Partida Rol por web

Señor Montgomery, al habla the Oldbridge van a recibir en la Sede dos personas, Stanislav Petrov y Cantankerus Nott. Llevan consigo un reloj de arena. En un máximo de 5 minutos será usado como traslador por un conjunto indeterminado de maleantes. Probablemente poderosos. Les ruego que estén preparados para detenerlos, o eliminarlos si no queda alternativa. No puedo dar más detalles. Extremen precauciones. Y sean letales. Corto.

Montgomery estaba leyendo un mensaje que acababa de recibir en su credencial, lo suficientemente urgente como para que la oportuna presencia de aquellos dos hombres en MACUSA tuviera sentido.

-Ha sido Woodbridge. Los ha enviado Woodbridge -explicó el jefe auror, en tono serio. Dirigió una mirada a Nott y Petrov-. Dejen el traslador en el suelo y pónganse a cubierto cuanto antes. Goldstein, lléveselos a una sala segura y vigílelos en todo momento. Woodbridge me informa de que no tendremos mucho tiempo, cinco minutos como mucho...

Riley mencionaba al comisionado Minus, y Montgomery sabía bien que el interrogador le tenía muchas ganas, dado que había sido el responsable de que quisieran inhabilitarles a todos.

-El director Graves es lo suficientemente competente para encargarse de Minus, pero no voy a negarle a un hombre si justa venganza -declaró el jefe auror, sonriendo con malicia-. Tiene mi permiso para acompañar a Graves y ocuparse de Minus. No obstante, tenemos un grave problema -miró a todos los aurores presentes, mientras sostenía la credencial-. Woodbridge me ha informado de que en cinco minutos como mucho ese reloj de arena va a ser utilizado como traslador por un grupo de maleantes. No sabe cuántos son, pero nos avisa para que estemos prepararlos. Son peligrosos, así que quiero que todos se concentren en utilizar los hechizos más letales que conozcan.

Petrov y Nott ya están en la sede. Acabo de recibir su mensaje. Estaremos preparados. Corto.

Minus puede esperar, si va a haber fiesta, no quiero perderme el baile, después de todo nada mejor que un duelo a muerte para hacer fluir la sangre. - digo en tono serio mientras observo la sala

Jefe tengo una idea, que tal si el traslador hace que esos bastardos caigan a un volcán activo sólo hace falta una aparición y una escoba, ninguno de esos bastardos tendrá oportunidad. - comento mientras observo con malicia el objeto.

¡Accio escoba! 

-Buena idea, Riley -le indicó al interrogador, haciéndole un gesto de asentimiento para que procediera con ello.

Desde luego, llevar el traslador a un volcán para deshacerse de los maleantes que estaban por aparecer era lo más osado que había escuchado en mucho tiempo.

Sin perder tiempo monto en la escoba y con el traslador en mano realizo una aparición.

Abelen terminó por centrar su atención en el hombre que corría en su dirección para placarle, para con gran habilidad detener su avance y propinarle un poderoso golpe de derechas cual boxeador profesional de la WWBA (Wizarding world boxing asociation). Aunque valiente, el sujeto acabó en el suelo inconsciente, aunque todo sea dicho, seguía vivo por voluntad de mago oscuro, que bien podría haber acabado con su vida de proponérselo.

El problema es que el señor Sullivan tuvo el tiempo suficiente para rodar por el suelo y tomar su varita a tiempo, antes de que cualquier hechizo volviese a ser conjurado en su dirección.

- ¿La oportunidad de defenderme? ¿Te las das ahora de honorable y compasivo, Abelen? - y tras aquellas palabras, escupió en el suelo - Se que tú mataste al señor John Selwyn a traición, dejando a la joven Selwyn y su hija sin la persona a la que más querían... También se que no solo venís a por mí acusándome de traidor, si no que también os habrán ordenado asesinarlas a sangre fría y hacer el trabajo sucio... ¿Te sientes bien siendo usado cual perro obediente? ¿De veras vale la pena asesinar a inocentes por el utópico mundo que Grindelwald intenta vendernos?  - prosiguió James Sullivan, tratando de influir en Melkias para que le diese la espalda al señor tenebroso. Todavía no es tarde para tí, Melkias. Olvida a ese loco demente y ayúdanos a hacerle frente...

