Partida Rol por web

-A sus ordenes Comandante. Digo en respuesta a sus indicaciones. ¿Eh?. Espero las lecturas de la pantalla de mando, junto a las notificaciones de la Holo-Tableta me den unos puntos más claros. A ver, a ver, qué escondes por aquí. Pienso mientras observo el Estatus del Motor y los Sistemas vitales.

—Primero la sonda, veamos cómo está todo desde afuera y a partir de ahí establecemos una planificación de acciones porque puede ser peligroso— respondo y miro a las presentes. 

Prefiero prevenir, me gusta ir a lo seguro y no sé qué tanto puede ser en esta situación. Además los estudios de la Doctora mencionada me gustaría sin dudas leerlos y sacar mis propias conclusiones. No obstante es hora de mover y prefiero estar atenta a las próximas órdenes, como lo que haremos a continuación. 

Apreté un poco los dientes al ver como la inteligencia artificial se "apagaba" y dejaba su mensaje a medias. Samantha enseguida dio órdenes y me mandó revisar los sensores. Me acerco al panel mas cercano y me pongo a ello.

Revisando sensores de alerta y radar perimetral. Voy revisando para sabe si hemos recibido algun ataque sorpresa, se nos acerca algo imprevisto o lo que fuera haya provocado la alteracion de la IA.

Tras la orden verbal de la Comandante Colmenárez, la IA de Eretria intenta comenzar el protocolo de autodiagnóstico A1FT y se iluminan algunas luces en el panel de mando de la nave.

«Ccccommmmenzzz…», y la voz deja de hablar tan rápidamente cómo empezó.

La Comandante abre los puertos de acceso al sistema central de la Eretria de manera manual, algo que no suele ser necesario en las naves de exploración y se percata de que existe algún tipo de cortafuegos instalado para que no se pueda acceder al “cerebro” de la nave. Algo así sólo ha podido ser fruto de un sabotaje o intencionadamente programado en la base de Saturno.

Aoi Mei utiliza uno de los terminales de la nave, cercano al principal, para investigar lo que le ha solicitado la Comandante. El estatus del motor es correcto, trabajando al 0,5% de su capacidad en una lentísima aproximación a la Zelonia. Los sistemas vitales se encuentran en posición verde, la mezcla gaseosa para la respiración es correcta, la depuración del agua es del 98% (su valor óptimo) y el generador de comida no tiene ningún problema para la conversión molecular.

—El estatus del motor y de los sistemas vitales de la nave son perfectos, Comandante.

Jessie usa su holotableta para una conexión virtual con los sistemas de la nave. Todos ellos parecen funcionar con normalidad. Posición, ángulo de aproximación a la Zelonia, velocidad (prácticamente la nave se encuentra detenida en el vacío), detectores de aproximación, motores de la nave, motor de salto Wallace-Ishikawa (apagado), sistemas de criogenización (también apagados), sistemas de disparo de torpedos fotónicos (con sus correspondientes códigos de acceso activos) y toda la parafernalia electrónica funciona perfectamente. Únicamente la IA está desactivada. Jessie se lo comunica rápidamente a Samantha todo lo rápido que es capaz de hablar.

—Podemos fiarnos de los sensores, Comandante —Van Damme—. Únicamente la IA de la Eretria parece dañada. Todo lo demás está en perfecto estado. Nuestra posición se corresponde con lo indicado y la visual es correcta. No hemos sufrido ningún ataque físico o informático.

La doctora Devra Leclerc está decidida a usar una aproximación no tripulada a la Zelonia.

—La H1-Tears no puede aproximarse sin tripulación a la Zelonia —le informa la soldado Van Damme a la doctora Leclerc—. Además, no tenemos droides para hacerlo de manera segura desde la Eretria, Leclerc.

—¿No hemos tenido la precaución de…? —la intervención de la doctora es interrumpido por un golpe en la mampara principal muy sonoro.

—¡Comandante! —exclama Van Damme—. ¡Objetos no identificados colisionando con…!

—Ya lo veo, Jessi —dice lentamente Samantha.

Mientras el asteroide Rk48 está desapareciendo de la vista, una serie de golpes contra la mampara llama la atención de las cuatro astronautas. Esos ruidos están causados por el violento choque de cuerpos humanos contra los cristales y el casco de la Eretria. En el infinito vacío del espacio como fondo, la visión de los cadáveres destrozándose contra la nave resulta, sin duda, tan impactante como abominable.

Al observar los cadáveres en el espacio solo me quedo asombrada. -Vaya, no he visto cosas así desde que se hicieron los primeros experimentos de lanzamientos de naves en 1964. Ah un momento, creo que me equivoque por unos meses, ¿o tal vez por un quinquenio?. -Vaya, que triste y sorprendente debe ser flotar en el frío espacio, por toda la eternidad. Mis palabras se ven tapadas por las respuestas de mis camaradas, que permanecían aún en silencio. Deben tener una mezcla de impacto con sorpresa, es lo que pienso.

