Partida Rol por web

Más allá de las montañas de la locura

Capítulo 5: hacia el hielo. En la Barrera de Ross.

Cargando editor
25/12/2014, 22:54
Timoty Pooster

Pooster en su labor de vigia de la salud mental y arcanista de los antiguos, decidio cerrar el porfolio y guardarlo bajo su brazo, sereno y tranquilo.

creo que es mejor que no vean estas fotos, pueden ser haluros de plata sin revelar o positivar en el film, asi como un fenomeno atmosferico.

en serio, creo que es mejor que no las vean, hay algo que puede conmover a un espirutu fragil o hacer daño en psiques no preparadas para ello. Sin duda puede ser la vision de un antiguo aunque bien podria mo serlo. Dejenme guardar esto y analizarlo unos minutos, sin intrusiones, por favor.

Cargando editor
26/12/2014, 19:54
Alexander Peabody

A pesar de haber redoblado todos sus esfuerzos para conciliar el sueño, Alex no podía evitar escuchar las preocupantes palabras sueltas que, de vez en cuando, amenazaban con extraer a su mente de aquel plácido estado de semivigilia en el que se encontraba. "Primigenios..., Antiguos, Dragones...".

Su agotada psique no soportaría ahora un relato sobre los horrores vividos por sus compañeros, y mucho menos la visión de fotografías que pudieran mostrar seres semejantes, ni cuerpos decapitados. Misericordiosamente, volvió a dormirse.

Cargando editor
26/12/2014, 20:34
Aramiker Menez

Tras descansar un rato, metida bajo las mantas haciendo vete tú a saber qué, con las gafas del Sr. Pooster entre sus brazos al igual que Abermale con su muñeco de trapo, Menez escuchaba atónita lo que contaban los Dementes. Ahora más que nunca les venía al pelo ese nombre. Sin embargo y muy a su pesar, lo que contaban coincidía con lo que le había pasado a Orgelfinger.

- Sirenas voladoras.- Dijo lanzando una mirada cargada de cariño y admiración hacia el joven Starkweather. El nombre que les había puesto era fantástico a su parecer. Renqueante y tambaleándose se puso de pie y se dirigió hacia Pooster que había cogido las fotos.- Yo quiero verlas.- Menez era una mujer menuda pero con carácter y muy fuerte psicológicamente. Había tenido que serlo en su accidentada vida. Se dirigió a Chester y a Pickwell para completar el resto del viaje que habían tenido en el Gabrielle desde Melbourne.

- Al parecer Abermale y Orgelfinger presenciaron los mismo en el mismo momento. Desde entonces el pobre chico no ha sido el mismo.- Aunque su estado no era tan deplorable como el del meterorólogo. Abermale...daba pena verlo. Seguramente los cuidados de Green y Hirsch habían tenido mucho que ver.- A nosotros también nos han sucedido cosas...cuanto menos extrañas. Antes de llegar nos topamos con el Waraloo, el barco que os dejó los suministros congelado en un bloque de hielo.  El espectáculo en su interior...era esperpéntico- Bajó la mirada al suelo. Aun temblaba rememorando lo vivido. La caldera había explotado y los cuerpos de la tripulación, o lo que quedaba de ellos, permanecían extendidos pro todas partes, algunos completamente desnudos.- Toda la tripulación estaba muerta y el capitán con evidentes signos de gangrena. Sin embargo no pudimos ni realizar la autopsia, sus cuerpos descansan ya en el fondo de las gélidas aguas.- Parecía que Menez se había recuperado, al menos en su estado de ánimo, en cuanto pudo tener las gafas de Pooster en su poder.-  En el diario de a bordo el capitán hablaba de una misteriosa piedra negra, de la que ya hemos tenido referencia en otras ocasiones.- En el funeral del capitán original de la expedición habían oído ya hablar sobre unas piedras de color negro que habían encontrado los de la expedición Dyer.- Recogimos pruebas de lo que parecía ser un extraño ser de múltiples y pequeñas patas, como las de una rata, y que exudaba ácido. Bueno sólo un calco de las huellas, poca cosa, pero no teníamos más. También descubrimos allí unas extrañas monedas desconocidas hasta ahora.- Ninguno de los arqueólogos las había reconocido y los análisis físicos habían revelado datos muy interesantes.- Aquí el Sr. Pooster dice que son balizas. Algo peligroso de lo que deberíamos deshacernos. Tambén creemos que podrían ser radioactivas, por los resultados encontrados. En ese momento sí que echamos en falta su ayuda Sr. Field.- Estaba claro que el resto del viaje Aramiker no había pensado en el fotógrafo para nada.- Con su ayuda podríamos determinar a ciencia cierta si eso es así.

