Partida Rol por web

Muerte en la Nieve

Cantar de la Gran Compañía 3: El campamento de Malere

Cargando editor
28/05/2019, 19:43
Luelar Tyrundlin

Mis intentos por amedrentar a aquel pequeño monstruo resultaron ser completamente inútiles, viéndose el caballero nuevamente asediado por aquellas cosas. Ese niño no reaccionó de manera alguna ante mi actuación, dejando claro que debían moverse únicamente por algo similar al instinto.

Un aberrante instinto.

Tyron insistía entonces en hacer frente él sólo a nuestros enemigos para darnos tiempo a llegar hasta la cabaña, pidiéndonos la retirada a voz en grito. Miré fugazmente alrededor, viendo cómo los muertos vivientes no dejaban de tratar de alcanzar al resto, preguntándome de qué modo podía ayudar; dándome cuenta de que había poco que pudiera hacer en aquel momento.

Tratar de hacer cualquier cosa por mi cuenta y riesgo podía terminar desembocando en complicar las cosas para los demás, y alguien tendría que atender sus heridas. Precisamente en ese momento, cuando decidía emprender la retirada, vi cómo uno de aquellos muertos hería al caballero.

Apreté los dientes y emprendí la huida hacia la construcción en la que ya se encontraba Ivar tratando de apoyar al Caballero de Stumland con su arco, mientras que Shiral llegaba a su lado y veía que Sombra había tomado la misma decisión que yo.

Emprendí la carrera hacia aquella cabaña con rapidez, demostrando una velocidad impropia del aspecto que tenía.

Debo ser la envidia de esos pequeños caníbales.

Notas de juego

Acción de asalto completo: Moverme a fondo hacia la cabaña.

Cargando editor
29/05/2019, 10:09
Tyron Stark

Aquel mordisco no era grave, pero no tenía la menor gana de que aquel ser probase mi carne. Ni él ni ninguno de sus compañeros. Aún así, en aquellos instantes me preocupaba más el destino de mis compañeros de viaje. Si tan sólo lograse darles tiempo para encontrar refugio... Aquella niña muerta de cabellos plateados que se encontraba a mi lado salió corriendo a gran velocidad, una velocidad que parecía resultarles imposible a los demás. Luelar me hacía caso, huyendo hacia la cabaña. Apenas pude permitirme mirar en su dirección un instante, comprobando cómo también las otras damas habían acudido junto a Ivar, y parecían encontrarse todos agrupados en frente de aquella puerta.

¡Entrad! ¡Cerrad esa puerta! -Les indiqué a gritos, devolviendo la atención a los dos muertos que aún tenía delante, dispuesto a seguir defendiéndome de sus envites, justo cuando pude ver cómo uno de ellos recibía una flecha en plena pierna. No daba la impresión de que hubiera sentido el menor dolor, pero al tratar de dar un paso la pierna se le dobló en una posición imposible, haciendo que cojease ostensiblemente, viendo reducida su capacidad de avance aún más- ¡Asegurad las ventanas, entraré por una cuando pueda!

Notas de juego

Acción de movimiento: Caminar de espaldas hacia la cabaña.

Acción estándar: Mantengo la actitud de Defensa Total (+4 de Esquiva a Defensa, imposibilidad de atacar, sólo movimiento).

Cargando editor
29/05/2019, 10:21
Muerto viviente infantil

Con la mayor parte del grupo apiñado en torno a la puerta de la cabaña, quedó constancia en seguida de la escasa velocidad de la que disponían aquellos seres sin vida. Tanto el rival de Sombra como el de Shiral, lejos de lograr alcanzar a sus perseguidas en poco tiempo, resultaron mucho más lentos en su avance, ofreciéndoles un tiempo prudencial para prepararse. Con movimientos espasmódicos y tambaleantes, ambos muertos comenzaron su avance hacia la cabaña, pero aún tardarían en alcanzar a sus presas.

Aún más lento resultaba aquel que se batía con el caballero de Stumlad y que había sido acertado por una flecha del arco de Ivar. Con la saeta aún clavada en su rodilla, ésta se doblaba de mala manera y parecía que fuera a romperse en cualquier instante por un mal paso. A consecuencia de ésto, su avance se ralentizo incluso más que antes, de forma que se quedaba rezagado y no era capaz de seguir al caballero en su retroceso, como sí hacía su compañero.

Éste, abalanzándose en su torpe carrera contra Tyron, trató de morderle nuevamente, sin que éste lograse en su intento de defenderse con la espada desembarazarse de él, pero en aquella ocasión, al contrario que en la anterior, no fue carne lo que encontró a su paso, sino la parte trasera del guantelete del caballero, pudiendo escucharse un chasquido metálico cuando mordió. Al apartarse, el joven caballero pudo ver que en la dentadura de aquel muerto en vida faltaba un pequeño diente.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Luelar corre junto a Ivar, Shiral y Nayí.

Tyron retrocede mientras mantiene Defensa Total.

* Asalto 5 *

Sombra: [-3 puntos de daño. Esquiva activa (Defensa +4) con zombie 1] Moverse a fondo.
Luelar: [Aspecto de muerto viviente].
Tyron: [-2 puntos de daño; Defensa Total (Defensa +4)]
Zombi 1: [Defensa 12] Camina hacia la puerta de la cabaña. Llegará en el próximo asalto.
Zombi 2: [Defensa 10; -22 puntos de daño; lisiado (pierna: velocidad 75% x3, -4 a pruebas de movimiento de pies, defensa -2)] Camina hacia Tyron, quedándose rezagado.
Zombi 3: [Con Tyron; Defensa 10] Carga contra Tyron. Acierta, pero no causa daño puesto que no supera la RD.
Zombi 4: [Defensa 12; -3 puntos de daño] Camina hacia la puerta de la cabaña. Llegará en el próximo asalto.
Shiral: [+1 a Ataque y Daño con espada larga, por Arma Mágica, durante 2 minutos]
Ivar:

Cargando editor
30/05/2019, 23:22
[Abandono] Shiral de Litdanast

Estoy segura de que, como Ivar, quiero cubrir al resto del grupo en su camino a la cabaña. O al menos lo estaba hacia que veo a Sombra correr hacia la cabaña, seguida por la ahora escalofriante Luelar. Tenemos que apartarnos de la entrada, o al menos uno de nosotros mientras el otro cubre, estando ya Ivar preparado para ello, quien con su último disparo ha demostrado su destreza con el arco. 

