Partida Rol por web

Odiando con todo su ser el haber insistido hacer este viaje de bodas, lo que jamás imaginó es que todo podría volverse tan caótico, doloroso. Es que allí se encuentra Annika luego de saltar a tiempo para que esa bola no la arrolle y pensando que tal vez Thorlak que estando físicamente incluso más entrenado que ella, pueda con esto. Sólo que el destino dispuso otra opción. Una que sin dudas la fuerza a soltar de sus labios un grito desgarrador que seguramente debe haber resonado por toda la pirámide. 

Llorando al ver como el amor de su vida muere en el acto, todo su mundo se estremeció por la amargura, sintiendo como su corazón hecho un nudo, le insistía con seguir. A sabiendas de que justamente era lo que hubiera deseado Thorlak e incluso ella si la situación hubiera sucedido al revés. No podía continuar allí esperando a que un milagro suceda mientras cada recuerdo junto a él siguen presentes en su memoria, sólo para incrementar ese dolor que tras haberle soltado la mano, jamás lo ha vuelto a sentir. 

- Por ti seguiré... - responde al observar como una pared se derrumba tras el paso de aquella esfera, lo cual con sus ojos llorosos y el maquillaje corrido, busca el cuerpo de su esposo sólo para darle un beso más y tras llevarse el anillo de bodas junto a ella, avanzó por ese nuevo pasadizo que se ha revelado. 

“Gracias” a la roca que derribó la falsa pared, quedó revelada una nueva sala (9)

Dicha sala mostraba de manera majestuosa una gigantesca estatua de mujer con ropajes egipcios. La mujer tenía las manos extendidas y en ellas parecía albergar un medallón.

Un rápido vistazo hacía comprobar dos detalles:

Uno de ellos era que el medallón parecía estar elaborado de cobre y tenía grabado el símbolo de un sol con una firmeza exquisita.

El otro detalle es que a los pies de la estatua había un jeroglífico que por desgracia no se sabía descifrar.

Además, comprobaste que la estatua está decorada con motivos que hacen referencia a la diosa Bastet

Aún con el dolor atenazando cada sentimiento que lleva el nombre de Thorlak, avanza entre sollozos mientras busca en algún lugar de su interior esa fortaleza que parece escasear de repente. No concibe una vida sin su gran amor, pero a sabiendas de que esto es un camino que de transitarlo debe ser a solas, avanza aún con la imagen de aquella pérdida en su mente, repitiendo una y otra vez la tragedia que le arrebató de sus brazos a su esposo. 

Pero a medida que fue avanzando y tras secar sus lágrimas, contempla lo que esa nueva sala tiene para ofrecer. No es un momento donde valore demasiado su vida, más aún cuando todo parece mostrarse como una trampa en la que caer constantemente, decide dar caminar por la sala sólo para recorrerla y al terminar en lo que parece ser la estatua de Bastet, posa su mano sobre el medallón mientras aguarda por alguna reacción del lugar. 

Ya cogiéndolo con su mano, comienza a distanciarse mientras recorre con cierta minuciosidad cada rincón del lugar. 

Con su corazón latiendo de prisa, tan acelerado por los nervios que ahora inunda en torno a su cuerpo, cuando coge el medallón y no sucede nada realmente, deja escapar un suspiro mientras susurra algunas palabras. - Por ti amor, solo por ti. Te amo. -  termina por decir al guardar el medallón en el bolsillo delantero de su short de jeans, decidida a continuar con este camino en solitario ya contando con esa horrible posibilidad de morir en el proceso. 

Luego de abandonar esa sala, volviendo sus pasos al inicio donde ha perdido a su esposo, intenta no mirar demasiado ni tampoco caer en la melancolía de eternizar el tiempo allí de rodillas llorando por su muerte. Es que de alguna manera siente que de continuar, no debe retrasar su destino y pese a todo lo que pueda surgir delante delante de presencia, de alguna manera lo logrará o morirá en paz junto a quien ama. Quien sabe. 

Por esa razón, una vez que coge el pasillo que juntos habían transitado, decide continuar hacia la misma dirección que ella optó desde un comienzo, avanzando por toda esa extensión que seguramente le depara una situación peor o igual que las vividas ya. 

Avanzaste por el nuevo pasillo (PI), el cual era sospechosamente similar al que atravesaste anteriormente (PI).

Seguiste las indicaciones del mapa atravesando dicho pasillo con la idea de encontrar algo interesante en la sala que estaba marcada con una gran "X". Sin embargo, fue desalentador comprobar que cuando topaste finalmente con la pared te diste cuenta que allí no había nada. ¡Odiabas esa pirámide!

