Partida Rol por web

Los que ya no se demoran

Capítulo 6: Sueños oscuros

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25/08/2023, 11:06
Welf Ramaverde

Al oir la oferta tan magnánima del orco Welf giró la cabeza y subió una ceja. ¿en serio había planteado que le dejaran salir y ya si eso esperar a que luego él, miembro de una raza de conocida y probada nobleza, viniera a abrir las puertas?

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25/08/2023, 21:29
Miriel

- Claro, porque se ve a la legua que eres un orco de fiar que jamás trataría de engañarnos. – replicó Miriel sarcástica tomando una posición una posición más agresiva con la lanza que evidenciaba la poca confianza que le generaba el orco y que pensaba que quizás fuese mejor matarlo ya; así al menos sería un orco menos contra el que luchar para salir de allí.

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27/08/2023, 20:44
Director

¿Acaso tenéis otra opción? —le respondió el orco a Miriel con una cruel sonrisa dibujada en los labios—. ¿Por dónde pensabais escapar? ¿Acaso creéis que podéis salir de este laberinto sin ayuda? Vosotros solos podríais cruzar esta sala, encargaros de los guardias si los pilláis por sorpresa como ahora y poco más. Tal vez llegarais a pasar la siguiente sala si sois muy buenos guerreros. Pero ahí acabaría vuestro viaje —señaló a Aldor que agonizaba en el suelo—. Sobre todo si pretendíais salvar a ese. 

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28/08/2023, 14:40
Vanwa

- Ahora tenemos dos armas.- Pensó Vanwa, en voz alta.- Muchos otros de los tuyos hemos matado antes... O después...- Añadió, frunciendo el ceño, confundido al recordar la extraña realidad de su situación actual.- Podríamos matar a tus amigos y entonces nos puedes guiar por esos pasillos que solo tú dices conocer. Si cumples te dejaremos con vida.- Comentó, mirando a los demás, sin mucho convencimiento. Esperaba más bien que los llevara por esos pasillos hasta una trampa más que hasta una salida.

Además, una vez fuera, ¿qué? No tenían víveres. Ni agua. Ni equipo de ningún tipo. Y a muchas millas de cualquier asentamiento amistoso. Aldor no podía sobrevivir. Le gustaría preguntarle a aquel orco por esa maquinaría que rugía incesante día y noche, pero les faltaba intimidad.

Miró a Miriel, y señaló la lanza que empuñaba con sus ojos. La lanza era su arma preferida. y más después de algunas clases del buen hijo de Ai. Con un ademán parecía ofrecerle el cuchillo a cambio de la lanza, con la cual era bastante diestro. Además de útil para ganar espacio entre ellos y los orcos del otro lado de los barrotes.

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28/08/2023, 19:10
Qildor Qinorin

Qildor observó la escena con curiosidad. Agradecía que sus compañeros fuesen lo suficientemente sagaces como para no fiarse de un orco, por mucho que suplicase por su vida o sugiriese una oferta tentadora.

Seguimos en un sueño, se recordó a sí mismo. No era del todo cierto, sin embargo, pues la naturaleza de aquella ensoñación era desconocida y, hasta donde sabían, podía resultar muy peligrosa. No podían permitirse dar un paso en falso, pero tampoco dejarse llevar por el engaño.

Vanwa tiene razón. Si colaboras puede que tengamos clemencia con una rata como tú.

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30/08/2023, 08:36
Miriel

No, era verdad, no tenían otra opción que apostarlo a que una criatura vil y oscura por naturaleza como era un orco cumpliera su palabra, que regresara para guiarlos por los túneles y huir en vez de dejarlos allí mientras les hacía chanzas desde la puerta o simulaba venir a cumplir su palabra para llevarlos directos hasta un grupo de orcos que se divirtieran a su costa.

Miriel se acercó hasta Vanwa dando pasos laterales, sin perder de vista al orco.