Tyron por otro lado sigue aguantando los ataques de los pequeños muertos, estoico, y aun bajo la presión que soporta es capaz de visualizar el lugar y lo que quiere que hagamos con este. El joven humano parece tener un plan, y su fortaleza en una situación tan complicada me hace pensar que sabe lo que se hace, así que no dudo de sus palabras y corro hacia la ventana cerrada para intentar abrirla, dejando la puerta a los demás después de que el resto de las mujeres se adentren en la cabaña. 

Si Tyron gana más tiempo y consigo abrir una segunda ventana podemos cubrir su llegada desde esta mientras el caballero huye por la otra. - ¡Luelar, aquí! - Llamo a la elfa oscura. Ya la he visto usando su ballesta en nuestro anterior enfrentamiento contra las bestias, y si está lista para usarla, ella puede continuar el fuego de Ivar tras la ventana que pretendo abrir antes de que yo tenga tiempo de sacar mi arco. 

Cargando editor
02/06/2019, 22:40
Ivar el Cuervo

¿Soy el único que no está atemorizado por las artes de la elfa oscura? ¿Nadie se inmuta por su cambio de apariencia? ¡Maldita sea la magia mil veces! Sea entonces así, si nadie la ataca ni la detiene, entonces es que esto debe de ser algo normal...al menos eso creo. Bueno, será mejor centrarse en la tarea que tenemos pendiente.

-¡Tomad la antorcha! Nos refugiaremos en el interior para recuperar el aliento. Después ya les dejaremos entrar y les encerraremos en el interior. Que el fuego reduzca sus cuerpos a cenizas.

Debo de parecer un viejo gruñón que suelta cosas sin sentido y que trata de imponerse sobre el resto. ¡Diablos! Espero que me entiendan y que vean que solo trato de salvar nuestros pellejos de la mejor forma que sé. No es que me haya explicado muy bien, pero seguro que cualquiera de ellos es más inteligente que este viejo saco de huesos y seguro que captan la idea de mi plan.

Las chicas van llegando y se preparan para cubrir la retirada del caballero, eso es bueno, cuantas más flechas vuelen contra los muertos, más fácil lo tendrá el muchacho. Quizás haya hecho un gran esfuerzo tratando de llegar aquí con la armadura, pero en momentos como este, se ve la utilidad de la misma.

Las criaturas están demasiado cerca, el caballero no llegará a tiempo y tendremos a esos dos encima en cuestión de segundos. No lo hagas, Ivar...no lo hagas...¡A la mierda!

-¡Eh, sacos de mierda! ¿Queréis comeros a alguien? ¡Venid a por mi!

No sé que diablos hago alzando el arco y disparando contra uno de los niños, mientras corro alejándome de la cabaña tratando de llamar su atención. ¡Diablos! ¡Sí que soy bueno! La flecha se clava en el pecho de la criatura, pero su carne, casi congelada, logra resistir el impacto casi provocando que la flecha rebote contra su hueso pecho. ¡Maldita sea mi suerte!

-Los mantendré alejados, asegurad la casa, volveré enseguida...si tengo suerte...

 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Disparo contra uno de los zombis que llegarán en el asalto siguiente sin causarle daño y me muevo alejándome de la casa para que me sigan los dos niños. Espero que sus movimientos torpes me permitan mantener la distancia :S y dar tiempo a Tyron de llegar.

Cargando editor
03/06/2019, 12:02
* Juglar *

Posiblemente, buenas gentes, estarán de acuerdo conmigo en que las cosas habrían sido mucho más sencillas de haberse tratado de un equipo bien coordinado. Por desgracia, nuestros héroes apenas si se conocían lo bastante como para confiar los unos en los otros, de forma bastante precaria. Sí, seguramente todos habrán oído alguna vez hablar de la Gran Compañía y las grandes gestas que los protagonistas de este Cantar llegarían a protagonizar. ¿Acaso estos inicios resultan decepcionantes por ello? ¡Ni por asomo! Este humilde juglar está relatando el nacimiento, la concepción del más heroico grupo de aventureros de todo Valsorth, y por supuesto los inicios siempre, siempre, siempre son complicados. Nadie se convierte en un verdadero héroe de leyenda de la noche a la mañana.

La elfa de los bosques se apresuró a adentrarse en la cabaña, abriendo inmediatamente la ventana cerrada en un intento de ofrecer puestos desde donde cubrir la llegada del caballero que estaba entreteniendo a duras penas a los muertos en vida más alejados. Sin embargo, Ivar había elucubrado un plan aún más audaz. Salió corriendo, tratando de atraer a los más cercanos con él para ofrecer algo de tiempo a las féminas del grupo. ¿Habrían comprendido sus intenciones? ¿Las compartirían? ¿Era acaso aquel plan lo que realmente daría con el final de aquel mal que asolaba el campamento de Malere?

Notas de juego

* Asalto 5 *

Sombra: [-3 puntos de daño. Esquiva activa (Defensa +4) con zombie 1] Moverse a fondo.
Luelar: [Aspecto de muerto viviente].
Tyron: [-2 puntos de daño; Defensa Total (Defensa +4)]
Zombi 1: [Defensa 12] Camina hacia la puerta de la cabaña. Llegará en el próximo asalto.
Zombi 2: [Defensa 10; -22 puntos de daño; lisiado (pierna: velocidad 75% x3, -4 a pruebas de movimiento de pies, defensa -2)] Camina hacia Tyron, quedándose rezagado.
Zombi 3: [Con Tyron; Defensa 10] Carga contra Tyron. Acierta, pero no causa daño puesto que no supera la RD.
Zombi 4: [Defensa 12; -3 puntos de daño] Camina hacia la puerta de la cabaña. Llegará en el próximo asalto.
Shiral: [+1 a Ataque y Daño con espada larga, por Arma Mágica, durante 2 minutos] Entra en la cabaña y abre una ventana.
Ivar: Dispara y corre.

