnos a nosotros si no nos andamos con cuidado, abran bien los ojos y no dejen que nada se escape de su control. - Hago un repaso rápido de mis pertenencias mientras espero a que el resto se prepare para continuar.

No encontrar nada me molesta mucho. He dado la vuelta a todo cajón, y revuelto todo lugar susceptible de contener los apuntes de Sir Borguen. Han debido de llevárselos... o ha debido de esconderlos en otro lugar o... !Mal rayo parta a quien se interpone en mi búsqueda del conocimiento!

¿Qué ocurre? ¿Qué pasa? Espera... conozco esa canción.

Ignorando la oscuridad que nos envuelve, lo que atrapa mi atención es la canción ¡La niña! ¡Esta viva! Revolver en mano y cojeando con mi muleta como apoyo camino a tientas en pos de la misma. El sonido, es vago, pero lo encontrare. No importa que solo haya sombras ante mí, no pueden detener mi espíritu investigador. Encontrare a la niña, la ciudad. Descubriré sus misterios.

En la próxima mata, atravesando el próximo helecho. Nada. No os explicáis como una niña puede moverse tan rápido por la espesa jungla, pero lo hace. Estáis a un paso de ella, notáis la melodía casi en vuestros oídos. Ni una nota alterada, un tono perfecto a pesar de la persecución. Vuestros ojos, ansiosos por encontrar algo, se percatan de unas luces naranjas al fondo. Llamas, pequeñas antorchas entre los árboles, iluminan el diminuto claro que tenéis delante.

El monolito está en el centro. Piedra gris cuyo final no se deja ver, no importa cuan arriba miréis. Ni llamas ni luna rompen el manto de oscuridad que la rodea. Toscos grabados de serpientes la cubren, parecen arquearse al compás de las llamas. No podéis dejar de mirarlos. Vuestro vello se eriza, la respiración se torna en vaho. Las serpientes fluyen por la piedra, frenéticas. No, siguen quietas. ¿Han vuelto al mismo punto? Otra vez. No podéis apartaros, ellas os miran. Y su mirada carece de alma. 

Tiempo después, el encanto acaba. Es monolito sigue allí, pero no es el mismo. Es solo una piedra, una piedra con grabados simples, primitivos. Vuestro vello es normal, la respiración no es visible. Lo que sí es visible son los cuerpos. Dispuestos en cuatro filas, desnudos, con el pecho reventado en forma de gran agujero y los genitales mutilados. Las cabezas han sido arrancadas por la fuerza y reemplazadas por las de animales, cuyos ojos secos miran al vacío, gritando en silencio entre la marea de moscas que los rodea. No hay muro o perfume capaz de proteger contra el hedor, como no hay lógica capaz de proteger vuestras mentes de la macabra escena.

Contengo el grito de horror que pugna por escapar de mis labios al ver los cadáveres, y lo que les han hecho. Tamaña atrocidad no es propia de seres humanos, sino de bestias sin corazón. Saco el revolver que me regaló el abuelo y lo amartillo, aunque sólo sea para darme algo más de confianza. 

El hedor casi me da nauseas. El zumbido de las moscas llena mis oidos. Pero me niego a apartar la mirada. Quiero recordar bien hasta el último detalle. Quiero recordar lo que los culpables de esto han hecho cuando los tenga delante. No quiero que ningún atisbo de piedad frene mi mano.

Alguien tendrá que escribir sobre esto, sobre este horrible rito, esta profanación de los muertos. El mundo tiene que saber qué clase de degenerados se ocultan en este oscuro rincón de la tierra. 

Tras este espectáculo dantesco, aún estoy más determinada a rescatar a esa niña de las manos de estos salvajes. Si es que aún queda algo que rescatar cuando lleguemos hasta ella.

La cancioncilla nos guía hasta un inmenso monolito, infinito en altura ocultando hasta el mismo cielo. En el momento que se acaba la melodía el encantamiento finaliza revelando una simple roca grabada en el centro de un claro.

Parpadeo un par de veces mientras vuelvo a centrarme en la auténtica realidad, cuando enfoco la vista de nuevo el panorama es desolador. Los cuerpos que no encontramos en el campamento estaban ahí, expuestos ante nosotros destrozados y mutilados, sin genitales, con órganos extirpados y cabezas de alimañas.

El olor y la parafernalia es espectacular y horroroso al mismo tiempo, afortunadamente no causa en mi el efecto esperado por sus creadores, mas allá de asco producido por su naturaleza.

Despierta en mi algo que llevaba mucho tiempo oculto y que solo la guerra antes había generado, ira y venganza. - Esto no se ha hecho por defensa de un territorio, es una muestra de puro sadismo que debe ser erradicada junto con sus creadores. - Me encuentro hablando para mi, apretando los puños de pura rabia e impotencia. Ahora si que estoy dispuesto a continuar para acabar con ellos y evitar que algo remotamente parecido le pueda pasar a la pobre niña.

La escena perturbadora parece sacada del manual Criminología tal como lo hubiese descrito Raffaele Garofalo. ¡Que horrible es que otras personas sean capaces de realizar estos actos sobre sus semejantes! Esos cuerpos privados de sus genitales y con cabezas de animales parecen un sacrificio en forma de tótem para conectar con las fuerzas de la naturaleza.

Saco un pañuelo limpio perfumado y lo utilizo para taparme la nariz. -Los campos magnéticos son muy fuertes aquí. Sujétese el capirote Sir Jacob- le digo vehementemente. Y me dirijo al resto mientras desenfundo mi revolver -desde aquí se aprecia la posición de los canallas; será mejor que nos aproximemos con cautela y armados-.

