Partida Rol por web

Habíais llegado con tiempo de sobra, la cosa pintaba bien, la puerta era la número 23 e indicaba que el avión estaba esperando a los pasajeros que debían acceder al mismo.

En vuestros billetes indicaban que os recogerían en Sydney y que vuestros asientos estaban numerados:

Martens 1F

Jacobi 3F

En la puerta os recibe un azafato que comprueba vuestros billetes para indicaros vuestros respectivos asientos y seguidamente se va hacia la cabina para comunicar que ya habéis entrado en el avión, cuando antes saliera el vuelo mucho mejor.

Llegué con ciertas prisas al aeropuerto y eso que había adelantado la hora del reloj para autoengañarme que me sobraría tiempo, pero el atasco circulatorio habían provocado que llegase a pie de pista en la hora. Empujé el trolley escaleras arriba y ayudé al azafato a que lo colocase en uno de los compartimentos reservados a equipaje. 

Después de eso, ya pude comprobar cuál era el nivel adquisitivo del programa, y es que por fuera todos los aviones son parecidos pero por dentro, los detalles marcan la diferencia. Iba con la palmera y las gafas de sol, por eso de llamar la atención como las modelos de portadas de revista, aunque mi vestido de chaqueta y falda fuera mucho menos vistoso, al fin y al cabo, no era plan de arrugar vestidos de fiesta en la butaca del avión. La comodidad se había impuesto, aunque con un tono elegante también.

Acompañada de mi bolso bandolera que abrí nada más sentarme en el asiento que me correspondía. Guardé las gafas y saqué "el collarín" para evitar posturas indeseables y agujetas durante la travesía. Dudé entre sacar el antifaz para recuperar horas de sueño o no, finalmente se quedaría dentro; igual había pasajeros interesantes con los que convendría hablar y sino, tan fácil como sacarlo de nuevo y usarlo.

Me abroché el cinturón esperando que el avión comenzase el vuelvo - disculpe, ¿recogen a alguien más aquí o estamos esperando por el repostaje? - igual esperaban porque les sirvieran el menú o alguna cuestión de autorizaciones, o simplemente que había más pasajeros.

Miré por la ventana para ver si dilucidaba por medio de la visión el porqué no se movía el aparato.

Desde que recibiese la carta del concurso, Jensen había tenido una nueva prioridad: sacarse el pasaporte y el visado para Norteamérica. Aquello era casi una locura, pero en sus 20 años, Jensen nunca había salido de Australia. Ni tan siquiera para conocer las patrias de origen de sus padres.

Había sido un chico como tantos otros, crecido en un paseo marítimo y sin andar sobrado de posibles. 

Por eso, y también porque le gustaba ser el centro de atención, cuando entró en el avión lo hizo lanzando un sonoro silbido de impresión.

Fiiiiiiiiiiiuuuuuu. Esta maquinita es una pasada.

Se giró hacia el azafato que le recibía.

Colega, asiento 3F. Eso lo menos tiene que ser primera clase, ¿que no? ¿Como será mi asiento? De esos con masaje y minibar, espero.

No deja que el azafato le ayude con su equipaje de mano, una bolsa de deporte con forma cilíndrica, sino que él mismo se encarga de subirlo al compartimento superior, lo que hace que acabe, después de un rápido vistazo para reconocer el terreno, de pie y con los brazos hacia arriba justo delante de un pibón moreno que lleva una pamela en la cabeza y que ocupa un asiento de la primera fila.

Casualmente, el movimiento de subir el equipaje hace que la camiseta se le suba lo justo para mostrar la línea del calzoncillo Calvin Klein por encima de los vaqueros bajos y unos dos dedos de vientre plano con tableta.... solo que no hay casualidad en ninguno de sus movimientos. No es casual que suba su maleta a la altura de la fila 1 siendo su asiento de la 3, no es casual que al subir los brazos se muestre calzoncillo y vientre, y, desde luego, no es para nada casual que aquello ocurra justo delante del pibón de la pamela.

En cualquier caso, Jensen sabe lo que se hace, y sabe que es fundamental que esa primera interacción no incluya miradas ni conversación. Solo una aparentemente casual carta de presentación. Será un vuelo largo y luego llegará el momento de sacar la simpatía. Pero es importante que ella sienta que ha sido la primera de los dos en fijarse para que crea que la iniciativa es suya.

