Partida Rol por web

Más allá de las montañas de la locura

Capítulo 4: viaje por mar.

Cargando editor
17/05/2014, 11:00
Rudolf Kleiver

Los últimos sucesos en el barco habían mantenido al alemán un poco más al margen, retraído y aunque como de todos era sabido, no lo reconocería, atemorizado. Las miradas de algunos miembros de la tripulación y algún suceso desagradable en la cocina de barco provocaron que Kleiver estuviese un poco más al margen de las investigaciones por un bien mayor. Al principio el pasaje se había olvidado de Jonás gracias a la inteligente maniobra de las flores urdida por O'Connel y Peabody, pero con el paso de las horas los ojos volvieron a centrarse en el topógrafo. Las exploraciones con Pooster no habían ido mucho mejor. El psicólogo tenía un carácter bastante seco, similar al del alemán, y éste le había dejado hacer su trabajo sin más, procurando estorbar lo menos posible.

Por estas razones, unidas a un flaqueo en su fuerza de voluntad para evitar fumar, Rudolf había estado menos activo que de costumbre. Comenzaba a considerar que era poco valioso y a veces miraba con envidia las tranquilas partidas de bridge o la calma de algunos habitantes de aquella cáscara de nuez escocesa, en cierta medida ajenos a conspiraciones, ácidos sulfúricos y problemas. 

Cuando el chirrido interrumpió a William Moore, el topógrafo se llevó una mano a su oído más sensible, el izquierdo. El derecho amortiguaba el ruido debido a una vieja explosión demasiado cercana años atrás en Alaska. Medio sordo temporalmente vio echar a correr a O'Connel y a Menez, mientras todo se volvía un poco confuso a su alrededor. Su pipa se deslizó al suelo y Rudolf perdió el control. Quizá debería haber salido a ver qué sucedía, ayudar a las mujeres como buen caballero centroeuropeo, pero se quedó bloqueado unos instantes. Lo único que podía decir era meine pfeife, meine pfeife (mi pipa, mi pipa) mientras rebuscaba por el piso de la enfermería.

— 

- Tiradas (1)
Cargando editor
18/05/2014, 23:50
Alexander Peabody

Un chirriante estallido pareció explosionar de repente en algún lugar entre la proa y el interior del cerebro de Alex; más terrible por lo repentino, apenas pudo tratar de fijar la mirada en algún punto para tratar de aferrarse, sin éxito, a algo o a alguien. Lo cierto es que solo acertó, gracias a su excelente forma física, a caer casi erguido sobre una rodilla.

En su desorientación tuvo la imagen de O´Connel primero y Menez después saliendo al exterior - Motores..., parados. Avería... - farfulló inconexamente. Sintió a la vez pena y asco de si mismo, a la vez que una pulsión protectora que le obligó a tirar con fuerza de lo primero que encontró para ponerse en pie. El brazo izquierdo de Kleiver, que en ese momento buscaba desesperado algo incomprensible por el suelo, apareció misericordiosamente a su alcance, y se aferró a él hasta conseguir izarse de nuevo, más o menos estable.

Ignorando a su compañero, que parecía tener un nuevo motivo de queja, y apoyándose como pudo aquí y allá, consiguió llegar a la puerta que daba acceso a las barandillas, donde ya se oían disparos.

- Tiradas (1)
Cargando editor
19/05/2014, 16:48
Timoty Pooster

Maldita sea!!!. os dije que hay cosas contra las que hay que estar preparados, cosas que no existeno no pueden ser reales pero.. estan ahi y son muy reales!! preparad las armas y los arpones, esa maldita cosa no se va a bajar por las buenas! preparaos! No hay mas salida que echarlo de la borda!

 

Tim busca en su zurron para encontrar su pistola, observando si alguien ha podido encontra esa vision demasiado para su cordura.

- Tiradas (1)
Cargando editor
19/05/2014, 17:04
Guardián de los Arcanos

Notas de juego

Confirmame que mi cordura es de 28, por favor. Me parece excesivamente baja, la gente las pasa con 61 que es lo que he sacado yo. Si es correcto, abre el post.

Ten en cuenta que sales de haber tenido encuentros con una especie de masa de protoplasma, con un ceratosaurio y unos cuantos seres rarunos medio plantas con forma de barril, más allá de un portal al Cretácico Superior... casi na. Y no contento con eso, has estado estudiando la manera de hacer un hechizo que reabriera el portal al pasado para rescatar a los que ahí quedaron.

Añade a eso una infancia con un episodio bastante onírico y medio chungo y otro episodio en el que tratasteis con un loco que se dedicaba a resucitar a todo lo que se le pusiera por delante... en fin.

