Partida Rol por web

Álex observó por unos instantes al muchacho en silencio, una vez terminó su explicación. No sabía qué pensar. Sus jos, desde luego, no le habían traicionado, y sabía muy bien qué había presenciado. Sin embargo, no era tan ligero para juzgar aún si aquello era obra de brujería o un milagro celestial... aún cuando el muchacho les había salvado la vida, muchas eran las obras que el Maligno hacía parecer benévolas en un primer momento, para llevar consigo la condenación al final. Eso era lo que le habían enseñado, y sin embargo... ¿no le habían parecido los prodigios presenciados hasta el momento guiados por una mano divina?, para bien o para mal, ¿no seguía presenciando esa misma mano allí? Sólo había una manera de corroborar tal sospecha, y bien que lo sabía.

- Sin duda que contaréis conmigo en vuestro viaje Ekaitz. -habló finalmente.- Y encomendándonos a las manos del Señor, veremos hasta dónde nos lleva tal periplo.

Pol, antes de intervenir a los heridos, indicó una desagradable, aunque tal vez necesaria y eficaz, forma de intervención sobre los bandidos. Sí ellos sabían algo, tal vez fuera momento de hacerles hablar. Odiaba tales métodos, pero es posible que no hubiera de llegar a ellos: si amenazas de condenación no parecían hacerles mellas, tal vez amenazas más carnales sí lo hicieran... Tan sólo esperaba que tuvieran que quedarse en eso.

- Decís bien Pol, puede que estos infames sepan más de lo que pareciera en un primer momento. El infierno no parece amedrentarles... ignoro si es porque ya tienen tratos con el mismo, si fuera así, sólo conozco de oídas métodos para tratar con tales abominaciones, y yo no soy quien para dispensarlos.- miró a Gorka.- Buen amigo, no sé que hubiera sido de nosotros si no hubieramos contado con vos entre nosotros, tenéis una gran habilidad para tratar con semejantes alimañas. ¿Sabríais acaso alguna forma de hacer que muestren tan ligera la lengua como las manos a la hora de mostrar las armas?

Aquello resultaba increíble, sería aquel joven un santo? Alguien cuya fe fuera tal que mereciera la gracia divina de aquel modo? No lo parece. Quizás tan solo fuera una herramienta del señor, o podría que lo fuera del maligno.

Observo al joven con cuidado, parece asustado por todo lo que le sucede y verdaderamente sorprendido. Sin embargo podría tan solo estar actuando.

- Recemos - digo al agacharme piadosamente - Por favor Yosef, cuida del asaltante.

Observo de reojo esperando a que los demás me sigan mientras tomo mi cruz para elevar una plegaria al señor de modo de agradecer su ayuda y pedir que nos ilumine con su sabiduría sobre la naturaleza de aquellos poderes de Ekaitz.

Gorka respondió con la mirada a Oleti ¿Que mostraran qué? -pensaba el hortelano-.

Si me dejáis a solas con este hombre, lo despiezo, no digo más... -respondió-. No sere yo quien le fuerce a hablar, porque si esto pasa en mi aldea le damos "matarile" en un un abrir y cerrar de ojos.

El asaltante estaba visiblemente asustado, pues se sentía tremendamente indefenso. Sus compañeros estaban muertos o inconscientes, y todos ya desarmados por Juana. Mientras, Ekaitz tragaba saliva, esperando a que alguien más aceptara su petición, cosa que sólo Oleti y Pol habían aceptado.

Parece que lo que dice Ekaitz le sale del corazón, sus palabras no mienten.

Jentilbartza.

Al escuchar ese nombre por boca de Ekaitz, algo te vino a la mente.

Hace tiempo oiste a un tipo hablar sobre cierto tema extraño. Por lo visto Jentilbartza era un pico de la peña Aizkoate, uno de tantos lugares donde habitan unos seres míticos, los conocidos como "gentiles". Se dice de ellos, según aquel tipo, que eran paganos que construyeron muchos dólmenes, cuevas y otras construcciones megalíticas... y eran paganos. Según él, estaban muy dotados en grandes conocimientos de astrología, matemáticas e incluso eso que llaman magia.

