Partida Rol por web

Mientras estais rebuscando por vuestros equipos (y por si hay algo util entre los demás) veis que tambien estan las ropas y demás bartulos de vuestro compañero desaparecido. Entonces escuchais los pasos que llegan hasta la puerta y veis al desmejorado Lord Hyeronimus Cromwell, aunque ahora es poco más que una sombra de lo que fue, a pesar de que anda cubierto por varias mantas, la cara esqueletica demuestra lo mal que lo ha pasado y a saber que clase de privaciones habra sufrido mientras que vosotros estabais en ese extraño mundo onírico.

Le apunto con mi revólver mientras le grito:

- No des un paso más...demuéstranos que eres tú y no una estratagema de Mr Horizon...

No me voy a fiar de él mientras no nos demuestre que realmente es la persona que parece ser. Espero que mis compañeros no le den de momento confianza ya que si fallamos podríamos volver a estar en esas cajas de nuevo.

- No lo repetiré de nuevo...demuéstranos quién eres...

Aterido y casi destruido por dentro, después de aquella tortura de horas, días que había pasado en el camarote. Se apoya sobre el objeto estable más cercano. Ante el revólver de McGuffin, levanta las manos y deja caer la manta que poco podía abrigarle.

- ¿Estratagema? ¿Horizon? Dios del cielo... tan solo buscaba refugio y comida... - dice de forma pesada y lenta.ç

Parpadea lentamente, observando a todo el grupo, su estado físico y mental. Algo alterado por lo que observa. Casi se deja caer, deslizándose hacia el suelo, quedando indefenso y derrotado

- ¿Qué es lo que ha ocurrido?

Amartillo el revólver y se escucha un sonoro click; el tambor se mueve unos milímetros con una bala en su interior.

- ¿Qué misión te encomendé? ¿Cómo nos atraparon? - responde rápido a esas preguntas.

Si no es capaz de responder morirá. Sólo el auténtico Cromwell sabría que pasó antes del suceso que nos llevó a los ataúdes.

Cierra los ojos desde donde está, acurrucado en el suelo, y forzando la memoria para salvar la vida de las manos de McGuffin. El resto todavía no había dicho palabra alguna, y tomaría ese silencio como una espera de respuesta por su parte.

- Sostener la puerta, y evitar que os capturasen en... esa habitación... Después de eso, ya no sé, no recuerdo nada más - murmura cada vez más tenuemente - Os fallé

Agacha la cabeza, deseando desaparecer de la faz de la tierra, de esa habitación, no haber despertado

Sin duda toda cautela es poca. La precaución en nuestro deambular por esta helada nave ha de ser máxima. No es para menos, después de todo lo sucedido. No obstante, la aparición del periodista es sorprendente. Ya le dábamos por perdido.

-Monsieur MacGuffin, s'il vous plaît -le digo, acercándome a él y poniéndole una mano en el hombro en un intento de tranquilizarle. Todos estamos con los nervios a flor de piel-. Monsieur Horizon ya nos ha demostrado ser un megalomaníaco. ¿Cree usted, mon ami, que alguien que construye algo tan ciclópeo como este barco recurriría al patetismo para lograr sus objetivos? Miedos y terrores sí, desde luego -suspiro-. Entiendo sus reservas, incluso las comparto, pero creo que el reencentro con un compañero perdido debería ser momento de alegrías, no de suspicacias, n'est-ce pas?

Sigo apuntando al periodista. De momento no me fío, ya que en otras ocasiones grandes generales usaron tácticas similares. Usar a conocidos para cometer asesinatos, o un Caballo de Troya.

- Si para Mr Horizon el fin justifica los medios, esta forma es válida...no es la primera vez que algún adversario mío utiliza alguna estratagema similar. Además...¿si él también fue capturado porque está aquí justo cuando acabamos de llegar?  Debe aclararno esto Mr Cromwell...

Para rebajar un poco la tensión, desamartillo el arma para que Mr Cromwell pueda explicarnos más los pormenores de su extraordinaria aparición.

No puede evitar temblar más todavía, ante su insistencia e incredulidad acerca de su identidad. Su vida no parece salir del estado de peligro, antes y en ese momento

Yo... solo sé que estaba en una habitación encerrado, custodiado por los guardas. Un atajo de criaturas extrañas, vinieron a por mi - aprieta los puños y sacude la cabeza, frustrado - Me encerraron allí, a base de alguna sustancia que me procuraban. ¿Un sedante, decían que era? No lo sé, ¡no lo sé! ... No sé cuanto tiempo ha pasado... Decían que estaban eliminando un componente maligno en mi sangre, pero no sé que podía estar pasando... ¿Sabéis que ocurre en la sangre? ¿Qué es lo que se supone que hay que eliminar?

