Partida Rol por web

Con gran fiereza, el mayordemon se dirigió hacia la chica fantasma con el único pensamiento en mente de convertirla en cenizas ectoplásmicas. Aquellas maids habían resultado ser un equipo de lo más eficaz al final, incluyendo a la atribulada alada. Estaba orgulloso de las muchachas.

No obstante, cuando estuvo prácticamente encima de la cazadora vampírica y de su presa, se detuvo en seco. Aquella ropa que llevaba parecía de sirvienta ¿acaso trabajaba para otro señor? ¿estaba frustrada por no haber sido contratada? Alzó la mano.

Nadie se comerá a nadie, espero. Hay que llevarla con la señorita Sphinx, son las órdenes.

Les recordó. Y aplaudió.

¡Gran trabajo con la representación, señoritas! -les felicitó, miró a los clientes- Como pueden observar, estamos preparados para todo tipo de altercados, incluso de naturaleza no humana. ¡Continúen disfrutando de nuestro café con tranquilidad! -lanzó una mirada rápida a Tania y a Xiao Mei- ¿Pueden encargarse de arreglar este desastre mientras gestionamos a la atacante?

Les preguntó en casi un susurro, confiaba en ellas para que Gabriel no se descontrolase y arreglasen el gran desastre. Sin más se giró y aseguró a la fantasma junto a Viviana para salir de la sala hacia los calabozos.

Cuando lleguemos a los calabozos, mientras me encargo de ella, informe al amo y busque a la señorita Livia, necesitamos ayuda para gestionar el estrés del salón antes de que la situación sea incontrolable.

Dedicó una sonrisa a la vampira, confiando en ella para dicha tarea. Una mirada de advertencia a la que le había disparado, sólo necesitaba una excusa más para liberar su pare más oscura y una parte de él quería que se lo ofreciese.

Y así es como el espectáculo daba a su fin, había sido una gran representación por parte de sus compañeras y compañero, aún no había llegado a conocer a esa otra chica, pero sin duda parecía una gran actriz, esa pelea que habían tenido entre la chica que caminaba por la pared y esa otra desconocida sin duda había sido de lo más emocionante, si quisieran podrían ser grandes actrices. Gabriel aplaudía con entusiasmo, solo esperaba que para la próxima representación también contasen con ella. Fue raro que al terminar no saludasen como se suele hacer en las obrar teatrales, pero suponía que en este tipo de representaciones más en “vivo”, debían seguir manteniendo su papel y no saludar, aunque el mayordomo sí que dirigió unas palabras al “publico”. – Ya lo ven, en esta cafetería no hay tiempo para el aburrimiento – Comento Gabriel con una amplia y brillante sonrisa – Estamos preparados para todo – Canturreo repitiendo las palabras del mayordomo, aunque ella entendía que estaban preparados para todo tipo de actos y escenografías. La próxima representación debía ser un drama, un drama amoroso entre dos sirvientas, un amor imposible, ella adoraba los dramas amorosos.

Vlad te miró cuando te mostraste más… oscura y sus ojos brillaron con ese intenso plateado – Me encanta cuando eres malvada – y te besó fugazmente. Era un vampiro milenario, así que una excentricidad o dos debía tener, ¿verdad?

Sintió tus celos, pero eso solo le resultó divertido – Siempre serás mi favorita – aunque se detuvo cuando lo hiciste y te miró algo extrañado. Él no parecía percibir nada aún, pero verte así lo alarmó. Estaba vistiéndose para salir junto a ti, pero solo logró ponerse los pantalones cuando lo instaste a quedarse allí. Lo meditó un segundo. ¿Estaba bien? Bueno, no quería que te enojaras con él y alzó el pulgar – Está bien, pero ten cuidado. Grita si necesitan ayuda – y sonrió ampliamente, enseñando sus colmillos.

Para cuando llegaste a la primera planta, lo que viste fue a Tanya extendida como un espagueti hasta el techo con Xiao Mei aún en sus hombros mientras Viviana estaba también allí, sometiendo a lo que parecía una fantasma. Miraste mejor y notaste su largo cabello, ojos rojos… y su uniforme de maid.

