Partida Rol por web

Apartamento de Jhonatan Riley, 11:45 de la mañana

Hotel The Maximillian, 5-11 47th Avenue, Long Island City

La llegada al apartamento de Riley fue instantánea, no habiendo cambiado nada desde que se hubiese ido aquella mañana. Casi dos horas habían transcurrido desde que Alma y Jhonatan se despidiesen, siendo comprensible que a la mente del auror viniesen pensamientos de como le estaría yendo con ese depredador sexual del Senador demócrata John Walker. Realmente era chocante la diferencia entre ambas personalidades de sendos senadores, lo cual era del todo remarcable. Cuando todo alrededor del señor Waterman parecía indicar que era un buen esposo, que apreciaba a su familia y que se había levantado de su cama durante el ataque para proteger a su mujer, después de haber estado juntos bebiendo champaña y celebrando  el compromiso de su pequeña Margareth, a la que desde pequeña aceptaron como una maga pese a no entenderlo..., por contra, el senador Walker era un mujeriego, un depredador sexual, que incluso durante el ataque se sintió confiado y sin miedo a sufrir heridas, incluso tomándose la molestia de flirtear e invitar a Alma para aquel día en el Cotton Club. ¿Por qué tal diferencia? ¿Por qué múltiples ataques de Grindelwald a las autoridades de Nueva York, alcalde y senadores por igual? ¿Se limitaba simplemente el asunto a desestabilizar la política y los lugares de poder?

Como fuese, acababan de llegar al apartamento él y la ama de llaves, la cual no esperaba ser llevada allí, si no directamente al MACUSA. Sus palabras subsiguientes mostrando cierta desconfianza al ser llevada a una habitación de hotel eran más que comprensibles...

- Ejem, disculpe... ¿Dónde me ha traído? ¿No íbamos a ir al Magicongreso para que puedan protegerme? - mencionó la mujer de mediana edad, un tanto tensa y mirando fijamente a Riley en sus inmediatas intenciones. Si se atrevía a ponerle un dedo encima, estaba dispuesta a hacer lo imposible para alertar a todo el mundo y de ser necesario, incapacitarle de una patada en las partes bajas. ¿A caso una mujer no tenía siempre recursos a su alcance?

Alma estaba molesta con Abelen y razones no le faltaban, dado que aunque éste hubiese decidido usar a alguien ajeno para infiltrarse, lo cual era una buena estrategia y estaba en su derecho, jamás hubiese debido compartirle que estaba en una misión. El descontento era lógico y algo le hacía intuir a la aurora de que su compañero auror estaba más allí por propia conveniencia y para disfrutar de una cita con su reciente adquisición, que no por resolver el problema que les atañía y que bien podía estar implicando a magos oscuros como Grindelwald y mafias locales por igual. ¿Hasta donde estaba influyendo el mago tenebroso más grande de todos los tiempos, si aparentemente tenía controlado autoridades políticas, mafias e incluso había infiltrado agentes en el mismísimo MACUSA? No estaban para bromas, y al menos la joven Rhydderch era consciente de ello.

Arrebatándole de las manos una de las invitaciones que Abelen acababa de robar, se alejó entremezclándose entre la multitud que iniciaba el baile, yendo disimuladamente hasta el grupo de nomajs que cuál turistas ilusionados, esperaban ver las entrañas del que se rumoreaba era uno de los hoteles más increíbles de todo New York. El Cotton Club se dividía en dos zonas bien diferenciadas, una para fiestas y eventos en los que disfrutar de la buena música, de manjares y bebidas y todo tipo de lujos, y otra más sibarita y sofisticada, solo para tratar negocios, y que Alma no tardó en intuir que la entrada a la zona mágica, solo apta para magos y brujas.

La guía del grupo, una mujer realmente despampanante, ataviada con un vestido que no dejaba lugar a la imaginación y con ostentosas joyas en sus cabellos y cuello, les invitó a la decena de afortunados a avanzar por la zona reservada, deteniéndose en algunas ocasiones para mencionar alguna obra relevante de algún pintor de época o algunas vidrieras, de arte gótico o neogótico, que daban un contraste muy impactante a lo que acababan de abandonar. Casi pareciese haber abandonado los años 20 de la gran manzana para adentrarse en una era mucho más antigua, de corte gótico, que invitaba a pensar en la alta nobleza, reyes y princesas, aristocracia, y por qué no, vampiros y hombres lobo.

Algo mosqueaba tremendamente a Alma, sintiendo en sus propias carnes que su vida corría peligro inminente, casi tentada a darse la vuelta y regresar sobre sus pasos, pero a su alrededor las caras de los presentes era completamente distinta, como si estuviesen disfrutando a más no poder de un viaje de ensueño. ¿Cómo podía a caso prevenirles de que probablemente sus vidas corrían peligro?

- Aquí delante tenemos un gran comedor, solo para invitados selectos, en los que solo les ofrecemos lo mejor... Nada de comida precocinada, si no fresca y suculenta, recién acabada de adquirir, ¿no creéis que es increíble poder disfrutar en tan selecto lugar? - susurró la dama, y esta vez sí, Alma se percató de un detalle siniestro. Al fondo del pasillo un grupo hablaban entre sí, casi relamiéndose los labios al ver a la gente. Todo encajó en la mente de la aurora, y es que se trataba de vampiros esperando la hora del almuerzo, y que todo lo hablado en realidad era verdad, pero que a diferencia de lo que pudiesen estar pensando los nomajs que les habrían de servir, como si de un catering se tratase, "Ellos" iban a ser la comida, fresca y suculenta, recién acaba de adquirir. Demencial.

La joven observó las inmediaciones, y es que estaría en un buen aprieto si llegaba a cruzar el umbral que conducía a aquella sala en la que esperaban fervientemente a los invitados. A su derecha había un pequeño pasillo, una bifurcación que aparentemente no estaba siendo custodiada. ¿Debería arriesgarse a quedar rezagada, y a sigilosamente perderse de entre aquel grupo que se acercaba a su funesto destino?