Notas de juego

Yo quiero ver las fotos.

Jefe, podemos dar por entendido que nos contamos con detalle lo que ha pasado' Lo digo por si se pueden poner públicas para todos las pistas recabadas hasta ahora. Mi explicación me ha sonado fatal.

Cargando editor
26/12/2014, 21:01
Aramiker Menez
Sólo para el director

En cuanto pudo, Menez tomó las medidas de los cristales de las gafas de Pooster. Tener esa idea en la cabeza le ayudaba a soportar el quemazón de las heridas fruto de la congelación de la carne.

Cargando editor
27/12/2014, 18:25
Chester Field

Chester no podía creer lo que estaba oyendo. ¿Haluros de plata sin positivar? ¿Aquel hombre era idiota o qué? Y no era solo él, sino también Hirsch, diciéndole lo que debía o no debía hacer con sus fotografías. Parecía que en el barco se había establecido una especie de comandancia donde algunos daban las órdenes y otros las acataban.

Bueno, pues él solo aceptaba las órdenes de Dom, quien les había salvado la vida en varias ocasiones, y no iba a permitir que dos petimetres que no sabían lo que era el hielo antártico le dijeran lo que debía hacer con su material. Tan rápidamente como le fue posible, recuperó las fotografías de manos de quien fuera que las tuviera en aquel momento y trató de poner un poco de orden en aquel caos del que, sin querer, había sido culpable.

A ver; si los matasanos mentales estos creen que alguno de sus pacientes no debe ver las fotos, pues vale, se queda sin verlas. Pero los demás somos adultos, suficientemente listos como para meternos en una expedición a la Antártida, y si alguien quiere ver unas fotos que - como ya he dicho y repetido - pueden afectar gravemente a su cordura, pues que lo haga. Que aquí ya somos todos mayorcitos, oigan.

Y usted, señor... Pooster. Si quiere examinar MIS fotografías por unos minutos con calma y tal y cual, pues me lo pide a mí. Si quiere incluso puedo hacerle unas copias sin ningún problema. Y lo de no querer intrusiones, pues lo tiene más bien jod complicado: estamos en tiendas de campaña en la Antártida, y salir afuera para tener un poco de paz y tranquilidad inintrusiva es una opción muy, pero que muy poco recomendable. Créame: tras una semanita por aquí, descubrirá que la intimidad está sobrevalorada.

Tras tratar de calmar los ánimos - y tratar de bajar de sus pedestales a los doctores del barco - Chester pasó las fotografías a la Señorita Ménez. Quizás no era su persona favorita de la expedición, pero había demostrado ser de las más educadas. Y maldito fuera el día en el que una mujer bien educada no tuviera su recompensa.

Tenga, señorita Ménez. Y si cree que puedo ser de ayuda en alguna parte de su investigación, no dude en hacérmelo saber.

- Tiradas (1)
Cargando editor
28/12/2014, 20:10
(Starkweather-Moore, científico) Samuel Winslow

Otros (entre ellos Moore, que estaba muy gracioso en un curioso pijama de una pieza de franela) habían inmovilizado al joven Orgelfinger.

Cuando terminó de hablar Field, y en el momento en el que le estaba pasando el cartapacio a Menez, se oyó la voz del glaciólogo, Winslow, que había dirigido las pruebas que se habían hecho a los extraños discos de oro aparecidos en la cabina del capitán del Walaroo.

Pues básicamente lo que tiene que hacer usted es exponer una de esas monedas en distancias y tiempos cuidadosamente controlados a una película fotográfica. Caso de que la velen, será prueba de que emiten electrones, y según la intensidad de la veladura podemos determinar con qué intensidad. Por supuesto necesito saber qué tipo de película usa, las características químicas, para así completar el experimento. ¿Dónde habré dejado mis notas? Estoy seguro de que las tenía por aquí.

Cargando editor
28/12/2014, 20:16
(Starkweather-Moore, líder) James Starkweather

Calma, por Júpiter, calma todo el mundo. Doctor, haga el favor de administrar un tranquilizante al muchacho, que ha perdido el norte. Y no se preocupen por la intimidad, en cuanto pase esta maldita tormenta y podamos montar el campamento en serio habrá tiendas para cada tres personas, se lo aseguro. Menez, traiga aquí esas fotos, que deseo echar un vistazo.

