Partida Rol por web

Más Allá de las Montañas de la Locura

Capítulo Tres: En el Mar

Cargando editor
31/01/2011, 14:23
Virginia Laughton

 Pues, sólo lo que mi profesión me exige, pero nunca he recorrido tan larga distancia. - Respiro nuevamente el fresco aire de mar. La sensación es tan agradable que olvido los problemas que tuvimos al comienzo del viaje y los posibles riesgos que podrían surgir.

 ¿Qué cree que podamos encontrar allí?

Cargando editor
31/01/2011, 15:38
Bell Mellor

-¿En la antartida? mucho frio- Bell sonrio por la simplería que acababa de soltar, al menos ahora se sentia con animo para decir algo asi

-hielo, tormentas, montañas inalcanzables. Yo espero que buen tiempo, vamos durante el verano austral después de todo, con un poco de suerte acabaremos sin problema con todo lo que tenemos que hacer en unas semanas y nos iremos sin problemas-

Sonrio y decido seguir siendo optimista el tiempo que pueda, será lo mejor

Cargando editor
31/01/2011, 19:15
Virginia Laughton

 Espero que así sea - Musito, mientras disfruto por última vez de la brisa marina. Bueno, creo que iré a pasear por el resto del barco. Fue un placer que me hiciese compañía, doctor Mellor.

Cargando editor
31/01/2011, 19:15
Wallace Stamp

Me levanto y disfruto del aire matinal que sé que en unos dias se volverá insoportable y observo a la señorita Laughton y a Bell charlando animadamente y me acerco justo cuando oigo el comentario de mi amigo

- ¡Buenos dias queridos compañeros! Saludo animadamente

Me apoyo en la barandilla y miro a Bell con una sonrisita en la cara preludio de que pienso picarle

- ¿Hielo tormentas y montañas inalcanzables? ¿Ya piensas asustar a la señorita incluso antes de que lleguemos?

Me vuelvo a girar hacia el mar y respiro profundamente sin parar de sonreir

Notas de juego

 Estudiaré supervivencia, escalada y un poco de historia ;)

Cargando editor
31/01/2011, 21:52
Virginia Laughton

 Tranquilo, Stamp, que no me asustaría tan fácilmente. Buenos días. - Me retiro sonriendo amigablemente a mis compañeros. 

 Aunque ellos me agradaban bastante, por algún motivo, desde la noche anterior no podía dejar de pensar en Ernest Andersen. Qué extraño...¿Porqué sería?

Cargando editor
01/02/2011, 00:50
Bjorn Stoltenberg

Bjorn siempre había navegado en mares turbulentos, la costa atlántica de los Estados Unidos no le era desconocida, pero había forjado su experiencia en los mares escandinavos, mares recios para hombres recios. Por eso navegar por el Caribe le resultaba divertido a Bjorn. -Umm, esta tranquilidad no la encontrarías en las costas de Noruega ni en las bañera de un bebé en tierra firme. -Pensaba divertido.

Pese a los comentarios tranquilizadores de sus compañeros de expedición respecto a su idea de un posible sabotaje a bordo Bjorn no se había quedado tranquilo, las horas que no estaba en clase o colaborando en el mantenimiento del buque se dedicaba a intimar con el resto de tripulantes, con la clara intención de ser considerado un marinero más, y así poder detectar cualquier atisbo de traición antes de que llegara a materializarse.

 

Cargando editor
03/02/2011, 19:45

Las exuberantes aguas verdes de Panamá abrazaban el casco del Gabrielle, moteadas aquí y allá por edificios y fortificaciones costeras. La ciudad de Colón donde el canal se adentra en el Caribe, parece dormida y diminuta en comparación con la jungla. Los barcos pesqueros navegan por las aguas de la bahía y los muros y aterradores cañones de los fuertes que los rodean parecen fuera de lugar.

El capitán Vredenburgh gobierna el barco a cierta distancia de la costa durante más de una hora, atravesando las olas en las quietas profundidades de la bahía de Colón mientras el piloto de aduanas del canal sube a bordo de su patrullera, que lleva la bandera jamaicana. El piloto, un jamaicano alto y negro de unos treinta años que se llama Quentin, inspecciona los documentos del barco y se dirige a las compuertas, donde permanece hasta que el barco las supera.

