Partida Rol por web

Habían pasado un par de horas descansando en la cubierta de aquel barco junto con otros refugiados. La carabela en la que viajaban, El Cazaolas, era un barco equipado para navegar por aguas costeras. Podía transportar fácilmente unos veinte pasajeros y, aunque era una embarcación resistente, no estaba construida para el mar abierto. La isla de Darktow, controlada por un temible grupo de piratas llamado Revelry, sería lo más lejos que aquel barco pudiera llegar. El único armamento que parecía tener el barco eran un par de ballestas de combate situadas en la popa.

La tripulación era fácilmente reconocible. Un hombre fornido y peludo estaba jugando a las cartas con algunos de los refugiados. Una semiorca miraba las olas mientras sonreía a un delfín que saltaba a través de la estela del barco. Un joven elfo de piel verde pálido y ojos llorosos hablaba con una enana de barba espesa y trenzada con varios nudos mientras esta manejaba el timón del barco. No muy lejos de ellos un marinero guapo y musculoso estaba coqueteando con una de los refugiados.

¿¡MADRE!? ¡MADRE! - Albahaca recorrió la vista de la cubierta, se fue hasta popa esperando ver a su querida madre flotando aún en el mar, no no no , debía estar aquí - ¡MADREE! ¡ORÉGANO! ¿¡DÓNDE ESTÁ!?

Albahaca tenía claras sus prioridades, primero encontrar a su familia y tras asegurarse que madre estaba a salvo hablaría con el Capitán... su maestro ya le dijo en una ocasión, que las gentes de PalmaFlora eran.... obtusos, y que ella, tal vez por su "condición" (dado que no podía llamarla goblin), podía verlo todo desde otro prisma, y que su potencial brillaría cuando todas las demás se apagaran.... y aquella hora parecía bastante oscura.

Habían perdido su hogar, todo lugar al que podían sujetarse, sus recuerdos, ¡su trasfondo! ¡todo!

-¡Eh, eh¡ ¿Qué pasa, pequeña?-dijo la semiorca que al escuchar los gritos de la gob... mediana, había dejado de prestar atención al delfin para ver que ocurría-. Soy Dajarkal y tu, ¿como te llamas?-le preguntó con la intención de parecer amistosa- Los que han sobrevivido a la isla están ahi... ¿Tu madre vivia en la Isla de Flora o en la parte de tierra de Palma Flora? Quizás este a salvo allí...-dijo sin estar muy convencida. En el pequeño grupo de refuigiados estaban Jaoo y Elanza a quienes habían salvado al principio del ataque, también estaba el clérigo Aurelio y alguna otra cara que conocían de su pueblo, pero de su madre no había rastro alguno.

Cuando la adrenalina por el combate se había acabado, aquello había sido sustituido por una gran preocupación, y Dudel al igual que su prima, comenzó a buscar a su madre.

-Mamaaaa.

Grito en el barco buscando a su madre. Algo nervioso hizo unos movimientos y su voz comenzó a oírse débilmente alrededor del barco Mientras unas chispas comenzaban a salir de sus dedos hacia arriba.

No sabía dónde podía estar, aunque fuese una aventurera experimentada no podía dejar de pensar que la edad no perdonaba, y tal vez no hubiera salido de la isla, solo esperaba que estuviese bien.

Escucho a Dajarkal e intento convencerse de lo que el decía. Al menos, habían logrado salvar a algunas personas, así que podían ser considerados héroes, o como mínimo, aventureros en pleno derecho.

Además, al final pudo matar a la criatura que estaba atacando a su prima, así que eso también le alegro un poco.

-Si... seguro que están a salvo, Delyn se habrá encargado de poner a la familia a salvo, ya sabes que es una aventurera veterana.

Le dijo a su prima con una sonrisa.

- Estoy aquí, no me grites - le dijo Orégano a Albahaca - Madre seguro que está bien. Ella es más diestra con el rodillo de cocina que yo con el estoque. - dijo convencido y para tranquilizar a Albahaca. 

Aún así, trató de mirar alrededor para ver qué había pasado. 

Fue entonces cuando se dio cuenta de que la isla estaba totalmente sepultada y que había mucha sangre por todos lados. 

