Partida Rol por web

Sinceramente me alegro de ver a nuestros compañeros, a todos ellos, y se me nota en el rostro... aunque me alegro más de haber encontrado a la médico que al resto, de todos modos ser más nos vendrá muy bien para seguir con nuestra empresa. Cuando Svetlana se acerca a mí le digo sonriendo: -Me alegro de verte. -y me fijo en cómo se sientan juntas ella y Anna. Me extraña, pero ver cómo se comportan la una a la otra y eso que cuentan me hace confiar más de Anna. Sonrío también a Marek y Anton aunque con menos énfasis, y les digo simplemente: -Bienvenidos. Sin duda estar juntos aumentará nuestras posibilidades, y por lo que comenta Jorji habrá balas de sobra para todos. -al comentar esto último mi sonrisa se vuelve ladina, bromista.

-Parece que habéis tenido más problemas que nosotros. Me alegro de que estéis vivos. -digo al oír lo que confirma Anna con su historia. Al ver el gesto que tiene con Marek me vuelvo a extrañar, y al mismo tiempo ese gesto me enternece. Hasta ahora no me he sentido muy cómodo con estos tres nuevos compañeros, pero ya me voy sintiendo más o menos igual de cómodo con todos.

-Bueno, ya me gustaría a mí que nos relajáramos tomándonos algún licor de hongos pero no tenemos tiempo que perder. Vamos gente, aquí corremos peligro inmediato. No me mata de ilusión el sitio al que vamos, pero hemos acordado que es la mejor opción. -y finalizo haciendo un gesto a Jorji para que salgamos, por si quiere tomar la iniciativa y mirar de nuevo si viene alguien, o si no lo hace pues lo hago yo.

Se echó a reir ante la broma de la joven Anna:

- Hahahaha sabes que quizás nunca veas esta bala de vuelta, ¿Verdad? - Se la guardó en el chaleco.- Yo me alegro de verte pequeña, de veros a todos bien. 

Miró a los demás y asintió como señal de saludo amistoso. ¿Estaba Andrey de mejor humor que anteriormente? Esperaba que hubiese cambiado de ideas. Empezaba a estar cansado de tanta muerte a su alrededor. Su tono se volvió serio de nuevo:

- Si vamos a ir a por Semenovich hay que tener en cuenta que la mafia muy probablemente hará la vista gorda si no matamos a nadie voluntariamente. Dicho de otro modo, si solo respondemos al fuego, aun así propongo el sigilo, la contundencia y el no dejar huella. Ratón, eres quizá nuestro mejor activo en este caso. La mafia está harta del tipo al que no debería mencionar. No se entrometerá si nos lo cargamos, pero no nos defenderán de él.

El reencuentro fue breve pero emotivo, apenas habían pasado unas horas separados pero con todo lo sucedido y el torrente de emociones vivido hacían que parecíera una eternidad. Jorji presenció el momento en silenció, limitándose a meter prisa con la mirada. Una vez todos listos y reagrupados de nuevo, el stalker guió al grupo en dirección al túnel ciego en el que se mantenía al ganado que en su día se había conseguido salvar metiéndolo en el Metro. No tuvieron desafortunados encuentros por el camino, puesto que Jorji parecía tener un instinto innato a la hora de detectar dónde había una pareja de matones patrullando, y de inmediato cambiaba de rumbo como si se supiera la disposición de la estación de memoria, a pesar de que según él solo llevaba allí dos días más que los aventureros.

Antes de llegar hasta los corrales ya empezaron a notar el olor. Aquella era la razón por la que el túnel era el mejor lugar para esconderse: el estiércol producido por los animales hacía que nadie quisiera acercarse a la zona, salvo aquellos que les tocaba trabajar allí y dar de comer a los animales, cosa que únicamente se hacía una vez por la mañana, por lo que no había peligro de que los sorprendiera el turno de trabajadores, ya que una vez fuera de noche desaparecerían de allí. Pero mientras tanto, les tocaba apechugar con el hedor y los ruidos que producían las gallinas escúalidas y los orondos cerdos que, junto con las setas, constituían la principal fuente de alimentación de los habitantes del Metro.

Una vez seguros, el grupo pudo ponerse al día con tranquilidad mientras Jorji hacía la primera guardia. Marek, Anton y Svetlana contaron lo que habían averiguado de un matón que habían conseguido hacer preso: hacía unos meses que el tal Rezno, un viejo conocido de Marek y Anton, había llegado a la estación y se había hecho con el control de las diversas mafias que se la disputaban, unificandolas bajo su mando. Habían dejado escapar al matón con la promesa de que les dejarían las puertas del burdel abiertas y de que los guardias no los detendrían si se colaban en el lugar a escondidas. Aquello podía facilitarles mucho las cosas, pero si no iban con cuidado los mafiosos se verían obligados a luchar por su jefe, al que no tenían aprecio alguno pero sí temor.

