Partida Rol por web

LVPERCALIA.

Iniciación.

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01/05/2010, 05:11
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

 Pacojo aspira profundamente conteniendo el aliento. Los únicos sonidos que le acompañan son los de la lluvia y el del corazón que martillea en su pecho como un traqueteante mazo neumático. Esa aparente calma, era para él mucho más inquietante que la miríada de psicóticas zombificadas, adoradoras de dioses impíos y blasfemos.

-          Ya verás…- Piensa mordaz.- En cualquier momento una de esas hijas de puta aparecerá de un saltito para arrancarte una buena lorza del cuerpo… Eso si no te rebana la jodida cabeza de un mordisco…- Prosigue poniendo los ojos en blanco.

La verdad es que casi era preferible que aquellos seres grotescos saliesen de una vez de sus escondites, porque si no, aun le iba a dar una taquicardia “por no decir volverse loco” ante la expectativa de terrores acechando desde cualquier lugar imaginable.

-          Venga vamos que ya casi estamos.- Bufa animándose sin mucha seguridad en sus palabras.

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01/05/2010, 20:45
Director

Los últimos miembros terminan de unirse a la masa, excitados por una fiebre hipernatural; la baba de Pan les sirve de mortero.

La cosa se estremece entonces: los siente venir, sus alientos, los latidos de sus corazones como pájaros descabezados, sus carnes abiertas, son el anuncio de un placer infinito. La malicia del gato le ordena quedarse quieta. Su boca múltiple compone una sonrisa demente, en la oscuridad.

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01/05/2010, 20:46
Director

Isabel abre la marcha, con Silvia y su hija a pocos pasos, y Francisco José siguiéndolas.

No hay cadáveres en la acera, más adelante. Riachuelos granates corren hacia ellos por la acera. Sólo que están absolutamente prendidos con poner atención en donde pisan, hacia donde mirar. El mundo se resiste al escrutinio de los sentidos, se escurre de ellos como agua en un puño.

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01/05/2010, 20:46
Director

La maceración de cadáveres da un par de pasos hacia la salida, accionada por una fuerza antiquísima, una potencia vestigial en la mente del hombre civilizado.

Ya están aquí.

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01/05/2010, 20:47
Director

De nuevo ante la casa de los arqueólogos amantes, Isabel se apresura a rodear el Ford Scort verde para ocupar el asiento del copiloto. Abre la portezuela con cuidado y quita el seguro de la puerta trasera para que Silvia y Alicia puedan entrar.

Francisco José, con las llaves en la mano, ha comenzado a acercarse a la puerta del conductor, vigilando la puerta de la casa que acogió a Helena y a Hilario, una puerta abollada, retorcida en el marco.

En cuanto al automóvil, los cristales de la ventanilla del copiloto están desperdigados por los asientos, el parabrisas está cascado –lo cual puede dificultar la conducción- y un manojo de cables asoma por debajo del volante –Isabel estuvo trasteando con ellos-, como eviscerado.

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01/05/2010, 20:47
Director

Un estruendo los sobresalta. El postigo de madera de una cochera ha estallado al otro lado de la calle.

Al girar las cabezas… Quizá no hayan debido hacerlo.

Hay un volumen bajo la lluvia, bufando con una película de labios al unísono, conmovida como una araña sobre una decena de pares de piernas. Los pies se pisan, se atropellan. Es un volumen amplio, del tamaño de un ropero de dos puertas, más alto que un automóvil. Es un bolo alimenticio, una argamasa de carne a medio digerir que manotea, de nuevo, con una decena de pares de brazos.

Salpicado de bocas, de rostros licuados, se arroja sobre ellos. Le apetece probar la carne de la madre devota. Atraviesa la calzada como una locomotora.

En el remate de esa masa supurante se retuerce el torso sin brazos del doctor Benjumea, que aúlla ciego y sin lengua.

Notas de juego

MAPA NUEVA SITUACIÓN:

UNA APROXIMACIÓN A LA BESTIA:

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06/05/2010, 17:10
Silvia Montes

Grito...

El horror sale en forma de grito por mi garganta... Doy dos pasos hacia atrás, sin soltar la mano de mi pequeña. Un sudor frío recorre todo mi cuerpo, siento mis sienes latiendo y unas lágrimas, corren por mis mejillas, mezclándose con las gotas de lluvia que previamente me empaparon.

