Partida Rol por web

Accedes a lo que parece una biblioteca. Enormes estanterías con libros se alinean a lo largo de las paredes de esta habitación, desde el suelo hasta el techo, intercaladas por trofeos y fusiles de caza del calibre .30. Hay unas cómodas sillas de mimbre repartidas por toda la sala, con un par de ellas de cuero frente a una gran chimenea. El lugar huele a incienso.

Sentados en un par de sillones ves los cadáveres inertes de dos jóvenes de aspecto caucásico, de la misma edad que tus alumnos y probablemente americanos. Tal vez miembros o estudiantes de Casa Chicago a cargo de Bollacher. Ambos tienen la mirada fija en la chimenea con los globos oculares en blanco. La chimenea desprende un olor rancio como a plástico quemado, oculto tras el olor desprendido por un incensario quemado entre las humeantes cenizas.

La chimenea tiene una rejilla protectora y en su base puedes ver los dedos seccionados de uno de los jóvenes. Son diez dedos y aparecen dispuestos en una formación que no te caresulta familiar.
En la rejilla puedes ver pintado con algo oscuro que parece sangre algo que te resulta ilegible:
DIENSUPNEDRATCAIRÓPNRDOEFLUNNIDLOOS

La sala 9 es otra habitación dentro de la biblioteca. Percibes que sale de ella un fuerte olor a productos químicos aunque a priori no detectas de qué pueda tratarse.

Qué haces? Avisas al resto, accedes a la sala 9, exploras alguna otra zona?

Accedes a lo que parece una especie de comedor secundario, tal vez para el servicio que no forma parte del grupo de expedicionarios. Un par de viejas y largas mesas ocupan este sucio comedor. Cucarachas corretean entre las pilas de platos y cuencos mientras no escuchas otra cosa que la incesante e inquietante lluvia del exterior acompañada a ratos del tronar de los rayos.

Qué haces? Puedes volver con los demás, acceder a la puerta de la izquierda que conduce a las salas 11x, o avanzar por el pasillo hacia las zonas 10x.

A Mardigan lo habéis visto aventurarse por la puerta que lleva a las salas 10x y 11x. Por su parte, Price se ha marchado hacia la sala contigua (8). Si pegáis un chillido ambos os escucharán sin problemas, y viceversa.

Mientras debatís el reciente y extraño hallazgo, la lluvia sigue cayendo incesantemente en el exterior acompañada de rayos y truenos inquietantes y siniestros.

Qué hacéis? buscáis al resto, exploráis más salas...?

—Ese muchacho... en fin, supongo que ambos son tal para cual. Un periodista y Mardigan, que parece que alguien le ha puesto hormigas en los pantalones. Este no es momento de explorar, lo que hay que hacer es llamar a la policía. Dime Kramer, ¿ves algún teléfono por ahí?— digo mientras me acerco a una de las puertas*.

No ves teléfono alguno en la sala.

Desde la puerta ves una amplia y oscura sala iluminada en consonancia con los rayos que estallan con violencia en el exterior. Enormes estanterías con libros se alinean a lo largo de las paredes de esta habitación, desde el suelo hasta el techo, intercaladas por trofeos y fusiles de caza del calibre .30. Hay unas cómodas sillas de mimbre repartidas por toda la sala, con un par de ellas de cuero de espaldas a ti frente a una gran chimenea. El lugar huele a incienso.

Ves a Price frente a la chimenea de cuclillas en el suelo, observando alguna cosa con cierta meticulosidad.

Me adentro en la habitación, sin alejarme de la puerta, mientras espero por la contestación de Samuel. Mientras ojeo en busca de algo parecido a un teléfono veo al periodista. Su pose me intriga, puede que haya encontrado algo interesante, pienso.

—¿Ha encontrado algo, señor Price? ¿Necesita ayuda?

Un poco nervioso descubro que lo que tengo ante mi es un comedor, un poco más pequeño. La contínua lluvia y los incesantes relámpagos del exterior hacen que la estancia vacía parezca más lúgubre lo que empieza a ponerme un poco nervioso, y comienzo a hablar solo. 

-¡Joder, cucarachas! parece que hace tiempo que no limpian esto... ¡Holaaa!¿¡Hay alguien por ahíii!?

Parece que mi curiosidad y mi cándida inocencia son superiores a mis miedos por lo que me aventuro por los pasillos abriendo puertas y buscando gente, sigo hablando solo

-No es normal que la casa esté desierta si nos estaban esperando.¿Quién envió al chófer si no?

...

Ervin vuelve hacia sus compañeros palido y visiblemente afectado.

- Hay otros dos jovenes muertos ... es como si los hubiesen colocado alli ... tambien unas palabras, no se que son ... ¡Por el amor de Dios! Esto tiene que ser una pesadilla ... hay armas en esa sala, fusiles, deberian venir y armarnos.

Miro a Ervin, con los ojos muy abiertos en un gesto de estupor.
—¿Jóvenes muertos? ¿Qué está usted diciendo?— exclamo mientras lo agarro por los hombros —¿Insinúa que Abraham no es el único?

En ese momento me fijo mejor en las armas de la pared que mencionó el periodista y me doy cuenta de un detalle tan importante como aterrador.

—Armarnos... ¿Cree usted acaso que hay alguien más en la casa? ¡En ese caso hay que encontrar a Mardigan de inmediato!

Llego junto a profesor y al señor Price, no había ningún teléfono aparentemente. Y lo que parecía no importarme demasiado se convierte en una auténtica pesadilla con las nuevas noticias de Ervin.

