Partida Rol por web

¿Qué ocurría? Ninguna de esas personas estaba interactuando con ellos, era como si no les vieran, como si no existieran, como si no fuesen más que simples espectadores de todo cuanto ocurría. Estaban allí, pero no eran parte de ello y no pudo evitar preguntarse si el anciano de la habitación realmente había interactuado con ella o sólo se lo había imaginado. Pero entonces el tacto del atrapasueños que tenía en su mano le dio la certeza de que no se lo había imaginado y mucho menos había malinterpretado las cosas.

-Esta gente no nos ve, para ellos no existimos, estamos en este sueño pero no somos parte de él. Si queremos respuestas debemos limitarnos a observar y escuchar, sin interferir con lo que ocurre a nuestro alrededor. No estamos solos en ésto, pero les aseguro que para él esto tiene tintes de pesadilla -se refería al borracho del barco-... intentaré dialogar con él, tratar de que el hombre no pierda la poca cordura que le queda e intentar obtener algunas respuestas. Quién sabe, a lo mejor sin saberlo consigue aclararnos algunas cuantas cosas.

Si nadie se oponía a su idea, Emily se acercaría a la mesa de aquél hombre e intentaría entablar una conversación con él, buscando averigüar de qué modo había llegado hasta allí y si recordaba algo del barco que pudiera serles de utilidad.

- Intente hablar con él pero no sé yo si responderá. Realmente lo veo muy mal... - digo susurrando a mis compañeros - ...mientras habla con él vamos ver si nos podemos servir algo de beber porque los muebles y demás enseres parecen reales...

La puerta era real y la barra donde nos estamos apoyando. Por lo tanto la bebida y la comida deben ser reales. Si es así unas bebidas ayudarán a templar los nervios y sobre todo a animarnos un poco.

Thomas salta la barra, sin que parezca que los hombres compuestos de niebla tengan algo que decir en contra, en el estante hay varias bebidas espirituosas de suficiente graduación, aunque los letreros en ella están escritos del reves y de forma borrosa, puede reconocer una botella de buen whisky y se echa un buen lingotazo al encontrar un vaso debajo del mostrador. Jean Claude le dice al americano:- Si no le molesta pongame un coñac, si es que puedes reconocer la botella, les pagaría pero no creo que les interese mis libras-

En tanto Emily se acerca al boxeador, que no parece darse cuenta de su cercanía hasta que ya te encuentras a su mismo lado, su mirada vidriosa se te queda fija, pero no dice nínguna palabra, como si esperase que te marchas a seguir con tus cosas como la demás gente de niebla...

Reviso los letreros y encuentro algunas marcas conocidas y de buena calidad. Cojo unas copas limpias y las pongo cerca de Renoir. Acerco las bebidas a la barra y le sirvo un cognac a Renoir. 

- Aquí tiene caballero, si decide dejar propina no lo dude... - digo imitando el acento irlandés

Posteriormente salto la barra y me sirvo una buena copa de "jarabe irlandés" para curarme tras lo que acabamos de ver. Reviso la etiqueta que está al revés y le digo a Jean Claude.

- Parece que estamos en el mundo que hay tras el espejo, como en la obra de Carroll. Sería interesante saber cómo escapar de este mundo la verdad.

Jean Claude se rie y le dice:- Muy agradecido mi querido Barman, sin duda así se la merece, aunque no se cuanto habra que pagar por una bebida en sueños... quizas unas monedas imaginarias- Mientras coge la bebida, al verte saltar la barra te dice:- Al menos no creo que la policía del lugar vaya a molestarnos...-Antes de que pueda seguir con la chanza, la puerta se abre,  un enorme figura que parece más un gorila que una persona, con una cara deformada que parece más una mascara que una faz humana, como si fuese una mala pesadilla de alguien. La figura se abre paso, mientras que la gente compuesta de niebla no parece hacerle caso, esta "persona" si es que se le puede llamar así lleva un traje de policía y esta armado con una porra tan grande como una estaca, sus ojos miran por todo el lugar hasta centrarse en vosotros y avanzar pesadamente en vuestra dirección.