Mantenía sujeta la varita, dispuesto a usarla si veía cualquier movimiento hacia su persona. Su mirada era desesperada, siendo posiblemente aquello la última carta de la baraja con la que contaba. 

No sería buena idea tocar aquel libro, de eso estaba segura, al menos, antes de poder apartarlo de aquella magia oscura que le envolvía.

Diana había introducido la llave sin vacilar, segura, sin embargo, ahora que veía el libro, sentía toda aquella magia, oscura... algo malo pasaría si lo tocaban...

Su compañero iluminó el tomo con un perfecto Lumus y ella se inclinó un poco hacia adelante imitándole para poder apreciar algo más a la vista, y después cerró los ojos, concentrada en la magia que palpitaba alrededor de tomo de hechizos, intentado percibir que era y como poder reaccionar ante ello.

Finalmente se enderezó y miró a su alrededor, localizando una bolsa de terciopelo lo suficientemente grande como para poder contener al libro y la tomó con su mano, con la diestra, agarró su varita y apuntó hacia el ejemplar. Si, no podía tocarlo pero ¿conseguiría meterlo en aquella bolsa y así poder llevarlo al MACUSA sin riesgo? allí lo custodiarían debidamente e investigarían a fondo.

-Wingardium Leviosa

La maga llevó su mano a su entrecejo, masajeó ligeramente, y por su mano derecha se deslizó su varita, pues, luego de las noticias del inminente ataque, cualquier otro plan, quedaba relegado a un segundo plano. Jonathan tomaba la delantera y buscaba su varita, mientras que la maga se colocaba al lado de su jefe. Su amigo era demasiado imprudente, y a veces eso lo ponía en peligros innecesarios. 

— iré con él, jefe — por si necesitaba ayuda, la maga movió su varita tan solo y la escoba cruzaría entre todos los presentes, tal como lo hizo con Jonathan. Ella montó sobre ella y se acercó a Jonathan, de todas formas era un muy plan, en la medida de que los atacantes no puedan reaccionar ante la trampa. 

Los instantes que iban transcurriendo frente a aquel grimorio de inconmensurable poder resultaban asfixiantes, y aunque supiesen que el tiempo apremiaba y que no podían permitirse el lujo de permanecer allí parados frente a aquel baúl, siendo quizá inminente la llegada de enemigos cuando se descubriese la treta, por alguna extraña razón el Necronomicón infundía demasiado respeto para tomarlo a la ligera. Un resplandor en tono verde oscuro fluorescente parecía palpitar y poseer vida propia alrededor de aquel artefacto del mal, por lo que ninguno de los tres vió conveniente tomarlo con las manos desnudas.

Puede que aquella hubiese sido la mejor opción, pues nadie podía asegurar que quién lo tomase entre sus dedos y abriese el tomo no cambiaría para siempre y dejaría de ser el mismo. ¿A caso no les relató la historia el señor Lovecraft minutos antes, advirtiéndoles que aquel árabe que vio tiempo atrás jamás le permitió tocarlo, y que simplemente por estar a su lado sintió que su mente enloquecía?

Diana Selwyn optó por usar un Wingardium leviosa, con tal de sacarlo de allí dentro sin manipularlo directamente, justo en el preciso instante en que su fiel elfo doméstico, quién antaño perteneció a su padre fallecido, se apareció nuevamente a su lado.

- ¡MI AMA, NO! - exclamó tras aparecerse a su lado, para de inmediato mirar de interponerse entre el Necronomicón y la joven Selwyn - ¡Ninguna magia puede ser conjurada hacia ese grimorio maldito si no se recitan las pala...! 

Tarde. Una potentísima luz cegadora salió emitida junto a un poderoso estruendo, dejando a todos los presentes completamente aturdidos e incapacitados, momentáneamente cegados y sin apenas poder escuchar sus voces entre sí, siendo penetrante un pitido molesto en el oído interno, como si hubiese detonado un explosivo a escasos centímetros de sus personas. Se sentían debilitados, indefensos, sin si quiera tener fuerzas para ejecutar un simple hechizo básico, pero a los pies del baúl yacía el cuerpo sin vida del elfo domestico. Néstor, acababa de sacrificarse por su dueña y sufrido las peores consecuencias de la maldición que rodeaba el grimorio oscuro.

