Partida Rol por web

Blindt miró a Entu un momento. Contempló después a la muchacha pedir disculpas y consideró que tal vez su reacción había sido excesiva. Al ver que Sinderia tenía intención de marcharse, se acercó de pronto titubeando.

- ¿Robaron a un mercader, dices? Esto... Tal vez podamos ayudarte a buscar al culpable, ¿verdad Entu? -le dije desviando apenas la mirada hacia el varu.

-Bueno... - Entu echa una mirada significativa hacia la plaza en la que, en unas horas, se espera que aparezca el unicornio. Sin embargo, viendo lo compungida que está Sinderia, decide ofrecerle su ayuda, y además, Blindt parece extasiado con la joven, seguro que está deseando seguir en su compañía. -Claro, no hace falta que te disculpes, no ha pasado nada. Si vas a seguir buscando podemos ayudarte a encontrar al ladrón, siempre que dejemos la búsqueda a tiempo para ver el unicornio. Y si no no hace falta que te vayas, al menos por mi parte todo queda olvidado. ¿Conoces a ese mercader al que han robado?

Mi rostro expresa sorpresa y duda a partes iguales, cuando a pesar del malentendido y mi metedura de pata, los dos hombres tienen un gesto amable conmigo. Parpadeo varias veces sorprendida aún, pero atino a responder a sus preguntas.

-Ah... De veras, no quisiera molestaros más. Y la verdad, soy nueva en la ciudad, deambulaba entre los puestos de las calles y llegué al de Garamm, el yan por curiosidad. Mientras tomaba una bebida, este empezó a ponerse nervioso y rebuscar entre sus enseres, le pregunté que ocurría y me dijo que le habían robado toda la comida que tenía. - Dijo comenzando a contar su historia de lo que había presenciado.

-Así que no, en realidad no le conozco personalmente, pero al verlo tan afligido quise hacer algo, lo más seguro es que no encuentre nada, pero al menos quería intentarlo. Si de verdad no os molesta podríamos mirar por la ciudad por si alguien sabe algo. - Dijo con un renovado tono esperanzado, el nudo de su estómago se iba deshaciendo al ver que Entu y Blindt perdonaban su error. Y continuó. -Y tranquilos, por nada del mundo me perdería tal acontecimiento, seguramente será el espectáculo más hermoso que podamos contemplar. - Añadió refiriéndose a la llegada del Unicornio. Sin duda sería algo mágico. A la semifeérica se le notaba en la mirada la alegría que iba floreciendo en su interior al pensar en la criatura y además en que aquellos dos no le guardasen rencor.

Me despido de la ferrica y salgo de la posada poniendo un rumbo indeterminado, paseo entre las diferentes tiendas de entretenimiento con aire ausente, sin embargo no puedo evirtar cuando veo un Yan quedarme mirandolo mientras sigo caminando preguntandome  como seria una relación entre dos seres tan diferentes como lo son los férricos y los Yanes, aunque sin duda seria hermosa esa relación.

- ¡Vamos allá! -exclamó para dar por finalizado el trato.

Blindt iba a echar a andar cuando reparó en que no sabía hacia dónde dirigirse.

- ¿Hacia dónde queda el establecimiento de Garamm?

-Pues si no me equivoco quedaba cerca de la plaza de los Haai, es un establecimiento peculiar, tiene forma de dragón. Además esta misma tarde se celebrará un concurso de bebida. - Dijo mientras andaba sobre sus pasos y les indicaba el camino por el que había venido antes de encontrarse con ellos. -Está a tan sólo, a unas calles desde aquí. - Añadió la semifeérica.

-Nosotros tampoco somos de la ciudad, ¿verdad, Blindt?- Al varu no se le ocurre que añadir, nada más lejos de sus habilidades que buscar ladrones, y además empieza a pensar que "sobra" un poco entre Blindt y la semifeerica. Echa a andar tras ellos, dudando entre el no querer abandonar a su único amigo en la ciudad y el no saber si Blindt querrá algo de intimidad con Sideria. Ante estos pensamientos, decide continuar con ellos aunque algo apartado, avanzando un par de pasos detrás de la pareja, y con su andar torpe y lento. Mientras avanza observa el cielo buscando al águila que conoció camino a la ciudad y trata de llamar mentalmente a la criatura, echa de menos el mundo salvaje de más allá de las puertas de la ciudad, tal vez el ave pueda aliviar ese sentimiento.

El joven yan parece que dejó de llorar y un brillo inundó sus ojos. ¿Crees que no me ha abandonado? ¿Crees que su familia la ha retenido o que realmente ha averiguado nuestros planes? Ellos siempre han estado en contra de todo, principamente de nuestra unión. Queríamos casarnos para demostrarle a todos que nuestros lazos eran verdaderos, por eso íbamos a aprovechar hoy el evento. ¡Hoy era un fantástico día! Y mañana nos fugaríamos lejos de todos.

Pero tú insinúas que le ha podido pasar algo. ¿Estarías dispuesto a ayudarme? Podríamos buscarla por toda la ciudad.

Las palabras de Sinderia te hicieron recordar un acontecimiento extraño que descubriste un poco antes de entrar en la ciudad. Unas pisadas extrañas pertenecían a un ser completamente desconocido para ti. Le pediste a Blindt que te ayudara a investigarla pero pareció declinar tu oferta y tú no le diste más interés.