El boxeador al ver al policía  sale corriendo hacía una de las puertas de la taberna, como si ya conociera el lugar. En su rostro esta el horror como si reconociera al policía ...

No puedo dejar de seguir con la mirada al boxeador que huye por la puerta. Cuando abandona la sala, saludo al recién llegado con la copa y le doy un pequeño trago. Después de eso la dejo sobre la barra y sujeto mi bastón, prepaándome para desenvainar el estoque.

-Parece que los soldados de la Reina de Corazones nos acaban de descubrir, mon ami -le replico al yankee-. Tal vez la única salida sea la de nuestro amigo el pugilista, ¿no cree? ¡Mademoiselle -llamo a Emily-, le sugiero que siga a nuestro amigo! Parece que va a haber problemas...

Intento comprobar si el policía es de carne o hueso o un simple espíritu. Su cara parece sacada del personaje Quasimodo de la obra de Víctor Hugo. La verdad no me gustaría nada encontrármelo en un callejón oscuro y menos siendo un policía. No es que odie a la ley pero he tenido varios encontronazos con ella y prefiero que nuestros caminos no se crucen demasiado.

- Bueno mister Renoir disfrute de la copa porque puede que no tomemos una en un tiempo...en este mundo las cosas pueden cambiar de un momento a otro... - digo mientras señalo con la cabeza al policía.

Miro la porra que lleva y no le pierdo de vista ya que si busca pelea es mejor estar preparados.

Emily observa atónita la despavorida huída del boxeador, creyendo, en principio, que la causante había sido ella, pero no pasó mucho para que se diera cuenta de su error. Su mirada se posó en el policía que tenía todo menos cara de amigo y enseguida se posó en la figura de sus compañeros, asintiendo en silencio a las palabras de Renoir. Confiada en que ellos seguirían el mismo camino, vale decir, el camino que había cogido el pugilista, la doctora caminó con paso rápido hacia la puerta en cuestión, sin siquiera preocuparse de esquivar a las figuras fantasmales que se cruzaban en su camino.

-Es increíble, ésto no puede estar pasando y sin embargo está pasando -se decía-. ¿Cómo vamos a salir de ésta? 

Miró el atrapasueños que sostenía.

-Se supone que atrapas los malos sueños, entonces atrapa esta pesadilla y ponle fin de una buena vez. ¡Sácanos de aquí! -le susurró como si el artefacto pudiera oírla.

El enorme policia se acerca sin hacer caso al mobiliario que tira en su camino, aunque los hombres compuestos de niebla no parecen hacer el menor  caso a la interrupción y siguen con su fiesta aunque no esten sentados en el aire alrededor del mismo, pues las sillas y mesas acaban por los suelos. La figura empieza a gritar de una manera estridente y espeluznante una frase que no parece tener sentido:- ¡Tengo a tu perrita!-Una y otra vez, como si fuera un juramento, si fuese la situación diferente casi podria tomarse como una bufonada, pero por el rostro deforme de la autoridad no lo parece, su palo se aprieta entre sus manos y cada vez esta más cerca del noble y del cazador del nuevo mundo.

En tanto Emily a pesar de los gritos que le da a su colgante este no parece hacer nada por terminar con la situación... Acaso lo del viejo fue una burla, al seguir al pugilista puede verlo avanzar por un largo pasillo rodeado de habitaciones, que se van abriendo poco a poco, al final hay una escalera que lleva hacía arriba.

-¡Propongo cerrar filas, mon ami, y seguir a la mademoiselle por el pasillo! -advierto con tensión en mi voz, reculando despacio y desenvainando mi acero por si acaso el "policía" se acercara demasiado- ¡Y le sugiero hacerlo ya, s'il vous plaît!

- Entendido... - afirmo con la cabeza.

Dicho esto sigo al señor Renoir y este a su vez a la señorita Emily. En mi mano llevo la botella de "jarabe" por si es necesario más adelante, además de ser un buen arma llegado el caso de necesitarla. No creo que las balas hagan mucho a un ser de niebla pero el alcohol más cierto elemento...puede que sí.

