Partida Rol por web

El viejo y ornamentado reloj del salón sonó tres veces, señal inequívoca de que eran las tres de la madrugada en la gran manzana. Ya hacía más de una hora que los cuatro miembros de la Alianza aguardaban la llegada del señor tenebroso Gellert Grindelwald, quién les habia solicitado horas antes acudir a aquel edificio franco de la Avenida Lafayette, en Nolita Little Italy, justo a las dos en punto.

Melkias pudo observar como sus otros tres aliados empezaban a impacientarse, cada cual buscando una forma de controlar su nerviosismo. ¿Le habría ocurrido algo malo a su señor, que le estuviese impidiendo llegar a tiempo al lugar de la reunión acordada? Cerca de la chimenea encendida, cuyas llamas bailaban incansables haciendo crepitar la madera, se encontraba Krall, un joven japonés siempre serio y de muy pocas palabras, el cuál lucía un traje negro de época. Sentada cómodamente en el amplio sofá, con las piernas cruzadas y soteniendo una taza de té con ambas manos, de la cual daba cortos sorbos se encontraba la joven Carrow, la cual era un doble agente infiltrada en la sede de MACUSA que trabajaba de mecanógrafa. Y de pie, apoyado contra una de las paredes y con los brazos cruzados, se hallaba el oficial Krafft, un fornido y adusto caballero que portaba un traje con insignias en la solapa, y que probablemente habría acudido directamente desde la mismísima agencia federal nomaj. Los tres eran valiosos activos para los intereses de su señor Grindelwald, al igual que Melkias Abelen.

- Es extraño que se estén tardando tanto. Hace casi una hora que nos hicieron llamar para darnos instrucciones... - expresó un tanto contrariado el oficial Krafft, mirando por tercera vez el reloj de bolsillo de su traje. ¿Creéis que habrá acontecido algo? Grindelwald siempre es puntual en este tipo de situaciones... 

- No lo sabemos, señor Krafft. Hemos llegado al igual que usted acatando la voluntad de nuestro líder, pero estoy convencida de que en cualquier momento aparecerá. ¿Le acompañaba la joven Rosier, no es cierto? - comentó la joven tratando de templar los ánimos que empezaban a enturbiarse, y preguntando una pregunta lógica, dado que la joven Vinda Rosier era el brazo derecho de Gellert. Es improbable que les haya pasado algo a los dos y que no hayan sido capaces de comunicarnos algo. 

Entonces el oriental torció el gesto, viéndose forzado a intervenir pese a que era un hombre bastante parco en palabras. 

- Se que el señor Grindelwald esta semana tomó su nueva identidad dentro del MACUSA, uno de los más altos cargos con el cuál asumir pronto el control, a la vez que ha orquestado un motín con los presos de las celdas del sector 3 y 4, los altamente peligrosos, para que traten de fugarse y causen el mayor revuelo dentro de la sede. El plan ya está siendo ejecutado, y en breves ocuparemos la mayoría de los altos cargos al ser expulsados por incompetentes la mayoría de los altos cargos anteriores . Si todavía no ha llegado es porque simple y llanamente estará supervisando que todo transcurra según sus planes... - sentenció con la seguridad de saberse conocedor de cierta información que el resto no tebía. Con toda probabilidad Krall tenía un importante reporte que ofrecerle a su señor. ¿Qué hay de ti, Abelen? Tengo entendido que te trasladaron recientemente al escuadrón de Franklin Dodge, y que os han asignado investigar el asesinato del capitán de aurores John Selwyn. ¿Podrás sobrellevar bien el papel de doble agente? Resulta irónico que te ordenen investigar el crimen que tu mismo has cometido esta noche, jaja.

Y es que en verdad, Grindelwald le había ordenado a Melkias acabar con el experto auror horas antes, y ahora éste estaba muerto dentro de un barril, cerca del muelle 2 de Brooklyn, caso que se le había atribuído investigar a los escuadrones Montgomery y Dodge. 