Pasar a través de las compuertas del Gatún lleva casi una hora. Lás máquinas del barco no están en funcionamiento y la tripulación, ociosa, pasea por el riel observando el movimiento de las pantagruélicas compuertas. Hay dos pares de éstas, cada par de cuarenta y cinco metros de ancho, sobresaliendo veintiún metros por encima del agua. Un gran embarcadero se yergue entre ellas, penetrando muchos metros en el canal. Los rieles lo decoran a lo largo y en lo alto hay cables de alta tensión para alimentar las "mulas eléctricas" que se utilizan para remolcar los barcos hacia el muelle. Los pequeños pero robustos remolcadores conducen al barco a través de la boca del canal, luego las compuertas se cierran y hay gritos de la tripulación; las maromas se lanzan a los hombres del muelle.

Estas se amarran mientras los poderosos remolcadores negros flotan frente al costado del muelle de cemento. Cuando las compuertas interiores se abren y se arremolina el agua del lago, el remolcador ruge y avanza en zig zag tirando del Gabrielle a contracorriente. Cuando las compuertas se cierran, el motor calla, para resucitar de nuevo cuando sube el nivel del agua y el siguiente par de puertas se abre. Son necesarios unos quince minutos para levantar el barco nueve metros sobre el nivel del mar, antes de navegar otros treinta metros hasta la próxima ensenada entre compuertas. Las puertas se cierran tras él y el agua vuelve a subir. El proceso se repite tres veces.

A continuación el barco queda libre, suena una sirena y ya está en el Lago Gatún. Surca las aguas tranquilas del lago en el transcurso del día, rodeado por frondosos bosques, cruzándose con gigantes del océano que también se dirigen al Atlántico. Pájaros de vivos colores bailan entre el denso follaje, los caimanes toman el sol en la orilla y el penetrante olor dulce de la vegetación en descomposición satura la ligera brisa. La presencia del hombre es mínima: una esbelta torre de radio aquí, la llanura de la Cárcel del Canal, una fortaleza allá.

Por fin aparece Culebra: un túnel excavado en las colinas que lo rodean. Estas montañas marcan la división continental. Los muros, robados a la montaña groseramente, tienen varios kilómetros de largo y poseen un aire fantasmagórico. De ellos surgen hiedras y la maleza, que cuelga a ambos lados a un metro escaso del casco. Conforme el paso se acaba, el barco se encuentra con otro par de esclusas. Esta vez desciende rápido, cruza el Lago Miraflores, que tan sólo mide un kilómetro y medio, y desciende de nuevo a través de las dos últimas puertas hacia el mar. Comienzan a aparecer casas y carreteras. Los lugares de recreo salpican las orillas de la costa y los niños de pelo negro saludan al Gabrielle al pasar. La jungla se retrae, aparecen las verdes praderas y los delicados mazos de flores de brillantes colores. Cuando por fin el barco se interna en la Bahía de Balboa tras superar el canal, aquellos que aún siguen en cubierta pueden atisbar las afueras de la ciudad de Panamá al sur, y también la negruzca inmensidad del Océano Pacífico más allá. El Gabrielle decide hacer noche en la Bahía de Balboa.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Tirada: 1d100
Motivo: Psicología Bjorn
Dificultad: 5-
Resultado: 97 (Fracaso)

Cargando editor
04/02/2011, 14:08
Bell Mellor

"que maravilla de la ingenieria"

Bell disfruta del trayecto a través del canal pensando en el enorme esfuerzo que supuso su construcción y en el gran beneficio para la navegación mundial, este y el de Suez tienen sin duda bien ganado el titulo de las obras de ingeniería mas útiles de la humanidad

-cuan lejos podemos llegar con el esfuerzo bien dirigido- murmuro cuando al fin llegamos a las aguas del pacifico

Cargando editor
04/02/2011, 14:29
Bjorn Stoltenberg

Todo el proceso del ascenso del barco por las exclusas es seguido con atención por Bjorn, que se fija embobado en las poderosas maquinarias que permiten funcionar a este colosal ingenio.

Este podría ser un buen sitio para vivir... quizá pudiera encontrar un trabajo manejando un remolcador o una grua...

Cargando editor
04/02/2011, 17:49
Virginia Laughton

  Observo en silencio el accionar de los marineros mientras surcamos las aguas y la enorme compuerta. Todo eso estaba fuera de lo cotidiano a mí, por lo que mantenía mi curiosa mirada de un lado a otro.

 Luego de un segundo, comencé a buscar a Andersen entre la multitud. Por algún motivo, no podía dejar de pensar en él. ¿Qué me estaba sucediendo?

