Partida Rol por web

El último en entrar fue Abermale. El doctor salió a recibirle con mucha seriedad. Abermale, en principio, le miró con desconfianza pero, tras un rato de charla intrascendente, en la que Bermann se puso a su altura con notable soltura, fue persuadido de acompañarle, no sin antes ser sobornado con la promesa de un helado de fresa tras pasar el trago de la visita.

La sala permaneció en silencio mientras esperaban el diagnóstico del doctor. No se escuchaba más que la voz del psiquiatra, muy de vez en cuando. Al cuarto de hora, Bermann se asomó, y llamó en voz alta a una tal señorita Malene, pidiendo papel y lápices de colores. Salió de una puerta lateral, una señora en bata de enfermera, con su cofia y todo, y unas gafas de culo de botella que afeaban su, por otro lado, bastante bonita cara. Traía lo que le pedían. El doctor volvió a desaparecer en su despacho.

Pasó el rato. La señorita Marlene, a media mañana ya, os ofreció algo de almorzar: te y unas pastas saladas. Al igual que el mobiliario, los cubiertos estaban limpios, pero eran desiguales. También los platitos.

Por último, salió Abermale, bastante animado, charlando por los codos con el doctor sobre algo relacionado con un osito de peluche. Bermann os invitó a pasar, dejando al meteorólogo al cuidado de la señorita Marlene.

Señores, dijo tras invitaros a sentarse, supongo que no les sorprenderá que les diga que Abermale necesita internamiento inmediato. Aquí prestamos una atención fuera de lo común a nuestros pacientes: estará bien. Abermale sufre una regresión a la que ha llegado tras encontrarse con la crisis que ustedes ya conocen, unido todo ello a la falta de cuidados tras el trauma. Creo que hubo algún episodio posterior, del que no me han hablado ¿cierto? No me extraña, no les deja en muy buen lugar, debieron haber cuidado mejor a su compañero. Se refería, sin duda, a la noche en que los matones emborracharon a vuestro meteorólogo, provocando esa crisis de la que ya no fue capaz de salir. No. No hace falta que digan nada. Lo que sucedió, sucedió. Hace una pausa, mientras busca algunos papeles. Nuestra institución se mantiene mediante donaciones públicas y privadas. De no contar con fondos para mantener a su compañero, podría quedarse de forma gratuíta. Sin embargo, espero de ustedes que hagan un esfuerzo económico para sostenerle. Caso de poder pagarlo, el internamiento costaría... hace unos cálculos de cambio de moneda... unos 150 dólares mensuales. El periodo mínimo que aconsejo es de seis meses, prorrogable, si el enfermo no responde al tratamiento. Entre esa cantidad y nada, espero que encuentren una que se ajuste a su presupuesto. Aceptaría un compromiso de pago, porque estoy seguro de que puedo fiarme de su palabra. Deben, además, facilitarnos todos sus datos vitales, ya que debemos ponernos en contacto con su familia o amigos y, seguramente, hacer frente a un traslado, para que pueda estar en un entorno más próximo. ¿Están ustedes de acuerdo? ¿Tienen alguna pregunta?

A Chester y a Dominique les entregó un sobre a cada uno, cerrado, supuestamente conteniendo sus respectivos diagnósticos por escrito.

Ha sido un placer, sir Anthony, dijo Arekipa, levantándose y ofreciéndote su mano. Te acompañó a la salida de la oficina. Créame que el saber no ocupa lugar, haría muy bien en aprender algo de contabilidad. Estoy completamente seguro de que le vendría bien saber qué hacen sus administradores con su capital.

Y bien cierto era, tu administrador era de tu confianza... hasta que pudiste comprobar por ti mismo cuán sencillo era, con algo de sensatez y sentido del orden, amañar una partida de gastos no pequeña, como la de aquella noche fatal en el prostíbulo. Además, ocultar tus propios movimientos contables bajo inocentes actividades sería de suma utilidad para esquivar a los espías de tu abuelo, el viejo que ahora te tenía entre la espada y la pared. ¿En realidad te arrepentías de haber sido arrastrado a esta aventura? Eso era otra cosa, pero seguro que te habría gustado más haberte metido en el ajo por tu propia voluntad, no como una especie de ejercicio de madurez impuesto por tu rígida familia.