Vampiros, mierda, pensó Alma a medida de que se acercaba a ese lugar. Vampiro atacando a nomuaj en mitad de la ciudad y amparados por un lugar como este club. A la aurora se le revolvió el estómago, MACUSA había perdido el control y eso estaba haciendo que aquel lugar sirviera de carnicería. Por otro lado, no tenía forma de salvar a aquellas personas ¿o sí?. A medida de que se acercaba, aquellas puertas, la varita de la mujer se deslizó entre sus dedos, para estar lista para zafar, pero lo cierto es que atacar a un grupo de vampiros sola era un suicidio, además, estaba ahí por otros fines. Las vidas de sus humanos tendrían que ser sacrificadas. 

Alma se retrocediendo, más y más, hasta quedar al fondo del grupo y apenas vio la oportunidad, se apartó por completo. Las puertas se cerrarían, pero ella ya estaba oculta en uno de los pilares, no había sido vista, era una mujer ágil para entrar y salir de aprietos como esos, pero aún su corazón latía. Esos humanos. Apretó la varita con fuerza y sus labios se torcieron... estaba con el hechizo desilusionador, lo que la había vuelto un camaleón, ahí, al fondo, pero a medida de que se cercara, podrían sentir su fragancia. 

Tomó aire, y se movió hacia la salida, aún en las sombras, y apuntó su varita hacia el fondo de ese lugar, y ejecutó un hechizo, por lo menos, si servía, podría cegar a los vampiros, o ponerlos en alerta y salvar aquellas vidas, mientras ella se iba. Era hábil con los encantamientos, algunos hechizos podía ejecutuarlos sin hablar. Aunque esto comprometería la misión, sin embargo eran demasiadas vidas que estaban en peligro...

Decidida, usó la varita para lanzar aquel rayo de luz solar al fondo de ese lugar. 

Alma se había retirado molesta y en parte Abelen sabía que había hablado de más con Anna Lonergan de lo que debiese, no habiéndole debido de revelar que estaba cumpliendo una misión. Todo hubiese sido más fácil simplemente ganándose el corazón de la fémina e invitarla a la fiesta, sin advertirle de que en realidad había más entre manos. No obstante, poco se podía hacer si la joven Rhydderch prefería trabajar a solas, por lo que mientras ambos hiciesen lo que debían hacer, bien estaba. En realidad a Melkias poco le importaba la misión en realidad, sabiendo que era nada más que una tapadera para sus verdaderas intenciones, ayudar a Gellert Grindelwald a hacerse con el control del MACUSA infiltrándose en su seno. ¿A caso no había ya logrado en gran parte ese objetivo, ganándose la lealtad y confianza de algunos aurores como Gunnar Grimmson o Gyp Rosseti entre otros? 

Con la gente saltando a la pista y Anna Lonergan esperando una respuesta por su parte, no vio mejor ocasión que regalarle ese ansiado baile del cuál disfrutaron los dos pegando los cuerpos más de lo estrictamente necesario y rozando sus cuerpos, calentándose sobre manera. Casi podría asegurarse que la fémina quería volver a follárselo allí mismo, quizá para asegurarse de demostrarle de que solo con ella jamás tendría carencias en ese aspecto, pero justo a finalizar el baile, y mientras bebían una copa entre risas, el momento se vio interrumpido por la aparición de un rostro conocido para Abelen.

En efecto, se trataba del mago oscuro que había ayudado a escapar del MACUSA apenas unas horas atrás, uno de los líderes de la Mano Negra Yiddish, el cual le debía un favor en agradecimiento. Como se había percatado de que Abelen estaba ahí era toda una incógnita, pero el hombre se acercó hasta su posición, y aprovechando un momento en que Anna pedía un chupito al barman, le entregó una nota en mano y un mensaje al oído.

- Te devuelvo el favor, dándote la ubicación exacta del hombre al que buscas... No preguntes cómo lo se, ni cómo te he encontrado, pero cuando veas la nota sabrás quién me envía... - y le dedicó una sonrisa en agradecimiento a que le hubiese salvado la vida. A esas alturas, Gellert Grindelwald ya estaría al corriente del hecho, por lo que Abelen había ganado enteros a su favor. ...te está agradecido por tus servicios y espera que termines tu cometido en breves. La caída del MACUSA ya casi es un hecho, al igual que el verdadero objetivo de todo esto, exponer al mundo mágico e iniciar una guerra en la que los magos más poderosos gobernarán el mundo, "por el bien de todos". - Y ahí estaba el lema de la alianza, de los miembros que eran leales al mago oscuro más grande de todos los tiempos. Tras la entrega, Toblinsky disimuló pidiendo algo unos metros más alejado, para poco después perderse entre la muchedumbre de gentes.

Cuando Melkias ojeó la nota, vio que venía de parte de Gellert Grindelwald en persona, tal y como le había notificado que sucedería llegado el momento, y en ella venían instrucciones claras y el grabado que daba autenticidad.

Por el bien de todos

A  mi más fiel y leal servidor, agradezco muchísimo tus servicios y que hayas logrado infiltrarte exitosamente en la unidad del jefe Montgomery, habiéndote ganado la confianza de varios de sus miembros y liberando a mi gran amigo Joseph Toblinsky, líder de la Mano Negra Yiddish. 

Ha llegado el momento de que te comuniques con los miembros del escuadrón Montgomery y Dodge, revelándoles que tras interrogar a un mago vampiro traidor del Príncipe Salieri en el Cotton Club, has logrado hacerte con la ubicación exacta en la que se encuentra la base secreta de Gellert Grindelwald y una hora concreta en la que probablemente estará en persona. Hazlos acudir a la dirección que te indiqué en el anterior mensaje, justo en tres horas a partir de este momento. Confío en ti, mi buen Abelen.

Por otro lado, Joseph Toblinsky me ha indicado que tenía una deuda pendiente con tu persona y que quería devolverte el favor, por lo que ha averiguado la dirección del traidor James Sullivan mediante su red de contactos. ¿Podrías dirigirte allí antes y acabar con ese malnacido? Su existencia debe ser purgada...

(insertar dirección de la casa de James Sullivan)

Atentamente

GG

Pierda cuidado señora Mathilda, la voy a llevar al MACUSA en breve, primero voy a informar a mi superior sobre usted para poder acondicionar todo para su llegada.

