Partida Rol por web

A bordo del Rockymaiden (Catamarán)
En algún punto entre Reino Unido y Francia
Zona sur del Mar del Norte

Día 1

Martin Kresse era el contacto del contacto de Marta. Un vampiro de clase baja que dirigía una pequeña empresa de ferris muy discreta en comparación con Stena Line (que opera con los mayores catamaranes del mundo dentro del Reino Unido y Escandinavia).

Era sabido por Marta que el señor Kresse se ganaba un dinero extra transportando, de vez en cuando, mercancía de contrabando. En esta ocasión llevaría a tres vampiros (llamados Krampus, Nicholas y Gaia) hasta Reino Unido. La ventrue chiquilla de la difunta Alexandra hizo los preparativos y tanto la llegada de la coterie fue tranquila, esperada y cordial. No es que el Rockymaiden fuera un catamarán de lujo, pero era grande y espacioso y haría el trayecto de noche. No necesitaban más.

Zarparon al anochecer y, una vez en alta mar, Martin Kresse fue a presentarse al resto de la coterie.

Martin Kresse
Tal y como dijo Marta, son un Nosferatu y dos Gangrels. Están cómodamente sentados en la sala de las poltronas, rodeados de butacas vacías. Lo bueno del Rockymaiden es que era barato y sus principales clientes, camioneros, tenían su propio "club del volante" (donde se permitía fumar) dejando así el resto de zonas comunes prácticamente desiertas.

Como de costumbre, Nicholas fue el primero en despertar. Seguido de Gaia y Krampus. Embarcasteis al final de la noche anterior. Cerraron el salón cuando entrasteis y, aunque al principio hubo un poco de desconfianza, no había motivos para dudar de Martin Kresse ya que se ganaba una sustanciosa cantidad (en dinero y en sangre) por la cortesía de Marta. Lo suficiente buena como para garantizar vuestra seguridad pero no tanto como para llamar la atención.

Sabéis que Martin Kresse se reunirá con vosotros esta noche, durante la travesía, como un mero trámite de cortesía.

La coterie que vas a trasladar (al mismo tiempo que a Iván, tu patrón, en las bodegas) embarcó al final de la noche anterior. Cerraron el salón cuando entraron y, aunque al principio hubo un poco de desconfianza, no había motivos para dudar de ti ni de tu palabra. Ganarás una sustanciosa cantidad (en dinero y en sangre) por cortesía de Marta. Lo suficiente buena como para garantizar su seguridad. Aquello eran negocios, nada más. Saben que te reunirás con ellos como un mero trámite de cortesía.

...y la desconfianza no venía por un mal hacer de vuestro anfitrión allí, Martin Kresse. Sino por la sombra que saltó la noche anterior al interior del navío desde el tejado de un almacén salvado una distancia demasiado grande para un humano. Idona, la Assamita, viaja a bordo con vosotros. Es solo cuestión de tiempo que os crucéis e intercambiéis unas palabras... o eso esperas.

Gaia despertó en la noche sintiendo cómo su cuerpo se movía de un lado a otro, frunciendo el ceño ante el movimiento característico del catamarán. No era la primera vez que montaba en un medio de transporte similar, y no le agradaba mucho ni el recuerdo ni la sensación de no tener los pies sobre suelo firme.

- Grrrrrr.... - se había levantado gruñona, aunque aún así lo primero que hizo fue comprobar dónde estaba su coterie, vigilando, siempre controlando a los suyos. Nich ya estaba despierto y Krampus comenzaba a moverse. Biem todo iba como debía, así que la hembra se levantó de su asiento, se estiró y olió la sala donde se encontraban, el aroma a mar invadía el ambiente. No, no le gustaba.

- ¿Cómo vas Ovillito?... - le preguntó buscando una ventana por la que asomarse y poder echar una vista panorámica - No sé por qué diablos me dejo convencer por vosotros para meterme en estos sitios tan poco...normales... No hay tierra, no hay bosque ni animales... ¿Cuánto tardará el viaje?... Quiero llegar a puerto ya... - miró a Krampus, si despertaba él sabría todo lo necesario sobre aquel trayecto. Siempre estaba al tanto de todas las respuestas a las preguntas que formulaba -...¿Realmente era necesario pasar por esto? ¿Dónde se supone que vamos exactamente? - era de valorar que les siguiera con los ojos cerrados a cualquier parte del mundo, a pesar del poco agrado del ambiente que les envolvía.