- ¿PERO QUÉ HA PASADO AQUI? - dijo con la boca muy abierta. 

En cuanto Albahaca se pudo a buscar a su madre, recordé que yo también tenía una familia y me empecé a poner un poco nerviosa. Además, me sentía un poco culpable por no haber acordado antes de ellos, pero claro cuando estaba lanzando flechas o tratando de echar a las criaturas que nos habían acordado, trataba de no pensar en nada que pudiera distraerme. 

Así, sin armas tanto revuelo ni dar gritos, empecé a deambular por aquel lugar a ver si veía a alguno de mis hermanos o a mi madre por allí. 

- Espero que estén bien. 

Tampoco parecía que se hubiera hundido toda la isla ¿no? Seguramente aún había gente viva allí y podríamos ir a por más... 

Sí, si no les encontraba volvería a ir como fuera, aunque el plan fuera un tanto suicida. 

Dudel podía ver la cara de preocupación de todos los que estaban en el barco, al igual que ellos, muchos habían dejado a su familia atrás, sin saber si estarían bien o mal.

Había niños pequeños buscando a sus madres y ancianas buscando a sus hijos.

Se dio cuenta, que él, solo era uno más de ellos, su corazón temblaba de preocupación pensando en su madre, en sus primos, en toda su familia, lo que iba a ser un gran día familiar, donde comerían una gran cena y disfrutarían de la música se había transformado en una gran tragedia.

Dudel negó con la cabeza, pensando en lo que haría su madre.

Y lo que haría su madre no sería no más ni menos que intentar calmar el ambiente, todos estaban preocupados, pero aquella preocupación solo servía para general más caos en aquel momento, así que lo mejor era conseguir que se calmasen.

Cogió una pequeña flauta, su tambor y su gaita y lanzo unas cuantas luces danzantes para llamar la atención de los más pequeños, una vez se dio cuenta que le lo observaban comenzó a tocar una dulce melodía, destinada a calmar los corazones de todos los presentes, quería que reinase un poco la calma, al menos entre los más pequeños, ya tendrían tiempo para preocuparse una vez comenzasen a pensar con la cabeza mas fría.

Las pequeñas luces danzaban entre los presentes, acercándose sobre todo a los más pequeños, se movían al son de la cálida música del bardo, y en ocasiones se metían por los instrumentos que el Draconido tocaba casi al mismo tiempo, para salir luego por su nariz, o por algún otro agujero del instrumento.

De las manos del Dragon mediano, salían de vez en cuando pequeñas figuritas de animales algo torpes que al caer al suelo explotaban en luces de colores con la forma del animal.

Todo ello acompañado de aquella canción que era capaz de calmar el corazón incluso de los mas temerosos.
Dudel deseaba entregarles un tiempo de paz y eso es lo que iba a regalarles, después de todo, aquella gente era como su familia, conocía a casi todos los de allí y aunque en ocasiones les miraban con cara de temor, les habían aceptado en su comunidad, al igual que a sus otros primos, aquel tiempo de paz era lo mínimo que podía hacer por ellos.

Dudel empezó a cantar, pero Orégano no le hacía ni caso. Estaba embelesado mirando por la borda y pegando gritos a las criaturas marinas, maldiciendo y agitando el puño. Sentía una tristeza inmensa por dentro, pero sobre todo sentía odio y rencor. Y la maldita música de Dudel le estaba fastidiando. 

- ¡Deja ya esa maldita flauta! - gritó sin volverse. Seguía agitando el puño y por poco estuvo a punto de caer por la borda. Aquellos seres seguían ahí. Si no tuviera que mojarse se iban a enterar de lo que vale un mediano. Malditos fueran. 

El guerrero estaba rojo de la ira. Y parecía que le salía humo por las orejas. Cualquiera podría decir que era como una tetera silbando, con el interior hirviendo de enfado. 

No estaba viendo por allí a mi familia y eso hizo que mi ánimo decayera, por mucho que siguiera igual de callada que solía estarlo siempre, pero en aquel momento escuché la música y una triste sonrisa se dibujó en mis labios. Por unos instantes, al igual que los niños, me quedé mirando aquellas figuritas de animales de Dudel, olvidando mi preocupación durante un escaso momento de tiempo. 