Melkias estaba mirando las llamas, con claro desinterés a sus palabras, el señor Grindelwald le había dado una orden, y el obedeció, punto, no había nada más que decir, sólo que el oriental estaba parloteando sobre ironías.

A él poco le importaban sus palabras, pero tenían razón, el jefe ya estaba tardando mucho, y si algo le pasó, tendría que ir a socorrer lo, al menos eso sería entretenido.

Las ironías no importan, solo importa el trabajo bien hecho, en pos de los objetivos de nuestro jefe-

Saca el puño americano, mirándole con cierta atención, no era muy de estar con esos tres, estaba seguro que lo hizo parecer el ataque de un no-mag, usando un arma contundente, quién sospecharia de que fue un intento de robo. 

Krall no comentó nada más, asintiendo conforme y con una sonrisa ladina dibujada en su rostro, tras las palabras de Abelen. Le gustaba la forma de proceder de Melkias, siempre directo y sin andarse con rodeos, cumpliendo eficientemente a los mandatos del señor Tenebroso. Era por ello que gozaba de alta estima por parte de Grindelwald y le encargaba ese tipo de cometidos.

Justo en ese instante las llamas de la chimenea crecieron en tamaño y se tornaron de un color verde amarillento, prueba inequívoca de que alguien estaba usando la red flú, para de inmediato hacer acto de aparición la siempre atractiva y letal Vinda Rosier, la cual se retiró de su hombro algunas motas de hollín con suavidad y delicadeza, una vez avanzó con pasos firmes por la estancia. Tras ella, siempre majestuoso y de porte elegante y distinguido, apareció el líder del grupo Gellert Grindelwald, ataviado con un traje de etiqueta y luciendo una sonrisa.

- Disculpad la demora mis fieles acólitos, pero quería cerciorarme de primera mano que el plan se ejecutaba con éxito y según mis directrices, dentro de la sede del MACUSA- comentó con rostro divertido, excusándose y escrutando a su vez los rostros de los presentes, uno a uno. Me complace comunicaros que así ha sido, y que ya estamos un paso más cerca de hacernos con el completo control del magicongreso, habiendo logrado ya infiltrar a una mayoría de los nuestros en la junta directiva de cada departamento, y más importante aún, en el alto mando.

Grindelwald dio una vuelta por la sala, sujetando su varita de saúco entre sus dedos, y no tardó en exigir los reportes de cada uno de los allí presentes.

- Capitán Krafft, ¿qué hay de la misión que le encomende? ¿Cuál es su reporte? - enunció clavando su mirada en el oficial.

- Mi señor, hoy mismo he sido ascendido, otorgándome el comisionado neoyorquino las credenciales y la placa como jefe del departamento de policía de la ciudad de New York. - explicó con orgullo, sacando de su chaqueta los documentos que le acreditaban como jefe de departamento de la NYPD. Desde mañana, seré uno de los pocos encargados de dirigir a las unidades del cuerpo de policía y los guardacostas, asignándoles las zonas de vigilancia correspondiente, las rutas y los turnos de guardia, por los que tendremos el control total de los movimientos, permitiéndonos mover nuestra mercancía o realizar nuestras actividades ilícitas sin prácticamente riesgo alguno. Incluso siendo detenido alguno de nuestros hombres, podría relentizar todo el proceso judicial y papeleos, e incluso mediar en favor para que las sentencias sean menos severas llegado el caso. No solo eso, soy candidato a ser miembro del Tammany Hall, con lo que sería fácil seguir corrompiendo a esos políticos corruptos y grandes empresarios desde dentro, siendo voz activa en las decisiones que se tomen en cuanto al rumbo de la sociedad neoyorquina...

Realmente eran unas noticias excelentes, de las que el mismísimo Grindelwald asintió complacido con su fiel acólito. Seguiría moviendo hilos para ir corrompiendo a los altos cargos, de forma que en breve tiempo, las mafias locales actualmente divididas y en continuo conflicto y rivalidad, iniciasen definitivamente la guerra que esperaban para exponer al mundo mágico al forzarles a intervenir.

