Partida Rol por web

El grupo dio la bienvenida al nuevo día, delante de un buen almuerzo a base de los "retales" de comida que habían sobrado de las cenas del día anterior en la taberna, gentileza de Rumick Aquínosefia. No era lo mejor que habían comido, era cierto, pero tal como tenían el cuerpo después del encontronazo con Julk y sus amigotes...cualquier cosa era buena para recuperar algo de fuerzas.

Quisieron dar las gracias al enano tabernero, pero en el momento que pusieron un pie en la calle, escucharon un sonoro portazo y la voz gutural del tío de Krugg agradeciendo a todo dios existente que "aquellos pesaos de los co*ones" se hubieran marchado del local. La simpatía de Rumick no tenía igual!

Caminaron en dirección a la zona de los gremios, tal como les había indicado Armando Jaleo, para buscar a Fisher Prais. Aquel comerciante sería el contacto con el que conseguirían algo de equipo y alguna que otra indicación más sobre la misión.

Tras unas cuantas preguntas a los comerciantes de la zona, siguieron las indicaciones de un ciego que les indicó donde se encontraba el establecimiento del señor Prais.
A primera vista, la tienda donde debían equiparse les pareció muy humilde y poco destinada a los menesteres a los que debían enfrentarse "héroes" como ellos. La puerta del local, daba paso a una pequeña sala donde podías encontrar alguno cosilla de segunda mano, armas de poca fiabilidad y algún pedazo de armadura que había vivido mejores tiempos.

De detrás de una cortina polvorienta, apareció un amable viejecito:

-Buenas muchachotes! En que os puedo atender?

Me sentía inspirado aquella mañana. Nada más despertarme, nada más abrir las mantas de la cama para saltar al exterior, me dispuse a abrir la boca dispuesto a soltar un elocuente discurso de ánimo sobre las hazañas que nos guardarían para el nuevo día, cuando nuestro nombre fuese escrito con letras de oro en las leyendas de taberna como liberadores del mundo, apaciguadores del universo etcétera etcétera etcétera. Así que abrí la boca para soltar mi elocuente discurso de ánimo:

-¡Ay!

Eso fue todo lo que salió de mi boca. ¡La madre que parió al Julk aquel, a sus esbirros y a la gorda que me saltó encima para reanimarme! Por doler, me dolía hasta el píloro, aunque nunca he sabido lo que es eso. Pero sea lo que sea, fijo que también me dolía, porque no había nada que pudieras tocarme que no me hiciera ver las estrellas. Tenía cardenales hasta por la cara interna de las orejas y, en mi caso, es mucho el espacio de oreja en el que tenerlos. Y teniendo en cuenta el griterío que se escuchaba en el exterior y lo embotada que tenía yo la cabeza, las ansias de matar aumentaban por momentos.

Sin sexo y sin cerveza Krugg pierde la cabeza

Eso es lo que pensé, recordando al bueno de Jomer Simplon, el enano que siempre decía lo mismo cuando se nos acababa la cerveza en la taberna. Necesitaba una cerveza, y la quería para ayer, como quien dice.

-¡Cuan gritan estos malditos!- exclamé, rugiendo por el ruido del exterior- ¡Pero mal rayo me parta, si en terminando el desayuno a la carta, no pagan caro sus gritos!

Dicho y hecho, me levanté a desayunar la mier... los restos que "amablemente" mi tío nos proporciono.

Generoso el muy cabrón.

Y luego salí al exterior, en donde solmené un par de tortazos bien dados a aquella panda de verduleras comentando a voz en grito las novedades de Gran Hermano, sí, ya sabéis, ese concurso estúpido del que había oído hablar la noche anterior a una camarera tetuda, en el que por lo visto meten a doce subnormales en un agujero en el suelo y los obligan a vivir durante dos meses allí, mientras la gente los mira convivir desde lo alto, pertrechados en una barandilla, indicando cada semana a cuál hay que arrancarle la cabeza por ser indigno de vivir. Yo creo que sería mejor no alargarlo dos meses y limitarse a tirar un pedrolo inmenso que acabara con ellos cuanto antes, al más puro estilo de Phel-Ayo en la batalla de Cova-a-Donga, y de paso, exterminar a sus fans con ellos.