Justo cuando Kimy pregunto por el segundo pasajero, el muchacho subió al avión, el azafato dando por contestada la pregunta de la señorita Martens se dirigió al joven Jacobi para indicarle que su asiento estaba casi al final.

-Su asiento es el que esta al final a la derecha, por supuesto señor, primera clase con todas las comodidades, masaje por supuesto. Mi compañera les tomará nota cuando tomemos velocidad de crucero-explico el azafato detenidamente y con una sonrisa, se dirigió a ambos después-por favor, pónganse los cinturones de seguridad, en breve saldremos de Sídney-

Visteis como desaparecía para ir a la parte delantera del avión, posiblemente para avisar al piloto y copiloto de que se podía despegar.

Una azafata igual de joven que el muchacho apareció y comenzó hablar:

-Bienvenidos al vuelo privado proporcionado por el proyecto Oasis, Su capitán al mando es Leónidas Phillips, asistido por el Primer Oficial; Reginal Carlisle. El tiempo de vuelo rondara varias horas por lo que les recomiendo que nos pidan algo de beber y se relajen, serviremos las pertinentes comidas entre las que podrán elegir primero, segundo y postre. A continuación les pedimos un momento de atención para la demostración de los aspectos de seguridad a bordo de este avión. A bordo hay 4 salidas de emergencia, cada una de las cuales están marcadas con la señal roja de SALIDA, una guía luminosa recorre el pasillo por la parte izquierda para que en caso de oscuridad puedan dirigirse a la salida de emergencia más cercana, hay 2 puertas principales, una al frente y otra en la parte trasera. –La chica hizo una pausa para coger aire y proseguir-Por favor, apaguen sus teléfonos móviles o pongan el modo avión y no fumen, mantengan el cinturón de seguridad abrochado mientras la indicación este encendida y en caso de no estarlo, levántense solamente para ir al baño, para colocar el cinturón, inserten la parte metálica de la hebilla, para apretar, tiren del extremo libre del cinturón, para desabrochar levanten la hebilla. Los asientos deben estar en posición vertical y no deben reclinarse en ningún momento. En caso de pérdida de presión de la cabina, una máscara de oxigeno caerá automáticamente del panel que hay sobre ustedes. Si esto ocurriera, permanezcan sentados, tiren de la máscara para iniciar el flujo de oxigeno, colóquensela sobre la nariz y boca, respiren con normalidad, aseguren la mascarilla con su goma, primero pónganse su mascarilla y luego ayuden a los demás pasajeros si es necesario. En caso de aterrizaje en el medio acuático debemos ponernos el chaleco salvavidas que hay bajo nuestro asiento, colóquense el chaleco sobre su cabeza por la abertura. Pasen la cinta negra por su espalda y abróchenla al frente como les estoy mostrando. Para asegurar el chaleco, tiren del extremo libre de la cinta negra, para inflar su chaleco, tiren con fuerza de la pestaña roja con fuerza. Para inflarlo o desinflarlo tienen este tubo rojo para hacerlo manualmente con la boca. Su chaleco está equipado con una luz para casos de oscuridad. No inflen su chaleco dentro de la cabina ya que podría impedir su salida al exterior, para más información, pueden leer  la tarjeta de seguridad que se encuentra frente a ustedes, que disfruten del vuelo y si necesitan algo en cualquier momento del vuelo pueden pulsar el botón que tienen en el panel del asiento, a su izquierda- la azafata iba haciendo movimientos y mostrándolo todo intentando ser rápida pero concisa para que la entendierais del todo.

Tras aquello, espero unos minutos y comprobó vuestros asientos antes de que el avión despegara.

Nada más preguntarle al azafato sobre si estábamos esperando por alguien o algo más aparece un nuevo pasajero por la puerta, me dio la sensación de que era la vez que montaba en un avión porque todo le parecía nuevo, que hubiera asientos colocados en línea, y que fuera estrecho; igual estaba esperando que fuera como un autobús, tampoco se le puede reprochar ya que en cuanto a colocar el equipaje en los armarios era similar a donde se colocan en los buses.

Aún con todo me pareció como que sobreactuaba con el tema de la ropa que llevaba, no sé ¿pantalones holgados mostrando la ropa interior y un cuerpo tableta? Igual estaba yo demasiado atenta a los detalles o él era muy descuidado, quizás una mezcla de ambos. Lo espié con el rabillo del ojo según pasaba y se colocaba en su asiento, por detrás del mío.

