Partida Rol por web

Así pues se repartieron como habían quedado. Silwen y Bledwyn continuaron su camino por el sendero para ir a la puerta Principal, mientras que Edran, Neram, Amy y Ben se ponían a caminar campo a traviesa para aparecer por el otro camino que conducía a la otra puerta. Los demás se quedaban donde estaban esperando noticias.

Aún tenían un trecho hasta llegar allí pero poco a poco veían como la imponente ciudad estaba más cerca, y como sus muros se levantaban ante ellos. Y no eran los muros de piedra los que más impresionaban, si no los muros de las Montañas Nubladas, que se alzaban desde la espalda de la ciudad, tan amenazantes y peligrosos como la propia naturaleza de aquellas inhóspitas tierras.

Observo, maravillado, la imponente imagen que se alza ante mí, mientras mis pasos me llevan cada vez más cerca de la ciudad, y mi cabeza se ve asaltada por multitud de diferentes pensamientos.

- Sólo espero que los Valar permitan que nuestro plan salga bien - digo distraidamente.

Después, miro a mis compañeros de viaje, y les pregunto:

- ¿Alguna última indicación antes de meternos en la boca del lobo? -

Tras pensarlo un momento Amy comentó.

-"Mejor usemos nuestros auténticos nombres, nos acordaremos más facilmente y ellos no notarán la diferencia."

Inmediatamente subió la capucha de su capa, no quería tapar su cara, que resultaría sospechoso, pero si sus orejas.

- Si, tal vez sea lo mas sensato, usemos nuestros verdaderos nombres - dijo el gondoriano asintiendo y dando la razon a Amy.

- Espero que todo salga bien...

Edrram tambien cubrio su cabeza, imitando a Amy y dejando su cara al descubierto para no llamar la atencion

El camino seguía hasta la puerta secundaria de Cillien-o-Cilstrem. Custodiando la entrada había dos guardias, uno a cada lado del portón. Este era de madera, y tenía dos puertas que estaban abiertas de par en par. Varias personas entraban y salían y los guardias tan solo vigilaban que nadie hiciera alguna fechoria o que alguna sorpresa no deseada se acercara por el camino.

La muralla era de piedra y mediría aproximadamente dos metros y medio de altura. Parecía que la habían reforzado en los últimos años, y estaba conservada en un perfecto estado.

Amy miraba con interés la muralla de piedra.

Esta ciudad no es mayor que Bree... de hecho es más pequeña, pero mantiene una ferrea protección con un muro de piedra. ¡la empalizada de mi hogar es un montón de madera comparada con esta protección!

Pensó Amy.

Sin duda estas son tierras peligrosas, la gente se protege con ahinco.

Escondiendo bien sus ropas y agachando la vista Edrram se dispuso a atravesar las puertas, mezclandose con la muchedumbre e intentando pasar desapercibido.

Un vistazo a las fortificaciones de la muralla, su importante altura y la vigilancia, no demasiado ferrea pero vigilancia, hicieron al gondoriano dudar del exito de su mision. Ese pensamiento lo deshizo rapidamente de su cabeza para centrarse en entrar, ya pensarian como salir... 

La ciudad de los dunlendinos se abría ante ellos. Una enorme calle principal partía desde la puerta, ensanchando incluso el camino. A ambos lados se levantaban casas pequeñas, de madera, muy rústicas y nada expectaculares. La calle se alargaba durante bastantes metros en línea recta hasta que al final podían ver el pie de las montañas que se extendían hasta allí. Cillian-o-Cilstrem estaba construida en un saliente de las Montañas Nubladas y aprovechaba un codo de las montañas a modo de muro natural.

Las gentes vestían humildemente y discurrían por las calles con tranquilidad y de un lado para otras inmersas en sus asuntos. Reconocieron a todos como dunlendinos por su aspecto y su forma de vestir. Solo una persona destacaba entre aquellas gentes. Un hombretón alto y fornido, con un pelo rojizo y una barba espesa, que caminaba con tranquilidad por las calles, como un espectador que puede permitirse el lujo de caminar sin alterar el flujo normal de las cosas. Se dirigía hacía la puerta que ellos mismos habían atravesado hacía escasos segundos, y aunque todavía estaba lejos de ellos, podían verlo ya que destacaba entre los demás, tanto por altura como por apariencia. Saltaba a la vista que aquel hombre no era de esas tierras, pero tampoco sabían situar su procedencia.

Observo, detenidamente, el lugar en el que nos encontramos, así como al extraño hombre de pelo rojizo que se dirige hacia nosotros, mientras pienso en lo sencillo que nos ha sido el poder acceder a la ciudad.

Después, sin dejar de prestar atención a todo lo que me rodea, digo:

- Edrran, hermano, creo que lo primero que deberíamos hacer es buscar un lugar en el que poder alojarnos. Ha sido un largo viaje el que hemos realizado, y creo que tanto los niños como nosotros agradeceríamos algo de descanso. - Hago una pequeña pausa mientras miro al gondoriano y a los pequeños Hobbits. - Aquel señor de allí parece ser forastero, al igual que nosotros. Quizá podríamos preguntarle a él si conoce un buen lugar en el que hospedarnos. ¿Qué te parece la idea? -

- Si gran idea, seguramente sepa de algun buen lugar. - dijo Edrram escuetamente, pues no queria que pudieran reconocer por su voz la procedencia de su propia persona. 

Fueran o no a pasar la noche alli, necesitarian un lugar donde hospedarse, o al menos donde parececiera que iban hacerlo. De ese modo no levantarian sospechas.

