Partida Rol por web

LVPERCALIA.

Iniciación.

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17/12/2009, 12:18
Director

La planta de arriba está sumida en una opacidad lechosa, producto de una extraña niebla que se condensa a ras de suelo. Los golpes allí abajo resuenan extrañamente sordos.

Un corto pasillo es el tallo del racimo de tres habitaciones.

Un amplio dormitorio principal se sitúa a su izquierda, minuciosamente puesto patas arriba. Una cama de dormitorio llena el extremo más alejado. Sobre el colchón y alrededor de ella se advierte una grotesca cantidad de juguetes sexuales: dildos, esposas, frascos de Viagra e incluso una fusta. Las sábanas, hechas un amasijo, presentan manchas lúbricas y gotitas de sangre. Los cajones de la peinadora están abiertos y hay ropa tirada por todas partes. Las cortinas están corridas.

A la derecha está el cuarto de baño, pequeño y sucio, con una bañera llena de agua.

Y al fondo hay una habitación ocupada por una cama, un ropero y una mesa atestada con libros y pilas de carpetas.

En un primer vistazo, no hay ni rastro de Alicia.

Notas de juego

4. Dormitorio principal
5. Cuarto de baño
6. Habitación pequeña

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18/12/2009, 17:22
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

 

Extendiendo la mano Pacojo, recoge los chalecos de lana que hay sobre la cómoda y con su torpeza habitual comienza a vendarse la mano. No serviría de mucho, pero desde luego cumpliría con su función… al menos durante un tiempo. Luego si encontraban la salida y encontraban un cobijo seguro contra aquellos seres le pediría a Isabel que le hiciese unos primeros auxilios.

Por desgracia parecía que eso iba a tener que esperar, ya que en esa habitación no había una salida visible tal vez en la otra habitación que había al lado de esta…

De repente, Silvia lanza un grito desgarrador que casi consigue que a Francisco se le pare el corazón del susto. ¿Acaso las criaturas habían entrado ya en la casa?

Girándose de un bote está a tiempo de ver como Silvia corre hacia las escaleras gritando el nombre de su hija.

-       “Esa muchacha va a conseguir que nos maten”- Piensa en un arrebato.

Sorprendentemente reacciona con rapidez, y maldiciendo sigue a su desesperada compañera escaleras arriba.

-       Joder no tenemos tiempo para esto…-

Jadeante llega al piso de arriba temeroso mira el suelo repleto de esa extraña niebla. ¿Que demonios podía pasar ahora? Temeroso de la nueva tanda de terribles acontecimientos que probablemente estaban por ocurrir se decide a dar el primer paso hacia la puerta de la izquierda.

-       Yo, yo buscare en el dormitorio.- Sugiere indeciso entrando en dicha habitación.

Notas de juego

 PD: Si no os importa un poquito de musiquita para ambientar ^^

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28/12/2009, 11:56
Silvia Montes

He subido corriendo los escalones, llegando a la segunda planta. Todo se muestra ante mis ojos como si de una pesadilla se tratara. Una niebla salida del mismo infierno cubre toda la zona. Me detengo recuperando el aliento y buscando con la mirada desesperadamente a mi hija. Aunque parece que a primera vista no se encuentra aquí.

Francisco ha subido justo detrás mío, se dirige a buscar en el dormitorio principal. Alicia... Alicia... ¿Donde estás? Pregunto mientras sigo al hombre. Un pinchazo fuerte empieza a molestarme en el pecho, me detengo brevemente, colocando mi mano en la pared y respirando profundamente. Conozco los sintómas, y no puedo permitirme caer ahora mismo en un ataque de ansiedad... ALICIAAAA!!! Incapaz de racionalizar en estos momentos grito. Mi hija está en peligro y todo por mi culpa...

Dios mío por favor... Ayúdanos... Aunque hace años que no piso una iglesia, la súplica sale de lo mas profundo de mi corazón... Ayúdame... Voy repitiendo mientras entro en la habitación.