~Fin Asalto 5~

Cargando editor
03/06/2019, 12:11
* Juglar *

Notas de juego

* Asalto 6 *

Sombra: [-3 puntos de daño. Esquiva activa (Defensa +4) con zombie 1]
Luelar: [Aspecto de muerto viviente]
Tyron: [-2 puntos de daño]
Zombi 1: [Defensa 12] En dirección a la cabaña
Zombi 2: [Defensa 10; -22 puntos de daño; lisiado (pierna: velocidad 75% x3, -4 a pruebas de movimiento de pies, defensa -2)] Caminando hacia Tyron, quedándose rezagado.
Zombi 3: [Con Tyron; Defensa 10]
Zombi 4: [Defensa 12; -3 puntos de daño] En dirección a la cabaña
Shiral: [+1 a Ataque y Daño con espada larga, por Arma Mágica, durante 2 minutos]
Ivar:

Cargando editor
05/06/2019, 14:22
[Abandono] "Sombra" (Nayí)

Los zombis estaban cerca. No se rendían y realmente eran duros de pelar. Ivar decidió correr y llamar su atención para dar tiempo a los demás a entrar en la cabaña. Mientras, el niño que me seguía estaba cerca de llegar a mi lado, al igual que el que iba a por la elfa de los bosques. No podían entrar en la cabaña. Aún no. - ¡Vamos! ¡Daos prisa! ¡Cerrad cuando entréis! - Exclamé a los dos que aún venían de camino, colgando la ballesta a mi espalda y con una demostración de gran agilidad, me subí al tejado de la casa.

El impulso fue muy bueno y la daga me ayudaba a trepar con facilidad, puesto que la usaba con soltura en las ranuras de la madera, teniendo así un asidero donde antes no había nada. Dudaba que aquellas criaturas supiesen trepar y de intentarlo y lograrlo, podía saltar por cualquier lado para descender de nuevo con velocidad. Desde ahí arriba, esperaba tener ventaja sobre ellos por la altura y poder darle cobertura al viejo antes de que acabase siendo el alimento de aquellos niños de cuerpos putrefactos y miradas perdidas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Creo que con guardar la ballesta y subir, mis acciones quedan terminadas. En caso de que tenga alguna disponible, saco la ballesta de nuevo (que sigue cargada, por cierto).

Cargando editor
05/06/2019, 23:35
Luelar Tyrundlin

Comenzaba a pensar que algunos de los presentes tenían menos cerebro que aquellas carcasas sin vida que sólo pretendían devorarnos.

Por algún motivo, al explorador y a la mujer de negro les pareció insuficiente el resguardarnos en la cabaña y atacar desde la seguridad que esta nos proporcionaba, tomando su propio camino. Al menos Sombra no se alejó mucho de la construcción, pero Ivar había salido corriendo no sabía rumbo a dónde.

Yo había continuado hacia el interior de la cabaña, encontrando destrozado el interior de esta, lo cual no me extrañó; lo que sí me extrañaba más era que la elfa de los bosques hubiera sido la más sensata de entre quienes habían acudido en dirección a la cabaña, aunque puede que sólo fuera cobardía.

Me situé en la ventana que Shiral me indicó, dejando que mi ballesta se asomara por ella en busca de algún objetivo. Localicé pronto a los niños que aún quedaban en pie, aunque uno de ellos no parecía ir a durar mucho más. Este se movía con aún más dificultad que el resto, así que lo descarté, al igual que hice con el que se encontraba junto al caballero por miedo a herirle.

Mientras sacaba un virote, me centré en el muerto viviente que más cerca se encontraba de la cabaña, estudiando sus movimientos dispuesta a dirigir mi ataque hacia él.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Acción de movimiento: Situarme tras la ventana.
Acción de movimiento: Uso Examinar enemigo contra Zombie 1 o 4, el que esté más cerca. Prueba enfrentada.

Cargando editor
10/06/2019, 10:33
* Juglar *

Creo, mi buen público, que no merece la pena seguir alargando esta parte con más escabrosos detalles de lo que supuso aquella contienda para nuestros héroes. A este humilde juglar no le pasan desapercibidas las expresiones de temor en los rostros de algunas de las hermosas damas que esta noche nos acompañan, y no avergonzaré a algunos de los varones presentes desvelando que también ellos parecen estar pasándolo mal metiéndose en las botas de nuestros héroes en tan horripilante enfrentamiento. Además, a estas alturas creo que queda bastante claro que los aventureros que terminarían por formar la Gran Compañía y convertirse en los mayores héroes de Valsorth tenían ya la escaramuza encarrilada...

Como es bien sabido, las batallas no suelen ganarse únicamente por la fuerza del brazo de los guerreros, ni solamente por el número de efectivos, sino que el ingenio también tiene su importancia. Por ello, fue la idea de arrastrar a aquellos muertos hasta el interior de la cabaña lo que decidió la lucha. No había pasado desapercibido para nadie que aquello seres sin vida eran lentos, muy lentos, y también escasos de mollera. A Ivar no le costó demasiado atraer a los dos muertos vivientes más cercanos a la cabaña tras sus pasos. El explorador, habituado a desplazarse sobre la densa nieve de aquellos parajes, se movió con facilidad para mantener a los zombis cerca de él pero lo bastante apartados para no correr riesgos innecesarios. Mientras tanto, las damas del grupo preparaban el interior de la cabaña para convertirla en una trampa mortal para los niños muertos. Aunque en un principio abrieron algunas ventanas para poder disparar a sus enemigos, terminaron por cerrarlas del todo, abriendo la puerta trasera como vía de salida. Derramaron aceite de un tarro que encontraron entre lo poco que se había salvado del destrozo interior por todo el lugar, especialmente cerca de las salidas, y aprestaron la antorcha. Todo estaba listo para dar por concluido aquel desagradable encuentro.

Tyron fue el primero en acudir a la entrada de la cabaña, dejando atrás a su contrincante y más aún al renqueante muerto herido en la rodilla, que se desplazaba mucho más despacio. No le hizo falta avisar a Ivar, pero aún así Sombra le hizo explícitas señas desde el tejado, aprovechando su perfecta visión del campo de batalla desde su estratégica posición elevada. El explorador entró en la cabaña también a la carrera, y ambos aguardaron dentro hasta que los muertos vivientes comenzaron a entrar. Entonces arrojaron la antorcha sobre el aceite y salieron por la puerta trasera, atrancándola con troncos que situaron en diagonal. Sombra se dejó caer frente a la puerta delantera y, ayudada por Shiral que había rodeado la edificación a la carrera, hizo lo propio con la puerta delantera. Los primeros golpes sobre ambas puertas fueron tan fuertes que pareció que lograrían hacerlas ceder, pero pronto comenzaron a debilitarse, especialmente a medida que el humo comenzó a brotar por todas las rendijas de la cabaña, por puertas, por ventanas, a través del tejado.