Sigo investigando cosas en la terminal, para comprobar si la nave auxiliar de exploración H1-Tears está bien. -Confío en que seas de utilidad. Digo mientras presencio el estado de las naves. Una a babor y otra a estribor. -Si esto mantiene a la nave fuera de peligro, me parece bien. Sonrío y giro en mi silla, por unos segundos.

-Jess, ¿puedes usar los sensores para determinar de dónde vienen? -Sam palidece al pensar en lo que ha chocado contra ellas- ¿Son de la Zelonia? 

Lentamente, vuelve a trastear bajo la consola. No le hace gracia operar sin la AI. Etreria podría darles apoyo desde su posición mientras ellas están en la Zelonia, si finalmente deciden abordarla. Y todo parece que sí.

-Voy a puentear este cortafuegos, no entiendo quién lo ha instalado...(*) Sí, ya veo lo que habéis hecho, no tengo claro cómo, pero tengo que hacer una derivación por aquí...

—¡¿Pero qué está pasando?! —digo visiblemente preocupada. 

Esto ya es demasiado raro, da la impresión de que nos han saboteado la nave y esto hace que desvíe la mirada hacia mis compañeras mientras me pregunto si alguien ha despertado antes que nosotras y de ahí que ha surgido el problema. Así que voy pensando en alguna causa de tanto desmadre. 

—¿Tenemos acceso a cámaras? Para saber quien ha originado todo esto...

Recibido Samantha.

Me pongo a verificar de donde es su procedencia. Me centro en mirar los alrededores proximos a la Zelonia para ver cual puede ser el origen.

-En... veré que puedo hacer respecto a la situación de la IA, y lo de las cámaras. Me pongo a revisar de forma manual, el estado del código de la IA de Eretria, y aprovecho y hago lo debido con la inspección con las cámaras.

Me termino usando como unos 30 segundos de esfuerzo mental. Pero terminá valiendo cada segundo. -Listo, solo falta esperar un poco. Digo con una sonrisa en el rostro. Esta tensión mental, me recuerda a la academia, donde conocí a un Almirante que me recordaba al Moff Tarkin de Star Wars, era un perfeccionista en todo. Viendo el monitor, espero.

-Espero y este bien. Murmuro en voz baja

Resulta poco tranquilizador escuchar los cuerpos muertos golpear contra la Eretria sin saber la razón de que estén ahí y de que hayan alcanzado la nave justo en ese momento. Quizá se trate de una desgraciada casualidad. No demasiado nerviosa, o al menos no de manera visible, Aoi decide seguir investigando en la terminal acerca de la nave de exploración H1-Tears.

La pantalla indica que los sistemas de la nave se encuentran en perfecto estado con la excepción del módulo supletorio de Inteligencia Artificial. Los motores, así como los sistemas electrónicos de la H1-Tears se encuentran en suspensión temporal, esperando únicamente a ser puestos en marcha. Cuando la Ingeniera comprueba las cámaras de seguridad, aunque puede ver por la visión periférica que la soldado Van Damme está haciendo la misma función, obtienes cierta información.

Según indica la computadora de la nave, de la veintena de cuerpos en rumbo de colisión con la nave Eretria, cuatro de ellos proceden del laboratorio especial situado sobre el satélite Rk48 y los otros dieciséis tienen su punto de origen en la nave Zelonia.

Respecto a las cámaras de seguridad, la doctora Leclerc está comprobando toda la grabación del viaje y en ningún momento aparece nadie reprogramando la nave. Sea lo que sea lo que ha sido programado, procedía del mismo momento del despegue en la Estación de Saturno.

Resulta poco tranquilizador escuchar los cuerpos muertos golpear contra la Eretria sin saber la razón de que estén ahí y de que hayan alcanzado la nave justo en ese momento. Quizá se trate de una desgraciada casualidad.

Con cierto tono de angustia Samantha ha ordenado a Jess, la soldado, que determine el posible origen de los cuerpos que flotan horrendamente en el espacio y que deben proceder de alguna parte. Sus vectores de aproximación, así como la velocidad, podrían indicar su origen, así como si han sido absorbidos por el espacio en el mismo momento.

Intentando recuperar la Inteligencia Artificial de la nave, Samantha utiliza sus conocimientos de programación y seguridad informática para intentar romper el cortafuegos que impide el acceso a las funciones superiores de la Eretria. Y lo consigue, pero no es tan sencillo: como si se tratase de un virus, el programa cambia y regenera el cortafuegos que la Comandante acaba de hacer caer. Su programación contiene varios fragmentos de código en un lenguaje que no se parece a nada que haya visto con anterioridad.

Resulta poco tranquilizador escuchar los cuerpos muertos golpear contra la Eretria sin saber la razón de que estén ahí y de que hayan alcanzado la nave justo en ese momento. Quizá se trate de una desgraciada casualidad.