Os encontrais en la puerta por la que desaparecio el boxeador, encontrandoos con un pasillo que tiene a los lados un montón de puertas que se abren. Decenas de figuras femeninas con poca ropa de la misma apariencia de niebla salen de ellas, todas ellas tienen moratones en sus cara  y cuerpos, como si les hubiesen pegado una paliza anteriormente. Todas os miran con reproche, pero no se acercan, como si esperasen algo.

Detrás vuestra se escucha como el enorme policia se hace paso entre los muebles, parece buscar la linea recta para capturaros. Al fondo del pasillo subiendo por la escalera como si estuviese escapando del demonio se encuentra el pugilista, que pronto desaparece por la planta alta.

Miro a las señoritas y las saludo con un leve gesto de cabeza y con la mano como si llevara puesto un sombrero

- Señoritas, una pena que no sean de carne y hueso...si nos disculpan... - digo con una sonrisa mientras subo las escaleras detrás de mis compañeros.

Espero que la señorita Emily sea capaz de correr ya que el policía empieza a ganarnos terreno. Si se acerca demasiado tocará enfrentarse a él para que el resto logre escapar.

- Sigan al boxeador, parece saber a donde va... - les digo a mis dos compañeros.

Avanzais entre las mujeres neblinosas para subir a las escaleras. Os encontrais que están compuestas de varios pisos, y arriba se escuchan los pasos del pugilista, subiendo a todo correr. Cuando subis un piso veis una única puerta al fondo de un pequeño pasillo, por la exclamación que ha dado el boxeador prefiere no entrar en ella, aunque la verdad no parece tener nada de extraño solo el numero 25 en ella...

- ¿Por qué no entras? - le grito mientras vigilo hacia atrás esperando ver al fantasmal policía - ...Qué alguien abra la maldita puerta y entrad...no tengo nada para distraerlo...y provocar un incendio aquí es demasiado peligroso...

Miro a mi alrededor y la única salida es la puerta con el 25.

Puedes seguir subiendo escaleras...

Una idea se pasa por mi cabeza, hacer creer al policía que entramos en esa habitación y seguir subiendo escaleras. Es una táctica peligrosa pero podría ser la única salida viable.

- Renoir...voy intentar hacerle creer que estamos en la 25...que Emily y el boxeador sigan subiendo...si desea echarme una mano se lo agradeceré porque sinceramente no creo que sea fácil vencer a alguien que es de niebla...

Asiento, conforme.

-De acuerdo, abramos la puerta entonces. Quizá así les demos una oportunidad de escapar...

La situación es realmente extraña. Si no fuera por la tensión del momento, diría que estoy asistiendo a algún tipo de obra de teatro realmente bizarra. Una suerte de Divina Comedia adaptada a los tiempos actuales..

Emily asiente un momento mientras persigue al boxeador por las escaleras que con su ropa aunque comoda empieza a sentir la fatiga de andar subiendo escaleras a toda velocidad. En tanto los dos hombres se acercan hacía la puerta y la abren, en ella se ve una habitación de motel barato, por la ropa que hay tirada aqui y alla de una mujer, aunque por como esta colocada podeis imaginar su clase social  y quizás su profesión, en un rincón se ve un tazón donde primorosamente esta puesto el nombre de un perrito llamado "Luna". De repente escuchais los pasos de alguien corriendo por la escalera, imaginais que es el policia, pero para vuestro sorpresa es el boxeador que aparece subiendo por las escaleras, al poco tiempo seguido por Emily.

Subes las escaleras como te ha indicado Thomas, puedes ver por el hueco de la barandilla al boxeador subiendo los pisos. Empiezas a notar fatiga por los peldaños tan empinados que debes recorrer con premura, porque el boxeador no parece cansarse, de repente pasas por otro piso con un pasillo con una habitacion al fondo, como el piso de antes, aunque esta tiene la puerta abierta, en ella puedes ver a Jean Claude y Thomas que te observan perplejos...