Andrey, Anna y Gregori, por su parte, revelaron lo que habían descubierto por su lado y lo que les había contado Jorji: el stalker había encontrado el avión junto a Semenovich y les había prometido guiarlos hasta allí y darles una parte equitativa del botín a cambio de que lo ayudaran a rescatar a su socio. Este se encontraba preso de la mafia, después de que hubiera llegado hacía unas semanas buscando un trato de favor por su fortuna pero se había encontrado con el puño de hierro de Rezno.

Mientras el grupo hablaba, Jorji se acercó a ellos y se sentó a su lado cruzando las piernas, formando un círculo entre todos.

- Vale, no haberr moross en costa porr el momento... Serr buena señal - el stalker sacó un trozo de carne seca de uno de sus bolsillos y le dió un mordisco antes de continuar - Faltarr unas pocas horras para noche, recomiendo aprovecharr parra descansarr lo más possible, no saberr que nosotrross encontrrarr allí. Boca de lobo y todo eso, ¿Sí? Pero siendo siete, tenerr más possibilidades de éxito, incluso si cosas se van a hacerr puñetass. Sobrretodo si trrato hecho con matoness se mantiene, serr cosa buena, aunque no saberr hasta que punto poderr fiarr.

Se calló unos momentos, sintiéndose un poco extraño entre tantos que se conocían entre sí - Como ia decir amigos vuestrross, io iamar Jorji Costava, serr stalkerr i sosio de Igorr. Juntos descubrrirr avión, pero él serr fanfarrón y ahorra pagarr por ello. Necesitarr que Jorji salvarr culo otra ves. Con esta serr ia... sí, tersera ves. Pero Igorr ser buen tipo, poderr confiarr en él parra viajarr porr superfísie, y eso no fásil de encontrrarr en Metrro - el hombre sin duda tenía pinta de veterano y de haber realizado multitud de expediciones a las ruinas de Moscú, y lo más importante, volver para contarlo. Seguro que tenía mil historias sobre sus aventuras y sobre como era el mundo exterior - Quisás ser bueno que desir nombres a Jorji, ¿Sí? Solo conoser el de pelirroja y desir eh tú sinco veses poderr serr algo confuso en mitad de acción, ¿Eh?

Fue agradable volver a ver reunido todo el grupo. Puede que con unos más y con otros menos, pero en cierta medida, podía afirmar que eran gente con la que podía confiar y se sentía segura. Jorji era el nuevo integrante y no sabía si era confiable pero iba a darle el voto de confianza mientras no demostrase lo contrario. Tras escuchar todo lo vivido por Svet, Marek y Antón mi mente se puso en funcionamiento.

Entonces ese tal Rezno es el que dirige el cotarro en este lugar. No sé qué negocios tuvo en el pasado con Marek y Antón pero sea como sea, se confirma que es un tipo peligroso y que no dudará en volarnos la cabeza si nos inmiscuímos en sus asuntos... Lo suyo sería pasar desapercibidos y rescatar a Semenovich sin dejar constancia pero...¿Podremos lograrlo? Me gustaría acercarme con Ratón un poco antes y observar de cerca el sitio al que nos vamos a internar. ¿Se lo propongo? 

Al acabar la primera guardia Jorji se acercó y comentó que deberíamos descansar. Me ofrecí para la siguiente guardia pues no iba a poder conciliar el sueño y me presenté al Stalker.

Bueno, yo soy la otra mujer del grupo Jorji, me llamo Anna Kuznetsova. Supongo que ya intuyes como soy ¿Cierto? Comenté haciendo énfasis en la palabra mujer, odiaba que me tratarán como una niña cuando no lo era. Era cierto que la ropa que llevaba era más holgada y abrigada haciendo pasar desapercibida mi bella figura. Pero hacia tiempo que había dejado de ser una niña y cuando me lo proponía podía vestir de forma muy sensual y provocativa. Era una joven atractiva que por mi forma de ser reservada prefería pasar desapercibida salvo que fuese necesario usar mis armas de mujer. Aún así no iba a meterme en la especie de rivalidad y tonteo que tenían Marek y Andrey por Svet. La médico era muy atractiva y sus atributos no pasaban tan desapercibidos como los míos. Yo iré a realizar la siguiente guardia, si alguno gusta en acompañarme estaría encantada. Mi mirada se posó por unos momentos en Marek, le sonreí y sin observar su reacción me giré y me alejé del lugar. Me dispuse a realizar mi guardia.

