Partida Rol por web

Y de repente llegaron desde todos lados aquellos animales sobre dos ruedas. Chillando y con el atronador sonido de los motores como canción de guerra, los robapieles parecían brotar hasta de las mismas dunas, como si el desierto indigestado por el sabor de los salvajes, les vomitara ahora con violencia sobre los miembros del convoy.

Maldita sea farfullo Frank finalmente convencido de que en su bolso no había arma alguna para hacer frente, desde lejos, a los merodeadores.

Estemm…¿Kroon?, le dijo con cierta vergüenza en la voz, resulta que me he dejado el lanza cohetes en la otra cartera y si quieres que te cuide la espalda vas a tener que pasarme algún arma.

A su lado, la pantera mostraba los dientes, como sonriendo con sorna, ante la adversa suerte de la Diva del Desierto.

Asintiendo a las palabras de Genmu piso el acelerador con fuerza y voy manteniendo la velocidad acorde a la de mis compañeros. Pero los robapieles tienen ganas de joderme la existencia y por sobre todas las cosas el auto. -Maldita sea, dispara a quemarropa. Ellos corren con nitro sino jamás me alcanzarían tan de golpe, pero esa ventaja se acaba rápido. Aprovechen la ocasión mientras los esquivo para disparar al conductor. -afirmo intentando esquivar su choque de costado dando un volantazo y recuperando la senda pendiente de esas cosas que ya ni personas eran.

-Bicho por favor no les quites un ojo de encima a sus acompañantes, pueden saltar o tirarnos algo. Cuida de nosotros, aceleraré a fondo pero no usaré el nitro, este auto da más. Abrochen sus cinturones y atentos a lo que pueda pasar. -  les doy unas pequeñas indicaciones por si algo se les escapa, aún así confiaba en la inteligencia de Genmu y lo previsor que bicho podía ser, sin ellos que son mis ojos estaría muerta sin dudas.

Kroon señala hacia su espalda. 

-Colgado de mi respaldo tienes mi 44. Úsalo bien...y ¡Agárrate!

Como si se tratara de un maniobra que tiene estudidada, clavó el freno haciendo decelerar bruscamente su vehículo, evitando así la explosión de una granada y consiguiendo colocarse detrás de la linea de ataque que formaban los merodeadores. Derivando ahora a la derecha, se situó detrás de uno de los Buggy y abrió fuego mientras mantenía una velocidad que le permitía seguirlo de cerca pero con margen para apartarse si conseguía derribarlo. 

Las dos ametralladoras gatlin gemelas de su interceptor soltaban destellos a la vez que escupían munición, desgarrando el metal. 

-Frank, cubre los flancos. Alguno de esos hijos de puta querrá retrasarse para venir a por nosotros. 

Si eso pasaba, Kroon estaba preparado para acelerar a tope y dejarlos con dos palmos de narices. Si hiciese falta, aún tendría los nitros. 

Observo las motos y los buggys, se acercan a una velocidad increíble. Busco entre mi mochilo y saco mis dos pistolas. Vamos a gastar primero la munición del revólver, una bala un muerto... o al menos eso voy a intentar.

Speedy comienza con la conducción agresiva, es buena, pero así no hay forma de apuntar ni al mundo.

-Avísame cuando vayas a estar ser constante, intentaré matar al conductor.-

Voy apuntando, aunque en efecto con esos meneos no hay forma de apuntar, pero al menos lo tengo enfilado...

Cierro el ojo izquierdo y espero a que speedy conduzca normal... lo lo suficientemente normal para que pueda tener la cabeza del conductor alineada con mi ojo derecho y el revolver. Entonces aprieto el gatillo.

Mi instinto de supervivencia me advirtió de lo que pretendía el asqueroso conductor de Buggey nº2, ese cerdo pretendía arrollarme para pasar por encima de mis huesos o sacarme de la carretera. No tenía ninguna intención de que ese puerco se saliese con la suya, esperé el momento oportuno, vigilando y calculando la distancia gracias a mis retrovisores, y en el último momento, mi motocicleta esquivó su furiosa embestida con la gracia de un torero.

