Partida Rol por web

Amanecía al segundo día de viaje. Habían pasado una jornada apacible, el tiempo parecía tranquilo aunque el viento a medida que se acercaban a Palma Flora había comenzado a provocar un fuerte oleaje que zarandeaba a los aventureros por el barco de lado a lado. Nada que debiera preocupar a un grupo de expertos marineros, pero lo suficiente para hacer que se mareasen los menos acostumbrados al agua. Tres pendientes había logrado evitar los encuentros con cualquier otro navío que habían divisado en el trayecto y ahora por fin parecía que se acercaban a su objetivo.

La enana dio el aviso desde el timón.

-¡Abismo de Plumas de Tiburón! ¡Hemos llegado!-gritó mientras enderezaba la enorme rueda.

La tripulación se movió rápidamente hacia el lado de estribor para mirar a través de las olas, mientras la primera luz del amanecer se arrastraba sobre el horizonte. A lo largo de la costa distante se podía distinguir la sección continental de Palma Flora. Estaba intacta pero parecía desierta, seguramente porque sus residentes habían huido hacia el interior por si hubiese otro ataque de sahuagin. Para consternación de los 4 aventureros del islote de Flora no había rastro alguno tal y como les había advertido la capitana del barco. Las aguas alrededor del barco eran turbias, marcadas solamente por unos pocos trozos de madera flotando perezosamente en la superficie.

Orégano se asomó por la borda y a punto estuvo de caerse. La impresión de un paisaje diferente, de no ver la isla donde había estado su casa y donde había pasado gran parte de su vida. Todo se juntó en su cabeza y sólo pudo admirar con pena y admiración semejante hazaña. 

Me asomé a mirar el panorama y desde luego, aquella visión de calma tras la tormenta era simplemente descorazonadora. Sólo esperaba que los nuestros hubieran podido ponerse a salvo y pudiéramos encontrarlos después de todo aquello. 

- Es increíble como se puede ir todo a la mierda en un día... - Dije casi gruñendo por lo bajo. 

Luego levanté la vista y miré hacia mis compañeros, pues sus caras eran también todas un poema en aquel momento. 

- Supongo que tendremos que ir poniéndonos en marcha ¿no? 

Sí, era mejor no pensar en nada que no fuera la misión, así las cosas dolían menos y daban menos quebraderos de cabeza. Estaba claro que cada cosa era mejor a su debido tiempo. 

Dudel bostezo mientras salía del camarote, no había podido casi descansar, aun recordaba los tiburones y aquellos malditos peces tramposos y tan solo había podido hacer un par de siestas a lo largo del día.

Al igual que sus primos, la cara de él fue un cuadro cuando vio lo que antiguamente era su hogar.

-Esos bastardos… pienso vengar mi hogar…

Dijo enfadado mientras su cola golpeaban las tablas del barco. Miro a su prima y afirmo.

-Supongo que no queda otra.

Dijo al final mientras echaba de nuevo un vistazo a lo que había sido el hogar que lo vio romper el cascaron.

Albahaca había pasado varios días indisupuesta. Vomitando en cubos, mareada, con diarrea.... ¡NARANJAS Y LIMONES! Le decía Sonja, la cocinera del Cazaolas.... que se meta sus naranjas en sus.... BaaaarF

La estada en tierra le pudo recuperar bastante y la segunda travesía se hizo algo más ligera, Tres Pendientes, viendo la salud de la "hobbit" había tomado una ruta más calmada para sus tripulantes. Aún así, madrugar no estaba en el itinerario, y oír al resto salir de sus camarotes le provocó una nueva ola de náuseas. Asco.... de mar...

Se arrastró la última desde el camarote a cubierta y con un zarandeo suave de cubierta alcanzó la batayola junto a Dudel con los ojos legañosos y entrecerrados - Pues yo no veo nada.... agua, agua por todas partes .... ah sí, ¿aquello es PalmaFlora? ¿El continente? ¿Hemos llegado? 

Todos parecían dispuestos a beber la poción y lanzarse al agua cuando Dudel advirtió algo por el rabillo del ojo. Del lado de babor estaban subiendo al barco un grupo de Sahuagins tratando de atraparlos por sorpresa. Rápidamente dio la alarma y algunos de los marineros empezaron a levantarse para unirse a la lucha. Pero aquello no era todo. Junto a los Sahuagines había dos abominaciones de aspecto terrorifico mitad humanos mitad tiburón cuyos dientes parecían mas peligrosos que las serradas espadas de los hombres pez.

Dudel al ver a aquellos malditos hombres pez, le vino a la memoria las malas experiencias con ellos, y los tramposos que eran.

-¡¡¡NOS ATACAN!!!

Grito mientras cogía su tambor con la cola.

-Estos malditos bichos, no se pueden esperar ni a que lleguemos hasta donde están, tienen que estar dando por culo desde primera hora de la mañana, y yo sin haber ni desayunado.