En fin, que después de desayunar ñordos en vinagre y liarme a tortas con un par de mujerzuelas histéricas, marché con el grupo en busca de nuestro destino, que es una forma pedante de decir que nos fuimos a buscar al señor Fisher, Carrie Fisher... ¿O era Fisher Price? Bueno, qué más da, mientras la fuerza nos acompañe...

Aquella tienda era una porquería. Cualquier comercio enanil le daba mil millones coma cinco vueltas a aquel tugurio. Aún así, dediqué unos minutejos a contemplar todo cuanto me rodeaba, por si hallaba alguna pieza digna de mención.

Desperté maltrecho en la cama de aquella taberna. Mi cabeza daba vueltas, pero no literalmente. Lo que quiero decir  es que las cosas daban vueltas alrededor mío. Era como una constante noria giratoria que había dejado de funcionar y simplemente daba vueltas.

Mis tripas, revueltas, rugieron, amenazando con echar por la boca las últimas bebidas de grog que me tomé el día anterior, antes de la paliza que le dimos a ese musculado hombre.

Ahhh, qué bien sentaba la victoria. Habíamos vencido sin despeinarnos. Recuerdo cómo el golpe que le di en la cabeza fue el detonante para vencerlo. Posiblemente después cayese inconsciente por la tensión del combate, pero no importaba. Habíamos ganado.

Aunque esos dolores que me recorrían por todo el cuerpo no eran normales. ¿Agujetas, quizás? Me encontraba cansado, no había dormido mis trece horitas diarias y por ello estaba descompuesto. Mis tripas volvieron a rugir.

Suspiré aliviado al ver que mis nuevos compañeros también se encontraban allí. Creo que al enano gigantón también le sucedió lo mismo que a mi. La victoria nos dejó inconscientes.

Recuerdo que nos levantamos y desayunamos y nos echaron. Todo ello en cuestión de minutos. Ni siquiera pude tomarme una jarra de grog con sabor a naranja. ¿Dónde estaban mis tostadas con mantequilla y frambuesa? Apenas me di cuenta y de repente estaba en otro lado.

Oh Espárrago, creo que tengo problemas de memoria. ¿Qué hacíamos en una tienda llamada Fitxe Praise? ¿Acaso era para mejorar nuestro armamento? Un hombre extraño nos habló. Yo me asusté y sólo balbuceé. Decidí disimular mientras veía las armas.

Quien sabe, igual me encontraba algo interesante.

EL pequeño local parecía una chatarrería más que otra cosa. En un lado, una enorme caja de madera, era el lugar donde descansaban espadas, mazas y hachas de todo tipo, en mejor y peor estado, algunas con claros síntomas de haber sido afiladas en años. Más allá, un mueble armero presentaba diferentes tipos de arcos, junto con un estante donde estaban catalogadas diferentes tipos de flechas. En el lado opuesto, se encontraba la zona de protecciones, donde estaban situadas las armaduras, cascos y escudos. Todo en un estado de abandono y repleto de polvo.

Si allí habían hecho negocio, había sido hacía mucho tiempo. Pero a veces, en lugares como aquel, aparecían reliquias y objetos olvidados de gran poder. Todo era cuestión de buscar...

Krugg fue quién se paseó por la tiendo buscando alguna cosa de su interés, pero nada mejoraba su equipo actual. Pero al mirar de nuevo al viejo tendero, observó que al lado del calendario Pitrelli donde aparecían un par de elfas ligeras de ropa recogiendo florecitas del bosque, había unos pequeños botellines de colores diversos: rojo, azul, verde, amarillo...

-Pero bueno zagales, a qué habéis venido: a comprar o a pasar el rato?

-A comprar, si es que hay aquí algo digno de que suelte la chatarra. ¿Qué coño es eso que hay en el calendario? ¿Esas cosas larguiruchas con orejas como las mías? No había visto nada semejante en mi vida.

Y así era, la verdad. Creía que yo era el único ser al que le habían crecido las orejas hasta límites insospechados, pero he aquí una imagen de dos enanas larguiruchas con orejas de punta. ¡Y sin barba! ¿Acaso no soy el único ser con tan extraña mutación enanil? ¿Acaso existe toda una subespecie de enanos sin barba y orejas picudas de metro ochenta de estatura? ¿Acaso si nos pinchan, no sangramos?

Céntrate, Krugg, que ya te estás yendo por los cerros de Úbeda.