Pero dado que tu cordura inicial era 25 (podx5) y ahora tienes más, 28, creo que aun así, tu psique ha salido bien parada del trauma XDDDDDD

PD: hay personajes muy interesantes entre los expedicionarios que puedes llevar si a Alex le da el patatús, tranquilo. Comenzando por el pobre Orgelfinger, por ejemplo.

Cargando editor
20/05/2014, 14:34
Alexander Peabody
Sólo para el director

Notas de juego

No, si no me quejo, la Llamada es asín. Solo que me parecio raro, porque por ejemplo Pooster tiene COR 82 y ha pasado por lo mismo, me imagino que tendrá mas POD.

Cargando editor
20/05/2014, 18:18
Guardián de los Arcanos

Notas de juego

Efectivamente, Pooster comenzó con 75. Eso significa que no solamente recuperó, como tú (y recuerda su potra con los dados, tiene un 82, casi su máximo). Además, dado que tenía más percentiles para pasar las tiradas, perdió menos al principio.

Por eso tu pj tiene tanto mérito. Es estupendo. Lo sentiré mucho si le pasa algo :S

Cargando editor
20/05/2014, 18:21
Guardián de los Arcanos

O'Connel, compensando con las caderas el movimiento del barco, encañonó al ser con su escopeta... Menez, repitiendo lo que, sin duda, eran arcanas palabras para ahuyentar a los demonios, muy diligente, se dirigió a la escalerilla que unía la cubierta de botes con la principal, para así acceder al camarote que compartía con la exploradora, y así poder buscar el equipaje, donde guardaba el fusil, más acorde con la distancia a la que iba a tener que disparar.

Kleiver buscaba su pipa, en un absurdo intento por enfocar la urgencia de la situación en algún objeto familiar y reconocible. Peabody, tras intentar agarrarse al alemán, buscando seguridad, caminó tembloroso hacia la barandilla, y así tener mejor punto de apoyo para sus debilitadas rodillas. Hirsch le sostuvo, mientras buscaba con la mirada algún arma con la que enfrentar la situación, respirando disciplinadamente, para calmar los latidos de su corazón.

Pooster, por último, mientras gritaba aquello de "os lo advertí", buscaba su zurrón, lo abría, y trasteaba en él, en busca de su arma.

El inmenso Océano Pacífico mecía blandamente el metálico barco. La cóncava nave que transportaba enseres y almas abandonado a su seno, con las hélices paradas.

O'Connel, justo con el dedo en el disparador del arma, fue la primera en darse cuenta. Apenas alcanzó a elevar el cañón del arma, para evitar que nadie saliera herido. ¡Pum! Resonó el disparo lanzado al cielo, creando ecos por simpatía en las chapas remachadas del Gabrielle y en los cristales de sus ojos de buey.

¿Qué ha sido eso? Se escuchó arriba, en la cubierta de mando. ¡Alto el fuego! Gritaron abajo varias voces.

¡Estaba limpiando el arma, tranquilos! ¡No ha pasado nada! Peabody había alzado la voz, todavía latiendo su pobre corazón a todo trapo. Acababa de ver, como O'Connel, que lo que subía por la proa no era sino un hombre disfrazado con mallas verdes, unos guantes de latex con uñas postizas pegadas a los dedos, una buena cantidad de algas y una careta. Subían otros más tras él. Un poco inseguros tras el incidente, mirando hacia la superestructura, no fuera a escaparse otro disparo.

Si, si, limpiando el arma, dijo una voz. Manda huevos, respondieron por ahí. ¡Silencio de proa a popa! Gritó Turlow desde el puente.

Los disfraces estaban muy bien conseguidos. Quién sabe, tal vez por causa de la brillante iluminación a que los tenían sometidos los focos del barco habían salvado el pellejo. Todos ellos (cuatro, en total) formaron filas, dos a cada lado, y tocaron unas trompetillas, tras atar una escala y dejarla caer por la borda, para permitir el paso al quinto personaje.

La sirena del barco sonó tres veces.

De las profundidades del mar (o eso parecía, al menos) surgió un personaje con idénticos atributos anatómicos a los que le precedieran. Llevaba un vistoso traje de flecos y un montón de cintas y hojas doradas y plateadas sobre el látex verde de algas. Su cabello era una larga peluca verde, recogida en una trenza alquitranada de vetusto aspecto. La escolta presentó las trompetillas a su paso como si fueran armas, para luego escoltarle hasta el primer marinero que pudo encontrar. Llevaba una carpeta bajo el brazo.

¡Saludos, iniciado, pido permiso para subir a bordo en nombre de Sus Majestades!