¿Qué podrían hacer con agonizante? ¿Qué hacer con Baldbrand inconsciente en el suelo? ¿Cuánto tardarían los demás en caer igual ante las punzadas de cuantos orcos hubiera fuera?

Miriel tendió la lanza a Vanwa para coger ella rápidamente el cuchillo con el que se sentía mucho más cómoda. Vanwa con la lanza, ella con la daga, así era como debían ser las cosas, ahora eso estaba correcto.

¿Por qué querían huir? ¿Cómo derrotarían al espectro que los tenía encerrados si huían? No lo tenía nada claro, pero tampoco tenía claro como derrotarían al espectro si seguían internándose más y más en aquella torre maldita.

Era imposible tomar una decisión sabiendo tan poco. ¿Regresaría Baldbrand de la inconsciencia con más información de la Dama?

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30/08/2023, 23:43
Director

No, no, amigo elfo —susurró siseando—. Un grito de uno de esos malnacidos y la sala se llenará de orcos y nos mataran a todos. ¿Quieres que nos maten a todos? Seguro que no. Dudo que podáis con todos armados con un cuchillo y una lanza por muchos que hayáis matado antes. Lo mejor es que me dejéis salir, y cuando estos duerman os abriré la puerta y os mostraré el camino. Confiad en mi palabra. 

Entre tanto, los orcos que aguardaban fuera se impacientaban por la falta de acción en el interior de la celda. Esperaban sangre, golpes y algún muerto. Habían gritado embrutecidos al ver caer a Baldbrand y lo celebraron con gran regocijo pero ahora la acción se había detenido por completo y empezaban a aburrirse.

¿Qué pasa, Lukbruz, no eres nada sin tu lanza? —reía uno de ellos. 

Vamos, matadlo de una vez —animaba otro—. Sus entrañas quedarán perfectas en el suelo de vuestra celda. 

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31/08/2023, 22:25
Miriel

Miriel miró a los demás. En sus ojos se podía ver que no tenía intención de terminar el trabajo, que por mucho que lo odiara y no confiara no le quedaba otra que jugársela con el orco.

- Esto se queda con nosotros. – le dijo guardándose el cuchillo. Quedarse con la lanza sería muy obvio, pero el cuchillo era más fácil pasarlo por alto.  

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04/09/2023, 06:27
Ainar, hijo de Ai

Ainar no entendía algo de todo lo que estaba sucediendo. Seguía sosteniendo la cabeza de Balbrand, aún luego de que Welf revisara sus heridas. El enano se había preocupado por su compañero, y no podía hacer algo más por la situación, dado que no tenía armas y sus compañeros se habían adueñado de la situación. Pero la propuesta del orco no le gustaba ni un poco. ¿Cómo podrían confiar en una criatura así? ¿Podían hacer otra cosa?

-Te gustaría vengarte de esas lacras que tienes como compañeros, ¿no es así?- dijo en un susurro, pero no sabía si lo escucharía, teniendo la atención en Vanwa y Miriel.

Recaía en ellos la decisión. Sólo esperaba que, fuera la que fuera, fuera la correcta.

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04/09/2023, 10:12
Vanwa

Parpadeó, confuso. Por encima de las palabras de sus compañeros, resonaban las del orco al que llamaban Lukbruz. ¿Acaso no había tenido toda su vida como motor la redención de lo maligno? Acaso no creía que la salvación de la Tierra media pasaba por la redención de aquellos seres de oscuridad y no su mera aniquilación? ¿Qué debía hacer? Algo en su interior le pedía matar aquel ser despreciable, pero algo seguía carcomiéndole las entrañas.

Lo empujó con la lanza, más para calmar los orcos de fuera que para hacerle verdadero daño, y aprovechar para alargar un poco más la conversación.