-Y por otra parte, ¿qué puñetas son esos frascos de colorines? ¿Ahora venden la Duff de sabores? ¿Es grog con más colorantes y saborizantes que el Trinaranjus de marca Ero-Oski? Por todos mis antepasados, que siento curiosidad.

Mis muelas....¿donde nos habían mandado? aquí no había nada que mereciese la pena ni robar

hasta que me dí cuenta de que nuestro gigantenano favorito había posado su vista en unas elfas de un calendario, que desde luego no estaban nada mal, pero lo realmente interesante eran los frasquitos que había al lado: brillantes, de colorines y......oh si, ¡no los llevaba dentro de los calzones! eso, en mi código de honor, significaba que no tenían la vigilancia necesaria como para no ser robables, la babilla empezaba a recorrer mi barbilla.

Pero despierto del trance cuando escucho a Krugg preguntar por los frasquitos, mis instintos felinos responden al milisegundo y subo de un brinco a la chepa del grandullón, como ya hiciese antaño en la taberna, ¡que tiempos aquellos!

- Si, si, ¿que son esos frascos viejo? ¿no serán frascos de jabón de lagartugg, o fairys de los bosques verdad? dime que es algo interesante- digo con ese brillo en mis ojitos, sin ni siquiera dirigirme al viejo, siempre mirando esas cosas de las que irremediablemente me había encaprichado.

Salí de mi ensoñación al escuchar las amables y relajadas palabras del tendero. Al ver tanto equipo viejas glorias e historias de grandes hazañas habían venido a mi mente y debido a ello perdí completamente la noción del tiempo.

Relajese cordial señor, hemos venido a aprovisionarnos de equipo para una épica aventura en la cual nos enzarzaremos en breves. Pero diganos, ¿qué nos recomienda para un grupo de curtidos y bravos aventureros como nosotros? ¿Qué equipamiento está a la altura, especialmente a la del bravo y poderoso Volstagg? Necesitamos algo que dure, no que se rompa en cuanto le demos el primer porrazo a un poderoso enemigo, como los que seguro que haremos frente.

- ¿Grog con más colorantes y saborizantes? ¿De verdad? Yo también siento curiosidad por conocer el contenido de tales frascos.

"Por favor que sea el nuevo Grog Zero Uno con esencia a marinero"

En un abrir y cerrar de ojos, salí de mi escondite y regresé triunfal al escenario, como si nunca me hubiese escondido. No sabía exactamente qué estaba mirando cuando evitaba disimuladamente las preguntas del tendero aquel, que parecía estar perdiendo la paciencia.

Por suerte el enano que se hacía llamar "bravo y poderoso Volstagg" con dulces palabras trató de apaciguar al vendedor de mercancía.

- Cierto es lo que dice mi querido compañero. Ardientemente deseamos emprender un nuevo camino y para tal lid necesitamos mejorar nuestro equipamiento. ¿Qué artículos secretos y que no estén a la vista nos puedes ofrecer para facilitar nuestra tarea?

-Tranquilos muchachotes, tranquilos... Ya veo que sois gente de aventura y que habéis llegado a mi humilde local por la fama que arrastra mi nombre...hehehehe!...-disimuló una sonrisa desdentada Fisher Prais.- Épica aventura dice el enano... Puede saber un humilde comerciante de qué se trata? Posiblemente, al conocer el objetivo de vuestro destino, os pueda ofrecer mejor servicio...hehehe!!

Fisher Prais había notado que los botellines que ofrecía tras de sí, habían captado la atención de aquel grupo de guerreros. Pero solo él conocía sus contenidos y, ciertamente, algunos podría ser beneficiosos y otros no tanto. Todo dependía de su uso...

-Y estos botellines que tanto os interesan, tienen diversos usos, según vuestra demanda. Algunos son sanadores, otros venenosos, algunos de potente efecto a quién lo consume y otros pueden llegar a ser mortales. Incluso de algunos, desconozco sus efectos!

El comerciante había lanzado el anzuelo y solo tenía que esperar a que "picaran". Pero algo llamaba la atención al viejo Prais. Algo, en su olfato de vendedor, le decía que aquella comitiva no iba a realizar una misión cualquiera...

Yo solo sabía una cosa al ver los frascos de colorines y escuchar las palabras del señor Carrie Fisher, Fisher Prais, o Praistation Tres, como se llamara.