Y con aquel fuego purificador llegó algo parecido a la calma, a la paz, para aquel grupo de aventureros que se las había visto con la propia muerte encarnada. Mientras recuperaban el aliento, observaron aquella columna de humo elevarse hacia los oscuros cielos, rodeada por algunas pequeñas bandadas de cuervos que echaban a volar graznando hacia los bosques, todos curiosamente en la misma dirección. Era, quizás, el momento de detenerse y reflexionar sobre lo que allí había sucedido.

Notas de juego

~Fin del Combate~

Ante la proximidad del parón veraniego, en que tendré que pausar la partida debido a que tendré al peque de vacaciones en casa y no podré sentarme tranquilamente en el pc para actualizar como Korth manda, he decidido acelerar las cosas y dar el combate por finalizado. En cualquier caso, lo teníais ya muy encarrilado y con un plan bastante bueno en marcha y no creo que las cosas se hubieran torcido apenas de como estaban planteadas. He añadido algunos detalles como lo del aceite o usar la puerta trasera, que estoy seguro que habríais terminado proponiendo vosotros mismos con el paso de los asaltos, pero poco más. En cualquier caso, me interesaba (y espero que a vosotros también) terminar el combate antes del parón y poder juntar a los personajes a hablar de lo que ha sucedido.

Cargando editor
11/06/2019, 19:13
Ivar el Cuervo

¡Diablos! Algunos de los presentes sí que son duros de mollera, pero al final han sabido compenetrarse y ceñirse al plan. Vale, era improvisado y no había muchas garantías de éxito, pero al final todos hemos cumplido bien con nuestro papel y seguimos con vida.

Doy gracias al señor de la espesura por la falta de cerebro de nuestros enemigos y de velocidad, en caso contrario, ahora no estaríamos contemplando sus pequeños cuerpos carbonizados y atrapados bajo los restos de la casa. Quizás no sea lo apropiado, pero estoy demasiado cansado para estas cosas y por ello, me dejo caer al suelo. Mi espalda se apoya contra el tronco cortado de un árbol y aprovecho el momento de descanso para beber un buen trago de mi cantimplora.

-Buen trabajo a todos, ha costado organizarse, pero es bueno ver que cuando el peligro acecha, podemos pensar como uno solo. Eso logra salvar más vidas que un centenar de espadas a tu lado.

Bueno, un centenar de espadas habría estado bien aquí y quizás esté exagerando, pero diantres, a mi edad es algo que se me permite ¿No?

-Que los heridos sean atendidos cuanto antes, no sabemos qué es lo que les ha pasado a esos pobres muchachos, pero es mejor ser cautos. ¿Tenemos algún sanador por casualidad en el grupo? En caso de no ser así, limpiar bien las heridas con agua y vendarlas cuanto antes.

Alguien con conocimientos sobre medicina nos vendría genial. Por supuesto hay otras cosas que debemos de analizar, como por ejemplo, lo qué ha sucedido aquí. Quizás las elfas tengan algún conocimiento mágico, pues al menos una, ya ha demostrado ser una maldita usuaria de artes arcanas.

-Debemos suponer que todos los cuerpos que faltan, ahora ya no están vivos. No sé cómo funciona la brujería, pero si por cada alma que toman, alzan un nuevo no muerto...nos enfrentamos a una amenaza que bien puede volverse mortal si logra llegar a la civilización. Sería bueno reponer equipo y descansar, la noche se nos echará encima en breve y no creo que sea agradable encontrarnos con más de esas criaturas en medio de la oscuridad. Mañana deberíamos de dirigirnos hasta el templo de Korth, dudo que la fuerza que ha alzado a los muertos vaya a permanecer aquí. No hay nada de valor en estas tierras, así que si trata de abandonar este lugar, será por el paso que hay cerca del templo.

Cargando editor
14/06/2019, 14:19
Tyron Stark

Había costado, y bastante, demasiado. El horror de enfrentarme a un enemigo como aquel había superado incluso al esfuerzo físico. Eran niños, eso no me lo podía quitar de la cabeza. Pero, al mismo tiempo, eran la muerte misma. Y una vez que pudimos encerrarlos en el interior de aquella cabaña y prenderle fuego, contemplando cómo el fuego devoraba la edificación y elevaba hacia los cielos aquella columna de humo, sentí la necesidad de desprenderme del casco. Lo dejé caer al suelo, sobre la nieve, y me aparté del resto hasta un rincón, donde tuve que agacharme y vomitar lo poco que aún conservaba en el interior de mi estómago.

Eran niños… niños muertos…

Apenas logré prestar atención a lo que Ivar iba diciendo, felicitándonos por la labor de equipo que habíamos afrontado. Me sentí culpable de no situarme a su lado apoyando sus palabras, pero aún necesité unos instantes para recomponerme, mientras hablaba de la atención de los heridos. Yo tan sólo conservaba una pequeña herida en el brazo, que no parecía importante. No creía que fuera a requerir asistencia, y era mi alma la que necesitaba recuperarse.

Alcé mi espada bastarda con la hoja hacia el suelo, y la clavé en la nieve ante mí, frente a la cabaña. Clavé una rodilla ante ella, observando cómo la hoja, la empuñadura y la guarda conformaban una suerte de cruz que recordaba al símbolo del calvario de Korth en las minas, una de las imágenes sagradas del culto a El Salvador.