- ¿Y qué harías después, Lukbruz? Esos de ahí fuera se olerán que los has traicionado en cuanto vean que nos hemos esfumado.- Le murmuró. No entendía la razón por la cual los iba a liberar una vez hubiera salvado el pellejo. Vanwa podía parecer ingenuo, pero tampoco era idiota. Quería creer a Lukbruz y darle una segunda oportunidad, pero tampoco iba a dársela a costa de perder ellos su única oportunidad de huir.

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04/09/2023, 18:46
Qildor Qinorin

El noldo odiaba admitir que aquella alimaña tenía razón. Había dejado que el odio le cegase y no era capaz de pensar con claridad, no estaban en condiciones de amenazar a nadie dentro de aquella inmunda celda.

Sólo es un sueño. Sólo un sueño.

Si quieres salir de aquí con vida, necesitaremos alguna garantía de tu palabra. Después de la hospitalidad que nos habéis demostrado, entenderás que no nos fiemos de ti.

Notas de juego

Uso mi rasgo Suspicaz para saber si planea engañarnos y Enemigo de la Sombra para que se cague por la pata abajo (no literalmente).

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04/09/2023, 21:47
Director

Qildor se dio cuenta al momento de que en cuanto aquella suspicaz y malévola criatura saliera de la celda, la cerraría tras de sí y tiraría la llave a algún foso infecto donde aquellas criaturas hicieses sus necesidades o cosas peores. No podían fiarse de la palabra de aquel orco, ni de ningún otro, eran criaturas malignas y sibilinas y que sus compañeros llegaran a siquiera plantearse confiar en él demostraba lo muy desesperados que estaban. 

Lo único sincero que les había dicho aquella criatura era que en aquellas cavernas húmedas y laberínticas terminarían perdidos o asesinados por la mano de algún orco. Debía haber cientos, sino miles, de ellos por allí y no lograrían escapar muy lejos si se enfrentaban directamente a sus custodios. 

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04/09/2023, 21:51
Director

Claro, quedaos el cuchillo, no importa, pero tenéis que devolverme la lanza o ninguno de esos idiotas se creerá que me dejáis marchar sin más. Os gritaré unos cuantos insultos, nada en serio, no os preocupéis. Y luego os echáis al fondo de la celda para que me abran —siseó entre susurros. 

Se dejó empujar por Vanwa y le miró con cierto odio aunque guiñándole un ojo con una media sonrisa. Luego dirigió su vista hacia la lanza y le hizo un gesto, indicándole que tenían que hacer algún tipo de pantomima para que resultara creíble que la recuperaba. 

No te preocupes por mí. Le echaré la culpa a esa rata de Gortz. Le rajaré el cuello mientras duerme y así no tendrá oportunidad de dar réplica a mis acusaciones —le respondió a Vanwa antes de lanzarle un bufido al noldo, parecía que la desconfianza y el odio entre aquellas razas era tan antiguo como mutuo—. Fíate o no te fíes, pero no hay más opciones. Es la única opción que tenéis de salir de aquí. O podéis matarme y quedar encerrados para siempre. 

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04/09/2023, 22:28
Miriel

Miriel dio unos pasos para ponerse en actitud amenazadora entre Lukbruz y los demás orcos de modo que los últimos tuvieran peor vista de la pantomima que montasen Vanwa y el orco. No le gustaba confiar en él, pero no por ello tenía menos razón. No llegarían fuera de aquí contra todos los orcos que allí habitaban ni podrían impedir que alguno diera la voz de alarma. ¿Cómo habían podido ser tan ingenuos de pensar que podrían conseguir algo así con sus manos desnudas? Aquel mísero orco había logrado tumbar a Baldbrand antes siquiera de que lograran arrebatarle sus armas.

No, entendía las preguntas y las dudas de sus compañeros, ella misma las compartía, pero no tenían otra.