-¡Dame uno verde! ¡Quiero uno veeeeeerde! ¡Y lo quiero ahora! ¡El dinero es lo de  menos!

-Uno verde? Estas seguro de eso, machote?- dijo el viejuno vendedor con una sonrisa picarona en el rostro. -Este mejunje líquido recibe el nombre de "Banner Sperm", y otorga a quién lo toma una fuerza increíble. Ahora bien, también debo decirte que tiene ciertos efectos secundarios de difícil explicación... Pero puede serte útil, si allá donde vas hay peligros de alta consideración.

Fregándose las manos, y creyendo tener el primero de sus clientes en el bolsillo, el señor Prais continuó:

-Su precio? Por ser tu, 25 monedas de oro.

Y mirando al resto de miembros del grupo, continuó con su cháchara vendedora.

-Venga zagales, que me lo quitan de las manos! Qué queréis, qué os interesa?

Estupefacto, observé cómo de la nada aparecía un tipo extraño de pelo naranja (¿naranja? ¿en serio?) con una especie de túnica roja y gritaba una palabras en idioma que desconocía. Me froté los ojos sin entender qué ser era aquel que se había manifestado. Sin embargo, cuando acabé, ese "hombre" ya no estaba. En su lugar, el tendero ofreció una explicación sobre uno de los frascos.

¿Qué acababa de suceder? "Quizá aún esté alucinando" pensé.

- ¿Dispone de algún producto o frasco que permita mejorar esta maza que tengo colgando? Además de eso, ¿qué mejunje me recomiendas para que mejor mi puntería? Y por puntería me refiero no sólo a los ataques a distancia sino también a los ataques cuerpo a cuerpo.

Pensé durante un segundo.

- Y ya de paso, ¿hay algún tipo de armadura ligera que mejore lo que ya llevo encima?

Necesitamos la parte más importante del equipo de todo aventurero de bien. Aquello sin lo que ni el más simple cometido puede llevarse a cabo. La diferencia entre la vida y la muerte cuando uno se encuentra lejos de su hogar, luchando contra el enemigo y las inclemencias temporales. El mejor amigo de todo trotamundos: un buen puchero para cocinar. ¿De que tamaño los tiene? ¿Hierro, acero o mithril? Y de paso si además de esos botellines tiene tarros de especias nos vendrían muy bien cuando para cuando la comida este un poco pasada.

-Yo quiero algo que te haga crecer barba. Pero no cuatro pelillos estilo pelusilla, sino una barba laaaarga y frondosilla, así al estilo de la de este enano barrigudo que nos acompaña. ¡Y me da igual el color del frasco!

Y ya que estamos, melón, pide una armadura mejor, no seas Skipie subnormal.

-Eh, bueno, sí, ya que estamos, yo también quiero una armadura potente, pero potente potente. ¿Qué tienes que ofrecerme, míster Praistation Tres?

Miro estupefacta los frascos, sin apartar la mirada de ellos:

-Uno verde, una espada corta y una daga, armadura de cuero con brazales y grevas, raciones de viaje, cuerda y ganzúas- Digo con la mano orientada hacia el vendedor y contando los productos que nombro -Y rapidito, que quiero ponerme en marcha cuanto antes con esta....preciosidakaghgnanahdum

Y de pronto recordé que no tenía únicamente una maza como arma principal. También tenía un arco y flechas.

-¿Y las flechas? ¿Qué pasa con las flechas?- pensé en voz alta. Cuando me di cuenta de lo que acababa de decir no debía haberlo pronunciado, me quedé con la boca abierta. Empecé a dudar si lo que se estaba formulando en mi mente debía quedarse en ella o salir por mis cuerdas vocales. Opté por lo segundo.- Ah, por poco lo olvido,¿qué tipo de flechas letales y de óptima calidad puedes ofrecer?

-Uo, uo, uo!!! Tranquilitos y de uno en uno, que esto parece el plató de "Sálvame Reflux". Diossssss... Amos a ver, el jovencito con cara de no haber roto un plato: tengo una poción de "Ojo de pichón", que te afina la vista más que el famoso arquero Robin Dioni (+1 ataque a distancia temporal). El precio: 25 monedas de oro.

Mirando al enano Volstagg...

