Partida Rol por web

Partieron caminando hacía la puerta del asentamiento que ya habían cruzado varias veces en los últimos días. La presencia del elfo despertaba muchas miradas de curiosidad entre los habitantes enanos que se dedicaban a sus labores diarias en aquellos momentos y que pararon por unos segundos para verlos marchar. Un elfo y dos enanos caminando juntos como en los días antiguos. Probablemente eso llevase siglos sin suceder.

Los enanos se sentían más libres ahora que no tenían que ir cargando con la carreta ya que era muchísimo más cómodo caminar sin depender de ella y al ser enanos jóvenes no les molestaba ejercitar las piernas, sino todo lo contrario.

Caminaron por el sendero durante una hora antes de parar a comer y beber algo de agua. Ya habían dejado atrás su asentamiento y el sol brillaba con fuerza en lo alto del cielo, se notaba que iba a ser un día de esos en los que las prendas sobran y solo hacen que abultar y dar calor.

Recorrer aquel camino se estaba convirtiendo en una rutina. No tardaron mucho en hacer un alto, ya que había llegado la hora de la comida, la cual en su caso sería frugal. En aquel tiempo no se habían mantenido muchas conversaciones entre los compañeros de viaje, y todas de ellas habían sido cortas o carentes de importancia, sin relación con la misión que debían de llevar a cabo.

Como se había fijado en casa de Thadin, aquel iba a ser un día soleado, en el que el calor no iba a ayudar a hacer más llevadero el viaje. Aun así Dorndaggan pensaba que había hecho bien en no cambiar aun sus ropajes por algunos menos abrigados, ya que conocía bien el clima al pie de las montañas, y esa noche la temperatura podría diferir bastante. Había que pensar que la primavera sólo había hecho que comenzar y que no disponía de saco donde dormir.

-Daniros, ¿por dónde crees que deberíamos de empezar a buscarlos?- Pregunto durante la comida el enano, el cual sabía que el elfo tendría mucha más idea sobre las labores de rastreo, y que además disponía de más información que ellos.

-Creo que deberíamos empezar rastreando los caminos cercanos a las puertas de la ciudad. Será difícil porque hay mucho transito por esos caminos, pero tal vez tengamos suerte y las lluvias de días atrás hayan servido para que sus huellas quedaran mejor impresas en el barro, y este calor las haya secado a tiempo para evitar que otras pisadas las borren. -El elfo ofreció a los enanos algo del pan de viaje que todavía le quedaba de sus provisiones anteriores. Era como una especie de bizcocho, aunque ya estaba algo seco.

- Es un principio, si no ya iremos improvisando sobre la marcha.

El camino ya no se le hacia extraño, casi le reconfortaba el hecho de encontrarse otra vez inmerso en una nueva mision. Cada vez conocia mejor esos caminos que antaño le parecieron inhospitos, lejanos y aburridos, ahora disfrutaba de ellos y estaba casi seguro de que en ese mismo lugar ya habian parado a comer el y Dorn durante su primer viaje a la ciudad.

Apuro los ultimos bocados de su liviana comida, y mientras recogia los pertrechos del improvisado campamento...

- La verdad es que mis dotes como rastreador son bastante limitadas, estoy seguro de que tu tendras mucha mas experiencia en ello asi que por ahora lo que tu digas creo que sera lo mas sensato. Lo que me preocupa es que todavia esta bastante reciente el rescate y a nosotros nadie nos vio salir por la puerta de la ciudad, asi que mejor exploremos las afueras y si hemos de entrar en la ciudad que sea lo mas tarde posible, demosles tiempo a que se olviden de nosotros. Dijo en respuesta a las palabras de Daniros

- Esos humanos no me gustan nada.

- Bien, me parece lo más lógico.- Dijo el enano a la respuesta del elfo sobre la primera zona a rastrear. Luego cogió el pan del camino que le ofrecía, y le dio un pequeño bocado para probarlo. Para su gusto era bastante insulso, pero sabía, por los rumores que había escuchado cuando viajaba por Rhovanion, que además de conservarse durante mucho tiempo una pequeña porción aportaba gran cantidad de energía.

No hizo ningún comentario con respecto a que estuviese seco, y tras dar otro pequeñísimo bocado, recogió lo poco que le quedaba alegando que añadido a lo suyo ya había comido suficiente, y que era mejor guardarlo. -Igual acompañado con un guiso este mejor.- Pensó mientras lo hacía.