Hemos dejado gente en la posada. –Apunté desprendiéndome de uno de mis guanteletes, dejándolo caer sobre la nieve a mi lado- No sólo el hombre que nos contrató para venir aquí. También el posadero y su esposa, y varios leñadores. Había dos damas entre ellos, una de ellas una niña -Recordé a los presentes con pesadumbre, la mayoría de los cuales habían llegado a conocer a aquella gente, todos a excepción del propio Ivar- No podemos dejarlos a su suerte. Además, según los cálculos de Perdest debía darnos tiempo a regresar antes del anochecer. ¿Hemos perdido demasiado tiempo para ello? –Pregunté a Ivar mirándole de medio lado, mientras me desprendía del otro guantelete, para buscar a Shiral también con la mirada- ¿Alguien aquí sabe de muertos vivientes? ¿Cómo se extiende su “maldición”, o qué objetivos persiguen? –Clavé en el suelo la segunda rodilla, quedando arrodillado frente a la espada y uniendo mis manos en mi regazo- Ese templo será seguramente un lugar mucho más seguro que la posada. Muros gruesos de piedra, y robustas puertas macizas. Al menos, así suelen ser. Podríamos ir a la posada, poner sobre aviso a esa gente y escoltarlos en la mañana hasta el templo. Los monjes, si queda alguno, darán cobijo al necesitado. –Propuse justo antes de agachar mi cabeza y comenzar a orar en silencio, solicitando a Korth que me diera consuelo por lo que acabábamos de hacer, y fuerzas para todo lo que tendríamos que afrontar.

Cargando editor
14/06/2019, 14:21
* Juglar *

Ninguno de nuestros héroes era realmente un erudito, esa es la verdad. Sin embargo, conviene no perder de vista el importante detalle de que Luelar Tyrundlin era una sacerdotisa de Izz con aspiraciones a convertirse en Señora Negra. Por lo tanto, había recibido algo de formación en asuntos religiosos, y dentro de ellos alguna lección había recibido acerca de la muerte en vida. Un zombi, pues no cabía catalogar a aquellos seres de otra manera, era un cadáver putrefacto animado mediante la magia negra, sin más objetivo que servir a su amo, comprendiendo sus instrucciones más sencillas a pesar de carecer de la capacidad de hablar o comunicarse. Por lo tanto, la idea de Ivar de que las muertes causadas por aquellos seres creasen nuevos zombis no podía estar más errada. Cada uno de aquellos muertos vivientes se alzaba por orden de la magia oscura, e implicaba necesariamente un amo.

- Tiradas (1)
Cargando editor
17/06/2019, 01:16
Luelar Tyrundlin

Finalmente habíamos logrado acabar con aquellas pequeñas y abominables criaturas, aunque no sin dificultad. Aún así, debía reconocer que estaba sorprendida por la actuación de todos, y especialmente por la elfa de los bosques; lo cual me resultaba increíblemente fastidioso.

Mientras mi mirada se dirigía al cielo, perdiéndose en aquella columna de oscuro humo, mi cuerpo volvió a ser el que era; apoyando mis manos en mis caderas mientras observaba el nuevo rumbo que tomaban aquellos cuervos.

Me giré hacia los demás al escuchar pronunciarse al explorador, caminando hacia el lugar en el que se había sentado. Hice un amago de reírme ante aquella mención a las espadas, pero me contuve. La exageración era evidente, pero creí comprender lo que trataba de decir.

Me pregunté a qué llamaban “sanador” los humanos cuando Ivar preguntó por uno. Me había ofrecido con anterioridad a sanarles, y el explorador también había podido ver cómo atendía a Tyron. ¿Quizás para él ser un sanador implicaba una manera concreta de sanar? ¿Hablaba tan sólo de curar por medios mágicos?

- Yo soy algo parecido a un “clérigo”, creo que es así como los llamáis... Si alguien lo necesita puedo atender sus heridas. - les ofrecí, desviándose mi mirada hacia Tyron, cuya herida de la mano debía seguir tratando; frunciéndose mi ceño al ver que parecía estar vomitando.

La conversación no tardó en dirigirse hacia lo que había pasado y lo que debíamos hacer al respecto. El viejo explorador teorizó sobre lo que podía pasar, proponiendo que retomáramos nuestro camino al día siguiente, para desviarlo al templo de Korth sin que alcanzara a entender el motivo. Iba a pronunciarme al respecto de lo que había dicho cuando Tyron tomó la palabra, viendo que había clavado su espada y una de sus rodillas en la nieve.

El caballero abogó por no detenernos, tal y como estaba previsto desde un principio, alegando que debíamos advertir a quienes permanecían en la posada. Hasta ahí nada se salía de lo esperado, pero tras preguntar sobre los muertos vivientes y terminar de arrodillarse, sugirió que acompañáramos al día siguiente a quienes estaban en la posada hasta aquel templo. Aguanté un suspiro, molestándome aquel cambio de planes que no tenía más remedio que aceptar.

¿Esto va a ser así todo el rato? Como tengamos que pararnos a ayudar a todo el mundo nunca llegaremos a Eras-Har.

- Para eso tendrían que querer abandonar la posada. No estoy segura de que todos estén de acuerdo con refugiarse en ese templo. - dije sin señalar a nadie en concreto, aunque el primer nombre que me vino a la mente fue el de Belona, no me imaginaba a aquella mujer accediendo con facilidad a abandonar su negocio. - Tenía mis sospechas sobre lo que podía estar pasando aquí, y después de lo visto... Queda claro que se trata de zombies, criaturas animadas por magia negra que obedecen las órdenes de su amo. No van a surgir nuevos muertos vivientes de las personas que estos hayan matado. - miré entonces al explorador. - Me temo que el amigo de Perdest tiene demasiada imaginación. - le sonreí burlona. - Sugiero que antes de partir peinemos el campamento, por si hallamos alguna pista de ese usuario de magia negra que campa a sus anchas.

Cargando editor
18/06/2019, 21:11
[Abandono] "Sombra" (Nayí)

Y todo el mal fue purificado por las llamas.

Hundí mi brazo herido en la nieve tras guardar mis armas, las cuales habían sido casi del todo inútiles en aquel combate. Yo no era una guerrera. Me hacía pasar por ladronzuela, pero era una asesina. Conmigo no iba nada de la magia, los muertos que se alzaban de sus tumbas... Mis enemigos o más bien mis víctimas, eran personas normales que tenían enemigos dispuestos a pagar mi precio por arrebatarle sus vidas. Lo habitual era que lo hiciese de noche, mientras dormían. Un corte en el cuello o ahogar su vida bajo una almohada.

Pero no aquello.

Silbé llamando a mi montura. El peligro del campamento se había esfumado y Thor lo sabría. Solo esperaba que estuviese bien y no tardase en venir a mi lado. Se había convertido en mi inseparable compañero y fiel amigo. Creo que hasta había levantado celos en mi maravilloso esposo. Por un momento deseé que estuviese ahí, a mi lado. Le necesitaba. Necesitaba sentirme protegida entre sus fuertes brazos, sobre todo después de ver y enfrentarnos a aquellos niños.

