Partida Rol por web

Hace dos noches, el 3 de noviembre, Alexis Lowry desapareció de su casa en Treakhill (unos 35-40 km desde Boise, con unos 600 habitantes). Alexis tenía cinco años y vivía con su madre (Sarah Lowry, Mathewson de soltera, viuda desde que su marido, Jack Lowry, muriese de un ataque al corazón cuatro años atrás). Sarah lo dejó durmiendo en su habitación a las 21:30, y salvo un cuarto de hora en el que abandonó la casa para hablar con un vecino, estuvo dos habitaciones más allá, viendo la tele. A las 00:15 aproximadamente entra en la habitación del niño y descubre que no está. Cuando llegasteis a su casa, comprobasteis que la ventana de la habitación de Alexis estaba abierta y no había sido forzada ni su cristal roto, por lo que parece lógico pensar que el secuestrador convenció al pequeño de que la abriese (está en un primer piso).

Sarah, en medio de un ataque de pánico, aseguraba que el niño no podía haber salido por la puerta de casa. En la habitación no había signos de la presencia de nadie más y la toma de huellas no encuentra ninguna más que de Alexis y de su madre.

En efecto, justo debajo de la ventana estaba el cadáver de James Frayle. Es muy poco probable que se trate de una coincidencia y todo lleva a pensar que sorprendió al secuestrador. Estaba boca abajo, y tenía, entre otras contusiones, una bastante aparatosa que le partía la frente. La búsqueda inmediata de huellas o de un arma homicida no llevan a
nada concluyente y se inicia la búsqueda.

Las pesquisas preguntando a vecinos tampoco os hicieron encontrar a alguien que hubiese visto nada raro, aunque no tuvisteis oportunidad de hacer interrogatorios en profundidad. La búsqueda de huellas y sobre todo Ayla os permiten seguir el rastro de Alexis hacia los bosques. Pronto el rastro se pierde. No encontráis huellas de vehículos.

Para añadir complicación y seriedad al caso, en el callejón al que da la ventana del pequeño se encuentra el cadáver de James Frayle, un vecino del pueblo (67 años, casado con Mary Frayle) que había salido a las 16:00 de la tarde del mismo día a hacer algunas chapuzas en su garaje. No volvió a su hora habitual, pero dado que solía quedarse jugando a las
cartas, Mary no se preocupó. El cuerpo presentaba golpes que, según Michael McDonald, el médico de Treakhill (de medicina general, 36 años, soltero) pudieron causarle la muerte.Desde ese día, vosotros, acompañados de un
grupo de voluntarios, os habéis dedicado a rastrear la zona para encontrarlo. Habéis oído todo tipo de rumores, pero han resultado ser pistas falsas. Este mismo día, jueves 5 de noviembre, Hamilton (sheriff de Boise) os ha llamado diciendo que ha encontrado su cuerpo. Os informa también de que, además de abandonar el cuerpo de Alexis, el asesino
ha robado el cadáver de Lawrence Garner (ex-marinero, 56 años, soltero, muerto tras una larguísima convalecencia de unas recurrentes fiebres tropicales de las que enfermó en el último de sus viajes) que iba a ser enterrado por la mañana.

Esta desaparición os hace hilar algunos rumores que habíais descartado por fantasiosos o no relacionados: los de que, en los últimos días y por la zona, alguien se dedica a tocar los cadáveres. Es algo que habéis oído un par de veces, y que habéis atribuido a una denuncia en la que no habéis investigado, diciendo que alguien había entrado en el lugar donde descansaba el cuerpo de su hija esperando sepultura y este había sido robado, dejándolo en una posición extraña tirada a las afueras. Seguramente los otros rumores sean ecos de este, pero ya no estáis seguros. La desaparición del cuerpo de Lawrence permite darle más credibilidad. No habéis comprobado más casos. Para hacerlo más difícil, se da la circunstancia de que este año la gripe está siendo dura con los más vulnerables y está incrementando el número de muertes.

¡GUAU!

Cansados y algo abatidos, atravesáis los bosques de ma­drugada para llegar a la diminuta población llamada Boise. 
El coche de Hamilton, el sheriff, os espera aparcado a la en­trada. Os saludáis a través de las ventanillas, sin bajar de los vehículos. ­Por aquí. ­ os dice, y pone el motor en marcha.

La niebla todavía no se ha levantado, y los parabrisas van apartando la humedad que se condensa en el cristal delante­ro. En las afueras de la villa, el coche de Hamilton se detiene, y el sheriff sale del vehículo. Está muy serio y espera a que os reunáis con él.

¿­Qué tal, Maggie? Craig - ­ no espera respuesta de ninguno, y continúa andando, señalando con la cabeza hacia la oscuridad .­ Está ahí.

Le seguís, y tras unos pasos os encontráis con Carla Rinaldi, su ayudante que está pálida. Detrás de él, en el suelo, delante de la caseta de ladrillo que sirve como velatorio, hay un bulto. Os acercáis y las linternas lo iluminan: no hay duda, es Alexis. Las ropas parecen desgarradas, con manchas de sangre, y llenas de barro. Los pies... podéis ver que la carne de la planta ha desaparecido en algunos lugares, dejando al descubierto el hueso del talón. La cara del pequeño está con­torsionada.

