Partida Rol por web

Más allá de las montañas de la locura

Capítulo 2: Todo se Complica

Cargando editor
31/01/2014, 23:28
Guardián de los Arcanos

El plan para el resto del día es terminar los arreglos de última hora antes de la partida. Moore ha ordenado a todo el mundo ya por la mañana que se suban los efectos personales al Gabrielle cuanto antes. A partir de ahora ya no se dormirá en el hotel Amherst, y se espera que el día siguiente por la tarde, el día 9 de septiembre a eso de las 16:00, el barco zarpe hacia el Sur cruzando el Canal de Panamá, haciendo escala en Melbourne y llegando a la Antártida lo antes posible.

Notas de juego

Tenéis desde ahora, que serán las 9:00 horas del día 8 hasta las 15:00 horas del día 9 para hacer lo que consideréis oportuno, teniendo en cuenta que dedicáis por lo menos tres horas a hacer el equipaje.

Cargando editor
02/02/2014, 20:14
Dr. Arthur Hirsch
Sólo para el director

Notas de juego

Pues yo quiero aumentar el número de compuestos psicotrópicos que llevamos. Especialemente después de ver que no había efectos externos de su consumo en Sutton, algo que me ha turbado. El resto del tiempo lo dedico a continuar con las entrevistas y acabas con mi equipaje normal. 

Cargando editor
02/02/2014, 21:05
Guardián de los Arcanos

Notas de juego

Uups. Se me había olvidado narrar ese pequeño detalle. Le quité importancia, en principio, porque sacaste tu tirada de medicina, lo que descarta cualquier cosa espectacular, pero está claro que ha aguantado mejor que los demás.

Aun así, y dada la carga psicológica que está adquiriendo el viaje, y a pesar de que sois dos doctores psiquiatras y que, por tanto, tenéis suministros adicionales a los previstos (el oficial y el tuyo propio), anoto tus intenciones y las doy por buenas

Cargando editor
03/02/2014, 10:20
Lord Anthony Montagu-Sutton III

Danforth... ese era el piloto, ¿no? - comenta Sutton mientras regresan del funeral. - Está claro que en aquella expedición sufrieron lo que pocos hombres han debido experimentar...

Aunque esos cuadros que comentaba el hermano Douglas seguro que serían interesantes en manos de Hirsch para saber qué pasó por la mente de esos hombres.

En fin. - se encogió de hombros. - Al menos hemos acabado con la estibación y mañana partiremos por fin.

Cargando editor
03/02/2014, 18:15
Guardián de los Arcanos

Hacer las maletas para un largo y peliagudo viaje no es cosa baladí. Hay que repasar una y otra vez lo que se lleva. Y meditarlo bien. Ni se pueden incluir demasiados libros ni se puede uno dejar llevar por un impulso y llevar alguno que no se crea que no se va a disfrutar, ya que el espacio es precioso.

Cada uno reflejó su personalidad en el contenido de su maleta. Mientras algunos como Pierce Albermale hacían acopio de pequeñas delicadezas culinarias, otros, como el señor Orgelfinger, su ayudante, llenaban su maletín con novelitas baratas del Oeste. De los equipajes de otros podía deducirse, por el peso y por su profesión, que llevaban armamento o municiones extras, o por el cuidado, material delicado, de cristal, como lentes, o conteniendo productos químicos.

La recepción del Amherst era un pandemonium, pero para la ocasión habían cortado la calle y contratado una camioneta. Todos los baúles personales (todos con la misma capacidad y aspecto, y con las siglas y el símbolo de la expedición grabados a fuego en la madera, además del nombre del propietario) fueron cargados en ella. Cuando partió, salieron los coches con el personal, entre una salva de aplausos, flash de cámaras y algún silbido del típico graciosillo.

El barco todavía tenía las compuertas de las bodegas abiertas, por lo que aun en la cubierta principal no se podía transitar con comodidad. Todos, con su baúl al hombro, luchaban por encontrar su camarote. Los pasillos parecían estrechos, más estrechos de lo que podíais haber imaginado, ya que pronto y por bastantes días sería vuestro espacio vital. Las cabinas parecían ridículamente pequeñas. A las mujeres las pusieron juntas en los camarotes que deberían haber ocupado Starkweather y Moore. Los marinos trabajaban a buen ritmo... mañana salía el barco. El sol se estaba poniendo, y teñía la escena de colores cálidos, a pesar de que hacía fresco y el viento traía rociones de agua al que estuviera expuesto al lado del mar.

Ya depositados los bultos, y esperando a que diera la hora de la cena, apoyados en la barandilla, veíais cómo se cargaban los últimos bidones de combustible: la noche prometía ser ruidosa, ya que todavía quedaban bastantes. Más allá, en la zona pública, pudisteis ver otra comitiva de coches cargados de equipo. Llevaban los colores de la expedición Lexington. Al pasar por delante de vuestro barco (y a pesar de la distancia) saludaron con entusiasmo y algo de retranca. Vuestra gente dio cumplida respuesta con saludos, aplausos y algún dedo corazón levantado bien alto. Más allá estaba su barco, el Talahasee que parecía también haber adelantado la partida: prometía ser un viaje de infarto desde el principio, una carrera a lo grande por conquistar... ¿qué? Ya se vería.

FIN DEL CAPÍTULO 2