-¡Santo cielo! ¿Más cadáveres? Creo que esto está tomando un cariz que no me está gustando profesor.

Me quedo callado por un segundo. Había soportado ver un cadáver porque asumí que era un suicidio, pero dos más hacían ir más allá de la mera casualidad.

-No he encontrado teléfono alguno... Creo que sería el momento de salir de aquí. La lluvia ya no me parece tan mala compañera. Además la otra opción señor Price, la de armarnos... No sabría ni como coger el arma.

La expresion de Ervin refleja su asombro y preocupacion.

- Aunque no tengamos mucha idea de como usar un arma, las prefiero con nosotros que dejarlas para que alguien las use ... en el peor de los caso no dejan de ser una bates de baseball muy pesados ... pero por favor, busquemos a Mardigan ya, no se que puede haber ocurrido aqui, pero requiere una mente malvada mas alla de lo imaginable ... y la ayuda de varios individuos, imagino.

—Durante mis trabajos de campo en el Cairo, unos soldados me enseñaron el funcionamiento de un fusil de asalto. Si se diese una emergencia podría intentar manejarme con uno, pero me parece exagerado ir por ahí con un arma tan potente. El caso es que si no hay más remedio, supongo que lo más sensato sería coger algo con lo que defendernos. Por seguridad.

Me adelanto a examinar las armas de la pared, no sin cierta urgencia, y escojo una*.

—Si vamos a buscar a Mardigan será mejor que no nos separemos. ¿Recuerda por dónde ha ido, señor Price?

- Hay fusiles de caza, lo que no se es si habrá munición ... pero sea quien sea el que ha hecho esto, prefiero tener un arma en la mano. 

Por aqui han escrito con sangre algo ...

Señala a las letras  DIENSUPNEDRATCAIRÓPNRDOEFLUNNIDLOOS

Coge un arma y comprueba si esta cargada. Coge otras para Kramer y para Mardigan.

- Busquemos a Mardigan, por Dios.

Recibí el arma a regañadientes, no me sentía cómodo. No era un hombre de acción. En general ningún judío lo era, y es algo que algunos de mis compañeros de la yeshivá reprochaban a nuestros mayores. Decían que era hora de recuperar por las armas nuestra tierra, que Dios no iba a regalarnos de nuevo la tierra como ya había hecho una vez...

-Señor Price, yo...

Sin embargo, lo que si me interesó eran las palabras que me señaló Ervin:

DIENSUPNEDRATCAIRÓPNRDOEFLUNNIDLOOS

Las memoricé a conciencia por si no volvíamos a verlas. Nunca había despreciado un anagrama o un buen problema de guematría. Quizás pudiese tener la mente ocupada resolviendo el acertijo y así evitar dejarme llevar por el horror que estaba recorriendo aquel edificio.

Miro la frase garabateada con sangre que acaba de señalar el periodista mientras compruebo que el arma está cargada*. Aparentemente no parece tener sentido, y la urgencia por encontrar a mi alumno me convence para dejar el misterio para otro momento más oportuno.

—Déjense de galimatías y vayamos a por Mardigan— dijo, mientras se le ensombrecía el semblante al recordar el cuerpo de Abraham colgando de una viga apenas en la habitación contigua —, no pienso dejar que nadie más muera esta noche. ¡Vamos!

No soy ningún hombre de guerra, pero no es momento de quedarse quietos si hay un asesino suelto y la vida de uno de mis alumnos corre peligro. Con paso decidido y armado con el fusil de caza, avanzo hasta la habitación anterior**.

Como habrás visto en los mensajes, el resto de personajes ha descubierto una escena indeseable en la sala 8 aunque apenas oyes nada desde el otro lado del edificio (estás en la 10a y te diriges hacia las habitaciones (10b y 10c).

La sala grande (10b) es una cocina. Está hecha un desastre, con cubiertos, vasos y platos rotos tirados por el suelo. En la pared del fondo hay un conjunto de tres neveras, y en la contraria varios hornos y estufas de hierro. Aparte del desastre no ves nada más de interés en la sala, por lo que decides echar un vistazo a las habitaciones (10c).

Compruebas que se trata de las habitaciones del servicio. Hay un par de literas en cada habitación y junto a ellas un arcón de madera agrietado por los años que parece ser usado como mesa improvisada.

Una de las habitaciones, la más alejada, aparece cerrada desde dentro, y puedes escuchar murmullos asustados en su interior.

Cuando el profesor Champollion y el joven Kramer acceden a la sala que parece una biblioteca (sala 8) comprueban que el lugar huele a incienso. Efectivamente, como señala Price, hay dos cadáveres de chicos jóvenes, probablemente becarios del profesor Bollacher, sentados inertes en los sillones de la estancia mirando con ojos blancos hacia la chimenea del fondo.

La frase mencionada por Price aparece pintada en sangre en la rejilla que cubre la chimenea, que contiene cenizas recientes aún humeantes.
DIENSUPNEDRATCAIRÓPNRDOEFLUNNIDLOOS

Frente a la rejilla aparecen dispuestos en una rara formación diez dedos seccionados que pertenecieron a uno de los jóvenes.

Por otra parte, de los rifles que cogéis solo dos de ellos parecen funcionar, aunque están descargados. Price coge uno y el profesor el otro, ya que Kramer prefiere rehuir las armas (y solo hay dos).

Si no os paráis a comprobar los indicios de la sala 8 y vais a por Mardigan, decidlo y os llevo directamente al otro lado del edificio (salas 10 y 11). No marquéis a Mardigan en vuestros mensajes mientras tanto.