Este es mi apartamento y como tal, una casa de seguridad, está protegido por poderosos encantamientos. - respondo mientras saco mi revólver y lo dejo en la mesa al alcance de la mujer.

Seis balas, es para su protección, nadie debería ser capaz de aparecerse aquí sin mi autorización, pero uno nunca es demasiado precavido. - dicho esto, veo como Altair y Falcor aparecen por el pasillo.

Ellos son Falcor y Altair, le harán compañía mientras vuelvo, siéntase libre de servirse lo que guste, no voy a tardar.

No había equivocación alguna y esos nomajs iban a convertirse en el almuerzo de la horda de vampiros que por alguna razón operaba impunemente en el ismo centro de Manhattan, sin que el MACUSA estuviese al tanto, usando como tapadera el Cotton Club. Aquel descubrimiento dejó en una situación complicada a la joven Rhydderch, quién por un lado sabía que no iba a tener mejor oportunidad para recabar información del paradero de Grindelwald y la alianza, y por otro chocaba la sensación de que no podía dejar a esas personas ser asesinadas y que se alimentasen de ellas sin hacer nada. Ideo una alternativa a medio camino entre ambas, que quizá con suerte generase el suficiente revuelvo que precisaba para que postergaran la comida y darles una pequeña chance de salir con vida a aquel grupo de nomajs, y por otro, generar el suficiente caos para ver hacia donde y como se movilizaban aquel aquelarre de vampiros. ¿Quién sería su líder? ¿Habían roto con los estatutos que impedían a las criaturas mágicas de la noche alimentarse o atacar a los humanos? ¿Por qué razón, tras tantos años en los que se había mantenido aquel tratado que evitaba una guerra?

Alma logró ir quedando rezagada disimuladamente, y justo antes de entrar en aquel gran comedor, desapareció camuflándose con un hechizo desilusionador cual camaleón, para terminar invocando un poderoso hechizo Lumus solem en dirección a los que sin duda eran los anfitriones de aquella fiesta privada. En un abrir y cerrar de ojos se desató el caos, quedando cegados la mayoría de los presentes momentáneamente, pero sin que nada más que aquello fuese relevante. Una voz grave ordenó que se cerrasen las puertas, y Alma solo pudo observar como la gran doble puerta de madera se cerraba lentamente frente a sí, dejando allí dentro a aquellos desdichados nomajs, y viendo las órdenes de la joven vampira de cabellos rubios.

- Registrad a los recién llegados y aseguraos de que no se haya colado una rata entre ellos... - expresó un tanto molesta por lo ocurrido, dando instrucciones precisas que si bien Alma no pudo escuchar, si logró descifrar por el  movimiento de sus labios. Aquella habilidad era fruto del largo entrenamiento y experiencia de la aurora, que tras muchísimas misiones en las que acercarse al objetivo era inviable, había terminado por centrar su vista y leer los labios desde largas distancias. Todo tiene que estar preparado para cuando el Príncipe Schiro y su invitada lleguen, no haya posible contratiempo alguno. Aseguraos de encontrar al que haya ocasionado esto y traedme su cabeza...

- Yo me haré cargo, Annabella. Ya percibo desde aquí un aroma sumamente interesante... - respondió el joven que estaba frente a ella, que pareció mirar en dirección a la entrada, no teniendo claro Alma si la había visto o solo detectado su fragancia.

Sabía que no podía permanecer allí parada, menos después de escuchar aquello, dado que no tardarían a enviar a ver quién había sido el responsable de aquel hechizo. No obstante, algo si que había sido conseguido, y es que aunque encerrados, no se había escuchado que fuesen a ser masacrados los nomajs al instante, a si que la comida había sido momentáneamente postpuesta, segun lo entendido hasta la llegada de una invitada y el Príncipe Schiro.

Las opciones en esos instantes eran limitadas, solo siendo viable regresar sobre sus pasos o adentrarse más si cabe en la guarida de aquellas corruptas criaturas, y fueron las voces tras de sí las que le motivaron a tomar una decisión precipitada yendo hacia el interior de aquel largo y recto pasillo, con aquellas luces de tonos carmesí y paredes que casi recordaban a catacumbas.

Al llegar al fondo, sin oposición alguna por el momento, observó una ancha sala circular iluminada por pebeteros dispuestos cada dos metros entre sí, de forma simétrica. A parte de la entrada por la que acababa de llegar había otras dos salidas a derecha e izquierda, conformando un triángulo equilátero entre las tres. Un rápido vistazo le permitió percatarse que ambas puertas conducían a sendos largos y rectos pasillos como el que había llegado, por lo que la sala en la que estaba debía de ser un espacio para rituales. Precisamente en el centro había un pentagrama de cinco puntas de gran tamaño, el cual parecía estar concentrando energía mágica oscura y canalizándola en línea recta en dirección ¿al MACUSA?

Pasos y voces parecían acercarse rápidamente tras sus pasos, y sin ser vista, solo de refilón, comprobó que habían enviado a un vampiro rastreador para perseguirla. ¿Qué opción tomar? ¿Enfrentarle? ¿Arriesgar a ir a derecha o izquierda por alguno de aquellos pasillos que recordaban a catacumbas a ver que encontraba?

Dejó ir a esa necia mujer, no importaba que dijera, después de todo este iba a ser su funeral, y el no iba a arriesgarse por la osadía de sus actitudes arrojadas, ¿Que cometió un error? Tal vez, pero Anna tenía su confianza, más no contestó a Lonergan cuándo su colega se fue. 

Más el baile era la mejor forma de disculparse con ella por lo acontecido, y de continuar con su juego secreto, el estar pegados cuerpo a cuerpo alimentaba aún más su deseo lujurioso por ella, solo bastando una a mirada a su rostro para saber lo que la dama quería.

La chica se alejó para pedir un trago, es en ese momento que Toblinskyse acerca, el papel y un mensaje para el, Melkias ahora formaba parte del círculo más selecto del Señor tenebroso, literalmente queria matar a los aurores, pero Gyp y los otros le habían caído muy bien, sería una lástima que murieran por nada.

-Por el bien de todos-

Ya tenía a esa rata Maldita atrapada en la Avenida Lenox y la 127sth, ahí se guarecia el bastardo, tenía los minutos contados, por que esa ubicación no estaba lejos del Cotton Club. 