Pensando en ello, llegaste en taxi al aeropuerto de Las Playas, en cuyo hangar estaban trabajando Halperin, DeWitt, Miles y Larry. Los Sorensen hacían inventario, una vez más, del equipo de supervivencia, repasando las ropas que ibais a llevar en la siguiente parada.

Pronto ya no se estará tan bien. Cuanto más al sur vayamos, más frío hará. Debemos comenzar otra vez con los cursillos de supervivencia, decía Gunnar, mientras su hermano, sin molestarse en decir esta boca es mía, como de costumbre, cosía un roto en las costuras de uno de los calcetines de seda del ingeniero aeronáutico, que había resultado ser un tipo bastante desordenado con sus cosas. Otras prendas estaban esparcidas en orden por todo el suelo del hangar donde no había herramientas y manchas de grasa.

Los demás no habían llegado, e iba siendo la hora de comer. Calculando que la salida debería ser esta misma noche, según las órdenes de Dominique, aprovechaste este impass antes del condumio de medio día para ir a las oficinas del aeropuerto, y para poner un cable a Bahía Blanca, donde se suponía que estaríais mañana por la mañana. Al otro lado del hilo, a pesar de tu desconocimiento de los procedimientos, alguien pareció apiadarse de ti pues conocía vuestro viaje y todo quedó arreglado. Os esperaban entre las ocho y las diez de la mañana.

Ciento cincuenta dólares por seis meses, eso serían... 900 dólares del ala, calculó Chester con cara de sorpresa, terror y asombro. No tenía ni idea de si disponían de esta cantidad, pero estaba bastante convencido de que no. Pero no era él quien debía solucionar aquello, sino Sutton, quien precisamente no se encontraba con ellos.

Por mi parte no hay más preguntas, Doctor, y si usted cree que esto es lo mejor para Abernale, no vamos a discutirlo; le daremos todos los datos que necesite que necesite, faltaría más. En cualquier caso, querría darle personalmente las gracias por hacerse responsable del pobre hombre y en cuanto al dinero, le prometo que haremos todo lo que podamos. Nuestro contable, el encargado de llevar las gestiones económicas de la expedición, no está aquí ahora mismo, pero le aseguramos que haremos todo lo posible y necesario para satisfacer sus estipendios. De nuevo, gracias por su ayuda y hasta la próxima.

Chester se levantó, dispuesto a volver hacia la ciudad tan pronto como fuera posible. Apenas pudo despedirse del pobre meteorólogo; verle en ese estado le afectaba más de lo que querría admitir. Y pensar que podría ser yo quien hubiera terminado así...

Los datos completos de Abernale probablemente estarían en el barco, con el resto de la expedición, por lo que tendrían que mandárselos por correo o mediante consulta telefónica, pero aquello no sería un problema. El pago, bueno... Sutton vería.

¿Vamos, Dominique?

Tras solucionar el asunto de las cuentas así como todo el papeléo del día para que su próxima parada fuese como la seda, Sutton estaba mentalmente agotado, pero anímicamente euforico. Algo que se notó claramente a su llegada, cuando saludó efusivamente al resto del equipo con una sonrisa que podía llegar a considerarse hasta autosuficiente y todo.

La verdad es que darse cuenta de que probablemente no podrían permitirse el ingreso de Abernale, era una genial noticia para él, que le quitaba un tremendo peso de encima, y ahora, sin esa preocupación extra se sentía francamente liberado.

   - Buenas caballeros.- Saludó a todos los presentes en el hangar.- Veo que Dominique y el resto aun no han vuelto... ¿Saben que hay de comer? me encuentro famélico.- Prosiguió hablando con tal rapidez que casi se pisaba las palabras a si mismo.

