- Pues venga, al bosque se ha dicho.. ah y nada de tirar migas de pan...que hay muchos niños muriendo en África.
- Y algún que otro en Cantabria... pensó para sus adentros Guillermo, aún no se había hecho a la idea de quedarse sin patatas fritas.
- No creo que nos perdamos. Habrá un camino ¿no? Siempre podemos seguirlo y no salirnos de él.
Había leído varios cuentos de niños que iban por el bosque y se acababan perdiendo sólo porque se habían desviado. Ellos no iban a ser tan tontos de hacer lo mismo.
- Jijiji... la miguitas seguro que se las acabarían comiendo los pájaros. Venga vamos, porque como nos vean igual no nos dejan ir y nos ponen a hacer a saber qué cosas aburridas.
Y así fue como los niños (salvo Enrique, que continuaba inmerso en la partida de ajedrez poniendo cada vez mas nerviosos a los jugadores con sus miradas) avanzaron hacia la verja que les separaba del bosque. Media hora después de haber empezado la discusión la vieron. Treparla no sería facil: había que subirse al árbol que estaba al lado y saltarla...siempre y cuando hubiese algún sitio donde caer "en blandito"...pero lo lograrían ¡Eran exploradores!
¿¿QUE ESTAÍS HACIENDO??? Tronó una voz a sus espaldas cuando estaban mirando la verja con intención de traspasarla... Era evidente de quien era la voz. Lo que resultaba increible es que supiese que iban a pasar por alli. El legendario sexto sentido de Laura que sustituía a su sentido del humor...
Em…er…. Buscamos …… murciélagos, si….. murciélagos para las esculturas de barro… estaba claro que la niña se lo estaba inventado sobre la marcha la escusa. Jooo, justo cuando empezaba lo emocionante va y aparece el ogro de turno, para que ir a castillos encantados cuando aquí hay ogros de verdad. Si, murciélagos para ver cómo eran y así hacer mejor la escultura, ¿sabes? Yo quería hacer uno colgado boca debajo de un árbol. Aunque la idea era muy interesante, seguro que no tenía la maña necesaria para hacer ese tipo de escultura de barro.
¿Murciélagos? Y dale... pero mira que le ha dado a esta niña por los murciélagos. ¿No puede pensar en otra cosa o qué? Desde luego Lucía no podía entender como alguien podía tener aquellas ideas y pensar nada más que en bichos tan feos y... repugnantes como eran los murciélagos.
De todas formas prefirió no decir nada. Laura la asustaba demasiado como para atreverse a abrir la boca y se quedó quieta, un poco por detrás de los niños, esperando a ver qué pasaba. Como para meterse en berenjenales estaba ella y ganarse un buen castigo. No, lo mejor era estar calladita, quizás así pasara desapercibida.
¿Murciélagos? Buff... Segurmente Uzo ni se le atrevería mencionar que iba a por murciélagos, pues tanto era su miedo que, aun de ser verdad, hubiera sonado a mentira. Claro que, esa excusa puesta en boca Alicia parecía un poco contundente, al menos así se lo parecía a Uzo; y mientras por fuera aún tiritaba un poco por el susto de la voz de Laura ante su estado desprevenido, por dentro se reía un poco, ¿qué mejor escultura de barro sobre un murciélago que la que se hace con buena inspiración y buen tino? No había otra forma que yendo a verlos.
Uzo, por ejemplo, no había visto ninguno de verdad, con leer de sus tremendas apariciones en cuevas, y en algún que otro comic de superhéroes, era suficiente... El muchacho se quedó callado a la espera de las palabras de la monitora.
¿Murciélagos? -José no podía creérselo. - ¿De verdad no habría visto nunca un murciélago que necesitaba ir al bosque para verlos?
En su pueblo habían muchísimos, salían al atardecer y revoloteaban por encima de las casa para comerse los mosquitos y otros insectos. Incluso una vez, la buhardilla de casa de su abuela había sido elegida por un par de ellos para pasar las horas de sol. José y su hermana habían ido a verlos cada día mientras colgaban boca abajo de una de las vigas. Los de las cuevas eran más grandes que los que había en su pueblo, según le había contado su tío Paco, pero el niño había visto los suficientes como para no necesitar ir al bosque a verlos.
Yo... yo....yo... yo ya sé como son los murciélagos, sólo los acompañaba.- Una excusa perfecta, soy un auténtico genio.
- ¿Por qué habrían puesto a una chica tan pesada de monitora?
Guillermo no lo entendía, con lo bien que se sentía con el greñas que les dejaba a su aire todo el rato.
- Sí, sí, estamos buscando ideas para lo del barro.
Era una excusa estúpida pero era la única disponible.
Pues os vais a buscar ideas lejos de los límites del campamento. Sí quereís ver murciélagos os vais a la caseta de la piscina.
Laura era un "encanto" de persona.No había duda. Un poco de espuma en la boca y sería un perro rabioso formidable, el perfecto guardían. El caso es que,entre pitos y flautas el tiempo pasaba y los niños seguían jugando por todas partes. No tardaría mucho en ser la hora de la comida y por la tarde aprenderían a modelar.
Ya, pero no son salvajes... -dijo tímidamente Uzo-. Esperábamos ver una... esto... ¿cómo se dice? ¡Ah sí!: verlos "en estado salvaje"...