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06/01/2010, 20:48
Isabel Fernández

Isabel sube tras ellos dándose toda la prisa que su voluminoso cuerpo le permite. Sus manos continúan apretando aquellas hoces, mientras jadea con cada paso que da sobre los peldaños. Una vez arriba se fija en la mano de Francisco.

- Ven, déjame que le eche un vistazo...

Notas de juego

Isabel buscará el modo de improvisarle algún vendaje rápido por lo menos para que aguante un poquillo más.

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08/01/2010, 12:04
Director

Francisco José observa la estancia, al principio sin detectar nada más que lo evidente, al tiempo que Isabel busca descubrirle la mano y Silvia busca en el ropero entreabierto y debajo de la cama. No hay rastro aquí de la niña.

Isabel encuentra una camisa blanca sobre el respaldo de una silla, “Tal vez pueda hacerla tiras”, se dice. Los ojos del arqueólogo, que rehuyen la visión de la mano mutilada, se posan casi simultáneamente sobre las llaves de un coche en una mesita de noche.

De improviso, captan la voz de un hombre procedente de la otra habitación, apagada, como automatizada y entregada a una disertación ininteligible por el momento.

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14/01/2010, 10:32
Silvia Montes

Ni rastro de mi pequeña...

Parece habérsela tragado la tierra, o algo peor... Con la mirada frenética miro en todas direcciones. Solo un momento la he perdido de vista, solo un momento y...

Alicia.... Mi cielo, ¿donde estás? Pregunto mientras miro debajo de la cama y dentro del armario... Nada... NADA!!! Hijos de puta.... ¿Qué habéis hecho con mi hija?..... No puedo pensar con claridad, imágenes dantescas pueblan mi mente... No... Mierda... Me llevo la mano a la boca, intentando controlar los sollozos que amenazan con salir. Siento cómo las lágrimas van tomando forma, y empiezan a rodar por mis mejillas. Con la vista nublada continúo buscando desesperadamente. Pero... De repente una voz me detiene. Intento escuchar con atención, aunque no consigo entender nada de lo que dice. Miro hacia la habitación de donde proviene... Alicia!!! Susurro mientras mis pasos me llevan hacia ese dormitorio...

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20/01/2010, 05:12
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

 No puede evitar sonreír mezquinamente, al encontrarse la primera muestra de fortuna que tenían desde que habían llegado a aquel maldito lugar.

-          Vaya, mira tú por dónde lo que tenemos aquí…- Rezonga recogiendo la llave que había sobre la mesita de noche.- Creo que hemos encontrado nuestro billete de salida…- Comenta en voz alta.

Por unos instantes se olvida de la búsqueda de la niña y siente un ligero alivio, al comprender que aun podían guardar un pequeño resquicio para la esperanza. “Si pudiesen conseguir escapar por la parte de atrás y voltear el edificio, para llegar al vehículo sin que aquellos monstruos les viesen…” El alivio, se desvanece rápidamente cuando Isabel coge su mano mutilada, con la intención de hacerle unos primeros auxilios.

-          ¡No! Yo, por favor… no…- Se queja dubitativo mientras intenta apartar débilmente la mano en una evidente muestra de incomoda vergüenza.

Pero la mujer le tiene bien cogido y él se resigna con el rostro enrojecido. De hecho probablemente fuese mejor que le examinase la herida ahora, porque a cada minuto que pasaba se sentía poco más debilitado y con la cabeza ligeramente embotada.

De repente, escucha una extraña voz que proviene de la otra habitación. Viendo como Silvia se dirige hacia allí, él hace otro tanto y la sigue guardándose las llaves en el bolsillo del pantalón.

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20/01/2010, 13:21
Isabel Fernández

Con decisión y sin mediar palabra, Isabel rasga la camisa haciendo jirones con ella y acercándose después a Francisco.

Déjame ver - le dice sin más miramiento mientras toma su mano y comienza a examinarla. Al notarle incómodo con aquella situación, Isabel trata de ser menos brusca, pues estaba dejándose llevar por los nervios y aquello no era bueno para ninguno de los tres.

