Partida Rol por web

El camino para salir de la ciudad era una avenida empedrada bien despejada, que atravesaba los suburbios ruinosos y se adentraba en el yermo varios quilometros antes de desaparecer en los pantanos. Esa carretera era llamada el camino del norte hace tiempo y estaba marcada por fanales de piedra que se mantenian siempre encendidos para guiar a los viajeros de noche.

Ahora solo las caravanas armadas se atrevian a viajer por ella. La carretera las llevaba a la puerta misma de las murallas, a una gran plaza despejada delante de los grandes portones de hierro. En medio de la plaza habia un gran arbol, parecido al que estaba dibujado en las monedas del elfo. Totalmente seco y muerto y de el pendian colgados viejos esqueletos de decenas de ejecutados.

De vez en cuando sonaban las trompetas en lo alto de la muralla y los habitantes de las cloacas se arremolinaban en la plaza para conocer noticias del interior que daba algun pregonero desde lo alto, otras veces bajaban una gran caja con enormes poleas en la que dejaban sobras para la chusma. A veces las puertas se abrian para salir o entrar alguien...

Alrededor de la plaza era donde se concentraban las tabernas mas grandes de las cloacas y en una de ellas fue donde se reunieron los aventureros de nuevo con su contratador que les hizo señas desde la puerta para que fuesen pasando.

El tabernero, sucio y hosco les llevo a una mesa donde beber y poder hablar algo apartados. Habia bastante gente tanto fuera como dentro del local. Rumores de que iba a salir alguien de la ciudad.

El elfo llego a la mesa y fue contando a los presentes...

Donde esta Eleanar, alguno de vosotros le ha visto?

El elfo os va haciendo entrega en la mesa veinte piezas de oro a cada uno conforme vais llegando.

Cuando Eleanar llegue os conseguira caballos y os guiara a las ruinas. Yo tengo asuntos que atender en otro lugar.

Alguna pregunta?

Dice levantandose para marcharse.

- "Sí. Todo esto es muy apresurado para lo importante que os parece la cuestión y el dinero que estáis desembolsando. No estaría de más compartir con nosotros algo más de esas ruinas a las que tenemos que ir. Al Norte sólo hay bárbaros y orcos." - dijo con calma. - "Tampoco sabemos ni vuestro nombre".

Luego añadió "¿Cuántas armas hay que traer en total? ¿Son también espadas?". Por supuesto había muchas más preguntas posibles, pero de momento Thorkall dudaba que fuera a dar muchas explicaciones.

El elfo sonríe maliciosamente ante las preguntas del mercenario.

Mi nombre real no puede ser conocido, pero podéis llamarme Norn. Eleanar os guiará a un viejo cementerio más allá de los pantanos. Los guerreros que descansan en esos túmulos son muy antiguos y las armas que portan son de la última guerra. Quien las porte puede comandar al ejército de los espectros.
Algún día vendrán encima de todos nosotros...y cuanto más tarde mejor.

Realmente hay poco tiempo. No tardaran en ir alli otros. Creedme si os digo que no deben caer esas armas en manos del Teocrata.

Thriner agradece con la cabeza cuando le entregan las monedas. Mientras Thorkall intenta sacarle información al elfo; Thriner mira a su alrededor observando a la gente que allí se encuentra y viendo cual es su actitud. Ha pasado demasiado tiempo en las tabernas como para saber que los problemas,tarde o temprano, siempre aparecen por estos lugares.

-El dinerito está muy bien.

Apunta la mediana tomando lo que le corresponde.

-Lo que no está bien es cualquier negocio que incluya al Teocrata y su banda de seguidores lunáticos. Ya te dije que dependiendo del grupo al que nos enfrentamos el precio podría subir. Y precisamente con esa gente siguiéndonos los talones hay que prepararse muy bien.

Suspira un momento analizando al grupo, la bolsa que guarda el elfo y los alrededores.

-Cinco monedas extra para abastecimiento y gastos de travesía.

La elfa se presenta con cierta demora al dichoso encuentro en la taberna. Con las mismas ropas y encapuchada, observa al grupo desde lo lejos, tanteando con cuidado el acercamiento mientras escucha desde la distancia. Moviéndose entre las sombras y personalidades que a esa hora recorren el concurrido establecimiento, finalmente reúne el coraje para acercarse y dar un débil cabeceo ante todos. Huele a tierra, humedad y sudor, y está algo sucia por el escape de ayer. 

- Saludos, s-soy Erinia... estuve ayer con vosotros. - Bajo la capucha se aprecia como la elfa parpadea un par de veces. Emplea un tono de voz muy bajito, casi un susurro. Dice algo más pero no se le oye, sin embargo, agacha la cabeza con cierto arrepentimiento, apenada, y luego vuelve a erguirse, aceptando el oro que ofrece el elfo con silenciosa gratitud. 

El elfo no respondía y aparece otra de su raza para unirse a la conversación.

Lilium mueve la cabeza en negación mirando la facha de la muchacha.

-Bienvenida Erinia. Pero habla alto hija mía que no se te oye y nada de remilgos que hay que sobrevivir como sea.