Recordando en retrospectiva, el reloj de arena había estallado en cientos de pedazos por la presión mágica de la onda expansiva, ya no siendo efectiva la magia que Woodbridge había conjurado para vincular ambos relojes. ¿Acarrearía aquello alguna consecuencia negativa para los aurores del MACUSA? La respuesta llegó de inmediato, o al menos parte de ésta, con la aparición de Krall y algunos magos tenebrosos al lugar. El fiel seguidor de Grindelwald lucía una sonrisa retorcida y burlona, sabiendo que en sus manos residía la potestad para arrebatar la vida de aquellos dos aurores y el periodista, aunque visiblemente sorprendido de que hubiesen sobrevivido a tal impacto. Lejos de atacarles y arrebatarles la vida allí mismo, se limitó conjurar unas palabras y envolver el tomo malito con unas telas, al tiempo que miraba a los tres magos oscuros que le acompañaban con cierto desdén. 

- Lovecraft fue de mucha ayuda. Ahora mismo podríamos ser nosotros quienes estuviésemos ahí tirados en el suelo... pero fuisteis utilizados para conducirnos a este lugar y terminar lo que nosotros no podíamos hacer sin la llave mágica - mencionó una vez tuvo en su posesión el grimorio, el cual guardó con sumo cuidado en una especie de bolsa, para con toda seguridad entregárselo a su señor en breves - Como sea, hasta nunca ineptos. - pareció dirigirse a Joshua, Diana y Roman poco antes de desaparecerse, aunque también se estaba refiriendo a los tres hombres que le acompañaban los cuales entendieron tarde el mensaje - Vosotros tres fuisteis de utilidad pero... ya sabéis, mi señor no quiere cabos sueltos... Por mi parte voy a reunirme con el lord tenebroso en el salón del pentagrama del MACUSA, es hora de empezar el "apocalipsis inferi" sacrificando a los marcados e iniciar una nueva era "por el bien de todos"... Vosotros en cambio, estáis invitados al banquete del Príncipe Salieri y su nueva Princesa, en calidad de... su cena.

La cara de aquel trío fue todo un poema, no pudiendo creer lo que Krall estaba diciendo, viéndose traicionados. Sin embargo, del mismo baúl empezó a formarse un torbellino de energía mágica que empezó a engullirles a todos, uno a uno.

- Señor Krall, no puede hacernos esto... Nosotros hemos sido leales al señor tenebroso... - fue todo cuanto pudieron suplicar, antes de ser tragados por aquel vórtice mágico y ser teletransportados a otro lugar... Krall tenía otros asuntos que atender.

A pesar de las palabras del periodista y el viejo historiador, la desconfianza de la mayoría de aurores presentes en la sede del MACUSA era manifiesta, no dejando en ningún momento de apuntarles con las varitas y mirar con recelo aquel extraño artefacto que llevaba entre sus manos Petrov, un reloj de arena envuelto con una tela para no ser tocado directamente con las manos. Porpentina Goldstein fue la encargada de verificar las acreditaciones, asintiendo hacia el resto con un leve gesto de que estaban en regla, y solo cuando Cantankerus Nott reconoció a Theseus Scamander y le habló de su hermano menor, terminó por aliviar la tensión con sus palabras.

- Le recuerdo, señor Nott. Si mal no recuerdo, usted es el mago historiador que estaba recopilando desde hace años todas las genealogías de las veintiocho familias mágicas en el "Directorio de Sangre Pura". - mencionó el auror inglés reconociéndole finalmente, sabedor de que estuvo visitándoles en Europa tiempo atrás e investigando sus orígenes, fraguando una buena relación con Newt al interesarse por sus investigaciones. ¿Puede explicarnos con más detalle cómo es que está aquí en New York y...? - entonces se percató de que era más urgente el saber que era aquel artilugio que sostenía con sumo cuidado su compañero, más si cabe cuando e jefe Montgomery mencionó que apenas contaban con pocos minutos - Mejor empecemos por que nos expliquen acerca del reloj de arena y lo que el señor Woodbridge os pidió revelarnos.

Tanto Nott como Stanislav asintieron, dejando el periodista el artículo en el suelo con sumo cuidado desentendiéndose de aquello, aunque tratando de aportar más información, viendo que el tiempo apremiaba. Hubiese deseado hablar más en privado, pero dadas las circunstancias, no quedaba de otra.