Vaya, pero si es Davy Jones, respondió el marinero. ¡Bienvenido a bordo, señor!

Gracias. ¿Dónde puedo encontrar a tu capitán?

Allá a lo lejos, señor. Respondió el marino, señalando el puente. Le espera con impaciencia.

Escoltado por sus esbirros, el embajador de Sus Majestades avanzó por la cubierta apartando a todos los que encontraba a su camino, solo para darse casi de bruces con Menez que, aguerrida, salía de la zona de los camarotes para ingresar en la escalerilla que la llevara a la cubierta de botes, llevando un fusil en las manos.

¡Aparta, señora, abre paso al mensajero del Rey!

Menez fue apartada sin contemplaciones (haciéndose ya cargo de la situación, visto el panorama de cerca) mientras la comitiva real subía al puente. Todos en la cubierta de bote disimularon como mejor pudieron. El embajador y la compañía se llegaron a la cubierta de mando, desde donde mantuvieron una conversación con el capitán a voz en grito, para que todo el barco pudiera escuchar:

Saludos, Davy Jones, comenzó Vrendenburgh muy pomposo.

Felicidades, capitán, replicó inclinándose con ceremonia, hace ya la tira de años desde la última vez que nos vimos.

Si, fue a bordo del SS Selandia.

Traigo citaciones para usted de parte de Su Majestad Neptunus Rex.

Con gusto las recibo.

Davy Jones sacó un documento de la carpeta que llevaba bajo el brazo y comenzó a leer: Ejém (impostaba la voz). Para el SS Gabrielle, presente en el Reino de Su Majestad, Neptunus Rex. Se Hace Saber: que tras llegar a nuestro conocimiento que contáis con varios novatos entre vuestros tripulantes, sin duda todos ellos culpables de innombrables ofensas contra nuestras leyes, Yo, Neptunus Rex, Ordeno que os preparéis para recibir a la Comitiva Real, que presidirá el juicio a los reos citados a continuación. Los novatos que deberán presentarse mañana a medio día son: John Driscoll, Avery Giles, Charlie Porter, Aramiker Menez, Alexander Peabody, Arthur Hirsch, Maggie O'Connel, Rudolf Kleiver, Timoty Pooster, Douglas Orgelfinger, Timoty Cartier, Maurice Cole, Alan Huston, Louis Laroche, Michael O'Doul, Sanley Rupert, Hugh O'toole y Adam Henning. ¡Un terrible destino espera a aquellos que traten de evitar ser juzgados por su majestad!

Entregó las citaciones al capitán, que respondió: por favor, confirme a Su Majestad que estas personas comparecerán ante Su Corte.

Gracias, señor. Su Majestad se alegrará de ver que a vuestro barco cruzar el Ecuador mañana a las 11:30, hora en que debéis recibirlo a bordo.

Por supuesto Davy Jones.

Espero con ansia que llegue el día de mañana, señor. Volveré a verlo cuando regrese con mi Real Señor Neptunus Rex. ¡Buenas noches, señor!

Se saludaron cortesmente, y el mensajero abandonó el puente para regresar a sitio por el que había llegado y desapareció. El capitán miró el contenido del dossier de Davy Jones, luego se lo entregó al señor Turlow. Entregue esto a los novatos. Es para ellos. Informe a la trupulación que habrá una asamblea general en la cubierta de proa mañana por la mañana.

Y fue entregando citaciones a todos los nombrados. A cada uno, la suya... ¿Y qué decir del aire zumbón con el que fueron recibidos los asustadizos durante el resto de la jornada? No eran los únicos que se habían asustado, por cierto, pero el grito de Pooster había sido de antología.

No había mas que tener un chipirón en la cena cogido del tenedor, mirarlo horrorizado y decir: oh, cielos, esto es real. Muy real. Vamos a tirarlo por la borda. Preparad el armamento. ¡Los arpones! Para que una risotada general se extendiera por las áreas adyacentes. Y todo así. Qué decir: un viaje termina siendo aburrido, y siempre se recurre a pequeñeces como estas para entretenerse. La Ceremonia del Paso del Ecuador era una de ellas. Terminó siendo proverbial repetir estentóreamente: PA-LA, PA-LA, PA-LA y cosas por el estilo cuando pasaba cerca la señorita Menez, quién sabe por qué. A los nombrados en la lista de novatos todo el mundo comenzó a llamarles "renacuajos".

Más serio habló Moore a O'Connel, en un aparte: Maggie, siento comunicarte que el capitán me ha pedido que entregues tus armas. No desea otro accidente como el de antes. Estarán en el armario de los fusiles hasta fin de viaje. Lo siento.