Cargando editor
30/12/2014, 21:39
Guardián de los Arcanos

Hay varias fotografías de cielos nubosos con muchos puntitos muy raros, pero la más clara es esta:

Dirías que, si ha sido trucada con una doble exposición de unos esqueletos de erizo de mar o algo similar, el trabajo es muy hábil. Tendrías más seguridad si vieras los negativos, por supuesto. En todo caso, de ser cierto, habría cientos de miles de "puntitos" en la foto. Incluso caso de ser un espejismo la foto sería toda una curiosidad. La sola idea de que esa foto sea realmente lo que dice Chester te hace salir el corazón por la boca.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Pierdes un punto de cordura.

Cargando editor
31/12/2014, 10:17
Aramiker Menez

- Cálmese Field.-Contestó al fotógrafo cuando se dirigió de manera tan ruda hacia Hirsch y Pooster. Estaba claro que entre los Dementes había surgido una camaradería fruto de las duras vivencias soportadas, pero con los del Gabrielle había ocurrido algo similar. No era un secreto que Menez y Pooster paseaban por cubierta en múltiples ocasiones, cogida ella del brazo del imponente hombre.- Abermale y Orgelfinger presenciaron el mismo suceso en el mismo momento desde distintos lugares. Sin embargo la diferencia entre el estado de los dos deben agradecérselas, precisamente, a estos dos hombres, y a la ayuda inestimable del Doctor Green.- La verdad es que hablaba aprovechándose de la ausencia de Field en el Gabrielle, pues Orgelfinger había sido tema de discusión entre los mencionados profesionales del coco. Pero eso él no lo sabía, claro. Lo que si era cierto es que el estado mental del joven ayudante era mucho más saludable que el de Abermale lo cual no podía deberse a aotra cosa que a un adecuado tratamiento médico. Algo que a los Dementes les faltaba.- Ahora que estamos todos, trabajemos juntos para esclarecer todo esto.- Aceptó las fotos de manos de Field y se retiró un poco para verlas sin la presión de tener a todo el mundo pendiente de su reacción. La verdad es que tenía que reconocer que su visión la alteró un poco, haciendo que su corazón se acelerase hasta casi pensar que iba a darle una taquicardia. Se que´do un rato reflexionando sobre lo visto antes de devolvérselas a Field.- ¿Ven? Sigo aquí.- Sonrió con la comisura del labio superior perlada de sudor.  Quizás las quemaduras estuvieran produciéndole algo de fiebre.- Muy...interesante. La fotografía es de una calidad exquisita, como no podía ser de otra manera. Me gustaría tener una copia, si es posible.- Era su forma de decir "no parece trucada" pero me gustaría ver los negativos.- Sirenas voladoras...- Dijo para sí misma tratando de encontrarle algún sentido.

Cargando editor
02/01/2015, 00:44
Chester Field

Chester escucha las peticiones de Ménez y Winslow. No puede ocultar su sorpresa ante la solicitud del glaciólogo. La idea le pareció tan descabellada como brillante. Pero en el fondo, ¿no eran estas las dos bases sobre las que se había elevado la Expedición de los Dementes? 

Claro, claro, señor Winslow, me parece una idea... extraordinaria. Cuente conmigo para el material necesario, faltaría más. Y si quiere examinar mis negativos, señorita Ménez, siéntase libre de hacerlo, en mi presencia, si le parece bien; es un material muy delicado que no me gustaría que se estropeara por accidente. Aunque la verdad, no estoy seguro de qué espera ver en los negativos que no aparezca en el positivo. Pero como quiera.

Había que admitir que Ménez debía tener razón respecto a los dos doctores; si habían sido capaces de lograr que otra persona afectada por la misma locura que Abermale no se cagara encima al menor descuido, algún talento debían tener.

 

Cargando editor
02/01/2015, 16:27
Dominique Pickwell

Necesito volver a ser util a la expedicion, necesito recuperar la confianza de mis capacidades para el vuelo y principalmente ser fiable hacia mis compañeros, momento en el cual les dedico una mirada de sincera tristeza a mis compañeros "dementes" ante los recuerdos de aquel pesimo despertar en... Lima, no recuerdo bien...  Viendo los avances que al parecer habian logrado con Orgelfinger me hacen volver a tener esperanza sobre mi restablecimiento.

Señores Hirsch y Green, cuando tengan un hueco me gustaria comentarles los resultados preliminares que me dictamino un compañero suyo Argentino y enseñarles el informe que el me dio. Me gustaria ponerme en sus manos cuanto antes.