Anton se acomodó en el sitio más cómodo —y menos pestilente— que pudo hallar. Había pasado una larga jornada de saludos, apretones de manos e intercambio de información que no había tenido en mucho tiempo, la verdad nunca estaba mal tener a alguien con quien hablar. Y lo mejor era que, a diferencia de cualquier borracho con el que pudiese entablar una conversación en un bar esta gente tenía algo en común con él aparte de la ambición: Todos estaban condenados a una muerte segura. Se esforzó para esfumar la melancolía producida en su mente.

Al escuchar a Jorji hablar intentó detallar más en el idioma natal que podría tener el extranjero, pero se rindió. —Anton— Fué lo unico que dijo.

Svet esbozó una gran sonrisa al ver la cariñosa reacción de Anna. Sus palabras la llenaron de una cálida sensación de seguridad. Estaba bien sentirse así de vez en cuando en el Metro. Además, Jorji parecía un buen tipo, un auténtico aventurero, de esos que siempre guardan un as en la manga. Esperaba sinceramente que pudiera ayudarles. 

Todos se dispusieron a dormir, o al menos a descansar tranquilamente allá donde encontraron un mínimo de confort. Svet intentó lo mismo pero sin éxito. Al cabo de un rato dando vueltas, intentando encontrar una posición cómoda para sacarse aquel cadáver de la cabeza, se dio por vencida. Se levantó y fue hasta la mesa, allí estaba Jorji. 

-Ummm... hola. ¿Estás dormido? -El extranjero dormía con un ojo abierto, o quizá es que no dormía nunca. Si puedo hacer una pequeña aportación... -dijo tímidamente. Me gustaría que no se derramase sangre si no es totalmente imprescindible. Aquellos hombres...los... los mafiosos. Los ojos vacíos del cadáver que habían dejado atrás parecían mirarle desde la oscuridad. No creo que sean malvados en el fondo. Solo obedecen órdenes. Es ese tal Rezno, al que temen. Es él la cabeza de todo esto. 

Jorji asintió, Svetlana prosiguió.

Como ya han dicho, creo que la mejor estrategia es el sigilo. Anna, Ratón y Marek parecen ser los más capaces. Coger a Semenovich, deshacerse de Rezno si es absolutamente necesario y salir con vida. Anton y Andrey parecen ser capaces de dar una buena cobertura en caso de que las cosas se pongan feas. Yo puedo quedarme con ellos, creo que estaré más segura. Pero pasaré a primera fila si alguien necesita mi ayuda. Tú, Jorji, como no te conozco no sé en qué posición estarías más cómodo. Sea como sea te estamos muy agradecidos por colaborar. 

Dicho esto volvió lentamente a su sitio, tenía que descansar algo antes de la guardia. Se giró por última vez hacia el Stalker. No deberíamos encontrar demasiada resistencia, las puertas estarán abiertas y los guardias de seguridad medio dormidos. En cualquier caso, la consigna es que atacaríamos esta misma noche. Te dejo a tí escoger la hora, cuando lo consideres más apropiado.

Tras compartir la información obtenida por varias vías, los componentes del grupo se disponían a descansar unas horas y a prepararse para meterse en la boca del lobo. Una acción de infiltración para, a la medida que fuera posible, intentar rescatar a Semenovich sin provocar demasiado altercado. Cosa muy difícil, por lo que imaginó Gregori.

Ratón se dispuso a dormir antes de realizar su respectiva guardia, pero no fue cosa fácil ya que entre el penetrante olor pestilente del lugar y los pensamientos repetitivos de lo que podría suceder en las próximas horas, relajarse no era muy posible. 

Era evidente que, en aquella misión de entrar en el burdel pasando desapercibidos, aquellos con habilidades más sigilosas se jugarían el pellejo. Y en ese grupo se encontraba Ratón. Pero estaba convencido que el riesgo valía la pena. Y tal como había comentado Svetlana, la opción de actuar a una hora nocturna, con la guardia confiada en que nadie podría hacerles frente, etc., podría serle propicia.

"Venga Ratón!" pensó Gregori "Te vas a forrar con ese tío. Solo tenemos que entrar en un burdel repleto de asesinos, encontrarlo en un edificio con decenas de habitaciones, sacarlo de forma desapercibida y escapar cuanto antes para evitar que toda la mafia se nos eche encima. Nada... una cosa fácil!".

Tomo nota de lo que dice Marek, intentando ignorar nuestras anteriores rencillas con tal de lograr el mayor éxito en nuestra próxima misión. No es que vayamos a ser amigos de pronto, es que he sido entrenado para pensar de un modo pragmático.

