Partida Rol por web

Tim se acerca a Hirsch  y comenta,

Ire con usted, si hay alguien herido, quiza necesite de nuestras habilidades medicas, incluida su saslud en el tema de la mente, puede que eswten afectados por quemaduras o algun disparo y en eso se como trabajar, en la gran guerra me toco por desgracia hacer ese arduo trabajo.

La veo en un minuto, señorirta menez.

Sin mas, se acompasa con el doctor y avanza lento escuchando el rechinar de la nieve bajo sus pies

Mirando a su alrededor, y por la reacción de los componentes de la expedición Lexinton, a Sutton le quedó mas que claro, que no necesitaban ni querían su presencia en aquel lugar, así que toda aquella caminata había sido en balde.

Sutton no supo responder a la pregunta de Dominique, pues él se había pasado aquellos días sumido entre la inconsciencia y la existencia mas febril, así que ni aunque quisiera estaría capacitado para reconocer al buen doctor que le había salvado, y aun menos al piloto que le había traído.

De todas formas el piloto pareció encontrar el camino hasta ellos y prontamente se puso a hablar animadamente con Dominique.

Por su parte, pese a que jamas lo hubiese creído posible en el pasado, no tenía ánimos para charlar con nadie, así que se limitó a permanecer parado durante unos segundos, mirando en dirección a la cabaña, desde donde los gritos de los lideres de las expediciones se escuchaban mas que claros pese al viento polar y la distancia.

   - Parece que al final hemos venido simplemente para que Starkweather y Lexinton puedan tener su típica lucha de egos y se pongan en evidencia delante de todo el mundo.- Comentó bufando despectivo.- Para esta perdida de tiempo mejor nos hubiésemos quedado en nuestro sitio...-

Desentendiéndose de todo el mundo se limitó a girarse y largarse de vuelta en dirección a los trineos.

Lo cierto es que se asustó. La adrenalina corrió por las venas de Nandan, y reaccionó, quizá, de la peor manera posible. Al ser pillado infraganti por aquel tipo grande y brusco, al indobritánico le salió la vena callejera y lanzó un puntapié a la altura de la espinilla. Esperaba que el tipo lo agarrara por las orejas y le sacase de allí, como le había pasado más de una vez cuando curioseaba en la taberna de La Vieja Irlanda, y eso no era digno de un Starkweather Junior. Claro, que dar patadas tampoco lo era... pero qué le íbamos a hacer. ¡La juventud!

—¡Eh! ¡Suélteme!—dijo con frunciendo el ceño, del que caía la nieve adherida durante el viaje en trineo.

En realidad el calvo no le había tocado pero el chico se revolvió igual que si lo hubiese hecho y trató de introducirse en el interior de la cantina.

Cuando Nandan se cobijó tras ella Menez se sintió como una gallina clueca. No quiso añadir más leña al fuego, ni a lo que dijo Moore ni a lo que le contestara Pickwell. no era una mujer rencorosa pero no iba a dejar que pasaran por encima de ella tan fácilmente. Sonrió , eso sí, ante las ácidas palabras de Suttón. No iba a escribir ese titular que le proponía pero tenía otros muchos mejores, pero para eso tenían que hacerse realidad.

Playboy británico levanta la novia a su compatriota expedicionario.

- No se preocupe Sutton, iremos en el mismo trineo.- No era un gran consuelo puesto que Aramiker era tan inútil en aquellas lides como Sutton.- Así podré contarle sobre Acacia Lexintong.- Dijo bien alto para que Starkweather padre pudiera escucharla.- ¿Ha tenido el gusto de conocerla? Dicen que es bellísima y tiene que serlo. Una mujer de armas tomar. Seguro que ahora le parece la excursión más apetecible, ¿verdad?- De todos era conocido el gusto irrefrenable de Sir Anthony por el sexo opuesto, sobre todo el que mostraba una belleza exterior.