El euskera era su lengua, y que la enseñaron a los hombres. Rendían culto a la Mari, la Dama de Amboto y había algo así como "druidas", y por lo visto tenían poderes sobrenaturales, de muchos tipos.

Tras confesar a aquel tipo mandándole más de diez Padrenuestros, pensaste que estaba loco con aquella historia. Y que Dios lo tuviera en su Gracia.

Rezar era algo que sabía hacer, sin saber muy bien qué hacer con las armas que había recogido simplemente las dejó caer juntas en un punto y al lado de arrodilló para rezar. Si alguna vez había rezado con fervor, era esta. Tras el prodigio de la capilla de la noche anterior y lo que acababa de ver, estaba muy claro para ella que el hijo de su maestro había enfermado por voluntad divina, para que ella tuviese que viajar y llegar al punto en el que estaba ahora.

- No sé nada de leyendas y de hecho apenas sé leer y escribir, no sé empuñar un arma, correr un ratillo me deja agotada. Solo sé de telas y coser, así que no sé por qué el Señor me ha traído aquí para que viese estos prodigios y tuviese parte en ellos. Pero sí sé que lo que ahora ocurre no puede ser por azar y que es algo con lo que muchos sueñan a lo largo de toda su vida sin llegar a escuchar más que de lejos que algo así le sucedió a alguien. Mi vida anterior, y la razón de mi viaje, parecen lejanas y poco importantes ahora mismo. Yo continuaré con ustedes hasta donde me lleguen las fuerzas si no les resulta desagradable mi presencia y piensan que irían mejor sin mi compañía. No creo que tenga una función en todo esto, pero si Dios me ha puesto aquí... al menos tendrán mi lealtad.

Estaba claro que no iba a ponerme a rezar con los cristianos, así que me acerqué hasta el asaltante que aún estaba consciente.

Buena idea lo del despieze Gorka- le dije al leñador aunque en realidad mis palabras iban diriguidas a otro- Empezaremos por los dedos, despacio, - saqué el cuchillo mientras lo movía para que los rayos de sol reflejaran en su superficie - uno a uno, sin prisa. Más tarde pasaremos a los pies, hay solo haré dos cortes, uno en cada talón de aquiles, con ese corte tu vida se reducirá simplemente a arrastrarte por los caminos pidiendo limosna, pues no volveras a andar. Luego...

Por lo que contaban en los puertos, el miedo al dolor era a veces tan eficaz como el propio tormento para hablandar la lengua, sobre todo si eras miedoso, como parecía aquel hombre.

El asaltante, inmóvil en el sitio y desesperado, le escupió a Yosef en la cara. El "gargajo" fue tan grande que casi le tapa la cicatriz por entero...

¡Dame mi espada, y a uno contra uno, niñato! -te dijo desafiante-. ¡Que te den!

El tipo era harto impertinente.

Justo vio como uno de los asaltantes todavía con vida balbuceaba un intento de que acabaran con el. Valiente hijo del mismisimo satan! se acerco Justo hacia el asaltante inmovil. Te hemos salvado la vida, y solo haces que atacarnos una y otra vez! Ahora mismo estas a un paso de reunirte con Belcebú y tu te sigues envalentando.

Deberias hablar, contestar a nuestras preguntas o yo mismo me encargare de que Gorka se encarge de sacarte hasta el ultimo salmo que diste cuanto tu madre te pario!

Lo entiendes?

Justo se rasco la cabeza algo nervioso lo que al final dio un poco de traspie.

- Es... gracioso, que ahora pida espada y uno contra uno. Condiciones iguales pide, cuando ellos nos asaltaron armados contra gente desarmada e incluso uno de los suyos con una ballesta escondido entre la paja. El honor lo piden cuando han sido derrotados, cuando tiene posibilidad asalta a traición. Vaya un hijo de satanás... 

La mula no había ido muy lejos, y Pol la alcanzó pronto, dando gracias a Dios por ello, pues en sus alforjas tenía la mayor parte de sus pertenencias y su dinero. Al volver, vio que la mujer, el párroco del difunto perro y el hombre de la cicatriz se encaraban con uno de los supervivientes, que se resistía a hablar.

