Partida Rol por web

 -¿Mika-san?

¿Se había quedado…? Ay dios, ¡que se había dormido de pie!

 -Mika-san… Despierta Mika-san.

Pero susurrándole educadamente no iba a conseguir despertarla, así que optó por la opción más caballerosa: cogerla en brazos al estilo princesa para llevarla a la enfermería y que descansara allí un rato. Porque había enfermedades que provocaban sueño, así que igual colaba.

 -Tranquila Mika-san, yo me encargo de llevarte a que descanses.

-Zzz... zzz...- continuaba durmiendo a pesar de los intentos de Hiroshi de despertarme... ni lo hice cuando me alzó en sus brazos para llevarme a la enfermería -Zzz... no... por favor no... zzz...- balbuceaba mientras dormía. Parecía estar teniendo un sueño no muy agradable -Zzz... dejad... de hacerlo... solo quiero... zzz... tocar el piano... zzz...- continuaba balbuceando, y demás cosas así mientras estaba sumida en mi sueño.

Mientras llevaba a su amiga en brazos por los pasillos del instituto, Hiroshi vio que Mika hablaba en sueños. Y por cómo hablaba no parecía agradable.

 -Mika-san. ¡Mika-san! Es sólo un sueño, no te preocupes.

Dudaba que pudiera oírle, pero por intentarlo tampoco es que perdiera nada. Cuando llegó a la enfermería, abrió la puerta empujando con cuidado con el pie y entró con Mika en brazos.

 -Disculpe enfermera, pero mi compañera no se encuentra bien. Creo que debería descansar un rato aquí hasta que recupere las fuerzas.

Y mientras hablaba, había llevado a su amiga hasta la cama más cercana para acostarla. Le quitó los zapatos y la arropó para que estuviera bien cómoda mientras dormía. Si estaba tan cansada que se llegaba a dormir de pie, una siesta era lo que mejor le venía en esos momentos.

La sirena del instituto toca y todo el mundo comienza a correr a la vez para no llegar tarde. Kenichi no tendría problema en llegar a tiempo pues ni se detuvo para hablar, tan solo iba decidido a sentarse en clase, pero Hiroshi, Mika y Haranobu tenían que darse prisa si no querían llegar tarde hoy.

Ains... que maravilla... no se porque, pero estaba muy cómoda ahora mismo. Dormía en la cama de la enfermería como un bebe... cuando sonó el timbre y lo jodió todo. Mis ojos se abrieron de golpe acentuando mis ojeras... otra vez ese instinto que había desarrollado me avisaba -¡LLEGO TARDE!- grité alarmada. ¿Que hacía allí Hiroshi? ¿Porque estaba en la enfermería si antes estaba en el patio? No me importaba ahora... ¡llegaba tarde!. Me levanté de un salto de la cama y corrí hacia la puerta a toda velocidad... no "corrí hacia la puerta y la abrí", solo corrí. Me estrellé contra la puerta y reboté en ella cayendo al suelo dolorida y los ojos en forma de espiral -Aiiiuuu... estrellitas...- balbuceaba antes de volver a espabilarme... bueno "espabilarme".

-¡LLEGO TARDE!- Me levanté de un salto del suelo, y volví a correr hacia la puerta a toda velocidad... esta vez abriéndola. Y con los ojos llenos de legañas, una coordinación de pato mareado, y ahora mismo no encontrando el trayecto entre la clase y la enfermería dentro de mi cabeza... solo sabía que estaba más dormida que despierta y que llevaba tarde como siempre.

No había terminado de arropar a Mika, cuando el timbre sonó, haciendo que su amiga se levantara de la cama como si un rayo le hubiera caído encima y dejando al enorme muchachote totalmente anonadado.

Cuando Mika salió corriendo de la enfermería, gritando que iba a llegar tarde, Hiroshi se disculpó con la enfermera por haberle hecho perder el tiempo y salió disparado detrás de su amiga. Bueno… Detrás lo que se dice detrás no duró mucho, ya que a las pocas zancadas la alcanzó, la adelantó y empezó a sacarle ventaja rápidamente. ¿Sería por el cansancio que ella tenía o porque inconscientemente Hiroshi no deseaba repetir lo que había pasado el día anterior? Fuera como fuese, el muchacho consiguió llegar al aula justo a tiempo. Sin embargo, en lugar de ir a sentarse inmediatamente, dejó la puerta de la clase abierta y se dirigió a la profesora.

 -Perdón por la tardanza, Mika-san y yo estábamos en la enfermería. Mika-san llega ahora mismo.