La siguiente en hablar fue la joven Carrow, la cual actualmente trabajaba como doble agente filtrando información de la presidenta Seraphina Picquery, al ser su asistenta y mecanógrafa personal. No había decisión en firme de la máxima autoridad en el MACUSA de la cual Gellert Grindelwald no fuese consciente prácticamente de inmediato, ya fuese porque la presidenta hablase directamente con él, mediante la identidad que había logrado obtener, suplantando al Director de Seguridad Mágica y jefe del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica del MACUSA, Percival Graves. O bien porque de las pocas resoluciones que Picquery tomaba a expensas de Graves sin informarle, allí estaba la joven Carrow para transcribir los dictados de su jefa, habiéndose ganado su máxima confianza sin sospechar de que estaba filtrando la información.

- Señor Grindelwald, me alegra verle de nuevo... - inició su reporte con una leve reverencia, tras levantarse de su asiento y depositar la taza de té en la mesita auxiliar - Por mi parte decirle que la presidenta Picquery se mostraba muy preocupada por la situación actual, no teniendo muy claro cuál debería ser su forma de proceder. Es consciente de que el ataque perpretado al mismísimo MACUSA la pone en tela de juicio, y que debe hacer rodar cabezas a !os que ella considera unos incompetentes. Tal y como planeó, algunos de los altos mandos que nos dificultaban nuestro proceder ya se barajaban esta semana la posibilidad de sus despidos, estando ya sus expedientes sobre la mesa de su despacho, y con lo de esta noche, habiendo logrado propiciar una fuga masiva de los presos de los sectores 3 y 4, no me cabe duda de que acaban de ser sentenciados. Le informaré al regresar a la sede y tener nuevas noticias al respecto...

Un simple excelente fue susurrado por el señor Tenebroso, que en esta ocasión depósito la mirada en Melkias, esperando saber que que había ido la misión encomendada. Le había solicitado eliminar al Capitán de aurores John Selwyn, el cual acudiría al Cotton Club para obtener información de primera mano de un posible informante acerca de la Alianza, y que en un reservado, Melkias se hiciese cargo, haciendo parecer que había sido asesinado por un ajuste de cuentas de la mafia italiana, concretamente de la Mano Negra. Tras silenciarle, debía registrarle allí mismo para ver si llevaba encima la llave que precisaban, y de no ser el caso, registrar también posteriormente su apartamento, una vez se deshiciese del cuerpo metiéndolo en algún barril o bidon con cal, para hacerlo desaparecer.

Su naturaleza fría y desinteresada estaba a flor de piel, incluso cuando su jefe llegó al recinto, pero está vez mostró un aire más sumiso con el.

En sus manos tenía el puño americano con el que estaba jugando de vez en cuándo, recordando la enorme paliza asesina que le propinó al auror, matando le a golpes literalmente, un trabajo bien hecho que hizo parecer un asalto de matones no-mag.

Es un placer verlo señor Grindelwald, e de decir que el trabajo que me encargó se hizo a la perfección, aún qué en la casa de ese idiota no encontré nada, tal parece que entregó lo que estaba buscando a otra persona, no se su nombre, pero si veo el rostro de esa persona, sabre a quien visitar, hay que aprovechar la reputación de los mafiosos Muggles y usarlo en nuestro favor-

Su personalidad siempre ha sido distante, pero su lealtad siempre fue incuestionable, mataría a quien hiciera falta en pos de los objetivos comunes. 

Grindelwald asintió complacido a las palabras de Melkias, satisfecho de que al fin esa escoria de John Selwyn hubiese sido retirado del tablero de juego. Aquel hombre se había inmiscuido demasiado en los asuntos del señor Tenebroso, dificultándole sus acciones y tratando de darle caza de forma incansable. Incluso ya muerto, el muy cretino había logrado entregar a tiempo la llave que con tanto ahínco buscaba Grindelwald a un tercero, impidiéndole lograr conseguir el arma definitiva para levantar un ejército inferi a su servicio, el Libro de los Muertos o "Necronomicón". Pocos sabían el paradero real de aquel instrumento del mal, que contenía la información de los elementos necesarios y los hechizos mágicos a usar para hacer levantar a los muertos y controlarlos a voluntad, pero al fin había dado con lamvlave para hacerse con tan ansiado poder, y solo restaba hacerse con esa llave mágica.