Me sorprende la habilidad de Jorji para evitar encontronazos con los mafiosos, y me alegro de no haberle subestimado. Una parte de mí se para a pensar en que si matáramos algunos mafiosos podríamos encontrarnos menor resistencia en su base, pero este razonamiento no me parece del todo cierto (puede que no sacáramos ventaja aunque matáramos algunos, y quizá nos metiéramos en graves líos) y pronto aparto esta idea de mi mente.

El hedor del lugar al que llegamos me desagrada desde el primer momento, pero de nuevo me centro en el pragmatismo y me voy obligando poco a poco a acostumbrarme a este olor. Escucho con atención a mis compañeros, y no me extraña saber que Anton y Marek conocieran al capo mafioso de la zona; sé que tengo buenos motivos para no fiarme del todo de ellos y cosas como ésta para mí lo confirman.

Doy una pequeña risotada tras el último comentario de Jorji. Veo el gesto de Anna y me da por pensar que ese comportamiento es propio de una chiquilla, y poniendo en duda en mi fuero interno su autodenominación de "mujer" no le doy más importancia a su actitud. Me percato de que Anton no suelta prenda más allá de decir su nombre, y este mutismo me hace desconfiar un poco más; aunque puedo sentirme cómodo con quien no habla mucho, no lo aplico tanto a quien no conozco bien.

-Yo soy Andrey. -digo simulando el saludo militar con dos dedos, con la mano que tengo libre. En la zurda sujeto mi cantimplora, de la que bebo un corto sorbo de tanto en tanto, como si estuviera en un bar disfrutando de una buena bebida. Aunque no me hace sentir muy cómodo este lugar, sí que me hace sentir seguro.

Con las primeras palabras de la médico me despierta ternura, y sin querer la miro como miraría a un corderito desamparado, o más bien como miraría a una niñita ilusa e inocente en medio de este caótico infierno. Tras escuchar todo lo que dice simplemente digo: -Por mi parte perfecto, si las circunstancias no lo impiden os cubriré la espalda. -cayo un momento, pero finalmente mis pensamientos se hacen verbo. Añado sonriendo de forma ladina: -Por supuesto ahorraremos balas si nos es posible, hasta que no encontremos ese cargamento no tenemos cartuchos que malgastar. Pero... no esperes que podamos entrar en la base de la mafia, llevarnos al tipo más rico de la zona y salir de rositas como si nada, sin pegar ni un solo tiro. Creo que podremos dar gracias si acabamos todos vivitos y coleando. 

Marek llevaba en silencio bastante tiempo, observando la situación, organizando en su cabeza cómo sacar a Semenovich con el menor esfuerzo posible y si debía separarse del resto para atentar contra Rezno mientras ellos escapaban con el mercader. Era desde luego una situación complicada. Por eso estaba en silencio mientras todos hablaban a su alrededor. Observó el gesto de Anna intrigado por el jugueteo, aunque le caía bien la pequeña pícara, tenía una cierta empatia por los supervivientes. Entonces volvió a hablar:

- Y yo soy Marek, último miembro del grupo. Un placer veros a todos bien. Encantado Jorji. Esta noche tenemos ventaja, la mafia estará suave porque hicimos algo de marketing por la causa. Pero si hay un muerto fuera de lo debido, estaremos muy jodidos. Rezno no es sólo un jefe criminal; como algunos sabéis ya, es un viejo oficial de operaciones encubiertas para el Reich, entre otras especialidades. Tiene ordenes de captura vivo o muerto por el Reich, por los Spartan y por otra media docena de grupos. Es un carnicero, de hecho cirujano, y no pienso dejar vivo a ese cabrón si hay una posibilidad viable de acabar con él. Haré la primera guardia con Anna.

Cuando empecé a andar por el perímetro acordado y me alejé lo suficiente, me alegré de no sentir con tanta intensidad el olor de las pocilgas. La noche era tranquila y pese a no tener luna llena, la visibilidad no estaba tan mal. Encontré un lugar elevado y me senté tranquila observando a mi alrededor. Una ligera brisa fresca vino en mi dirección y sonreí complacida.

Al menos he conseguido un buen lugar antes de que se compliquen las cosas...¿Seremos capaces de llevar a cabo el rescate? Desearía que lográramos llegar al avión y si no me hago rica, al menos me gustaría salir de esta miseria y rehacer mi vida. Quizá un buen sitio en el que vivir en las estaciones de la sansa o en algún lugar del centro de la polis. Comer bien, dormir caliente y quizá con el tiempo...conocer a alguien que me haga feliz. ¿Demasiado soñar, Anna?

