El policía se retira un poco para hablar por el móvil, lejos del ruido de los motores de los coches. Da varios paseos hacia un lado y hacia otro mientras hace gestos de todo tipo.
Al cabo de no más de un par de minutos se acerca nuevamente al coche y le tiende el telefono a Newbell.
Está bien, pasa
Ni una palabra más, ni un gesto más, sólo se retira del coche y se vuelve a dirigir el tráfico, dejando paso libre al vehículo.
El hombre de Seguridad conduce el coche por la carretera, alejandose del control de la policía de Capitol y dirigiendose a donde el ejercito de la misma corporación está apostado, esperando un enefrentamiento con las fuerzas del imnombrable, encerradas en el Parque de Atracciones Ludus.
Por el camino, un camino solitario, sin coches circulando, que se hace muy lento y bastante raro. Un silencio recorre todo el trayecto, nada de coches, nada de ruido. Los miembros de la seguridad que acompañan a Newbell se les nota nerviosos, se mueven y a veces incluso miran hacia atrás.
Poco a poco se va viendo el asentamiento del ejercito, a lo lejos, pero en la carretera,a apenas unos cientos de metros se puede ver varios miembros de Los Leones Marinos en la carretera, vigilando por si se acerca alguien.
¡Acerquémonos más!Grito a mi compañero conductor.
Los miembros de los Leones Marinos dan el alto al coche y el miembro de Seguridad que conduce mira a Newbell, en su mirada hay un interrogatorio. ¿Nos paramos o acelero?
¡Acelera!
Espero que al final estos hombres se aventuren a entrar conmigo...
¿Como?
El conductor mira a Newbell un instante, lo ha oido perfectamente, pero se siente preplejo ante lo que acaba de afirmar su acompañante.
Un instante después y sin saber aún porque, pisa el acelerador y se agacha como puede por si vuela algún disparo.
Los Leones Marinos, viendo que la furgoneta no para, inmediatamente dos de ellos sacan sus armas y el otro comienza a llamar por telefono, dando la alarma.
Decido agacharme para no recibir ninguna bala.
Los disparos de los Leones Marinos comienza a oirse, demasiado rápidos, demasiado ruidosos... la luna trasera salta en pedazos, algunos disparos alcanzan la carrocería, el asfalto, los sillones, pero nadie sale herido.
El Segurata levanta la cabeza para seguir conduciendo con normalidad.
¡Estamos jodidos! la tensión se respira, está nervioso y suda, los demás permanecen en sielencio, espectantes, asustados, perdidos.
¿Que coño quieres hacer? Nos vas a matar sus reproches son a viva voz, como si aún los ruidos de los disparos se estubiesen oyendo y tubiera que gritar para ser oido.
Debemos continuar en esto hasta el final... Debemos encontrar la manera de entrar y llegar hasta el portal...
No sé realmente que haremos después...
¿Entrar para encontrar el portal? ¡Estas majara! ¡Estás loco! ¿Tu sabes lo que puedes encontrarte detrás de las murallas del Parque de atracciones? Criaturas de la Oscuridad y eso es la muerte, la locura, la enfermendad, ¡lo es todo!
La furgoneta sigue avanzando y corre por la autovía con gran velocidad, el aire entra por la luna rota, todos siguen estando callados, ni se lanzan miradas ni susurran, esperan espectantes de lo que puede pasar.
A lo lejos se ve el campamento del ejercito de Capitol, un número importante, bastante grande y por lo que se ve, bastante bien equipado, con aviones y helicopteros, y algún que otro carro de combate.
La autovía está cortada por los carros de combate, a lo lejos, se ve el Parque de Atracciones Ludus. Y un cártel que indica el desvio hacia él un poco antes de llegar a donde está el ejercito.
Desde allí ya se aproxima un todoterreno con una ametralladora en lo alto, con varios Leones Marinos, van en vuestra dirección.
Deben creer que somos enemigos de Capitol...
Me levanto para decirle un momento.
Únete al ejercito... Será peligro que nos ataquen con esa cosa si estamos cerca de ellos...
El segurata duda durante un momento.
¿Que hago? ¿paro?
La presión y el miedo no le hacen entender bien a Newbell y se le nubla la el conocimiento.
¡Dirijete al campamento! Grito, mientras comienzo a ponerme nervioso.
Poco a poco, los coches se van acercando uno a otro y el Segurata, de los mismos nervios no consigue entender las instrucciones de Newbell.
Suda.
¿Que quieres que haga? ¿Que siga y no me pare ante el vehiculo de la ametralladora? ¡Nos matará!
Vamos a morir...
No tenemos otra elección... Conduce lo mejor que puedas...
No puedo sacar ahora mi arma y apuntar contra ellos... Me matarían... Y no he venido aquí para acabar con el ejercito...
El Segurata acelera más si puede y se encara con el vehículo del ejercito, éste ve que el vehículo no tiene intención de parar e inmediatamente abre fuego con la ametralladora.
Cinco disparos alcanzan al vehículo antes de que ambos se cruzen en la autovía a gran velocidad.
Uno de los disparos alcanza la rueda delantera derecha, y otra a rueda trasera derecha, los otros tres rompen la luna delantera y alcanzan al conductor en ambos brazos, inutilizandole el brazo izquierdo y dañando gravemente el otro.
El coche se le va al conductor y no puede detenerlo, ni mantener el control, pega un par de volantazos y el coche comienza a dar volteretas.
Todo el mundo comienza a recibir golpes del coche con la carretera y su salida de ésta, acabando estrellado bocabajo sontra un arbol cercano.
El Conductor acaba con un golpe en el pecho, pero sigue vivo, todos los hombres, compañeros del conductor acaban muertos en la parte de atrás, que es la que se ha llebado la peor parte del accidente.
Newbell recibe unos pequeños golpes y lesiones sin importancia en el estomago, la cabeza y su pierna Izquierda, pero nada importante.
Localización de los disparos:
Rueda delantera Derecha.
Daño: 5
Pinchada.
Luna delantera.
Daño: 3
Destruida.
Brazo Izquierdo del conductor.
Daño: 6
Inutilizado.
Brazo Derecho del conductor.
Daño: 3
Rueda trasera derecha.
Daño 2
Pinchada.
Conducir del conductor.
Fallo.
Daño recibido por con Conductor:
Pecho 3
Daño recibido por Newbell:
Estomago 2
Cabeza 1
Pierna Izquierda 1
Hazte el muerto...Susurro al conductor.
Entonces trato de esperar a que se acerquen para hacerme el muerto.
Ya me funcionó esto una vez...
El dolor que siente el conductor es muy intenso, con un gesto asiente con la cabeza y cierra los ojos, intentando relajarse, pero el dolor de las heridas no le deja, se queja, y respira costosamente mientras los militares se acercan al coche accidentado.