- Gran trabajo, Melkias. John Selwyn era un importante obstáculo en mis planes, y me alegra saber que no solo ha logrado eliminarlo sin contratiempos, si no que además ha logrado simular que ha sido un asesinato a manos de la mafia, un ajuste de cuentas entre bandas rivales... - mencionó con una sonrisa maliciosa, a la vez que agitaba su varita para abrir un cajón de una cómoda, y hacer llegar a sus manos una carpeta negra. Es una lástima que no encontrase la llave mágica que requiero, pero mi intuición me dice que tarde o temprano dará con el tipo que la tiene en posesión en estos momentos, y que la obtendrá para mí. ¿Me equivoco? Entonces le tendió la carpeta que acababa de tomar del cajón, prosiguiendo sus palabras. En esta carpeta vienen una serie de instrucciones que me gustaría que fuesen llevadas a cabo, y considero que usted es el apropiado para ejecutarlas sin errores. Léalas, memorícelas y destruya la carpeta con todo su contenido nada más abandonar esta estancia y antes de regresar a la sede del MACUSA. En breves recibirá una llamada del jefe de aurores Franklin Dodge, el cuál le encargará trabajar en conjunto con el escuadrón Montgomery, para que ambos escuadrones investiguen las circunstancias de la muerte del capitán de aurores John Selwyn. Despísteles, falsee y manipule las pruebas o la información que puedan llegar a obtener, de forma que les conduzca a la ubicación que viene detallada en la carpeta. Necesito que esas piezas se sitúen en esa posición del tablero...

Grindelwald aguardó su asentimiento y a que guardase la carpeta en el interior de su gabardina, para finalmente dirigirse a Krall, esperando su reporte.

- Mi buen siervo Krall, se que ha tenido ciertos contratiempos esta noche. ¿A qué se han debido? - indagó el poderoso mago, mirando fijamente a su acólito, esperando una explicación convincente.

- Verá, señor Grindelwald. Tal y como me ordenó, utilicé a dos experimentados magos sicarios para que terminasen aquello que James Sullivan, el vil traidor, no fue capaz de hacer... Secuestrar a la hija y a la nieta del capitán de aurores John Selwyn, torturarlas frente él para obligarle a revelar el paradero de la llave, y después eliminarlas. - fue explicando, con un nudo en la garganta y con visibles sudores fríos. Era un trabajo fácil, la mocosa adolescente no tiene si quiera permiso para portar su varita mágica fuera de Ilvermorny y la madre venía de trabajar sumamente cansada y agotada, sin que ambas supiesen que iban a ser atacadas esta misma noche. Pero al parecer, James Sullivan acudió para protegerlas a su domicilio, al igual que uno de los aurores del escuadrón Montgomery... Incluso afirman que había una criatura mágica que protegió a la adolescente, y que aunque fue impactada con una fuerte maldición, la adolescente logró sobrevivir y ellos se vieron forzados a huir. Uno de los sicarios fue envenenado, y no hubo otra opción que usar a Miller para que tratase los efectos del veneno y salvarle la vida. ¿Prefiere que silencie a ese par de imbéciles que no pudieron terminar el trabajo yo mismo, y me encargue de ejecutar a Sullivan y a las dos Selwyn? 

Por otra parte, todo el plan referente al senador James John Walker fue un éxito. Él cree que estamos ayudándole a hacerse con el poder y ganar las próximas elecciones democráticas para hacerse con la alcaldía de Nueva York a base de nuestras influencias, sin saber que es un mero títere que desecharemos en breves. McCarthy reveló la información que deseábamos tras ser apresado, fue interrogado dentro del MACUSA y posteriomente asesinado por mi persona, por lo que ya podrá inculpar de todos los cargos a los escuadrones de Dodge y Montgomery si las cosas se tuercen. - y con aquellas palabras, esperaba suavizar la reacción inicial de su señor Grindelwald, el cual lucía contrariado. 