- Como les he mencionado ya, el señor Woodbridge, la señorita Selwyn y mi socio Roman Glaser están en la tienda de antigüedades del fallecido señor Selwyn. Las circunstancias nos condujeron a investigar la tienda, comprobando que ésta había sido previamente revuelta y puesta patas para arriba, como si los malhechores hubiesen estado buscando y registrando a conciencia el lugar para hacerse con algo en concreto.  - les explicó el hombre visiblemente preocupado - En la trastienda encontramos toda la investigación que estaba realizando el señor Selwyn, hallando en la pared recortes, anotaciones y un enorme plano de la ciudad de Nueva York en la que venían señaladas varias ubicaciones concretas, cinco o seis si mal no recuerdo, todas ellas formando una línea recta en diagonal que dividía la ciudad en dos... y en las que advertimos que son los lugares donde se han producido los distintos ataques... - y uno a uno, fue levantando los dedos mientras mencionaba lo que todos ellos habían compartido momentos antes en la trastienda -  Primero, la calle cercana al Madison Square Garden IV donde atentaron contra el alcalde John Francis Hylan, creo recordar que era el punto situado más al norte, en Midtown West pero casi colindante con el barrio de Upper west side. Desde allí la línea discurría recto y ligeramente en diagonal cruzando completamente el barrio de Midtown hasta llegar a la residencia del senador republicano Frank Dan Waterman en el barrio de Greenwitch, tras eso continuaba descendiendo en línea recta hasta el hotel Army Plaza en el barrio Soho, justo en la avenida Broadway, donde se celebró el acto benéfico del senador demócrata James John Walker. Siguiendo la misma estela venía un dato francamente perturbador, la misma sede del MACUSA en el Distrito Financiero, y ya cruzando el muelle hasta Brooklyn, finalmente se hallaban los muelles del astillero del señor Shelvin y el hotel Cotton Club. El señor Woodbridge se percató de que la línea dividía la isla en dos mitades y transcurría exactamente por una de las Líneas Ley más importantes del mundo de la magia, una de las razones por las que se eligieron en su momento las ubicaciones de los colegios de Magia y Hechicería o la actual sede del MACUSA y de muchos de los Ministerios. Son zonas de ala concentración mágica...

Con aquella revelación, ya no quedaban dudas de que no eran meros ataques al azar a autoridades relevantes tanto del mundo mágico como del no mágico. Había mucho más, se trataba de ataques perpetrados a conciencia en puntos estratégicos, siguiendo un patrón concreto y con una finalidad. Con lo que sabían, era más que evidente que Grindelwald estaba concentrando una ingente cantidad de poder mágico a través de la Línea Ley, probablemente usando como canalizadores y sacrificios a las distintas autoridades, y teniendo controlados todos loes estamentos... mafias locales, federales, miembros del Tammany Hall e incluso Altos Mandos del MACUSA. La pregunta que restaba era... ¿Con qué fin concentraba aquel poder tan siniestro el lord oscuro? ¿No era ya suficiente con exponer al mundo mágico e iniciar una nueva guerra mundial? 

Nott habló para arrojar un poco más de luz al asunto y responder a la pregunta del artefacto.

- Eso no es todo lo que encontramos en la trastienda, señores. Había un baúl del que estamos prácticamente convencidos que contiene en su interior...ejem... el "Necronomicón" o "Libro de los Muertos". Esa es la poderosísima arma que pretende usar Grindelwald para sus oscuros fines, pero por alguna razón que desconocemos, creemos que no pudo lograr abrir el baúl anteriormente porque éste es indestructible e impenetrable sin una llave mágica. Una llave que custodió en su poder John Selwyn durante cierto tiempo, razón por la que le asesinaron recientemente en los muelles, pero que logró entregar antes de que le dieran caza a alguien de su confianza. - fue explicando ya sin guardarse información al respecto - Sobre el baúl habían dejado un reloj de arena idéntico a éste, imbuido por energía mágica. El señor Woodbridge y la joven Selwyn creen que podría tratarse de algún artefacto mágico que informará a Grindelwald y sus seguidores de que el baúl está siendo abierto en el mismo instante en que metan la llave en la cerradura, razón por la que Woodbridge sugirió vincular el reloj original a éste otro reloj, por si se apareciesen al momento. Todo son conjeturas, pero deberíamos estar preparados para lo peor...