Lo cierto es que Laura había venido en el momento preciso, justo cuando podría comenzar lo interesante. Yo vi de pequeño un tebeo de un señor que le picó un murciélago y se volvió un "hombre-murciélago"... -Uzo alteraba la verdadera versión de Batman, pero sin mala intención, y parecía completamente seguro de lo que decía...-. No es que queramos que nos piquen, pero cuando si mordieron al señor de este tebeo que te digo, salieron muchos de una cueva, y volando muy fuerte... pues así... ¡así es como queremos verlos!
Puse cara de bueno, con casi pucheros, aunque poco valdría contra "Lau-ra": esa gran persona.
Vaaaale.- contestó José arrastrando las vocales con desgana a la vez que se alejaba despacio de la verja. - ¿Eso no le pasaba a alguien con una araña? - le preguntó a Uzo recordando a los cómics del increíble hombre araña - luego podía trepar por las paredes y lanzar telarañas con las que atrapaba a los malos. Sería genial que nos pasara a nosotros y conseguir esos superpoderes.
Y hablando de superpoderes, Laura parecía tener el mismo que su madre. José no sabía cómo, pero conseguía estar siempre en el sitio justo para evitar que hiciese cosas divertidas.
Nosé, era un tebeo de mi primo... tenía uno con otro hombre que le pasaba lo mismo, eso que tu dices, que le picó una araña, en fin... nosé, era algo así... Yo prefiero a la "Burra de Perico" -acertó el pequeño Uzo a decir justo antes de volver a recordar que Laura nos miraba con mirada inquisitorial-.
- Ya nos vamos al otro lado a jugar, señorita.
Guillermo intentó poner su cara más inocente, no quería que la entrometida sospechara nada y si nos liábamos a hablar de superhéroes al final iba a salir y a llevarnos de las orejas.
Inició lentamente el retorno a la zona de juegos y vigiló de soslayo cualquier movimiento de la monitora, si se retiraba era la señal para saltar la valla rápidamente. Eso esperaba... que se retirara.
La niña miro de reojo y con los ojos fruncidos, menudo comic… todo el mundo sabe que los murciélagos no pican, te chupan la sangre hasta dejarte blanco como la leche. Pero creo que los que hay en España solo comen mosquitos.
Luego miro a Laura con los ojos como platos, ¿Hay murciélagos en la caseta de la piscina?. Alcia si había visto murciélagos, pero quería ver si los de la caseta de la piscina eran de los grandes que podían llevar a una persona volando.
¡Arañas! Jo... ¿es que no podían hablar de otra cosa que de murciélagos y arañas? Se estremeció sólo de pensarlo y en aquel momento no supo qué le daba más miedo si las arañas o Laura, así que cuando decidieron no seguir con el tema Lucía respiró un poco más aliviada... aunque aún quedaba el poder zafarse de la cascarrabias de la monitora.
Siguió el ejemplo de Guillermo y se alejó como si no pasara nada en dirección a la zona de juegos. Si querían ir de aventura fuera del campamento tendrían que darse prisa, siempre y cuando Laura dejara de incordiar, porque la hora de la comida se acercaba y no era cuestión de no llegar a tiempo y ganarse una buena reprimenda.
A ver... A ver si así lo entendeís. Como os pille cerca de los límites del campamento olvidaos de la excursión que tenemos mañana. Y si, hay murciélagos Alicia, pero deja de creerte todos los cuentos que leas. No chupan la sangre a las personas. Como se te ocurra decir algo así cerca de los más pequeños la tenemos ¿eh?
Laura parecía relajarse un poco y de pronto levantó la cabeza al oir ruido de una carretilla...La sospecha apareció ensus ojos y saco el Walkitalki.
Javi...creo que Santi está otra vez con lo del carretillo. Vete a ver. Corto. Y vosotros... recordad lo que os he dicho:no es broma.
¿Qué hace Laura, se queda o se va?
MASTER:se queda esperando a que os vayais mirandoos con cara perro.
Visto que la sargento no se menea del sitio, Guillermo siguió caminando mirando de reojo, poco a poco alejándose de Laura. Una vez llegados a una distancia prudencial, fuera de su vista y oído, se paró y se dirigió a sus compañeros.
- Está claro que tenemos que evitar a Laura, probemos por el otro lado a ver si hay menos vigilancia. Si alguien sabe de algún sitio para escaquearse de aquí que lo diga.
- A ser posible sin tener que trepar ni reptar mucho... pensó el perezoso Guillermo.
Quito a Enrique que supongo que estará con el ajedrez.
No sé... -dijo Uzo con cara de sorpresa-. El pequeño se quedó quieto ante la ida y venida de Guillermo, que hacía como que se retiraba del camino que Laura prohibía pero luego volvía a las andadas. Realmente parecía el líder del pelotón.
Yo de momento espero acontecimientos (porque tampoco se muy bien los límites del campamento o los lugares cercanos).
Lucía se encogió de hombros. Estaba bien claro que Laura no les iba a quitar el ojo de encima, lo más seguro es que sospechara que estaban tramando algo y prefería mantenerlos vigilados.
- No sé si por la zona de los arbolitos podremos saltar... o pasar... pero podíamos probar. Quizá no nos vean y así sería más fácil escaparnos.