Tranquilo, sólo será un momento... No te preocupes. - continúa parlateando por tener al hombre distraído mientras le improvisa hábilmente un vendaje al rededor de su mano. - Estoy acostumbrada ¿sabes? te sorprendería la de gente que ha sufrido accidentes de este tipo, pero en unos días están como nuevos, tranquilo... - En apenas unos minutos aquello estaba listo. Ahora deberían encontrar a la niña y salir de allí cuant...

La voz del hombre que se oye desde la habitación contigua, desvía la atención de Isabel convirtiendo sus palabras en un murmullo - mierda...

 

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22/01/2010, 12:34
Director

Cuando Francisco José e Isabel, demorados a causa de la cura, entran en la pequeña habitación, descubren a Silvia de rodillas, mirando debajo de la cama, la cual ocupa, junto con el improvisado escritorio, la pared opuesta. La voz, a todas luces reproducida por algún tipo de dispositivo electrónico, proviene de allí.

Una luz sucia penetra por la ventana de una estrecha puerta de hierro que se planta en el fondo y que da a una azotea. Esa luz ilumina las manos trémulas de una niña que ahora se tienden hacia su madre. En una de ellas aferra una PDA, que alguien ha utilizado como grabadora y que ella ha puesto en funcionamiento.

Ejemplo de PDA

Las palabras del disertador van calando en sus conciencias, como la lluvia sobre los edificios allá afuera, al tiempo que la mujer hace por extraer a su hija de aquel remedo de tumba y por consolarla, y las miradas de la auxiliar de clínica y el arqueólogo sondean el amasijo de documentos y apuntes que se agazapan en cualquier parte, rodeándolos.

Recogemos los restos arqueológicos, examinamos los escritos y sólo por vanidad consideramos que la experiencia de nuestros ancestros era idéntica a la nuestra, que veían con los mismos ojos que nosotros. ¿Qué eran realmente las lupercalias? Esas fiestas nos resultan hoy en día inimaginables. Autoflagelación, danzas, estados alterados de conciencia… ¿Qué fuerza movía a los acólitos, cómo podríamos reencontrarnos con ella? La llamaban el Dios, ¿era entonces una causa externa?

Un corte abrupto da lugar a una pausa tensa. Su respiración y los sollozos de Alicia imperan por unos segundos. Y los golpes allá abajo, extrañamente sordos, ¿no serán otra cosa que sus propios latidos? De súbito, otra entrada se reproduce:

Hemos hallado en la segunda cámara unas inscripciones en latín. Me resultan familiares…

Concluye. Da la sensación de que el propietario hubiese grabado esas notas con un método negligente, con lapsos de tiempo indeterminables entre los registros. Aquí llega otra nueva:

Imposible. Se recogen en la ópera inconclusa de Gabriel Mourey, y allí las traducen como: Himno a pan:

