Partida Rol por web

Estaba claro que el apetito no había cesado, y aún debía alimentarse de. Un joven guapo o de una chica linda, al menos para variar, y poder sacarse la preocupación de su interior, todavía podía pensar en Felipe y su omisión de datos importantes, fingiendo bajo una sonrisa de falsedad. 

Ya tendría tiempo de preocuparse por el, ahora debía comer, cerca estaba un club nocturno, el mejor lugar para dar rienda suelta a su lujuria cainita. Al tiempo, no tardó en hacerse de un compañero de baile, uno que fue fácil de seducir, apuesto, pero un poco tonto, a ella no le importaba, le iba a dar uno de los mayores placeres que jamás a conocido.

A través de bellas palabras, lo lleva al baño del local bailable, entre besos y un poco de manoseo desmedido, es en ese instante que le muerde dulcemente en el cuello xprococando el extasis para ambos, realmente deliciosa y cargada de vitalidad, tras beber un poco, el chico se desmaya, momento en el que le deja dormir en el bater, no sin antes limpiar la herida con la lengua, y sanar la cómo si nunca hubiera estado ahí. 

La sangre y la caza era lo mas importante para un vampiro. Nada importaba en la vida de un cainita, por las calles se encontraban con gente de distinto tipo aunque en principal notaban solo su sangre fluyendo y sus corazones latiendo. Algunos miraban con temor a Sean mientras pasaba, pero no era como si eso importara cuando toque alimentarse.

Sam volvió a salir esa noche como la anterior noche a cazar, de salón de fiesta en salón de fiesta, buscando sus presas, encontró un grupo con el ánimo elevado por polvos blancos.

Había sugerido a Sean que le siguiera. Pero no hubiera insistido de no querer él.  ¹ 

Se acercó a las chicas y no le costó unirse a la fiesta, de hecho pronto la fiesta cobro intensidad. Junto a las chicas enardecidas por los esfuerzos de Sam, la música, las drogas y los moscones acercándose a mirar el batiburrillo de gente, se convirtió pronto en una pequeña orgía.²

Sam no tardo en llevarse una algunos de los participantes a parte, para "hablar de sus cosas", la conversación derivó en besos y caricias, bailes, contoneos, risas y se fueron a parte en busca de un momento de intimidad. Ellos iban pensando en que les había tocado el gordo y Sam sabía exactamente lo que les iba a tocar.

Animados por la perspectiva de fiesta de un carácter mas privado y adulta se perdieron entre las calles con ella....

Niego la posibilidad de cazar junto a Sam. Me gusta esta chica, tiene algo atrayente, pero yo siempre he sido un lobo solitario y aunque ya no lo sea no voy a cambiar tan fácil las viejas costumbres.

La ciudad no me es ni conocida ni desconocida, estoy en ese punto en que conozco algunos sitios pero todavía no puedo considerar que conozco sus rincones. Sin embargo encontrar el puerto no me supone ningún problema, solo hay que seguir el ruido del agua.

Dejo mi moto aparcada mientras me adentro entre los grandes almacenes, cerrados en su mayor parte a estas horas de la noche. El puerto suele ser un lugar solitario y oscuro, un buen sitio dónde encontrar lo que busco.

Tardo un poco más de lo que esperaba, pero por fin veo a un hombre de mediana edad que seguramente haya salido ahora de alguno de los almacenes. Sus callosas manos son señal de alguien acostumbrado al trabajo duro. Su espalda encorvada ligeramente parecen indicar que el peso de una vida llena de preocupaciones y altibajos le está empezando a pasar factura.

Ni siquiera gira la cabeza cuando pasa a mi lado. Empiezo a seguirle buscando el momento oportuno de actuar. Se da cuenta de que le sigo y aumenta el paso. Eso me divierte, cuando intentan escapar por ese instinto animal qué conservan los humanos de supervivencia. Una tenue sonrisa se asoma a mis labios mientras acelero yo también persiguiendo al hombre.

Finalmente echa a correr e intenta despistarme metiéndose en un callejón. Ese es su error, aquí no habrá nadie que me interrumpa. Antes de que pueda salir por el otro extremo aumento mi velocidad a límites insospechados, consiguiendo atraparle con facilidad. Intenta debatirse pero mi fuerza vampírica unida a mis poderes hacen que me sea fácil sujetarlo.