Después de conocer que Edran está de acuerdo con mi propuesta, asiento ligeramente con la cabeza, y, sin pronunicar palabra alguna, me dirijo, lentamente, hacia el extraño hombre de pelo rojizo que camina hacia nosotros.

Una vez me encuentro a su misma altura, le digo:

- Disculpad que os moleste, buen Señor, pero mi hermano, sus hijos, y yo, hemos realizado un largo viaje hasta esta ciudad, y nos gustaría poder encontrar un lugar en donde poder descansar, y en donde poder pasar la noche. - Hago una pequeña pausa para asegurarme de que he captado la atención de mi interlocutor, y para poder examinarle, de manera disimulada, con mayor detenimiento - ¿Conoce usted alguna posada, Señor, que pueda recomendarnos?. -

Bueno, si, hay un buen hospedaje a pocos metros de aqui, siguiendo en aquella direccion, la comida es buena, y el descanso adecuado, creo que sereis bien recibidos y mejor atendidos, pues el propietario es atento.... ¿estais aqui por negocios, señores? Dijo el gran hombre que les observaba a todos y cada uno de ellos mientras hablaba, aunque fijó su mirada en Neram al hacer la última pregunta.

- Oh no, buen Señor. - Respondo, intentando parecer lo más humilde posible. - Mi familia y yo hemos entrado en la ciudad sólo para buscar un lugar en el que poder descansar, y así, después, poder continuar nuestro viaje. -

Hago una pequeña pausa para observar la reacción de mi interlocutor.

- ¿Y usted, Señor?, perdone mi atrevimiento al preguntar, ¿se encuentra en este lugar por negocios? -

Oh, no, yo estaba de paso tambien, de hecho ya me iba. Aquella posada es un lugar agradable, bueno, que tengan buen dia y que descansen en paz y repongan las fuerzas necesarias para continuar viaje, tengan cuidado, estos caminos son peligrosos si no se extreman las precauciones....

Edrram observaba a Neram y a aquel hombre. Al parecer el estaba de paso tambien, aunque seguro que no llevaban las mismas intenciones.

El gondoriano esperaba a que el grandullon se marchara para hablar abiertamente con su compañero, bueno y tambien con sus "hijos".

Tras agradecer a mi interlocutor la información que nos ha suministrado, y despedirme de él, deséandole que tenga un tranquilo viaje, me dirijo nuevamente hacía el lugar en el que se encuentran Edrran y los dos pequeños hobbits.

Una vez allí, les digo, intentando nuevamente aparentar ser los más humilde posible, con el fin de no poner al descubierto nuestra mascarada:

- Hermano, el buen Señor con el que he estado hablando me ha informado de que, siguiendo en aquella dirección, - señalo con el brazo el camino indicado anteriormente por el hombre del pelo rojizo - existe una posada en la que podremos pasar la noche, y descansar. -

Hago una pequeña pausa para observar lo que sucede a mi alrededor, y cerciorarme de que todo sigue más o menos como estaba antes.

- Creo que, antes de hacer nada más, - remarco con mi tono de voz lo de "antes de hacer nada más" - deberíamos ir allí, y preguntarle al posadero si tiene habitaciones para nosotros para esta noche.

- Si,por supuesto, vayamos. En algun sitio tendremos que pasar la noche y cuanto antes encontremos un buen sitio donde descansar mejor que mejor- dijo Edrram cambiando su modo de hablar.

Por lo general era correcto y autoritario, como debe ser la voz de un comandante. Esta vez dejos de lado las correcciones y uso un lenguaje mas comun, tratando de esconder su acento y siendo menos contunente en sus palabras.

Tras escuchar las palabras pronunciadas por Edrran, asiento ligeramente con la cabeza, y, después, comienzo a andar, lentamente, hacia el lugar que nos ha indicado anteriormente la persona con la que hemos hablado.

La posada que les había indicado el hombre se encontraba efectivamente a muy pocos pasos de donde estaban. Era una casa de 4 pisos. Su construcción no destacaba sobre las demás casas de la ciudad. Junto a la puerta había un letrero que indicaba que no era una casa más. La posada del Dunael.

Un alegre hombre se acercó a ellos en cuanto abrieron la puerta.

¡Hola, muy buenas noches! Bienvenidos a la Posada del Dunael. Mi nombre es Tom, ¿en que puedo ayudarles amables extranjeros?

Su profesional sonrisa no se borró ni inclusó mientras hablaba. Lo hacía rápido y atropellaba unas palabras con otras. Al principico les costó entenderle al principio, e incluso pensaron que le hablaba en otro idioma, pero pronto se dieron cuenta de que no.

Vestía un mantel sucio y se limpiaba las manos en él mientras hablaba, era un hombre no muy alto, como la mayoria de los dunlendinos, rondaría el metro setenta. Tenía el pelo negro y los ojos negros también. Era barrigudo y patizambo.

El resto de la posada eran dunlendinos todos ellos, no había ningún extranjero que destacar y si lo había sería un dunlendino de otra ciudad más que alguien de fuera de las Tierras Brunas. Había buen ambiente, la gente brindaba con pintas de cerveza, cantaban canciones en un idioma desconocido y reían sin parar.

Durante la extraña travesía por la ciudad Amy se mantuvo junto a las piernas de Neram, intentando ocultar sus orejas tras la capucha de la capa.

El barro, la humedad, la suciedad... característico de una ciudad humana, no muy diferente a Bree... aunque aquí se respira un ambiente diferente, son tierras peligrosas, se huele el miedo en la gente, esto es un polvorín en el que no hay que provocar a nadie.