Entonces divisé a Marek que se acercaba en mi dirección. Levanté la mano para que se percatase del lugar en el que estaba y cuando se acercó lo suficiente le ofrecí, dando un par de palmadas con mi mano, que se sentara a mi lado si lo deseaba. Era un buen lugar y el sitio era suficientemente amplio para dos personas.

¡Hola! Me alegro de que me acompañes en la guardia, aquí corre un poco la brisa y se agradece que no huela tan fuerte a pocilga. ¿Crees que seremos capaces de salir airosos y rescatar a Semenovich? Cuando me alejaba he escuchado que te gustaría eliminar al tipo ese, el tal Rezno...¿Estás seguro de esa decisión? - le dije mirándole con rostro serio para verificar sus palabras. Al ver su determinación golpeé con afecto su brazo con mi puño y le dije. No te permitiré hacerlo solo. Puedes contar conmigo. - lo que dije era cierto. No deseaba ayudar a arrebatar una vida si no fuese estrictamente necesario pero por Marek lo haría. 

Jorji escuchó las presentaciones de cada uno asintiendo ante cada nombre, y luego se dispuso a descansar, pero al poco rato Svetlana se le acercó para decirle algo - Jorji dormido pero siempre atento - respondió. El stalker prestó oídos atentamente al plan que le proponía - A Jorji tampoco gustarr derramamiento de sangrre innesesarrio. Puede que haberr alguno que serr buena perrsona y solo buscarr un modo de vida segurro. Perro no confundirr. Mafiosos no serr buenas perrsonas. Ellos controlarr estasión por miedo, palisas a gente que no cumple norrmas o paga impuesto que ellos dictan. Hasen a voluntad, y la de su jefe. Pero ese Resno... si lo que compañerro Marek ha dicho es sierto, entonses no estarr mal que alguien elimine. Y sobrretodo, que no atrrapar a ninguno de nosotrros - el plan que propuso la pelirroja le pareció bien. Una vez todo aclarado, se dió la vuelta y volvió a dormirse, con la Dobleta siempre al alcance de la mano.

Pasaron varias horas en las que el grupo aprovechó para descansar y prepararse mentalmente para el desafío que tenían delante. Desde luego, no era una situación que gustara a nadie, y mucho menos iba a ser sencillo cumplir con la misión. Pero al menos no empezaban de cero. Si todo salía bien, ya se habían ganado el acceso al interior del complejo, algo que de otra manera habría sido casi imposible salvo iniciando un tiroteo. Y aunque la cosa se descontrolara y hubiera que echar mano a las armas, no tendrían que enfrentarse a todos los guardias, salvo que apareciera Rezno para espolearlos. Estaba claro que temían una represalia suya sobre cualquier otra cosa.

A la hora indicada, los relojes de la estación sonaron, dando la señal para que se apagaran las luces y se implementara el toque de queda. Pronto no quedaría nadie por las calles y podrían avanzar sin problemas hasta el burdel. Seguramente habría patrullas de mafiosos pero Jorji ya había demostrado ser capaz de darles esquinazo fácilmente. Una angustiosa hora después de que sonaran los relojes, Jorji se puso en pie e hizo una señal al resto - Serr horra - no hacía falta decir más.

El grupo se dispuso a adentrarse de nuevo en la estación, con los nervios a flor de piel. Guiados por Jorji, se movían en sigilo, deteniendose a veces cuando el stalker lo creía oportuno y así lo indicaba con un movimiento de su brazo, siempre en silencio. Si los pillaban antes de llegar todo acabaría antes de que empezara. Pero la experiencia de su nuevo compañero en aquellas lides era mucha, sin duda, pues hacía menos ruido incluso que Gregori. Así, aunque tardaron más de lo que costaba llegar en un trayecto normal, alcanzaron la zona del burdel sin ser detectados.

El local estaba iluminado por unas bombillas rojas que proyectaban una luz tenue sobre la calle, creando un contraste de rojo y negro bastante tétrico. La puerta estaba cerrada pero no se veía ni un alma por los alrededores. Era hora de comprobar si el ardid acordad por Marek iba a dar sus frutos. Tras indicar que esperaran, Jorji se adelantó al grupo y rápidamente alcanzó la puerta, Dobleta en mano. La empujó con el cañón, y esta se abrió despacio, sin emitir ningún sonido. Hasta ahora, todo bien.

