Partida Rol por web

Tras acabar con su enemigo, Orégano nadó a toda velocidad hacia el jefe. Si conseguía molestarle lo suficiente, sus compañeros tendrían más posibilidades de sobrevivir. 

A Dudel le frustraba la tenacidad de mente de aquel maldito hombre Tiburón, totalmente dispuesto a ignorarle. Mucho mas que el sahuagin que tenia al lado pinchándole con el maldito tridente.

Suspiro, no quería recurrir a aquello por que podía dañar a su prima, pero tenia que quitársela a aquel ser de la boca de la manera que fuese.

-Albahaca, lo siento, juro que te curare luego.

Dijo dispuesto a sacar su tambor y golpearlo para crear una onda sonora que dañase a todos los de su alrededor. Tomo aire y lo pensó mejor, si en lugar de dañarla la mataba no había curas que valieran después.

Así que esta vez y sintiéndolo mucho decidió atacar al hombre pez que le estaba pinchando con el tridente, después de todo, si lo mataban a el no habrían curas que valieran después de aquello.

Sacando su estoque lanzo un rápido ataque a la criatura, tan rápido que no llego a golpear a la criatura ni por asomo, al final, su lengua era mucho mas afilada que su espada...

Gluglugluglu

El mediano avanzó entre las ruinas de su antiguo pueblo hasta alcanzar a la lider de las criaturas que se escondía entre ellas. Al verlo acercarse trató de morderlo y atacarlo con su arma pero el mediano consiguió esquivar los ataques de Shelachai. Mientras tanto el resto del grupo resistía como podía el ataques de los sahuagines y las aberraciones acuaticas que les atacaban. Dudel se llevó varias heridas por el torso y los brazos, a punto de ser empalado por la lanza de hueso que llevaba el Sahuagin. Y Albahaca... bueno, se las ingeniaba para resultar lo suficientemente incómoda de masticar como para que el hombre-tiburón no se la hubiera zampado ya.

Dudel se encontraba bastante malherido, aquella situación se estaba poniendo muy peliaguda, y ante la desesperación decidió usar una de sus conjuros mas poderosos, después de todo si eso seguía así no viviría para ver otro día.

Escucho la melodía oculta del agua y la tierra, el ligero e imperceptible patrón que se tejía con la telaraña de la realidad, las burbujas que flotaban alrededor de las criaturas, la música era su mayor arma, y en ocasiones algo tan inofensivo como un simple juego de silbidos entonando la melodía perfecta con el tempo totalmente sincronizado, y añadiendo un poco de magia, era capaz de rasgar el tejido de la realidad y modificarlo de tal manera de que algo que no debía estar ahí, de repente apareciera, como una nube de dagas giratorias capaces de despedazar a su enemigo, que es lo que apareció sobre el sahuagin que le estaba haciendo la vida imposible con su lanza.

Había conseguido que la conjuradora dejara a un lado la magia y se enzarzara con él en un combate cuerpo a cuerpo. Ahí es dónde podía tener una posibilidad. 

Tras esquivar la espada del líder sahuagin, Orégano lanzó una contraestocada directa al corazón de la criatura. Aunque no fue tan preciso como le hubiera gustado, a punto estuvo de acertar en su objetivo. El daño fue suficiente para que un reguero de sangre manchara los alrededores. 

Inmediatamente, Orégano hizo una pirueta en el agua y atacó de nuevo buscando las costillas, si es que aquellos bichos tenían de eso. Pero la sangre manada le ocultó parte de la visión y el ataque falló y tan sólo movió el agua. 

Glugluglu.... glú.... te lo dije... glú

Ni siquiera estaba cerca de mis compañeros para estar demasiado segura de cómo estaba la cosa. Lo de estar bajo el agua no era, ni de lejos, como estar fuera de ella e incluso la visión era complicada. Además, que bastante tenía con estar centrada en la criatura que tenía delante. 

- ¡Sois insistentes!

 Prácticamente gruñí mientras trataba de deshacerme de él a base de espadazos, claro que por lo que parecía, iba a ser más fácil que me salieran branquias a conseguir darle.

El agua comenzó a girar como un torbellino alrededor de Dudel haciendo cortes en el sahuagin que tenía delante. Lyeneru conseguía mantener a raya al que le atacaba a ella pese a que luchar bajo el agua no era su elemento, pero se defendía bien. Albahaca había resultado no ser tan comestible y la abominación la había dejado flotando en una nube de sangre dándole por muerta mientras se giraba hacia el dracónido atraído por la sangre. Tres pendientes luchaba contra la otra abominación atravesando como podía su piel con el estoque y el cuchillo y nadando a su alrededor para evitar sus dientes. 