Tras esquivar la embestida estaba posicionada a la izquierda de la ventanilla del conductor del Buggey nº2, afortunadamente mi curiosa prótesis en forma de M16 me permitía contraatacar sin apartar mis manos del manillar, algo muy útil en circunstancias delicadas como esta..-"Traga acero, puerco."- ¡¡AAAHHHH!!- grité descargando rabia, completamente enfurecida, disparando mi M16 contra el conductor del Boggie nº2.

-¡¡MANTENTE LEJOS DE MÍ, HIJO DE PUTA!!- grité mis pensamientos a los cuatro vientos, mientras, con unos giros hábiles de mi motocicleta me deslizaba frenéticamente buscando una mejor cobertura, alejándome un poco más del foco del peligro y las hambrientas armas de mis enemigos, aún con mi prótesis humeando.

-"Si quieren acabar conmigo primero deberán despegarme de lo alto de esta motocicleta, y ni con agua hirviendo los conseguirían."- pensé ojeando por unos momentos a mis enemigos por el retrovisor, con una mirada afilada cómo la de un felino.

¡Broooom, Plack, Bang, Buuuum!, acelerones, golpes de carrocerías, disparos de pistolas y explosiones de granadas, nos rodean.

En el asiento trasero apenas y puedo mantener el equilibrio para no aplastar por error a el águila o a mis mascotas.

Apenas escucho a piloto y copiloto, entiendo lo que me dicen y volteo insistentemente a todos lados del vehículo para avisar si alguien nos quiere disparar y/o lanzar algo....

El ronroneo del motor viejo y muy remendado del autobús escolar ruge con fuerza, el viento árido y caliente hace titilar la imagen del convoy en el asfalto, como si de un espejismo se tratara. Mientras en la lejanía, aparecemos perseguidos por una gran nube de polvo y humo de motor, en el techo caliente del gran vehículo antiguamente de lustroso amarillo, ahora con machas de óxido y fuertemente blindado, está sentado tras una torreta improvisada Taurus Van Zan, a su lado, tumbada y solo distinguible por su cabeza, asomada a la zurda de Taurus está Molotov Sandy tras unos binoculares. Los dos antiguos miembros del grupo al que nos acercamos.

El gran vehículo aminora la marcha para que puedan vernos llegar y comprueben que presumiblemente no somos una amenaza… o esa es la intención. Por la ventana del conductor, un paño roto de un gis que en otro tiempo pudo ser de un pulcro blanco, asoma ondeando al aire mostrando un intento de bandera blanca.

Al llegar a cierta distancia el autobús escolar para y se abre una de las pequeñas puertas correderas para dejarme salir.

A los ojos de cualquiera debo parecer una figura de traje entre gris oscuro y negro, allá donde el polvo no ha llegado a penetrar, un alzacuellos ya de color gris oscuro tras días de sudor y polvo, un sombrero texano negro también de ala ancha corona mi cabeza y una barba incipiente de varios días recorre mi rostro aún joven y sereno (entre 30 y 35 años), todo ello contrastado con un pequeño revólver que se ajusta a mi cintura en su cinturón.

Sin salir nadie más aún del autobús, espero en el asfalto a que llegue el convoy mientras en mi mano izquierda, cerca del corazón, reposa abrazado un libro negro con una cruz dorada en su portada, contrastando, al paño que antes iba en la ventana del vehículo y que ahora alzo sobre mi cabeza tras levantar mi brazo en toda su extensión.

Tras de mí, del autobús sale un pequeño hilo de humo blanco donde está el motor pues ha sufrido un gran esfuerzo por alcanzar al convoy y ahora están levantadas las dos figuras del techo para que se las vea bien.