Hizo una señal a los aventureros para que lo siguieran al interior del lugar. En la primera sala había una pequeña barra que hacía las veces de recepción, y luego había sofas de color rojo pegados a la pared, y sillones que rodeaban varias tarimas de las que sobresalía un palo que llegaba hasta el techo. Cada tarima podía rodearse con una larga cortina roja para dar privacidad a los clientes. El local, para los estándares del Metro, estaba bien amueblado y decorado, e incluso tenía una estantería entera llena de botellas de alcohol variado, pero la mayoría eran de antes de la guerra, las había incluso muy antiguas, más allá de lo que cualquier persona viva pudiera recordar ya.

No había un alma en aquella zona, por lo que Jorji no perdió tiempo en avanzar hacia la siguiente. Al fondo de la sala, una escalera bajaba a un piso inferior, un largo pasillo con muchas puertas cerradas. Habitaciones privadas, sin duda. Al fondo del pasillo había otra puerta, pero esta, al contrario que las otras, era de metal, claramente blindada, y antes de llegar a ella había que atravesar una reja de hierro. Jorji se aproximó a la reja, y la deslizó hacia un lado igual de fácil que había abierto puerta de antes.

La puerta blindada tampoco presnetó dificultad alguna. Esta daba a una amplia sala en la que había hileras e hileras de estanterías con cajas de cartón o de metal, que seguramente contenían suministros y material diverso. No le haría nungún daño a nadie si se llevaban algo de lo que había allí, después de todo no es que pensaran volver en mucho tiempo. Al fondo de aquél almacén, había otra puerta blindada. Por las indicaciones que habían dado los mafiosos y por lo que Jorji había podido adivinar, detrás de aquella puerta estaba su objetivo. Casi estaban a punto de conseguirlo, pero ¿De verdad podía ser tan fácil?

Sigue sorprendiéndome este Jorji. Nunca va a caerme del todo bien, a saber de dónde es, pero tampoco voy a olvidar fácilmente toda esta habilidad que demuestra constantemente. Nos interesa tenerlo de aliado. Pienso para mí. Estoy tenso durante todo el proceso, con la bastarda cargada y bien agarrada; por suerte mi entrenamiento me previene de dispararla sin querer. Voy siguiendo a Jorji con precaución, y cuando llegamos a esta especie de almacén comienzo a pensar...

Dudo que vaya a ser tan fácil... y uno de los motivos por lo que esto puede fastidiarse es si nos paramos a coger cosas de por aquí. ¿Para qué buscar cosas de valor si pretendemos alcanzar todo un cargamento de cartuchos militares? Bueno, por otro lado, el camino hasta alcanzar el cargamento va a ser de lo más arduo y peligroso, y necesitaremos todo lo posible para llegar allí vivos y volver vivos. Quizá no sea buena idea pararnos aquí... pero ¿de qué servirá salir airosos de esta si luego no logramos volver vivos del avión? Dudo, durante un momento no sé bien qué hacer. Entonces caigo en la cuenta de que el tipo al que vamos a rescatar es rico, entonces doy un paso hacia la puerta sin pensar en rebuscar... pero entonces pienso que los mafiosos le habrán desposeído de su riqueza... vuelvo a dudar, y es entonces cuando me fijo en el resto del grupo. Si alguien se para a rebuscar lo haré yo también aprovechando el tardar el mismo tiempo, si nadie se para yo tampoco lo haré para no dificultarnos las cosas.

Compartir ese momento con Marek fue agradable y me hizo ver que incluso en la dura y cruel vida en el metro, aún existian los buenos momentos, esos que nos hacen humanos. Hasta ahora las relaciones del grupo había sido cordiales y por interés, pero poco a poco se iban forjando pequeños vínculos. Esos que nunca tuve y que ahora que empezaban a formarse, no quería que se diluyeran. Compartir experiencias y sobrevivir juntos a múltiples peligros había fortalecido el grupo, de eso no me quedaban dudas.

Cuando fue la hora nos encaminamos a nuestro objetivo y la situación fue demasiado buena para ser verdad. A medida que nos adentrábamos y no veía resistencia alguna me fui tensando y poniéndome nerviosa. No era normal.

Chicos...esto no me huele nada bien... Una cosa es que nos faciliten la entrada según lo que acordásteis y otra muy distinta es que no haya nadie. Tiene pinta de encerrona ¿Que opináis? - dije entre susurros para no delatarnos. Fuera como fuera ya nos habíamos adentrado demasiado y no veía prudente rehacer nuestros pasos. No quedaba otra que seguir fuese donde fuese el camino.

Al ver el almacén consideré la opción de examinarlo. Puede que hubiese algo que nos ayudara a nuestro cometido o al menos munición para mí peumática de la que no andaba sobrada. Decidí que unos pocos minutos valían la pena si había recompensa. Y  por todos es sabido que en el metro siempre es necesario ir preparados para sobrevivir.