Incluso el tiempo dispuesto, le daba incluso hacerle el amor a Anna una vez más, ponerla a salvo, liquidar a ese maldito, y volver después transmitir las órdenes.

Pero debía plantear bien su cortada, podía apostar que su señor ya había dispuesto las piezas para que el príncipe vampiro Salieri sacrificar a a uno de los suyos, Abelen sabía que sólo era una pieza en un inmenso engranaje, y ahora debía cumplir su función.

Quemó la nota para no dejar pistas, y agradeció a aquel hombre, pero la cosa no terminó allí. 

-Anni, quiero volver a tenerte entre mis brazos... - 

Le dijo cuándo regresó, bebió el trago de una sola vez, levantandose para invitarla a ir a un lugar un poco más privado, dónde nadie se percate de que estaba ahí. 

Había sido terriblemente estúpido lo que había hecho, pero había sido necesario, así esos humanos tendrían tiempo suficiente como para poder ser rescatados en la medida de que ella pudiera dar aviso de lo que estaba pasando en el Cotton. Pensaba en eso mientras se alejaba de aquel pasillo de muerte, avanzando aun oculta por su hechizo, pero ya sabía, la buscarían y no había podido salir de ese lugar antes de que las puertas se cerraran. Y ahí vino la revelación mayor y que no habría logrado hasta ahí sino hubiera sido que había tomado la decisión de salvar a esos humanos.

aquella energía oscura que estaba al final de los pasillos, le erizó los vellos de la nuca, tragó saliva, pues las palabras de Eddy retumbaron en su cabeza. Esa magia oscura, aquella que pocos magos podían manejar, debía ser aquello. El nombre de  Dumbledore asomó, no como un posible culpable de aquella aberración, sino que podría saber qué hacer con aquella magia. Ahora comprendía algunos lazos, esos campitos debían estar protegiendo ese sello, mientras le permitían romper todos y cada uno de los tratados con ellos. Príncipe Schiro, Alma intentó recordar aquel nombre a alguien lugar.

ahora, sin embargo era más importante poder salir de ese sitio y enfrentarse al vampiro no era opción, por lo menos que fuese estrictamente necesario. No habían sido pocos los magos que habían perecido a manos de esas criaturas, o peor, transformado en una y era un lujo que no podía permitirse menos luego de lo descubierto, así que rápidamente avanzó hacia aquellos pasillos, tomando el de mano derecha, quería investigar más antes de desaparecer de ese sitio. De momento estaba en el corazón de aquella maldad y debía recabar toda la información posible.

Vinda Rosier andaba de forma magistral en el límite de la delgada línea en que sus palabras podían denotar autoridad y poder, o de que les hiciese perder la paciencia y le arrancasen la cabeza de un manotazo. Sus palabras hirientes al hermano del Príncipe, tildándole de traidor por abandonar a Salieri fueron recibidas muy malamente por algunos de los vampiros en las sombras, dejando entrever sus ansias de masacrarla sin contemplaciones, pero por alguna razón que era difícil de entrever, el joven Schiro no se lo tomó a mal ni replicó, si no más bien al contrario, mantuvo su palabra y refrenó la ira de la joven rubia de pelo rizado que descargó su frustración en el vampiro, asestándole un par de cortes en la cara.

La llegada de Damian templó un poco los ánimos, y nadie se opuso a que la joven Rosier tomase del brazo al recién llegado para acompañarle al interior del hotel. Eso sí, estaba estrechamente vigilada y puede que jamás la maga oscura hubiese sentido tantas miradas puestas en su persona, alguna de ellas con deseos fervientes de asesinarla o a saber que más.

- Raphael. Raphael Schiro es mi nombre, señorita Rosier....y lo creáis o no, me reafirmo en mis palabras de que no sufriréis ningún daño salvo que tratéis de cometer una estupidez... - y con aquello le advirtió de que no permitiría que fuese atacado su hermano. A la legua se vislumbraba que era temible, y que muy pocos podrían enfrentarle en un duelo singular, amén de sus habilidades únicas como vampiro, capaz de someter mentalmente a la impetuosa rubia tras mantenerle la mirada. 

Damian trató de apresurar el paso, quizá queriendo ganar algo de distancia con el grupo de vampiros y poder hablar a solas con Vinda. Era previsible que había sido informado por su amada, y que por aquella razón le estaba brindando una oportunidad. Por su rostro imperterrito daba la impresión de tener la situación controlada de cara al exterior, pero al sentir contacto la joven Rosier con el vampiro, intuyó que en aquellos instantes estaba viviendo un verdadero calvario internamente.

- Manteneos junto a mí en todo momento, hasta que pueda brindaros una oportunidad de estar a solas con el Príncipe Schiro... - le susurró al oído mientras avanzaban por un pasillo recto y alargado ténuemente iluminado, a una prudencial distancia de sus inmediatos seguidores - Tratarán de engañaros y manipularos, puede que hasta finjan concederos haber alcanzado vuestro propósito asesinando a un falso Príncipe Schiro para saber hasta donde sois capaz de llegar. Solo le diré que ahora mismo están reunidos ambos Príncipes, y tal y como anunciaba la profecía de mi prometida, ambos necesariamente iban a verse las caras antes de su llegada. 

La información era reveladora y muy concisa, y aunque ningún juramento inquebrantable les ataba a ambos, si parecía consciente de que lo había realizado con madame Bovary. ¿Lograría el joven brindarle la oportunidad de llegar hasta Nikola Schiro?

Anna Lonergan estaba disfrutando de aquel ambiente tan selecto, solo apto para gente con clase y notable posición social,pero en especial de las atenciones de Abelen, sacándola a bailar y ofreciéndole halagos. ¿A caso no era aquello lo que cualquier dama de la alta sociedad desearía? La joven no era una ilusa y sabía que Alma Rhydderch, la compañera en la misión de Melkias, se había tomado a mal que la hiciese partícipe de la fiesta y que le hubiese revelado ser un auror. Por un lado se sentía mejor de ver que la aurora se había alejado de Mel, y es que entre mujeres se sabía rápidamente quién podía ser una fuerte rival, y para Anna estaba claro que la joven Rhydderch lo era, no solo por su belleza y encanto naturales, si no por ser inteligente, diestra y manipuladora.