Mientras esto avenía, ató la mula a un árbol y se acercó al asaltante, y sacando sus tenacillas del zurrón, le dijo:

-Parecéis tener los dientes podridos. Tendré que arrancároslos. Todos. Señores, ¿serían tan amables de sujetarle? Esto le va a doler bastante.

Padre, por mi se puede ir usted a fornicar con Satanás -dijo al ver que Justo intentaba convecerle-. Lo que haga o deje de hacer es cosa mía.

Sin embargo, pareció hacer rechinar sus maltrechos dientes, o los que le quedaban, cuando Juana comentó lo de la igualdad cuando ellos mismos habían asaltado al grupo. Acto seguido, ante la propuesta de Pol, Gorka sujetó al asaltante por la espalda, asiéndole por los brazos en cruz puestos tras su tronco. Sin duda alguna que no se movería.

Yosef se quitó el gargajo con la chilaba con toda la tranquilidad del mundo.

Dejalo Pol, cuando acabe con él no necesitará sus dientes ni podridos ni sin podrir. Está es la primera vez que hago algo así, ¿Sabes? pero supongo que te va a doler más a ti que a mi.- Le acercó la punta del cuchillo al ojo mientras sonreia- ¿Has leido alguna vez el Levitico? Es interesante sobre todo a partir del versículo 24:19.- Mientras el marinero recitaba algo en su idioma comenzó a hacerle una serie de cortes en el vientre.- וְאִישׁ כִּי־יִתֵּן מוּם בַּעֲמִיתֹו כַּאֲשֶׁר עָשָׂה כֵּן יֵעָשֶׂה לֹּו׃

Pol examinó la boca del tipejo, y como su cabeza se movía y no se dejaba observar bien, no pudo determinar cuántos dientes tenía, le faltaban o tenía podridos. Cuando Yosef comenzó a rajarle despacio, se mordió los labios, no queriéndoos dar el placer de abrir su boca.

Miro a mi alrededor de reojo, parecía increíble que aquellos que hasta hace no tanto se hacían llamar buenos cristianos no estuvieran allí conmigo dispuestos a rezar al Señor. Incluso la mujer que se había agachado ahora hablaba al asaltante, aún peor, los propios monjes parecían dedicados a torturar al hombre en lugar de agradecer con piedad.

- Te pedimos disculpas señor por nuestros pecados que en tu eterna gracia sabes perdonar. Te pedimos disculpas señor por nuestras dudas que en tu eterna sabiduría sabes difuminar. Te damos gracias señor por tu protección, tus regalos y milagros que podemos presenciar cada día. - Con los ojos cerrados, la cabeza destapada mostrando el corte monástico y las manos unidas en plegaria comienzo a rezar en voz alta. Intento no escuchar los gritos del asaltante si los profiriera, toda mi atención hacia la plegaria y no a la terrible acción a la que los demás se dedican

ויקרא תַּחַת שֶׁבֶר עַיִן תַּחַת עַיִן שֵׁן תַּחַת שֵׁן כַּאֲשֶׁר יִתֵּן מוּם בָּאָדָם כֵּן יִ׃ - El judío continuó recitando versículos de la Torah, que para él, justificaban el trato que estaba dispensando al asaltante.

Con su cuchillo había trazado líneas verticales y horizontales sobre el estómago del pobre diablo, dejando un dibujo muy parecido al tablero del juego al que jugaban algunos musulmanes, ajedrez se llamaba.  Y ahora ayudándose con las tenazas que Pol usaba para retirar muelas podridas y su cuchillo intentaba arrancarle los trozos de piel que corresponderían a las casillas negras.

En una de esas observó el gesto de dolor de su víctima e incluso él puso mala cara, aunque continuó recitando versículos

Mientras Aingeru no veía con buenos ojos lo que se estaba haciendo, el tipo aguantaba el tipo, a pesar de estar hurgándole en las encías, bien podridas. Los cortes de su estómago comenzaban a echar sangre, al igual que varios hilillos de ésta sobresaían de su boca...