Partida Rol por web

Claudia, con gran pericia, alcanzó al carroñero armado con el único tiro de su pistola improvisada en plena quijotera, abriéndole un pequeño agujero negro que comenzó a gotear sangre entre ceja y ceja, mientras su cuerpo caía al suelo incapaz de asimilar qué acaba de pasar. La marine tuvo que soltar el arma, ya que con la detonación se había sobrecalentado, pero aquel apaño había cumplido con creces su cometido.

A su vez el otro carroñero se vio abordado por el androide, quien cayó sobre él de la nada, pero este sujeto parecía más preparado para cualquier posible sorpresa, pues comenzó a forcejear con Ra sin ningún tipo de miramiento. Era cierto que el sintético tenía un cuerpo más duro y resistente que los humanos, pero eso no impidió que su enemigo consiguiese inmovilizarlo con una llave mientras trataba de alcanzar su cuchillo de combate, en su cinturón.

- Miltoooooon... ¿Pero que coño...? Hijos de puta...- Berreó el superviviente. - ¡¡¡GERALD!!! ¡¡¡FITZROY, LOS PRISIONEROS!!!- Gritó hacia el pasillo.

Klaus consiguió avanzar hasta el carroñero, propinándole una patada en las costillas, pero este pareció resistir el golper como... como si fuese a tope de alguna droga.

Considerando que el arma me será más útil, me agacho tan rápido como puedo. Un sonrisa cruel se dibuja en rostro cuando consigo hacerme con ella.

- Hijos de puta... - susurro - me la vais a pagar...

RA, viendo su integridad física y la de sus compañeros en peligro, activó un protocolo de defensa e intentó atacar al humano que lo retenía. Intentó golpearlo con el codo en el abdomen o en su aparato reproductor para zafarse antes de que cogiese el cuchillo y lo cortara. Lamentablemente, en la posición en la que se encontraba en androide, no pudo hacer gran cosa mientras los pilotitos de alerta inundaban su visor.

El tipo que mantenía retenido a Ra pugnaba por hacer fuerza en la base de su cráneo, puede que con la esperanza de retorcerle el pescuezo, pero donde un humano tal vez hubiese perecido, el androide pudo resistirlo, aun así a cada segundo que pasaba, el carroñero hacía más fuerza. Aun así, la compañera del sintético consiguió rebasar a su compañero y su captor, alcanzando al tipo al que acababa de airear las ideas haciéndose con su arma ipso facto.

- Me cago en la puta, muere puto cacharro, dejate ir, DEJATE IR... CHSSSSS... CHSSSSSS.- Susurraba aquel tipo mientras trataba de hacer más fuerza sobre el cuello de Ra. 

Por el pasillo, a la espalda de Claudia, se escuchaba un trote aproximándose, peor era difícil saber de cuantas piernas se componía...

¡Esa maldita tostadora es mía! -abro fuego al tipejo que está sujetado a Ra.

Apretar el gatillo es fácil otra cosa es lograr impactar a nuestro enemigo y maldigo cuando el proyectil alcanza la pared.

Claudia, con su nuevo juguetito, volvió a abrir fuego en los dormitorios cuando todavía no habían cesado los ecos del tiro anterior, eliminando a este nuevo carroñero, que tenía pinta de ser la voz de mando del lugar, y justo antes de morir había avisado a otros dos sujetos, aparentemente. Debían de ser aquellos dos borrones al fondo del pasillo, uno pasó corriendo de una puerta a otra que tenía justo en frente, y el otro se asomó tras él, peor volvió a resguardarse en el cuarto desde el que había salido. Antes de poder hacer más, una ráfaga de tres tiros dio en la pared del pasillo, en dirección hacia donde estaba Claudia.

- Coño, dejada las armas y salid con las manos en alto... ¿Brekt?... ¿Estás bien Brekt?

Brekt era incapaz de hablar tras el balazo que la marine le había calzado.

- Hostia puta.- Dijo Klaus desde el dormitorio, ahora ya solo quedaban ellos dos de la tripulación de la siniestrada Medellín. - ¿Qué coño hacemos ahora?

Me muevo hasta el tal Brekt y lo uso como escudo humano, mientras echo un rápido vistazo por si tiene algo interesante.

En un vistazo rápido el tipo parece llevar un mapa estelar con algún tipo de recorrido marcado que no puedes entender hasta analizarlo con un poco más de tiempo, un cuchillo de combate, un desnudo femenino dibujado con carboncillo plegado, y una jeringuilla y dos viales de una mezcla que no sabes qué diablos puede ser.

- ¿Llevaba alguna otra arma?- Te pregunta Rex, asomándose a la puerta, peor sin llegar a salir, sabiendo que posiblemente será freído a tiros porque no dispone de un escudo exótico como el tuyo.