Por su parte, Zuri estaba… ¿flotando junto a ellas? ¿Zuri podía flotar? Les decía algo para luego decirle a todos los clientes - Como pueden observar, estamos preparados para todo tipo de altercados, incluso de naturaleza no humana. ¡Continúen disfrutando de nuestro café con tranquilidad! -lanzó una mirada rápida a Tanya y a Xiao Mei para luego susurrarles algo. Luego de eso, parecía que Zuri y Viviana llevarían a la reciente prisionera a otra parte de la casa.

Por último, notaste que Gabriel aplaudía entusiasta mientras los veía a todos en las alturas del techo. Dijo también - Ya lo ven, en esta cafetería no hay tiempo para el aburrimiento. Estamos preparados para todo – canturreando. Parecía que Tanya y Xiao Mei organizarían el salón, pues notaste que estaba bastante desordenado y no estaban todos los clientes que podía soportar el café.

A medida que te acercaste, notaste que Zuri parecía tener marcas de una especie de líquido negro en su frente, parte de su cara y en su uniforme. ¿Era sangre?

Zuri llegó... ¿flotando? hasta el techo, mientras que Viviana seguía forcejeando con la fantasma. Tanya, tan larga como un espagueti y con Xiao Mei aún sobre sus hombros, parecía lista para tragarse a la rival, cuya forma intentaba ponerse traslúcida por momentos, pero la molesta presencia de Viviana solo la hacía titilar por momentos sin poder desaparecer - ¡Soy un fantasma! ¡Al menos no huelo a muerto viviente como tú, plana chupasangre! - y seguía siendo feroz, cosa que contrastaba con las palabras de Zuri a los clientes.

Sin embargo, lo dicho por este y cómo Gabriel... aplaudía, parecía suficiente para que la mayoría se relajara y siguiera esperando a que les atendieran. Uno que otro aplaudieron a los "actores" de semejante espectáculo a la vez que otros parecían listos para marcharse porque no les habían dado la comida que pidieron antes del incidente. Justo cuando Zuri parecía sujetar a la fantasma junto con una Viviana que se pegaba a ella como una garrapata a un perro, notaron al descender que Livia estaba bajando las escaleras. ¿Dónde había estado todo ese tiempo? Lo cierto era que venía con una mirada de pocos amigos y una apariencia brillante... aunque no tanto como Gabriel.

Viviana y Zuri parecían dirigirse a alguna parte en concreto. ¿A dónde exactamente? Zuri mencionó a Sphinx la Esfinge, así que solo había un lugar donde encontrarla. ¿Qué haría Livia?

Con el espectáculo finalizado era la hora de que el ángel siguiese con su labor, ¿que cual era? Pues eso quisiera saber yo, con el claro déficit de atención que posee esta maid es imposible saber cuál es su cometido, ahora está jugando a los médicos, y no, no os penséis mal depravados, está auscultando con el estetoscopio a los clientes mientras que les pregunta que quiere pedir para comer, los clientes, que están más pendientes de sus “habilidades”, que sobre salen por la azulada camisa de médico, no terminan de tener muy claro que es lo que van a pedir, la cual hace que la incapacitada atención de Gabriel salte a otro cliente que tenga más claro lo que desea que vaya a pedir, la cual hace que el ángel revolotee de una mesa a otra, eso sí, su resplandeciente y angelical sonrisa no desaparece

Tanya solo esperaba la orden para saltarle encima a la fantasma y comérsela, o al menos intentarla. Nunca había comido a un fantasma, pero estaban hechos de plasma, ¿verdad? El plasma era algo que le caía un poco pesado, pero si era por sus compañeros estaba dispuesta a pasar uno o dos días con indigestión de slime.

Cumplió las órdenes de que no se la comieran, y cuando vio que Viviana y Zuri se llevaban a la fantasma volvió a su forma original con cuidado de que la pequeña zombi no se cayera. Y cuando vio aparecer a Livia, se giró hacia ella agitando las manos y llamándola, sonriendo.