La propuesta de Jhonatan era interesante y arriesgada. ¿Sería la solución que buscaban el llevar el reloj de arena sobre un cráter en erupción esperando una posible aparición, para inmovilizarles y dejarles en ese preciso instante en caída libre hacia la lava volcánica del interior del volcán? Desde luego era algo que jamás podrían haber previsto el señor tenebroso y sus súbditos, y ya estaban listos para partir Jhonatan Riley y la hermosa joven Rhydderch, cuando de pronto algo inesperado aconteció.

La daga que le habían entregado a Jhonatan en la azotea el líder de los mafiosos se desplazó por sí sola, yendo rauda hacia el reloj de arena y haciéndolo reventar en cientos de pedazos al impactar contra él. La sorpresa fue total para todos los aurores allí presentes, quienes fueron cegados por una luz blanca extremadamente potente y succionados hacia un vórtice de energía en el mismo lugar donde estaba el reloj de arena, no sin antes ver todos ellos algo más al fondo del pasillo que les puso los pelos como escarpias. El director Graves, quién acababa de cruzar el umbral de la puerta del salón del pentagrama, tornaba sus atuendos y apariencia en ni más ni menos que el lord tenebroso Grindelwald en persona, acompañado por dos aurores corruptos que sostenían en brazos a la debilitada presidente Picquery. Sonreía malévolamente, casi satisfecho por lo que acababa de presenciar, pero sus palabras no dejaron duda alguna de sus intenciones...

- Que tengáis un buen viaje hasta las entrañas del infierno, damas y caballeros... - sonrió burlón, sacando de entre su túnica la varita de saúco y agitándola levemente para que las puertas se cerrasen a su espalda, no sin antes girarse a ver como impotentes, todos y cada uno de los presentes eran engullidos por aquel vórtice de energía mágica, que los incapacitaba para hacer uso de la magia sin ni si quiera poder resistirse - Señor Minus, ¿o debería decir más bien mi fiel seguidor Krall? Tenemos un ejército inferi que levantar,... haga el favor de entregarme el grimorio oscuro con la piedra de la resurrección incrustada en su portada que acaba de recoger para mí... - y allí mismo, tras la puerta que acababa de atravesar Grindelwald, todos pudieron ver a Minus saliendo tras una columna y extendiendo los brazos en dirección a su señor en una posición de sumisión, con lo que parecía una tela envolviendo algo. Gellert Grindelwald agitó la varita e hizo desplegar lentamente las telas dejando a la vista el Necronomicón o Libro de los Muertos, el cual se elevó en su dirección y se abrió frente así, listo para poder ser leídas y conjuradas las palabras que en él venían impresas. Al fin, después de tanto tiempo, gobernaré el mundo "Por el bien de todos".

Las puertas fueron cerradas, quedando todos impotentes ante tal visión. Inmediatamente fueron engullidos en el vórtice el jefe Montgomery, Alma Rhydderch y Jhonatan Riley, al igual que la mayoría de los allí presentes, incluidos Cantankerus Nott, Stanislav Petrov, Porpentina Goldstein, Theseus Scamander y Gyp Rosseti. Algo malo debía había sucedido con Woodbridge, la joven Selwyn y Roman Glaser. ¿Seguirían a caso con vida?

Los primeros en llegar a las entrañas del Cotton Club tras ser engullidos por aquel torbellino o vórtice de energía mágica, al lugar que realmente parecía ser el dominio del clan vampiro de Brooklyn Nicola Schiro, fueron Joshua Woodbridge, Diana Selwyn y Roman Glaser, secundados al instante por los tres sujetos que acababan de ser traicionados por su líder Krall antes de desaparecerse en dirección al MACUSA, quienes cayeron pesadamente frente a la puerta principal en el frío suelo de aquella sala circular con esculturas y pilares que recordaban a la era clásica, con tres tronos vacíos en el lado opuesto al que se encontraban, y en el que se respiraba un ambiente mágico completamente distinto al que hubiesen experimentado hasta entonces. Estaban todos ellos profundamente debilitados, como si les hubiesen drenado toda energía mágica y vitalidad en sus cuerpos, siendo incapaces si quiera de incorporarse y experimentando hasta ciertas dificultades para poder respirar, como si el pecho les fuese oprimido con dureza.