Casi como para dar mas peso a su última afirmación colocó su mano encima de la barriga sin perder en ningún momento su encantadora sonrisa.

Menudo dineral, no se como tendremos las finanzas pero seguro que para esto no tenemos ni de lejos. Ademas ya me estoy imaginando los comentarios de Anthony. Si ya estaba en contra del internamiento, el factor economico no ayudara...

Por supuesto Chester, un segundo...

Bien doctor, Sus condiciones me parecen justas. debemos regresar para conseguir los datos que necesita y gestionar el pago que nos solicita con la central de Nueva york. Estaremos aqui mañana por la mañana y asi nos podra hacer una visita por las instalaciones y contarnos cual seran sus pasos a seguir en la recuperacion de nuestro amigo Abernale, no hace falta que sea demasiado tecnico, conque sean ideas generales creo que bastaran.

Por el momento ya noto que nuestro amigo parece estar en sintonia con la enfermera, si nos hiciera el favor, me gustaria dejar ya en sus manos el cuidado de nuestro amigo.

Bueno amigos, ahora que estamos de regreso quisiera comentarles que anoche Anthony me hizo saber su disconformidad con dejar en un psiquiatrico a Abernale, me comento lo terribles que pueden llegar a ser sus metodos y el trato que recibira. Tambien hizo incapie en que no permitiria que lo abandonemos aqui, hasta me dijo que se encargaria de el personalmente si fuera necesario.

Por mi parte le dije que es preferible dejarlo en un lugar como este antes que poner en peligro la vida de mas miembros de la expedicion intentando cuidar de alguien que no tiene sentido del peligro o de la responsabilidad, que aqui tendria una oportunidad seria de curarse y que antes de decidir dejarlo mirariamos con cuidado el entorno.

EL doctor al pedirnos los datos adicionales me ha permitido la oportunidad de regresar mañana con Anthony para que se convenza del bienestar de Abernale, tambien estoy dando un dia de internamiento para ver el trato que recibe nuestro amigo y si no es satisfactorio nos lo llevamos de aqui.

Por otro lado y a titulo personal me ha preguntado cosas de la expedicion y de mi vida privada que no tienen relacion con lo que vi o lo que me sucede, hay algo que no me gusta y no se porque, ademas este hospital esta como si lo hubieran puesto en funcionamiento a toda prisa, plantas muy nuevas con otras abandonadas, edificios en ruina con otros al lado en uso. Barrotes toscos y cercados improvisados, no me termina de convencer.

Me gustaria saber sus opiniones con todo esto y que viniesen mañana a la visita conmigo.

Charlene escuchó con atención a Dominique. A mi me ha preguntado también cosas de la expedición, pero nada personal. Le he hecho un resumen de la historia desde que nos conocimos en Nueva York, de los problemas que ha habido, de lo que pasó con Abermale. También de incidente en aquel garito, me temo. Creo que el doctor quería investigar el asunto con el que trataba simplemente por que no sabía nada. Para saber qué terreno pisaba.

Supongo que a vosotros os ha hecho preguntas personales porque tenía que hacer un diagnóstico ¿no? Por cierto, ¿cómo ha resultado? ¿Estáis bien? Casi parecía temer, mirándoos, que ibais a salir con alguna crisis parecida a la de Abermale cuando menos se esperara. Las cosas que habíais venido contando de la visita a las ruinas de Tiwanaku no le habían tranquilizado en absoluto.

Imagino que las instalaciones no están tan bien como deberían porque el edificio acoge a personas que no pueden pagar su estancia, tal y como nos ha dicho.

Piensas que si hay gato encerrado, como parece pensar Dominique, a tí te lo han ocultado muy bien. Sin información adicional, piensas que el doctor cree que puede ayudar a Abermale, y que es honrado. Otra cosa es que lo intente mediante descargas eléctricas, desde luego; esas historias terribles que se cuentan de los manicomios...