-Para el cocinero del grupo... Pucheros tengo a montones: por 5 monedas de oro te llevas uno de hierro y una bolsita de especias de regalo.

Mirando a Krugg y haciendo una mueca de cierto repelús, continuó.

-Entiendo que quieras esconder ese careto, pero crece pelo no tengo. Puede que con una fregona usada y una cuerda, podamos hacer un arreglo. Eso te lo regalo! Y algo más de protección? Una cota de escamas, pero te sale por 50 monedillas...hace o no hace?

Y mirando por último a la muchacha del grupo, Prais le preguntó:

-El botellín verde, 25 monedas como a tu compañero. Pero...estás segura de comprar un equipo que ya posees? Por vender no tengo problemas, pero es por no engañar al cliente! jejeje

Tras unos segundos de silencio, Fisher Prais bajó la voz y les preguntó con cierto aire de misterio.

-Por aquí pasan muchos aventureros, pero pocos como vosotros. Se puede saber donde vaís a perder la vida, si no es mucha curiosidad?

-¿Pero algo mejor no tienes? pues estamos bien....en fin, entonces preguntaré por algo más.....específico, aunque no se si lo encontraré contigo o tendré que ir a un alquimista- aparto ya la vista de los frascos y me voy a por Fisher, me acerco a su oreja y le digo paladeando cada palabra:

-Necesito, ya sabe....esas sustancias que pueden provocar terribles heridas con el solo roce de un arma blanca, y si usted no lo tiene, ¿donde puedo encontrarlo? Aparte de todo esto, ¿que hacen exactamente cada uno de los frascos?

Si piensa que le voy a pagar tanto, va dado.

-Bueno, amigo Carrie Fisher, me llevaría la armadura esa, pero tal y como están las cosas, con la crisis y los impuestos de Marianikou el Kortouh, va a ser que tanta pasta como que no llevo encima. ¿Y algo mejor que lo que tengo ahora, pero así como sin tanto coste, algo más económico, como una imitación buena, bonita y barata del Korthe Chino, de la que me ofreces?

No tiene crecepelo. ¡Menudo timo! Tanto colorín, tanta leche frita, y al final na de na.

-Pues nada, señor Finshen Price, vamos en busca de aventuras, como todo valiente guerrero. ¿No se nota por nuestra apostura, por nuestro porte, y por el pedazo de hacha a dos manos que cuelga a mi espalda? No lo uso para ir a cortar margaritas, eso por descontado.

Realmente, no recuerdo ni qué puñetas vamos a hacer, pero total, mientras lo recuerde gente tan inteligente como Skipie... Oh, wait!

-Eeeejem, muchachos, ¿a quién puñetas íbamos a ver después de aprovisionarnos aquí, con el señor Praystation Network? Nunca consigo acordarme bien de los nombres...

Sentí cómo mi corazón se detenía por unos instantes. Un sudor frío recorrió mi espalda en forma de escalofrío, gotas de sudor nacieron bajo las raíces de mi cabello e iniciaban rápido descenso por mi frente.

- Por las barbas de Neptuno, el del tridente de oro. No tengo tanto dinero para pagar ni por una mísera pócima "reflux" de esas. ¿Y las flechas? ¿Son igual de caras?

Fue en ese instante en el que añoré mi etapa pirata junto al gran capitán Hack Espárrago. Cuántas riquezas habíamos logrado tener, cuántos tesoros habíamos saqueados. Todo mi dinero tirado bajo las profundidades del salino mar.

Cómo hubiese deseado tener toda mi riqueza para comprarle cada vívere de la  tienda de Mr. Polisteishon. Y una vez más. otro escalofrío recorrió mi espalda. Sólo el ingenio podría sacarme de esta. Y esperaba que funcionase

- Seré honesto, apenas dispongo de dinero para comprar ni siquiera una poción de colorines… siiiin embargo…- hice una pausa dramática para conseguir su atención.- Conozco la ubicación de la isla que alberga el más grande de los tesoros y necesitamos equipamiento para semejante empresa. Grandes peligros nos acecharán y un buen equipamiento es requerido.

Esta era una de las más grandes e importantes misiones que iba a realizar. Por fortuna, encontré varios compañeros que me ayudarían. Aún así, tras las palabras del gigantón, sentía la extraña sensación de que algo se me escapaba, algo relacionado con una espada…