Grindelwald meditó la situación antes de responderle, todavía con el rostro serio e impasible. Por un lado, estaba decepcionado con que Krall no hubiese sido capaz de llevar a cabo la primera parte de lo ordenado, siendo que librarse de las dos Selwyn era a priori un trabajo relativamente fácil de ejecutar, pero ciertamente vio con buenos ojos sus subsiguientes palabras, por lo que decidió darle una nueva oportunidad y mostrarse magnánimo.

- Elimina a los dos sicarios incompetentes, no quiero cabos sueltos. En cuanto al señor Sullivan, la madre y la hija, ya he dispuesto otros planes... - sentenció rotundo el mago tenebroso, para después aliviar la tensión y apoyar la mano en el hombro de Krall de forma amigable. No me decepciones nunca más, recuérdalo.

Finalmente, dio por concluída la reunión con unas afables palabras.

- Eso es todo, podéis iros ahora y regresar a vuestras rutinas. Gracias por todo vuestro esfuerzo y dedicación,... y recordad que volveremos a reunirnos en tres días aquí mismo, a la misma hora. 

Solo fue mi trabajo señor, verá que encontraré a quien tiene la llave y lo haré cantar

Tomó la carpeta y comenzó a leerla cuándo esta paso a sus manos, aprendiendo cada palabra con sumo cuidado, sabía bien que nunca fue muy astuto, pero esa falta de astusia la compensaba con cautela, y por que no, un poco de paranoia, eso lo mantenía a salvo en esos momentos en las que la tensión por no ser tan perseptivo le podían.

Al ver que el señor Grindelwald pedía a Krall que matara a los sicarios, se puso un poco confuso, tenía ánimos de burlarse, pero no quería hacerlo frente al jefe, hasta que les dió permiso de salir. 

-Oye Krall, no te ensucies mucho, hazlo parecer un accidente, y cubre bien tus huellas, esos bastardo son astutos y sagaces-

Antes habría condenado todo esto, pero a esta altura de su vida, y cómo visto la verdad tras los ojos de su jefe, entendió que ocultarse, ya no era una opción. 

Finalizada la reunión, Gellert Grindelwald fue el primero en retirarse cruzando la red flú, seguido por Vinda Rosier. Krall había pasado un momento bastante incómodo, pero en su mirada se reflejaba determinación e ira contenida a partes iguales, por lo que Melkias pudo deducir que el mago oriental iba a silenciar para siempre a aquel par de sicarios que no habían sido capaces de terminar lo ordenado, dejándole en una situación comprometida. Las palabras de Abelen no supo si interpretarlas como una provocación, una burla o simplemente un consejo, pero aunque le mantuvo la mirada unos instantes escrutando sus intenciones, se limitó a asentir y susurrarle con frialdad.

- Descuida. Controlaré las mentes de ese par de imbéciles y los forzaré a que peleen entre sí y acaben el uno con el otro... - mencionó con una sonrisa malévola y un brillo inusitado en sus ojos, sabiendo donde podría encontrarlos y ejecutarlos, tras torturarles cruelmente. Juro que sufrirán de lo lindo apuñalándose entre sí con saña, sufriendo y agonizando de dolor mientras se desangran como cerdos, y que mi rostro será lo último que vean mientras se revuelcan por el suelo y suplican por sus tristes vidas. Cuando las autoridades Nomaj los encuentren, yo ya estaré muy lejos y nada encontrarán que me incrimine, créeme.

Tras aquellas palabras, todos y cada uno de los acólitos fueron atravesando la chimenea hacia sus lugares, habiéndoseles encargado sus propios cometidos a cada cuál, que no tardarían en llevar a cabo con presteza. 

Melkias accedió a la chimenea, susurró la ubicación y se apareció en su casa de Hell's Kitchen, donde con calma pudo revisar la carpeta negra que su señor le había entregado con las órdenes pertinentes, la cual debía destruir antes de partir al MACUSA. La insignia de la alianza venía dibujada en la parte inferior derecha, como sello personal del señor Tenebroso.

