Partida Rol por web

Dwarin levantó una vez más el martillo con intención de hacerlo caer de nuevo, pero al ver a la bestia inmóvil freno esta acción y dio una patada a la cabeza del animal.

Inmediatamente, se giró hacia la entrada del poblado y se lanzó a la búsqueda de más contrincantes. Pero todo estaba con una calma relativa, parecía que las bestias habían abandonado el ataque y el pueblo entero estaba en llamas y algunos enanos corrían de un lado a otro.

En ese momento el enano exclamó en voz baja; - ¡Madre! -. Dwarin recordó a su madre y echó a correr martillo en mano en su busca.

Afortunadamente todo el mundo se encontraba en buen estado. Había un poco de confusión y caos, entre correr a apagar las llamas, atender a los heridos, tranquilizar a los animales y encontrarse unos a otros. Pero finalmente la calma fue volviendo al asentamiento enano, y una vez hubieron apagado las llamas pudieorn respirar tranquilos y ver que los daños solo habían sido materiales.

Las madres de Dwarin y Dorndaggan se encontraban perfectamente, aunque muy asustadas. Se habían refugiado en el edificio del jefe y allí se encargaron de su defensa.

Cuando todo se hubo tranquilizado, los carpinteros y algunos voluntarios se dirigieron a arreglar los desperfectos, Dwarin y Dorndaggan fueron avisados de que el jefe quería hablar con ellos.

A Dorndaggan le recorrían por todo el cuerpo gotas de sudor producidas por el calor y por la ayuda prestada a sofocar las llamas, así como por el esfuerzo puesto en la captura de algunos animales de granja después de una larga carrera tras ellos.

Estas gotas se unían en ciertas partes del cuerpo a otras, de sangre, las cuales ya resecas habían emanado de las heridas provocadas por la aún reciente pelea contra los huargos.

Más tarde, mientrás el enano descansaba le llego la noticia que el jefe quería hablar con él. Fue entonces, cuando después de una mirada de complicidad a su madre, el khâzad comenzó a levantarse para seguidamente dirigirse a su próximo encuentro con Thadin Caramarcada.

 Dwarin entró en su casa en cuanto se encontró ante la puerta. Comprobó que su madre no se encontraba en su interior inspeccionando las estancias. Entonces tras no ver signos de combate en su interior fue al exterior en su búsqueda.

Tras echar un vistazo al movimiento del campamento optó por ir hacia la mayor concentración de enanos que se encontraba al rededor del edificio del Jefe.

Una vez allí el rencuentro con su madre mitigó por un momento el dolor del pecho y del brazo. Tras ir a su casa y despedirse momentáneamente de su compañero de viaje, Dorn, acompañó a su madre a casa y esta tras darle unos cuantos besos en las mejillas le curó las heridas lo mejor que pudo. Durante un buen rato el enano y su madre compartieron informaciones sobre lo sucedido a ambos.

Cuando Dwarin se encontraba descansando en su habitación, un mensajero del jefe llamó a la puerta en su búsqueda. El enano asintió al mensajero y tras ponerse un gabán de cuero negro sobre la camisa y salió de la casa.

Los enanos fueron recibidos por Tahdin Caramarcada en un improvisado despacho, el jefe de los enanos del asentamiento tenía un brazo en cabestrillo por una mordedura de huargo que aún sangraba a pesar de los vendajes. No obstante su mirada era orgullosa y su mirada estaba sedienta de sangre, sin duda aquel combate había despertado sensaciones ocultas en él desde su juventud.

Muy bien muchachos, me alegro de veros No habeis podido llegar en mejor momento. ¡Contadme! ¿Cómo fueron las cosas por las tierras de los dunlendinos?

-Bien, no hubo ningún contratiempo para proseguir con el acuerdo entre nuestros asentamientos, y sus diregentes fueron bastante amables, excepto por...- susurró estas últimas palabras para después de pensar un poco, decidir que era mejor no contarle el insignificante incidente con el hermano menor Dunlen y la crueldad de sus leyes. Pero, ahora tenía que disimular el final de su frase.- ... la tristeza que nos provoco que a causa de este encargo no os pudieramos ayudar en la defensa del pueblo. Aunque de esto no tienen la culpa los dunledinos, ¿ó sí?.- termino con una leve sonrisa, dando a entender que acababa de hacer una pequeña broma.

Thadin rió la gracia de Dorndaggan con una sonora carcajada. ¡Seguro que son participes! Exclamó riendo.

No os preocupeis por eso, ya sabeis que los huargos suelen visitarnos de vez en cuando y que siempre tenemos acero suficiente para darles de comer. Dijo con una sonrisa de orgullo.

Bueno, me alegra saber que todo os fue bien. Id ahora a descansar del viaje y a estar con vuestras madres, seguro que os han hechado de menos.

- Bien, Jefe -. Dwarin hizo un leve asentimiento y siguió a Dorn hacia la salida. Cuando estuvieron lo suficiente mente lejos y solos, el enano comentó a Dorn: - Supongo que no le comentaste lo de los Dunlen por no ser el momento ¿verdad?, bien, de todas maneras, cuando las cosas se calmen un poco, no estaría de más que el jefe supiera del talante de esa familia-. -Bueno, me voy a casa a ver si me cambian las vendas y a echarme un poco. Después echaré un vistazo a ver si se necesita ayuda con la reconstrucción, ¿qué te parece si esta noche tomamos algo compañero? -.