Con todo ya recogido, Dorndaggan estaba preparado para volver a retomar el camino.- Esperemos que como has dicho antes tengamos suerte, y podamos encontrarlos pronto.-

Aquel día no hicieron más que caminar y caminar soportando el sol sobre sus cabezas hasta que la tarde empezó a caer y la alargada sombra de las Montañas por fin les dio algo de tregua en forma de sombra, que bien la necesitaban. Sin embargo, el calor se hacía casi insoportable. También la carga que llevaban encima empeoraba las cosas, pero poco podían hacer más que caminar y parar de vez en cuando a refrescarse con el agua que llevaban. Encontraron un manantial que salía de la roca y recargaron las cantimploras y se mojaron casi enteros para refrescarse, aquel día parecía más veraniego que primaveral.

Afortunadamente la noche cayó y comenzó a refrescar, estaban cansados de tanto andar y del calor, y decidieron pararse a hacer noche al refugio de una roca que sobresalía del camino. Era un buen lugar para acampar, con espacio suficiente para todos y algo resguardada para que no les vieran ojos indiscretos, aunque en principio no tenían nada que temer a esas alturas del camino.

Dwarin, al advertir que habian encontrado el lugar perfecto para hacer noche, descargo rapidamente la mochila y solto un aliviado suspiro quitandose el jubon. - Ufff parece que el verano quisiera adelantarse. Rapidamente empezo a hacer los preparativos para hacer la cena, cogio algo de leña en el borde del camino y sacando un yesquero de la mochila se puso a encender fuego.

- ¿Daniros podrias darnos algo de informacion sobre tus amigos? Asi al menos sabriamos a quien buscar y Aule no lo quiera si escuchamos a la guardia o alguien de la ciudad hablar sobre ellos reconoceriamos de quien se podria tratar.

No sabía si el calor inesperado que les había acompañado aquel día era mejor que las lluvias que habían padecido en su anterior viaje. Por suerte, pudieron llevarlo decentemente gracias a que pudieron refrescar y llenar sus cantimploras en un manantial.

La noche cayó sobre ellos y empezó a refrescar, como había esperado, era hora de preparar el refugio. Tras dejar todas sus cosas, salvo el bulto que llevaba a la espalda, Dorndaggan dio una vuelta por el perímetro del campamento, únicamente por rutina, mientras Dwarin recogía algo de leña.

Cuando su compañero formuló aquella pregunta, que buscaba información extra sobre los amigos del elfo y de la rohir, el enano se sentó para escucharlo todo atentamente mientras comenzaba a cenar.

Todo el los alrededores parecía tranquilo y calmado. Ni siquiera había animales cercanos, salvo un conejo que saltó a toda prisa cuando Dorndaggan pisó en un matorral y un pájaro que se alzó en vuelo rápido cuando pasó cerca de un arbusto. Lo que era normal en esas situaciones. Si que había muchos insectos, los mosquitos se acumulaban a su alrededor en una nube densa y molesta, debían haber multiplicado su población con las lluvias y por lo visto estaban hambrientos ya que no paraban de seguir al enano a todos lados mientras este inútilmente intentaba apartarlos con las manos.

Dwarin usó el hacha para cortar un poco de leña de un arbusto seco que había cerca y junto a un poco que pudo encontrar por los alrededores logró acumular un buen montón que le pareció más que suficiente.

-Conmigo viajaban tres elfos, -comenzó a explicar Daniros, -Silwen, Miriamele y Galanthir del pueblo de los Sindar. A Galanthir se le reconoce porque es tremendamente alto, incluso más que yo. -Daniros era un sinda también pero era ligeramente más alto que la media. -Miriamele y Silwen son elfas, una versada en las artes de la guerra y la otra en la magia, no creo que haya problemas para diferenciarlos, no habrá muchos de los nuestros por aquí.

-En Bree nos juntamos con un grupo de humanos: Fhengel, un rohir que acompañaba a Leowyn en su viaje al Norte, es muy parecido al estándar de su pueblo, pelo rubio ojos claros y una barba rubia que le cubre la cara; un montaraz llamado Neram, de mediana edad, pelo largo y marrón facciones rudas, tenía varias cicatrices en la cara y el rostro picado por las inclemencias del tiempo, bastante alto también; Edrran, un comandante gondoriano de mediana edad, corpulento, moreno y con una barba corta de similar color, vestía ropa de buena factura pero eso puede haber cambiado en estos días; y por último se nos unió un joven muchacho de una posada llamado Bledwyn, metro ochenta, delgado, pelo castaño, rasgos finos y muy jovial.

- Bien, así nos será fácil reconocerlos.- Era cierto que la descripción aportada por Daniros sobre la mayoría de los compañeros era muy generales con respecto a los estándares de cada raza, pero siendo que por aquellas tierras no habría muchos individuos al margen de dunledinos y enanos, sería fácil reconocerlos.