Molesto por aquella interrupción de los acontecimientos hilo la magia con su mano, buscando el tempo del universo, tenía que concentrarse, el rumor de las olas, la brisa marina, el casco siendo destrozado por las zarpas de aquellas criaturas (no todos los sonidos que le rodeaban eran bonitos) y cuando lo sintió, golpeo su tambor con fuerza, creando una onda sónica capaz de arrastrar a aquellas malditas criaturas de nuevo al mar.

Dudel lanzó una onda atronadora que lanzó a uno de los sahuagines y a una de los hombres tiburón que iban a atacar a Albahaca por la borda. Pero el ataque era devastardor. Tres Pendientes y la enana luchaban contra los hombres pez mientras el resto de la tripulación se unía al combate, sin embargo, claramente estaban siendo sobrepasados. El ataque fue rápido y para cuiando los primeros rayos del sol alcanzaron la cubierta del Cazaolas ya había sangre en ella. Las criaturas marinas eran despiadadas y no se detendrían. 

- ¿En serio? - dijo Orégano esquivando un ataque por aquí, otro por allí. - ¿A por mí vais a venir? ¡Qué ya soy un pirata, cabrones! - esquivó un nuevo ataque, y otro, y... - ¡AHHH! ¡Me caënlamare! ¡Me las vas a pagar rana babosil!

El rapier de Orégano salió disparado hacia adelante, rajando a una criatura. Después, hizo un movimiento lateral, pisando con fuerza una de las maderas de la cubierta del barco y haciendo que un enemigo se resbalara con la sangre de su compañero. Después lanzó otra estocada, clavando la punta de su arma en la zona del cuello de su enemigo. 

Dudel sintió como aquellos asquerosos peces se le echaban encima

-Ya estamos, ya queréis probar de nuevo mi carne, pues no os dejare.

Unas pequeñas llamas salieron por los orificios nasales de Dudel, dando a entender lo que venia ahora.

-SERE YO QUIEN OS COCINE Y OS COMA

Grito mientras lanzaba una gran llamarada de fuego desde su boca.

Aquellas criaturas nos pillaron por sorpresa. Estaba claro que ninguno nos esperábamos que al llegar allí nos fueran a atacar, pero allí estábamos, recibiendo unos buenos golpes nada más asomarnos de nuevo a nuestro hogar. 

- Este sitio se ha convertido en un maldito infierno. - Murmuré mientras preparaba y soltaba la primera flecha. 

Claramente la primera iría a aquella criaturas medio tiburones que sobresalían por encima del resto. Daban un miedo que te cagabas y desde luego, si podía evitar tenerlas cerca, mejor. 

Momentos después estaba recibiendo de nuevo heridas por todas partes y estaba viendo que no podría hacer mucho más que atacar otra vez si no me curaba un poco así que aproveché un momento para alejarme de los enemigos que tenía más cerca y lanzar un conjuro de curación. 

Albahaca no se encontraba bien, y para cuando reaccionó solo escuchó el atronador sonido que la envolvió para ver un par de chapuzones en el agua  - ¡Gracias Dudel! - Albahaca se apartó del combate. Pensó en sus conjuros, pero no tenía demasiados que pudieran ayudarles contra aquella oleada de atacantes, vió como Orégano se enzarzaba con el bravucón más grande que había y como Dudel provocaba una oleada de aroma a sardina frita por cubierta del barco. Lyen lanzaba sus conjuros susurrándole a sus flechas que volaron de forma segura por encima de las cabezas de los medianos y se sintió algo frustrada, también necesitaba volverse más fuerte

Se concentro en el tipo más fuerte, en la herida que Orégano le había hecho. Agitando su campana - Yibiri yibiri yibiri - Buscó que aquella herida empezara a descomponerse a la mayor velocidad posible. 

Habían logrado matar a uno de los sahuagines y combatían contra las criaturas marinas con bravura. Un par de tripulantes habían salido a cubierta y, aunque sorprendidos, habían entrado en combate para ayudar a Tres pendientes y la timonel que estaban siendo sobrepasadas. Sin embargo, los hombres tiburón pegaban duro y los sahuagines no se quedaban atrás.

Se lanzaron contra los aventureros con mucha rabia y violencia. Oregano y Dudel, que estaban en primera fila sufrieron en sus carnes los mordiscos de los hombres tiburón. Luego los hombres pez intentaron rematarlos. El dracónido pese a todo, antes de caer al suelo por sus heridas, tuvo palabras hirientes para todos ellos. Tanto es así que por efecto de la magia uno de los sahuagines que iba a atravesarlo en el suelo murió. Y quizás por eso salvó las escamas.