“¡Estremécete con el muelle deseo de la luz !
¡Oh hombre !¡Oh, tú, hombre !.
¡Ven corriendo desde la noche
de Pan !¡Io Pan !
¡Io Pan !¡Io Pan ! ¡Ven a través del mar
desde Sicilia y Arcadia !
¡Vagando como Baco, con faunos que te acompañan
y ninfas y sátiros que te guardan,
sobre un asno blanco como la leche, ven a través del mar
a mí, a mí,
ven junto Apolo, en traje de novia
(pastora y pitonisa).
Ve junto a Artemisa, calzado de seda,
y lava tu blanco muslo, oh, bellísimo Dios,
entre la luna de los bosques, sobre el marmóreo monte,
en la aurora surcada de hoyuelos de la ambarina fuente!
Sumerge el púrpura del rezo apasionado
en el sagrario carmesí, en el lazo escarlata
el alma que se sobresalta en una mirada azul,
al observar los gemidos de tu exuberancia, a través
de la espesura del matorral, del nudoso tronco
del árbol viviente, que es espíritu y alma,
y cuerpo y mente... ¡Ven a través del mar,
(¡Io Pan !¡Io Pan !)
Dios o Diablo, a mí, a mí !
¡Oh, tú, hombre!¡oh, tú, hombre !
¡Ven con trompetas que suenen estridentes
sobre la colina !
¡Ven con tambores que murmuren por lo bajo
desde la fuente!
¡Ven con flautas y gaitas !.
¿No estoy maduro ?.
Yo, que aguardo, sufro y lucho
con aire que no permite a las ramas
abrigar mi cuerpo, cansado de abrazos vacuos,
fuerte como un león y aguzado como un áspid...
¡Ven, oh, ven !
Me encuentro torpe
a causa de la solitaria lujuria del poder del diablo.
Mete tu espada entre los mortificantes grilletes,
tú, que todo extingues, y todo creas,
dame el signo del Ojo Insomne,
y el exaltado augurio del áspero muslo,
y la palabra de insensatez y misterio.
¡Oh, Pan ! ¡Io Pan !.
¡Io Pan !¡Io Pan ! Me he despertado
entre los anillos de la serpiente,
el águila me fustiga con garras y pico ;
los dioses se apartan :
las grandes fieras se acercan, ¡Io Pan ! He nacido
para morir en el cuerno
del Unicornio.
¡Yo soy Pan ! ¡Io Pan ! ¡Io Pan Pan ! ¡Pan !
Soy tu compañero, soy tu hombre,
el macho de tu rebaño, soy oro, soy dios,
carne de tus huesos, flor de tu vara.
Con pezuñas de acero, corro sobre las rocas,
inflexible, de solsticio a equinoccio
Y deliro ; y entre delirios estrupo y desgarro
eternamente, en un mundo sin final,
enano, doncella, ménade, hombre,
por la voluntad de Pan.
¡Io Pan ! ¡Io Pan Pan ! ¡Pan ! ¡Io Pan !”

El extenso recitado ha concluido. Ellos se han estado mirando entre sí con angustia. Si alguien ha intentado cortar la reproducción, algún otro se lo ha impedido con un leve gesto, sin demasiado esfuerzo, puesto que todos ansían una explicación, y tal vez les llegue desde esa voz en diferido.

Otra entrada:

No entiendo un carajo de escritura tartessa. Me pondré en contacto con la doctora Bizcocho para que traduzca la estela.

Otro corte.

Otra entrada:

Elena ha realizado una traducción aproximada: “Aquí mora Pan, su esencia espantable que a los titanes desarma. Que salgan a recibirle los hombres dispuestos a perderse.”¿Podría tratarse de una de las legendarias tumbas de Pan, el dios que, como Orfeo, fue despedazado y desperd…?

Una voz femenina, apagada, lo ha interrumpido:

-¡Hilario!

-¿Eh? Sí, ya voy –responde el profesor Benjumea.

Otro corte.

Otra entrada:

He conseguido la ópera. Al parecer el autor asistió a una ceremonia secreta con motivo de las lupercalias y la experiencia fue tan desbordante que salió vivo de milagro. Su amigo Debussy le ayudó a poner por escrito la música de siringa.

A continuación, se reproduce una pieza musical:

[url=http://es.wikipedia.org/wiki/Syrinx_(Debussy)]Música de Debussy[/url]

Otro corte. Pero la música continúa. Sus ecos resuenan en cada rincón de aquella casa, ensortijados en sus pabellones auditivos.

Una última entrada les impide sucumbir a ese vértigo fantasmal (al menos por el momento):

Hay una puerta secreta. Sin embargo, abrirla parece imposible. Tal vez si usamos la pieza de Debussy. Elena está de acuerdo en intentar abrirla. Es ambiciosa y muy lasciva. Follamos a todas horas, como leones. Siempre está dispuesta a obtener experiencias extremas.

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28/01/2010, 21:42
Isabel Fernández

Isabel entra en la habitación de donde viene la voz. Una vez dentro nota como se le ponen los vellos de punta mientras observa a Silvia y su hija acompañando la escena con aquella grabación.