Las ganas de bromear se le pasaron a la periodista con tan sólo media hora de camino.  Unas tres más tardaron en llegar al campamento Lexington y lo único que llegaron a apreciar fueron unas pequeñas humaredas y desperfectos. ¿Dónde habían quedado el ataque y los tiroteos? Los únicos intercambios de balas que presenciaron, de los que ella no dejó de tomar nota mental, fueron los que Lexington y Starkweather se dedicaron el uno al otro. Vio como Nandan se ponía en un aprieto al tratar de inmiscuirse. A punto estuvo de ir a defenderlo pero acabó dejando que lo hiciese él solito. Menez acabó por acompañar a Peabody hacia donde debía estar la radio averiada. 

- Buenos días caballeros. ¿Creen que podrán arreglarla?- El viento arreciaba haciendo parecer a Menez, embutida como estaba en la ropa de abrigo, no más que una tortuga con el cuello totalmente retraído. Aún así se aventuró a estirarlo un poco para buscar pistas de lo que pudiera haber sucedido.- ¿Qué demonios les ha pasado? El radio habló de un ataque. ¿Por donde anda Hopewell? Soy compañera de Laroche.

Ves en un par de tiendas varios agujeros de bala, y a la entrada de una de ellas gotas de sangre ya congeladas y medio tapadas por escarcha. El rastro de botas, unas sobre otras, es confuso, pero se ha corrido y ha habido un par de melees (sin sangre). No hay huellas que puedas relacionar con los lugares de conflicto que salgan o entren desde fuera en el campamento, por lo que deduces que los disparos los ha hecho alguien que ya estaba ahí.

Un rastro te lleva algo más lejos. No sabes de qué parte del campamento sale. Lleva hacia la llanura. No puedes distinguir ni el dibujo de las botas siquiera, porque tiene varios días. Son apenas leves hoyos en la superficie (y gracias a que no ha nevado mucho). Hay varias idas y venidas durante más de un día, porque en un recoveco cerca de unas rocas descubres que hay algunas depresiones más antiguas. Poco más allá, cerca de otra roca que ofrece una buena protección contra el viento dominante, ves que se ha hecho algo de fuego. Rebuscas un poco pero no distingues más que una leve carbonilla encerrada en el hielo de varios días.

Pulaski ve venir a Sutton hacia el trineo. Hombre, alguien tiene conciencia de cómo debe procederse. Tome. Le da un paquete. Es una de las tiendas que hemos traído, ya que habrá que hacer noche antes de pensar en volver. Coja una pala y vaya preparando el terreno ahí mismo. Creo que el viento no molestará. Deje el paquete en medio cuando haya terminado que ya montamos nosotros. Entre tanto, tome un hacha y vaya haciendo bloques para los muros de contención.

No hay espacio para desánimos aquí. Los guías toman cualquier asomo de pereza o desazón con perversa rapidez para transformarlo en actividad constructiva. Pronto Sutton está demasiado ocupado para pensar en historias.

Los dos tipos de la quemada tienda de la radio, uno de los cuales está diciendo a Peabody que se pierda, se vuelven a la vez hacia Menez.

El otro, que no había dicho nada, responde de manera igualmente desabrida. ¿No están oyendo? Que se pierdan. No tenemos nada que hablar con ustedes. En realidad, aunque su actitud sugería que estaban intentando hacer algo con los restos requemados de la tienda de la radio, ahora retroceden hacia los aeroplanos, que están cerca. Da la sensación de que están de guardia para impedir que nadie los aborde.

No estaba ahi cuando empezó todo, responde Kyle, el piloto, a Dominique. Me estaba vistiendo. Todo el mundo sabe qué jodidamente lenta tarea es hacer eso. Estaba a punto de salir cuando alguien entró e hizo que el techo se desplomara sobre mi. Miró hacia la cabaña, donde la discusión a gritos seguía en todo su esplendor. Me hubiera gustado que una persona más estable dirigiera esta expedición. Menea la cabeza. Aunque vuestro jefe tampoco es manco. ¿Qué tal es Moore? Es bueno que hayáis venido. En serio.