Antes de salir de la casa del jefe, Dorndaggan comenzó a palpar sus ropas superiores en busca de algo, luego lo hizo más concienzudamente al revisar los bolsillos interiores de la chaqueta y al desabrocharse algunos botones de la camisa y buscar entre esta y su cuerpo, pero al final no consiguió encontrar el contrato por lo que en un tono de disculpa dijó hacia Thadin.- Lo siento, pero con las prisas se me ha olvidado coger el contrato para devolveroslo. Ahora mismo volvere a casa y retornare con él.- Después se despidió del jefe.

Ya en la calle, junto a Dwarin, el enano respondió con matices joviales.- !Eso esta hecho compañero, siempre hay hueco en esta barriga para una rica espumosa!- Y prosiguió.- Yo también miraré si me necesitan para reconstruir el asentamiento y veré en que estado han quedado las herrerías. Entonces, esta noche nos vemos en la taberna.- Finalmente se despidió.- Hastaluego.-

Al llegar a casa y tumbarse en la comoda cama, tras una noche entera cabalgando en aquella dura carreta y tras el enfrentamiento con los huargos del cual aún estaba herido, el enano cerró los ojos y se quedó profundamente dormido.

Cuando los volvio a abrir era aún de día, y pensó que tan solo había dormido un par de horas, pero cual fue su sorpresa cuando su madre le comentó ¡que había dormido un día entero!

Sin duda ahora se sentía más despejado y con energias renovadas, aunque las heridas del enfrentamiento con el huargo aún estaban abiertas, ya no le dolían tanto. Aunque le avergonzaba pensar que había dado plantón a su compañero.

Al llegar a casa y tumbarse en la comoda cama, tras una noche entera cabalgando en aquella dura carreta y tras el enfrentamiento con los huargos del cual aún estaba herido, el enano cerró los ojos y se quedó profundamente dormido.

Cuando los volvio a abrir era aún de día, y pensó que tan solo había dormido un par de horas, pero cual fue su sorpresa cuando su madre le comentó ¡que había dormido un día entero!

Sin duda ahora se sentía más despejado y con energias renovadas, aunque las heridas del enfrentamiento con el huargo aún estaban abiertas, ya no le dolían tanto. Aunque le avergonzaba pensar que había dado plantón a su compañero.

Avergonzado por no haber ido al encuentro con su compañero, Dorndaggan pensó que lo primero que tenía que hacer era ir a su casa para disculparse.

Pero mientrás desayunaba apresuradamente, aun con las ropas con las que había pasado los diás anteriores y había dormido, se dió cuenta que no tenía la certeza de donde vivía exactamente Dwarin, por lo que le preguntó a su madre.- Madre, ¿conoces a alguien de aquí que tenga un hijo llamado Dwarin?-

La madre de Dorndaggan contestó afirmativamente y le indicó cual era la casa de Dwarin. Al parecer ambas madres se habían conocido recientemente tras el viaje de sus hijos a las tierras de los dunlen.

Después de acabar de comer, Dorndaggan se dió un baño en el interior de media barrica con agua calentada en la lumbre para quitarse todo el sudor y la sangre del día anterior.

Una vez seco, se cambio de ropa, cogió el contrato y por último, aunque no menos importante para el enano, puso a Kârak-azhar en un cofre a medida y bajo llave.

Luego, camino por el asentamiento y observo que la vida de sus habitantes seguía igual que antes del ataque de los huargos, salvo por la excepción de la reconstrucción de los edificios afectados.

Cuando estuvo enfrente de la casa de Dwarin, el enano pico la puerta 3 veces y dió a conocer su presencia alzando su voz.- Soy Dorndaggan, ¿se puede pasar?-

Cuando el enano terminaba de vestirse, sonó la puerta y se oyeron unas palabras tras la puerta. Su madre entró en la habitación y le comentó que se trataba de su compañero Dorndaggan. - Por Aüle, seguro que se pregunta dónde he estado -.

Una vez se puso la camisa y el gambesán, el enano cruzó el vano de la puerta y vio a su compañero en la entrada de la casa. 

- Saludos Dorn. Te preguntarás dónde he estado metido..., siento mucho haberte dado plantón compañero, pero se conoce que estaba más cansado de lo que pensaba y estuve durmiendo todo un día....jejeje. Pero pasa no te quedes ahí, siéntate- 

Al escuchar las palabras de Dwarin, su cara tomo una expresión de sorpresa y así se reflejo también en sus palabras.- !Qué casualidad!, justo venía a disculparme por no haber acudido ayer a la taberna por la misma razón.-

-Gracias.- dijó después como aceptando la invitación del enano. Una vez en el salón saludo a la madre de su compañero.- Buenas, señora.-

Sentado ya en torno a la mesa.- Dwarin, tenía pensado ir a casa del jefe para devolverle el contrato y de paso preguntarle si podía ayudar en la reconstrucción... Entonces, ¿irás tambien?-

 - Jajaja, parece que el viaje nos pasó factura. Deja que termine de asearme y vayamos a visitar al Jefe -. Mientras Dwarin se calzaba las botas en su habitación, consultó a su compañero, - ¿Tienes la intención de comentarle lo que vimos en el poblado Dunlen? -. En seguida el enano apareció listo ante Dorn.

- No, en mi viaje por Rhovinion descubrí que era mejor guardarse algunas cosas.- respondió.