¿Himno a Pan? ¿Tumbas? ¿Puertas ¿Qué.... qué demonios es todo esto? - niega con la cabeza gesticulando con las manos como queriendo olvidarse de todo aquel asunto - No! La verdad... no quiero quedarme a averiguarlo... salgamos de aquí cuanto antes.

Su orondo cuerpo se mueve torpemente pero apresurado dirigiéndose hacia la puerta de la habitación de nuevo dispuesta a abandonar a aquel lugar cuanto antes.

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30/01/2010, 11:51
Silvia Montes

Finalmente consigo encontrar a mi hija debajo de una cama. La pequeña sostiene una especie de aparato electrónico que pone en funcionamiento, y una voz sale de allí. Al principio no le hago ni caso, preocupada como estoy en sacar a mi hija. Me estiro en el suelo, metiendo medio cuerpo debajo de la cama, y alargando los brazos consigo agarrar a mi pequeña. La voz que sale del PDA se va introduciendo poco a poco en algún hueco de mi conciencia.. Siento como la piel se me pone de gallina al escuchar una especie de himno que traducen en la grabación.  Consigo sacar a  a mi niña de allí debajo, y abrazándola la acuno como cuando era pequeña, y se quedaba largas horas dormida en mis brazos.

La voz continúa saliendo del PDA, no termino de entender qué está ocurriendo... ¿Un dios que fue despedazado...? Miro asustada a mis compañeros, mientras que con mano temblorosa voy acariciando la cabeza de mi pequeña. Alicia todavía llora, pero poco a poco se va calmando, le doy el calor que solo una madre puede dar a su hijo, e intento transmitirle un aplomo que estoy muy lejos de sentir.

Una vez finalizada la grabación, Isabel es la primera en romper el silencio que se ha creado. Un silencio engañoso, roto por los golpes provenientes de la planta baja. Me levanto con dificultad ya que no pienso soltar a mi hija. Siento mi cuerpo dolorido, después de toda la tensión sufrida... A... ¿A donde vamos? Pregunto siguiendo a la mujer.

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04/02/2010, 07:25
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"
Pese a lo distorsionado de la grabación, no le cuesta identificar la voz de Hilario Benjumea. 
 
-   "Mil veces maldito sea ese hombre"- Piensa con la bilis abrasándole la garganta.
 
Aunque después de ver el espantajo recitante y volador en el que ese despreciable sujeto había quedado convertido, le resultaba obvio que su maldición llegaba un poco tarde.
 
Pese a su animadversión personal atiende a lo que explica la grabación. Los datos de la excavación son ciertamente fascinantes ¿Y aquellos cánticos? ¿Seria posible que se refiriesen verdaderamente al verdadero Dios Pan? Desde luego después de lo que había visto aquel día no le costaba mucho creerselo. Aunque mas que de un Dios, aquellas pesadillas parecían provenir del mismísimo diablo. Todo aquello era muy confuso
 
la ultima anotación de la PDA le hace fruncir el ceño y apretar la mandíbula claramente enojado. Respirando pesadamente, coge el aparato arrebatandoselo a la niña, tentado de estrellarlo contra el suelo. Acaba por contenerse y con un exabrupto a medio camino entre una maldición y un suspiro alargado guarda la PDA en el interior de su gruesa parka impermeable. Tal vez luego le pudiesen dar algún uso...
 
Ciertamente, si en algún momento de esa locura se topaba con Elena, esta tendrá muchas preguntas a las que responder... Siempre y cuando no estuviese transformada en una de esas horribles monstruosidades que aporreaban la puerta de la entrada. Un involuntario escalofrío le recorre la columna al imaginarse tal cosa.
 
Sus acompañantes se aprestan a salir de la habitación y Silvia pregunta a donde podían ir.
 

-   Tengo las llaves del coche de mi "amiga".- Comenta de súbito acordándose de ellas.- Si salimos por la parte de atrás de la casa tal vez tengamos la suerte de poder dar la vuelta sin que nos vean y salir cagando leches de aquí.-  

Notas de juego

 Perdón por tardar en postear TT_TT este humilde gusarajo se arrastra a sus pies pidiendo clemencia.