 

Cargando editor
02/01/2015, 18:59
Dr. Arthur Hirsch

No puedo por menos que sentir cierta indignación. Lamenté que la misma laxitud y relajación de los medicamentos que yo a menudo me administraba con el fin de probar sus efectos, estuvieran menguando mi capacidad para captar los impulsos e intencionalidades de aquellos a los que había analizado, particularmente a los que un acuerdo tácito habían nominado como "Los dementes".

Definitivamente, si quería actuar con todos mis medios tenía que hacer una recopilación seria de mis sesiones y conclusiones para con ellos, si no, el asunto se acabaría yendo de las manos limitándome a tener que obrar como un simple actor sin un propósito definido. La alusión de Dominique Pickwel sería la "primera" piedra de toque para elaborar una estrategia que me permitiera hacer un estudio sobre lo que podía estar sucediendo y obrar con la diligencia que aun miembro de mi profesión se le hubiera exigido.

 Me levanté del suelo como un resorte  y con el aliento contenido encaré al joven piloto- Señor Pickwell -musité- creo que sería conveniente apartarnos un poco del grupo. Creo que sólo así podrá explayarse con el rigor y reserva que una situación como esta requiere.

Notas de juego

Guardián: pongo a todos como destinatarios, ya que es obvio que si saltas como un resorte todos lo escuchan y lo ven. Además, temo que en medio de la tormenta, apiñados en una tienda pensada para hacer las veces de cocina, no haya mucha intimidad.

A partir de ahí Pickwell y tú podéis continuar "a solas" (vamos a avanzar y pasará la tormenta, así que tendréis oportunidad de sesiones privadas), así que id posteando entre vosotros en cuanto queráis, adaptando el roleo a la situación, pero pudiendo tener licencias del tipo: esto lo hablamos antes de que ocurriera tal y cual...

Por cierto que los post te salen maquetados de una manera muy rara. ¿Posteas desde un móvil? Te lo edito para que quede más legible.

Cargando editor
02/01/2015, 20:22
Guardián de los Arcanos

Todo el que tuvo oportunidad de ver las fotos no quedó indiferente. Había desde el más puro recochineo hasta un silencio lleno de extrañeza y de temor.

El joven Orgelfinger fue reducido, sedado y vuelto a tratar por Greene en cuanto el ambiente fue más propicio, que fue un día después, cuando ya había amainado la tormenta. En cuanto la estática permitió el uso de la radio, se pudo anunciar al Gabrielle que todos estaban bien y, además, se recibió un lacónico ofrecimiento de ayuda por parte del radio de la expedición Lexington. El acento alemán del hombre encargado de esas cosas en la expedición rival resonó por toda la tienda (para aquel entonces todavía la radio estaba montada ahí). El ofrecimiento fue rechazado secamente por Starkweather (rechazo que Laroche transmitió de manera más comedida y diplomática).

Pasada la tormenta, todo el que no estaba gravemente herido se tuvo que poner a trabajar duro. Había amanecido un día burlonamente soleado, y con una calurosa temperatura de menos 15 grados centígrados. Para muchos exploradores era esta la primera vez que trabajaban a temperaturas antárticas, Incluso durante esos hermosos días que siguieron a la tormenta (tras el primer subidón) en que el tiempo no fue malo, la temperatura rondaba los treinta grados bajo cero. Una leve brisa era suficiente para dejar insensibles dedos y mejillas, y atacaba rabiosamente la piel desprotegida. Las gruesas ropas polares debían mantenerse puestas en todo momento.

Los que estaban a la intemperie debían tener especial cuidado con el menor síntoma de congelación. Los trabajadores estabais aprendiendo a miraros las caras y manos unos a otros en todo momento.

Para aquellos que debían cavar o moviendo objetos pesados, el sudor era un peligro constante, pues humedecía la ropa, empapaba calcetines y botas y se congelaba rápidamente. La mínima traza de humedad en botas y guantes podía acarrear congelación y gangrena.

Los mecánicos encontraron un problema diferente: los pesados guantes que debían llevar impedían levantar torres, montar motores y llevar a cabo actividades similares. Era necesario llevar guantes más ligeros o, incluso, mitones. Siempre debía estar a mano un compañero velando por los valiosos dedos de los técnicos. Los objetos metálicos se pegaban a la piel y hacían dolorosas heridas, meter las manos en los bolsillos de la parka e, incluso, tener a mano un soplete para calentar objetos y manos era obligado.