No tardaron en percatarse de que no estaban solos en aquella estancia, percibiendo que decenas de miradas se posaban en sus personas. Miradas penetrantes de tipos con túnicas negras que los analizaban al detalle desde distintas ubicaciones alrededor del lugar, casi con deseo y relamiéndose los labios, como si acabasen de aspirar el aroma del mejor manjar que jamás les hubiesen servido. No era necesario ser un experto para saber con certeza de que se trataba de vampiros, muchos de ellos, y que inexorablemente habían sido conducidos a una trampa, en la que ellos ocuparían el lugar principal de la mesa en calidad de "cena".

- Joder, joder, joder... Van a devorarnos, joder... - mascullaba impotente uno de los tres sujetos, mirando de una lado a otro nervioso y sobrepasado, hasta el punto que parecía estar perdiendo la razón. Krall nos ha traicionado, joder. Deberíamos...

Frente a ellos, una joven vampira de cabellos dorados advirtió las intenciones que tenía el hombre y dio un paso al frente, y como si acabase de leerle la mente cual libro abierto, le anunció sin remordimiento alguno.

- Ni se os ocurra hacer el más mínimo movimiento ni empuñar vuestras varitas. Estamos aguardando la llegada del Príncipe Salieri y la Princesa Rosier. ¿Entendido? - clavó la mirada en el hombre y habó con determinación como un ultimátum. No obstante, el tipo hizo caso omiso a las advertencias, incorporándose del suelo a duras penas y corriendo hacia la puerta tras de sí. En un suspiro un tipo atlético se desplazó hasta su lado y le arrancó la cabeza con una facilidad pasmosa, rodando esta por el suelo varios metros... Menudo idiota... - y ante la sangre que empezó a emanar, no menos de tres vampiros se pusieron a succionar la sangre del cadáver con caras de éxtasis. la imagen era demencial.

Fue entonces que nuevamente un torbellino hizo aparición, cual portal interdimensional, dejando caer al suelo multitud de aurores del MACUSA desorientados y aturdidos, entre ellos Jhonatan Riley, Alma Rhydderch, el jefe Montgomery, Porpentina Goldstein, Theseus Scamander, Gyb Rosseti, Stanislav Petrov y Cantankerus Nott. La comitiva recién llegada no tardó en experimentar como las fuerzas les abandonaban y eran forzados a permanecer en el suelo, como si estuviesen siendo bajo el influjo de un poderosísimo hechizo. ¿Quién era el que los mantenía allí incapacitados? ¿Alguno de los vampiros de la sala?

Antes de que pudiesen si quiera abrir la boca y tratar de entender la situación preguntando a los que ya estaban allí presentes, una pareja hizo acto de presencia desde el fondo opuesto. El Príncipe Salieri y la Princesa Vinda Rosier...

La princesa caminaba despacio, grácil y elegante, con su mano posada sobre el brazo de quien sería su esposo, Salieri. Los vampiros por donde ellos pasaban inclinaban la cabeza como señal de respeto, o realizaban inclinaciones delicadas que mostraban el alto cargo que representaban. Vinda Rosier tenía el rostro levantado, orgulloso, mostraba ante el mundo que tenía la situación controlada, por eso la seguían, siendo una fuerte líder que estaba por encima incluso de quien sería su futuro esposo. Él tenía la antigüedad, pero ella el argumento, y por supuesto, el poder. Sabía reconocer a los leales, y nunca incumplía su palabra, por eso era valorada.

Cuando la Princesa se acercó lo suficiente a los congregados observó los restos de sangre en el suelo. En realidad lo había olido desde que entrara en la sala, pero ella no parecía alterarse y, en su elegancia, jamás la verían chupando el suelo como si de una perra se tratara. Sacó su varita y quizás algunos de los presentes la reconocerían como Erin Declan, la jefa de los aurores, una fémina que había ocupado su cargo recientemente, estaba claro que el MACUSA había sido mancillado desde su interior.

- Pero bueno, ¿qué tenemos aquí?... - se separó unos centímetros de Salieri y miró directamente la mancha de sangre del suelo. Sacó su varita y miró a los vampiros que habían jurado servirle -... Tergeo... - era un hechizo de limpieza que hizo desaparecer el rojo elemento con tal eficiencia que en un breve lapso de tiempo el olor desapareció del ambiente, una gran medida para no levantar más el instinto de su pueblo -...Evanesco.... - el cuerpo muerto del mago desapareció de la estancia, al igual que su cabeza cuando hizo el gesto, tras mover con gracia la mano derecha, la que controlaba su varita. 