—¡Livia, Livia! —y le sonrió a Xiao Mei por ver a su compañera a salvo, asintiendo a las órdenes de Zuri mientras llevaba aún a la niña en el hombro y se disponía a atender a los clientes, volviendo a temblar ante la idea de tener que hacerlo.

¿Qué era todo aquel jaleo? ¿Y por qué algunos clientes se levantaban con cara de pocos amigos? Livia miró al grupo de Maids y al Mayordemon para después soltar un leve bufido.- Pero qué demonios...-Quería ponerse a gritar colérica, pero no podía ¡¡Y qué rabia!! La vampira estaba rodeada de un aura oscuro debido a su enfado, con una ligera mirada analizó a la fantasma.- ¡Llevárosla de aquí! No soporto su hedor ¡¡Y los clientes no deben sufrir por su presencia!! -¡¡Malditos fantasmas!! Cómo se atrevía a meterse con una de los suyos, si no fuese porque había demasiado trabajo, hubiera subido para abofetearla intensamente ¡¡Pero debía guardar las formas!! Miró a Vivi y Zuri, haciéndoles un gesto para que se la llevasen a la sala de castigos.- Si algo se complica, hacérmelo saber.-Aquello lo susurró. Viviana tenía el oído agudo al igual que Livia, por lo que seguro la escucharía perfectamente.

Tras eso se giró hacia sus compañeras con una radiante sonrisa.- ¡¡Venga venga!! -Se aproximó dando pequeños saltitos hasta Mei y Tanya, inclinándose para palmear la cabeza de la primera.- Queda mucho trabajo por delante ¡¡Hagamos nuestro mayor esfuerzo!! -Se alzó para entonces mirar a Tanya y pellizcar con suavidad su moflete. Era terriblemente blandita ¡¡Daban ganas de achucharla!!- Ara ara... Sé que estás asustada ¡¡Pero yo estaré siempre cerquita!! ¿Vale? Sé que podrás hacerlo súuuuuper mega hiper bien...-Livia hizo una divertida carantoña y tras eso la apachurró en un abrazo cariñoso.- ¡Somos las mejores, nunca lo dudes! Y ahora.... ¡¡TODAS A SUS PUESTOOOS!! 

Livia entonces se dirigió hacia los clientes que tenían intención de irse para así intentar convencerlos de que se quedasen. Pese a su aire infantil, sus movimientos y miradas eran coquetas.

Al escuchar la idea de Zuri, Vivi dejó de parecer tan preocupada por la situación esperando que de verdad los clientes pensaran que aquello había sido solo un buen simulacro de emergencia. Pero por otra parte, la fantasma la estaba sacando de sus casillas.

- ¡¿P-P-PLANA?! - chilló Vivi, varios tonos más agudos de lo normal, con los ojos y las mejillas brillando de un rojo carmesí - ¡Perdona pero tengo lo suficiente, y además lo mío es mi propio cuerpo! ¡A ti sí que no te van a tocar ni con un palo, saco de aire!

Por suerte parecía que Livia también había llegado a escena y entre todas estaban consiguiendo calmar a los clientes, porque la pequeña vampiresa no estaba muy tranquila. Así que aún se quedó forcejeando y sujetándola entre insultos, mientras Zuri se las llevaba a ver a Sphinx.

Puede que la mayoría de los presentes esperase ver a un demonio flotar o volar con unas alas de murciélago, pero ese era un espectáculo para el que sus mentes mortales no estaban preparadas. Por ello en su lugar mientras caminaba los zapatos se envolvieron en sombras para terminar formando unos enormes zancos con los que el mayordomo se movía con completa soltura.

No es que tu estés particularmente dotada.

Observó a la fantasmal asesina. La llegada de Livia fue un a-livio, poco a poco todo aquello empezaba a volver a ponerse en forma. Puso una mano en el hombro de Viviana para pedir cierta calma, aunque por dentro estaba riéndose al ver cómo reaccionaba de más por una nimiedad así.