- Buenos días, vamos a comenzar la clase de arte.- El profesor comenzó a explicar la diferencia entre el arte moderno y el arte del Renacimiento, algo muy interesante para algunos pero bastante aburrido para otros-... Y bien, ¿Alguien sabe por qué el arte moderno se caracteriza por su simpleza?.- Soltó la pregunta para ver si alguno podía responder.

La clase de gimnasia iba a comenzar, pero como siempre la profesora le gustaba soltar unas palabritas antes de dirigiros hacia el patio interior.- Bien chicos, hoy vamos a ver una técnica elemental que va de la mano de la meditación. Vamos a aprender a manejar nuestro Ki para golpear al enemigo.- Dijo ella haciendo un gesto parecido al de un golpe con la palma de la mano. Acto seguido os dirigisteis hacia el patio.- Por parejas necesito que uno lance golpes al aire y el otro intente esquivarlos, dominar nuestro Ki llevará mucho tiempo antes de que podamos usarlo como una verdadera arma.

Al escuchar la pregunta, levanto la mano con cierta pesadez y respondo a la pregunta.

Con el debido respeto sensei, personalmente nunca entenderé el arte moderno, pero la simpleza del arte moderno viene dado por la fuerte influencia de la cultura pop y la publicidad misma, la cual, desde la decada de los 50 fue adquiriendo una tendencia minimalista.

Una vez respondida la pregunta vuelvo a tomar asiento y trato de mantenerme concentrado en la clase aunque con cierta dificultad.

En verdad detestaba el arte moderno, incluso las obras de Dalí y Picasso, me parecían más un conjunto de manchas de tinta que verdaderos cuadros.

¡Educación física! Probablemente la única asignatura en la que Hiroshi podía destacar, siempre y cuando no estuvieran realizando pruebas de agilidad o velocidad o… Cualquier cosa que no fuera fuerza en realidad. ¡Pero por suerte la lección de hoy parecía muy fácil! Él había estado en el club de sumo durante muchos años, así que de lucha sabía un rato. No debía ser demasiado complicado, ¿no?

Cuando la profesora dijo que se dividieran por parejas, Hiroshi se acercó a Mika.

 -¿Nos ponemos de pareja? Si quieres golpeas tú y yo trato de esquivarte. No te preocupes si me das, soy un chico fuerte y puedo aguantar mucho.

Y tras decir aquello, Hiroshi se colocó en una postura típica de los luchadores de sumo, listo para intentar esquivar lo que fuera.

Fiu... menos mal, parecía que había conseguido llegar inexplicablemente bien a clase a pesar de mi gran empanamiento. Por lo menos, tocaba Educación Física... esperemos que esto me despierte del todo. Y como son las clases de Ramensa-sensei, seguro que lo consigo.

-Manejar el Ki... en serio, esta profe un día nos enseñará a convertirnos en super-sayian- pensaba en mi cabeza mientras me movía hasta el patio.

Entonces vino Hiroshi para ofrecerme ser mi pareja para usar mi Ki contra el y viceversa -De acuerdo Hiroshi-kun, te golpeare con mi Ki- le dije aceptando su ofrecimiento. Aun seguia ojerosa y con una leve somnolencia; pero aun seguia sabiendo pegar. Adopté una pose clasica de karateka -¡Enfrentate al Ki adormilado de Mika-chan! ¡Kyaa!- dije lanzando el golpe de palma cargada de mi Ki... he de admitirlo, siempre que lo hago espero que me salga un rayito en plan Dragon Ball.

- Ehhhh bueno... si...- El mismo profesor parecía haberse quedado en blanco tras la seguridad y sabiduría de las palabras de Kenichi. Algunas chicas comenzaron a murmurar lo inteligente y apuesto que era el joven estudiante, que parecía iluminado por los mismos dioses.- Kenichi tiene un punto positivo por su gran respuesta, ahora cambiemos de tema...- Entonces sonó la sirena. El profesor entonces te hizo una señal para que acudieras a su mesa.- Kenichi, estoy haciendo una investigación sobre un cuadro en concreto, es muy interesante y  me gustaría contar con tu ayuda.- Dijo el profesor viendo que Kenichi podía ser de utilidad.- Todo esto repercutirá positivamente en la nota. No todos los estudiantes tienen el honor de investigar junto a un profesor... por eso necesito que pienses antes de decir nada.