Levanta la cabeza, todavía confuso

- ¿Qué pasó con vosotros? ¿Llegasteis de donde?

- Parece creíble... - digo - ...aunque te estaré vigilando.

Le hago la señal de que mis ojos lo estarán observando. Bajo el arma y cojo una lata de comida y se la lanzo al periodista.

- Come algo y acércate al fuego...te sentirás mejor y cogerás algo de fuerzas...

Hyeronimus se acerca, el hombre esta completamente aterido de frio, su ropa que ahora lleva no es precisamente un abrigo, pero con el equipo a vuestro alcance pronto podra equiparse como dios manda y reconfortarse con la comida que le ha pasado Thomas. Con todo vuestro equipo recogido y quizás algo más, es hora de regresar a la investigación. Por lo que sabeis llevais semanas, si uno meses en algún lugar del norte (o del sur, pero eso es más complicado) estacionados hasta que se ha congelado practicamente todo el barco, aunque por lo menos la sección donde están secuestrados todos los ocupantes sigue calentada... por ahora, puede que al no necesitarlos más simplemente deje solo las partes que le interesen en funcionamiento pues los guardias pueden moverse incluso con este frio.

- Me temo... que no sé nada del viaje hasta estos momentos, en los que por fin he podido levantarme del camastro... - dice poco a poco mientras va recuperando el color en su piel y algo de fuerzas en su maltrecho cuerpo - ¿Dónde estamos? ¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Y por qué demonios hace tanto frío?

Mientras MacGuffin adopta la posición de duro, yo voy a procurar interpretar la de caballero educado. Sigo pensando que todos juntos tenemos más posibilidades que por separado. Me siento junto al periodista.

-Mire usted, querido Cromwell -digo, suspirando y enarcando la cejas como queriendo significar la enormidad de resumir todo lo sucedido en unas cuantas frases-... La verdad es que es todo un misterio. Está claro que nos encontramos en algún lugar de latitudes polares. El dónde exactamente y el cuándo... eso por ahora escapa a nuestro conocimiento. Lo que sí sabemos es que nos hemos despertados, nosotros tres -señalo consecutivamente a Thomas, a Emily y a mí-, cada uno dentro de una especie de sarcófago, en una inmensa habitación llena de otros sarcófagos dentro de los cuales se encontraba parte del pasaje y la tripulación del barco. Pero eso no es lo más extraño, no... Y espero que cualquiera de nuestros compañeros añadan cualquier detalle que a mí se me escape.

Miro a mis compañeros y continúo mi narración después.

-Tras ser asfixiados en aquella cámara de gas, nos despertamos los tres en lo que bien podían ser las neblinosas calles de Dublín. Entramos en un pub en el que se oía jaleo y nos encontramos con un montón de gente... echa de niebla, sin ser reales. Salvo -recuerdo- a aquel ex-boxeador que conocimos violentamente en aquella cena -"¿cuánto tiempo hará?", me pregunto-. Estaba asustado, era como si estuviera soñando y nosotros nos hubiéramos introducido en sus sueños...

Me callo, esperando que otro continúe la narración.

Continúo la narración de Mr Renoir:

- Salimos del sueño y nos despertamos en el barco de nuevo...en una especie de ataúd metálico conectado a una extraña maquinaria...creo que usan nuestros sueños para algún fin maléfico, puede que como materia de energía si no nos habrían matado ya...

Me pertrecho adecuadamente preparado para ajustar cuentas con Mr Horizon:

- Lo único que queremos saber es...¿cuánto tiempo hemos estado dormidos? Mr Cromwell ¿ha logrado ver algún almanaque o algo que le indicase que fecha es hoy? Me gustaría saber ese dato para ajustar las cuentas debidamente...aunque no creo que tenga munición suficiente si han pasado varios meses...

Espero meterle tanto plomo en el cuerpo que su sangre se vuelva venenosa.

Emily se mantenía silenciosa, asintiendo de vez en cuando a las palabras que dichas bien sea por Jean Claude o Thomas. Se había acercado a Hyeronimus, y aunque no se había atrevido a examinarle físicamente aún, más que nada haciendo eco a los temores y desconfianza de sus dos compañeros, sí que le había examinado ocularmente. Se le vía pálido, demacrado, había perdido varios kilos al punto de rozar la desnutrición y los signos de deshidratación eran evidentes.