Hombre, ha llegado Su Excelencia. Alcánzame la llave trece-catorce, haz el favor, Sutton, dijo Miles. No fue sino hasta que pasaste diez minutos revolviendo en la caja de las herramientas sin encontrar la llave dichosa que todos comenzaron a sonreir y te diste cuenta de que había broma en el ambiente.

Larry, apiadándose de ti, dijo:

L... la llave tre... trece ca... catorce no... no... existe, je, je, je. Pu puedes coger la doce tre... trece o la cator... ce quince. Sonreía Parecía que a tu costa se estaba restableciendo el buen ambiente, y que Longfellow, un tipo sencillo, se divertía extraordinariamente viéndote revolver en la caja de herramientas.

Bueno, encargado de los caudales. ¿Tenemos pasta o no? ¿Y cuándo podremos salir? Ya me quiero sacudir el polvo del lugar. Inquieto como nadie, Halperin estaba subido en un ala, donde avisaba a DeWitt cuándo y cómo se movían los alerones, al accionar él los mandos adecuados. Se notaba cierta retranca en el título que te había asignado.

Nils, sin decir palabra, señaló la pequeña oficina, donde había una bandeja con bocadillos recién llegados.

Chester mira extrañado a Dominique; ¿quizás estar al cargo de la expedición le está volviendo, más que precavido, un poco paranoico? Sin duda la responsabilidad que le habían "enchufado" sin pedirlo era mucha, y hasta aquel momento Dominique parecía haberlo llevado mejor de lo que cualquiera podría esperar (o al menos, mejor de lo que Chester esperaba), pero el estrés y la presión quizás empezaban a hacer mella en su carácter.

O quizás es que, simplemente, estaba excesivamente preocupado por Abernale, lo que sin duda hablaba a su favor.

Dominique, estoy con Charlene: a mí no me ha parecido que el doctor haya preguntado más que lo mínimo necesario para hacerse una idea de la situación del paciente. Tampoco creo que haya tratado de averiguar nada secreto acerca de la expedición, ni... bueno, que creo que te estás dejando llevar, compañero, que empiezas a ver enemigos incluso entre los que intentan echarnos una mano (aunque pidan dinero a cambio).

Podría ser que haya juzgado mal a nuestro doctor, pero a mí me da la impresión de ser un hombre en el que se puede confiar, y creo que tengo buen ojo para juzgar el alma humana.

En cuanto a Sutton... debería entender que aquí el líder de la expedición eres tú, y que en general las cosas se deciden entre todos, y que si la mayoría cree que llevarse a Abernale a la Antártida es un error y es mejor dejarle aquí, pues se le deja. A veces estos arranques nobiliarios suyos estilo "yo sé lo que más os conviene, patanes" me ponen de los nervios, la verdad.

Rezongando y maldiciendo su torpeza natural, así como su denodada ignorancia al respecto de materias técnicas, Sutton tardó en sendos minutos en darse cuenta de que en realidad era objeto de una broma por parte de sus compañeros. Cosa, que las sonrisas bobaliconas que estos mostraban en sus rostros no hacían mas que confirmar.

   - Ja ja, muy graciosos chicos, en serio.- Comentó aceptando la chanza con elegancia.- No os sorprendáis cuando mi terrible "venganza" caiga sobre vosotros.- Sentenció con tono burlón.

Moviéndose hasta la pequeña oficina, se hizo con uno de los apetecibles bocadillos, comenzando a dar buena cuenta del mismo sin piedad alguna, mientras respondía a la pregunta de Douglas.

   - Pero bueno, me alegra comunicarles que aunque nuestros caudales no sean extraordinariamente pudientes, con un poco de austeridad por nuestra parte, tenemos suficiente como para poder llegar a nuestro destino sin contratiempos monetarios.- Expuso sin perder el buen animo.- He sido instruido ademas en el fino arte de las finanzas, así que al menos no se darán mas problemas a la hora de saber con cuanto dinero contamos en nuestras arcas.-

Por el momento, se guardó la información de que no tendrían suficiente dinero como para internar a Abermale, pues consideraba que aquel era un tema que tendrían que tratar cuando todo el grupo estuviera reunido al completo.

