Partida Rol por web

RA caminó detrás de Dean mientras se dirigían hacia el desguace. Una vez allí, sus sensores comenzaron a pitar y emitirle señales de todos los materiales que había a su alrededor. Su procesador ya estaba creando protocolos y diseños para poder arreglar o construir una nave. De repente, una enorme explosión sonó en la zona y Dean, bueno, se volvió prácticamente omnipresente. Sin embargo, RA siguió aturdido y quieto en su sitio, ignorando completamente sus alrededores y pensando en la mejor forma de obtener un vehículo para salir de ahí.

Mientras sigo al paleto espacial voy pensando en como hacer crujir los huesos de los demás catetos, cuando me los encuentre.
En un momento de descuido el maldito inútil pisa algo... todo se vuelve blanco y rojo... trato de alejarme de la explosión pero no soy lo bastante rápida.

- Joder... - farfullo al caer al suelo.

Tanto Ra como Claudia fueron sepultados bajo capas de tubos corrugados, capas de aluminio, plásticos varios y basura de toda índole. La humana perdió el sentido, pero el sintético estaba condenado a no descansar, a no ser que se estivese recargando en su cubículo, en la nave. 

Así que Ra oyó cómo en alguna parte se abría una compuerta, un sonido seguido de las voces distorsionadas de los trajes protectores de varios sujetos. Encontraron el cuerpo de Dean, roto, en donde había estallado una de sus granadas, y parecía que se iban a dar por satisfechos con aquello cuando encontraron una de las extremidades del androide asomando entre los restos de un desprendimiento.

La oscuridad que rodeaba al androide en su escondrijo involuntario se vio mancillada por el violento impacto de la luz ambiental plateada de aquella maldita luna cuando tres desconocidos, armados con palancas y barras, procedieron a librarlo de los restos, no sin antes aplicarle una descarga que lo dejaría inmovilizado, en caso de que no estuviese lo suficientemente destrozado.

Y junto a este hallazgo, se toparon con la inconsciente Claudia, que había tenido suerte de que todos aquellos escombros no hubiesen rasgado su traje, condenando la a una muerte segura. Mientras uno de ellos arrastraba como podía a Ra, sobre una tabla en la que habían montado unas ruedas pequeñas, otros dos llevaban en volandas a la mujer.

Un tiempo después, la marine recobró la consciencia, despertando en un barracón en el que se apilaban cinco literas, rodeadas por todo tipo de baratijas y objetos exóticos, posiblemente rescatados por los Breakers de las naves que, como la Medellín, ellos mismos habían siniestrado. 

Claudia tenía los brazos inmovilizados, con un manguito grueso de plástico cerrando sus muñecas entorno a la barra de una de las camas. En el suelo, aún inmovil por la descarga, y encadenado, reposaba Ra, y amarrado a una columna, no lejos de ellos, estaba la característica cresta pelirroja de Claus Rex, quien les sonreía, enigmático a medida que el androide y la marine comenzaban a hacerse una idea de sus circunstancias actuales.

- Joder, así que habeis sobrevivido, grandísimos hijos de la gran puta. Pensaba que os habrían matado los otros pobladores de la luna y os habrían clavado sus manos recto arriba para convertiros en títeres para sus bebés caníbales. En menudos antros nos encontramos ¿No? 

Se carcajeó agusto, satisfecho de que ahora fuesen sus dos compañeros caídos quienes fuesen a recibir las atenciones de sus captores.

- ¿Qué mierda está pasando aquí? - le espeto con la vena de mi cuello tan hinchada que está a punto de estallar - ¡Qué cojones estás diciendo!

Trato de soltarme tirando de mis ataduras.

- Dime todo lo que sepas de esta gentuza y te juro que serás al último al que le sacaré el corazón por la boca.

Se que no estoy razonando con claridad, pero la violencia que inflama mi sangre hace que tengas más ganas de matar de lo habitual.

- Hola, Rex -comenta el androide intentando agitar su mano en forma de saludo-. Me alegra ver que sigues vivo, cabronazo.

Obviamente, los circuitos de RA no se encontraban estables todavía, y menos después de una descarga. El androide escuchó la conversación entre ambos humanos, pero sus sensores estaban más concentrados en analizar la estancia y elaborar un posible plan de fuga. Aquella situación no era segura para la integridad física de los tres. Tenía que proteger a su tripulación. Intentó ver si las ataduras que impedían su movimiento podían romperse.

Rex miró de soslayo a la airada marine, conocedor de cómo se las gastaba cuando estaba de poca madre, así que carraspeó, soltó un desagradable esputo, no exento de sangre (Los tripulantes de la Medellín pudieron ver que le faltaba algún diente desde la última vez que le habían visto) y procedió a contarles lo poco que sabía de sus nuevas circunstancias.

- Veréis, mamelucos del culo, tras dejarme tirado en la Medellín, mientras me dedicaba a repasar mi manual del pajillero, edición del 2035, esta panda de tarados asaltaron la nave. Traté de avisaros por el sistema de comunicación, peor estos cerdos debían de tener algún tipo de inhibidor de frecuencias o alguna mierda similar, así que me pillaron con las manos en la masa y poco pude hacer para defender nuestra bienamada olla express. Estos chatarreros se dedicaron a bailar claqué sobre mi pechito mientras mancillaban las tripas de nuestra chica, arrancando y desatornillando todo aquello que les pudiese ser de alguna utilidad, a saber para qué, así que la Medellín es ahora mismo completamente inoperativa. Me trajeron aquí, me siguieron dando de ostias y me comentaron que los otros únicos habitantes de la luna era una colonia de caníbales que quedaba en la dirección en la que os habíais pirado, así que imaginaba que ya formaríais parte de su guiso comunal. Y poco más os puedo contar, aquí hay cinco chatarreros vivos, sin contar los dos que aparentemente os habéis cargado, y me han dejado aquí esposado mientras roncaban como condenados toda la puta noche. No he visto mucho más de sus instalaciones y no tengo ni puta idea de a qué se dedican cuando no están empotrando naves contra la superficie del planeta para rapiñar sus dildos y revistas porno.