Al mismo tiempo que observaba, concienzudamente al periodista, observaba a sus compañeros e incluso a ella misma. No entendía, no lograba comprender cómo era eso posible. El tiempo transcurrido era exactamente el mismo para los cuatro, para todo el pasaje que permanecía aún en esos ataúdes, y sin embargo el tiempo no parecía haber transcurrido igual para todos, ni mucho menos los efectos eran los mismos. De algún modo habían sido alimentados e hidratados, sólo que por más que rebuscaba en su memoria, por más que repasaba una y otra vez la imagen mental que guardaba de aquella sala y sus ataúdes, no daba con la respuesta ni mucho menos el qué.

No habló, si bien es cierto que muchas preguntas rondaban su cabeza, prefirió no agobiar más al pobre hombre de lo que ya estaba y con que respondiera a sus compañeros se daba por satisfecha.

Emily se da cuenta de que hay una pequeña señal de un golpe en la cabeza de Hyeronimus, quizás fuera más grave antes, pero ahora el tiempo la ha curado lo suficiente para ser poco más que una pequeña cicatriz, por lo que tuvo que andar entre la consciencia e inconsciencia durante mucho tiempo y haber sido cuidado por médicos, sino no habría sobrevivido.

En tanto el resto ha conseguido buenos pertrechos, ahora ya no teneis frio (gracias a las capas extra de ropa) y vuestros estomagos están llenos, ahora podeis internaros contra lo que sea, pues es seguro que no se espera una contraofensiva ahora, tras semanas (o meses) incapacitados.

- Nada que indicase el tiempo que había transcurrido - responde, negativamente a McGuffin

Se reconforta en la sensación de calor y bienestar que llena su cuerpo ahora. No puede evitar que se le escape una sonrisa de confort, por leve y efímero que sea. Atiende al relato de sus compañeros, y no puede evitar que algunos pensamientos se hagan un lugar en su mente

Introducirse en sueños ajenos, sarcófagos, el tiempo que transcurría diferente para todos. O bien he perdido la cabeza mientras padecía esa fiebre, o bien lo que ocurrió después de la sala gaseada los acabó por trastocar a todos ellos.

Mira con agradecimiento a la señorita Chrystalle, por su atención, aunque no sea concienzuda. Se puede percibir la preocupación a través de una mirada, y en ocasiones, es lo único que hace falta para sentirse mejor.

- ¿Somos los únicos que estamos despiertos? - pregunta en general

- Creo que sí...aunque hemos visto a uno de los secuaces de Mr Horizon...ellos también están activos por lo que debemos extremar las precauciones...si nos atrapan en los pasillos nos pueden gasear con facilidad... - hago una pausa y añado - ...deberíamos tener un refugio seguro, un sitio donde poder descansar con mayor tranquilidad...este no es un mal sitio pero demasiado fácil de encontrar...¿qué les parece la idea?

Pienso en algún sitio en particular donde pudiéramos resguardarnos y poder descansar. Ya que nuestros cuerpos tarde o temprano necesitarán dormir.

-¿Recuerda cómo...? -se llevó la mano a la cabeza, a la misma altura de la herida de Hyeronimus, pero no terminó de formular la pregunta.

Miró a Thomas y asintió, estaba de acuerdo en que debían encontrar un lugar seguro en el que esconderse, el menos obvio porque más pronto que tarde los secuaces de Horizón se darían cuenta de su ausencia y emprenderían la cacería.

-Sin duda usted conocerá un lugar -dijo a Hyeronimus-, debe conocerlo o goza de una suerte envidiable si no lo han descubierto.

Todos recordais que la sala donde están durmiendo el resto del pasaje esta apenas vigilada, pero por supuesto de vez en cuando la visitan, imaginais que no con mucha frecuencia a lo mejor 1 vez cada 2 o 3 dias o quizás 1 vez al dia. Pero podria ser un buen refugio para descansar un rato, al menos no hace ese frio malsano que parece entrar por todos los poros de vuestro cuerpo y como los esclavos/guardaespaldas de Horizón son maquinas no creeis que el frio les importe mucho a no ser que sea exagerado.

Se toca la zona que la señorita Chrystalle le señalaba en su propio cuerpo, y se palpa con extrañeza.

- No sabía... No tenía ni idea de esto - sigue palpandose de forma nerviosa, intentando recordar como podía haber sucedido aquello. Lamentablemente, no podía encontrar nada en su memoria. A las preguntas que vinieron después, solo puede encogerse - El miedo... el miedo me hizo tener más cautela, así que quizás eso me ayudó a evitar que me encontrasen. Tal vez en los camarotes, si tenemos cautela y procuramos no llamar la atención hacia esa zona.