La frustración comenzaba a apoderarse de mi cuando llegamos ante el monolito. Pues eso era. Una enorme masa de piedra cubierta de signos, y grabados; no una atalaya. Ahora mas preguntas surgen, pues no entiendo como han podido crear semejante portento.

Mis preguntas quedan, sin embargo, relegadas. Como en un sueño esos grabados se mueven. Siento escalofríos y el sudor recorriendo mi espalda. Mientras intento comprender lo que ocurre. Mientras parpadeo, todo cambia, o, regresa; es… difícil de explicar. Como si despertase, pero, solo para caer en una pesadilla.

Contemplar los cadáveres ajados y mutilados de aquellos pobres. Aparto la vista y respiro agitad ¿Qué esta pasando? La horrible peste de la muerte sigue allí a pesar de haber apartado la vista haciendo la presencia de esos cuerpos más real ¿Qué ocurre? ¿Por qué?

Miro al doctor que me habla, pero estoy aturdido. Demasiado ocupado digiriendo todo esto. Niego con la cabeza, intentando recobrar mi propio sentido. Busco en mis bolsillos un pañuelo para tapar un poco el olor. – Ninguno… ninguno de esos cadáveres pertenece a una niña. Es… es posible que siga viva. – Cojo el arma con la otra mano, mientras sujeto el pañuelo sobre mi boca y nariz. Esto es horrible ¿Por qué? – Tal vez podamos encontrarla.

La canción ha desaparecido, pero otro sonido ocupa su lugar. Grave, potente, retumba en el suelo, en las hojas y el aire. Algo se acerca, una proclama de peligro más violenta que cien estampidas. Por debajo, el sonido de decenas de pies avanzando al unísono. Están cerca. Vienen a por vosotros.

Cegados por la claridad de las antorchas, sois incapaces de verlos hasta que su piel oscura casi asoma por el claro. Seres de alta estatura, con lanzas y arcos, avanzan hacia vosotros. Entre destellos la imagen de su piel queda capturada en vuestra retina: áspera, seca, formando escamas. Sus narices, aplanadas y deformes, parecen las rendijas de un reptil. Ojos de enormes pupilas que casi cubren el globo os contemplan sin atisbo de piedad.

¿Es... estoy delirando? 

No puedo creer lo que ven mis ojos... Son nativos, indígenas de la selva, nada más... Pero aunque mi mente se niegue a creerlo, algo en mi interior me dice que es cierto. No son humanos. No del todo. Es como si la sangre de la raza humana se hubiera mezclado obscenamente con la de un reptil, engendrando algo que no es ni una cosa ni la otra.

Esto desafía todas las leyes de la naturaleza, incluso todas las leyes divinas que ya no sé si creer. Porque... si existen seres como estos... ¿qué no existirá también, agazapado en las sombras de la jungla? 

Tenemos que dejarles atrás, huir de estas cosas inmundas... Son demasiados...

-¡Vámonos! ¡Tenemos que despistarles! ¡Si nos cogen estamos perdidos!

- ¿Qué demoni...? - Antes de poder acabar la frase el sonido de los tambores y a retumba en mi cabeza, intento buscar su origen pero es un estruendo envolvente que viene de todos los lados. Una luz cegadora impide que pueda ver como se acercan los nativos, coloco mi mano izquierda sobre los ojos mara mitigar el cegado mientras desplazo mi diestra hacia mi arma.

Cuando los ojos se me acostumbran al ambiente comienzo a distinguir las formas, en un principio indígenas, negros como podían ser los Johair, al poco rato se van transformando en algo distinto... Algo que no es de este mundo. Medio hombres medio serpientes. Mantengo la calma ante semejante visión y espero que mis compañeros hagan lo mismo y no cometan ninguna locura.

- No creo que debamos huir señorita, son mas numerosos y conocen la selva, dudo que podamos alcanzar siquiera el primer árbol. - La cabeza me bulle intentando buscar una solución que no implique nuestro fin. No podemos enfrentarnos a ellos, creo que tampoco estamos en situación de intimidarles, tal vez... Si puede que nos de el tiempo necesario para pensar al menos. - Recuerdan el parecido de Lady Jeanne con la hija de Sir Borguen, puede que tengamos una oportunidad si jugamos esa carta.

-¿Qué... qué sugiere con eso, Teniente?

No sé qué está pensando Lawson exactamente... y no sé si me gusta mucho la idea. Mi cabeza va a toda máquina intentando buscar alternativas, opciones, pero si huir no es una opción, no se me ocurre nada más que pueda sacarnos de esta. 

Espero que lo que esté pensando el Teniente funcione... y funcione para todos.

Lo de rescatar a la niña queda relegado a un segundo plano. Debemos salvarnos nosotros antes de poder pensar en rescatar a nadie. Criaturas surgidas de… de los alocados sueños de un niño o de un loco aparecen ante nosotros ¿Es posible que haya perdido la razón? ¿Estaré bajo los efectos de alguna droga o veneno? Mis compañeros parecen tan perplejos como yo así que… quizá lo que veo sea real. No parece posible más tal vez lo sea.

Miro al Teniente y luego a la señorita Jeanne ¿Huir? No creo que podamos, pero… el plan del señor Lawson parece, no, no, es una locura. Pero quien soy yo para hablar de locuras. Y, sin embargo, poner en semejante aprieto a la señorita Jeanne me parece algo tan inhumano como estos “Homo Serpentes” que tenemos delante. – Si podemos aprovecharnos de que no la vayan a herir, acepto. Pero no pondremos en peligro a la señorita Jeanne. Me niego en rotundo.