Partida Rol por web

Gloria consigue agarrar una de las manos de Denise justo a tiempo. Gianna lo intenta a su vez con la otra mano, pero a causa del sudor se le escurre.

-¡Demonios, aparta!- exclama Devlin, apartando a Gianna a un lado y agarrando la mano con fuerza. Entre él y Gloria logran izar a Denise, quien cuenta con apenas unos rasguños como resultado de su infortunado traspiés. 

Denise jadea durante unos segundos, presa de la excitación.

-Gracias...- acierta a decir, mientras trata de recuperar el aliento- A los tres, gracias. Os debo una muy gorda.

Como no queda nada para llegar al campamento, se niega  a descansar, argumentando que ya lo hará cuando llegue allí, mientras rebuscan entre los posibles restos.

-¿Qué tal está, señor Quarter?- pregunta mientras se pone en pie y se sacude el polvo de la ropa- Hemos estado a punto de mandar al garete a la expedición. ¡Menos mal que todo ha quedado en u horrible susto!

Lockly mira a todo el mundo con sorna. No se ha movido ni un milímetro para ayudar a nadie. Es más, se ha cruzado de brazos, mostrando una socarrona mueca de desdén.

Resulta un poco irritante.

-Bien está lo que bien acaba- dice Devlin, recolocándose el sombrero antes de continuar. Pero antes de dirigirse al campamento, le da una palmada en la espalda a Gloria- ¡Bien hecho, miss Trace! ¡Menudos reflejos!

Parece sincero en su admiración por el fulminantemente veloz acto perpetrado por la periodista. De haber contado con una mayor corpulencia, podría haberla salvado ella sola, lo cual parece que ha gozado del beneplácito del mercenario.

-Siento el empujón, ¿eh?- le dice a Gianna, antes de ponerse a andar- Sin acritud. No me gusta empujar a una dama, salvo que la circunstancia lo precise- te guiña un ojo antes de proseguir la marcha al lado de Trace y Miguel.

El señor Quarter estaba de pie antes de la pregunta. Y contesto con un gesto de cabeza.

Iba pendiente de lo que había comentado la chica, y no percibió aquel desnivel que sin duda , podía haber sido una mala opción para su salud.

Sin embargo, mas por los años pasados en aquel medio, sorteo el escollo sin mayor incidencia. Eran cosas a las que estaban expuestos todos, y serbia de toque de atención para todos.

No parecía que el comentario de Deblin hacia Giana le hubiera hecho mucha gracia.

Aunque suponía que su gesto seria fútil, se acerco a la joven, sin decir una palabra, y le tendió la mano para que se levantara.

Sin duda, había sido valiente, y eso era precisamente lo que valoraba de las personas, mas allá del resultado. Las agallas lo eran todo.

Y no le paso desapercibido la actitud de calma con la que parecía moverse míster Lockly al ver en peligro a su patrona. Sin duda era una referencia para tener en mente durante la marcha.

Finalmente le echo un profundo vistazo a la depresión del terreno que había ocasionado el incidente, memorizando los datos, que podrían serle de ayuda. Porque tanto la naturaleza podía dar pistas, como la manipulación de la misma.

Por fin el grupo reanuda la marcha, cuyos pasos se dirigen a lo que parecen los restos de un campamento. Al llegar allí, veis algunos objetos que definitivamente demuestran que la expedición Williamson acampó allí para pasar la noche. Bajo la vegetación pueden verse algunos restos allí olvidados por el grupo: hay un par de linternas metálicas oxidadas, algunas latas de comida vacías, y una cantimplora olvidada.

A su vez, dispersadas por la hierba se encuentran algunas anillas metálicas.

-Estas anillas metálicas...- Morgan se agachó, no sin cierto esfuerzo, a recoger una- Pertenecen a una tienda de campaña. Aquí instalaron y desinstalaron las tiendas. Aquí pasaron la noche, sin duda.

Un examen minucioso del terreno no parece indicar signo alguno de huida precipitada, ni de una posible lucha.

Muy bonito. Todos echando buenos vistazos al suelo, buscando algún resto que indique algo. A ti todo aquello te parecía una absoluta pérdida de tiempo, por lo que te quedaste tranquilamente reposando contra un tronco de un árbol frondoso, esperando a que los demás acabasen su estúpida búsqueda.

En ese momento, Miguel tira de la manga de tu camisa, y señala a lo lejos. Como a unos ocho metros del campamento, sobre los árboles, te parece ver una superficie puntiaguda de tierra o piedra, no lo distingues bien desde donde te encuentras. Parece algún tipo de construcción de unos dos metros y medio de alto, quizás tres.

Sin duda no se fueron con prisa, pero algo les debía de estar desconcentrando. Dejaron muchas cosas detrás. Este tipo de anillas, bien vale su peso en oro.

Y más cuando quieran montar de nuevo las casetas.