Las citaciones eran todas algo por el estilo:

 

- Tiradas (6)

Notas de juego

XDDD

Cargando editor
20/05/2014, 23:38
Maggie O'Connel

- Si he de entregar mis armas, me bajo en el próximo puerto. Y señor Moore, dígale al señor Starkweather y al Capitán y apúnteselo usted también, que la aquí presente pasa a no aceptar sus órdenes en nada que no sea relativo a la vida en el barco. A partir de este momento pueden considerar que renuncio a mi puesto en la expedición. Lo que acaban de hacer ha sido poner todos los boletos en el bombo para que se produjese un accidente mortal. Por si no lo recuerdan, hace pocos días que me abrasé viva mientras un compañero y varios marineros murieron por eso mismo, por si no lo recuerdan un saboteador sigue libre por este barco. Montar esta pantomima cuando estamos bajo una amenaza mortal ha sido la mayor estupidez que he visto en mi vida. Me parece infantil, caprichoso y estúpido. Claro que he podido volarle la cabeza a alguno de esos imbéciles, pero si hubiese llevado encima mi fusil en el puerto, ahora algunos hombres bajo su responsabilidad quizás seguirían vivos, porque habría podido acabar con el saboteador antes de que hubiese provocado el infierno que provocó. ¡Me cago en dios! ¡Que no hace ni una puta semana que sus hombres murieron abrasados joder! ¿Es que se han vuelto todos locos? 

» ¿Quiere mis armas? -O'Connell saco atropelladamente los cartuchos de la escopeta, que cayeron al suelo con un click-click metálico, después lanzó la escopeta con fuerza al pecho de Moore que se llevó un buen golpe al recibir la pesada arma- Ahí las tiene. Las quiero de vuelta en el próximo puerto, y me bajo allí, me vuelvo a Alaska. Y más les vale a los tres no volver a cruzarse en mi camino en toda su puta vida, porque igual les hago saber lo que se siente cuando a una la queman viva. ¡Son una puta tanda de tarados ostia! ¡Me cago en la puta virgen y maldito el momento en que decidí ponerme a las órdenes de semejantes subnormales!

O'Connell estaba fuera de si a esas alturas, sus manos libres ahora el peso del arma se movían solas y parecían estar como buscando un cuello que extrangular. Sin nada más que añadir caminó dio dos grandes zancadas hacia la puerta y se sacó de en medio a Moore de un empellón, para a continuación hacer lo mismo con Kliever que estaba también en su camino. Por un momento pensó en ir a su camarote pero nada había allí que calmase la inmensa ira que sentía en esos momentos, así que cambió de rumbo y se fue hacia los perros para tirarse en el suelo con la manada y dejar que los animales la lamiesen y le diesen pequeños mordiscos tratando de arrastrarla a sus juegos. 

Notas de juego

Lo siento cordura baja ya de inicio, la presión del saboteador al que no dan encontrado, el haber sido achicharrada viva apenas unos días atrás, ver un nuevo ataque y tampoco pasar la tirada de cordura... Demasiado p'al body. Mal momento para una inocentada.

Cargando editor
21/05/2014, 13:52
Alexander Peabody

Sin poder articular palabra, Peabody asiste a toda la parafernalia aferrado con tal fuerza a la barandilla que los nudillos se le volvieron blancos por completo. Solamente la soltó cuando la rigidez de su postura hizo que el dolor en los antebrazos, y sobre todo los hombros, comenzó a hacerse insoportable.

Se negó a hablar con nadie, con un gesto de la mano y un impreciso balanceo de la cabeza. Se encerró en su camarote, negándose a cenar, y hasta el día siguiente no se le volvió a ver por el barco.
 

Cargando editor
21/05/2014, 17:58
Aramiker Menez

Cuán diferentes podían ser los expedicionarios entre sí quedaba reflejado en las diferentes reacciones mostradas ante la humillación pública que suponía la inocentada. Enfado, ira, decepción, miedo, sorpresa…Menez por su parte mantuvo la calma y les siguió el juego. Era más sencillo así, te dejaban en paz antes. Se sorprendió cuando vio el magnífico disfraz de los invasores. Rió junto a  aquellos que se mofaban de ella por haber ido a por el rifle de Maggie que, además, había tratado de ocultar a su espalda una vez se había descubierto el pastel. Era cómico ver el extremo del rifle sobresaliendo por detrás de su cabeza.

Sonreía también ante las bromas que los la tripulación hacía con respecto a la exagerada reacción que habían tenido algunos, ella misma incluida. Su “PA-LA” se había convertido en el ruido de fondo allá por donde ella iba y, aprovechando la situación, no dejaba pasar la oportunidad para invitar a los divertidos tripulantes a su curso de dicción.