El tipo tras la puerta de la derecha, al otro lado del pasillo, se asoma para pegar unos cuantos tiros que dan en la espalda de Brekt, una vez que finalizas la revisión del cuerpo. Le han desgarrado medio torso con la ráfaga, si le vuelven a dar con otra igual, puede que te quedes sin escudo...

-¡Muere cerdo! -le grito a uno de los sujetos mientras abro fuego con la intención de hacerle un ombligo nuevo.
Maldigo cuando se retira a tiempo y es la pared la que sufre el impacto.

Si, aquel maleante se había refugiado justo cuando las balas de la marine detonaron donde un segundo antes había estado él, peor fue peor cuando el otro tipejo, el de la izquierda se asomó, pues este dio de lleno al bulto que Claudia y su improvisado escudo de carne formaban en el pasillo. Aquella nueva ráfaga enemiga rajó el busto del líder de los carroñeros, haciendo que la soldado se quedase sosteniendo un torso por los sobacos, lo que la dejaba claramente sin esa cobertura...

- Joder joder joder joder... Mi puto reino por una puta arma.- Lloriqueaba Rex a su espalda.

- ¡Muerte antes que deshonor! - grito mientras aprieto el gatillo.

Las balas impactan en el techo mientras el objetivo de mi rabia se agacha y se libra de una muerte segura que ahora se cierne sobre mí.

Curiosamente, Claudia es rebasada por una masa de testosterona vociferante que anteriormente respondía por Klaus Rex peor posiblemente nunca más responderá por ningún nombre, una hipodérmica sale volando a su paso mientras aquel montículo carnoso, coronado por una pelambrera pelirroja se lanza con un cuchillo de combate por el pasillo, brillando rojo como un tomate y vociferando como una puñetera sirena.

- Batonga batonga batonga batongaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

Aquel energúmeno llegó al otro extremo del pasillo cuando uno de los dos carroñeros asomaba para volver a disparar a los invasores que ya terminaran con su líder, pero Rex lo enganchó por el cuello y comenzó a acuchillarlo a una velocidad con la que era imposible contar el número de veces que le había alcanzado. Los chorros de sangre saltaban, indicando cómo la vida abandonaba aquel maltrecho cuerpo semi acorazado a marchas forzadas.

- Hostiaputa, Fitz... FITZ!!!- Salió su compañero por el otro lado, abriendo fuego sobre Rex para tratar de librar a su... Al cadáver de su compañero.

- ¡Muere maldito hijo de perra! -le grito al tipo que esta viendo como su compañero es apuñalado con ferocidad, mientras aprieto el gatillo.

La adrenalina hace que falle el disparo de forma miserable, o quizás el bruto pelirrojo me haya distraído a mi también.

Aquel tipo logró meterle un balazo a Rex en el cuerpo, el que cayó como un saco de patatas al suelo, soltando un ladrido de dolor similar al de un cachorro, y consiguió girarse a tiempo para soltar otra descarga de metralla, barriendo el pasillo y alcanzando a Claudia en el torso, quien notó la comezón cálida del impacto desgarrando su carne, al menos parecí que no había alcanzado ningún órgano vital, peor el dolor no era menor por ello, simplemente permanecería consciente más tiempo para notarlo.
Rex se removió en el suelo y volvió a saltar sobre sus pies, como un muñeco de resorte para caer sobre su agresor, manchándolo con la sangre cuya pérdida él mismo había causado, impidiédnole volver a apuntar por ahora.
- Ostia... Ostia Ostia Ostia...- Se quejaba el desaprensivo, mientras Rex le ladraba en la cara, tratando de alcanzar con su piñata algún punto blando.

Al recibir el impacto me desplomo. Ese idiota casi me abre una agujero nuevo para respirar. Aprieto el gatillo, cegada por el dolor y fallo, pues el proyectil impacta en la pared.

- Deja de moverte, maldito idiota - farfullo.

Trato de disparar de nuevo, aunque no lo hago, pues soy incapaz de apuntar.

Rex consiguió alcanzar la nuez de aquel desaprensivo, arrancándola de cuajo mientras el estrés general y la herida ocasionaban que la marine echase por tierra todo su impecable entrenamiento tratando una vez tan otra, y con nulo éxito, el impactar en el otro tipo que quedaba en el pasillo, peor la caída de su compañero y el ver cómo aquel engendro dopado daba buena cuenta de su compañero hicieron que el tipo se lo pensase dos veces antes de seguir disparando... O eso, o puede que se hubiese quedado sin munición, pero al ver que no volvía a salir, Claudia afinó el oído para escuchar cómo el fulano había salido corriendo por el pasillo que había a mano izquierda, mientras el pelirrojo terminaba con la vida de aquel otro desaprensivo.