Por el bien de todos

Estamos más cerca cada día de nuestro ansiado objetivo, anular el Estatuto Internacional de Secreto Mágico y forzar a los nomajs a la sumisión, reconociendo a una élite de magos superiores como líderes del mundo en que vivimos. El Magicongreso Único de EEUU está a punto de ser controlado por nuestra organización, pero todavía hay pequeños grupos de magos que nos dificultan nuestra labor, por lo que tengo algunos pequeños cometidos para ti, mi buen Melkias Abelen. Se que puedo depositar mi plena confianza en tu persona y que no me defraudarás.

He orquestado que sean los escuadrones de Richard Montgomery y Franklin Dodge los encargados de llevar a cabo la investigación referente al asesinato del Capitán de aurores John Selwyn. Tú misión consistirá en unirte a tus nuevos compañeros, acatar las órdenes de tus superiores en la resolución del caso y actuar con normalidad, como si de un miembro más tratando de ayudar se tratase. Quiero que dificultes sus pesquisas, que manipules los resultados de las pruebas a escondidas, y que cuando te lo ordene, los conduzcas mediante falsas pistas a una trampa, a esta dirección en concreto... 

Basílica de la Antigua Catedral de San Patricio, calle Mott, Little Italy.

Es la ubicación donde los sicarios de Krall debían llevar secuestradas a la joven Selwyn y su hija, la antigua sede del clan vampiro Ventrue de Manhattan con quiénes mantengo desde hace un tiempo una interesante alianza. Al menos el jefe Montgomery y la joven Selwyn deberán ser conducidos por tu persona al lugar cuando así te lo indique, si es posible, a ambos escuadrones al completo. Te haré llegar una nota con esta misma insignia en el momento oportuno.

El segundo de mis encargos te resultará bastante más agradable de ejecutar, quiero que elimines en la mayor brevedad que te sea posible a James Sullivan, el vil traidor, ex miembro de la Alianza, que actualmente está protegiendo a Diana Selwyn y su hija, revelando además información confidencial de nuestro grupo. Encuentra el modo de ejecutarlo estando a solas con él, sin que tu tapadera quede en entredicho, pero que quede bien claro que ha muerto por ser un traidor. Escribe en su pecho o rostro, en carne viva, con un hermoso flagrate... "Perro traidor"

Finalmente, el tercer y último encargo es tratar de dar con el hombre al que John Selwyn le entregó la llave mágica, y de quién ya conoces su rostro. No me importa lo que hagas con él ni los métodos que emplees para sonsacarle esa llave o su paradero, solo consígueme y entrégame esa llave en persona.

Al poco de llegar a casa, y tal y como predijo Grindelwald que ocurriría, el jefe de su escuadrón Franklin Dodge le envió una notificación, requiriéndole de inmediato en la sede del MACUSA e indicándole quienes eran sus compañeros de escuadrón, y los del escuadrón con quiénes trabajarían en conjunto para resolver el caso.

Melkias, aquí el jefe de escuadrón Franklin Dodge, tu inmediato superior en jerarquía. Se requiere tu presencia en la sede del MACUSA en la mayor brevedad posible, para que te unas a tus compañeros de escuadrón, y trabajemoss en conjunto con el escuadrón Montgomery para investigar las circunstancias de la muerte del Capitán de Aurores John Selwyn. Reúnase con Gyp Rosetti en el lobby, y los dos acudan al nivel quinto del subsuelo, donde estamos conteniendo ahora mismo una fuga de presos.

Era momento de ponerse en marcha, daba inicio la misión.

El jefe lo había predicho, pero el gigante no quería ir, y cuándo tenía que hacer un trabajo a desgano, es cuándo peor salen las cosas, sin embargo, era una orden del señor Grindelwald, y no podía desobedecer, al menos, una noche de sueño vendría bien, pero que más da, a trabajar.

Lo siento compañeros, tendré que meterlos de nuevo en la cárcel. 