- Lo hacéis fatal, venid a curso y os enseño cómo hay que hacerlo. Se pronuncia “PLA”, cazurros.- Decía con una sonrisa y cargada de paciencia. Realmente pensaba que lo mejor para que aquello pasase rápido era saber reírse de uno mismo.

- La verdad es que no sé ni cómo encontré el camino al camarote, no seré tan  torpe, algo es algo, ¿no?- Decía dándose en la frente con la palma abierta y enseñando la invitación recibida que hacía referencia a no saber donde estaba babor o estribor. Todos sabían ya de su falta de orientación, no era nada nuevo y, de hecho, prefería que la gente siguiera pensando eso de ella. Que la vieran como una pobre mujer, desvalida y  totalmente fuera de lugar, era algo que le convenía y que sabría aprovechar cuando hiciera falta.

En cuanto tuvo un momento de calma estudió la lista de “renacuajos” que debían hacer la ceremonia. Algunos de ellos eran aún sospechosos de sabotaje y de otros, tenía curiosidad por ver cómo se desenvolverían en la desconocida situación que se les ponía por delante. Al menos iría Laroche también y podría divertirse un rato. ¿Irían finalmente Maggie y Peabody? Entendía, aunque no la compartía,  la reacción de la joven que casi había sido quemada viva. Ya se calmaría y vería las cosas de otra manera. No podían quedarse sin su inestimable ayuda. 

Se acercó a Turlow para que le informara acerca del ese tal Neptunos Rex y sobre lo que tendrían que hacer en aquella asamblea. Más valía ir preparados.

- Muy divertido todo esto.- Ahora sí marcó el tono sarcástico en lo que decía.- Ya puedes ir desembuchando sobre lo que vamos a tener que hacer en esa asamblea. No quiero que me acaben lanzando por la borda.

Cargando editor
21/05/2014, 22:33
(SS Gabrielle, 1º oficial) Paul Turlow

Ah, si, respondió Turlow ante las consultas de Menez. La ceremonia del cruce del ecuador es... bueno. Es una antigua tradición marinera. Lamento que se hayan llevado un susto como el que se han llevado. Entiendo que la situación era tensa, pero también deben entender que era necesaria.

Turlow y Menez estaban solos. Él había salido de su turno, y ahora se encontraban sentados en la cubierta de botes, mirando el mar nocturno.

Tranquilícense. La ceremonia consiste en un examen básico de marinería, que en su caso resultará jocoso. Probablemente alguna broma, que no será pesada, por la cuenta que les trae a los marinos. Tras el examen, todos ustedes serán "aprobados" y Su Majestad les concederá permiso para navegar por los siete mares. Esta es una rutina muy útil para el barco, ya que rompe la monotonía, eleva la moral y es, además, un buen argumento para luego endurecer la disciplina, si hace falta. Y me temo que en los próximos días, hará falta. Un barco en situación de emergencia puede ser un infierno, y todo lo que contribuya a prevenir problemas, es necesario: de no seguir la tradición, los marinos habrían estado muy molestos. Eso hay que evitarlo a toda costa.

Notas de juego

Lo siento, hoy no me da tiempo a más. De todas maneras, faltan algunos posteos.

Pongo por abierto, aunque estén solo Menez y Turlow, esperando que roleéis de acuerdo con eso.

Demasiado p'al body. Mal momento para una inocentada.

Sin problemas, siempre que sea roleo, nada más. Espero que no te haya sentado mal XDDD. Llámalo novatada, más que inocentada :P 

Cargando editor
22/05/2014, 12:24
Aramiker Menez

- Por mí parte estoy muy tranquila. Haré las delicias de aquellos que quieran cebarse con mi ignorancia.- Se dibujó una media sonrisa en su redondeado rostro, juguetona.- Haré que se lo pasen "pipa".- Dijo con cierto aire de resignación. Cuanto antes pasaran el mal trago antes acabaría todo aquello. Lo que realmente le preocupaba era Maggie.- Sr. Turlow, sabe que una cosa como esta, es una situación idónea para que nuestro esquivo Jonás haga de las suyas. La gente estará distraída, entretenida, divertida y bajarán la guardia. Creo que sería recomendable que, si no uno de nosotros, - Se refería al los más íntimos de Moore.-alguien de máxima confianza, permaneciera de guardia vigilante.