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23/03/2010, 13:22
Director

De inmediato, el arqueólogo se dirige a la puerta de la azotea y la abre. Sigue lloviendo. El grupo vislumbra un par de bicicletas, cubiertas con un plástico y una docena de tiestos vacíos.

El espacio, flanqueado por dos paredones, preside sobre una callejuela empedrada, larga y estrecha, que hace cuesta, y salpicada por tramos de escalones. Hacia la derecha, a unos trescientos metros se insinúa la iglesia; hacia la izquierda, a la vuelta de la esquina, les aguarda el comienzo del pueblo, a unos doscientos.

Asomándose a la barandilla, comprueban que hay unos dos metros hasta el suelo, y presumen que descolgarse no sería ninguna locura.

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02/04/2010, 07:07
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

 Boqueante y sudoroso Pacojo se asoma por el borde de la repisa. ¿Seria aquella su salvación?¿O por el contrario era meramente el camino que les llevaría hasta el mismísimo pozo de la locura y la condena? Solo tenia una manera de comprobarlo. Había un dicho: "Cuando el mal queda al descubierto, solo se puede contar con la audacia". 

 
-   No hay mas opción.- Rezonga girándose hacia sus infortunadas compañeras.- Tenemos que bajar por aquí e intentar dar la vuelta hasta el coche, sin que nos vean.- Continua con voz entrecortada.- Si lo logramos, podre sacarles de este maldito lugar...-
 
Esperando a unos instantes a la opinión de Silvia e Isabel, Francisco se prepara para bajar primero. Si cualquier cosa iba mal, al menos la muerte de un peripatetico arqueólogo como él no seria una gran perdida para la humanidad...
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02/04/2010, 19:33
Isabel Fernández

Isabel no se veía bajando con su voluminoso cuerpo por la barandilla, pero ¿había más opciones? A unas malas dos metros no era tanto, no se mataría, como mucho se rompería la crisma pero, eso acaso importaba a estas alturas? Lo que tenía claro es que si se quedaban allí iba a ser peor. Sin esperar respuesta por parte de Silvia, Isabel empuja a la mujer y la niña en dirección a la barandilla.

Vamos, vamos, no hay tiempo que perder, vamos!!

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03/04/2010, 10:35
Silvia Montes

Respiro hondo, parece verse la luz tras el túnel. Ver esta salida me hace tener algo de esperanza. Aunque sea efímera, empiezo a creer que sí es posible salir de aquí.

- De acuerdo, bajaré yo primera, y me pasais a Alicia.- Mi mirada se vuelve hacia mi pequeña, una sonrisa fugaz asoma a mis labios mientras alargo la mano para acariciar su suave mejilla. - Cielo, vamos a salir de aquí. - Le digo en tono de promesa. Tengo que conseguir sacarla de este lugar. Y levantando la mirada asiento con firmeza a Isabel.

Paso mis piernas por encima de la barandilla, cogiéndome con firmeza a los barrotes miro hacia abajo. Bien, parece todo despejado. Así que me dejo caer quedando colgada. Mis manos todavía se aferran a los barrotes, lanzo una última mirada a mi niña y finalmente me suelto cayendo en el suelo mojado.

Ha sido más fácil de lo que creía. Una vez he comprobado que no hay peligro inminente levanto la cabeza y miro hacia las personas que se encuentran arriba, espectantes. Asiento con la cabeza y alargo los brazos, esperando que bajen a Alicia.

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04/04/2010, 12:15
Director

Uno por uno, los inopinados compañeros de tribulaciones van descolgándose hasta la calle; la pequeña lo hace con ayuda de Isabel y Francisco José.

La lluvia se aplica en salpicar sus siluetas, mientras que en la avenida cercana unas mujeres remedan el aullido de los lobos.

¿Y ahora: emprenderán su huida hacia la iglesia, callejón arriba, o tratarán de acceder por el sentido opuesto al principio del pueblo, hacia los bosques, hacia la carretera, o bien girarán por la calle principal, para tratar de escapar en el coche de aquella mujer misteriosa, mentada con pena y rabia por el arqueólogo?