El baile entre ambos fue sumamente sensual y el roce entre ambos iba obrando la magia en el miembro del auror y en las ganas de ella. Justo al terminar el último baile pegados, ambos se acercaron a la barra a tomar y beberse unos tragos para ponerse a tono, y aunque intuyó que Melkias había recibido visita, se mantuvo atenta pero distante, aguardando lo que le fuese a decir el hombre. ¿Debería ponerse en marcha con su misión, fuese cual fuese o dispondrían de tiempo juntos?

Las palabras de Melkias le hicieron sonreir, y no tardó en ofrecerle una respuesta.

- Creí que ya no me lo pedirías, Mel... - y dejando un sutil beso en los labios del fornido caballero, tiró de él para acercarse a los baños y lograr un poco de intimidad. Los reservados estaban vedados por alguna razón, y se percibía cierto movimiento entre bambalinas, como si buscasen a alguien o estuviesen en alerta. ¿Quizá Alma hubiese hecho algo y estuviese en problemas? Parece que no podremos subir a los reservados... No importa, vayamos a los baños de hombres y encerrémonos en uno de los cubiles... Te deseo...

Ambos entraron besándose fogosamente, y un tipo que estaba lavándose las manos se disculpó y salió de inmediato con una sonrisa pícara en el rostro, intuyendo como acabaría aquel baile entre ambos. Anna abrió la puerta del primero de los compartimentos y arrastró consigo a Melkias tirando de la corbata hacia sí, deseándole, cuando de pronto escucharon gritos desde el cubil inmediatamente a su derecha. ¿Qué estaba sucediendo?

- Cierra la puta boca, zorra. Tú lo querías y yo te lo doy, abre más las piernas y no grites mientras te reviento por detrás... ¿A caso no necesitabas el puto dinero para ponerte hasta arriba de opio? ¿O era para cuidar de tu jodido pequeño de tres años? - un par de bofetones estallaron en lo que prometía ser el rostro de la mujer, la cual sollozaba descontrolada, aunque acallados sus gritos por que el senador estaría tapándole la boca. Voy a reventarte y te rellenaré de mi leche como la puta que eres. Todas las mujeres sois iguales... Unas cerdas que necesitan ser folladas por tipos como yo. ¿Quieres dinero? Toma tu sucio dinero mientras te doy por detrás...

A la dulce Anna se le terminaron las ganas de inmediato, y es que no podía evitar lamentar que esa chica estuviese siendo abusada y violada brutalmente. Una cosa es que el sexo fuese consentido y ambos lo disfrutasen, como había sucedido entre ella y Abelen desde que se habían conocido. No obstante, el senador Walker era un jodido depredador sexual, con un lengua burdo y soez, golpeando, maltratando y mancillando a la joven dama de compañía, quién no merecía un trato así. El culmen llegó cuando la chica se negó a ser penetrada analmente, para escucharse un fuerte impacto de la cabeza siendo estampada contra la cisterna de wc, con tal dureza que ninguno de los dos dudó de que el senador acababa de cometer un crímen.

- Maldita furcia... Me has dejado perdido, zorra... - se escuchó maldecir por lo bajo al senador, y un charco de sangre empezó a mostrarse en el compartimento de Melkias y Anna llegando desde el cubil continuo. En fin, llamaré a mis hombres para que se lleven esta escoria... - y aun con todo, se escuchaba el bombear del tipo penetrando al que con toda probabilidad ya era una cadaver para terminar de descargar en ella. ¡Grayson, Malarky! ¡Venid aquí ahora mismo! ¿Tengo un encargo para vosotros dos, deprisa!

Anna estaba derramando lágrimas en silencio, abrazada a Melkias y deseando que aquella pesadilla terminase...

Alma tomó la decisión de alejarse de su cazador y avanzar por el pasillo de la derecha siempre alerta, varita en mano. Sabía que la situación era sumamente delicada y al no conocer aquel lugar, tenía una clara desventaja al no saber si se acercaba a la salida de aquel lugar o por el contrario se iba internando más y más. Desde luego aquel pentagrama de magia oscura le había dejado claro que estaba en el centro del meollo y que sin duda alguna Grindelwald debía de estar detrás de todo aquello manejando los hilos. ¿Estaría cerca de encontrarse con el mago oscuro más poderoso de todos los tiempos y sus adeptos?

Incluso antes de decidir poner en movimiento, habiendo visto desde lejos al fondo del pasillo aquel siniestro vampiro que le estaba dando caza y le seguía el rastro, una notificación saltó en la acreditación que llevaba consigo, identificando de inmediato que se trataba de Jhonatan. ¿Justamente ahora, en un momento tan delicado, le enviaba un mensaje de texto?

- Alma terminé mi misión, voy a brindar apoyo a Montgomery, te contactaré en cuanto termine, si necesitas apoyo no dudes en pedirlo, rescato al testigo y vuelvo a contactar

Quizá no hubiese otro momento ni lugar desde donde poder responderle, por lo que puede que no fuese una mala opción advertirle de como estaban transcurriendo las cosas.

No tardó en avanzar por aquel pasillo recto y tenebroso, para llegar a lo que parecía una galeria de un primer piso, donde desde su ubicación podía ver que abajo había lo que parecía ser una recepción para los invitados, quizá una antesala a la sala del trono o el cónclave desde donde se pregonaban las audiencias previstas y se permitía acceder frente al príncipe y sus más allegados. Dos tipos fornidos y con capas oscuras, similares a los vistos anteriormente y con toda probabilidad vampiros que custodiaban la entrada, estaban apostados de pie uno a cada lado de la puerta, y una especie de recepcionista estaba sentada frente a una mesa auxiliar lateral, probablemente para verificar las citas y nombrar a los invitados.

La joven aurora sabía que permanecer en una misma posición no era una alternativa viable, teniendo a un cazador vampiro pisándole los talones, por lo que quizá debiese buscar un lugar donde esconderse o escapar de allí, ahora que había recabado bastante información. Desde el pasillo de la planta baja se escucharon llegar unos pasos de una pequeña comitiva, y definitivamente su rostro se quedó asombrado al ver entre ellos un rostro conocido.