Notas de juego

Para la "fiesta" habrá que dejar a alguien de guardia no? Quizás pudiera ser Maggie que no creo que quiera asistir al baile :P

Cargando editor
22/05/2014, 19:45
Rudolf Kleiver

El alemán aún estaba estupefacto. Gracias a Dios había recuperado su pipa, que aún se encontraba en su bolsillo y no estaba por el suelo, pero tardó bastante en comprender lo que había sucedido. Rudolf no era un hombre demasiado dado a las bromas, salvo cuando las hacía él, y aquella pantomima que habían tratado de llevar a cabo en el SS Gabrielle no le había hecho mucha gracia. Asistió a la comprensible reacción de Frau O'Connel, desmesurda aunque comprensible, y las bromas de la tripulación posteriores ya no hicieron mella en él. Recordaba los tiempos con los muchachos en el ejército donde las novatadas eran comunes y estaba más que acostumbrado a manejar las miradas de soslayo, las risitas al pasar.

Menez parecía ser capaz de lo mismo, así que Kleiver no se preocupó mucho de Aramiker, pero sí que lo hizo de Maggie. Lo cierto es que aún con la distancia y sabiendo que era una mujer dura, capaz de todo, Rudolf la había conocido mucho antes y la veía con los ojos de un familiar; era consecuencia de residir en Alaska dónde todos eran forasteros y una sonrisa amigable o una simple palabra de apoyo significaban mucho. Por estas razones buscó a O'Connel por todo el barco.

Por su reacción sabía que no le había sido agradable pasar aquel momento de tensión en la cubierta del barco. Moore se había quedado con las escopeta y Rudolf no se sentía capaz de pedirle nada, después del incidente de los días pasados, así que lo que hizo fue sacar un viejo hueso de ballena inuk que llevaba consigo desde los tiempos de prospección en el norte de América. Estaba tallado con símbolos indígenas y esperaba que eso reconfortase un poco a la muchacha.

Tras deambular por cubierta, un poco perdido, la encontró en la sala de los perros. Tumbada y un poco melancólica, acompañada de los juguetones animales que sin embargo se pusieron a ladrar como descosidos ante la llegada del topógrafo. Impasible, se acercó a las jaulas, quitándose el collar que llevaba y desenganchando con lentitud el hueso tallado.

— Frau O'Connel ¿se encuentra bien? Nunca entenderé el gusto de los americanos por las cosas exageradas ¿no cree? ¿Ja? - procurando no acercarse demasiado a los perros, Rudolf enseñó el hueso a la muchacha, mientras se quitaba la pipa de la boca con la otra mano — Todo es más tranquilo cuando se está alejado de la civilización ¿no cree? ¿Recuerda los tiempos en Alaska, cuándo nos conocimos? ¡Mein Gott! Era usted una chiquilla casi y yo... bueno, yo ya había tenido cierto recorrido. Pero recuerdo estar con usted hablando del misterioso y sehr atrayente color de la nieve. Me contó usted que los esquimales sabían diferenciar los tonos azulados y tenían palabras para definir cada variación de nieve, como nosotros ponemos nombre a las calles.

Kleiver le lanzó el hueso a la chica, a través de los barrotes.

— ¡Cójalo! Es de la feria a la que fuimos todos. Aquella en la que vendían algodón de azúcar. Fue un buen cambio después de tanto pescado ahumado.- luego indicó las manos de la joven, acostumbrada igual que él a tener siempre algo cerca — A mi siempre me ha gustado tocar sus formas suaves, y redondeadas. Son reconfortantes. Sus círculos son como la vida, que es una espiral constante, que a veces nos hace andar en círculos y encontrarnos de nuevo en situaciones complicadas. Pero yo sé que usted es fuerte.

Esperaba que la chica entrase en razón. La trataba como si fuese una niña pequeña, pero Rudolf la veía así. Con calma siguió hablando.

Creo que hay que afrontar las situaciones con fuerza, meine frau, antes de que la espiral nos devore. ¿Por qué no se asea un poco y viene a darles por saco a esos que piensan que usted no sabe manejar la situación? Nos reiremos de ellos. ¿Le parece? - dijo, tendiendo una mano a Maggie, con actitud caballerosa.

Notas de juego

El colgante

(Guardián: edito la imagen, para que se vea a la primera ;))

Cargando editor
22/05/2014, 21:04
(Starkweather-Moore, líder) William Moore

Moore se vio proyectado contra la pared, ante el empujón de O'Connel, aunque sin consecuencias más graves que un cuadro torcido en la pared.

Miró fríamente cómo se marchaba y luego se volvió a Hirsch. Supongo que habla en caliente. Le sugiero que pruebe a intentar decirle que debe calmarse. Esta actitud es muy peligrosa.

Permaneció sentado, esperando a que volviera el doctor, que había ido tras la exploradora, pero volvió enseguida.