Pared y más pared, esto comienza a preocupar. Pero decidida como está avanza raudamente por ese mismo pasillo que no se lo olvidará jamás en su vida para coger uno nuevo, que justo está a mitad del camino (P4), sólo para tomar el inicial (P3) cuando retrocedieron aquella vez donde desaparecieron de su vista el Egiptólogo y el guía. Quería variar un poco el recorrido, esta monotonía fastidia lo suficiente y como no capta nada de lo que escrito en la pared se encuentra, prefiere avanzar sin más hasta hallar la salida. 

Luego de haber optado por ese pasillo (P3) regresa al otro (PJ) sólo para pasar por delante de esas mismas puertas avanzando con sus sentidos muy en alerta hasta la sala que tiene a su alcance al final del mismo ( Sala 9). De alguna manera esa entrada algo le decía y como suele seguir su instinto, prefiere adentrarse. 

El pasillo (p8), cuya longitud a primera vista parecía no tener fin, cobijaba un nuevo jeroglífico que no pudo ser interpretado.

La gran sala a la que acababas de ganar acceso (14) era una trampa. Lo supiste en el momento que las puertas de piedra se cerraron tras de ti dejándote atrapada. Intentaste abrir la puerta pero no había manera, el mecanismo era demasiado especial como para usar la fuerza bruta.

Fue entonces cuando te diste cuenta que la única solución ahora era investigar bien el lugar para encontrar la manera de abrir las puertas.

Te llamó la atención que lo único que había allí era un altar donde una daga ceremonial oxidada permanecía sobre él.

En una de las paredes había un jeroglífico, que al no tener conocimientos no pudo ser descifrado.

El hecho de que hubiese un altar y un puñal ceremonial incitaba a la imaginación con desenlaces bastante macabros. ¿Qué es lo que tenías que hacer?

Para más inri, notabas que el ambiente en aquella sala era asfixiante... no sabías de cuánto tiempo disponías para dar con la solución.

Está claro que al ingresar en aquel lugar, el aire comienza a viciarse y teme por su cordura, no sólo porque su esposo instantes atrás había padecido algo de lo cual ella fue inmune. Pero esta vez, duda en demasía, más aún cuando la pirámide parece querer cobrarse algo más que una visita. 

Maldiciendo el día en que surgió la idea de ir hacia este lugar, deja escapar un suspiro y no necesita ser muy sabia para comprender que un altar junto con un puñal, el reclamo es la sangre o si bien un sacrificio. Le resulta completamente irreal el pensar en ello, pero dadas las circunstancias y lo poco que tiene para perder, toma una decisión que si bien podría salir muy mal. 

Por esa razón coge el puñal y tras acercarse al altar, se corta la palma de la mano entre gritos, quería huir, morir o lo que sea, daba igual el resultado y el amor de su vida estaba muerto. Las gotas de sangre comienzan a salir de repente, el dolor es demasiado intenso, terrible, siendo una agonía que estaba dispuesta a parecer. Y mientras va regando con su mano llena de sangre el altar, aguarda expectante. 

En el momento que tu sangre empezó a impactar en el altar, todo comenzó a vibrar de manera intensa.

No sabías si eso significaba que estabas haciendo las cosas bien o que estabas tomando una decisión errónea.

El dolor producido por el corte era terrible, pero aún peor era la sensación de saber que aquel acto no había sido suficiente para salir de allí.

¿Qué decisión debías tomar entonces?

El dolor atenaza sobre su cuerpo, pero nada se compara al no tener a su lado el amor de su esposo. Es que ya decidida a ir más allá de todo lo que debería ser, pensando que tal vez más sangre le daría a este lugar el sacrificio necesario para salir o morir allí mismo. 

Por esa razón con la daga en su mano, apoya la hoja sobre su antebrazo solo para marcar una línea recta que se transforme en un rastro carmín, siendo aquella herida algo que seguramente le costará la vida. No tenía nada para perder, poco le quedaba. 

Decidida, continuaste haciéndote cortes profundos, que podrían generar en ti secuelas graves, pero no por ello ibas a rendirte, no ahora.

La sangre emanaba con más y más intensidad en el altar, el dolor era alto, tal como era el precio a pagar por salir de allí, pero era soportable, no tanto como la pérdida de su esposo.