Dejó sus puños americanos en la cocina, dentro del fregadero y con un hechizo limpiador para que removiera los pequeños restos de sangre, mientras se dirigía a la chimenea, y una pequeña bolsa de papel con polvos Flu. Era hora de orquestar el teatro, y hacer su parte, para poder gobernar a los no mágicos. 

Nada más llegar al enorme edificio del MACUSA, y cruzar las puertas giratorias de alta velocidad que permitían el acceso al lobby principal, Abelen pudo comprobar que allí el caos era generalizado, amontonándose largas filas de funcionarios, los cuales eran registrados en profundidad, interrogados con diversas preguntas e incluso aplicados hechizos Revelio por si se estaba empleando una poción Multijugos o se tenía un rostro o identidad falsa mediante algún hechizo. Las precauciones y el protocolo establecido para esos casos se habían extremado al máximo, lo que era indicativo de que algo gravísimo había ocurrido o seguía ocurriendo en la sede. ¿De qué podría tratarse? El enorme reloj del vestíbulo que colgaba en el centro marcaba ya el nivel máximo de seguridad, en color rojo, indicativo de que estaban en riesgo máximo de que el mundo mágico fuese expuesto a los nomajs, de que se había transgredido el Estatuto de Secreto.

Melkias no tardó en mirar a todos lados intentando distinguir entre la multitud a Gyp Rosetti, su compañero de escuadrón que debía reunirse con él allí en el lobby, para bajar ambos a reunirse con el jefe Dodge y el resto de su unidad. No estaba cerca de la sala de recepción, ni tampoco en la zona de los ascensores, por lo que Abelen intuyó que algo habría ocurrido para que no estuviese allí para recibirle. La respuesta llegó de inmediato, y es que subiendo por una de las escaleras y dirigiéndose hacia el despacho del Comisario de Aurores Mortimer Minus al fondo del pasillo lateral, apareció Rosetti con un prisionero esposado, maniatado de pies y manos, con los ojos vendados y amordazado, siendo llevado por el aire con un Levicorpus como si de un fardo se tratase. 

Rosetti miró hacia la entrada,antes de llegar y acceder al despacho de Minus, y observó que allí estaba Melkias, al que no tardó en hacerle una señal con su mano libre para que se acercara, y ponerle al tanto de la situación.

- Llevo a este malnacido ante el Comisario Minus, con órdenes del Director Percival Graves de que lo interroguemos y le soltemos la lengua. Al parecer se trata de Edgar Miller, uno de los medimagos responsables del Departamento de Accidentes y Catástrofes mágicas, con acreditación y documentos en regla, pero que ha sido detenido hace apenas unos minutos cuando trataba de salir de la sede llevando encima información confidencial, y habiendo logrado propiciar que escapase momentos antes un sospechoso no identificado, suplantando su identidad y habiendo hecho uso de su acreditación. Afirma que le han tendido una trampa, que le han robado la acreditación y que le han colocado esos documentos confidenciales en su maleta para incriminarle. ¿Crees que estará mintiendo o que dice la verdad? Sea como sea, Dodge ya está al tanto y nos ha dado autorización para llevarlo frente a Minus e interrogarle... - le fue comentando detalladamente, finalizando su explicación justo cuando llegaron a la puerta del despacho del Comisario de Aurores.

Tras verificar sus acreditaciones en un panel lateral, ambos entraron con el sospechoso en el despacho de Minus.

- Comisario Minus, con su permiso. - mencionó Rosetti nada más entrar en la sala, donde un escritorio ocupaba el centro, y tras el, sentado en una cómoda silla, estaba el Comisario de Aurores. ¿Le ha informado el Director Graves de que traemos a uno de los sospechosos del ataque al MACUSA? ¿Dónde debemos interrogarle?

- Adelante, pasad. Justo acabo de ser informado y estoy al corriente de lo sucedido... - enunció Minus, observando con detenimiento al individuo que Gyp hacia levitar. Vaya, vaya, pero si es Edgar Miller. Veamos que tiene que decirnos... Aquí, en la sala anexa hay espacio suficiente para poder interrogarlo en mejores condiciones. Tenéis autorización para hacerle cantar si se resiste...