Un vampiro conducía del brazo a la mano derecha de Gellert Grindelwald, no más ni menos que Vinda Rosier, vestida con una gabardina larga y un sombrero picudo, que la revelaba en su origen francés. Su rostro era perfecto e inmaculado, con una sonrisa dibujada que mostraba estar compartiedo confidencias con su acompañante, ambos pareciendo dirigirse a la sala que de momento permanecía cerrada. A solo unos pasos por detrás se veían dos hombres con trajes e época, también vampiros con alta probabilidad por su tez blanca y ojos de una extraña coloración carmesí. También una joven de cabello rubio rizado, y dos tipos más que parecían escoltarles. ¿Irían todos a ver al Príncipe Schiro? ¿Formaba parte Vinda Rosier de aquel grupo o simplemente era una invitada? 

Para Alma debía ser una situación que le estaría haciendo hervir la sangre, y es que esa bruja oscura había segado cientos de vidas, manipuladora y letal como ella sola, y como brazo derecho de Grindelwald, confirmaba de una vez por todas que estaban en Nueva York y que eran definitivamente los responsables del ataque al MACUSA. ¿Por qué razón estaría allí? ¿Buscaría una alianza con el clan vampiro de Brooklyn para iniciar una guerra? Quizá si prestase atención y agudizara los sentidos, podría tratar de recabar que asuntos hablaban entre sí... Otra opción era rodear aquella galeria superior y seguir avanzando. ¿ A caso no podrían terminar detectándola por su aroma?

El corazón de la operación está en el Cotton, hay un pentagrama de magia negra y esta custodiada por vampiros. El príncipe Schiro lo está ayudando, Rosier está aquí. Si no vuelvo, lo siento.

fue todo lo que pudo escribir mientras tomaba un poco de aliento luego de haber recorrido esos pasillos. Se adentraba más y más en aquellos pasillos y cada vez veía más vampiros. Estaba en el corazón de la operación y en una posición inmejorable para saber que estaba pasando. Alma trago saliva, su aroma era algo que no podía camuflar, y de seguro pronto alguno de los demás vampiros la detectaría, pero ya le había mandado el mensaje a Jonathan y con eso podrían irrumpir en ese sitio, por lo menos lo que quedaba de MACUSA sin ser corrompido.

MACUSA estaba perdido, los vampiros operaban bajo sus narices, matando personas, amparando magos oscuros, y la presencia de Rosier lo confirmaba, operando como si fuese una embajadora. De seguro era la invitada del príncipe, de seguro estaban negociando el nuevo trato, cuando los magos gobernaran sobre todo el mundo. Se le heló la sangre al verla, no por miedo, sino porque su corazón se detuvo ante el impulso de saltar y lanzarle alguna maldición imperdonable y terminar con su nefasta existencia, pero debió contenerse, apretar la varita y acercarse un poco más, con el afán de poder escuchar un poco más. Luego de eso, usaría desaparición sobre si misma y se largaría de ese sitio.

Pero quería escuchar un poco más, tener más información, lo que pudiera ayudar a los demás, aunque les poder contar debía sobrevivir y no podía enfrentarse directamente a esos vampiros, no era tan rápida, era fuerte, pero la superaban en número y en fuerza. Una vez que tuviera algo más de información, enfocaría sus pensamientos en la salida del Cotton, le quedaba aún el Senador, aunque quizás ya era una chapa que no podría usar. 

Era algo inevitable, el deseo que le profesaba, pero también algo más, siendo que la dama había llegado al corazón del auror, un ratito podían tener, y después de la complicidad y necesitaba que manifestaban, es por eso que se dejó guiar a los baños, tras las palabras de Ann, el no se podía negar, estaba claro que el quería seguir, mostrándose en la pasión de los besos dados y recibidos.

Incluso ya, cualquier palabra estaba de más, hasta un momento antes de internarse en el cubil, rozando con sus manos la extensión de la femeneidad del cuerpo de su pareja, estaba apuntó de desabrocharse el pantalón, cuándo escuchó lo que ocurrió en el cubículo del lado derecho, contiguo al que se encontraban.

Valla espectáculo horrible al que se expusieron, Melkias estaba ya indispuesto y sin ganas, ya que lo estaba cegando el enojo, pero teniendo a Anni, y notando su expresión, la abrazó, y cubrió con su cuerpo, ante las nefastas palabras del político de cuarta que estaba maltratando a la ¿Mujer? ¿Madre? De lo que había escuchado, tal vez necesitaba el dinero para alimentar a su hijo, cosas que una mujer hace por su niño.

Muchas cosas en ese momento pasaron por la mente de Melkias, principalmente el recuerdo de su madre, quien vive ahora en las afueras de Brighton, allí en Inglaterra, y recuerdos de cuándo era niño llegaron a su mente.

-Madre-

Murmuró el auror, hasta que escuchó el ruido seco, y la sangre llegando hasta su ubicación, los ojos del oso polar se abrieron, sintiendo las lágrimas de su mujer sobre su pecho.

Literalmente quería salir y matarlos a todos, pero no quería dejarla ahí sola, y que se preocupe, por ende estaba en una difícil situación. 

-Saldré y los mataré a todos, tu quédate aquí, y no salgas-

Acariciaba la cabeza de su amada, pegando su cuerpo de forma tierna, esperando que ella entendiera lo que debía hacer a continuación.

-Te amo Ann-

La llegada del nuevo vehículo del que salieron mafiosos armados con metralletas Thompson no auguraba nada bueno, más cuando Johua pudo escuchar nítidamente las palabras del líder de aquel grupo dando instrucciones a sus esbirros de subir al edificio y acabar de una vez por todas con el transportista que les vio actuar y el supuesto auror que le estaba ayudando y que intuía que metería las narices donde no le concernía. 