El ronroneo del motor viejo y muy remendado del autobús escolar ruge con fuerza, el viento árido y caliente hace titilar la imagen del convoy en el asfalto, como si de un espejismo se tratara. Mientras en la lejanía, aparecemos perseguidos por una gran nube de polvo y humo de motor, en la frontal del gran autobús colegial destaca con su negro color una gran cruz de hierro fundido, en el techo caliente del gran vehículo antiguamente de lustroso amarillo, ahora con machas de óxido y fuertemente blindado, está sentado tras una torreta improvisada Taurus Van Zan, a su lado, tumbada y solo distinguible por su cabeza, asomada a la zurda de Taurus está Molotov Sandy tras unos binoculares. Los dos, antiguos miembros del grupo al que nos acercamos.

El gran vehículo aminora la marcha para que puedan vernos llegar y comprueben que presumiblemente no somos una amenaza… o esa es la intención. Por la ventana del conductor, un paño roto de un gis que en otro tiempo pudo ser de un pulcro blanco, asoma ondeando al aire mostrando un intento de bandera blanca.

Al llegar a cierta distancia el autobús escolar para, pero aún se escucha el ronco ronroneo del motor pues no se ha apagado, es entonces cuando se abre una de las pequeñas puertas correderas para dejarme salir.

Con paso firme bajo al asfalto, a los ojos de cualquiera debo parecer una figura oscura, de traje entre gris oscuro y negro allá donde el polvo no ha llegado a penetrar, un alzacuellos ya de color gris tras días de sudor y polvo, un sombrero texano de color negro también de ala ancha corona mi cabeza, unas botas camperas o también llamadas botas de cowboy del mismo color predominante de mi atuendo que quizás sean de cuero y por ultimo una barba incipiente de varios días recorre mi rostro aún joven y sereno (entre 30 y 35 años). Todo ello queda contrastado con un pequeño revólver que se ajusta a mi cintura en su cinturón.

Sin salir nadie más aún del autobús, espero en la calzada a que llegue el convoy mientras en mi mano izquierda, cerca del corazón, reposa abrazado un libro negro con una cruz dorada en su portada, contrastando, al paño que antes iba en la ventana del vehículo y que ahora alzo sobre mi cabeza tras levantar mi brazo en toda su extensión.

Tras de mí, del autobús sale un pequeño hilo de humo blanco donde está el motor pues ha sufrido un gran esfuerzo por alcanzar al convoy y por las ventanas salen dos armas ocultas tras los cristales a medio abrir y recubiertos de rejas de acero con cierto tono cobrizo parecido al óxido.

Las maquinas rugen alrededor y surgen polvaredas de todos lados, Lupe ve pasar un par de buggies y un par de motos que al pasar sueltan plomo sobre su auto apodado "Bronco", Lupe se agacho a tiempo para verlos pasar pero no ser alcansado por los disparos, cerro con su tapa la pacha de tequila y piso a fondo para tratar de dar alcance a una de las motos y pasar todo el sádico peso de su maquina por encima del pobre desgraciado 

- ven acá pedazo de mierda - dice a la ves que corta cartucho preparándose a disparar al pasar en caso de no lograr embestirlo.

Rose logra salvar su pellejo por milímetros de ser atropellada por el buggy, en cambio su ataque pasa por la ventana de aras del buggy y da en el conductor…

Más atrás Kroon dispara al mismo vehículo con sus ametralladoras llenando de agujeros el baúl y algo más.

Genmu entretanto abre fuego contra el buggy que lleva la delantera. Su disparo acierta y fragmentos de vidrio vuelan por doquier .

Advertir/notar 18 (bicho)

Bicho. Desde el asiento de atrás ves como dos pasajeros de Buggy lanzan cadenas con ganchos de acero que se aferran al vehículo de speedy. Ahora inexorablemente los dos vehículos están conectados. También divisas al vehiculo escolar y a cuatro integrantes que dabas por muertos… 

Kroon mantenía la distancia desde su posición retrasada, pendiente de la aproximación de más merodeadores, con el dedo acariciando el disparador de los "nitros". Podría seguir disparando sobre el Buggy, pero no tenía suficiente munición como para malgastarla así que se tomó un instante para observar si con los disparos de Rose y suyo, había bastado para inutilizar el vehículo o a su conductor.