La mediana no repitió su propio nombre porque ayer ya lo había hecho y suponía que la elfa recordara. Luego volviendo al contratador señaló a la recién llegada.

-Buen ejemplo. Si con el encontronazo de ayer mira como llega está niña imagínate cuando estemos allá afuera en el Páramo enfrentándonos a los muertos en el pantano y huyendo del grupito de lunáticos. Vamos no te hagas de rogar sabes que somos buenos y lo valemos. Cinco monedas extras por persona para abastecernos.

Repitió cruzando los brazos satisfecha acomodando la espalda en el respaldar de su silla y ojeando la bebida de hidromiel que servía el tabernero.

Sacando la bolsa de nuevo el elfo deja caer un puñado de oro sobre la mesa.

Que no sea por dinero. Equipaos convenientemente.

Luego sopesa la saca y la deja encima de la mesa. Debo partir. Ahi esta la parte del resto y doce monedas mas. Nos vemos en el yermo.

El elfo se envuelve en su capa oscura y abandona la taberna.

Entro a la taberna justo cuando el elfo sale. Me acerco a los demás y observo con cautela la bolsa de dinero en el centro.

-¿Qué fue lo que se acordó? Necesito suministros y más flechas, quizás algunas jabalinas. Si ustedes no tienen montura, les sugiero conseguirse unas. Conozco a un mercader, si les interesa.

-Pues eso mismo es lo que veníamos estableciendo, lo que habremos de esperar un ratito más a ver quiénes llegan. Por lo pronto aquí tienes veinte piezas de oro fue lo estipulado.

Señala Lilium que se había autodesignado la administradora del grupo contabilizando lo que había dejado el elfo.

-Eleanar cuando llegue, si es que lo hace, suministrará los caballos.

La mediana que ya tenía entre sus manos la bolsa calculó cuánto oro quedaba.

-Con mi insistencia en los preparativos logré que aflojara veintidós monedas para repartirnos y con el apuro que tenía para ir a ver sus asuntos fue tan generoso…

Esta última palabra denotaba algo de sarcasmo e ironía picaresca en su voz, sonrió y continuó.

…Añadió doce más. Así que tenemos treinta y cuatro en total para armarnos hasta los dientes.

La elfa miro alrrededor.

-Saben si esperamos a alguien más. ¿Quien falta?

Thriner vuelve se atención a la mesa. Ve cómo el elfo deja más monedas y se marcha. En esto que llega D´hor y propone ir en busca de los suministros necesarios para el viaje. Thriner se inclina un poco sobre la mesa y hace un gesto para que sus compañeros se acerquen también.

- Guardad eso- dice señalando a las monedas que ha dejado el elfo sobre la mesa- hay ahí atrás una mesa que no ha parado de observarnos. No sé quienes serán pero debemos andarnos con ojo.

Tras esto vuelva sentarse cómodamente y dice:

- La verdad es que deberíamos aprovisionarnos para el viaje. Pero no sé si estamos todos. En lo que llega el resto de gente siéntate y disfruta de una copa- le dice a D´hor mientras levanta su jarra en señal de invitación.

-No soy mucho de mantenerme en un lugar como este, aunque mi caballo está entrenado, es posible que alguien necesita sentir un filo antes de aprender que las cosas ajenas no se tocan... y el olor de este lugar es insoportable... Pero esperaré lo que sea necesario. 

Mientras estais departiendo un hombre se acerca a la mesa. La gente se aparta de su lado mientras camina a traves de la taberna y las conversaciones van enmudeciendo.

Se planta delante de vosotros y dice de este modo:

Vaya vaya vaya... que tenemos aqui. Millonarios en las cloacas...

Abre los brazos como haciendo un gesto exagerado de sorpresa mientras gira hacia su audiencia (el resto de la taberna que ha enmudecido).
Vuelve a miraros.

No habeis pagado el impuesto revolucionario... todo lo que tengais. Por favor la bolsa de oro.

Dice extendiendo la mano.

Saco rápidamente mi cuhillo y con un golpe rápido pongo la punta sobre la madera mientras miro fijamente a aquél hombre.

-Si hablas de revolución entonces hablas de sangre. Y creo haber pagado ya lo necesario. Así que o te alejas o te abriré en canal y haré que mi caballo arrastre tu cuerpo desangrante por el apestoso laberinto que es esta ciudad, y luego hacia las afueras de esta. Para que sientas como tus órganos te abandonan y tiran de ti como una cuerda, y los cuervos devoren tus entrañas, los perros masquen tus huesos para extraér el tuétano y tu espíritu no encuentre ni en esta ni en la otra vida ni la piedad ni el descanso.

Este hombre habla como los orcos... Habéis oído que cosas más feas?

Dice ladeando la cabeza y haciendo un gesto con una mano. De una mesa del fondo cuatro tipos con pintas como la suya dejan sus jarras y se levantan.

Luego dice a Uman.
Guarda el cuchillo si no quieres acabar en el árbol, extranjero. Sacar un arma en una taberna es una falta de respeto. La bolsa ya.