Claro que entonces, por encima de la música sonó el gruñido de Orégano y me llevé la mano a la frente. 

- A los demás nos está gustando, Dudel. - Dije pasando al lado y poniéndole una mano en el hombro. 

Después me acerqué a donde estaba el mediano, que si no fuera por su aversión al agua, era posible que estuviera saltando por la borda para matar a todo lo que hubiera bajo el agua. 

- Volveremos a buscarlos ¿vale? - Dije sabiendo que aunque no lo fuera a reconocer, estaba preocupado por los suyos y que claramente, quería venganza. 

El elfo que hablaba con la enana del timón se acercó a ellos.

- ¿Vosotros sois los que luchasteis contra los sahuagines en el puerto verdad? La capitana Tres Pendientes quiere veros en su camarote-dijo señalando la puerta que iba hacia la popa del barco donde se encontraba el camarote. 

El elfo marino se aparto un poco pero antes de que se alejaran les volvió a hablar.

-Yo perdí a mis padres cuando era pequeño en un ataque de sahuagines-dijo con rabia- habeis hecho bien en matarlos, me alegro que hayais podido salir con vida.

Hola Dakarkal, me llamo Albahaca Shuppasopas, aquel de allí - Señalando a Orégano- es mi hermano y el que toca la gaita es mi primo, sí, espero que tengas razón y esten bien. 

Ha sido.... una salvajada. Malditos Profundos. Tienen el mar entero para ellos y quieren más... si pudiera.... - Y podría, algún día encontraría el ritual para desecar el mar y sacarlos de sus agujeros infectos... en aquellos momentos no pensaba con mucha lucidez - Deberíais armaros. Todos, no sabemos si pueden volver.

Se acercó un rato junto a Dudel, escuchando la música al son del resto, sintió que la música le amansaba su pequeña fiera interior, no quería... como siguiera tocando aquella melodía le mordería las gaitas..... pero... era tan rítmico y acompasado, una de sus cancioncillas favoritas. Cuando se percató del tiempo, les llamaban al camarote del capitán y cogiendo a Dudel del rabo trasero lo sacó de su actuación - Al camarote, tal vez la capitana sepa algo más.

En realidad habíamos salido con vida por un pelo, al menos en mi caso, pero bueno, fuera por lo que fuera ahora estábamos ahí todos y seguiríamos luchando por nuestra isla. 

Asentí a las palabras del elfo, cuando fue Albahaca la que tomó la palabra. Claro que cuando se puso a presentar a todo el mundo a su manera, menos a mí, negué con la cabeza. 

- Y yo soy Lyeneru. - Dije presentándome yo misma. 

Me ahorré decirle que parecía que no tenía derecho a mención por no ser de su familia, pero en realidad, era bastante probable que aquellas palabras ya se pudieran ver reflejadas en la expresión de mi rostro. 

- ¿Por dónde tenemos que ir a ver a la capitana? - Pregunté. 

Dudel desafino su última nota por culpa del tirón a su rabo (trasero), haciendo que su espectáculo acabara.

El dracónido hizo una pequeña reverencia a su público y lanzo unas figuritas de animales a los niños para que jugaran con ellas.

-Un gran público, espero haberles distraído un poco de sus problemas, igual hago otra actuación más tarde.

Dijo guiñándoles un ojo mientras acompañaba a su prima.

Puso una mano (o zarpa, según se mire) en la espalda de Lyeneru y le sonrió.

-Me alegro de que te gustara la actuación prima Lye.

Le dijo con su mejor sonrisa, recordando sus palabras al inicio de ella.

-Y que me defiendas de aquellos que odian la música.

Dijo mientras miraba a su primo con algo de indignación, por interrumpir así su magnífica actuación.

-Me han dicho que su capitana quiere hablar con nosotros, será un placer, dígame donde debemos ir.

El elfo, que tenía aún el dedo señalando hacia la puerta que llevaba al camarote del capitán movió un poco el dedo para dar enfasis.

-Es por allí, bajo el castillo de popa-dijo viendo como los cuatro se dirigían al camarote.