En la pantalla del terminal más cercano, la doctora comienza a teclear todo lo rápido que es capaz para conseguir acceso a las cámaras de vigilancia de la Eretria. Solicita mediante una serie de opciones que el módulo de seguridad de la nave le muestre cualquier acceso no autorizado a la consola desde la que se controla el módulo de seguridad de la nave.

Devra ve pasar las fechas a toda velocidad mientras la grabación muestra una imagen del puente de mando en la que nada se mueve. Las luces se encienden y apagan a toda velocidad, pero nadie ha entrado allí. Según las cámaras, y no parecen haber sido manipuladas, nadie ha tocado el módulo de seguridad.

Nadie ha programado el cortafuegos durante el viaje. Sea lo que sea, venía incorporado en los sistemas de la nave desde el despegue en la Estación de Saturno.

Resulta poco tranquilizador escuchar los cuerpos muertos golpear contra la Eretria sin saber la razón de que estén ahí y de que hayan alcanzado la nave justo en ese momento. Quizá se trate de una desgraciada casualidad.

La soldado Jessie, atendiendo a las órdenes de la Comandante, comienza a inspeccionar en los sensores de corto alcance la aproximación de los cuerpos a la Eretria. Gracias a ello, el ordenador logra extraer una serie de patrones y calcular las velocidades de aproximación.

Según indica la computadora de la nave, de la veintena de cuerpos en rumbo de colisión con la nave Eretria, cuatro de ellos proceden del laboratorio especial situado sobre el satélite Rk48 y los otros dieciséis tienen su punto de origen en la nave Zelonia.

-Esto, se vuelve cada vez más extraño. Que podre hacer respecto al módulo supletorio de inteligencia artificial. Me levanto con lentitud, del terminal y me volteo para indicarle algo a mis compañeras. -Cuatro cuerpos que están flotando, son de el laboratorio del asteroide Rk48 y el resto son de la nave Zelonia. Mi expresión es una mezcla de nerviosismo y curiosidad. -Cumplo con el deber, de solicitar su opinión, Comandante, y resto de compañeras. Junto mis manos, con los codos puestos en una tabla, a pocos cm del Tablero de mando, y de la terminal. Ya no se que pensar, creo que tocará salir en la H1-Tears, a explorar el lugar.

Ya con esa espina en mi mente y la necesidad imperiosa de descubrir la verdad, me dirijo hacia la terminal más cercana solo para teclear unos cuantos botones y así estar al tanto de lo que ha sucedido. Claramente no es fácil en absoluto dar con esos accesos, pero la paciencia es una virtud que ya tengo incorporada. 

Y los efectos son inmediatos porque accedo a una parte, lo cual me lleva a la conclusión que quizás tuve la necesidad de negar porque es más peligroso de lo que creía. 

—Comandante... 

Es lo primero que digo mientras le indico que se acerque. 

—Creo que tenemos un problema serio... La IA. 

No quiero decir demasiado, es evidente que al mirar la expresión de mi rostro y al mostrar las imágenes de las cámaras donde parpadean las luces y no hay un alma, se evidencia que el problema real no es propio de un ser humano sino de algo superior. De aquello que controla los sistemas, quien puede ser capaz de realizar semejante lío. 

—Creo que tenemos un problema serio... La IA. 

-Y tanto, Leclerc. Dime que tienes buenas noticias, por favor -con un suspiro, Samantha se aparta de la consola, acaba de lanzar un programa de rastreo y aislamiento de código. Mira a sus compañeras, maquinalmente repasa el trenzado de su cabello. Acaba de salir de un sueño criogénico y parece tremendamente agotada.

-No sé qué hay en ese programa. Alguien, o algo, ha levantado un cortafuegos que se reescribe a cada momento. Llevo toda la vida trabajando con códigos... y esto no se parece a nada de lo que haya visto nunca jamás.

Aoi, no sé si tú has visto algo parecido, mira, he aislado parte del código autoreplicante. No tengo ni idea de qué puede hacer en la Etreria. Creo que tendremos que apagarla...-deja la última palabra en suspenso para que cale en el resto.

-Bien, vayamos por partes. Doctora, denos esas buenas noticias. Luego nos preocupamos por los cadáveres. Están fuera y nosotros dentro. Aoi, intenta trazar en manual sus movimientos a ver si han salido de la Zelonia, Etreria nos dijo que el casco estaba intacto.

-¿Doctora?

Confirmando las palabras de Aoi, comento: Algunos de los cuerpos estan golpeando contra la coraza de la nave. Esto no pinta nada bien. Tampoco aportar a lo ya dicho.

Doy un pequeño golpe con mi puño al ordenador y me alejo. Nerviosa, intranquila, pensando en que estaba pasando pero no podia aportar nada. Estaba bloqueada.

Debemos prepararnos para lo peor. No creo que nuestro enemigo sea alguien corriente ante lo que estamos viendo.