- ¿Seguro que no me contagiarán nada? - Pregunté entonces a la elfa oscura mostrándole mi brazo con la herida cubierta de nieve. - ¿Ni que acabaré como ellos? - Había visto mucho adulto descerebrado, pero no con esa resistencia y cabezonería que mostraron aquellos niños. Un adulto así debía ser temible.

- No me parece mala idea lo de revisar el campamento. Pero tendrá que ser deprisa. - Miré al viejo. - Si es que aún estamos a tiempo de poder revisarlo y de llegar a la posada antes de que la noche se cierna sobre nosotros y los peligros del bosque aumenten. - Entonces miré hacia el portón del campamento. - ¿Creéis que murió en el lago? - Pregunté a nadie en concreto pensando en el gigante azul, quien aún no había dado señales de vida.

Cargando editor
18/06/2019, 23:59
[Abandono] Shiral de Litdanast

Recojo mi espada del suelo antes de seguir una vez más la llamada de Ivar, que esta vez acaba con el combate junto con nuestros enemigos, reduciéndolos a cenizas, y la cabaña con estos. 

Fuego. Morir así debe ser una agonía sin duda, y a pesar de que no ha dado la impresión de que esos niños, ya muertos, sufrieran de dolor alguno, un escalofrío me recorre la espalda mientras mi mirada se pierde en las llamas, subiendo al cielo con su humo. Supongo... Supongo que es mejor que descansen. Esta falsa vida después de la muerte está muy lejos de lo que Rael habría querido para ellos. 

Algunos están preocupados por la transmisión de su maldición, además de los heridos. Me extraña la pregunta de Ivar, pues Luelar ya ha demostrado sus capacidades y su disposición a ayudar anteriormente. Tal vez no confíe en ella, pero en cualquier caso dejo de escucharle en cuanto veo cómo de afectado está Tyron, girándome hacia él. No es de extrañar, no hace mucho que se encontraba luchando por su vida, y ahora está de vuelta a la acción.

Al pensar en ello me invaden los recuerdos de cuando lo encontré. No estaba solo. Aquellos ojos azules, su aspecto, los niños... Han pasado días desde entonces, ¿Pero cómo saber si esa... Cosa, se ha alejado en absoluto? ¿Que no está detrás de esto? Lo dejé correr en el pasado, pensando que huir y olvidar sería suficiente, pero no ha sido así. Esa mirada helada no puede ser casualidad. 

- No tienen opción. - Contesto a la elfa oscura. - Tyron tiene razón. No podemos dejarlos a su suerte. - Concluyo tras su explicación y ofrecimiento, percibiendo por su parte poca predisposición por volver a la posada. - Tyron. - Lo miro, seria. - Cuando te encontré, había un... Hombre, en la distancia, de su misma condición. - Me muerdo por dentro el lado inferior, dirigiendo mi mirada hacia la cabaña una vez más a modo de señal. - No estaba cegado por el hambre como ellos, nos observaba. - Callo agachando la vista, apesadumbrada. ¿Nos habría seguido desde entonces? Seguramente lo hiciera con los leñadores de este campamento, observarles, y puede que sólo esté esperando el momento oportuno para hacer lo mismo con los residentes de la posada. Tyron estaba malherido, no tenía opción, pero aun así no puedo evitar sentirme culpable por el mal que les acecha. - Tiene que ser rápido. - Secundo a Sombra, sin la suficiente claridad en este momento para procesar su pregunta. - Tenemos que volver cuanto antes.

Cargando editor
17/09/2019, 09:17
* Juglar *

Lo se, buenas gentes que me escuchan en esta apacible noche. Se que este cantar da a entender que todos los personajes de los que este humilde juglar ha hablado eran protagonistas de esta historia. Y lo son, aunque de formas tan diversas que pudiera parecer lo contrario. El Cantar de la Gran Compañía es una historia inmensa, llena de ramificaciones, compleja como lo es la vida misma. ¿Qué fue de Nrog, el gigante azul? Soy consciente de que muchos de los presentes se lo estarán preguntando. ¿Falleció quizás en lo profundo de las aguas heladas? ¿Se encontró acaso algún peligro que no logró atravesar con la fuerza de su brazo? No son preguntas a las que este humilde juglar pueda dar respuestas, por el momento. Tal vez más adelante, si la generosidad de la buena clientela de esta posada permite alcanzar ese punto de la historia.

Del mismo modo, otros personajes también terminarán por apartarse de esta parte del cantar que este juglar relata en esta noche. Efectivamente, no es ésta una historia en que convenga a quien la oiga tomar demasiado cariño a sus protagonistas.

Bien, ¿por dónde nos habíamos quedado? Ah, sí. El grupo tomó la decisión de inspeccionar a fondo aquel campamento, aunque de forma rápida para no postergar demasiado la marcha. Trataron, inconsciente o premeditadamente, de no perder en ningún momento de vista a sus compañeros, por lo que pudiera pasar. Aún sentían en sus cuerpos el frío, ya no ambiental, que también, sino el producido por la aterradora experiencia de haberse enfrentado a la muerte andante. Fue durante aquella exploración del campamento que tanto Luelar como Ivar presenciaron el modo en que Nayí hablaba con Shiral entre cuchicheos, aprovechando momentos en que ambas mujeres se encontraban separadas del resto. ¿Qué le estaba diciendo? Supongo que nadie lo sabrá jamás a ciencia cierta, aunque la historia permite hacer conjeturas al respecto. La fuera de la ley se mostraba taciturna, hablando sin parar, mientras que la elfa del bosque escuchaba silenciosa, y apenas asentía muy de cuando en cuando. Por lo demás, el escrutinio del campamento apenas ofreció nada de interés. Había grandes cantidades de suministros en forma de alimentos y bebidas, leña acumulada y bastantes útiles. Herramientas y algunas armas, aunque nada de calidad digna de mención, pues la gente que había morado aquel campamento eran tan sólo humildes hijos del campesinado.

Cuando el grupo se reunió de nuevo, sin embargo, podía palparse la tensión, incrementada por los bufidos y relinchos nerviosos del caballo de Nayí, que aguardaba en el exterior atado a la empalizada como Tyron le había dejado. Fue, de hecho, la forajida quien primero tomó la palabra, causando no poca sorpresa.