Notas de juego

VUESTRA SITUACIÓN ACTUAL:

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12/04/2010, 09:55
Director

El grupo se pone en marcha, con la experiencia de un pánico de cuyas tenazas sólo han podido averiguar, tal vez, en las pesadillas, con la impresión de venir a ser descubiertos de un momento a otro, y de forma inapelable, en el seno de un espacio eminentemente traidor, que los celebra visibles sin remisión, dónde están esas cosas, por dónde aparecerán, el acoso aguza los sentidos hasta extremos insoportables, ir controlando los umbrales y las ventanas, es una condena infernal que los hace derramar lágrimas inapercibidas y boquear como peces fuera del agua, anticipando el desastre, el mordisco, la zarpa del monstruo barruntado en la infancia, debajo de la cama, en el sótano, dentro del armario, el sobresalto, conocedor de la ciencia de la retención, siempre resultará, se les escapa un jadeo, Alicia hipa, gritos infrahumanos resuenan en el pueblo, en qué dirección, en vano giran las cabezas, una bandada de alaridos de locura y horror los sobrevuela, imponiéndose sobre el rumor de la lluvia que los está empapando, corriendo por los canalones, los chapoteos de los pies resbalando en la piedra, quietos todos, qué es esa sombra, no, no hay nada ahí, sigamos, quienes blanden armas lo hacen en manos insoportablemente pequeñas e inseguras, el rumor de la lluvia es el crisol de mil sonidos ominosos, pisadas a sus espaldas, en este instante, en una azotea, sobre sus cabezas, pero no, no hay nada, menos mal, qué susto, cada cual se abandona al rezo, a la salmodia, a dios, a su madre, quién los protegerá, quién los salvará, pero existirá algún poder que pueda abducirlos de esa ratonera, qué capricho, qué casualidad, qué culpa los trajo aquí, al menos no están solos, nadie quiere pensar -aunque no pueda evitarlo- qué haría solo, si se esconderían, si querrían convertirse en cosa, en trapo, en mueble, en cosa, vivir en la proyección de ser descubiertos en el escondite, vulnerable, toda vez que todo su afán, todo su poder, se empeñó en ocultarse, el callejón es muy largo a este paso que llevan, ora lo apresuran, ora lo retrasan, porque la prisa es mala consejera, llegan a la esquina, se asoman a la calle principal, alguien pasa corriendo, sin alharacas, hacia el interior del pueblo, sólo estuvo a la vista un segundo, Francisco José, Isabel y Silvia adoptan poses de camaleones, la petrificación es vencida al cabo de un minuto, y siguen arriesgándose, porque nada se oye, el lugar es un cementerio, desembocan por fin, casi enfrente les queda la casa de la tía de Silvia, y hacia su izquierda, por esta misma acera, está el automóvil que buscan, cien metros los separan, puede que un poco más, y lo mejor es que no divisan ni un alma.

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16/04/2010, 08:25
Isabel Fernández

Isabel comienza a caminar, tórpemente, todo lo rápido que puede hacia el coche mientras apremia a los demás.

Vamos, vamos vamos!! Tenemos que llegar al coche antes de que nos vean! Vamos! - por lo bajo murmura algunas palabras incomprensibles para sus inesperados compañeros de este día, pero que para quien la conoce sabe que es una ristra de blasfemias y palabrotas, tan propias de la mujer.

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17/04/2010, 11:53
Silvia Montes

Sin soltar a Alicia, esta vez no, no volverá a ocurrir lo mismo, sigo a Isabel. La mujer va murmurando por lo bajo, palabras que no llego a entender. El silencio de ahora consigue ponerme los pelos de punta. Algo me dice que están esperando, preparados para saltar sobre nosotros cuando más nos confiemos.

Mi mirada se centra en lo que tenemos delante. Tan sólo nos separa unos metros del coche... Dios... ¿Podremos conseguirlo? - Ánimo pequeña... - Susurro a mi hija, intentando infundirle unos ánimos que estoy muy lejos de sentir.