Ya está siendo atendida por quien es más indicado que yo: Kleiver. Son amigos de hace tiempo. Para estas cosas nada mejor.

Moore asintió. De todas maneras, prepararé su finiquito para que lo firme... mañana, cuando se haya calmado y esté segura de su decisión. Señores, han sido momentos de mucha tensión. Me voy a acostar. Les aconsejo que hagan lo mismo.

- Tiradas (2)
Cargando editor
22/05/2014, 21:15
Guardián de los Arcanos

Lucios Morelli y Wylie Loden fueron descartados esa misma noche por Menez y por Hirsch (o eso creían ellos), aunque el doctor no pudo contar con la ayuda de O'Connel. Por otra parte, Pooster, igualmente en solitario pero al día siguiente, junto con Kleiver, pudo entrevistar al carpintero, mientras instalaba una especie de escenario en la cubierta principal, entre el puente y la proa del barco.

Faltaba saber qué táctica emprenderían cuando se celebrara la ceremonia del cruce del Ecuador. En esos momentos le tocaba la guardia a O'Connel (justo a las 12 del medio día), así que, si ella prefería no acudir, al menos tenía una excusa.

Las guardias, por otro lado, hasta el momento no habían dado resultado. Eran aburridas y no muy seguras: las bodegas del barco, durante el tránsito, se movían mucho.

La noche fue lluviosa, pero de una temperatura envidiable. Los marineros hacían signos contra el mal de ojo, mirando al cielo: tenían miedo de que el tiempo arruinara su fiesta al día siguiente. Orgelfinger fue, hasta que Green puso cartas en el asunto, consultado hasta la saciedad para saber qué tiempo haría al día siguiente. El chico se movía por la cubierta, pálido y algo más delgado, pero parecía tranquilo, y hablaba con normalidad con todo el mundo, agradeciendo los buenos deseos, y preguntando a los jefes por Abermale (en un nido de cotorras como es un barco, es inevitable que terminara enterándose). No parecía acordarse de lo que ocurrió durante aquel huracán.

Día 21. Jueves. A punto de cruzar el Ecuador.

Por la mañana los psicólogos conjurados con Moore se entretuvieron con los expedicionarios: O'Doul fue cosiderado inocente enseguida. Tenía doblez, si, ero ni él mismo sabía que la tenía. Era un fanático: el típico hombre que más bien se engaña a si mismo que a los demás. Caso de hacer algo violento o ilegal, era persona de hacerlo con público. Eso del secreto (en opinión de Menez, al menos), no era lo suyo. Myers y Porter fueron mucho más complicados. Hombres inteligentes. La táctica adecuada, en este caso, fue el interrogatorio directo y silvestre. El ayudante hacía las preguntas, previamente preparadas. El observador atendía al lenguaje no verbal del interrogado. Otra aproximación probablemente hubiera costado un ojo morado a Hirsch, en el caso de Myers, o un bombardeo inmisericorde de sarcasmos hacia Pooster, en el caso de Porter, y el acabamiento de cualquier posibilidad de amistad con él, tras una barrera impenetrable de exquisita buena educación. El proceso en los dos casos, fue más lento (ya tenían notas de su comportamiento durante todo el viaje, ciertamente) pero pensaban no equivocarse con ellos. Eran capaces de sabotear cosas, y de más. Pero no en esta ocasión.

Entretanto, todo iba estando lista para la recepción de sus majestades Neptunus Rex y su esposa, la reina Anfitrite, más toda la cohorte acompañante. El estrado que el carpintero había hecho estaba engalanado con cintas de colores, banderas de los Estados Unidos e Inglaterra (por deferencia hacia Starkweather), y una alfombra roja que iba de la proa al centro del escenario, cruzando un pasillo en medio del público.. Había sillas para los renacuajos, o novatos, en el estrado de los acusados. Había bancos para el público de iniciados en los misterios del mar, estando separados los oficiales y prohombres de la marinería, claro. Había puestos para el fiscal y el abogado defensor... De la cocina llegaba un olorcillo: al parecer harían menú especial ese día.

Moore, esa mañana, no había hecho intento alguno de comunicarse con O'Connel.

- Tiradas (5)

Notas de juego

Necesito saber vuestros planes, si es que hacéis algo especial. Todos, excepto los que me digáis que no queréis estar, tenéis un sitio reservado con los acusados o renacuajos. 