El Comisario abrió la puerta y permitió que todos accediesen al interior de la sala anexa. Gyp lo dejó caer sentado en una silla, y Mortimer le indicó a Abelen que le retirase la mordaza. Nada más hacerlo, el el medimago empezó a suplicar clemencia, y a repetir una y otra vez que había sido engañado, que le habían tendido tendido una trampa y que pretendían incriminarle. 

Melkias estaba cansado de escucharle, así que una vez le dejaran ahí sentado al medimago, le propinó un golpe tan fuerte que se escuchó en toda la habitación, cerrando le la boca de un solo golpe, acostandole con silla y todo en el suelo, podía ver cómo su labio sangraba, no era lo que realmente disfrutaba, disfrutaba una pelea abierta, con una presa que tenía la capacidad de defenderse, pero no esto, si el le decía lo que quería, tal vez lo dejaría ir en paz, o tal vez no, quien sabe.

-Me dirás lo que quiero saber, no lo volveré a repetir-

No sentía lástima por Miller, podía ser usado cómo un buen chivo expiatorio para la causa, pero que diablos, esto no le complacía, lo quería libre y corriendo, así podría matarle más fácilmente 

Melkias Abelen era sin lugar a dudas un tipo corpulento que su sola presencia ya resultaba intimidante. El medimago Edgar Miller estaba tremendamente asustado, no dejando de suplicar que no le hiciesen daño y que él no tenía nada que ver, que todo había sido un engaño y que le habían colocado esos documentos confidenciales y robado su acreditación sin que se diese cuenta. 

Aunque se repitió un par de veces más intentando resultar creíble, bastaron dos buenos puñetazos del bueno de Abelen en el rostro de Miller para que se le cayese toda aquella fachada y empezase a soltar la lengua y decir la verdad. El primero puñetazo ya le había dejado con la cara hinchada y pitándole un oído, habiendo caído con la silla al suelo. Pero cuando lo levantaron nuevamente, y llegó el segundo derechazo, que le hizo saltar una muela y sangrar por la boca, se dio cuenta de que su vida peligraba de verdad.

- ¡Jo-joder, ba-sta! - Comentó con los ojos inundados en lágrimas, temiendo por su vida. ¡Ha-blaré, lo juro! De-cidle que deje de gol-pearme, por dios! Miller agachó lamcabeza abatido, pero por primera vez empezó a hablar con sinceridad y a no tratar de excusarse como hasta entonces, asumiendo que la coartada no había servido y que no era creíble que le hubiesen robado la acreditación, ni que intentase salir del MACUSA con aquellos documentos, que el Comisario Minus esta leyendo con parsimonia mientras Abelen y Rosetti se encargaban de hacerle cantar. Estoy jodido, endeudado hasta las cejas por apostar compulsivamente en "peleas ilegales" y "carreras de caballos". Pedí una cuantiosa cantidad a un prestamista de la calle Lafayette, hará unos seis meses aproximadamente, que debía devolver al mes siguiente con intereses... Pero me fue imposible devolver tal suma de dinero y no me quedó otra que ir aplazando el pago a cambio de información confidencial, de convertirme en el medimago que atendía las heridas de los suyos cuando así lo requerían, y de permitirles infiltrarse en la sede en diversas ocasiones. ¿¡Qué podía hacer!? ¡Iban a matarme, a mi y a mi familia, en tremenda agonía y sufrimiento! ¡No sabéis de lo que son capaces! ¡Vi en primera persona como otro tipo que también debía un préstamo era esposado y maniatado, como despellejaban en carne viva a su mujer frente a sus ojos, y dejaban que los perros la devorasen! Después a él... A él... Le chuparon toda la sangre. ¡Son vampíros! ¡Lo juro!

No se advertía mentira en sus ojos, aunque quizá no había terminado de confesar todo lo que sabía. No obstante, una especie de tiembre sonó, advirtiendo a Mortimer Minus que alguien estaba depositando su acreditación en el panel y solicitando entrar al lugar.