Luego el chico que nos atendía se fue hacia adelante y a cambio llegó una azafata que nos comentó todo el protocolo de emergencia - ¿realmente es necesario? El avión es el transporte más seguro del mundo, pero también es seguro que un accidente a la altura habitual no lo cuenta nadie - ¿qué esperaban que todo aquello sirviera en un siniestro aéreo? Que si la máscara por si falta el aire, que si el chaleco por si caemos al mar, en fin... lo único útil era aprender a ajustarse el cinturón por si había turbulencias; lo demás era inútil - sí, tranquila, sé que es tu trabajo y nos lo tienes que explicar.

Miré por la ventana, al fin íbamos a despegar y cambiar de aires. Aún sabiendo que no era clase turista y simplemente por conocer las sensaciones del otro pasajero, me atreví a generar conversación - ¿es la primera vez que viajas, verdad? - era importante saber si sufría de mareos y me iba a dar el viaje o si era de los que roncaba, rezaba o se comportaba en las travesías - ¿qué habilidades tienes para que te hayan escogido en el concurso? - no lo conocía y se me escapaban sus virtudes.

Contemplando el océano a través de la ventanita.

Jensen no se giró ni intentó averiguar si su intento de llamar la atención había funcionado. Hacerlo hubiera sido equivalente a admitir que era un intento de seducción premeditada y perdería todo el efecto que pretendía conseguir. Además... a decir verdad Jensen tenía tanta confianza en sí mismo que asumía directamente que había tenido éxito y que la chica estaba mirándole el culo mientras caminaba hacia su asiento.

Entonces el azafato desapareció y apareció una azafata que empezó a dar indicaciones y decir cosas. Cuando mencionó el tema de apagar el teléfono móvil, Jensen obedeció. Era la primera vez que volaba y, en su cabeza, que un aparato electrónico pudiera interferir con los mandos de una aeronave de cientos de miles de dólares parecía tener todo el sentido del mundo. Además, le había costado entender todo el resto de cosas que decía, así que aquella que era comprensible para él fue sencilla de cumplir.

No estaba nervioso por volar porque era bastante inconsciente, así que las palabras del pibón moreno hacia la azafata no le hicieron sentirse peor.

¿Tanto se me nota? - Contestó a la chica adoptando una sonrisa amistosa cuando se dirigió a él. - Sí, es mi primer avión. Si te digo la verdad, me imaginaba la primera clase con sillones individuales reclinables y una barra de bar circular en medio del pasillo, pero al final esto se parece más a un autobús.

Mientras hablaba estaba forcejeando con el cinturón de su asiento.

Pues está claro que no fue por mi soltura con los cinturones. ¿Cómo narices funciona esta cosa? No hago más que enganchar la hebilla y  no se mantiene. - Seguro que tenía algo que ver el hecho de que tuviera el enganche al revés.

¿Podrías echarme un cable? Me llamo Jensen, por cierto.

En realidad no estaba fingiendo no ser capaz de abrochar el cinturón del asiento, pero depende de cómo evolucionasen las cosas a futuro diría que sabía perfectamente pero quería que ella se levantarse a ayudarle y establecer un primer contacto físico.

La azafata que se encargaba del protocolo de seguridad simplemente asintió sin mediar palabra a la pregunta de la señorita Martens.

Los azafatos comprobaron que todo estaba listo para despegar  por lo que un azafato se acerco al señor Jacobi:

-abróchese el cinturón de seguridad, señor. El avión va a despegar-comento y espero a que el joven se colocara el cinturón.

El avión despego rumbo a Calcuta para recoger a otro de los pasajeros.

Algunas horas después llego el avión a Calcuta donde aterrizo para repostar y esperar a otro viajero que debía abordar el transporte aéreo.

En el billete de Malek Daliriam indica la hora en la que llegaba el avión y el asiento en cuestión que debía ocupar.

3E

En la puerta recibe a Malek un azafato que comprueba su billete para indicar su respectivo asiento y seguidamente le ayuda a colocar sus maletas y le invita a abrocharse el cinturón en cuanto se siente para que puedan reanudar el viaje.