Tenía ganas de llegar al calabozo, preguntándose si Sphinx le dejaría llevar al infierno a la doncella que intentó acabar con él.

Sea porque la clientela masculina estuviera cautivada con las “habilidades” de Gabriel o porque la actuación de Zuri, los hubiera convencido, fueron muchos los que se quedaron, mientras que otros se marcharon por temor a que algo les sucediera. ¿Era tal vez eso lo que buscaban con aquel ataque?

Livia llegó a levantarle los ánimos a algunas de las maids y luego se puso a hacer lo suyo. De manera astuta, la maid de la cabellera bicolor supo ordenar a las maids, de modo que Xiao Mei, Tanya y Gabriel atendieran a los clientes. Si bien la ángel no estaba precisamente tomando órdenes, al menos los clientes parecían entretenidos con su acto de “Doctora Gabriel”, por lo que le hacían comentarios que cualquiera tomaría como atrevidos, pero su receptora… no mucho.

- Debes tomar mis pulsaciones cuando te acercas -.

- Si saltas, me sentiré mejor -.

- Tal vez debas quitarte el atuendo para estar más cómoda -.

Claro que con la poca atención que la ángel poseía, era posible que no se diera cuenta de las verdaderas intenciones de esos comentarios.

Los admiradores de Zuri suspiraron al ver los enormes zancos en los que había caminado hasta el techo. “¡No los había visto!” Decían muchos maravillados por el espectáculo de equilibrismo dado. Mientras tanto, Viviana seguía discutiendo con la fantasma, quien se reía con aquel tono bisonante – Niña, los fantasmas podemos tener acceso a cosas que tú ni puedes soñar – se rio y miró a Zuri con una sonrisa confiada -. Y yo puedo cambiar mi apariencia. Dudo que ella pueda – y se dejó llevar aparentemente en paz. ¿Se había dado por vencida acaso?

Ninguno de los dos había bajado al sótano aún, así que la vista fue nueva para ambos. A su izquierda pudieron ver los calabozos que, afortunadamente ambos pudieron notar, estaba protegido por una pared invisible. De seguro era para que la esfinge pudiera vigilar a todos los reclusos. A la derecha había dos puertas: una tras un pasillo largo y otra más cercana, además de más lujosa.

Justo ahí estaba la guardiana de la cual les había informado Vlad, una esfinge que aparentaba ser una niña con un físico similar al de Viviana. Porque ambas eran niñas, ¿no? Cuando habló, su tono era hipnótico, exótico, curioso, atrayente. ¿Por eso era tan buena guardia? - ¿Quién visita los aposentos secretos del Señor Vlad Drácula? Yo, Sphinx la Esfinge juzgaré a todo aquel que se crea digno de poner un pie en su territorio - y los señaló con su cetro. ¿Sabía magia acaso?

La fantasma se rio. No parecía tomar muy en serio a la egipcia.

Con Zuri y Viviana llevando a la reclusa, no quedaba más que atender a sus clientes, ¿verdad? Después de todo, el show de Gabriel como doctora no iba a llenar sus estómagos. Necesitaban alguien que de verdad tomara las órdenes y alguien que tomara esas órdenes. Había algunos clientes en el bar también, así que debían recuperar el orden y ponerse manos a la obra si querían que de verdad aquel día fuera un éxito. ¿Lo lograrían?

Era el momento de mostrar que eran maids de verdad, sin importar lo sucedido con la fantasma. De hecho, la sangre de Zuri que había quedado sobre la pared daba un toque exótico al lugar, aunque claro que su sangre era de un espeso negro. Vieron a alguunos tomando muestras de esta y otros alabándola como si de una deidad se tratara. Claro que eso no era todo, estaban quienes querían aprovecharse de la incauta ángel y otros clientes que... en realidad solo querían sus órdenes. Si no los atendían también, se irían.