Hice una señal de dos minutos para buscar algo y si no continuar. Siempre con el arma en mano y preparada, rebusqué que podía ser de utilidad, pero no hubo nada que llamase mi atención. 

Aquella ciudad, ya de por sí, era tétrica. Pero con el recién toque de queda, la bajada de tensión del iluminado de las callejuelas, la soledad que reinaba por ellas y el silencio que envolvía el ambiente, hacia que el entorno pareciera ciertamente hostil.

A la seseñal de Jorji, el grupo se puso en marcha, dirección al burdel. Se podría decir que Gregori había dormido poco y mal, pero su cuerpo no lo notó en absoluto ya que la tensión del momento dejaba de lado el cansancio para centrarse al máximo en lo que tenían entre manos: rescatar al tal Semenovich y salir con vida de aquel lugar.

Avanzaron en extremo sigilo, siendo cuidadosos en todo momento de no ser detectados. A los minutos llegaron a las inmediaciones del burdel y, siguiendo el plan del stalker, accedieron a él sin la más mínima oposición.

Hasta aquel momento, Gregori podía admitir que la situación del rescate se desarrollaba con cierta seguridad, pero de repente algo comenzó a no encajarle. Tras la puerta exterior iluminada con tonos rojizos, dieron paso a la sala principal del burdel, ampliamente decorada y con la comodidad que requería el local. La sala estaba totalmente en silencio y sin una triste alma en ella. "Un burdel...sin nadie?" fue el primer pensamiento que le vino a la cabeza. No, aquello no era normal...

Gregori preparó instintivamente su arma, esperando cualquier sorpresa inesperada.

-Esto no me gusta...- susurró para los compañeros, evitando ser escuchado por el stalker.

A continuación, y siguiendo con su inexplicable fortuna al no encontrar oposición en la entrada al local, ni tan solo un resquicio de vida en ninguna de las dependencias del burdel, pasaron a un pasillo con puertas a lado y lado. Una reja, una puerta blindada, un...

-Demasiado fácil, chicos. De verdad creeis que nos metemos en un burdel de la mafia, paseamos alegremente por el local y no encontramos ni un cliente, ni nadie encargado, ni tan siquiera una mínima seguridad en todo el local? Esto pinta mal...

Y siguiendo con las palabras de Anna, sigo con mi deconfianza frente a la situación.

-Anna, no me fío para nada de todo esto. O Jorji nos está dando por el culo o a él también lo han engañado. Preparad las armas y estad muy atentos.

Está claro que Svetlana confía en Jorji. A pesar de la barrera lingüistica y el carácter reservado del stalker. Aun así, no puede evitar sentir punzadas de miedo a medida que se acercan sigilosamente al Burdel. Su mano temblorosa sostiene a Gritona, el revólver que aprieta con fuerza, no se le vaya a escapar de la mano. Está completamente cargada, preparada para ser usada, aunque sinceramente, espera no tener que hacerlo. La bastarda le cuelga del hombro, lista también para el combate. 

Se siente más segura entre Anton y Andrey. Y sabe que los demás se sienten más seguros teniéndola a ella en el grupo. Al fin y al cabo, y a pesar de las diferencias entre cada uno de ellos, es probable que formen un buen equipo. 

El burdel estaba vacío. Más vacío de lo que esperaban, de lo acordado. No era la única a la que le había parecido extraño. ¿Y si...?

-Chicos, volvamos sobre nuestros pasos -susurró alertada. Creo que es una trampa, estamos metidos en la boca del lobo, y si nos estaban esperando, este es el sitio perfecto para una emboscada. Creo que lo mejor es que un equipo se quede vigilando la escalera de salida...

No sabía qué había podido suceder con aquel matón al que habían dejado escapar. ¿Habría accedido al trato finalmente? ¿Los habría traicionado tal y como se había visto inclinado a hacer con su propio jefe? 

Miró hacia su equipo, inquieta. Por la Madre Patria, Ratón. ¡Ahora no hay tiempo para eso! Le espetó en un susurro cuando le vio meter la mano en una de aquellas cajas.

Hizo una señal a Anton y a Anna para que la siguieran y apuntó con concentración al tramo de escaleras que constituía la única entrada y salida a aquella sala. Si alguien venía a emboscarlos, probaría primero el plomo de su revólver. 