El viaje desde Australia hasta India había sido entretenido dentro de un orden, unas turbulencias debido a una tormenta según la información del capitán habían provocado ciertos momentos de incertidumbre con vaivenes pero nada de lo que preocuparse. Seguí hablando con el pasajero acerca de mitos y verdades de los viajes en avión, así como las comodidades de club inglés que se había imaginado el chico que iba a tener aquí dentro - creo que has visto demasiadas películas, la copa de whisky, el puro y el señor sentado en una butaca con una chimenea cerca y el perro a sus pies es una imagen que no se corresponde con un avión - sobretodo por la chimenea, aunque seguro que algún dictador habría decorado de manera extravagante su jet privado sin llegar a esos extremos.

El avión aterrizó en Calcuta - hace un par de años vine a este país, muy de contrastes, el primer mundo y el tercer mundo o cuarto en menos de un paso - regado con una sociedad de castas y un país caótico, sobrepoblado, muy distinto a otros que había visitado - ¿a qué te dedicas Jensen? - suponía que fuera deportista, analizando un poco su físico.

Mirando por la ventanilla a ver quién es el siguiente pasajero en subir al avión.

La chica había resultado una compañía agradable para el viaje. Bien fuera por aburrimiento, por solidaridad con alguien que viaja por primera vez en avión o por algún tipo de simpatía o atracción, había conversado amenamente con él durante el viaje hasta la próxima escala, que resultó ser Calcuta.

Tenía más la imagen de una barra de lounge, la verdad. No es que me guste pasar el rato con estirados en butacas junto a una chimenea con un perro, seguramente de raza, a los pies. Si me das a elegir prefiero la compañía de una mujer hermosa y simpática que charla sobre las expectativas de la primera clase de un avión. Aunque no me negarás que sería un buen complemento para la conversación un poco de música soft y un par de copas.

Así que ella ya había estado en la India. No tenía pinta de una alumna de yoga del primer mundo buscando ampliar horizontes espirituales, así que seguramente fuera por algo relacionado con su trabajo.

Soy gimnasta free style, pero como eso da poca pasta, he tenido que diversificar un poco. ¿Y tú*? ¿A qué te dedicas?

Durante el viaje habíamos hablado de lo humano y lo divino o lo que es lo mismo, los lujos del avión y lo que habría pretendido que tuviera nuestro transporte alado - también hay que entender que al ser un aparato pequeño tendrá las comodidades limitadas - seguramente todos los lujos y adornos que comenta el chico en un boeing serían posibles, quizás los aviones de los presidentes de países o de las grandes compañía tuvieran ese nivel de lujo.

- Ja! deportista, lo sabía - mi sexto sentido estaba bien engrasado y aquella intuición que lo identificaba con el mundo del deporte había dado en el blanco - ¿yo? Te habría apostado algo a que no lo acertarías pero para evitar correr esa suerte, te diré que trabajo en el mundo del arte, para museos y coleccionistas, me encargo de buscar tesoros - no era un trabajo realmente muy habitual pero se pagaba bien.

Su tierra natal lo atraía y encantaba como ninguna otra, incluso después de conocer New-York. Por esto, mientras esperaba su vuelo, observaba con melancolía la gente a su alrededor, a los jóvenes indúes que como el a los 12, estaban por conocer el nuevo continente y sus oportunidades. 

En su interior sentía esa añoranza y nudo en la garganta por el recuerdo de los altos y bajos que tuvo allá, en su exterior solo se veía un joven vestido de negro con apariencia desinteresada siguiendo la mirada pensativo de su entorno. 

El reloj finalmente marcaba la hora, se quitaba los audífonos sosteniéndolos sobre sus hombros, escuchando la misma voz que 20 minutos antes habia anunciado su vuelo. Poniendose de pie e irguiéndose en toda su altura introdujo su brazo en la correa de su guitarra ,cruzandola sobre su pecho y colocandosela en su espalda. Al igual que una pequeña mochila negra en su hombro. 

Antes de llegar a la puerta del avion alzó la mirada, osbservandolo y si alguien estuviera lo suficientemente cerca seguramente se daría cuenta del sublime brillo en sus ojos y la tensión de sus cejas, que aunque pobre e igual de lastimera que su mirada, denotaba cierta determinación por lo que supondría ser el inicio de lo que consideraba la segunda oportunidad de su vida. Pero esta vez buscaría no perder el camino, sin saber lo que le deparaba.

Camisa negra de mangas cortas, brazaletes negros con púas, una gargantilla y audifonos sobre su cuello, ademas de los aros metalicos en sus orejas eran los accesorios que llevaba al momento de subir al avion.

En su llegada daría una breve e inmutable mirada al resto de pasajeros, para con un ingles casi perfecto y ligero acento indù decir...