Estoy preocupado, las noticias del doctor no fueron lo que esperaba y estoy con el animo por los suelos.

Gracias por vuestro apoyo, aunque tambien hay mas cosas, y señalo el sobre que llevo entre las manos, que debo compartir con el resto del grupo. Cuando lleguemos al hangar nos reuniremos todos para decidir lo mejor.

El resto del viaje lo paso mirando por la ventanilla ensimismado contemplando el paisaje y el cielo, tan pacifico y tan terrible a la vez.

Al ver a Dominique con el sobre en la mano, Chester se acuerda del segundo sobre que el doctor le ha dado. En uno están las fotografías, pero... ¿qué hay en el otro?

Pensando que quizás haya algo importante o interesante, Chester abre el sobre que el doctor le ha entregado.

En ese momento llegaron los demás. Venían sin Abermale. Habían escuchado cómo Miles pedía a Sutton que le alcanzara la llave 13-14, clásica broma con que se choteaba uno de los novatos. El buen humor contrastaba con la tensión vivida horas antes. Ahora renació, aunque más auténtica, ya que el vacío era patente. Todo el mundo recordaba a aquel hombre tranquilo y cumplidor, que no se despegaba del telescopio del avión, que tomaba pulcras y ordenadas notas de todas las lecturas de las diversas ondas electromagnéticas, de los rayos cósmicos, de la humedad, la presión, la temperatura. ¿Qué había visto? ¿Qué, que fuera distinto a lo que vieron aquellos sometidos a una crisis parecida?

Chester había visto dragones, Dominique extraños bulbos gelatinosos. Las fotografías habían mostrado algo muy similar a los exoesqueletos de los erizos de mar. ¿Cómo funcionaba la biología a determinados niveles de antiguedad o evolución? ¿De qué tipo de materia estaban hechos esos fenómenos, seres, lo que fueran, que no toda había sido registrada por las cámaras? ¿O las radiaciones habían afectado a los negativos de alguna forma desconocida? ¿Había visto el meteorólogo algo objetivo, o acaso había despertado pensamientos escondidos que nada tenían que ver con el fenómeno?

Había que tomar la decisión de llevarse o dejar a Abermale, aunque el psicólogo había insinuado que su autoridad para con gentes no responsables de si mismas era mayor que la que otros médicos pudieran tener, y pudiera estar, discretamente, tomando cartas en el asunto.

El asunto del dinero se puso sobre la mesa rápidamente: según las notas ya ordenadas del contable profesional, la expedición, una vez restados gastos futuros, presupuestados con un supuesto margen de error, contaba con un excedente de 500 dólares más o menos.

El doctor Bermann había dejado claro que su institución podía hacerse cargo del paciente gratis, si hacía falta, pero dejaba al honor y a la conciencia de sus compañeros el hacerse cargo de los verdaderos gastos, en beneficio de sus otros pacientes menos favorecidos por la fortuna: 900 dólares por un primer periodo de internamiento de seis meses, posiblemente prorrogable. Estaba dispuesto a aceptar cualquier pago entre esa cantidad o nada, y se fiaba de vuestra palabra si decíais poder llegar en el futuro a una cantidad superior a la que pudierais dejar en efectivo hoy mismo.

Había que decidir ya. Sutton tenía ya dispuesto con el aeropuerto de Bahía Blanca que saldríais esta misma noche y que llegaríais ahí entre las 8:00 y las 10:00 horas del día siguiente.

El equipo de reparaciones tenía casi a punto el avión estropeado, y tendrían hechas las revisiones rutinarias del otro en pocas horas. Cabía, incluso, que los que fueran a permanecer en vela pudieran echarse unas horas antes de salir.