Viendo que Livia estaba bien, la slime pudo relajarse significativamente, rebotando de alegría mientras volvía a su forma normal. Tenía una sonrisa de oreja a oreja, y un poco de la energía de la chica se le acabó contagiando. Con Viviana y Zuri encargándose del asunto de la fantasma, Tanya debía volver a sus tareas, así como la pequeña Mei. Ver que algunos clientes se iban la preocupaba, así como percibir la impaciencia de algunos. Sin embargo, con Livia allí se mostró un poco más tranquila.

Llevó a la pequeña Mei hasta la barra y la bajó al asegurarse de que estaba bien y que las cosas se habían calmado para que no volviera a quedar atrapada entre los humanos. Una vez lo hizo, empezó a prepararse para atender rápidamente a los clientes, cosa que hizo que su encanto saliera a relucir por sus nervios. Además, claro, de la forma que tenía su cuerpo, cosa que podía llamar la atención a más de un humano que tuviera alguna clase de fetiche con eso.

Dispuesta a hacer algo mejor de lo que había hecho ya, llevó bandejas de un lado para otro y tomó órdenes como mejor pudo... aunque su torpeza no podía evitar salir a relucir, cosa que en sí misma podía darle un toque más encantador dependiendo de cómo se viera. Lo cierto es que los nervios no paraban de emerger en la slime porque... ¿qué pasaría si no lograban satisfacer a los clientes? ¿Y si todos se iban y la tienda se arruinaba? ¿Y... si el amo la echaba?

Vivi frunció los labios e infló las mejillas al notar el gesto de Zuri en su hombro. En otra ocasión habría replicado algo, pero estaba claro que la fantasma la estaba sacando demasiado de quicio como para poder mantener la compostura. Por suerte sus compañeras estaban haciendo un buen trabajo con los clientes, pero a ella en ese momento solo le importaba llevar a esa chica a las mazmorras cuanto antes. 

Apretando los dientes y empujando, no demasiado fuerte porque no podía, a la presa, siguió a Zuri a los calabozos. Se calmó un poco al ver a la guardiana, tanto porque quería hacer bien su trabajo, como porque parecía que no era la única "pequeña" del lugar. Vivi dirigió una mirada de reojo a la fantasma con su risilla y carraspeó, aún sujetándola y empujándola un poco hacia delante. 

- Yo soy Viviana, he comenzado a trabajar hoy aquí para el amo Vlad. Y esta... - la vampiresa frunció los labios, conteniéndose por decir algo más - ... fantasma, se ha infiltrado en el salón armada, ha disparado a Zuri y parece que estaba dispuesta a hacer lo mismo con nuestro señor. - ¡Y además tiene muy malos modales y la lengua muy larga!

El ángel comenzaba a sentirse desbordada, un gran número de clientes comenzaba a aglomerarse a su alrededor. No entendí el motivo puesto que asiento había para todos, la mayoría habían entrado en su juego, o al menos eso pensaba la inocente ángel, pues la mayoría le hacía peticiones relacionada a sus nuevo rol de enfermera. “Juguemos a los médicos” o “necesito un chequeo” o “por favor tome mis pulsaciones, hay algo en mí que palpita con violencia” o “por favor, muéstrenos sus grandes habilidades de enfermera” y demás comentarios relacionados con el trabajo sanitario… o eso es lo que su inocencia pensaba. El problema es que estos clientes molestaban a aquellos que realmente esperaban que le atendiesen para comer

El angel solo esbozaba una amplia y amorosa sonrisa para procurar calmarlos a todos e intentar atender todas sus peticiones, pero con cada nueva petición olvidaba la anterior solicitada.

Livia se movía rápida entre las mesas intentando atender las necesidades de aquellos que no estaban del todo satisfechos. La joven de cabellos bicolor mostraba ese rostro encantador de niña tierna, pero con un toque picarón y sensual. Usando sus poderes hacía llegar las comandas a las que se encargaban de la barra, y cuando estaban listas iba hacia ellas para repartirlas. Livia danzaba por la sala cómo una mariposa sobre un campo de flores. A todos sus clientes les sonreía y soltaba frases que hacían que se derritieran. 