Cargando editor
09/02/2011, 18:11
Ernest Andersen

Ernest sin embargo si dejaba de pensar en la señorita Laugthon, pero solo para ponerse a hacerlo en las otras cosas de las que estaba enamorado,el viaje, la aventura y sus queridas montañas. Su humor había cambiado a mejor desde que partieron, estaba eufórico por haber salido de las gran cuidad y estar dirigiendose al continente helado, estaba haciendo lo que de verdad le gustaba. El alpinista de disponía a salir a cubierta cuando se encontro con Virginia, especialmente radiante ese día. Era un hombre tímido y sabía que el alcohol había tenido algo que ver la noche en la que estuvieron hablando, así que sintió algo de vergüenza. Esperaba que la señorita Laugthon no se diera cuenta.

-Hola Señorita Laugthon, hace un bonito día, voy a cubierta a disfrutar de él ... ha sido toda una experiencia haber cruzado el canal  ...-

 

Notas de juego

Muy buena la explicación del canal jefe, ma gustao!!

Cargando editor
09/02/2011, 18:43
Virginia Laughton

 Oh, buenos días. - Al escuchar su voz me ruborizo. Inconcientemente, acomodo mi cabello con un ligero movimiento de cabeza. ¿Le molesta si...lo acompaño? Todavía no tengo ninguna clase de instrucción, y es realmente un día precioso.

Cargando editor
09/02/2011, 21:30
Edgar Brunswick

Sin duda se trata de un espectáculo impresionante. Ver la belleza de los  parajes centroamericanos fusionados con los avances de ingeniería humana...

No sé hasta dónde podríamos llegar de seguir con estas construcciones dentro de muchos años, pero probablemente veremos muchos avances en un futuro.

Aprovecho el tiempo para leer una novela en cubierta y fumar un buen puro.

Cargando editor
11/02/2011, 14:34

Los investigadores en cubierta disfrutan de una plácida tarde en la Bahía de Balboa. Cuando cae la noche, el mar refleja las luces de los recintos militares y de los tejados rojizos de la ciudad dormida, que rodea la espesura verde y el césped cuidado. Starkweather permite que algunos investigadores y tripulantes puedan poner pie en tierra aunque advierte que el barco saldrá con el primer rayo de luz. Vosotros estáis entre los elegidos y disfrutais de un bonito paseo por la pequeña población.

Esa noche, un pequeño ferry se acerca con fruta fresca y agua potable así como objetos de lujo como puros, dulces y ropas para aquellos que deseen comprar algo. Brunswick aprovecha para adquirir un par de cajas de buenos habanos y la señorita Laughton se queda prendada de una bonita pulsera de cuentas brillantes. A la mañana del día siguiente, una gabarra mercante trae gran cantidad de fruta tropical fresca a bordo para completar las existencias del barco. Su destino es la bodega número 4.

El 21 de septiembre el barco se interna en el sur del Océano Pacífico. Por la tarde ya no se avista tierra. El clima empieza a cambiar una vez que el Gabrielle ha llegado a aguas del Pacífico. El mar está picado, bajo un cielo de nubes tormentosas. El viento sopla y cambia de dirección de manera inestable a cada hora. No llueve, pero amenaza la lluvia, como si una tormenta fuese a declararse de repente salida de ninguna parte. El barco surca las frías aguas del piélago a una velocidad constante de 11 nudos. Cada pocos segundos la proa es embestida por una enorme ola, lanzando intermitentes ráfagas de rocío que estallan en el aire. El vaivén en cubierta es ahora mucho más fuerte que antes y adquiere tal similitud con un tiovivo que envía apresurados a la barandilla a los eruditos de estómago más sensible, como por ejemplo el profesor Albemarle, el meteorólogo. Un hombre joven y algo rechoncho con un poblado bigote y que le habéis visto en los salones usando un pequeño monóculo de cristal para leer.

Los perros aúllan ahora el doble. No les gusta la bravura del vaivén marítimo. Las clases continúan como hasta ahora, pero las sacudidas del barco han restado su aire festivo. Cualquiera que se asome a la cubierta saldrá calado hasta los huesos por el tibio y salado rocío del mar. Las clases que antes se daban en cubierta se imparten ahora en uno de los salones.

Notas de juego

Hacedme todos una tirada de vuestra CONx3 a ver si echáis la papilla. Bjorn, tú no. Tú como marinero estás acostumbrado a esto xDD 

Cargando editor
11/02/2011, 15:16
Edgar Brunswick

Parece que tanto movimiento no viene bien para mi maltrecho estómago. La tormenta unida a la comida tropical causa estragos en mi salud.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: CONx3
Dificultad: 42-
Resultado: 61 (Fracaso)

Cargando editor
11/02/2011, 15:54
Bell Mellor

Esperaba el mal tiempo claro, pero no tan pronto. La tormenta se abate sobre nosotros eliminando cualquier atisbo de buen humor.