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05/09/2023, 09:02
Vanwa

Al elfo le habría resultado más creíble que aquel orco tuviera una ilusión o un sueño fuera de aquel lóbrego lugar. Una razón por la cual fuera a volver, pero no. Parecía contento con su trabajo de carcelero torturador. ¿Qué le iba a impulsar a cumplir su palabra? No había razón alguna para creerle, más allá de cumplir su palabra. Quizás esa era, a fin de cuentas, la señal que necesitaba para mejorar. Creer que alguien podía esperar algo de él más allá de mezquindad. Quizás solo la luz puede prender allí donde hay esperanza, y si ellos creían que Lugbruz podía cumplir su palabra, quizás él creería también que tenía un honor que desconocía poseer.

La otra opción era vender cara su vida con una lanza y un cuchillo. El cuchillo. Si se quedaban el cuchillo, seguro que Ainar podía idear alguna herramienta para forzar la puerta en caso de que el orco los traicionara.

Intercambió una mirada con el noldo, pero el orco necesitaba que creyeran en él. O así lo veía Vanwa.

- Está bien... Confio en ti, Lugbruz.- Murmuró. Tras eso, hizo algunos aspavientos con la lanza, como si hubiera recibido un golpe invisible, se golpeó la espalda contra una pared de la celda y soltó la lanza, como si fuera un efecto del mismo golpe, dando la oportunidad al orco de recuperar su arma.*

Esperaba que Qildor reaccionara si había percibido algo que a él se le había escapado.

Notas de juego

* Uso juglarías para darle veracidad a mi actuación, como buen actor de método élfico.

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05/09/2023, 15:03
Qildor Qinorin

Nos está mintiendo —dijo Qildor—. Solo intenta enredarnos para salir de aquí con vida. Lo único sincero que ha salido de esa letrina inmunda que tiene por boca es que en estas mazmorras hay cientos de ellos y no llegaremos muy lejos.

El noldo miró a sus compañeros mientras seguían con la pantomima. Fiarse de Lugbruz solo demostraba lo desesperados que estaban por salir de allí, algo que comprendía perfectamente.

Solo estás soñando, Qildor, no volverá a ocurrir lo mismo que con tu pelotón aquella vez.

Pero hemos visto lo ansiosos que están por algo de sangre, puede que eso nos de la clave para lograr una distracción y escapar. Tenemos que hacer que peleen entre ellos.

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06/09/2023, 11:45
Director

Los orcos tenían unos reflejos endiablados y Lukbruz recuperó su lanza en cuanto Vanwa le dio la oportunidad para ello. A continuación enfiló la punta de corroído acero hacia ellos y en especial hacia Qildor y Miriel que todavía permanecían cerca suya. A pesar de las desconfianzas del noldo, el orco recibió la confianza de los demás y la devolución de su lanza.

Tal y como advirtió antes de comenzar con aquella pantomima, empezó a proferir insultos contra ellos mientras se acercaba de espaldas a la puerta de la celda a la espera de que sus compañeros le abrieran. Tenía una sonrisa triunfal y mezquina en su rostro, y fue entonces cuando empezaron a comprender que aquel orco no iba a volver para ayudarles. 

¡Tú, elfo inmundo! ¡Vuelve a la pared con tus compañeros! ¡Vamos, apestoso, o te rebanaré el cuello! ¡Y tú, sucia elfa, atrás! ¡Abridme la puerta, malditos desgraciados! —les espetó para finalizar a sus compañeros. 

Uno de los carceleros se acercó a la puerta y, con la espalda pegada a los barrotes de la celda, Lukbruz comenzó a reírse de ellos, estaba claro que les había engañado. Su desesperación había sido tal que habían llegado a confiar en un orco. Uno de corazón tan negro como las propias catacumbas en las que estaban encerrados. Pero entonces algo atravesó pecho de Lukbruz y ante la perplejidad de todos vieron como la punta de una lanza asomaba desde su negro corazón salpicando el suelo de negra sangre. Lukbruz cambió el gesto abruptamente y cayó al suelo retorciéndose entre sus últimos estertores. 

¡Muy bien, muchachos, hoy tendréis un festín pare cenar! —se carcajearon los otros orcos.