Terminó su relato con una nueva carcajada, porque Rex era así, de partirse la caja el solo con su mierda de chistes guarros.

Trato de soltarme. Doy un fuerte tirón y lo único que consigo es que me duelan los brazos. Pierdo el poco aire que me queda en los pulmones y resoplo con fuerza. Miro con odio, poco disimulado, el lugar donde me encuentro. Si pudiese los mataría a todos, incluso al idiota de Rex.

RA intentó soltarse mientras observaba la zona. Desgraciadamente, la constante veborrea incoherente, o al menos para un androide, de Rex comenzó a saturarle los sensores, lo que impidió que sus brazos mecánicos reaccionaran con la precisión solicitada por el procesador central de la mente de RA.

- Contemple el silencio un momento -le espetó el androide con un tono lleno de glitches-, necesito concentrarme.

A regañadientes, los supervivientes de la Medellín no pudieron más que sumirse en su propio runrún mental, maldiciendo su mala suerte, si era cierto que dios jugaba a los dados con su creación, estaba claro que esa divinidad no estaba de su parte, ni siquiera de la de Rex, por el que también acababa de hacer una tiradilla rápida...

El ambiente en los dormitorios de los Breakers estaba viciado, lleno de pilas de ropa sucia, tanto personal como de camas, y montones de trastos cuyo uso era un enigma para quien no tuviese grandes conocimientos en la mecánica aeroespacial e informática de hacía más de un siglo. Aun así, en aquella cacharrería resaltaban objetos que tal vez pudiesen ser usados para librarse con mayor facilidad de sus ataduras, y en ello estaba Rex, quien aun estando también inmovilizado de cintura para arriba, tenía los pies descalzos y una habilidad para manipular cosas con ellos que habría dado envidia a más de un primate.

- Claudia, a ver si te puedes apañar con esto, yo no me alcanzo las ataduras...- El 'capitán' de la Medellín lanzó un fragmento de chapa rota a la marine, quien tal vez pudiese hacer uso de su entrenamiento como marine para tratar de librarse de sus ataduras.

Mis dedos apenas rozan la chapa que cae cerca de mí. Aunque yo no llegue a coger el supuesto pedazo de metal que nos llevará a la libertad, miro a Rex con odio como si todo fuese culpa suya.

RA concentró todos sus sistemas de energía en los brazos, lo que le permitió apagar su micrófono y dejó de escuchar a Rex. Sus brazos se activaron y ¡crack! se liberó por fin. Una vez de vuelta a su modo normal, ve que Klaus lanza un trozo de metal y su compañera no consigue atraparlo. Cuando ella lo maldice en alto, pone una voz cándida:

- Está bien, Claudia, RA está aquí para ayudaros.

Recoge el cacho e intenta liberar primero a Claudia luego a Klaus Rex.

Mientras el androide conseguía deshacer las ataduras de la marine, en primer lugar y del bocazas pelirrojo después, todos pudieron escuchar, sobre el silencio nervioso de aquellas acciones que lograrían liberales, cómo los pasos y charla de al menos dos personas parecían aproximarse por el pasillo tras la puerta que daba al dormitorio en el que se encontraban.

- Mierda -digo en un susurro mientras evito maldecir en un tono más alto de lo que debería.

Le hago señas al pelirrojo para que use el cuchillo improvisado como arma. Le indico a Ra que se sitúe detrás de la puerta, para que les pille por sorpresa cuando me vean a Klaus y a mí. Al fin y al cabo el sintético es más fuerte, o eso parece.

Busco cualquier objeto que pueda usar como arma y me preparo para lo peor.

RA entiende el plan de su compañera y trata de esconderse detrás de la puerta para atacarlos por sorpresa en el momento en que pongan un pie en la sola. Ser un androide y no tener la necesidad de respirar tiene sus ventajas...

Claudia se las apañó para ensamblar una pistola empleando una culata y un cañón de modelos distintos, pero convencida de que el arma funcionaria... Al menos una vez, puede que después estallado, a saber, pero poco importaba, porque solo disponía de una bala, pero oye, como solía decir su abuelo 'Menos da una piedra'.

Mientras fijaba las piezas del arma, con aplomo, se abría la puerta de los dormitorios, mostrando a dos figuras más que dispuestas a entrar en la sala. La primera cruzó el umbral mientras su cerebro procesaba lo que estaba viendo, mientras la segunda se había parado en seco tratando de echar mano de un arma que pendía de una correa de su hombro.

- ¿Qué diablos...? - Mascullaron los dos hombres al unísono, provocando un efecto casi cómico,si no fuese por la potencial violencia que se podía desencadenar en los próximos segundos...

- JÓDETE - grito mientras abro fuego con el arma improvisada, antes de que él me dispare.

Al ver como el proyectil le impacta me preparo para usar la culata como arma cuerpo a cuerpo en caso de que no tenga más balas.

RA se lanza hacia los hombres siguiendo el plan. Busca distraer su atención para que Claudia y Klaus tengan una oportunidad de atacar a sus enemigos. Corre con la velocidad que le permiten sus juntas y alarga los brazos, intentando placar o molestar a esos dos tipos.