Mientras avanzaban hacia el interior, Marek recordo la charla con Anna de la noche anterior. Era una muchacha fuerte e inteligente, eso siempre era algo a tener en cuenta, especialmente en este grupo y este cometido. Le habia dicho que lograrian llegar hasta el final y rescatar a Semenovich. No era mentira y el optimismo siempre daba mejores resultados que el apegarse a un cinismo estricto. De igual modo, vio en su cara la expresion cuando reconocio que mataria a Rezno tan pronto como tuviese oportunidad. No queria implicar a nadie mas, y la lealtad de Anna era inspiradora, pero no podia involucrarla si habia opcion a evitarlo. Las palabras de Svetlana le sacaron del silencio:

- Mmm esta bien, un equipo de tres se queda atras, digamos tu, Anna y Andrey. Los demas avanzaremos y comprobaremos que el plan sigue andando.

Todos en el grupo percibían que algo no acababa de encajar. Hasta ahora todo les había salido bien, demasiado bien como para que se tratara de simple suerte. Podía parecer una contrariedad, pero el ambiente tan relajado del lugar era lo que más tensión creaba antre los aventureros. Tanto el burdel como el almacén estaban vacíos de cualquier presencia humana, ni siquiera se tenía la sensación de ser observados como suele suceder en momentos de inseguridad como aquél. Todo parecía la mar de tranquilo.

El nerviosismo se apoderaba de todos y se reflejaba en la forma en que aferraban sus armas y comprobaban una y otra vez sus alrededores, pero nada parecía suceder. Algunos aprovecharon aquél momento de respiro, que nadie sabía cuanto podía durar, y echaron un vistazo por el almacén, pero la mayoría se trataba de material de construcción, herramientas y repuestos, cosas para el burdel, ropas, alcohol... Únicamente Gregori, con su entrenado olfato, fue capaz de encontrar algo de provecho, una Mira de Precisión que alguien había dejado olvidada encima de unas cajas de cartón, pero que funcionaba perfectamente.

Viendo que nada interrumpía su avance, Jorji decidió seguir adelante. Anna, Andrey y Svetlana se quedaron atrás, en el almacén, vigilando la retaguardia. Anton, Marek, Gregori y el propio Jorji avanzaron hacia la última puerta blindada. Esta, al contrario que las anteriores, estaba cerrada a cal y canto. Pero no por mucho tiempo - Todos atrras - dijo Jorji, su voz sonaba tranquila pero por como se movía podía deducirse que estaba nervioso o impaciente. De uno de sus numerosos bolsillos sacó una pequeña carga explosiva y la pegó en la cerradura de la puerta. Tras apartarse una prudente distancia, la hizo detonar.

La explosión resonó por todo el almacén, a pesar de que no había nadie era imposible saber si alguien habría escuchado la detonación. Sin perder un segundo, Jorji corrió hacia la puerta, ahora abierta, Dobleta en mano. Atravesó la capa de humo que la carga había dejado, seguido del resto al interior de la sala.

La habición era nada más y nada menos que un pequeño pero lujoso salón, con una lámpara de araña colgando del techo y una alfombra roja bien cuidada cubriendo el suelo. Una mesa baja de madera oscura estaba rodeada de cuatro sillones de cuero que debían de ser más cómodos que cualquier cama en la que hubieran podido pasar la noche. Había dos puertas, estas de madera, una a cada lado de la habitación, seguramente las habitaciones privadas de Rezno y de alguien más. Por lo que se había entendido a los mafiosos, era la de Semenovich. Jorji se abalanzó sobre ella y la abrió de una patada.

- ¿Pero que coj...? - se oyó gritar a alguien desde el interior.

- ¿Pero que coj..? - se oyó gritar a alguien desde el interior - ¿Jorji?

Por la expresión del Stalker, no cabía duda. Se trataba de Igor Semenovich, al fin. No se parecía mucho a la idea que uno podía hacerse por lo que se había escuchado de él. El hombre debía de rondar la cincuentena y aunque las ropas holgadas lo disimulaban un poco, estaba claro que no estaba en la mejor de las formas. No era precisamente el tipo de persona a la que uno se imaginaba recorriendo la superfície y sorteando decenas de peligros para encontrar un fabuloso tesoro. Pero allí estaba, en carne y hueso. Y empuñando una Ashot con la que tenía encañonada la puerta por la que se asomaban los aventureros. Era un arma casi de emergencia o para los que tenían pocos recursos, ya que aunque era poderosa, solo tenía capacidad para un disparo y había que cambiar el cartucho tras cada descarga. Pero en un lugar estrecho como aquel y a tan corta distancia, no había duda de que haría mucho daño si se apretaba el gatillo.

Por suerte, Semenovich parecía más sorprendido por ver a Jorji que asustado por el repentino asalto, y bajó el arma al reconocer a su compañero - ¿Qué rayos haces aquí? ¿Sabes acaso quién es el dueño de este lugar? - luego pasó la vista por el resto del grupo - ¿Y quién demonios son estos?