Los temblores empezaron de nuevo a sentirse a tu alrededor, esta vez con mayor intensidad. Era como si la pirámide estuviese reaccionando a tu sacrificio pero... ¿aún seguía siendo suficiente?

La sangre parecía ejercer cierta influencia pero jamás era suficiente, aquello significa que el sacrificio conlleva un alto precio a pagar y durante este largo recorrido, ya no merecía la pena luchar por lo imposible. Y por esa razón, decidida a ir más allá para entregarse a un destino que he de pertenecerle de alguna manera, toma asiento en el altar aún con la daga en la mano y su antebrazo goteando a borbotones. 

Un suspiro deja escapar entre sus labios como si se tratase del eco desolado que su alma y su corazón se atreven a pronunciar para reclamar una vida que jamás le ha pertenecido. ¿Por qué luchar? ¿Por que seguir? No tenía una razón circunstancial, Thorlak jamás estaría a su lado y todo esos sueños que construidos a la par, ahora se esfuman gracias a este lugar, a este destino cruel. 

Con los ojos cerrados se recuesta sobre la piedra mientras imagina instantes que le dan alegría junto a su esposo, el primer beso, la propuesta de matrimonio y esa dulce mirada que al despertar le iluminaba los días. Aquello era hermoso, idílico, y ante las sombras que ahora mismo la realidad le ofrece, prefiere morir entre los retazos de una historia que sin dudas será mejor que este fatídico final. 

Y ya cuando las campanas de la muerte resuenan en su mente, alza su mano sana solo para cortar de lado a lado su cuello mientras esboza una sonrisa, no era macabra, era de felicidad ya que al fin estaría con su esposo para siempre. Sin trampas, ni enigmas, solo ella y él junto a esa promesa de amor que una vez juraron cumplir.

- Te amo Thorlak... Contigo mi amor... - expresa entre pensamientos cuando la sangre surge a borbotones, incluso entre los labios porque ya no habrá sol sin una luna que acompañe, un amor sin otro que lo profese. Así era el destino, así era el final. 

Juntos para siempre. 

De repente se escuchó un ruido seguido de un chasquido de lengua.

- Matt, te dije que tuvieses más cuidado - dijo casi susurrante una mujer.

- Deja de quejarte Koraline, hemos llegado muy lejos como para que reproches eso - contestó con tono seguro un hombre.

Las siluetas se deslizaban entre las sombras de aquella fría cueva mientras voces de asombro revelaban que algo acababa de ser descubierto.

- ¿Seguro que es ésta cámara? - comento de nuevo la mujer.

- No hay duda, debe ser aquí... pero entre tanta nieve es imposible verlo - aclaró una tercera persona que también estaba allí.

Uno de ellos empezó a retirar nieve en grandes cantidades.

- No hay duda es aquí... y pensar que hace 60 años este lugar estaba debajo de un desierto - comentó uno de los más curiosos.

- Deja de aburrirnos con clases de historia listillo, todos sabemos que tras la 3ª Guerra Mundial el invierno nuclear asoló todo... pero aquí hemos venido a por una sola cosa, a por el Sol de Ra - dijo el tipo que parecía más nervioso y ansioso por avanzar.

Aquel que parecía liderar la expedición empezó a examinar todo con máximo detalle.

- Fijaos... debajo de la nieve aún se puede comprobar la piedra... los grabados... Incluso antes sin que lo supiéramos hemos atravesado un foso que ha quedado sepultado por el hielo -  analizó.

- ¿Y murió gente aquí? - dijo la chica con tono triste.

- Eso me temo... de hecho lo que buscamos debe de estar aún en el cuerpo de uno de ellos - sentenció el líder de la exploración.

Tan solo necesitaron varios minutos hasta poder dar justo con lo que estaban buscando.

- Fijaos... este esqueleto está justo encima de lo que parece un... ¿altar? pobre alma... a saber por qué habrá tenido que pasar.... -

- ¿Tendrá algo que ver con el otro cuerpo que vimos enterrado en la otra sala? - comentó ella de nuevo.

- Es probable... o quizás de una expedición diferente... la putada es que este cadáver tampoco lo tiene... tendremos que seguir explorando las ruinas... -

- Maldita sea... nunca encontraremos ese colgante... para colmo este lugar antiguamente estaba plagado de trampas y no sabemos si aún hemos dejado alguna sin activar - con sumo cuidado el grupo abandonó la cámara para seguir con sus fines... ¿cuáles serían? Quizás eso forme parte de otra historia... una historia que Annika Landvik dejó a medias...