El grupo llamó a la puerta y después entró. El camarote era un espacio estrecho, apenas decorado con algún pequeño cuadro de paisajes terrestres de distintas zonas de Exandria. A un lado había una cama hecha mal y rápido y en medio una tabaxi encorvada sobre una mesa ancha. Parecía desconcertada mientras observaba un mapa clavado en la superficie por al menos media docena de cuchillos y dagas. Varios anillos dorados brillaban y tintineaban en sus brazos mientras trazaba posibles caminos a través del océano. Cuando los cuatro entraron les miró con sus ojos esmeralda, y por su rostro felino se extendió una sonrisa de dientes afilados que era alegre pero a la vez inquietante.

- Ah, bienvenidos-ronroneó-. Debéis ser los héroes de aquel bonito pueblo, ¿no? Bienvenidos a bordo del Cazaolas. Tenemos mucho que discutir sobre la isla que se hunde y el tesoro que podemos encontrar si regresamos.

Dudel miró al elfo que señalaba con mas énfasis hacia la puerta después de preguntar donde debían ir.

-Ahhhh que nos señalabas la puerta, yo creia que estabas midiendo el viento o haciendo cosas raras de marinero.

Le dijo con una sonrisa.

Se dirigió junto al resto y llamo a la puerta.

Al entrar se encontraron con una… ¿Tabachi?¿Tabashi?... capaz de hacer explotar un detector de metales (fuera lo que fuese eso)
Se agacho al nivel de su prima albahaca.

-¿Cómo se llamaban estos gatos grandes? Creo que era algo como Tabasqui

Le susurro a su prima, que para el era la mas lista del mundo.

Cuando comenzó a hablar hizo una leve reverencia.

-Oh, no diría tanto como héroes, me considero aventurero como mucho.

Dijo mostrando una gran sonrisa confiada que borro inmediatamente cuando acabo de analizar la frase.

-¿Nuestro hogar?¿Se hunde? No me importa el tesoro, me importa evitar que se hunda.

Dijo seriamente mientras movía su cola molesto.

A mí que me dijera aquello del "castillo de popa" me dejó más o menos igual, pero por suerte, pude ver hacia donde señalaban sus manos y asentí, como si lo hubiera entendido perfectamente. 

- Los marineros siempre hablan en su idioma... - Por mucho que este hombre fuera de mi especie. 

La capitana era una mujer felino, que cuando sonreía dejaba ver demasiados dientes para cosa buena. Y ya cuando dijo lo de héroes, a mí se me quedó cara de circunstancia, como siempre. Menos mal que Dudel salía del paso fácilmente y yo asentí cuando respondió a eso de los héroes. 

- Tú quieres un tesoro y nosotros que la isla no se hunda. ¿Qué tipo de colaboración deseas? 

Me parecía que estaba bastante claro que íbamos a tener que negociar con aquella mujer peluda, aunque me perturbó la pregunta de que si las mujeres de este tipo ronronearían también o escupirían bolas de pelo. 

Orégano no era tonto, o eso pensaba él. Le dio un codazo a su primo y carraspeó:

- Aún así, lo del tesoro está bien. Podemos matar dos pájaros de un tiro. Si dividimos el tesoro entre cinco tu te puedes quedar una parte y nosotros el resto. 

La mujer se llevó una mano al tabique nasal y se froto suavemente.

-Quizás estabais ocupados luchando por sobrevivir y eso pero por si no os fijasteis para cuando logramos salir de allí la isla estaba casi por completa sumergida... me temo que no hay nada que podamos hacer para evitar eso-dijo tratando de tener tacto-Pero creo que se quien os ha hecho esto y pensé que querríais saberlo y de paso sacar algún dinero de toda esta desgracia-explicó la tabaxi. Se quedó callada unos segundos mientras los observaba, sorprendida- ¿No sois un poco jóvenes? Os vi luchar desde el barco y pensaba que erais un grupo de aventureros.

- ¿Qué entiendes por joven? - replicó Orégano - No tengo tanto pelo como tú, pero no ando escaso - dijo. Y a punto estuvo de hacer un gesto obsceno, pero se abstuvo,... estaban negociando. - Tengo 28 años. He vivido lo suficiente como para pegarme en más de una taberna.