- Bien muchachos, no quiero cabos sueltos... - enunció el tipo italoamericano a sus hombres, señalando el edificio en el que permanecían Calvin Jones  y el jefe Montgomery, y en el que ya se podían evidenciar múltiples destrozos, entre ellos la puerta de entrada volatilizada con una bombarda. Quiero un trabajo limpio, entrar acabar con las ratas y salir pitando, ¿entendido? Ese chavalín sabe demasiado y el viejo que le acompaña, si mis deducciones no son erróneas, es un veterano auror del MACUSA que sería bueno deshacernos de él de una buena vez... ¡En marcha! - y sin mayores preámbulos, Riley pudo observar tras su llegada como aquella comitiva, entraba en el edificio sin tener tiempo a actuar en su contra, dado que otros problemas más acuciantes se vislumbraban en aquella azotea adyacente a la suya.

En efecto, aquellos dos matones estaban buscando a Montgomery y el joven testigo, y de no ser por la rapidez de movimientos de Jhonatan buscando esconderse tras el murete, de seguro lo hubiesen detectado y lanzado sendos hechizos en su contra. No obstante, eso no fue lo que ocurrió, si no que por el contrario, justo cuando uno de los mafiosos abría la puerta de golpe mostrando en el interior de aquel almacén a un incapacitado jefe de aurores tumbado en el suelo bajo el efecto de un inmobilus o similar, y un tanto aturdido, y antes de que pudiese lanzar el Adava Kedavra que terminase con su existencia, Riley logró conjurar un potente expulso que si bien el primero de los mafiosos logró esquivar haciendo alarde de unos reflejos increíbles, el segundo de ellos, quién iba a conjurar la maldición imperdonable, fue impactado de lleno por la espalda para acabar dentro del almacen golpeando su cabeza con dureza contra la pared. Calvin no dudó en aprovechar para lanzarse contra el sujeto, tratando de darle puñetazos y terminar de dejarle noqueado.

- ¡Cabrón hideputa! ¡querías asesinarnos! ¡No te lo perdonaré! - gritó entre sollozos, derramando lágrimas mientras le atizaba una buena somanta de mamporros al mafioso aturdido, que no sabía de donde le venía. 

El mago mafioso que había logrado esquivar el ataque de Riley respondió con la misma contundencia, tratando de devolverle el mismo ataque a Jhonatan. ¡expulso!

Mientras tanto, Montgomery solo podía ver impotente como Riley se batía en un duelo, consciente de que muchos más enemigos estarían en esos instantes ya dentro de la casa con sus metralletas Thompson y sus varitas, dispuestos a acabar con sus vidas. ¿Lograrían salir con vida de aquel avispero?

Justo en el instante en que lanzaste el Expulso en dirección a los mafiosos, notaste como vibraba la acreditación en el interior de la chaqueta. ¿Podría tratarse de Alma respondiendo al mensaje? Hasta que no encontrases un momento de paz y tranquilidad, difícilmente podrías ver de que se trataba.

Aunque no exentos de dificultades, al fin el grupo había logrado alcanzar una especie de consenso en pos de resolver el misterio que los atañía, dirigiéndose a la cita con el tal Lovecraft. En verdad no sabían que iban a encontrar ni si quiera si el hombre se personaría en el lugar acordado según las anotaciones de la fecha y hora acordadas en el cuaderno personal del difunto John Selwyn, pero no perdían nada por intentarlo, amén de que el lugar estaba muy cerca de la tienda de antigúedades del capitán de aurores. ¿A caso habrían acordado verse para de inmediato acercarse al comercio y enseñarle algún artículo o el tomo original? Como fuese, de no presentarse nadie a la hora acordada, podrían inspeccionar la tienda...

La cafetería donde habían acordado reunirse era un espacio público, con múltiples mesas y taburetes en el exterior donde algunos viandantes de la gran avenida tomaban algunos cafés, aperitivos y bebidas sin alcohol. Se trataba de una establecimiento francés, en los que los camareros o maitrês servían con exquisita elegancia, siendo de clase alta. No era un lugar abarrotado, por lo que parecía perfecto para recibir a alguien, charlar brevemente mientras se tomaba un tentempié, y después poder marchar a atender los asuntos que les atañían.

Justo a la hora acordada, observaron como un vehículo bastante ostentoso y particular llegaba a aquella pequeña avenida, descendiendo de su interior dos tipos trajeados, los cuales parecían pese a no ser sus rostros reconocidos, una especie de escritor y su editor o algo similar. Ambos se despidieron del chofer y se acercaron con tranquilidad hacia la cafetería francesa, por lo que no quedaban dudas al respecto de que tenían una dirección clara. ¿A quién buscaban exactamente? ¿Quizá sería conveniente que se acercase alguno de ellos, posiblemente Diana Selwyn, para preguntar si alguno de los dos era el tal HP. Lovecraft? Todavía no estaba claro el modo de proceder cuando algo dejó tanto a Woodbridge como a la joven Selwyn en estado de shock... Cubierto con una gabardina y calado el sombrero, medio cubriendo su cara con un periódico se acercó un rostro que difícilmente podrían no reconocer, y si había alguna posible duda, toda se disipó cuando el hombre de mediana edad se retiró el sombrero y saludó afectuosamente a ambos tipos. ni más ni menos que... John selwyn. ¿Cómo era posible si lo habían visto muerto dentro de un bidón apenas media hora antes? 

Mi plan no salió exactamente como esperaba, pero al menos logré evitar que los mafiosos llegaran a su víctima quien resultó ser el propio Ricahrd Montgomery, sin embargo, no todo eran buenas noticias, pues uno de los matones esquivo mi ataque y dirigió su varita hacia mi.

Con una rápida floritura, mi adversario empleó la misma táctica que yo lanzándome contra uno de los muros antisuicidas. - ¡Mierda!

Gracias a mi constitución física el impacto apenas si me dejo algunas magulladuras en mi piel, pero sí que me dejó en muy mala posición para contraatacar, debía reponerme y rápido, por lo que, desde mi complicada posición, decidí anticipar el siguiente ataque y con un rápido movimiento de muñeca procedí a realizar un protego duo para luego buscar cobertura.