Lamento decir ésto, compañeros. Creedme si os digo que me gustaría poder ser de más ayuda, pero ésto no es para mí. -Explicó con gesto malhumorado- Mi amado seguramente os seguiría hasta el final, él es así. Y yo quiero vivir de forma que se sienta orgulloso de mí todo lo posible. Pero ante todo, quiero vivir, quiero regresar a su lado. No pienso morir en estas tierras heladas, por tratar de salvar el culo a unos desconocidos.

Y yo me voy con ella. -Anunció Shiral para mayor sorpresa, con semblante serio. Miró a Tyron, pero no fue capaz de aguantarle la mirada más de un breve instante- El mal que asola estas montañas es, me temo, mucho mayor de lo que un grupo como el nuestro puede llegar a manejar. Alguien tiene que dar aviso a los acuartelamientos militares más cercanos para que hagan algo al respecto.

Ambas mujeres parecían más que decididas, haciéndose evidente que era algo que habían acordado ya previamente. Aún así, no faltó quien trató de decir algo al respecto, con toda la intención de convencerlas. Sin embargo, Nayí fue rápida y tajante al alzar una mano y lanzar una dura mirada a los presentes.

Está decidido. -Sentenció- Os deseo fortuna, pues parece que la vais a necesitar.

Con tan sólo aquellas palabras, la fuera de la ley se giró y comenzó a caminar hacia la gran puerta abierta del campamento, ondeando su capa por efecto del gélido viento de la montaña.

Tened mucho cuidado. -Pidió Shiral, antes de girarse, azorada por la dura decisión que estaba tomando, que se hizo evidente no era sencilla para ella- Os deseo toda la suerte del mundo.

Ivar, Luelar y Tyron pudieron observar cómo las dos mujeres, con las que habían combatido codo con codo hacía tan poco, se alejaban de ellos, dispuestas a tomar el caballo de Nayí para salir de aquellas colinas. Un caballo que se encontraba cada vez más nervioso.

Notas de juego

Si queréis decirles algo a las dos "desertoras" (XDD), éste es el momento :P

Cargando editor
18/09/2019, 14:06
Ivar el Cuervo

El adentrarme en cada una de aquellas casas en busca de víveres, flechas, antorchas, aceite o cualquier otro equipamiento que bien nos podría servir más adelante, siempre es precedido de un maldito escalofrío. Poco importa que las casas sean pequeñas, cada maldito rincón de las mismas parece ocultar entre sus sombras, otro de aquellos horrores de ojos carentes de alma.

Quizás estoy tan preocupado de caer en brazos de una de esas criaturas que no me percato hasta bien tarde, de lo que traman la dama de negro y la elfa. En realidad, cuando ambas exponen lo que piensan me hacen reflexionar sobre mi papel en todo esto. ¿Qué diablos pintas tú en todo esto? Solo eres un maldito viejo que ya ha visto demasiada sangre derramada. ¿No deberías de largarte también?

-Suerte en tus viajes, Sombra. Cuando llegues a algún lugar cálido, alza una copa por nosotros. Así si al menos morimos, nuestras almas podrán saborear una última copa.

Un gran desperdicio perderla, era hábil moviéndose en las sombras, certera con la ballesta y rápida con las dagas. No es que fuese alguien de confianza, la sensación de que iba a cortarme el cuello tan pronto como me durmiese seguía presente, pero era algo con lo que poder lidiar. Mayor problema y por mal que me pese es perder a la elfa. ¿Quién me iba a decir que echaría de menos a un orejas picudas? ¡Diantres! La vida no para de sorprenderme.

-Gran idea, Shiral. Lo que está sucediendo aquí puede ser el inicio de algo realmente peligroso. Dudo que nosotros podamos hacer nada, salvo investigar más sobre lo que está sucediendo. Por ello, informar de esto a las fuerzas cercanas debe de ser una prioridad. Otra cosa es que logres hacer que te crean. No tenemos nada para demostrar lo que hemos visto y sufrido aquí. ¡Diantres! Si hasta yo mismo dudo de lo que he visto. Aunque rezo para que seas capaz de lograr lo imposible y hacer que te crean. Buen viaje y suerte. 

Espera un segundo...¿Has dicho ir a investigar? Maldita sea, parece que ya he tomado una decisión sin tan siquiera pensarlo. No es que me agrade mucho la elfa oscura, su magia me pone los pelos de punta, pero ha sido una buena aliada en el combate. Supongo que con eso bastará, después de todo, he viajado y luchado hombro con hombro con hombres aún peores. El caballero me cae bien, es demasiado ingenuo y honorable, pero parece que quiere hacer del mundo un lugar mejor. Quizás si existiesen más hombres como él, las cosas serían diferentes. Quién sabe, quizás si sobrevivimos a esto, llegue a convertirse en alguien capaz de inspirar a otros a seguir su ejemplo.

-Si nadie más va a tomar un rumbo diferente, será mejor que nos movamos cuanto antes. Los muertos no son rápidos, pero sí implacables a la hora de avanzar. Con suerte, podremos alcanzarlos a tiempo y aprender más sobre la magia que los gobierna. 

Cargando editor
20/09/2019, 18:53
Luelar Tyrundlin

La elfa del bosque había visto a un individuo con aspecto de muerto viviente observándoles y no se le había ocurrido decir nada hasta ese momento, ni siquiera a Tyron. Increíble. Aunque lo más increíble de todo era que nadie le dijera nada al respecto de haberse guardado esa información. Puede que simplemente se hubiera confiado, pensando que ya no les seguía.

Tan arrogante como su fastidiosa diosa...

Me costó no decir nada sobre ese tema, pero así lo hice, dedicándome a inspeccionar el campamento como habíamos acordado. Mientras tanto, aproveché para tratar de recuperar algún virote y coger alguna cosa* que nos pudiera ser de utilidad. No me pasó desapercibido el modo en el que Sombra y Shiral conversaban mientras recorrían el campamento, preguntándome de qué diantres hablarían, pues aquellas mujeres no parecían tener nada en común.