No vamos a salir... No vamos a poder... Miro hacia el coche, los cables cuelgan como si de tripas se trataran, mostrando su inutilidad. Es una carcasa inútil, incapaz de arrancar muere en un vacío inmenso.

Reculo...

He de sacar a Alicia de aquí, es lo único que tengo claro. Casi no puedo respirar, siento un pitido que sale de mis pulmones cada vez que intento inhalar aire.

Otro grito desgarra mi garganta. Cojo en brazos a mi pequeña y echo a correr. Cegada por las lágrimas, sin ver hacia donde mis piernas entumecidas me llevan... Corro.

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19/05/2010, 10:40
Isabel Fernández

Ohh... mierda! - exclamó Isabel al ver semejante bestia. Su pulso se aceleraba, sus manos temblaban. Trató de sacar fuerzas de Dios sabe dónde, para tratar de mantener la calma, si es que realmente era posible en semejante situación.

Vio como Silvia cogió a la niña en brazos y salió corriendo. Aquello era una locura. Un suicidio. Cada segundo que pasaba estaba más convencida de que no lograrían salir vivos de aquella. Pero no podía rendirse, no ahora.

Desde el asiento del copiloto, bajó la cabeza, y trató de agacharse ligeramente, dentro de lo que su voluminoso cuerpo le permitía doblarse. Miró hacia los cables con los que antes había trasteado. Esperaba no haber estropeado algo que no debiera. Miró la llave del coche en manos de Francisco y entonces le apremió a que arrancase el coche, mientras no perdía de vista a Silvia y la niña. Por Dios, que esto funcione.... que esto funcione! Tendrían que recogerlas, y salir de allí, si es que aún había esperanza.

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20/05/2010, 07:14
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

 -   ¡¡¡SILVIA NOOO!!!- Exclamo a la aterrorizada mujer viendo impotente como se alejaba del coche ante la enajenante visión de la criatura.

 
Esputando una retahila de maldiciones, su mirada corrió del monstruo abotargado a la madre y su hija. Si no hacia algo para evitarlo, estaban claramente muertas y dicho fuese de paso, ellos no tardarían en unirseles en el otro barrio. Entrando rápidamente en el coche, acomodo su prominente corpachón en el asiento del conductor, se ajusto el cinturon de seguridad y a toda prisa metió las llaves del coche en la ranura y le dio al contacto. 
 
Estaba calado de la cabeza a los pies, aterrorizado por la extenuante jornada, le faltaba un dedo de la mano y solo esperaba que el jodido coche funcionase o ya podían despedirse de cualquier posibilidad de alcanzar un final "feliz".
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08/06/2010, 19:03
Director

Silvia corre calle abajo, cargando con su hija, en una huida atropellada. No puede verlo, pero la pequeña, sobre su hombro, no aparta la mirada de ese monstruo que le pisa los tobillos, Alicia, con mechones canos a causa del horror.

Y entonces, el coche arranca, encabritándose. La primera marcha está puesta, comprende Francisco José. Por el espejo retrovisor, puede captar la persecución.

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09/06/2010, 06:21
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

-   ¡Isabel! - Exclamo abruptamente a su copiloto.- ¡Ponte el cinturón y agarrate fuerte! ¡¡¡Voy a embestir a ese cabrón!!!-

Sin pensárselo dos veces cambio de marcha y salio de la plaza de aparcamiento con un brusco giro del volante. Intentando derrapar el coche como en las películas, Pacojo encaro el coche calle abajo, por donde la blasfema masa informe de brazos perseguía a Silvia y ha su hija con un desenfreno ansioso. Apretó los dientes al escuchar el chirrido emitido por las ruedas al resbalar por el asfalto encharcado por el agua de lluvia. Rápidamente cambio nuevamente de marcha y apretando ha fondo el acelerador se lanzo sobre la monstruosidad.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: conducir
Dificultad: 25-
Resultado: 33 (Fracaso)

Notas de juego

Lo siento, pero no tengo carnet de coche y ni idea de conducir, así que no he podido explayarme lo que yo hubiese querido. Si veis alguna incongruencia de conducción obviarla pues se supone que Pacojo si sabe conducir... aunque deduzco que indistintamente se la va ha pegar XDDD
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09/06/2010, 17:55
Isabel Fernández

Notas de juego

ehhh nota mental antes de pegárnosla, me pongo el cinturón según me lo dice (lógicamente) xD aunque no me haya dado tiempo a postear de por medias :D

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11/06/2010, 12:18
Silvia Montes

Corro, pero el pavimento es demasiado resbaladizo... Mis zapatos, maldito el día que decidí ponerme esos tacones para ir a ver a mi tía Rosario, me hacen una mala jugada...