El enorme volcán activo en cuyas faldas estábais, el Erebus, soltaba gases y vapores que flotaban en los momentos de calma sobre el campamento. En las salidas de las fumarolas había enormes y extrañas torres de hielo formado por el vapor de agua precipitado por la combinación de calor y frío extremos a poca distancia. Las formas eran sugerentes. Los alrededores de esas zonas eran peligrosos. En algunos sitios el vapor había excavado oquedades que, debido al desgaste de los vientos, eran quebradizas y traicioneras. Uno podía estar caminando tranquilamente por una llanura aparentemente lisa y sin peligro y, al momento, verse metido en un túnel lleno de vapores sulfurosos y con un pie torcido o atrapado en una grieta.

A varios kilómetros se podía ver la manchita del campamento Lexington y su helicóptero De La Cierva sobrevolando como una chicharra el terreno aquí y allá. Poca o ninguna relación se tuvo con ellos. Ninguno de los líderes de las expediciones (ni Starkweather ni Lexington) alentaba contacto alguno. Además del pequeño helicóptero, pronto se pudo ver el enorme Nothrop Delta salir bien de mañana y volver horas después.

Vosotros no estuvisteis ociosos. Los reconocimientos aéreos comenzaron lo más rápido posible. El campamento creció y creció hasta hacer realidad las promesas del jefe, cuando dijo que estaríais cómodos. No solamente había espacio y confort, es que en cuanto los aerogeneradores se pusieron en marcha, hubo luz y calefacción. Os pudisteis duchar (de manera somera, espartana) y el aroma que había tenido la tienda miserable donde pasasteis la tormenta pronto se olvidó.

Los enfermos, Hirsch, Sutton, Withston, que eran los más graves, pronto estuvieron conscientes, y sin necesidad de estar drogados todo el rato, y pudieron iniciar pequeños trabajos. Hirsch atendiendo a los enfermos junto a Greene, Sutton y Charlene clasificando las primeras muestras que produjo la taladradora de Peabodie, que había sido montada y trabajaba a pleno rendimiento, con los celosos ingenieros de perforación O'Doul y Gilmore alrededor suyo, como gallinas cluecas en torno a sus nidos.

El equipo de guías y perreros tuvo mucho trabajo terminando de formar las brigadas caninas, de ayudar con transporte de piezas, llevando al técnico o científico en sus trineos a donde pidiera, procurando impedir que los distraídos e inexpertos compañeros se mataran a si mismos por congelación, cazando focas para aprovechar su grasa como combustible (para ahorrar keroseno y gasolina) de manera que pronto la cocina estuvo negra y las tiendas recuperaron extraños aromas.

Todo estaba en marcha. Era 19 de noviembre. Se acababa de saber que el equipo de Acacia Lexington había sobrevolado el polo sur. Vosotros, desdeñosos, os dedicabais a tareas más serias. Científicas. El joven Nandan tenía ya atesorado mucho material cartográfico muy valioso, conseguido gracias a los constantes sobrevuelos en el Fairchild, el Scott y en los Boeing, el Weddell o el Enderby. Había hecho equipo con Pickwell como copiloto, con Field como fotógrafo y con Halperin como piloto para recorrer la costa agotando todo lo posible la autonomía de los aparatos. Todos ellos estaban dotados de visores que permitían tomar vistas y medidas desde el suelo del avión, hacia delante y hacia atrás.

Se estaba preparando una gran cena de gala ese día, para celebrar que todo iba ya sobre ruedas. Todo el mundo comentaba ya los planes para el futuro: preparar el asalto al campamento Lake. Se declaró festivo por la tarde, y hubo entretenimientos variados. Lo más emocionante fueron las carreras de trineos, donde se cruzaron apuestas. Hubo un partido de baseball y una competición de pocker.

La cena fue todo un éxito: incluso Abermale se estaba portando bien, aunque no había manera de quitarle la manía de hacer grotescos muñecos de nieve, y no menos grotescos compañeros de peluche. Cocinabais por turno, pero el mejor (al menos de momento) había resultado ser Larry Longfellow, y a él se había encargado el menú de este día señalado. Todo el mundo se presentó con sus mejores galas. La sala común (una prolongación de la cocina) estaba atestada, pero en este caso de gente limpia, sentada en orden, sonriente y con luz y calor. Se había montado una pequeña orquesta y algunos bailaban.

