Partida Rol por web

Nos distribuimos a los herido de forma que podamos avanzar lo más rápido posible sin que ninguno quede retrasado ni se desangre por el camino debido al esfuerzo y nos dirigimos hacia el campamento.

Tras separaros de vuestros compañeros emprendéis la marcha hacia el campamento de Minhiril. Por delante vuestra podéis ver a los zapadores, los cuales van a un ritmo bastante lento debido a sus compañeros heridos, pero vosotros no acabáis de alcanzarlos por el mismo motivo, mientras detrás vuestro queda el fragor de la batalla.

Ambos grupos os desplazáis muy lentamente, los heridos no os permiten ir más rápido, mientras vigiláis de que ningún enemigo os embosque. En un momento de vuestro trayecto los zapadores se detienen, por lo que llegáis a alcanzarlos. Se han detenido para improvisar unas muletas para sus compañeros con unas ramas que han encontrado, afortunadamente hay para todos los heridos, por lo que partís al cabo de un rato. Gracias a estas improvisadas muletas podéis apretar el ritmo de viaje, pero no mucho. Por precaución os alejáis de las murallas y hasta que no os encontráis a cierta distancia de la ciudad, no os atrevéis a cruzar el riachuelo. Por este motivo, más el transporte de los heridos, tardáis en alcanzar las cercanías de Minhiril.

Al poco de cruzar el riachuelo podéis observar de que en Minhiril hay movimiento, el arma de asedio de los “Violadores de Forak” está lanzando proyectiles hacia Deveney y la puerta de la aldea está en llamas, mientras un grupo de soldados atrincherados en las afueras de la ciudad, disparan hacia las murallas flechas encendidas.

A lo lejos avanza un grupo de jinetes, que parecen proceder de Minhiril y que se dirigen hacia vosotros, pero si son amigos o enemigos es algo que no podéis asegurar.

Avanzáis poco a poco, por si os encontráis al enemigo. Os intentáis camuflar lo mejor posible, pero el único que parece conseguirlo es Cúthalion, ya que desaparece de vuestra visión y sólo lo veis cuando se planta delante vuestro para guiaros. Wulf está tiritando por el frío, pero parece que aguanta, mientras el resto parece que resiste.

En un momento dado aparece de súbito Cúthalion y os señala delante vuestro.

-Orcos, diez, en formación triangular. Provienen del noreste, han debido superar nuestras defensas o pasar inadvertidos.

Acto seguido desaparece delante vuestra.

-¡Bien!, ¡escoria, preparados para atacar!-susurra Wulf a sus hombres- Todos en formación, Maeglin, prepara tu arco, y vosotros también. Enano, creo que tú también eres bueno con...eso -dice señalando la ballesta de Talin-Primero intentaremos detenerlos con nuestras flechas, luego atacaremos de frente. Sólo nos superan por dos, ¡así que podremos con ellos!

Sí, sí, no necesito de un sargento pulgoso como tú para decirme qué es lo que tengo que hacer. Tu madre todavía te daba el pecho cuando yo ya tenía barba, lobito -pensó para sí el enano mientras, Talin repasaba con la mirada el estado de su ballesta ya perfectamente cargada y dispuesta para descargar toda la potencia de su arco en cuanto el enano accionara el mecanismo.

Me preocupa que ese imbécil vea más que yo. Bah, será la altura -pensó mientras trataba de aguzar sus sentidos para localizar a esa decena de orcos al noreste.

Sitúo a los heridos detrás y los que estemos de una pieza desenvainamos esperando a la comitiva.

Os ponéis en posición. Tharkin se encuentra delante del todo, ansioso para atacar según indican sus constantes gruñidos de expectación, el resto os distribuís como podéis y los heridos se quedan detrás.

Los jinetes se acercan, se encuentran a unos quince metros, son una veintena, cuando de súbito uno de ellos da un grito, parece que os han visto y cambian de dirección para dirigirse hacia vosotros.

Uno de los zapadores se adelanta y da un grito

-¡Tropas de Forak os saludan!

Los jinetes, al escucharle se detienen y uno de ellos se adelanta. Intercambian varias palabras y luego se dirigen hacia vosotros. Son miembros de la compañía de Forak y se dirigían hacia el norte para explorar el terreno en vista de que se estaba produciendo un ataque. Al ver que hay varios heridos entre vosotros, un grupo de ellos os escoltarán hasta Minhiril y el resto seguirá su exploración. Sus compañeros zapadores les informan de lo que saben.

Os acompañan al campamento. Al acercaros podéis observar que está en plena ebullición. A lo lejos un ejército de enanos, posiblemente los enanos de Khanil, se dirigen hacia el noreste rodeando Deveney. La puerta principal de al aldea está en llamas, y se ve a los defensores que desde las murallas intentan controlar el fuego. Delante de la puerta se ven un buen número de cadáveres, muchos de ellos calcinados, pero dada la distancia no sabríais decir si corresponden a los sitiadores o a los defensores.

Acercamos a los heridos a la enfermería - sea un sitio previamente establecido o improvisado - y si tengo que ayudar me quedo, es decir, si no hay suficientes efectivos para ayudar y sino me dirijo - con los montaraces de que disponga - a quién esté supervisando la defensa del campamento para que me diga donde necesitan apoyo.

Al llegar al campamento llevan los heridos a la enfermería. Parece ser que no hay muchos, y por lo que podéis ver, el campamento no ha sido dañado por ningún ataque. Aunque los soldados se encuentran en estado de alerta, más bien parece que los ataques han debido de tener lugar en vuestro campamento y en Deveney. Un soldado os informa de que un contingente ha ido hacia el noreste, hacia el campamento de Berethorn, ya que han llegado informes de que estaban siendo atacados. También os informa de que los defensores de Deveney se habían envalentonado y salieron al exterior, pero Khanil, previendo esta posibilidad, dio instrucciones a los "Violadores de Forak" de que disparasen en cuanto se abriesen las puertas. Los defensores al salir se encontraron con una lluvia de fuego, teniendo muchas bajas y a duras penas pudieron cerrar las puertas como consecuencia de los cadáveres y heridos que había en la entrada.

-Si queréis ayudar -os dice- podéis intentar alcanzar a Khanil, sino, quedaros aquí por si nos atacan.