Cuando había terminado uno de los rangos se acercó hasta una mesa en la que el hombre parecía realmente molesto por no ser atendido. Dando saltitos se acercó y palmeó a la altura del pecho con ilusión.- ¡Ara ara! ¡¡Pero a que viene esa caritaaa!! -Se puso un dedo en la mejilla y se inclinó, al hacerlo La joven asomó su lengua entre los labios de manera divertida.-¡¡Ya lo sé!! -Dio un saltito para sentarse en la mesa, con sus piernas colgando por el borde mientras las movía de manera alegre. La joven no perdía su peculiar sonrisa de niña buena, aunque su mirada dejaba entrever esa picardía que tanto dominaba en ella.- Te cantaré la carta  .-Con sus dos manitas hizo un corazón a la que le guiñaba un ojos.- PuU~

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- Ñaam ~ -Dejó sus manitas sobre el vestido mientras le cantaba lo que tenían en carta, aunque de vez en cuando las movía para picar la nariz de él o simplemente ir señalando el menú y que él supiese de que hablaba. Al terminar le hizo ojitos.- ¿Me he ganado una sonrisita? -Dijo sacando la lengua.

Se adentró junto a su compañera en los dominios de la esfinge. La fantasma era su presa, así que no tenía porqué preocuparse, sentía que podía confiar en Viviana para retenerla. Al ver a la guardiana, se inclinó permitiendo así que las mujeres hablasen primero, aprovechando para un saludo cortés.

Encargado de seguridad, señorita Sphinx.

Aunque seguro que eso era algo que ya sabía. Sólo quedaba que emitiese su juicio o un acertijo, o sencillamente se quedase a la fantasma para interrogarla mientras ellos regresaban, aunque por otro lado le divertía imaginarse lo peor posible sobre Gabriel mientras él se quedaba allí torturando al ser espectral.

Xiao Mei agradeció a Tanya por el gesto de dejarla en la barra, pues era seguro que se tardaría un montón en llegar por su cuenta y, luego de eso, decidió encargarse de preparar los alimentos... que en realidad nadie lo estaba haciendo, ¿verdad? Ese sería su enfoque. Al menos mientras las demás recogían esas órdenes y empezaban a hacer su trabajo de maids.

La inocencia torpe de Tanya hizo que muchos se fijaran en ella y en su gelatinosa figura, además de elogiarla por el buen trabajo que hacía e incluso dándole ánimos cuando llevaba una bandeja y se tropezaba. Sea lo que fuera, los clientes parecían encantados, al punto de que ellos mismos quitaban los pedazos de slime de sus órdenes y la animaban a seguirlo intentando. Gabriel, por su parte, trataba de dar lo mejor de sí para atender a todos sus "pacientes", pero algunos de ellos se estaban cansando de esperar y perdían el interés en el espectáculo que desplegaba la joven. Otros empezaban a decirle cosas como "Haz algo nuevo" o "¿Y nuestras órdenes?". Lo que al principio les había resultado algo divertido, empezaba a volverse algo aburrido.

Sin embargo, hubo otra maid que dio lo mejor de sí en animar a esos clientes que empezaban a considerar marcharse. Livia empezó a cantar la carta para ese cliente, el cual se pareció quedar prendado por la canción de esta, mirándola sin siquiera parpadear. Estaba completamente cautivado... y no fue el único. Cuando menos se lo esperaba, la maid se había ganado la atención de todos aquellos que no tenían sus platos en sus mesas y ahora... todos aplaudían sin parar.

- ¡Te amamos, maid-chan! ¡Léeme la carta a mí ahora! ¡Quiero una foto contigo! ¡¿Eres soltera?! - gritaba su nueva horda de fanáticos. ¿Tal vez las maids deberían hacer espectáculos de idols como intermedio? No sería una mala idea... De hecho, Vlad ya lo estaba pensando observando todo desde un punto lejano. Sería perfecto para atraer clientes.