Starkweather se levantó a la hora de los discursos, golpeando la mesa con su cuchara de madera para llamar la atención. Parecía algo achispado:

Bueno compañeros, hemos pasado mucho para llegar aquí ¿no es así? Pero aquí estamos, y aquí alcanzaremos el éxito y la fama. Todos los trabajos programados para esta etapa del viaje van bien. Muy bien, de hecho. Muy adelantados y sin accidentes de importancia, gracias a la colaboración de todos. Pero primero de todo, quiero pedir un brindis y un aplauso al equipo que primero ha pisado estas tierras: esos a los que hemos autodenominado los dementes, que se han pasado aquí casi un mes en condiciones muy duras, con valentía y con tesón. Y a los demás nos han dejado la dura tarea de igualarles en heroísmo y el orgullo de tenerles como compañeros junto a nosotros.

Aplauso atronador.

Ahora tenemos el deber de preparar la siguiente etapa del viaje. Terminaremos las prospecciones y las mediciones y dejaremos preparado un campamento aquí con algunos de vosotros. Viajaremos a mitad de camino del campamento Lake para dejar un depósito de emergencia y prepararemos el asalto final desde ahí a las Montañas Miskatonik y más allá. ¡Más allá de las montañas!

Notas de juego

Era su forma de decir "no parece trucada"

Ahora, cuando veas los negativos y sepas que son buenos te hago la tirada fetén de cordura y adiós Menez (es broma, es broooma XD)

Cargando editor
02/01/2015, 21:28
(Starkweather-Moore, científico desquiciado) Pierce Abermale

...de la locura, terminó Abermale cantando en tono aflautado e infantil. Las moooontaaaañas de la locuuuuuuuuuura, hehehehehe, ¿verdad, Floppy?, dijo a su muñeco. Era una cosa grotesca, como acostumbraba a fabricar con diabólica habilidad, un engendro con muchos brazos y piernas, y tres cabezas con muchos ojos un muchas bocas llenas de dientes, todo ello hecho con hilo y aguja, con botones, con restos de maquinaria y con piltrafas que quién sabe dónde había conseguido.

Maaaas allaaa de las montaaaañas, canturreaba, hasta que alguien le hizo callar.

Notas de juego

Vamos a finalizar esta escena y el largo capítulo: discursos, cosas que habéis hecho los días anteriores, acciones concretas a emprender... postead todo lo que necesitéis como broche final.

Cargando editor
05/01/2015, 10:22
Lord Anthony Montagu-Sutton III

Débil y enfermizo, Sutton cumplió con lo que le pedían aunque no es que le pusiera mucho empeño precisamente.

Debajo de aquellas vendas, molestias y picores de toda clase le recorrían todo el cuerpo. Estaba febril, apenas recuperado de la enésima experiencia cercana a la muerte, pero para variar aquello no pareció importarle a nadie. Deprimido a la par que asqueado, trabajó como buenamente pudo, pero totalmente a desganas y sin pretensiones de esconder lo poco que le emocionaba estar allí. Al principio de la expedición se dejó llevar por el mar de emociones de sus compañeros y por una idea espuria de lo que suponía aquella "aventura" de la que todos tanto hablaban. Había intentado ser productivo, permanecer alegre y ayudar a sus compañeros, pero al final recibió un bofetón de realidad que le despertó de aquel sueño infantil. El no era ningún aventurero, no estaba allí por elección si no obligado y si a Starkweather no le gustaba su actitud por su parte podía irse al diablo. No tenía pensado morir por el ego y las ansias de gloria de aquel hombrecillo furibundo.

Pesadillas y alucinaciones producidas por las fiebres le asaltaba por las noches y aun despierto a veces, se sorprendía murmurando alguna de aquellas frases inteligibles que le atormentaban en sueños, sobretodo cuando Abermale y sus muñecos aberrantes se encontraban cerca. Había algo en aquellos seres de trapo y sus hermanos mayores hechos de nieve, que le retraían a aquellas visiones de dioses oscuros y aberraciones cósmicas de inenarrable poder y hambre infinita.

Por si fuera poco, su cuerpo era un completo desastre torturado por los coletazos de una congelación que parecía no querer irse jamas. Permaneció pues próximo en todo momento a toda fuente de calor, ya fuera fogata, calefactor, o enterrado bajo unas gruesas mantas. Encerrado en su tienda no participó en las celebraciones con los demás, primero por que no estaba de humor para celebrar nada, pero mas importante aún por que no estaba dispuesto a salir de aquel confinamiento autoimpuesto y arriesgarse a sufrir congelaciones de nuevo ni por todo el oro del mundo.

Que el resto jugase con la nieve si quería, que él ya había tenido suficiente frío para el resto de su vida.

Cargando editor
05/01/2015, 11:50
Alexander Peabody

El jaleo de los últimos días parecía haberle sentado bien a Peabody. Constantemente ocupado en tareas que requerían su completa atención, considerando el elevado riesgo de sabañones y congelación al menor error, no había vuelto a dar muestras de irritabilidad ni debilidad mental.