Bradbury, el cocinero y Dinsdale, el otro piloto, se volvieron p'allá. Hola, me llamo Chip, ingeniero de sonido. ¿Qué tal, hombre? El tipo que se ha acercado a Dominique es joven y sonrie, habla alto y sin demasiada preocupación. Acompaña sus palabras con muchos gestos. Los gritos y los disparos de los dos tipos nos despertaron a todos, pero la reacción fue lenta. Ya saben, hay que ponerse toda esa mierda para salir sin peligro. Gritaban "¡Están aquí!" y "¡Hay que quemarlos!". No se lo que estaba "aquí", pero quemaron bastantes cosas. Acababa de salir cuando el tanque del generador estalló. En el momento en que hacíamos cuerpo a tierra, la cbaña del generador y parte de la cocina estaban en llamas. El generador está destrozado. Los hombres rápidamente redujeron a los locos. Están ahí. Señala el hospital donde acaban de meterse Pooster, Hirsch y el médico de Lexington. Seguro que les dio la locura de la nieve. No disparaban a dar a la gente, menos mal, porque de lo contrario...

Hemos perdido bastantes cosas. Comida, combustible, repuestos. ¡Ya ves! Nadie estaba preparado para un accidente de este tipo. ¡Y la jefa menos que nadie! Qué vamos a hacer ahora. No podremos salir adelante sin ayuda, seguro. Y no hemos venido hasta aquí para volvernos, ¿no?.

Albert, que no ha parado de grabar desde un rincón la llegada de la expedición de ayuda, se queda un tanto parado cuando Chester se le acerca. ¿Chester? ¡Vaaaaaya! Así que has venido a echarnos un cable ¿eh? Sabía por los periódicos que venías. Vi tu careto en una foto y me preguntaba de qué me sonabas, hasta que me acordé de aquél reportaje en el desierto de Nevada. ¡No pasamos frío! ¡Un frío de cojones! Pero no hubiera imaginado que nos encontraramos aquí, en el culo del mundo y todavía con los huevos más pelados que entonces. ¡Ja! Calla que pierdo el plano. Es ese el momento en el que el pie de Nandan hace por conectar con la espinilla del tipo que le ha abordado con tan malos modos.

Será... El tipo, que, por cierto, tiene un curioso acento extranjero, retrocede justo a tiempo de evitar la certera patada de Nandan. Cuando intenta agarrarlo el chaval ya está correteando por ahí. El tipo suelta una parrafada en una extraña lengua, en la que, seguro, está mentando a toda la familia del jóven cartógrafo.

Hijo, sal de aquí, que estamos discutiendo los pormenores del rescate, dice James al ver entrar a Nandan por la puerta. La discusión para un minuto. Todo está siendo grabado por Albert.

Johnson, déjelo estar. Es ese el momento en el que Nandan se da cuenta de que está acorralado, ya que el tipo (parece que se llama Johnson) está a su espalda. Gruñe y se va lanzando reniegos en su lengua. Vete, chico, todavía no he acabado con tu jefe.

La discusión sigue, pero ahora que los contendientes se han hecho conscientes de que hay ojos y oídos, el tono es sordo y ya no pueden enriquecer el ya jugoso vocabulario de Nandan, que es despedido sin más contemplaciones, y que ahora se encuentra frente a una puerta cerrada.

Es evidente que sin un examen detallado es difícil concluir si esa radio tiene reparación... - responde envarado Alex a los insultos - Quizá invirtiendo las polaridades tras izar de nuevo la antena usando una especie de falsa toma de tierra. En los trineos dispongo del equipo necesario para realizar el arreglo, en el caso de que sea posible y cambiaran ustedes de opinión - concluye, lanzando una airada mirada hacia los aeroplanos, como si fuera añadir algo más. Sin embargo, se vuelve hacia Menez - Vámonos, ya que somos tan mal recibidos. Estoy seguro de que alguien apreciará nuestra ayuda - y señala a Sutton, que ya trabaja en las labores de montaje de tiendas.