- Mucho gusto...- asintiendo con la cabeza y sin esperar respuesta sentarse junto a la ventanilla y dar un vistazo fuera terminando con un-
- Un placer...- .Aunque su rostro no parecía expresarlo. Hacerlo no era su punto fuerte.

En cuanto todos estuvisteis listos el avión volvió a despegar, el destino próximo era Moscú y allí se subiría otro pasajero, ya estabais tres en el avión y prometía ser un viaje que duraría unas pocas horas más, seguramente llegaríais allí de madrugada, en ese momento ya eran las 12 de la noche, los azafatos pasaron por vuestros asientos para repartiros algo de comer.

-La cena se sirve tarde, lo siento. Acaban de subirla desde Calcuta pero tranquilos, hay muchos platos donde elegir-comento el azafato que os paso una lista para que marcarais el menú que deseabais cenar, tras aquello, los demás azafatos sirvieron la comida, cada plato a su tiempo.

Al finalizar la cena ya eran la 1 y 15, aun faltaban unas horas para llegar a Moscú, siempre podíais charlar entre vosotros o dormir un poco.

¿Buscar tesoros? ¿En plan cofres repletos en galeones hundidos y cosas así?

Curiosamente, no se conformó con eso, sino que añadió algo más.

Dicen que en la costa cerca de mi ciudad se hundió un junco del siglo XIII cargado de reliquias para el emperador. ¿Tesoros en ese plan?

En ese momento, un nuevo pasajero se les unió. Aunque tampoco parecía muy hablador.

Hola, colega.

Acto seguido, la azafata les ofreció la cena y Jensen pidió algo que entrase en su dieta estricta. Finalmente eligió un pescado blanco y arroz. Y para beber pidió leche desnatada.

Un momento, perdón. ¿Tienen también una carta de bebidas alcohólicas? 

Era un extraño contraste después de haber pedido un vaso de leche desnatada. Extraño y casi ridículo.

- Así es, ese tipo de tesoros... barcos hundidos, estatuillas milenarias, cuadros perdidos, ruinas... - el catálogo de las obras de arte era muy amplio, tan sólo se necesitaba un rastro oculto y financiación para emprender la búsqueda del tesoro. También paciencia - todo depende del interés que tenga el coleccionista en algo - al final era cuestión de gustos y dinero.

Tomo nota de ese "junco del siglo XIII" del que habla, ya investigaré más sobre la certeza o leyenda del caso - no hay tesoros ocultos sino enterrados por el tiempo del olvido - y yo me dedicaba a descubrirlos, bueno... formaba parte de un grupo de personas que teníamos ese oficio.

- Encantada - no parece un chico de muchas palabras, ha entrado diciendo las palabras típicas y directamente ha ido a sentarse a su sitio. Aunque hay horas por delante, así que, espero sea más sociable - Parece que vamos a recorrer todo el planeta, me da la sensación de estar recreando una novela de Julio Verne - bueno, veo como el avión despega y deja atrás La India camino de Moscú.

Para cenar pedí el plato de carne que había en el menú de abordo, junto con un vino para acompañar - ¿vas a tomar leche, en serio? - no sé, me había parecido un menú un tanto extravagante - nada más subirte al avión comentabas lo del lujo y ahora pides un vaso de leche ¿? - qué cosas más raras, el chico era un pozo de incongruencias. Al menos ahora parecía interesado en la carta de bebidas alcohólicas pero a saber qué ocurrencias podría albergar.

- Y tú, Malek... a qué te dedicas o porqué viajas? - que no hubiera hablado no implicaba que quedase al margen.

Parecía tener algo de problemas al manejar la pantalla que tenía en el respaldo el asiento que tenia en frente, parecía estar intentando algo sin éxito alguno. Cuando aparece la azafata le pide algo ligero como un sanduche y algunos bocaditos para despues. 

Tras su pregunta se gira hacia ella y dice.

- Como sabes...mi nombre?- dijo mas como un susurro que otra cosa, para continuar con la voz mas alta, pero calmada.
- Soy musico. Vine para demostrar lo que se hacer...la invitación para las semifinales. ¿No les llegó la carta?- 

Diría mirando hacia ambos y tras sus respuestas volvería la atención a la pantalla que tenía en frente. Dandose cuenta que no lograría que funcionase volvió a diriguirse hacia ellos.
- Disculpen...alguno puede explicarme como funciona esto? Me gustaría colocar musica...ya que seguramente nos hagan apagar el celular.- miró hacia ambos con esa expresion que parecía denotar desinteres.