El suelo se acerca... Casi ni siento el dolor del golpe, me giro, viendo a aquel ser monstruoso abalanzarse sobre nosotras. Miro a Alicia, sé que es el final, pero para mi niña no...

- Cielo, corre... Corre por lo que más quieras... - La suelto mientras me giro para enfrentarme yo sola a esa masa informe que se abalanza contra mi... - ¡¡¡CORREEEEEEEE!!! - Grito sin girarme. Como puedo me levanto, mi cuerpo tiembla aterrorizado, pero en mis ojos brilla una determinación salida de lo más profundo de mi alma... - ¡¡¡VEN A POR MI HIJO DE PUTAAA!!! - Extiendo los brazos y elevo el rostro, sintiendo como las gotas resbalan caprichosas por mis mejillas. Dios mío, ayuda a mi niña...

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: huida
Dificultad: 70-
Resultado: 72 (Fracaso)

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12/06/2010, 21:05
Director

El breve tramo ha impedido que el coche impacte contra el monstruo por encima de los cincuenta kilómetros por hora.

El golpe desplaza al monstruo hacia delante, hasta cubrir los metros que los separan y derribar a Alicia, al tiempo que estalla como una vejiga, desparramando sangre corrompida y vísceras maceradas al estamparse contra el suelo, las manos como hiedra se engarzan a los pies de Silvia.

El coche se ha calado. Pacojó trata de volver a arrancarlo, frenético. Lo consigue al cuarto intento.

Alicia, sentada donde cayó, desorientada por un golpe en la nuca, derrama lágrimas silenciosas y trata de obedecer a su mamá. Pero sus piernas no le obedecen. No puede dar cuenta del caudal de pensamientos y emociones que empeñan su cabecita.

Desde que emprendieron el camino a este sitio, la aldea en que nació mamá, Alicia ha sentido una vibración malévola en la tierra, una advocación desviada en el aire, como si una puerta se abriese lentamente insinuando por el resquicio un mundo de pesadilla.

Ella quiere mucho a su mamá. No quiere abandonarla. Su mamá –tiene esa impresión-nunca ha tenido suerte; parece haber tenido siempre alguien a su lado que la ha hecho sufrir. Su hermano (Vicente se llama, como su papá) no ha querido comprenderlo, que papá es un cretino. Ella quiere estar al lado de su mamá, porque, ¿en qué otro lugar estaría a salvo?

Isabel, tiesa en el asiento, observa con los ojos desencajados cómo la mole, ajena al dolor, se iza por el cuerpo de Silvia: la cara atormentada de Hilario Benjumea aterriza primero en el pubis de la mujer, y ahora se alza para otearla con cuencas purulentas, su boca es una desembocadura de sangre.

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15/06/2010, 20:56
Isabel Fernández

Joder, joder, joder, JODER ! - repite nerviosa Isabel mientras trata de desabrocharse el cinturón y salir del automóvil. Esto no podía estar pasando, no! no podía. Tenía que ser un sueño. Sí, eso es, un mal sueño, demasiado vívido, demasiado real, pero un mal sueño.

Pero no, por más que intentara engañarse a si misma, no lo conseguiría, no así, no ante aquella grotesca imagen, no ante el rostro de aquella pequeña asustada mirando a su madre, no ante la pobre madre arriesgando su vida para proteger la de su hija. 

Intenta salir del coche, aunque su voluminoso cuerpo era una mala combinación con el cúmulo de nervios que la invadía.

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26/06/2010, 07:40
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"
Pacojo mira espantado aquel dantesco ser del que sobresalen extremidades y cuerpos como bultos purulentos de los cuales emanan sangre y vísceras de manera desmesurada. No entiende el como ni el por que, ni siquiera encuentra una razón lógica que aclare aquella existencia. Simplemente era una locura andante y terrible.
 
Horrorizado observa que al caer derribado, el ser ha caído tirando al suelo a Silvia y que sin inmutarse la forma la extremidad con forma de Hilario se arrastra sobre la mujer derramando ríos de purulencia sobre su indefensa presa. Rápidamente toma una decisión.
 