No pasó mucho tiempo hasta que obtuve respuesta a aquella pregunta. Me sorprendieron las palabras de la mujer de negro, pero eran del todo comprensibles. ¿Quién querría permanecer en aquel grupo y jugarse la vida para salvar a un atajo de humanos? Bueno, probablemente el Caballero de Stumland, quien no descartaba que obtuviera algún tipo de placer con tanto sufrimiento. Y el viejo... El viejo seguro que se quedaba por aburrimiento.

Miré a Shiral, preguntándome por sus motivos, ¿continuar vendiendo esa imagen irreal de su pueblo? Pero entonces habló, excusándose por tener también que partir.

¡Ja! Ha encontrado la manera de escabullirse como una sabandija y además quedar bien, no es tan torpe después de todo...

El explorador no tardó en pronunciarse, dedicando bonitas palabras a las dos mujeres y deseándoles suerte, tras lo que vi oportuno tomar la palabra.

- Buena suerte. - les dije a ambas, antes de posar mi mirada en Shiral. - Date prisa y no te detengas, aunque lo que acecha estas tierras no tiene por qué ser tan peligroso como el agorero explorador dice, cuanto antes venga alguien a ayudar, mejor. - Y cuando antes te pierda de vista, muchísimo mejor aún. - Haré todo lo posible por detener a esos engendros y que estos dos no mueran. - añadí con sinceridad, mostrando una sonrisa que trataba de resultar inocente.

Las mujeres emprendieron su viaje e Ivar comenzó a meternos prisa, no le faltaba razón.

- Acabemos con esto cuando antes, tenemos un camino que retomar. - añadí poniéndome en marcha.

Notas de juego

* Alguna antorcha, raciones de viaje, algún cuchillo o daga, y virotes de ballesta. Ya me dirás cantidades :p

No recuerdo la tirada para recuperar los virotes y no la he encontrado, aunque creo que sólo lancé uno y supongo que Sombra recogerá los suyos.

Cargando editor
20/09/2019, 22:58
Tyron Stark

La inspección de aquel campamento no me ofreció la más mínima pista útil acerca de lo que había acontecido, más allá de lo evidente. Los muebles tirados, muchos de ellos amontonados cerca de puertas y ventanas de las edificaciones... las manchas de sangre, las herramientas que podían haber sido usadas como armas... Todo indicaba que al menos una parte de los hombres y mujeres que trabajaban en aquel campamento de leñadores habían sido conscientes de lo que se les venía encima, y habían opuesto resistencia. Me aferré a la esperanza de que, en alguna parte del campamento, alguien hubiera logrado sobrevivir escondiéndose, encerrándose en algún rincón oscuro, cerrado en una despensa o en una buhardilla, o tal vez bajo la trampilla de un almacén subterráneo. Sin embargo, en mi fuero interno sabía que era aferrarse a un clavo al rojo vivo, como al final se demostró.

Quizás por aferrarme a aquella idea, no me di cuenta de lo que sucedía hasta que nos reunimos todos de nuevo y Nayí tomó la palabra, desvelando sus intenciones. Enmudecí al oírla, pero no cabía duda de que aquella mujer había sido de gran ayuda, y sabía Korth que tenía razones para irse. Por ello, me acerqué a ella para despedirme.

Ha sido un honor luchar a tu lado, Nayí. -Le dije ofreciéndole mi mano- Me hubiera gustado poder compartir camino contigo, y llegar a conocer a ese amado junto al que tanto deseas, y te mereces, regresar. Ten cuidado, ¿de acuerdo?

Más me sorprendió la decisión de Shiral, en verdad. Al comprobar sus intenciones de acompañar a Nayí, no logré disimular mi expresión de asombro y abatimiento. Y es que la elfa de los bosques había sido un gran apoyo desde un primer instante, cuando había sucumbido a la traición de mi propia Orden. Ella era quien me había sacado de la nieve, arrancándome de las garras de la muerte, y me había llevado hasta el calor de aquella posada. Así que, tras las palabras de la elfa oscura, que me arrancaron una triste sonrisa por su peculiar sentido del humor, tendí a la montaraz mi mano, estrechando su antebrazo en un gesto de camaradería.

Te debo mi vida, Shiral de Lidtanast. -Constaté con ternura y agradecimiento- No rezamos al mismo dios, pero el mío aprecia la vida tanto como lo hace la tuya, si no me equivoco. Te tendré siempre presente en mis plegarias, y pediré no sólo por tu seguridad y felicidad, sino también por que nuestros caminos se unan de nuevo. ¿Quién sabe? Tal vez llegue el día en que pueda devolverte el tan valioso regalo que me has brindado. -Una segunda oportunidad- Será mejor que os deis prisa.

Me entristecía enormemente perder la compañía y apoyo de aquella mujer, aquella elfa. Nuestros pueblos habían estado enfrentados durante muchísimo tiempo, desde la caída del Rey Dios, y el llamado Concilio de Eras-Har tan sólo había logrado detener el derramamiento de sangre. Continuaba habiendo demasiado odio entre nuestros pueblos, pero no había sido así entre nosotros dos. Y la elfa había demostrado ser de inestimable ayuda, una ayuda que en ese momento perdíamos.

Me situé entre los dos compañeros que aún albergaban fuerza y espíritu para continuar, observándoles un instante. Ivar era un hombre veterano, curtido, mucho más de lo que yo probablemente alcanzaría a ser, al paso que iba. Su experiencia y conocimiento resultaban vitales, en un entorno hostil como eran las montañas de Terasdur. Por otra parte, estaba Luelar, la elfa oscura, cuya ayuda no podía desestimarse a pesar de lo inquietante de su poder divino, oscuridad y todo lo que se contaba acerca de su raza. A esas alturas, fiarse de lo que se contaba sobre las razas con las que nunca había convivido podía catalogarlo como una temeridad, si no otra cosa aún peor, pero lo cierto era que la elfa oscura no parecía por la labor de limpiar su imagen precisamente. De hecho, parecía gustarle inquietar a los demás, aún a pesar de la aparentemente firme voluntad de ayudar.

¿Qué opináis? ¿Seremos capaces de alcanzar la posada y trasladar a esa gente hasta el templo de Korth a tiempo? -Pregunté a ambos, esperando conocer sus pareceres, aunque debía admitir que, en el fondo, era la experta opinión de Ivar la que más me interesaba. Él conocía aquellas tierras mejor que ninguno de los presentes.