Partida Rol por web

- Ya tenemos otra.- Gritó mientras levantaba el brazo para que sus compañero la viera.

Parecía que esos arbustos y las flores estaban relacionados, y que podría recortarse así sobremanera el tiempo de búsqueda. Pero antes de comprobar su hipótesis, el enano prefirió formularle una pregunta a Dwarin.- Acercaté...¿La flor que encontraste ayer estaba al lado de un arbusto como este?- Acabó señalando con el dedo a uno de ellos.

- Pues es posible compañero, si es así puede que resulte más fácil nuestra búsqueda -. Dwarin se incorporó secándose el sudor y echó un vistazo a su alrededor, - Veamos... -.

La respuesta de Dwarin confirmó la lógica que se había creado en su cabeza sobre la relación entre los arbustos y las flores. Así que emocionado y contento por haber sido de ayuda aquel día, no como el anterior, y por haber quizás resuelto el problema completamente de la búsqueda de las plantas; el enano se dirigió hacia el arbusto parecido más cercano y aunque en su primer vistazo no encontró lo deseado no perdió la esperanza ya que pensaba que aquellas flores serían más raras que los arbustos y no en todos ellos se encontrarían las deseadas Azailas.

- ¡Bonitas y escurridizas estas pequeñas! -.

Los arbustos estaban esparcidos y algo distante entre ellos, pero eran una cantidad muy abundante. Fueron recogiendo flores de Azaila, y aunque no en todos los arbustos había flor, si que había en la gran mayoria.

Al terminar la mañana ya habían recogido tantas flores de Azaila como para llenar un saco entero. Dwarin estaba agotado, ya que no había dormido aquella noche, y Dorndaggan aunque cansado se notaba aún con fuerzas suficientes, no obstante, ambos tenían tanta hambre que podrían comerse aquellas flores si no fuera por que tendrían que buscar más.

El cansancio y sobre todo el vacío que había en su estomago, que podría fácilmente ser un símil a una cueva de la que dentro saliera el estruendo producido por un río de corrientes bravas que circulará por su interior, recordó al enano que habían estado toda la mañana recogiendo las flores.

- Creo que con estas el jefe Thadin ya tendrá suficientes para realizar la medicina.- Dijo hacia su compañero mientras guardaba las últimas flores en su mochila, en el espacio en el que días antes había estado gran parte de su comida.

Otro guiño como recordatorio de que la hora de comer habitual ya se había pasado, como comprobó posteriormente tras mirar la posición en el cielo del astro rey, Anar*.- Lo mejor será ir a comer.-

Tras comer hasta hartarse, Dorndaggan se permitió una pequeña siesta por el trabajo bien hecho antes de volver hacia su hogar.

Dwarin se encontraba saciado con la comida, un poco de carne seca, pan de torta, algo de queso y unos frutos secos,... Tras retirar los cacharros, se echó sobre su manta al igual que su compañero. Pero antes de abandonarse al sueño señaló a su compañero que de ahora en adelante quizás deberían estar atentos a los posibles víveres que el entorno les pudiera brindar, por si cualquier incidente en el camino les retrasara en su vuelta.

- Bien, ya iremos mirando. Aunque no recuerdo haber visto nada cuando veníamos hacía aquí.- Comenzó la vuelta hacia casa, de la cual el primer día de caminata sería corto, y por lo tanto podían aumentar aunque fuera un poco la marcha.

Cansados por el trabajo de recolección y la busqueda de la planta, los dos enanos se pusieron en marcha con entusiamos y caminaron rápido aún para sus piernas cortas. Sin embargo no lo hicieron durante mucho tiempo, ya que pocas horas después anocheció. Aún con todo habían logrado llegar al lugar previsto gracias a su rapidez. Como inconveniente de aquello, ahora se encontraban agotados.

Lo de aumentar la marcha había sido un error por su parte, que había encabezado la vuelta con rapidez debido que tras la siesta sentía que se había esfumado el cansancio de recoger las Azailas.

El enano cenó de forma ligera, pensando según las ideas tradicionales de que de esa forma la somnolencia le atacaría más tarde y de forma menos contundente, además no se podía decir que tuviera mucha hambre aquel día tras la gran y tardía ingesta en la comida.

Ahora sólo cabía esperar si su imprudencia le pasaría factura en el turno de guardia de esa noche, el suyo.

Prepararon nuevamente el campamento como solían hacer cada noche. Dwarin rapidamente se sumió en un profundo sueño presa del cansancio y debido a todo el trajín del día soñó con las flores, soñó que las perdía y que tenían que volver a buscar más. Por ello su sueño era angustioso y Dorndaggan podía ver como se agitaba en su saco de dormir y refunfuñaba entre sueños.

Durante la guardia, a mitad de noche aproximadamente, Dorndaggan escuchó ruidos cerca del campamento, pero no pudo asegurar con certeza de que se trataba.

Pareció sufrir más que descansar esa noche. Algunas gotas de sudor corrieron por su cara para finalmente parar en la manta que le arropaba. En algunas ocasiones entornaba los ojos para después cerrarlos con un gesto de alivio.

El ruido sacó de su estado de somnolencia a Dorndaggan, que rápidamente intento reactivar sus 5 sentidos al 100% para descubrir que lo había provocado.

Recogió todo su equipamiento de guerra y avanzó a oscuras hacia el origen del ruido sujetando con fuerza su hacha de mano y su escudo.

El enano que ya había sufrido aquello en días anteriores, aprendiendo de sus errores, estuvo totalmente alerta a cualquier ligero movimiento inusual de las briznas de hierba y de matorrales o al sonido de pisadas y rodaduras de piedras.

Tras una hora tenso, en la que el hecho de no escuchar nada más le incomodaba tanto como el mismo ruido del que se había percatado anteriormente, a Donrdaggan ya le dolían las manos de apretar el mango de su hacha con fuerza. Decidió relajarse un poco y calmarse, pensando que tal vez se tratara del viento. Dwarin seguía roncando alegremente ahora ya más tranquilo y relajado de las pesadillas que había parecido tener al principio.

Pero está vez Dorndaggan pudo escuchar perfectamente unas pisadas, algo se movía sigilosamente al este del campamento, lo hacía lentamente y era como si les estuviera espiando. Las pisadas no hicieron mucho ruido, pero Dorndaggan las escuchó perfectamente. Pudo notar como si de un cuchillo clavado en su nuca se tratara como les observaban desde las sombras. Fuera quien fuera.

Aquella sensación de observación sobre su persona le había agobiado durante una hora, pero ahora descubriría de que se trataba y esta se esfumaría.

Se levantó lentamente, intentando hacer el mínimo ruido posible, y se acercó hacia la fuente de las pisadas con precaución de no alertar al intruso. Dorndaggan iba escuchando  para saber si el acechador se desplazaba para intentar sorprenderlo, en tal caso, dirigiría todas sus capacidades  sensitivas hacia allí.

Dorndaggan se levantó intentando no alarmar a quien les espiaba, pero en cuanto comenzó a caminar directamente hacía donde había escuchado las pisadas rápidamente escuchó un golpe seco a unos treinta metros a su derecha, lejos de donde había escuchado las pisadas.

Del sitió de donde escuchó las pisadas no pudo determinar nada más, el espia o los espias se encontraban fuera del circulo de luz proporcionado por la hoguera y los ojos del enano no pudieron penetrar en la profunda noche de luna nueva.