Mika intentó lanzar con todas sus fuerzas su ki hacia delante, hacia el mismísimo y gran Hiroshi. Pero algo salió justo por detrás y en forma de aire... una ventosidad. Algunos se quedaron mirando a Mika y comenzaron a reírse debido a la extraña situación. La profesora se acercó y puso un brazo en el hombro a Mika.- Tranquila, suele pasar las primeras veces... no hay nada que no se pueda arreglar con disciplina extra. Inténtalo en casa, así nos evitaremos este tipo de imprevistos en clase.

Durante unos segundos me quedé en blanco sin saber mucho que había pasado -Ehhh... ¿ha pasado lo que creo que ha pasado?- pensé algo confusa. Pero las risas de mis compañeros me lo hacían ver, y que la profesora me pasase el brazo me confirmó la situación: me he tirado un cuesco -Ains... si, desde luego era lo que necesitaba- pensé con una ironía enorme.

-Tranquila Ramensa-sensei, estoy bien. Trataré de intentarlo en casa- le dije tratando de quitarle importancia. Estaba un poco roja porque me daba un poco de vergüenza, lo reconozco; pero esto tampoco era para tanto comparado con otras cosas que he visto -Ya sabéis chicos, a las chicas también "se nos escapa el Ki"; así que si estáis con la novia y huele mal... sospechad de ella- dije en tono chistoso intentando reírme de la situación; mejor reírse que llorar. Cualquier otra chica estaría avergonzada, pero yo no soy otra chica.

Me siento honrado por el ofrecimiento Rikumichi-sensei y me comprometo a darle una respuesta el día de mañana.

Verá, ayer estuve trabajando hasta tarde y su ofreta es algo que me gustaría evaluar como es debido, entiéndase con la cabeza un poco más despejada. - respondo respetuosamente.

Una vez concluida la clase me pongo de pie y me dirijo a prepararme para asistir al club de danza.

Es prioritario que encuentre a Mayurit y averigüe si va a ir a la excursión o no, pues de eso depende que me apunte o no al dichoso paseo. - pienso mientras salgo del salón con paso lento y cansado.

El muchachote estaba concentrado en intentar esquivar el ataque que se le iba a venir encima, que no se esperó que el ataque saliera por la retaguardia de Mika. Pero en vez de dejarse llevar y reírse, se tapó la boca con las manos para aguantarse la carcajada, poniéndose colorado cual tomate maduro. Y es que si le hubiera pasado a él, se habría sentido muy mal si su amiga se hubiera reído, así que nada de risas. Por la amistad.

Tras tranquilizarse un poco, se destapó la boca y dijo:

 -No tiene gracia, es algo que le puede pasar a cualquiera.

Luego fue donde su compañera para decirle:

 -Venga, ¿intercambiamos puestos? Yo te lanzo ki y tú me intentas esquivar.

-Hombre... hay que admitir que un poco de gracia tiene- le dije riendo un poco -Pero gracias por aguantarte la risa, es un detalle- terminé agradeciendo. Me hubiera sentido más incómoda si se hubiera reído de mi... yo no se si me hubiera contenido si el pedo se le escapará a el.

Luego me coloque en posición defensiva -Venga Hiroshi, golpeame con tu mejor Nen... digo Chi... quiero decir Ki- termine diciendo con una sonrisa desafiante... que intente tirarme si puede.

Aquella lección sobre concentrar la energía y luego liberarla le traía muchos recuerdos de sus años en el club de sumo. Y también… También le traía recuerdos de su infancia, cuando jugaba a las luchas con su padre y él le enseñaba la grandeza de la lucha tradicional japonesa. Varios de sus recuerdos más felices tenían impresa la gran sonrisa de su padre, diciéndole lo orgulloso que estaba de él.

Aquella sensación se apoderó del joven, lo que le envolvió en una gran serenidad. La energía fluía por su cuerpo con tanta naturalidad que parecía que Hiroshi llevaba años manejando el ki. Y cuando creyó estar listo, apuntó con las manos hacia Mika y disparó la energía acumulada. O al menos, esa imagen mental se formó él para que le fuera más fácil liberar el ki de marras…

 -¡Allá va Mika-san!

- Excelente, grandullón.- Dijo la profesora. Miró a Mika que estaba en el suelo, pues la proyección de Hiroshi esta vez había salido hacia delante y bien proyectada.- Tienes potencial en esto del Ki, pero ¡Ten cuidado! Hay que evitar que se descontrole o podremos hacer daño a nuestro compañero.- Parecía bastante satisfecha, pues al menos Hiroshi había conseguido proyectar bien su ki, señal de que la profesora os estaba enseñando correctamente.

Poco después la sirena sonó, dando por finalizada la clase.