El enano puso algo de chorizo y de panceta pinchados por un palo a hacerse en la hoguera preparada por Dwarin, y después se los comió con una buena cantidad de pan aun crujiente.- ¿Haremos hoy guardia?- Preguntó, y continúo explicándole al elfo como lo habían echó en veces anteriores ellos dos.- Otras veces, Dwarin y yo nos íbamos turnando cada noche.-

-Me parece bien. Aunque estemos cerca de vuestro hogar no estaría de más hacer guardias. - Dijo el elfo conforme con la idea. - Entonces un día cada uno, ¿quién hará la primera?

Habia que aprovechar que durante los primeros dias de cualquier viaje la comida aun estaba fresca y el pan no estaba duro, asi que Dwarin estaba dando buena cuenta de aquellos alimentos que merecian comerse en buen estado. Tragando un bocado y limpiandose un poco la barba se dirigio a sus compañeros.

- Si os parece bien yo hare la primera noche de guardia, el camino a sido tranquilo y ayer descanse bien asi que no tendre problemas en mantenerme despierto esta noche.

-Por mi bien. -Dijo el elfo mirando a Dorndaggan para ver que opinaba él. 

Después tomó una manta de su equipaje y se recostó con la espalda contra la roca, cerró los ojos y se quedó allí en silencio.

- Yo también estoy conforme.- Respondió el enano, el cual hasta cierto punto y tras lo que había expuesto, ya presuponía que los turnos se dividirían así y el siempre voluntarioso Dwarin se ofrecería a realizar la primera guardia.

Al poco de acabar de cenar, cogió y se recostó al abrigo de su manta, abrazando aquel bulto como siempre hacía. Tenía que descansar lo máximo posible, al día siguiente bien le podía tocar a él realizar la guardia.

Aquella noche Dorndaggan tuvo extraños sueños con aquel ser desconocido que les había seguido por el camino durante la búsqueda de la planta medicinal. Aun así no sintió temor de que volviera a pasar, confiaba en su compañero, por lo que no intentó salir del sueño y echar un ojo a ver como le iba, sino que incluso intentó sumergirse más en él, para ver si su subconsciente sí que había discernido que era aquel acechante misterioso.

La tranquilidad fue la nota dominante de la noche. Dwarin tuvo una guardia tranquila y aburrida, incluso llegó a dar un par de cabezadas que corrigió rápidamente con un par de palmadas en cada mejilla para despejarse y un paseo alrededor del lugar de acampada con el que aprovechó a vigilar los alrededores.

En cuanto salió el sol, ansioso por que terminara aquella guardia larga, tranquila y aburrida fue a despertar a Donrdaggan y al elfo. Tuvo que sacudir varias veces a su compañero enano para sacarlo de un profundo sueño en el que estaba sumergido y cuando lo hizo el enano no paraba de repetir unas palabras que carecían totalmente de sentido: una cicatriz... una cicatriz en su cara de niño.

Dejó a Dorndaggan recuperándose de los letargos del sueño y fue a despertar al elfo, que descansaba apoyado sobre la roca en la misma posición que la noche anterior cuando se sentó allí, y desde entonces parecía no haberse movido un ápice. Pero cuando iba a agacharse para sacudirle por el hombro se dio cuenta de que ya estaba despierto. El enano se preguntó si Daniros habría dormido algo o simplemente se limitó a aguardar allí en silencio como si de una roca más se tratase.

Una vez habia despertado a sus compañeros Dwarin se sento al lado de los restos del fuego, saco un trozo de pan y algo de queso y se dispuso a almorzar mientras sus compañeros se desperezaban. Aunque a Daniros no parecia hacerle falta.

- ¿De verdad has dormido algo? no te has movido lo mas minimo desde que ayer te fuiste a dormir. Le dijo al elfo mientras le daba el primer bocado a su almuerzo y le ofrecia un parte para que almorzara.

- Dorn, vamos que ya es de dia, no parece que tus sueños sean muy tranquilos. ¿ Has tenido una pesadilla?

A pesar de las insistentes sacudidas dadas por su compañero le costó despertarse, y aun más desperezarse y encontrarse totalmente activo para acercarse más a la hoguera para desayunar.

Dwarin le preguntó por sus sueños, al principio Dorndaggan no fue capaz nada más que dar ideas vagas y que no tenían ningún sentido en conjunto.- No era una pesadilla...Pero no me acuerdo mucho...Estaba oscuro eso sí...Había algo allí.- Cuando le recordaron las palabras que había estado repitiendo, fue cuando verdaderamente recordó con lo que había soñado.- Dwarin, ¿te acuerdas de aquel ser que nos acechaba de noche en nuestro viaje a por las hierbas?.- Espero su respuesta y continúo.- Pues aunque no sé de qué se trata realmente, hoy he recordado algo, que no pudimos discernir entonces.- Hizo lo que pareció una pausa dramática, aunque en realidad estaba volviendo a pensar en qué o quién podría ser.- Tenía una cara como de niño, y en ella una cicatriz.-