Oregano no tuvo dificultad en evitar los tajos que le lanzaban. Por desgracia Lyeneru no logró apartarse a tiempo de uno de ellos. Dos más continuaban la persecución de Albahaca pero Boerth, el marinero que había estado jugando a las cartas se interpuso entre ella y los dos sahuagines que la acosaban. Recibió un corte en el brazo por parte de uno de ellos no obstante aprovecho aquello para sujetar a la criatura y clavarle su sable.

Orégano seguía moviéndose de un lado a otro mientras gritaba enfurecido. - ¡Ah! ¡A ver, cabeza de herradura! - lanzó un ataque - ¿Por qué no te muerdes la cola? ¿Te gusta la sopa de aleta? A mis primos le encantan. Recuerdo un día, cuando estaba la abuela Ignacia, que hizo una sopa de aleta de tiburón que se te saltaban las lágrimas. Al final todos tuvimos una indigestión, pero es que el tiburón estaba en mal estado. 

El guerrero sacó fuerzas de donde nadie podía esperar, y lanzó un segundo ataque directo al corazón del tiburón. 

No es que estuviéramos como para pensar mucho las cosas en aquel momento, así que a pesar del golpe que recibí y que me hizo apretar los dientes con fuerza, mi siguiente gesto fue prácticamente el mismo que había hecho unos momentos antes, volver a coger una flecha y lanzarla, aunque en esta ocasión, apunté hacia el que me había atacado y que veía que estaba con ganas de derramar aún más de mi sangre. 

- ¡Malditos cabrones!

Sí, en aquel momento ya no estaba yo como para muchas fiestas y eso que había que reconocerles que sabían cómo hacer una emboscada en condiciones. De todas maneras, estaba claro que no iba a ser nuestra intención morirnos sin pelear. 

Albahaca sostuvo su báculo por la mitad, como si fuera una espada doble, preparada para interpeler todos los ataques que pudieran dirigirse contra Dudel o ella en aquel momento de heroísmo que tan solo una valiente e inteligente mediana podía llevar a cabo. Las palabras de su hechizo protector ya se repetían como susurros en sus labios en caso de que dos o más hombres pez pretendieran girarse contra ella cuando escurriéndose tan rápido como pudo llegó hasta su primo con escamas y vertió el contenido de su vial curativo por aquella boca sin labios, sin duda era el más feo de toda la isla.

Dudel se levantó una vez más, ya se estaba acostumbrando a aquel estado constante entre la vida y la muerte.

-Gracias prima.

Le dijo con una sonrisa mientras endurecía su rostro.

Furioso consigo mismo, pero más con aquellos hombres tiburón susurro unas palabras, unas palabras apenas imperceptibles, pero que llevaban hilada una magia poderosa, unas palabras, que se habia prohibido decir a no ser que fuese una emergencia, y aquel era el caso.

-Iä! Iä! Cthulhu fhtagn!

Dijo dirigiéndose a aquel maldito hombre tiburón.

Después, solo sería cuestión de ver que era más poderosa, su magia o la mente de aquella criatura.

Lyeneru atravesó la garganta de uno de los sahuagines, que cayó al agua muerto. Orégano mientras seguía luchando contra los hombres tiburón aunque estos parecían resistirse a morir. O eso parecía. Dudel, recuperando la consciencia gracias a la poción que le había dado Albahca logró ponerse en pie y hechizar a una de las dos abominaciones. Ante la atónita mirada del mediano la criatura se giró y le arrancó la mitad de la cabeza de tiburón a la otra. 

Los sahuagines mientras tanto seguían atacando aunque desconcertados por lo que acababa de ocurrir solo uno de ellos logró herir levemente al mediano mientras le caía un chorro de sangre por encima, de los tiburones.

Dudel se concentró en mantener el control mental de aquel hombre tiburón.

Quizás él no era un gran luchador, pero si le tocaban lo suficiente las narices estaban dispuesto a usar todos los trucos que tuviera en su bolsillo, incluso recurrir a cosas tan bajas como el control mental.

“Decapita al resto de sahuagines, son tus enemigos, quieren violar a tu ganado y matar a tu mujer solo para confundirte.”

Le dijo mentalmente a aquella criatura

Albahaca dio una fuerte palmada a Dudel, de ser más fuerte tal vez hubiera desconcentrado al brujo gaitero, pero el más fuerte de los golpes de Albahaca no representaba para Dudel mayor impacto que el golpe de la más fuerte de las moscas. Así que Albahaca buscó entre los saguajines a su siguiente objetivo, quedaban aún multitud de ellos pero se concentró en el que atacaba a Dudel, y concentrándose en el tridente de uno de los que ya habían caído alzándolo con suavidad por encima de la cubierta, con el segundo y tercer dedo de su mano extendidos como toda una jedi lo lanzó con toda la fuerza contra el saguajin, en su trayectoria, monstruos y aliados se apartaban contra el peligroso artilugio que volaba sin control.