Partida Rol por web

De repente la cosas se habían precipitado de una manera a la que Alex no había podido anticiparse de ninguna manera. El perro del sacerdote había salido en pos de la mujer totalmente fuera de sí, lo que había provocado su huída, y detrás de ella, habían echado a correr el resto de hombres... Ahora estaba allí, sólo con la mujer, el joven Ekaitz, y aquel hombre armado del que poco sabían. Su agilidad no le permitía ahora salir trotando igualmente en pos de aquellos. Además, que dejar aún más sólo a aquel por el que habían emprendido el camino siguiendo un rastro incierto, ahora que anochecía no le parecía tampoco una gran idea.

Se frotó las manos, sin saber muy bien qué hacer, y notando el frío que precede al ocaso. En su mente recordó historias de bandoleros que se dedicaban a separar a los grupos para atracar mejor a los viajeros...no sabía si ésta era una de esas ocasiones hechas realidad...

- Buena mujer, -dijo, en respuesta a Juana.- nada me gustaría más que ir en pos de nuestros compañeros de viaje y reunirnos de nuevo. Pero si los seguimos ahora, sin saber el rumbo que han tomado, lo más seguro es que perdamos la referencia unos de otros. Tal vez lo mejor sea hacer lo que nos dice aquí este hombre, pues no parece faltarle experiencia-añadió, señalando a Gorka con un movimiento de cabeza.- Esperara que regresen, puesto que es de suponer que sabrán llegar de nuevo hasta nosotros, y mirar de buscar una forma de calentarnos, en caso de que tarden demasiado...

Ves una luz, a lo lejos, como entre en el bosque (en el mismo bosque donde tus compañeros se han internado ya). La luz no está por el mismo camino, sino que está yendo un poco desviado de por donde se fueron. Ésta se encuentra en una posición algo elevada, como a dos varas de la altura de un hombre ¿una antorcha? Mmm... Ya empieza a ser de noche (no del todo, pero casi),y cada vez la luz parece más y más intensa. Está claro que no puede ser de una llama, es muy blanquecina para eso.

La mujer había desaparecido como por arte de magia. Intente encontrar y seguir el rastro de ella, aunque sabía que si nos adentrabamos más en el bosque corriamos el peligro de perdernos.

- Por todos los santos... ¿Qué es esa luz?

La muchacha parecía alarmada ante aquella visión. Estaba claro que no creía que el espíritu santo fuese a visitarla a ella en aquel monte perdido, y la alternativa demoníaca... bueno, no le seducía.

Justo empezo a ponerse nervioso al ver que quizás habria perdido a su perro fiel y le llamo Pequeño andrajoso! donde te has metido, Pequelo andrajoso!!! vuelve no me hagas esto...

Justo empezaba a ponerse tenso y nervioso y empezo a buscar desesperadamente

Al ver que algunos de sus compañeros de viaje le seguían, Pol siguió adelante intentando adivinar el camino que había tomado la muchacha. Sin embargo, al no ser capaz de encontrar su rastro, esperó a los demás para ver si ellos eran capaces.

Alex se volvió ante las palabras de la mujer, mientras se llevaba instintivamente la mano al crucifijo de madera que pendía de su cuello, tratando de localizar la procedencia de esa luz que mencionaba.

Gorka asentía ante el reconocimiento del de Oleti, que afirmaba que el agricultor conocía bien las sendas.

¡Anda! ¡Cierto es! ¡La Ostia! ¿pero qué es eso? -decía Gorka mientras señalaba hacha en mano hacia la luz brillante-. Alex de Oletí giró la mirada hacia donde Juana le decía, y tras unos instantes la vio. Era una luz brillante como posada en mitad del bosque, del tamaño de una cabeza, redonda y luminiscente.

¿Serán ellos? -decía Gorka-. ¿Qu...qué hacemos...? O buscamos un refugio -continuó- pues la noche se viene ya cerrando, o vamos a ver si esa luz es un fuego para calentarnos (o incluso el resto de nuestra comitiva...). Aquí no nos podemos quedar -y miró a Ekaitz, para referirle de la necesidad de resguardarse de la gélida ventisca y nevada-.

- Acerquémonos a ver qué es... Ay señor, por qué no hemos corrido con los otros... aunque la verdad es que yo no soy una gran corredora... 

De la muchacha ni rastro, ¿dónde habíase metido? Pol, Yosef y el Padre Justo vieron claramente cómo había un par de huellas en la nieve (una las de la chica y otras más pequeñas, las del perro), pero acto seguido éstas desaparecían misteriosamente, como de la nada, ninguna pisada había más alrededor. Por contra, encontrásteis una cabaña en medio del bosque, aunque su aspecto era negruzco, abandonada, destartalada... más bien parecía que había sido pasto del fuego tiempo atrás. Su pequeño tejado estaba a punto de derrumbarse por el peso de la nieve, que se acumulaba sobre él. Entonces, de uno de los laterales surgió algo...