Bien, tenemos la ruta muy bien perfilada. Sugiero que nos movamos, aquí ya no hay mucho más que hacer. ¿No creen?

Sentada en el tronco de un árbol, Gloria se recuperaba de aquel enorme susto al que habían tenido que hacer frente. Por poco un miembro del grupo podía haber acabado mal...muy mal. Por suerte, todo había pasado. Y la verdad es que se sentía orgullosa de como había actuado frente a una situación crítica. De hecho, recordaba aquella vez en la que un compañero de trabajo había caído herido en un tiroteo en medio de una manifestación en Egipto. También allí demostró su sangre fría frente al peligro...

En ese momento, el silencioso Miguel le señaló hacia una zona de la espesa vegetación que tenían alrededor...una pequeña estructura de piedra aparecía a unos metros de allí, una construcción o...no llegaba a distinguirlo del todo bien.

-Perdone, señor Quarter. Puede que antes de continuar nuestro camino, debamos dar un buen vistazo por aquí...como mínimo allí!- dijo señalando en la dirección donde se distinguía la construcción.

Y con mucho cuidado de no volver a caer en una nueva trampa, comenzó a desplazarse hacia lo que Miguel le había señalado.

-Miguel...no te quedes atrás, que el descubrimiento has sido tuyo.- dijo con una sonrisa al corpulento compañero.

Como a unos ocho metros del campamento, sobre los árboles, se ve una superficie puntiaguda de tierra o piedra, no se distingue bien desde donde os encontràis. Parece algún tipo de construcción de unos dos metros y medio de alto, quizás tres.

A Gianna le escocía aún el orgullo por lo pasado con Denise, debía cuidarla y de momento lo hacia de pena.

Quizás se había precipitado al aceptar la propuesta de Denise, puede q los golpes que le había causado la vida no la hubieran preparado para algo así.

Cuando el grupo comenzó a avanzar hacia el nuevo descubrimiento que habían hecho, ella seguía tan ensimismada, en su fracaso que a penas presto atención al sitio al que se dirigían. Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para que su frustración no la permitiera seguir ignorando la extraña construcción y levanto la vista para observarla, no pudo evitar que un escalofrío recorriera su espalda. Busco con la mirada a su amiga esperando que al encontrarla la viscosa sensación que había dejado el escalofrío se disipara, pero en cambio, lo encontró a él, y tal y como Gianna pretendía, se tranquilizo. No esperaba tropezarse con Quarter en ese momento, aunque siempre estaba por ahí.

Esta vez se obligo a volver a mirar la construcción.

Es posible que también se acercaran a inspeccionarla, ¿no? Al fin y al cabo, era esto lo que habían venido a buscar. Pero si tan cerca pasaron de su objetivo en tan poco tiempo de viaje, ¿por qué marcharse con prisas?

Gianna habló más para centrarse que por aportar algo, además, resultaba obvio, sobre todo para el resto de miembros acostumbrados a este tipo de situaciones.

Estaba intranquilo desde que se hicieron las presentaciones, no nervioso como solía estar antes de una expedición. Era una sensación de intranquilidad que no me la podía sacar de la cabeza.
ES como si la persona que lo organiza no tiene claro que va a buscar y escoge a la compañía al azar, nunca he estado con tantas personas con tanta diferencia de aptitudes y actitudes.
Durante todo el viaje esa intranquilidad me ha ido siguiendo, haciendo que hablase mucho menos de lo que suelo hacerlo.
Cuando he visto a las señoritas correr me he quedado sorprendido sin poder reaccionar.
Esto de ir corriendo por lugares desconocidos y peligrosos...¿soy yo o no parece buena idea?
Cuando he visto que realmente ha habido peligro no puedo reprimir un bufido de alivio.
Juventud divino tesoro, ¿tan impaciente están estas chicas que les falta tiempo para meterse en líos?, como si el hombrecito de acción no nos vaya a traer bastantes.
Bendita juventud..cosas así dan la razón a mi padre, ¿por qué no estudiaría derecho?
Sigo pensando en el ligero acto inconsciente y en la posibilidad de que hubiera acabado muy mal mientras seguimos el camino. Este hecho solo agrava la intranquilidad que sentía, con un pañuelo me seco la sudor de la frente mientras sigo avanzando sin decir nada.
...vamos Omar, hay que darle alguna oportunidad más. Supongo que ya habrán escarmentado
Las palabras de la señora Stasi me sacan de mis pensamientos y me devuelven a la realidad, como si estuviese un poco atontado no me salen las palabras y solo puedo asentir con la cabeza
Menuda impresión que debo estar dando, debo espabilarme yo también.
Dirijo mi mirada hacia la construcción y por primera vez en mucho tiempo una sonrisa aflora en mis labios y vuelvo a ser yo. Toda intranquilidad se ha desvanecido y solo queda excitación por el descubrimiento.
Estoy impaciente por investigarla