Partida Rol por web

Vlad, Jack y Leon se alejan de los bancos y van directos a la tienda de deportes, después Boris va a la parte delantera, hacia las escaleras mecánicas y sube al segundo piso.

El último en irse es Jim, que se va a las tiendas de ropa de la parte derecha, finalmente Rosario se queda con su niño y el resto de refugiados en torno a los bancos.

Al ir hacia las escaleras mecánicas no puedes evitar echar un vistazo a la entrada principal y a la barricada, pese a que ésta tapa todas las puertas, puedes escuchar gemidos que provienen desde el otro lado. Sin duda ellos están allí, aporreando la puerta seguramente y esperando a que salgáis. Esos malnacidos no se cansan nunca.

Alejando esos pensamientos subes por las escaleras, que funcionan perfectamente y al subir al segundo piso te quedas anonadado, si la planta baja está abarrotada en la superior hay marabunta.

Las tiendas de la parte derecha están todas atestadas de personas, tiradas en el suelo de cualquier manera, en camas, catres, en el suelo directamente... todas las tiendas parecen haber sido saqueadas y vaciadas.

En la parte central del pasillo, desde las escaleras hasta la pared del fondo, hay media docena de carpas médicas, en las que según ves media docena de enfermeros o médicos o vaya usted a saber, atienden a dos veintenas de personas.

Sorprendentemente, no hay gente yendo de aquí para allá, la gente parece aletargada: unos descansan otros atienden y otros son atendidos.

Caminas hacia las tiendas, entras en varias de ellas y te das cuenta de que casi no hay ropa. La poca que hay está tirada por el suelo, todas las tiendas están revueltas y falta casi todo el género.

Encuentras un poncho que te queda enorme, un poncho de esos de florecitas. No hay ropa interior, pero sí encuentras unos calcetines verdes oliva , tras probarte tres pares de pantalones al fin encuentras unos que aunque te quedan algo anchos, al menos te valen: unos vaqueros de color claro, cai blancos, de esos desgastados que se llevan ahora.

- No creo que se vayan a preocupar los de seguridad si rompemos algo. - digo mientras le guiño un ojo a Vlad. - Esperad un momento. -

Bajo rapidamente por las escaleras, agarro un par de bates de béisbol de la sección deportiva y subo de nuevo.

Cuando llego sonriente les lanzo un bate a cada uno: - León, Vlad... ¿hacéis los honores? -

Les miro con aire inocente mientras me encojo de hombros y digo: - Lo siento, lo haría yo mismo pero no creo que pudiera hacer mucha fuerza. - comento a la vez que les muestro mi mano izquierda lisiada. - No es algo de lo que esté orgulloso, pero mientras me funcione esto - mis dedos apuntan a mi cabeza.

Bien, ya sólo una puertecita de cristal nos separa de la otra sección de la tienda.

Con resignacion el hombre se viste con lo encontrado, tendria que encontrar alguna forma de lavar su ropa, esperaba que al menos hubiese agua, asi que tras ponerse el horrible poncho y los pantalones, camino con su ropa sucia hecha un atillo, buscando comida y algun lugar para lavar y secar su ropa, mientras el dormia tranquilamente, esperaba que echando una siesta mientras hacia la digestion.

Dame eso Jack, yo me encargaré de ese jodido cristal -le digo arrebatándole el bate. Con un fuerte lanzamiento desde el hombro incrusto el bate en el cristal que me separa de mi oportunidad para armarme, esperando que ese golpe sea suficiente.

Vlad coge el bate que le ofrecen, pero no hace movimiento alguno para romper el cristal. A decir verdad retrocede unos pasos, puesto que el hombre que tiene pinta de soldado sería el mas indicado para ello. 

Definitivamente este no era un lugar seguro, ni con zombies ni sin ellos. El aglomeramiento y la situacion actual harian reventar esta tensa calma en culquier momento, ademas algo no olia bien en todo esto, se lo decian los huesos. Como aquella vez en Irak...

Se trazó un plan independiente, necesitaba ropa nueva pero resistente, adecuada. Un morral para llevar con él cosas basicas como agua y comida enlatada. Dentro del supermercado encontraria sin lugar a dudas alguna navaja o cuchillo, cuerdas, linternas o fosforos, un pito, una brujula y cosas minimas para un botiquin.