¡Protego Duo! ¡ Voy a hacer que te arrepientas de tu buena suerte maldito idiota. - le espeto al hombre mientras me incorporo y busco cobertura

Ya era bastante lo que se estaba conteniendo antes de mandarlos al carajo, para que encima le fueran a dar órdenes y seguir con la puta condescendencia como si él fuera menos que ellos solo por ser reportero o ser purista, porque por la forma en que Woodbridge intervino por Nott eso le pareció. Tampoco le hizo puta gracia cuando lo acusó de ser poco respetuoso con el duelo de la señorita Selwyn, cuando eso era lo que lo estaba conteniendo antes. Iba a darle un derechazo para probar que tan débil era y luego largarse y trabajar por su cuenta en evitar el puto apocalipsis, cuando Petri se puso de escudo humano.

"¡Carajo, Petri!", exclamó, antes de sostenerlo para evitar que fuera a caer.

Solo Petri pudo convencerlo de quedarse y llamarlo a la razón. Así, a regañadientes, fue que se dejó arrastrar hasta allí.

— Da gracias de que mi mejor amigo es menos rencoroso que yo. — masculló a Nott, antes de partir y acabar en este sitio.

Tuvo la iniciativa (no iba a tolerar otra orden de Woodbridge) de sentarse en un lugar apartado para no llamar la atención pero lo bastante cerca para ver y escuchar. No le pidió a Petri que fuera a otra mesa porque necesitaba que lo mantuviera centrado donde salieran los otros tres con otra estupidez más.

No era consciente de que estaba sobre reaccionando, ni de que ellos llevaban más tramo recorrido en la investigación. Veía a una mujer que estaría inestable por una pérdida así y en cuyo duelo y quizás ansias de venganza podría a cometer errores, a un purista que solo iba contra Grindenwald porque les iba a echar millones de cadáveres encima pero del cual dudaba que estuviera tan en contra, y a un pendejo imbécil con ganas de darle órdenes cuando hasta para pronunciar su apellido era un inútil. A sus ojos, todos los puristas eran iguales, como los imbéciles que afirman no ser racistas porque un primo de un hermano es negro pero si ven a uno se cambian de acera.

— Necesito un puto trago... — se masajeó el puente de la nariz.

Se concentró en analizar su entorno, antes de que le doliera la cabeza. 

Notó un vehículo ostentoso. Para colmo, el o los "entrevistados" llegaban con pompa y espectáculo, dejando la discreción y el instinto de supervivencia de lado. Respiró hondo, antes de delatarlos a él y a Petri rodando los ojos.

Montgomery siempre había oído eso de que, cuando iba a morir, veía la vida pasar ante sus ojos lentamente. No era cierto. Paralizado como estaba, lo único que veía era aquel almacén al que Calvin le había arrastrado en un intento por salvarle la vida. Nunca antes el veterano auror se había sentido tan indefenso y sobre todo impotente, sobre todo sabiendo que Calvin y quizá Jonathan Riley estuvieran arriesgando la vida por él.

La valiente acción de Calvin, lanzándose sobre uno de los mafios, comenzando a golpearle con sus puños, pese a que todo se hallaba en esos momentos en contra del transportista, le dio valor a Montgomery para intentar llevar a cabo una heroicidad estando aún paralizado. No creía ser capaz de hacer mucho, pero si conseguía equilibrar el combate entre el mafioso y Calvin, al menos le daría tiempo a Riley a llegar hasta el muchacho y salvarlo.

Tratando de tomar impulso, Montgomery rodó por el suelo para tratar de llegar a la altura de los pies del mafioso y darle una buena dentellada en la parte trasera de sus pies.

Anna Lonergan mo podía evitar sollozar asustada sobre el pecho de Melkias, frente a tan lamentable espectáculo que acababa de ofrecer el senador en el cubil contiguo. Se la veía temblorosa y asustada, deseando que aquella pesadilla terminase de una vez por todas y abandonar aquel Club que si bien antes le había parecido increíble, ahora misme detestaba desde lo más profundo de su alma. Por el rostro bañado en lágrimas de la mujer, era evidente que aquello le había recordado sus malas experiencisa con su ex pareja, puede que habiendo sufrido agresiones y maltrato, ¿y allí estaba ese malnacido del senador arrebatando impunemente vidas de prostitutas, en caso de negarse a cumplir sus exigencias y dejarse penetrar y abusar a su conveniencia?

El colmo llegó cuando ordenó a sus hombres que accediesen al baño para hacerse cargo del cadáver, y estos entrasen como si simplemente les hubiese encomendado algo trivial, como sacar la basura. ¿Eso eran para aquella calaña las damas de compañía del Cotton? ¿Objetos usables de usar y tirar? ¿Qué podía acontecer si el senador acababa a solas con Alma Rhydderch, como todo parecía indicar que fuese su intención a lo largo de la velada?

Por el pequeño espacio que dejaba entre ver la puerta entornada, Abelen pudo ver a los dos matones llegando desde la entrada de los baños hasta su jefe, uno de ellos todavía con un pitillo entre los dedos de la marca Lucky Star, del que dio una larga bocanada antes de ponerse a "limpiar" la mierda de su jefe. 

- Joder Petrelli, parece que nuestro jefe esta vez ha batido un nuevo récord... ¿No era esa la furcia que contrató Madden esta misma semana y que se la veía tan entregada y solicita? Lástima, tenía buen culo... No me hubiese importado metérsela hasta el fondo y reventarle el útero a vergazos... - terminó por expresar con una sonrisa de indiferencia - Esta vez te toca a ti desmembrarla y depositar las partes en el bidón con cal del sótano. Ese lugar ya apesta...

- Venga ya, Kabulski. Sabes que te gané la apuesta de anoche y que me debías un favor... Así que ya sabes que esta mierda te la comes tu solo. A lo sumo te ayudaré a meterla en la bolsa de plástico... - mencionó Petrelli, un tipo rubio más fornido, con ropa a juego con su compañero, pero el cabello completamente engominado hacia atrás.

El senador se había acercado hasta el lavabo, donde mirándose al espejo actuaba como si todo aquello fuese del todo normal, limpiándose las manos y una leve salpicadura en la manga con jabón de manos. ¿Sería ese el mejor momento para que actuase Melkias?

- Dejad de hablar y daros prisa, que me he quedado con ganas de follar y voy a tarer en breves a la rubia de mi mesa... ¿Tengo sangre en la chaqueta? Necesito estar perfecto para que esa puta rubia no se percate de un carajo... - expresó el senador, mirándose al espejo con cara de loco psicópata.