Partida Rol por web

La sala de juegos tenía puertas vidriadas que daban al ala sur de la planta alta y un vitral por el que se podía ver el hall. Había mesas con juegos de ajedrez, damas, dominó y barajas españolas y francesas y una mesa de billar. Unos sillones junto a un cenicero parecía el rincón para fumar. Y junto a él una barra con variedad de vinos de la bodega Zúñiga con copas y destapador a disposición y algunos destilados importados: pisco de Chile, ron cubano y whisky escocés.

También se encontraban allí dos exhibidores, uno con trofeos y medallas y otro con armas antiguas.

Sentado cómodamente en un sillón pudiste observar varios movimientos.

En el pasillo viste a Rodolfo Peñarreal ingresar a su habitación y a una joven de negro salir de la suya y bajar las escaleras.

Mientras tanto en el hall María Elena Fangio y Ricardo Bolívar estaban en los sillones. La señora parecía estar coqueteando con el joven.

Andrés Sagastisabal salió de una de las puertas del lado opuesto al tuyo y luego entró en otra, justo a la misma puerta a la que unos segundos después se dirigió la joven de negro (aunque ella no entró, se quedó allí parada mirando a los huéspedes que estaban en los sillones)

Más tarde viste cómo la joven se acercaba a Ricardo y María Elena para saludarlos. Claudia Figueroa bajó las escaleras y se unió al grupo. Como no la viste salir de su habitación, supones que estará alojada en el ala norte.

De las puertas que están justo debajo tuyo salió el mozo llevando tazas de té y tartas para servir a los huéspedes.

Al tiempo que comenzaba el servicio de té, viste a Rodolfo Peñareal bajar de su habitación y Andrés Sagastisabal subir a la suya

Habiendo tomado nota de la ubicación de varios de los huéspedes, se levantó de la butaca y se dirigió hacia el lugar donde iban a servir el té

Ambos llegan a la sala. Andrés lleva una botella de vino que tomó del bar sin prestar mucha atención a qué llevaba. Un blanco, que probablemente sea bueno.

Mientras se acomodan, a través de los vidrios coloreados del vitral pueden ver que Rodolfo y María Elena bajan con unos abrigos y salen del edificio.

- ¿ Y cuál es su especialidad de juego, Andrés? ¿Me permite que le llame Andrés?

- Por supuesto señorita Claudia.

Andrés andaba buscando un par de copas por allí. No se dio cuenta de que también las llevaba de la mano. Realmente estaba algo despistado… o algo achispado.

Se acercó a la zona de los sillones, apoyó las copas y sirvió un trago.

- Tome. - dijo ofreciendo la copa a Claudia. - A mi me gusta mucho el ajedrez, y los dados. Tanto la estrategia como la probabilidad se me suelen dar bien. Y a usted ¿cuál se le da bien?

- Odio los dados y cualquier cosa que dependa únicamente del azar- digo tomando la copa que me ofrece- Prefiero aquellos juegos en los que puedo hacer algo más que esperar que la diosa Fortuna se ponga de mi lado. Ajedrez, damas, pócker...

- Dentro de todo azar existe una estadística... que te entrega una bonita probabilidad. Sí, los dados son caprichosos e impredecibles... a su manera.

Andrés continuó con el vino.

- Bueno... me gustó más el último de la cena. - dijo dándole otro sorbo. A este ritmo no parecía que le disgustase mucho.

Después le indicó a Claudia para que fueran a sentarse a los sillones.

- Pongámonos cómodos. ¿Cómo ha acabado usted hospedada por aquí? - soltó la pregunta de repente. Sólo esperaba que Claudia no se molestara.

- Bueno... me gustó más el último de la cena. 

- Cierto. Aunque creo que va siendo momento de pasar a algo más "desafiante"- digo mirando la copa de vino, que ya me parece insuficiente.

Acepto la sugerencia de mi acompañante para ocupar unos sillones más cómodos.

- Bueno, eso tiene su historia. La versión corta es que he cruzado el charco para intentar "rehacer" mi vida, y esta ha sido una parada en el camino- por el tono que uso, dejo claro que no me apetece hablar de la versión larga- ¿ Y a usted, Andrés, qué le trae por aquí?

En su camino hacia la sala de juegos se encontraron con el mayordomo y le pidieron que les llevara unos cafés.

En ese momento vieron a Eliott, el francés, saliendo de la biblioteca, quien los siguió.

Claudia y Andrés estaban distraídos en los sillones probando diferentes bebidas espirituosas cuando entraron María Elena y Rodolfo primeros y Eliott unos pasos más atrás.

Y a usted, Andrés, qué le trae por aquí?

- Bueno... un amigo me recomendó el sitio y daba la casualidad de que tenía reservado para venir en éstas fechas. Quería disfrutar de un poco de tranquilidad. - se detuvo unos instantes para acabarse la copa de vino.

Esperó a que Claudia dijera algo más, pero con el segundo vistazo que dio encontró algo que le llamó la atención, y anteriormente había pasado por alto. Una barra con un montón de bebidas.

Se acercó a ésta y sin miramientos sacó un vaso de tubo largo. Rebuscó entre las botellas y sorprendentemente se encontró un The Mallacan y sin dudarlo un instante se sirvió un poco para probarlo. Acto seguido se llenó un cuarto del tubo y lo devolvió a su sitio. 

- Ufff - dijo mientras ponía la cara un poco agría por el fuerte sabor del wisky - Esto es de lo mejor que he bebido en años. Señorita Claudia... ¿le pongo algo antes de sentarme?

En ese instante alzó la mirada para ver que por la puerta entraban Elena, Eliott y Rodolfo.

—Permiso — pidió al ver que Andrés dejaba un botella de whisky — Rodolfo tuvo la amabilidad de llevarme a reconocer un poco los alrededores. Pero ahora necesitamos algo para devolverle un poco de calor al cuerpo. ¿Quieres? — ofreció luego de haber echado unas gotas de whisky en su café.

Señorita Claudia... ¿le pongo algo antes de sentarme?

- Sí, por favor. Sin hielo- respondo con una sonrisa.

Saludo con un gesto de cabeza a los recién llegados.

- Debe hacer frío afuera- una conversación sobre el tiempo siempre es buena para romper el hielo de una conversación.

Bon, bon. Fue un gueconocimiento gélido. ¿Viegon algo digno de mención?

Dijo Eliott mientras tomaba asiento en una de las butacas libres.

Y luego, cambiando de tema, añadió.

¿Qué clase de juegos suelen teneg en este país? ¿Naipes? ¿Dados?

- Pues unas gotas de whisky no vendrían mal. El paseo ha sido corto y no se veía nada digno de mención más allá de la compañía.

Acepto el café con whisky y tomo asiento junto a Eliott, dejando un hueco para que se siente María Elena si lo desea.

- Unas manos de póker no estaría nada mal.