Familiarizarse con el trabajo en condiciones tan extremas le había resultado francamente difícil al principio. No había manera de desenvolverse con las tareas mecánicas usando los gruesos guantes que las bajas temperaturas hubieran exigido, así que optó por experimentar diferentes combinaciones de guantes finos con otros materiales. Ninguna de las fórmulas resultó satisfactoria del todo, y al final hubo de conformarse con calentar dedos y herramientas en periodos de tiempo que nunca superaban los 20 minutos, como máximo, usando un soplete o algún recipiente metálico en el que ardía, casi perpetuamente, grasa de foca. No podía evitar pensar en esto como en una especie de ritual pagano, de adoración a los Dioses del Hielo; a ello contribuía el penetrante olor que desprendía la combustión de la sustancia, y que parecía haberse adueñado de cada rincón del campamento, haciendo imposible olvidar ni por un momento lo precario de la situación.

En los breves momentos, entre una tarea y otra, en los que no estaba ocupado, se descubría a menudo a si mismo mirando hacia el campamento Léxinton, o más bien hacia las escasas señales que podía percibir de que estaba allí, a unos pocos kilómetros. La tozudez de Starkweather en no mantener ningún contacto podía llegar a ser peligrosa, y en su opinión no era momento de mostrarse orgulloso, si no de estar abiertos a ofrecer y recibir ayuda de quienes podían necesitarla, o proporcionarla.

Cargando editor
05/01/2015, 15:14
Dominique Pickwell

Con el campamento ya montado la actividad paso a ser dar algun paseo aereo y poco mas, la tension se habia relajado y al ser ahora como mucho copiloto me permitia tener mas tiempo libre, tiempo que usare para ampliar amistades con la gente que vino en el barco, aunque esta era la principal intencion que tenia al despertarme cada mañana, la verdad es que la mayor parte de este tiempo libre se la seguia dedicando a mis amigos los "Dementes". En el fondo me seguia sintiendo responsable de su seguridad y bienestar. Esta mañana decidi pasar mas tiempo con los que aun continuaban en la enfermeria, Chester y Marlene parecia que hacian buenas migas, sin embargo Anthony estaba mas callado de lo normal por lo que decidi pasar mas rato con el e intentar charlar de lo que sea, a ver si se anima.

Cargando editor
05/01/2015, 18:51
Chester Field

Cuando Starkweather mencionó a los Dementes durante el banquete, Chester no pudo evitar sonrojarse ligeramente y alzar su copa, mientras sonreía y musitaba un discreto gracias, gracias. La verdad es que no tenía la sensación de haber hecho nada heroico, a no ser que se considerara "sobrevivir" en aquellas latitudes como algo heroico. Aprovechó el brindis de Starkweather para levantarse y dedicar unas palabras a todos los expedicionarios.

Gracias por su cariño, pero les aseguro que no hicimos nada que ustedes mismos no hubieran hecho en las mismas circunstancias. Aprendimos a apañárnoslas con lo que tuviéramos, a renunciar a no pocas comodidades que en la civilización se dan por supuestas y, por encima de todo, aprendimos a confiar los unos en los otros, algo que buena falta nos hará a partir de ahora, pues como ya habrán visto en estas tierras ponemos a diario nuestras vidas en manos de los demás.

También quería dedicar un brindis a Anthony, nuestro buen compañero que no ha podido asistir al banquete debido a sus serias heridas. Que su esfuerzo y su actual estado sirvan a todos de aviso de lo que se puede lograr con valor y coraje, y del precio que muchas veces deberemos pagar por ambas virtudes. ¡A la salud de Anthony!

Que sí, que quizás era un cabezota más tozudo que, que... que él mismo, pero era SU cabezota.

Cargando editor
06/01/2015, 18:51
Aramiker Menez

A medida que los días iban pasando mejoraban las condiciones en las que vivían en el campamento, como había prometido Starkweather. Menez se veía sorprendida, más de lo que hubiera deseado, al comparar lo que ella se había imaginado que sería vivir en condiciones meteorológicas adversas y lo que suponía en realidad. Si lo hubiera sabido de antemano jamás hubiera insistido porque la aceptaran para acompañar a los expedicionarios.

La Demente soy yo.- Pensaba mientras le cambiaban Green los vendajes que cubrían sus múltiples quemaduras.

