Partida Rol por web

Más vale una buena espada que un mal destierro (II)

III. La Fuga

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15/06/2015, 18:39
Director

Ladia no pudo articular palabra alguna más, pues como bien pensaba el senescal Koldo, estaba en su último aliento. Tan sólo giró la cabeza e hizo ademán de levantar el brazo (cosa imposible). Tan sólo alcanzó a estirar el dedo hacia la negrura en derredor, en plena noche, y al levantar hacia allí la vista (hacia una zona alejada), vísteis una figura empapada en oscuridad. Estaba como oculta y no la veíais bien, aunque vísteis que se acercaba un dedo a los labios y os pedía silencio, como cuando alguien quiere guardar secreto o es cauto para que un niño no se despierte... Entonces sonrió un poco y se alejó: se alejó sin que nada pudiérais hacer. Ladia finalmente murió en vuestros brazos.

Acto seguido, llegó el soldado de Sancho y os ayudó a llevar el cadáver de la mujer donde teníais atados a los caballos, que estaban bastante asustados y muy inquietos (de lo que habían vistos sus grandes ojos). No contásteis nada de aquella visión a don Sancho, pues, tras pensarlo, no sabíais si había sido fruto de vuestra imaginación; además, de la identidad de aquella figura nada os pareció discernir, ¡había sido como una fugaz visión!

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15/06/2015, 18:39
Sancho de Landarria

Non podemos estar aquí mucho más tiempo... -dijo don Sancho con su hijo en brazos, mirándolo, el cual no había dejado de llorar-. Montad, amigos, a la mujer en el caballo -refiriéndose a Ladia- y volvamos a mi casa. Me duele dejar de buscar a Ostatxu, empero mi primogénito tiene frío y ha de vivir... ¡Mañana saldremos de nuevo en batida! ¡Alzaros a las bestias! ¡Aprisa!

Los otros dos soldados de la guarnición de don Sancho yacían no muy lejos de allí, et sólo tuvísteis la compañía del que bajó a la catacumba en la vuelta. Éste llevaba amarrado al caballero Manuel, y volvió con la barriga pegada a los cuartos traseros del caballo, zarandeándose como un bandido apresado et dejando en el Monte Laurri todo el honor y nobleza que tuviera.

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15/06/2015, 18:44
Director

El fuego del castillo, nada más acercaros, estaba siendo apagado por los supervivientes de la guarnición. Soldados y criados (los pocos que quedaron vivos) tenían el portón abierto (tal y como quedó) et encontrábanse apagando penosamente con pequeños cubos y cubetas las llamas que seguían azotando levemente por doquier. La caballeriza habíase quemado completa (habían formulado un pequeño redil de palos, cuerdas y espadas para no dejar escapar los caballos que aún había) et la fachada y torres del castillo de Echauri estaban ennegrecidos con gran atino. Infinidad de cadáveres había allí plantados (como si hubiesen salido de la tierra, et muchos otros acabaron de quemarse con las brasas). Nada más percibirse que cuatro hombres venían en bestias a la cabalgada, los supervivientes echaron mano a lo que tenían (armas et improvisadas también). Pero... ¡era el señor Barón! ¡un HURRA por Sancho de Landarria!, debieron pensar todos.

Cuando el señor Sancho entró, pese a su mal aspecto de sudor, sangre (y lágrimas, porqué no decirlo, por su esposa desaparecida), sus súbditos se alegraron y jalearon en medio de la noche con vítores. Malena Bestregui salió al paso de los nuevos allegados, al igual que el pastor Euxeo. Mientras que la primera se alegró por ver a don Diego, el segundo se horrorizó al ver a una fallecida Ladia. Corrió hacia su cadáver, mientras era bajada del caballo, y se abrazó a ella entre lágrimas y maldiciones y blasfemias, et podría decirse que jamás habíais visto así al de Navallo... Según os contaron, Natxo de Otazu viviría, pero ahora estaba descansando dentro del castillo de Echauri...

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15/06/2015, 19:03
Sancho de Landarria

¡¡He aquí mi heredero!! -et que don Sancho, aún con el niño llorando en sus brazos, alzó al pequeño para que los pocos supervivientes lo viesen, et lo reconociesen como tal-. ¡Él heredará en el futuro aqueste castillo, bien reconstruido, et gobernará estas tierras!