Guardias: De 0:00 a 4:00 Peabody, de 4:00 a 8:00 Menez, de 8:00 a 12:00 Hirsch, de 12:00 a 16:00 O'Connel, de 16:00 a 20:00 Kleiver y por último, de 20:00 a 24:00 el señor Pooster

Lista de la tripulación:

Médico de a bordo: Ray Lansing

Jefe de ingenieros: Charles Drummond

Ayudante del jefe de ingenieros: Bert Pacquare

Ingenieros:

Willia Wheeler (pagos sin retrasos, sin multas, sin nada raro en su camarote, parece que últimamente está bastante nervioso, y ha escrito una larga carta que insiste en que se mande en cuanto se toque tierra, no ha querido poner un telegrama ni intentar una conferencia por radioteléfono, descartado por Hirsch)Marck Folsom, Clyde Abernathy

Operarios de la sala de máquinas: Tom Humphries, Bartholomew White,

Sidney Beakins (leves retrasos, sin multas, sin nada raro en su camarote, Descartado por Hirsch),

Philippe Brunel (peticiones de adelantos con cierta frecuencia, pagos con retraso, sin multas, sin nada raro en su camarote, tiene más dinero del habitual),

Samuele Girolamo (peticiones de adelantos con cierta frecuencia, pagos con retraso, un expediente por embriaguez, sin nada raro en su camarote, el otro día, estando de libranza, se emborrachó, y casi se pelea con otro hombre),

Michael Fitzpatrick (leves retrasos, sin multas, sin nada raro en su camarote), 

Albert Webb, Rechard Hartz, Carford Montaigne, Edgar Cawley,

Sanley Rupert (algunos expedientes disciplinarios: embriaguez, peleas... , pagos al día, mucha actividad en sindicatos, sin nada raro en su camarote), Gregory Stanislaw (envíos constantes de dinero y bastantes peticiones de adelantos), Lucios Morelli (sin retrasos en los pagos, sin multas, descartado por Menez), Wylie Loden (no está sindicado, no hay datos, sin expedientes ni multas, descartado por Hirsch), Hugh O'toole (leves retrasos, un expediente por deserción hace muchos años)

Técnico de radioRobert Macilvaine

Carpintero: Lysander Bertolli (un par de expedientes por embriaguez, una multa. Pocos adelantos, bastantes envíos de dinero y mucha correspondencia, mira con mucha insistencia a las damas, en especial a la señorita O'Connel, descartado por Pooster)

Contramaestre: Toger Blunt

Almacenero: Thomas Price

Furriel: Michael Oates, Darren Horst, Gregory Houlihan

Marineros de primera: Peter Stokeley, Abelard Almondale, Truman Cotter, Gordon Cooke, Nicolas Pellerin, Alexander Moseley, David Waters (se cree que planea desertar en cuanto se toque puerto, no le gusta nada la situación, descartado por Menez)Jude Pierce, Chipper Green

Jefe de cocina: Judas Whitney

Auxiliares de a bordo: Niles Abraham (cocina), Adam Henning (pinche) (dicen que un familiar suyo trabajó con Starkweather en el pasado) David Wylie (lavandería, descartado por Pooster)

Expedicionarios descartados:

Starkweather, Moore, Packard, Sutton, Pickwell, Field, Whitston, Abermale, Nils y Gunnar Sorensen, López, Halperin, DeWitt, Miles, Longfellow, Pulaski, Silke, Giles, O'Doul,  Myers, Porter. 

 

Cargando editor
23/05/2014, 11:10
Timoty Pooster

Notas de juego

el chipiron ira a la celebracion, para oir las mofas sobre su grito de alerta y para analizar una tradicion atabica y ver que la motivaron en el pasado, vamos, apra analizar el rito tribal antiguo. (y hacerse rana)

Cargando editor
23/05/2014, 11:31
Rudolf Kleiver

Notas de juego

Kleiver también acudirá, aunque preferiblemente con Maggie y siempre que ésta esté bien. Irá a hacerse el escéptico y murmurar palabras en alemán sobre lo absurdo que le parece el asunto.

Cargando editor
23/05/2014, 18:01
Maggie O'Connel

Maggie no irá, desde su punto de vista quitarle las armas es condenarla a volver a ser achicharrada si se encuentra al saboteador y está indefensa. Así que iré haciéndome nuevo PJ porque no sé como reconducir este :D

Cargando editor
23/05/2014, 18:29
Rudolf Kleiver

¿No sirvió de nada el discursito del alemán? ¿Nada de vena sensible? En cualquier caso, Kleiver puede guiñarte el ojo diciendo que puedes conseguir las armas de nuevo...

Cargando editor
23/05/2014, 19:45
Aramiker Menez

Notas de juego

Aramiker va. Si Maggie no va y quiere, puede estar atenta porque es una situación donde un saboteador puede escabullirse con facilidad y hacer de las suyas.