- ¿Quién ha dañado a uno de mis invitados a cenar?.... - dijo la fémina casi por casualidad, sin alterarse, dando muestra de una sensualidad abrumadora, como si cada palabra que emitiera fuera destinada a encandilar los tímpanos de quienes la escuchaban.

El culpable dio un paso adelante y aunque no lo hubiera hecho Rosier lo habría sabido, pues todas las miradas de sus adeptos se dirigían hacia él -... Querido, debo enseñarte modales, nunca... - dio un paso hacia él -...jamás... vuelvas a dañar a un mago sin permiso... - dijo ella haciendo un gesto mucho más brusco con la varita -.... AVADA KEDAVRA... - emitió una luz verde cegadora que impactó en el vampiro causante del homicidio, destruyendo a la criatura hasta convertirla en cenizas, las cuáles, grises y volátiles se dispersaron por el suelo -... Nosotros no somos asesinos, no matamos a placer, nos alimentamos, pero no matamos la fuente de nuestro alimento... - tras mirar a los suyos con el gesto levemente fruncido y entendiendo que todos captaban el mensaje, de tomó la libertad de acercarse a los aurores, sus compañeros de trabajo.

- Bienvenidos sean a mi palacio... Hoy íbamos a celebrar nuestro enlace el príncipe Salieri y yo, pero no soy capaz de dejar pasar la oportunidad de hablar de política.... Es mi debilidad... - explicó ella, volviendo a ser dulce y amable, sensual y peligrosa, una combinación letal a la vista de los hechos -...Grindelwald hoy se hará con el MACUSA, los magos y brujas del antiguo orden han hecho muchas cosas mal, tantas que ni entre ellos se soportan... Eso sin añadir que han conseguido hacer enojar a muchas criaturas mágicas, como mi pueblo... los vampiros estamos bastante enojados por cómo se nos ha tratado en los últimos años... No buscamos venganza, preferimos el diálogo y las oportunidades de poder actuar acorde a nuestra naturaleza.... Grindelwald nos permite ser libres, ser dignos y me preguntaba una cosa... ¿Por qué aurores como vosotros que se supone buscáis el bien no escucháis las verdades de tan poderoso líder?... ¿Por qué seguís a magos de poca monta y lucháis contra vuestra propia naturaleza?... Quiero comprenderos... - miró a un lado y dio órdenes -... Permitid que se sienten en sillas, dignamente acomodadles, son nuestros invitados y no hablaré con alguien postrado en el suelo, yo no tengo esclavos... - miró a los aurores de nuevo -...¿Deseáis algo para beber?... Lamento las formas, ahora cuando os acomodéis quizás podamos hablar con tranquilidad y sin agresividad... - dicho esto guardó la varita en el bolsillo de su túnica, mientras pusieron sillas en la estancia, tantas como personas estuvieran, dándoles tiempo a sentarse en ellas a quienes lo desearan -... Retomemos la conversación...¿Por qué seguir al antiguo MACUSA que nos ha llevado a una guerra mágica?... Con Grindelwald no habría que luchar más, los magos tendrían el poder, trabajarían para mejorar su magia y muchas criaturas serían respetadas por su condición de ser especiales... Seguir a este mago es señal de mejora para nuestro mundo... Debemos seguir el orden natural de las cosas... La magia siempre debe prevalecer y vosotros, los que debéis pelear por el bien, estáis haciendo daño a vuestra propia esencia... ¿No lo veis?... Pero podéis uniros a él, hacedlo de corazón y acabemos con este inútil derramamiento de sangre... Volved a casa con vuestras familias y mañana id al Ministerio a trabajar bajo un nuevo jefe, así todo estará bien...

Montgomery veía que la situación se había torcido repentinamente. MACUSA estaba corrupta hasta sus cimientos, no solo ya por aurores que habían colaborado con Grindelwald, sino por aquellos que habían sido suplantados mediante Poción Multijugos o hechizos de transmutación, al punto de que ni siquiera el director Graves había demostrado ser el director Graves. El reloj de arena había sido mucho más que un reloj de arena, transportánoles a todos hasta una de las mansiones vampíricas de Nueva York, perteneciente a Nicola Schiro.