Afortunadamente para mi siempre he tenido el estomago bien asentado, y aunque me acompaña la incomodidad y cierto temor, ya que no hay viaje por mar totalmente seguro, mi cuerpo se mantiene fiel a mi mismo y no sufro alteraciones de importancia.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: mareo
Dificultad: 45-
Resultado: 5 (Exito)

Cargando editor
11/02/2011, 21:30
Virginia Laughton

  El mal clima no es bueno para mí. Los mareos son un infierno, y sufro a cada sacudida. Lo único que me mantiene calma es las prolongadas siestas que tomo seguido. Al menos así puedo huir de cualquier nausea.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Concentración X 3
Dificultad: 45-
Resultado: 58 (Fracaso)

Notas de juego

 Eh, ya tenía que fallar. Bueno, qué se le va a hacer.

Cargando editor
11/02/2011, 22:54
Bjorn Stoltenberg

La mar gruesa no es algo que me coja desprevenido, aunque nunca había navegado por estos mares si que había escuchado los relatos de otros marinos en las tabernas, pero sin duda estas condiciones rivalizan con las de los crueles mares del norte del Atlántico que tantas vidas se han cobrado.

Se que en la cubierta no puedo ayudar mucho, durante el viaje ya he aceptado que mis servicios como marinero no son necesarios, y que estoy embarcado con otras funciones, por eso mismo, obsesionado aún con los daños que puedan sufrir nuestros preciados equipos, me acerco al camarote de los patrones.

-"Señor Starkweather, me gustaría bajar a las bodegas, habría que asegurar la carga y comprobar que todo está en su sitio, puede haberse despalzado parte del equipo."

 

Cargando editor
15/02/2011, 12:08

Virginia y Edgar acaban corriendo a cubierta ya que la comida se revuelve violentamente en sus estómagos. Al regresar, ambos están un tanto pálidos y empapados de arriba a abajo. Bjorn acude rápidamente donde Starkweather para expresarle sus preocupaciones sobre el tema de la carga. El jefe de la expedición no puede más que estar de acuerdo con el marino.

-Tiene usted razón, señor Stoltenberg. Vaya con el resto de los marineros del Gabrielle y ayude en lo que pueda. Yo hablaré con el capitán. Estoy seguro de que le dejará entrar en las bodegas dado que usted es un marino también.

Las bodegas son cinco y no están interconectadas entre sí. Es decir, para ir de una bodega a otra uno tiene que subir a cubierta para poder descender a la siguiente. En la primera bodega está toda la maquinaria pesada de la expedición: los tractores de nieve, generadores y aparatos para derretir el hielo. El almacén de debajo contiene sólo botellas de oxígeno cuidadosamente embaladas. En la número dos está uno de los Boeing, el Fairchild y bidones de gasolina. En la tres están gran parte de los materiales relacionados con la acampada y los trineos, como tiendas, herramientas, lámparas y cuerda. En la número cuatro están los otros dos Boeings así como otra pequeña bodega construida con gran solidez y rodeada de sacos de cemento. La puerta está asegurada con un grueso candado y el primer oficial es el único que tiene la llave. Dentro se guarda una caja de dinamita.

Y por último la bodega número cinco, que es la que contiene a los perros así como la cámara refrigerada que guarda gran parte de los alimentos de la expedición.

- Tiradas (3)

Tirada: 1d100
Motivo: CONx3 Ernest
Dificultad: 39-
Resultado: 38 (Exito)

Tirada: 1d100
Motivo: CONx3 Wallace
Dificultad: 30-
Resultado: 9 (Exito)

Tirada: 1d100
Motivo: Equilibrio del Marinero para Bell
Dificultad: 65-
Resultado: 41 (Exito)

Notas de juego

Tiro por los que faltan. Como Bell estuvo cerca del crítico tiene una tirada para intentar lograr el equilibrio del marinero. Se tira bajo la puntuación de Descubrir o Rastrear. En este caso su 65% de Descubrir. Ahora Bell tiene "Equilibrio del Marinero" Con lo cual sólo podrás marearte únicamente con violentos oleajes (tormentas o huracanes).

Cargando editor
16/02/2011, 01:02
Bjorn Stoltenberg

-"Muchas gracias por la confianza, si me entregara una nota con la autorización podría ir ahora mismo a ver al capitán y no demorar la revisión."

Bjorn se muestra satisfecho, su patrón confía en él.