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10/09/2023, 16:47
Miriel

Algo dentro de Miriel se alegró del final de Lugbruz, esa misma parte de ella que había hervido de rabia al darse cuenta de que el orco les traicionaría como siempre había presentido en su fuero interno.

Ignoró el comentario sarcástico del orco que había atravesado al que había sido su compañero. Sólo le daba vueltas a la idea que había revelado Quildor, cómo hacer, qué decir, para lograr que los orcos se volvieran unos contra otros. Entonces su mirada se dirigió al inconsciente beornida en el suelo. Quizás ahora no era el mejor momento, pero ¿cuánto tiempo más tenían antes de que la sombra que los tenía atrapados acabara consumiéndolos en esta fantasía horrorosa en que estaban encarcelados?

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10/09/2023, 23:57
Director

Baldbrand no tuvo sueños en aquel estado en el que se encontraba, pero el dolor se apoderó de él como una Sombra que reptaba desde el lugar donde le golpeó el orco hasta llenar todo su cuerpo y brotar de él para hacer que todo a su alrededor cayera en las sombras. 

Se encontraba en la misma celda en la que estaba con sus compañeros. Aquel lugar húmedo y lúgubre con mal aspecto y olor nauseabundo que provocaba mareos. Pero en esta ocasión estaba solo, y hasta las luces de las antorchas de sus crueles custodios había desaparecido. La oscuridad lo envolvía todo. Logró que su vista se acostumbrara y pudo percibir que más allá de los barrotes de la celda se movían dos figuras en una especie de baile. Una danza, de hecho, que fue volviéndose cada vez más y más violenta. Pudo distinguir a la dama Irimë, peleando contra la Sombra. Ya casi habiendo sucumbido por ella. La elfa le lanzaba una mirada de desesperación. 

¡Aguantad! ¡Mantened la esperanza! 

Todo se desvaneció y Baldbrand logró volver en sí. Sus compañeros dormían a su lado pero se habían encargado de cuidarle y colocarle en mejor postura. Era imposible saber si era de día o de noche. La cabeza le dolía enormemente, al igual que el resto del cuerpo. 

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10/09/2023, 23:57
Director

Los orcos cumplieron su palabra y en lugar de agasajarles con el pan duro y el potaje insípido con el que normalmente les alimentaban, consideraron que con la carne del viejo Lukbruz tenían más que suficiente. Por supuesto, los compañeros ni se acercaron a aquel cuerpo que comenzó a pudrirse mientras ellos trataban de conciliar el sueño tras asegurarse que tanto Aldor como Baldbrand se encontraban bien. 

A la mañana siguiente, Baldbrand ya había recuperado la consciencia. El beórnida tenía un insoportable dolor de cabeza, pero parecía entero y no tenía ninguna herida de la que lamentarse. Aldor, en cambio, parecía más enfermo que nunca. El nuevo huésped de la celda apestaba horriblemente, pero con el hedor habitual de la celda no era un empeoramiento demasiado notable. Algo mejor estaban Geb, Haleth y Rodwen. La elfa aguantaba estoicamente sin apenas poner una mala cara, al igual que el pequeño muchacho, pero el bardo no paraba de sollozar roto por la angustia. 

La puerta de la celda se abrió y un hombre de los bosques entró trayendo una bandeja de comida. Dos orcos entraron tras él y retiraron el cadáver de su compañero caído antes de dejarles a solas con el hombre de los bosques. Lo cual era algo que mejoraba mínimamente su estancia allí. La comida que traía aquel individuo era buena, no la bazofia y el pan de los orcos que llevaban días comiendo. Eran carne y verduras asadas, y buena cerveza. 

Notas de juego

Los personajes no heridos recuperan 2 puntos de Aguante. Bald recupera la consciencia. 

Podéis hacer la tirada de Curar diaria con Aldor. 

Haced una nueva prueba de corrupción. La dificultad es NO14 y gracias a Qildor se reduce a 12.