La gente se reunió en torno a los bocadillos. Algunos sentados en las sillas de tijera, otros de pie.

Los animos vuelven a estar en orden, espero que sigan asi despues de lo que les voy a contar.

Reuno a los integrantes del grupo en torno a la mesa de los bocadillos para exponerles como ha transcurrido la tarde...

Buenas noches queridos amigos, quisiera exponer los siguientes puntos que, por su especial naturaleza, tenemos que hablar y llegar a un acuerdo entre todos.

El primero y mas importante es que el señor Abernale necesita cuidados Psicologicos durante al menos seis meses, es por eso que ya no no se encuentra con nosotros. Esta ha sido la decision mas dura que he tenido que hacer hasta el momento, pero sopesando pros y contras creo que es lo mejor para el. Algunos de ustedes no estan de acuerdo con esta resolucion, el señor Sutton, aqui presente, opina que un hospital de esta indole es poco mas o menos una sala de tortura donde los doctores se dedican a la experimentacion con pacientes indefensos, por otro lado ¿Gunnar? Sorensen es de la opinion de que en ninguna expedicion se abandona a nadie ocurra lo que ocurra, yo soy partidario tambien de esta opinion.

Mañana tenemos que dar los datos personales de Abernale y he concertado una visita por las instalaciones del hospital para todo aquel que necesite formarse una opinion sobre los metodos y las instalaciones, estaran a nuestra disposicion y resolveran cualquier duda que se nos plantee. En caso de no tenerlo claro cogemos a Abernale y continuamos camino.

Los honorarios del hospital son 150$ al mes, propongo que sean pagados por los responsables de la expedicion y tengo la certeza de que desde Nueva York no pondran ninguna pega. 

Veo que los aviones estaran en breve en condiciones para partir de nuevo y que los asuntos economicos estan al dia y con numeros positivos, lo cual nos permitira hacernos con algun arma mas, dejando un remanente para imprevistos, buen trabajo amigos.

El otro tema que quiero exponer es personal, despues de haber sido examinado por el Doctor Bermann, este ha concluido que no hay farmaco que mitigue mis temblores, me recomienda, y cito textualmente.

" ...En una sola visita solamente puedo decirle a usted que está enfermo. Su enfermedad, un trauma sufrido en esos momentos de tensión, no se puede tratar con un mero fármaco. Usted no sufre de manera aguda su dolencia, ni, espero, será peligrosa para usted o para los que le rodean, no al menos de forma directa, aunque hay ciertos síntomas de paranoia que debe vigilar muy atentamente. Su sintomatología, a primera vista, es un temblor que usted mismo no puede controlar. Eso, le advierto muy seriamente, le incapacita para pilotar, ya que en ese cometido si que pone en peligro su vida y la de sus pasajeros. Le desaconsejo muy fervientemente portar armas de fuego, y le aconsejo un tratamiento ambulatorio con un profesional que sea de su entera confianza. En modo alguno le internaría a usted, pero si que le conminaría a ponerse en manos de un especialista de manera continuada durante, al menos, un año. El doctor Hirsch que, he sabido, viaja por mar al Antártida con su misma expedición, sería un ejemplo de psiquiatra altamente recomendable. Lo que no creo que sea recomendable es que siga usted viaje. Entiendo que en el entorno en el que se moverá su propio cuerpo puede traicionarle..."

Ante tales afirmaciones es por lo que pongo en sus manos las decisiones con respecto al liderazgo y la continuacion como miembro de este grupo, al suponer un peligro para ustedes y no poder realizar la tarea para la que se me contrato. Aqui dejo el informe donde sin duda dira mas cosas.

Para no hacerles mas dificil estas deliberaciones les dejare solos, asi podran tratar el tema mas relajadamente.

Tras lo cual cojo un bocadillo y un refresco y me dirijo fuera del Hangar hacia el bar del aeropuerto, caminando sin animos y con la cabeza baja.