Varios tiburones del arrecife, oliendo la sangre provocada por el combate, se habían sentido atraídos hacia allí y ahora buscaban una presa a la que devorar. Varias sombras surgieron de entre la oscuridad del mar, casi media docena de tiburones que daban vueltas alrededor de los aventureros y los hombres pez, cerrando cada vez más el círculo. Y de pronto...

Una honda surcó el océano, como una fuerte corriente de agua que hizo que todos, tiburones y humanoides, saliesen despedidos hacia atrás unos metros. El pulso había salido del cetro, la vara de retribución, que ahora caía lentamente hacia las algas del fondo marino. El ojo amarillento y siniestro de la vara giraba hacia todos lados mientras, unos metros por encima la chamán de los sahuagin, Shelachai, miraba incrédula a Orégano. El ataque que había estado a punto de partir en dos al mediano había sido repelido y antes de que pudiera evitarlo Orégano había atravesado su corazón con el estoque. Los tiburones, al sentir aquel pulso siniestro de Uk'otoa dieron media vuelta por donde habían venido y los hombres pez al ver a su líder caer salieron en retirada...

Sentí aquella corriente y vi cómo las criaturas huían pero realmente, no tenía ni idea de lo que había pasado, era lo que tenía haber estado intentando pinchar a aquella criatura verde todo el rato. Aquello era más difícil que cazar renacuajos cuando casi no llegas con las manos a la charca. 

Claro que lo primero que hice fue buscar a mis compañeros y vi que Albahaca estaba flotando, así que sin pensármelo dos veces y sin hacer caso a nada fui hacia donde estaba y usé uno de mis conjuros. No la curaría casi nada, pero al menos, estaría consciente y sobre todo, viva. 

- Vamos chica... Esto no ha sido nada... - Dije como si quisiera que en el lugar que estuviera me escuchara. 

Así, me dispuse a intentar ayudar a nuestra compañera, o prima, como diría Dudel. 

Glugluglu.... ¿Hemos ganado? ¿Donde está el Cetro? - Albahaca aún hablaba en sueños en las manos de Lyen - Vaya, que dedos más largos tienes ¿Estais todos bien? - Albahaca sintió sobre ella el peso del agua y con un fuerte dolor de cabeza se dejó tender de nuevo sobre el lecho marino mientras miraba a su alrededor arqueándose en aquella extraña e ingrávida situación.

-¡La vara!-dijo Tres pendientes a Oregano mientras nadaba hacia él ahora que el combate había acabado y estaban sanando sus heridas- ¡Coge la vara!

A su alrededor los enemigos huían, perdiéndose en la oscuridad del mar. Estaban a salvo, habían ganado pero no podían quedarse allí mucho más tiempo. Los tiburones volverían...

Dudel vio como Oregano había atravesado con su estoque a la líder de los sahuagin, haciendo que el resto huyesen en desbandada en el instante en el que empezaban a verse superados.

-Oh, genial primo, los bardos contaran grandes historias sobre tu hazaña, me ocupare de que hablen de el héroe que vengo palma flora, ahora, pilla esa vara y larguémonos de aquí, tanta agua me esta empezando a agobiar.

Mientras tanto, entono una dulce melodía que calmo sus dolores, al ver que su prima Lye había curado a Albahaca con unos poderes curativos que desconocía que tenia decidió usar el poder que le quedaba sobre el mismo, que tampoco es que estuviese para bailar sardanas en aquel momento. fuera lo que fuese una sardana, sonaba a sardina, así que igual se bailaba con un pez.

Por suerte Orégano no tenía problema para nadar. Esperó que no le afectara demasiado y nadó a toda velocidad para agarrar la vara. Tenían que salir de allí cuanto antes. Su nueva capitana ya le estaba dando órdenes. Y no le importaba en absoluto. Había demostrado que era un magnífico pirata. 

Tres pendientes no cabía en sí de alegría cuando vio que Orégano cogía la vara y entonces se dirigió hacia Albahaca para ayudarla.

-Será mejor que volvamos al barco y nos larguemos de aquí-les dijo al resto. No parecía mala idea, ya que algunas sombras oscuras, los tiburones, se movían a lo lejos por el fondo marino y no tardarían en regresar para devorar los restos de los que allí habían muerto. 

Bajo ellos, las ruinas de la isla de Flora, quedaban sumergidas para siempre como las ruinas de ciudades antiguas y mitológicas que se decían habían quedado hundidas para siempre en el fondo marino. Un recordatorio para los habitantes de Palma Flora de que hay que respetar el medio ambiente y no cazar por diversión o puede que vengan unos sahuagines con el poder de un dios marino y maten a todos tus vecinos en una agradable y soleada tarde.