Y eso no es todo ­ - continúa Hamilton. ­ El hijo de puta que ha ­ hecho esto se ha llevado también el cuerpo de Lawrence Hawker. Murió ayer. Íbamos a enterrarlo hoy mismo. Hace ademán de llevaros dentro de la caseta, pero el ruido de unas aspas cada vez más cercanas os detiene. A unos vein­te metros, sobre la carretera, un helicóptero desciende poco a poco de la niebla, abriéndola con sus potentes focos. Ilumina a vuestro grupo, cegándoos.

El FBI ­ - dice Hamilton­. ¿Os dije que vendría el FBI?

Meneando la cabeza en señal de disgusto: el frío y la humedad le calan hasta los huesos, la experiencia en el bosque no ha sido precisamente enriquecedora. Pero ya se sabe que lo peor de buscar un cadáver es... encontrarlo.

Cuando ven al Sheriff, Craig que ya tiene experiencia en esto, sabe lo que van a ver. - Sheriff - dice lacónico- y ¡ Voilá! el cadáver de un pobre niño que nunca hizo nada a nadie que algún desalmado ha mancillado y asesinado.

Intenta examinar de cerca el cuerpo del niño agachándose junto a él e intentando contener las arcadas y las ganas de vomitar cuando escucha el robo del cadáver - ¿ que se lo han llevado ? - Nota mental: posible necrófilo o satanista o ambas.

- ¿ qué opinas Margaret ?-

Entonces aparecen los jodidos federales que no hacen más que ensuciar las pruebas y las escenas de los crímenes en general , esos tocapelotas de Whasington eran unos burócratas chupatintas que no tenían ni pajolera idea de lo que era el trabajo de campo...

- Y parió la abuela...-

Y sin dejar de pensar en los federales se dedica a examinar el cuerpo y los alrededores del cuerpo y la caseta buscando algún rastro o pista.

No se como le voy a dar la noticia a la madre.- Su voz  sonó cansada. Sin duda es una de las peores cosas de esta profesión.- soltó un suspiro.

Margaret, luego deberás acompañarme a ver a su madre. Después de la noticia va a necesitar un hombro en el que llorar.- Se había hecho Sheriff de un pueblo para no tener que decir a una madre que su hijo de cinco años había sido asesinado

Mierda! Margaret esperaba no encontrar el cuerpo. Esperaba encontrar al pequeño Alexis con algunas magulladuras, deshidratado y con mucha hambre después de haberse perdido en el bosque intentado hacer una jugarreta a su madre. ¡Sólo tenía cinco años, por dios!

Saludó al sheriff con una inclinación de cabeza y se acercó hacia el bulto que escondía el cadáver del niño. Negó con la cabeza al pensar que había gente tan desalmada que hacía eso a los niños. Y encima estaba el asunto de los robos de cadáveres. Esas cosas no pasaban en los pueblos y pequeñas ciudades de Maine. Pasaban en las grandes ciudades. Aquí sólo teníamos problemas con las drogas, el alcohol y los excesos de velocidad en las carreteras. Ningún vecino tuyo se dedicada a pasear cadáveres a los largo y ancho del condado. ¿O sí?

Opino que quien hizo esto se merece lo que le caiga y más. ¡Sus talones! ¿Lo torturaron? Cabrones! Pero no tiene golpes ni heridas, al menos que sean mortales a primera vista. - dijo intentando mantener la cabeza fría. Habrá que esperar a la autopsia.

Mientras observaba el escenario oyó las asas del helicóptero y al sehiff diciendo que venían los del FBI. ¡Pues vaya ayuda! ¡Si ni siquiera habrían pisado un bosque! Estarían tan acostumbrados a los despachos que seguro bajarían con un traje oscuro, zapatos de ciudad, gafas y ese aire prepotente típico de ellos.

¿Cree que estan relacionados? ¿Los casos de robo de cadáveres y el de Alexis? ¿Que fue la misma persona? ¿O varias? ¿Y por eso viene el FBI? Podriamos apañarnoslas solos, Craig y yo somos buenos y seguro que cogeríamos a esos hijos de puta antes que vinieran los trajeados a llevarse todo el mérito...

Habrá que esperar a ver que dice la autopsia- Para ser un buen policía uno debía ser empatico, y al ponerse en la piel del chico tuvo hacer un esfuerzo para mantener la compostura. En este caso ser empatico era una maldición.

Ya sabes que no creo en las casualidades y aunque es demasiado pronto para lanzar hipotesis, no debemos descartar ninguna posibilidad

Suspira mientras se encoge de hombros

- dejémoslo entonces por el momento- se pone en pie de nuevo y se enciende un cigarro mientras mira fijamente el helicóptero

Cabrones del FBI joder...

- Las casualidades no existen. Apuesto a que sí, que ambas muertes están relacionadas, pero no os preocupéis porque pronto se resolverá el caso pues están aquí los lumbreras del FBI - dice irónico.

- ¡Que aterricen de una vez que la lona va a salir volando por culpa de las aspas del helicóptero!