En contraste con la blancura de la nieve, apareció un hombre con la piel negra ¡mucho más negro que los moros de Al-Andalus! y salió de un lateral de la casa, apareciendo frente a vosotros, como una exhalación ¡y rápido avanzaba hasta vuestros pies! Portaba una espada, y su actitud no parecía del todo muy propicia... En cuestión de dos o tres segundos, se quedó quieto, os miró y enarboló su espada en alto de manera hostilmente frente a vosotros. Sin mediar palabra comenzó a atacaros.

Tirad Iniciativa (1d10+AGI). Luego declarad dos acciones. (sólo declarar).

Sólo vosotros dos os dísteis cuenta que, al mirar hacia arriba, los cuerpos de la mujer desnuda y el perro yacían colgados de una soga, la cual aprisionaba sus cuellos, ambos atados a una de las ramas de los árboles. Tenían sendos cortes en sus cuerpos, todos muy numerosos.

Edito: se me ha olvidado decir una cosa (ahora que releo el post): los cuervos están siendo picados por... ¡el buitre! ¡El buitre que visteis antes! Poco a poco les está arrancando trozos de piel a tiras y comiendo de los restos.

Antes de que Alex pudiera identificar nada de aquella luz, Juana se empezó a adelantar hacia la luz.

- Esperad...no sabemos si son ellos o no...- susurró infructuosamene. Sin embargo, sabía muy bien que, tal y como decía Gorka, no podían permanecer allí quietos durante mucho más tiempo. Maldiciendo, y aún sujetando el crucifijo, pues de gestos más pequeños grandes hombres han salvado sus almas, se dirigió a Ekaitz y Gorka, mientras emprendía el camino hacia aquella luz.- Pongámonos en camino, pocos refugios hemos visto por la zona, y podemos confiar en que sean nuestros compañeros, o, al menos, otros viajeros necesitados de compañía. Gorka, aún y cuando Dios nos acompaña, confío en tus habilidades más mundanas en caso de que sean necesarias.- añadió mientras dirigía una rápida mirada hacia el arma que portaba, lo suficientemente fugaz para que Ekaitz no la percibiera y no alterar su ánimo.

Después acelerósus pasos para acercarse a Juana... en ningún caso dejaría a aquella mujer sola ante lo que hubiera allí, si el Altísimo le había encmendado aquella labor no habría de fallar en lo más obvio (aunque hubiera sido de su agrado que el Señor hubiera reparado en él para otras labores más acordes con su condición, desde luego...)

Todo aquello había resultado mucho más rápido de lo que pretendía. No había querido que el grupo se separara, sin embargo allí estaba con un negro enarbolando una espada intentando matarme.

- Somos hombres de paz, venimos siguiendo a una mujer y al perro de nuestro de amigo - exclamo en árabe mientras me alejo.

-¡Dios santo! -exclamó Pol al ver todo aquel espectáculo dantesco, del que el monje parecía no haberse percatado.

Y ni siquiera tuvo tiempo de avisar a los demás, pues entre la horrible visión de los cadáveres picoteados por el buitre y el negro que se acercaba a ellos espada en mano, dieron razones más que suficientes a sus pies para ponerse en movimiento antes que su lengua ahora paralizada por el terror.

Casí sin darme cuenta pase de seguir una joven entre los arboles a ser atacado por un negro. Ví como mis compañeros ponían pies en polvorosa e hice lo propio mientras sacaba mi cuchillo para defenderme.

Aunque no corrí junto a ellos, sino en otra dirección confiando en que al separarse sus objetivos el negro no supiera cual perseguir y nos diera un poco de ventaja.

Igual no me he explicado bien, este turno no quiero atacar.

Quiero desenfundar mi cuchillo, pues se supone que un hombre de bien no persigue una muchacha en cueros con un cuchillo en la mano, y estará en su funda.

Y apartarme del negro corriendo, igual que el resto, pero en lugar de correr en la misma dirección que todos separarme del grupo para que el negro tenga que pensar, aunque solo sea unos segundos, a cual de todos nosotros quiere perseguir.

Justo vio como aquel hombre de azabache se acercaba con templanza peligrosa y tras ver a su perro ahorcado decidio que esa ya no era su pelea y aunque quisiera su unica defensa era aquel galgo que llacia ahorcado como un simple perro abandonado.

Justo decidio salir corriendo, cuando vio que la cosa estaba lejos de donde podia atacarle se puso a orar para poder comunicarse con el sarraceno