Bueno, el lujo se puede vivir de muchas formas, pero en lo que respecta a comida, no suele ser buen amigo de las dietas para alto rendimiento.

El caso es que ya no sigo tan estrictamente la dieta, pero hay algunas costumbres que se me han quedado.

Mintió. Sí que seguía la dieta de manera bastante estricta, salvo por el tema del alcohol. Con el tiempo había aprendido que era más fácil decir eso que intentar justificar el hecho de comer como un gimnasta pero beber como un veinteañero.

Se giró hacia Malek cuando Kimy se dirigió a él en un intento cortés de extender la conversación a los tres.

Claro que sí. Eso es lo que nos trae a todos a este avión, ¿no?

Era una pregunta retórica y quizás por eso Malek volvió a centrarse en la pantalla.

Desde luego no es muy dado a conversar... O quizás no se siente cómodo con el inglés

Intentó cruzar una mirada con Kimy. Una de esas miradas que decía: "Bueeeeno, nos ha tocado el rey de los músicos sociables".

Pero el cruce de miradas (unilateral o bilateral) duró poco, porque Malek pareció recomponerse y generar conversación... o no.

Lo siento, colega. De momento ni lo he intentado. No te sabría decir, pero lo de apagar el móvil, sí.

Aunque no te preocupes, me queda claro que tu intención es aislarte.

Sintió que aquel intento de diálogo tenía bastante de cortafuegos, así que, para evitar que eso matase la conversación, retomó un hilo pasado.

Sabes Kimy, tu trabajo tiene que molar un cacho. Los colegas que hacen scuba* en Byron Bay salen todos supermotivados. Si encima encontrasen un tesoro eso debe ser un subidón brutal.

La azafata que pasó con la comida se detuvo para contestar vuestras preguntas, sobretodo para indicarle a Malek como se usaba el panel de la radio:

-se usa con estos cascos, debido a qué vamos a recoger varios países, las emisoras cambiarán aunque estoy segura de que sabrán buscar la que más les guste- dijo mientras entregaba unos auriculares típicos de los aviones a cada uno.

también fue a buscar la carta de bebidas alcohólicas para entregársela al señor Jacobi, se quedó esperando mientras elegía, ya casi habían llegado a Moscú.

-debo pedirles que se pongan los cinturones de nuevo pues vamos a efectuar el descenso, en cuanto hayamos aterrizado les serviré lo que pidan-comento la joven azafata.

Igual el Indio sólo tenía un mal día, de ahí que no fuera muy sociable, también podía ocurrir que se marease en avión o que fuera tímido. La verdad es que había mil causas para que se comportase así, tampoco era plan de recriminarle algo, habría tiempo durante el viaje, ya que al parecer ahora nos dirigíamos hacia Moscú.

- Es fácil, llegué la primera al avión y al comprobar mi nombre en la lista vi los nombres de los demás, tú nombre era el que por etimología se correspondía con India - así que 1+1=2, sí, quizás lo más diplomático hubiera sido que le hubiese preguntado su nombre, pero tampoco esperaba un juicio por haber sido poco indiscreta con la lista de pasajeros.

Jensen sabía que era deportista, pero aún quedaba el misterio del indio - ¿aparte de gustarte la música te dedicas a ella o tu mundo se centra en otro arte? - no sabía cómo sonsacarle información al pasajero recién llegado, aún no había acertado con la combinación para hacerle hablar, pero era cuestión de tiempo.

- Me gusta mi trabajo, se viaja mucho y hay multitud de anécdotas que podría contar - pero como vamos en avión tampoco se trata de contar historias de miedo.

Atiende a las indicaciones de la azafata y asiente con la cabeza, de no tratarse de alguien tan inexpresivo le habria sonreído por la gratitud que sentía en ese momento.

Se volvió a voltear hacia la chica y reflexiono en silencio durante unos segundos. - Me gusta lo bello...aunque solo en la musica puedo aportar a ello. O al menos es lo que creo...- 

Lo decía como si estuviera hablando para si mismo aunque lo había dicho en voz alta, pues, no lo había pensado demasiado. 

- Paisajes, atardeceres, ojos bonitos, mujeres hermosas. Si, me gusta también ese tipo de arte...-