Aún así soportaba con estoicismo las penalidades ya que no le quedaba otra salida. La culpabilidad no era un sentimiento del que la periodista gustara hacer gala a menudo, pero cuando se veía a Whiston y O´Connel  no podía evitarlo. El estado físico de una y el mental de la otra le recordaba que quizá Starkweather hubiera tenido algo de razón al intentar que las mujeres no les acompañaran en el viaje.

Me niego a aceptarlo.- Lo lograría y le daría a Starkweather en sus Santas Narices.

Mientras el campamento y sus alrededores eran un hervidero de gente haciendo su trabajo en condiciones inhumanas, Menez al menos podía "disfrutar" de las comodidades que se iban adquiriendo.  Aún así su trabajo era penoso.  Las palabras bullían en su mente pero le costaba plasmarlas sobre el papel. Para escribir una sola hoja con la máquina de escribir necesitaba una mañana entera con alguien ayudándole a mantener la tinta líquida.

- Así no hay manera.- Decía tratando de evitar que su improvisado ayudante leyera por encima de su hombro lo que escribía.- Así no me concentro.- En aquel lugar no había intimidad. Al menos en el Gabrielle tenía un camarote para ella y O´Connel donde poder teclear a gusto, y por qué no decirlo, también criticar a gusto. Tenía una mente provilegiada pero aún así le daba miedo perder alguna de sus grandes ideas si no las dejaba por escrito. La solución estaba en el grafito. Como en su época de estudiante comenzó a dejar sus notas manuscritas usando un lapicero hasta que las condiciones para usar la máquina de escribir mejorasen. 

- Les juro que para poder dar a una sola tecla casi tenía que ponerme de pie y apoyar todo mi peso.- Que no era poco pues Menez era pequeña pero rolliza.- Eso cuando no me dejaba la piel, literalmente hablando cuando, sin darme cuenta, toqué una de las teclas metálicas sin los guantes.- Contaba a sus más cercanos compañeros entre los que se encontraban Peabody, Pooster y el joven Nandan. Y era cierto. Un trocito minúsculo de la piel de su anular izquierdo se había quedado pegado a la tecla "S". Eso no lo contaba Menez pues en sus escritos no paraba de usar esa tecla. Starkweather por aquí, Starkweather por allá, Starkweather estoy y aquello, Starkwetaher, Starkweather...El hombre era a la vez su musa y su su maldición.¡Qué paradoja que se hubiera quedado con parte de su anular! Era como si le hubiera cobrado una alianza de piel y carne a cambio de su inspiración.

Sentada en torno a la mesa comía la cena preparada por Longfellow con deleite. Aplaudió al discurso de Starkweather como la que más, no por complacerlo, sino por su mención al valor y coraje de los Dementes. Así que sonrió y chocó la copa también ante el brindis propuesto por Field.

- ¡Ah! La locura y la valentía a veces no pueden discernirse cláramente.- Si por ella fuera volvería a la comodidad de su despacho en la redacción de su modesta revista, pero ya no había vuelta atrás y eso lo asimilaba mejor que Sutton. Su mirada se posó en el hombre al que recordaba alegre y dicharachero. Quedaba patente que estaba fuera de lugar como un pez que se sale de la pecera, aunque al menos éstos se revolvían y boqueaban en una lucha, normalmente inútil,  por volver al medio en el que vivían. Algo de la actitud de Sutton le recordaba a Peabody, aunque pensaba que la ayuda de su buen amigo, Pooster, tenía una sana influencia en él.

Cargando editor
06/01/2015, 19:35
Aramiker Menez
Sólo para el director

En sus ires y venires por el campamento, Menez buscó a Gilmore y Houston para darles las medidas de las lentes del las gafas del Sr. Pooster.

- Aquí tienen. - Sonrió picarona y entregó un papel garabateado con las medidas que le habían solicitado los ingenieros. - Algún día les contaré cómo lo conseguí jeje.- Tras la broma continuó con el asunto de fabricar unas nuevas gafas para Pooster.-Es curioso esto del frío. He visto lo que es capaz de hacer cuando se combina con el metal.- Se refería a la desagradable sensación de quedarse pegado a la superficie metálica y fría.- ¿Creen que podrían hacer algo al respecto para que llevar las gafas no suponga un riesgo? No sé, no soy ingeniera ni mucho menos caballeros, forrarlas con piel de borrego o algo jeje. Me gustó mucho la idea de que sean una especie de gafas de aviador Houston.- Dijo alagando su idea, pues eso siempre gustaba a los hombres.- ¿Sería posible que los cristales fueran intercambiables entre la vieja y nueva estructura?