El tiempo transcurrió velozmente y, cuando menos se dieron cuenta, la jornada del café maid había terminado, con los clientes yéndose satisfechos después de haber formado una fila enorme para tomarse fotos con las chicas. Una vez consiguieran fotos de su maid favorita, se irían. De la nada, había aparecido un fondo falso para ellas y un marco... De seguro había sido obra de Vlad, pero había sido todo un éxito. Los clientes se marchaban y con Xiao Mei dando los últimos toques de limpieza en la cocina, además de las otras chicas limpiando todo el café, se podría declarar como una misión cumplida... ¿Verdad?

- ¡Bravo! ¡Bravo! Lo han logrado. Sabía que podrían hacerlo. Son increíbles - aplaudía Vlad sonriendo mientras miraba a Livia. Por algún motivo, solo llevaba sus pantalones y caminaba por el lugar con su torso desnudo -. Se han ganado el amor de sus clientes y el respeto de su amo. ¡Felicidades por un gran día! - y cañones de confeti salieron de la nada volviendo a ensuciar el café... Pero era el amo quien lo hacía, así que ¿cómo podrían decirle algo?

Vlad dio un paso al frente para decirles algo más, pero de repente, la mansión empezó a temblar desde sus cimientos y, cuando menos lo pensaron, el suelo se había vuelto tan gelatinoso como Tanya, mientras que las paredes mutaban sus colores al mejor estilo de un descansador de pantalla de Windows 95. Los muros se desplazaban y toda la casa cambiaba de lugar.

- Sphinx la Esfinge se dejó llevar de nuevo... - suspiró Vlad no luciendo muy preocupado mientras el suelo y las paredes se las tragaban.

La esfinge los escuchó y bajó su cetro. Ella estaba lista para emitir su juicio - Pequeña Viviana, Niño Demonio, el juicio ha de presentarlo todo aquel que pise el calabozo, pues debe demostrar ser digno de servir a Vlad. Si ella llega a superarles en mi tarea, serán encerrados con ella. Si la superan, serán libres de seguir sirviendo al amo Vlad - ¿tal vez por eso era que estaba destinada a permanecer en el calabozo? Es una maid sin duda problemática.

La fantasma solo rio - Solo eres una vieja aguafiestas -.

Sphinx la Esfinge se mostró molesta y sus ojos dorados brillaron amenazantes - ¿Qué dijiste, niñata insolente? -.

- ¡VIEJA! V-I-E-J-A. ¡VIEJA! - la fantasma parecía tener una lengua afilada que repartirle a todos.

Frustrada, la esfinge le dijo - Bien, comenzaré por ti... Insolente espectro - y así, empezó una ardua competencia de acertijos. Parecía que la esfinge se había olvidado por completo de ustedes, pero... sus acertijos eran tan tontos que un niño de 10 años los adivinaría con facilidad, pero... ¿cómo decirle eso a una sirviente de Vlad?

Tras lo que pareció una eternidad mientras las dos mujeres intercambiaban un acertijo tras otro, Spinx la Esfinge respiraba con cierta dificultad.

- ¿Es todo lo que tienes, anciana? - se burlaba la fantasma.

Esa pareció ser la estocada final, pues Sphinx la esfinge se irguió y la miró mientras un aura dorada enorme y amenazante empezaba a rodear a la molesta guardiana del calabozo. Poco a poco, su forma fue mutando hasta que se formó en la de una esfinge de apariencia más adulta, cosa que tal vez entristecería a Viviana, con los mismos destellantes ojos dorados y una figura más elegante e imponente.

- Estuve siendo suave contigo hasta ahora, espectro. Pero la maldición de Horus caerá sobre ti - y de repente, la mansión empezó a temblar y, cuando menos lo pensaron, el suelo se había vuelto tan gelatinoso como Tanya, mientras que las paredes mutaban sus colores al mejor estilo de un descansador de pantalla de Windows 95. Los muros se desplazaban y toda la casa cambiaba de lugar.

Sphinx la Esfinge se reía de manera maniaca mientras tanto la fantasma como los dos eran tragados por los muros y el suelo. ¿Era por esto que esa era la guardiana de los calabozos de Vlad?