-    ¡¡¡Espera!!!- Exclama extendiendo la mano aferrando el brazo de Isabel.- Coge el volante, voy a sacar a Silvia de ahí, en cuanto lo haga pasa por encima de ese puto bicho hasta que deje de moverse...-
 
Sin pensárselo dos veces, baja del coche y corriendo recorre el espacio que los separa, y se abalanza sobre aquel ser que antaño fue el denostado Benjumea. Tenia que sacar a Silvia de las garras de aquella aberración incognoscible, reflejo veraz de la mas insidiosa locura. Aunque le fuese la vida en ello, haría algo de provecho por primera vez en su patética existencia y salvaría a esa mujer y su hija.

Notas de juego

PD: Lo se, no vale mucho, pero ha estas horas estoy muerto de sueño y no me ha salido nada mas potable TT_TT

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26/06/2010, 21:04
Director

Silvia asesta puñaladas al monstruo, quien no ceja en su empeño de cubrirla, teniéndola ahora al alcance de sus garras.
Pacojó, gritando y resbalando, se lanza a intentar salvarla. La agarra por donde puede y trata de sacarla. Las piernas de la mujer están siendo aplastadas por esa especie de babosa gigante.
Isabel, persuadida, ocupa el asiento del conductor.
Alicia grita unos metros por detrás y se tapa la cara.

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26/06/2010, 23:10
Director

La mano mutilada entorpece Pacojó, y está afectado por la cercanía de aquel ser, y llueve, y esto es peor que estar loco… Sea por lo que sea, Pacojó falla una y otra vez y, finalmente, una de aquellas manos le atraviesa la cara con un gañafón, mientras que otras lo atrapan por el brazo izquierdo y le hurgan en la carne hasta el músculo.

El hombre logra zafarse y retroceder unos pasos. Se saca la sangre de los ojos.

Los aullidos de Silvia lo reclaman: la mujer está siendo abierta en canal allí mismo, despiezada como una piñata, y sus vísceras son extendidas por el asfalto mojado como si fuera confeti.

Silvia estira hacia atrás la cabeza, a punto de expirar, y fija por última vez sus ojos agonizantes en Alicia. El cuchillo se desprende de entre sus dedos, ya laxos.

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27/06/2010, 00:33
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"
Apartándose, Pacojo mira horrorizado como Silvia es mutilada y destrozada por aquel monstruoso ser. El brillo de sus entrañas, la sangre cálida que mana sobre el asfalto encharcado, el grito gutural que se convierte rápidamente en un gemido ahogado semejante al de un globo al desinflarse. El dolor por las heridas recibidas le escuece recorriéndole el cuerpo, pero ahora mismo eso carece de importancia, tan solo permanece ahí mirando, quieto durante unos segundos, ajeno a todo lo que le envuelve. Sabe que esta en peligro mortal, que en cualquier momento puede morir de una forma atroz, pero la impresión que le vence es demasiado fuerte como para ser vencida. Ya no puede ni siquiera soñar con que van ha salir vivos de allí...
 
Sangre, sudor, lluvia y lágrimas se juntan en su rostro, pero no puede dejarse llevar por la desesperación. Un ansia en su interior le impele a moverse de nuevo. Ese ansia se llama instinto de supervivencia y le otorga la iniciativa suficiente como para adquirir consciencia de nuevo. Silvia estaba muerta, pero aun podía salvar a su hija...
 
Agachándose recoge el cuchillo del suelo y comienza a correr calle abajo.
 
-   ¡¡¡¡ISABEL, CARGATE HA ESE CABRÓN, PASALE POR ENCIMA!!!!- Logra chillar pidiendo auxilio mientras corre.
 
Llegando ha la altura de Alicia, la recoge del suelo alzándola y protegiendo su rostro de la visión del aberrante ser que despedaza a su madre, prosigue su loca carrera calle a bajo entre jadeos ahogados. La sangre le cae por el rostro molestandole a la vista, pero no puede detenerse.
 
Solo quedaba la esperanza de que Isabel salvase la situación.
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27/06/2010, 12:55
Isabel Fernández

No podía creer lo que estaba viendo, no quería creerlo. Siguendo las indicaciones de Pacojo, Isabel pasó al asiento del conductor tomando los mandos del vehículo. Se abrochó el cinturón, y aún con el embrague pisado, comenzó a acelerar fuertemente observando con ira a aquella criatura. El ruido del motor del coche camuflaba los gritos de Silvia mientras era descuartizada por aquel monstruo. Segundos después Isabel soltó repentinamente el embrague dirigiéndose a toda la velocidad que podía contra aquel engendro.