Y tal vez con mucha suerte alguna otra arma o municiones para las que ya tenia. Se puso en marcha siempre atento a lo que acontencia a su alrededor.

El hombre paseaba por el centro comercial mirando todo a su alrededor y fijandose en la gente, tenia que escapar de alli, aquello se parecia demasiado a una ratonera, un par de dias de descanso, unas provisiones y se marcharia en el vehiculo mas rapido que fuese capaz de encontrar, necesitaba llegar a un lugar realmente seguro, no a un centro comercial atestado de locos, aficionados, e histericos.

El bate de León abre un agujero en el cristal pero lo único que consigue es hacer un agujero del diámetro del bate en la capa exterior del cristal. O no le ha dado con la suficiente fuerza o ese cristal es de esos modernos de varias capas tan jodidos de romper.

- Maldita sea, quiza sea bueno echar un vistazo por si hay una oficina de seguridad. Por si acaso intentalo una vez mas, Leon. -

Me espero a que Leon haga un nuevo intento. Con un segundo golpe a lo mejor el cristal cede. Pero si no lo consigue empiezo la busqueda de la oficina de seguridad.

¡Joder! Esta mierda es demasiado resistente para el bate -grito furioso. Cojo impulso de nuevo lleno de furia y estrello el bate contra el cristal.

Si es cristal reforzado, lo tienes difícil- dice Vlad- será mejor buscar esa oficina de seguridad. No es plan de perder el tiempo aquí.

En esta ocasión, León golpea con todas sus fuerzas sobre el agujero que había hecho previamente, el cristal se resquebraja y el bate abre un agujero de casi un metro, por el que cabe una persona agachada o gateando. La peor parte se la lleva el bate que se parte en varios pedazos.

Por suerte, no será por bates...

Tenéis el camino libre.

¡Ja! Un punto para el equipo de los inmortales. Chupate esa puto cristal -alardeo estúpidamente varios segundos antes de colarme por el hueco que he abierto en el cristal, apresurándome para ser el primero. Me voy a equipar como nadie, soy el primero asi que podré coger todo lo que quiera.

Te diriges de nuevo a la planta baja, al hall principal. A lo lejos ves a aquella mujer histérica, justo donde la dejaste y más lejos aún, cerca de los lavabos y la entrada trasera, ves a Jim con un estupido poncho de colorines que va de camino al bar.

Tú en cambio te diriges al supermercado, pero tu sorpresa es mayúscula al verlo: Los contenidos de las estanterís yacen desparramados por el suelo, parece que hubieran saqueado el supermercado un ejército de langostas.

Apenas quedan cosas, salvo comestibles y poco más. Parece que la gente de la ciudad ha robado de lo lindo. De todo lo que pensabas llevarte sólo encuentras pilas tamaño estándar y comida enlatada afortunadamente, hay de sobra, pero las bolsas marrones de papel han desaparecido y no encuentras ninguna bolsa. Las linternas tampoco están, ni cuerdas ni nada que se le parezca.

Quizás en la tienda de deportes... piensas.

Vas de camino al bar para comer algo cuando de lejos, junto a la puerta del supermercado ves a ese Philip que te está mirando, te encoges de hombros y sigues tu camino.

En el bar queda poco alcohol, parece que también aquí han saqueado, sólo ves varias botellas de vodka, whiskey y bebidas algo extrañas pero ni una cerveza ni nada que se le parezca. Ni siquiera hay refrescos.

En un lugar de la barra encuentra snacks: bolsas de patatas, fritos, doritos, kikos, panchitos y demás... te pones las botas.

- Bueno, parece que hemos tenido suerte. - sonrío a Vlad y le dejo que pase delante a la tienda de deportes. Paso el último y me dedico a echar un ojo con ellos a ver si encontramos algún arma o algo que se le parezca.

Si, parece que si- desde luego, si el cristal era reforzado, el tipo ese tenía fuerza, mucha fuerza. Al menos había encontrado un posible aliado si la cosa se complicaba.