Buenas tardes, caballeros - se despide con tono irónico, dándose la vuelta. Se detiene, no obstante, por un momento, para añadir - Quizá no sean ustedes conscientes del esfuerzo que hemos realizado para llegar hasta aquí, con la sola intención de serles de ayuda. En pocas ocasiones he sido víctima de una actitud tan descortés como la mostrada en este momento por dos hombres que, en las actuales circunstancias, deberían estar agradecidos - Se marcha por fin, invitando a Aramiker a seguirle con un gesto.
 

Buenas Chip, me llamo Dominique y nos apretamos la mano, bueno mas o menos, los guantes no dejan hacer mas que una burda imitacion de saludo. Sabeis si Bradbury y Dinsdale tubieron durante vuestro viaje en barco alguna crisis nerviosa o algo asi... Comento esto porque a nosotros nos paso algo parecido con tres compañeros, pero gracias a las atenciones de nuestros doctores dos de ellos estan practicamente restablecidos, y al tercero le estan tratando ahora porque venia con nosotros en avion.

Seria muy interesante saber contra quien o que disparaban, en nuestro viaje por aire nos topamos con cosas mas bien atipicas y me gustaria saber que vieron. Por cierto, disculpa mis modales, no te he ofrecido la "medicina" con la que nos estamos tratando. y es cuando le ofrezco la petaca para que le de un lingotazo.

Kyle, la faena de perder suministros en un grave problema, pero si el ofrecimiento de ayuda de nuestros patronos va en serio seguro que vuestra jefa llegara a alguna clase de arreglo, nosotros tambien hemos perdido pertrechos nada mas llegar, no te preocupes, seguro que se soluciona.

Ahora es cuando bajo un poco el tono de la conversacion para que no sea escuchada por terceros Amigos, me podriais intentar averiguar contra que o quien disparaban vuestros compañeros, de momento parece que no tenemos "buena prensa" como para hacer alguna pregunta incomoda, a excepcion de nosotros que parece que no tenemos problema en dialogar. Tambien seria interesante saber porque creen ellos que habia que prenderlos fuego, a sus supuestos atacantes claro.

El doctor Curtis estaba saludando efusivamente a Hirsch cuando se acercó Pooster. Más presentaciones. Parecía un hombre cabal y bien asentado. Charlaron sobre psicología y psicoanálisis, y pronto quedó patente que, aunque no era un aficionado, ambos superaban con mucho su experiencia. Curtis parecía el típico médico de cabecera: un gran diagnosticador, un médico silvestre, con conocimientos amplios sobre psicología más obtenidos en el simple ejercicio de su profesión que de manera formal, aunque, desde luego, había leído sobre el tema bastante y conocía a Hirsch. Se mostró bastante aliviado. Contó una versión muy parecida a la que había contado Chip de lo sucedido. Justo antes de entrar para ver a los pacientes bajó la voz, para dar las últimas explicaciones.

Pienso que estos dos hombres han sufrido un agudo ataque de locura de la nieve. Sobrevivir aquí es una disciplina demasiado dura. La inversión emocional unida a esta casi privación sensorial que se sufre cuando todo el paisaje parece desaparecer pueden causar cosas parecidas, o eso he leído. Estoy convencido de que se han transtornado profundamente. Bradbury, dice apenado, sufre una catatonia casi total. He decidido mantenerlo sedado por su propio bien.

Entrasteis en la tienda. Bradbury estaba en una camilla, en posición fetal. Inconsciente. Dinsdale, en cambio, estaba sentado en una silla, cerca del infiernillo, para no morir congelado, ya que estaba atado a los reposabrazos y a las patas delanteras con esposas. No parecía contento y tenía una mejilla cubierta con una venda ensangrentada.

Hola Hopewell ¿todo bien? Había otro herido, en la otra camilla. Este no parecía sufrir más tensión nerviosa que la habitual cuando te han pegado un tiro en una pierna y casi has muerto abrasado en la tienda de la radio.