Me mira con ojos llenos de terror mientras pregunta con voz temblorosa qué es lo que quiero de él. Pero ya ni siquiera le escucho, solo puedo escuchar el sonido de su corazón latiendo acelerado y el ruido de la sangre al pasar por sus venas. Todo acabará pronto susurro antes de hincar mis colmillos en su cuello.

Habían salido a dar un vistazo por la zona, en busca de una posible presa, tal vez llendo a un club nocturno o a una discoteca para encontrar a algún incauto del cual alimentarse, pero dudaba de a donde poder ir.

 Oye Lars, ¿A dónde te gustaría ir?

Preguntó a su compañero

- Llegué hace poco a la ciudad - me encojo de hombros -. Supongo que a algún lugar oscuro.

Vamos, solo dime qué tipo de lugar te gustaría, apuesto a que eres de esos a los que les gusta los clubes nocturnos, de esos que tiene suculentas humanas con grandes pechos-

Le propuso a Lars con cierto tono de Lascivia, pues a ella también le gustaba eso, y ver cómo las muy golfas se retuercen de placer por ser “besadas” le ponía cómo una locomotora, haciendo que su hambre creciera de a poco.

¿Por qué casi siempre suponían esos tópicos de las grandes tetas?

- Mejor cuellos bien definidos con arterias palpitantes - respondo socarrón con una sonrisa todo dientes.

La primera imagen que viene a mi mente sobre los clubes son discotecas con muchas luces y demasiado ruido. Quizás hace años sí fuera una opción para ligar con las chicas desatadas por la bebida, el baile frenético y puede que algo más. Ahora eran los lugares oscuros y silenciosos los que me atraían. Noto las sombras moverse bajo mi abrigo, por una excitación más siniestra.

- Bien - digo -. Vayamos a un club. Un poco de alcohol en la sangre no es mala idea.

Los clubs de montreal siempre estaban abiertos a la noche, no habia pausa alguna para quienes quisieran divertirse. Incluso habia una gran variedad de formas de disfrutar de la noches, si bien Montreal era muy catolica se mostraba abierta de mente en el tema de los clubs. Habian algunos que rozaban la obsenidad erotica, las drogas abundaban y no se hacia ninguna mirada fea a las preferencias sexuales que tuviera humanos o cainitas.

-La sangre de los alcohólicos es la mejor si quieres embriagarse un poco, más no ingiera esas cosas, te necesito lúcido para lo que pueda pasar-

Dijo la Tremere con calma, caminando a paso seguro por la vereda, teniendo un club cerca.

-Ven, este de aquí está bien, ahora debemos elegir a alguien, ¿o prefieres elegir a tu compañera? Tu decides amigo mío. 

- Cacemos entre los dos - propongo -. Será más divertido.

Abro la puerta para que Aurora entre antes, pero nada más entrar mi mirada se pasea por el lugar buscando una posible presa. Alguien sólo, cosa complicada en un club; alguien ya inconsciente; una damisela en apuros; o alguien a quien "sacar" del bar por marrullero. Se puede encontrar de todo en un lugar como este.

Buscando y buscando con su compañero, ella pudo notar a la víctima perfecta, una chica solitaria, a la que parecía que su novio había plantado, una presa ideal, pues está clase de objetivos eran los más susceptibles a la seducción.

Con sutileza le indicó a su compañero por dónde se encontraba su víctima, la cual se encontraba sentada en una mesa algo lejana, una chica linda, al menos saludable y bien.

-Recuerda, nada de matar-

Antes recibió una llamada, a la cual debía atender. 

Después se acercó con decoro a la mesa, donde estaba solitaria. 

-Perdona, mi migo y yo nos preguntábamos si te gustaría compartir un trago-

Preguntó haciendo gala de buenos modales. 

Busco hasta que Aurora me hace una señal y me señala a una chica solitaria, así que la sigo. Dejo que hable ella consciente de que el que una mujer entre a otra resulta menos intimidante que el que lo haga un hombre. Sin embargo, sonrío tratando de parecer agradable. Al tiempo busco con la mirada al camarero y lo llamo con la intención de pedir tres bebidas, suponiendo que la chica se deje llevar y acepte.

Hecha