El jefe auror observó horrorizado cómo uno de los vampiros mataba a uno de los hombres que estaban ahí previamente. Había tratado con anterioridad con vampiros, aunque esta era la primera vez veía cómo comenzaban a darse un festín. Por fortuna, todo ese desenfreno de sangre terminó cuando Vinda Rosier hizo acto de presencia. Montgomery no la conocía, de hecho era la primera vez que la veía en su vida, aunque su nombre no le era desconocido gracias a la información que Alma Rhydderch había obtenido.

-Habla usted demasiado, señorita Rosier -dijo Montgomery, dejando escapar una sonrisa maliciosa-. ¿Sabe? Conocí a una mujer, hará cosa de unos treinta años, que también hablaba por los codos. Estuve a punto de prometerme con ella, pero por suerte esquivé esa bala. La veo a usted y digo: "Vaya, charlatana y lista. Podría haber sido la hija que nunca tuve" -El jefe auror se rió, divertido por su ocurrencia. Estaba tranquilo. Si iba a morir, lo haría con la cabeza bien alta y no arrodillado-. Para Grindelwald no sois más que subordinados, no tenéis el menor valor para él -dijo, mirando sobre todo a los vampiros. Imaginárselos poniéndose como cerdos con la sangre le hacía sentir escalofríos-. Con Grindelwald en el poder, los sangre pura dominaríamos todo. Pero si ya sabemos que los magos descendientes de no-majs serán considerados inferiores, ¿cómo creéis que os considerarán a vosotros? Vampiros, hombres lobo... No sois humanos. ¿Pensáis en serio que Gellert Grindelwald reconocerá vuestros derechos y os tratará como a sus iguales? Os está manipulando. Los grandes líderes siempre lo hacen. Los no-majs lo hicieron con los negros hace medio siglo. "Ya no seréis esclavos. Ahora tendréis libertad, os llamaremos sirvientes y os pagaremos una miseria". Y les funciona -Aún recordaba el hedor a carne quemada en el módulo de reclusos afroamericanos y cómo habían perecido la mayoría de ellos, quemados por simple diversión de los reos blancos que pretendían fugarse-. Por suerte -miró a Vinda Rosier, sonriendo de nuevo-, no soy inflexible. Y Grindelwald no me ha quitado nada. Así que la escucho, señorita Rosier... dígame cómo pretende Grindelwald cambiar el mundo.

¡¡Diana, nooo....!!

No llegué a terminar el aviso... el hechizo sencillo que realizó para coger el Necronomicon para no tocarlo era un error... de repente lo ví claro, pero no pude... por las barbas de Merlín... no pude avisarla a tiempo...

Y todo se precipitó... el elfo doméstico de los Selwyn se apareció y, entregando su vida, salvó las nuestras...

El hechizo que vinculaba los relojes se rompió, nuestros enemigos tuvieron vía libre para tomar el libro... y el MACUSA ya no era el lugar seguro que creíamos que sería... la corrupción era más profunda de lo que nuestros más profundos temores presagiaban.

Vampiros...

Vampiros... - atiné a susurrar, antes de que sobreviniera el desastre. Estábamos debilitados hasta el extremo. Éramos, por así decirlo, pasajeros del devenir de los acontecimientos. No existía posibilidad de conjurar nada... ni de defendernos... mucho menos de voltear la situación... solo disponíamos de nuestra capacidad de hablar, al menos por ahora... 

Por desgracia... me estaba resultando mucho más difícil que al resto recomponerme... observé como el jefe Montgomery comenzaba a hablar con ellos, supongo que buscando ganar tiempo al menos. Mi condición no me permitía concentrarme... el baño de sangre que vimos y las perspectivas me hacían sentir un torrente de emociones difíciles de catalizar...

Ni siquiera era capaz de pensar con coherencia...

Solo veía sangre...

Vampiros...

Y más sangre...

Sangre en la mente...

Sangre y más sangre... y más sangre aun... 

Sangre de mi sangre...

Si pudiera llegar a ella... si solo pudiera alcanzarla... tal vez encontrara la fuente de todo nuestro pesar... nuestro... nuestra debilidad...