Luego, algunas craidas lo envolvieron entre mantas y lo llevaron adentro para hacerle entrar en calor.

Notas de juego

Haced un último post de partida.

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15/06/2015, 20:15
Malena Bestregui

Hube yo de contenerme de abrazar a mi señor al verlo tornar de vuelta, sano y salvo, con algunas heridas superficiales que habrían de sanar pronto. Requería su posición que no cometiere yo tal imprudencia, así que limitéme a saludarle con devoción y clavar en él una mirada que muchas cosas había de significar, y también decir.

- Habedes vuelto, mi señor... mas, ¿lograsteis lo que vos proponíais?

Era una pregunta cargada de interrogantes, que sólo mi señor don Diego sabía responder.

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15/06/2015, 20:18
Diego de Zúñiga

Mi rostro volvía ensombrecido por el fracaso en aquesta nuestra misión, la de hallar et traer de vuelta a la esposa del Barón, doña Ostatxu, la cuál había desaparecido a manos de aquellos encapuchados a los que non hube el placer de destripar con la mía espada. Aquella carga habría de sostenerla sobre los míos hombros el resto de mi vida, et a buen seguro que el Barón non perdonaríanos del todo el fracaso, aún cuando temibles bruxerías habíanse visto envueltas en tal empresa.

- Fracasamos, mi Malena. - díxele, et nada más - Id et disponed mi alcoba, quiero descansar.

Y así dejé patente el lugar que había de ocupar aquella mi acompañante et sospechada querida, que aún era aquí yo el señor.

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15/06/2015, 20:21
Diego de Zúñiga

Más tarde, en la intimidad de mi alcoba, hube de contarle a Malena cómo doña Ontatxu escapó entre los nuestros dedos a manos de aquellos encapuchados, los cuales parescían, como ella, adoradores del Maligno, mas nunca sabríamos si estaban aquestos con ella aliados, o bien eran otras las suyas intenciones. Claro estaba que el tal Manuel habíaseme enfrentado espada en mano, aunque non podía saber si es que obedecía a doña Ontatxu, o por el contrario contra ella obraba. Sólo sabía que aquella ocasión habíase escurrido, et que con tal frustración habría yo de encarar los tiempos venideros. Et de aqueste modo hube de descargar la furia et la pasión que aún guardaba en el cuerpo de Malena, yaciendo con ella de un modo salvaje, tomándola cuantas veces lo deseé sin que ella se opusiere, pues en el fondo obedecía la mi voluntad a sus deseos, et a los de su señora, que se complacía de ver la lujuria desatada en nuestra unión carnal et pecaminosa.

Sólo cuando aquella pasión, aquella locura indigna, hubo terminado, et mi cuerpo saciado non pudo ya levantar del catre, vi en el rostro de Malena una sonrisa maliciosa, a la par que mostrábame un pedazo de tela blanca que había de pertenecer a una sobrevesta. Y sólo cuando pronunció el nombre de Natxo comprendí que la marcha de la muxer del Barón tal vez hubiere cerrado una puerta, pero abría muchas otras*. Y, triunfalmente, sonreí.

Notas de juego

* Quién sabe si para aventuras futuras :)

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16/06/2015, 18:04
Koldo de Aingeru

En realidad no podía quitarse de la cabeza aquella figura que juraría haber visto. Normalmente habría pensado otra cosa, pero los acontecimientos recientes le hacían ver las cosas extrañas desde otra perspectiva. De la Señora no había ni rastro y Koldo no sabía muy bien qué pensar sobre ello, le parecía raro que hubiese sido secuestrada de nuevo y marcharse así de sopetón... ¿y si la figura era la mismísima Señora?

Lo que tampoco entendía era que el Barón tampoco sospechase del comportamiento de su esposa. Todos habían oido lo del incendio en sus antiguos dominios y luego estaba lo de su heredero. A veces los críos se adelantaban...¿pero tanto?

En fin que poco podía hacer salvo seguir haciendo lo que había hecho los últimos tiempos: proteger a su Señor y sus tierras. En parte estaba contento porque el heredero daría a don Sancho una alegría inmensa y a Koldo un motivo nuevo por el que pelear aunque estaba convencido de que no estaba la última palabra dicha. Pero esa es otra historia...