Pensabas que de ser algo peligroso o al menos importante, tarde o temprano alguien informase de algo. Pero tras lo que os contó Sinderia, no pudiste evitar recordar aquello. Quizá aquellas pisadas pertenecían al ladrón de comida del puesto de Gramm.

Vas en busca de algo o de alguien que pueda ayudarte con el problema que se te plantea, cuando entre todo el gentío descubres un extraño grupo formado por un varu, un humano y una semifeérica. No era un trío al que menospreciar pues su unión seguro que no era casual y quizá entre ellos estuviera el mago que buscabas, o al menos alguien que fuera capaz de ayudarte con tu misión.

Pyke esbozó una sonrisa triunfante cuando recordó a la chica exótica del día anterior y comenzó a caminar hacia ellos con paso resuelto mientras alzaba una mano y saludaba.-Eh, esperad!.-Dijo intentado llamarles la atención.

Pyke era cuanto menos un Semi-yan particular, resaltaba entre humanos y Celestes por igual por el tono rojizo bronceado de su piel que al incidir el sol sobre ella parecían que ardía en algunas zonas mientras que otras resaltaban por los tatuajes tribales de su familia del desierto, su pecho desnudo subía y bajaba a intervalos regulares mientras respiraba agitado y el pañuelo que llevaba al cuello ondeaba como una bandera sangrienta al viento debido al tono carmesí de este, desgarrado en numerosos sitios en contraste con el delicado color negro de la capa corta que llevaba al hombro sobre el chaleco de cuero que llevaba como prenda para evitar pudores innecesarios entre las gentes de aquella tierra, pantalones de una seda basta y blanca le cubrían las piernas hasta la cintura, dejándole una clara movilidad física debido a la amplitud de estos y unas sencillas sandalias para evitar que sus pies desnudos besaran el pavimento.-Esperad, necesito la ayuda de un hechicero para evitar un conflicto armado en la ciudad...o mejor dicho.-Tomó una pausa cuando los alcanzó.-Para evitar que les sigan robando a los bárbaros del Norte.-Les tendió una mano a los dos nuevos.-Nyz´Tar o Pyke para el resto de la gente.-Les dijo tanto al joven como al Varu y luego miró a la mujer que tras unos segundos de duda recordó su nombre.-Sinderia podrías ayudarme? o podríais?...-Preguntó dudoso al grupo mostrando una desvaída sonrisa característica en alguien con una personalidad tan extraña como era Pyke, que agradecía que el Celeste del día anterior no estuviera por la zona para que ahondara en su negro corazón.

Leinar asintió sin pensar.

-Eso creo. No tiene sentido que hayáis tenido una relación, te haya prometido irse contigo... y ahora no se presente. Tiene que haber ocurrido algo. Te... ayudaré.

Blindt tardó unos segundos en reaccionar ante la llegada de aquel extraño. Pero cuando lo hizo, arrugó la frente aún más extrañado.

- ¿Has dicho un conflicto armado? -preguntó con curiosidad.

No entendía nada de lo que estaba ocurriendo. Demasiadas cosas de golpe habían ocurrido.

Con timidez y casi como un rumor, Entu se presenta al desconocido, al tiempo que le extiende su mano húmeda y algo viscosa, como ha visto que es habitual al presentarse.

-Yo... soy Entu.- Toda esta conversación le aturulla, aunque se le ocurre una idea. El "ladrón de comida" de Sinderia le recordó las extrañas huellas que vio al entrar en la ciudad, y ahora el tal Pyke habla de conflicto, lo que vuelve a traer a su mente la imagen de las huellas.

-Blindt, ¿Es posible que la criatura que dejó las huellas sea quien ha estado robando la comida?- En sus palabras hay velado un deseo de salir de la ciudad, ya que explorar las huellas parece una buena escusa para hacerlo, pero también mucha preocupación recuperada por lo temible de esas marcas. -Creo que deberías verlas, tú sabes más sobre criaturas terrestres, y si pueden ser del responsable del robo de comida...- deja la frase inacabada, esperando la reacción del joven humano, y también las explicaciones que dé el semi-yan sobre ese robo a los bárbaros del norte.

¿Está bien pero, cómo?

-Vamos a buscarla por la ciudad. Lugares a los que suele ir, por donde suele pasar... incluso podría estar en su casa.

Me sorprendo al ver un rostro conocido mientras emprendíamos la marcha por las calles de la ciudad. Y que además, parece buscar ayuda. Mi rostro expresa sorpresa al ir oyendo lo que van diciendo cada uno. ¿Tantos robos han ocurrido, no sólo a Garamm? Esto no pinta bien...

-¡Oh! H-hola. - Digo algo titubeante, me resultaba aún difícil acostumbrarme al tono rojizo característico de los ojos de la raza yan. Pero eso era el menor de mis problemas, la situación se estaba enredando por momentos. -Esperad, ¿habeís dicho robos? ¿Más? A Garamm el destilador, un yan que regenta un puesto, no muy lejos de aquí, también le robaron... - Le comento cruzándome de brazos, pensativa. ¿Tendrían relación estos robos entre sí?

-¿Huellas, dices? Vayámos a dónde las visteís. Podrían darnos algunas respuestas. Y Pyke, cuéntanos que es eso del conflicto armado, por favor. - Pregunto interrogante mirnado a Entu y Blindt. -Todo este asunto está tornándose bastante turbio y serio a mi parecer. ¿Qué está ocurriendo? - Añado confusa, mientras espero ponernos en camino guiados por el varu y el joven humano.