Tras la reunión en la granja de las afueras de Berlín la agenda de la coterie había estado muy apretada. Krampus había abogado por hacer lo inesperado, volver a la ciudad, allí se habían ocultado en su pequeño refugio en las alcantarillas donde había estado trabajando infatigablemente durante dos noches seguidas. No solo había revisado los ordenadores sino que había metido una buena cantidad de dinero en un sobre el cual iba destinado a sus viejos amigos del desguace, al fin y al cabo la caravana les había salvado la vida. La Camarilla y los lacayos del Viejo les daba por muertos, eso no tenía precio.

En otro sobre había documentación falsa para viajes internacionales, esta se depositó en una vieja taquilla de metro con un candado cuyo código se le envió al pagador por sms. Él ya sabía donde recoger el paquete.

Aquellas noches a pesar del trabajo Krampus estuvo encantado de tener compañía mientras trabajaba, obligando a Gaia a rellenar cuadernillos de ejercicios para aprender a escribir al menos en ingles. Haciéndola leer en voz alta cuentos infantiles de los hermanos Grimm discutiendo luego sobre el significado de ellos o lo que le sugerían a la Gangrel, fueron noches "provechosas" de las que solo Nick era excusado. El Nosferatu entendía que para el crepuscular fuera un coñazo estar encerrado en las cloacas mientras él trabajaba y Gaia aprendía a leer, así que le ofreció conexión a la red y un modesto televisor. Aunque la ciudad era territorio peligroso confiaba en el criterio de su hermano para ir y venir como le placiera.

Cuando llegó el momento de abandonar la ciudad se notó que al Nosferatu le dolía en el alma ser "expulsado" de la ciudad que le vio nacer. Aún con todo el jaleo en la ciudad él podía desaparecer sin problemas, sin embargo sus hermanos no, así que después de avisarles desapareció un par de horas en busca de una ruta segura para abandonar la ciudad. Al volver a recogerles avanzaron por las alcantarillas, dejando sus escasas pertenencias en un destartalado locker de mantenimiento de las vías y levándose solo lo indispensable, sus dos móviles quedaban atrás apagados y sin tarjeta. Por eso había tardado tanto en prepararlo todo, en aquellas noches también había tenido que conseguir tarjetas y teléfonos nuevos, los cuales cifrar y copiar agendas. No había sido sencillo, pero era necesario y más con la que les estaba cayendo encima.

Una vez en el barco Krampus tampoco estaba cómodo, se le notaba nostálgico. Al partir se quedó en la parte de atrás viendo las luces de la campiña francesa perderse en la oscuridad, era como si un vacío estuviera engullendo el corazón del Nosferatu. En el poco tiempo que le conocían sus hermanos de coterie jamás le habían visto así.-No te preocupes Gaia, cruzar el estrecho de Calais solo nos tomará unas horas, aunque supongo que Martin no nos dejará en el primer sitio que vea. Tendrá algún puerto seguro cerca de la costa, imagino que incluso en Gales, de todos modos será un viaje rápido.-ni una broma, ni un "gatita", ni un colega, nada. Un voz era casi neutra y monocorde, cogió el móvil para revisar que todo estuviera bien.-Voy a salir un momento a tomar el aire enseguida vengo.-sino necesitaban nada de manera inminente el Nosferatu saldría un rato a pensar en la parte trasera del barco.

Una semana antes en Berlín...

Cuando el Nosferatu se separó de su coterie lo hizo por varias buenas razones. La primera era que había ido a recoger el pago de Khafra acordado por la documentación. La segunda era sin embargo la más importante, la más importante tal vez de su no vida. Cuando se dio cuenta llevaba mirando el teléfono embobado durante largo rato, entonces trago saliva en un gesto inconsciente y marcó.-Hola ¿qué tal estás?. Siento no haber podido venir a verte estas noches, pero entre la universidad, las practicas y el trabajo a media jornada no doy para más. Te acuerdas que te dije que los fines de semana me había código como columnista adjunto en un periódico pequeño, bueno pues tengo grandes noticias. Me han dado una beca, entre las notas, una carta de recomendación y que mis artículos han gustado me dan una beca, lo malo es que no es aquí, es en estado unidos. Si ya se lo que me vas a decir y a mi también me asusta un poco, pero no puedo decir que no, me lo incluyen todo, solo tengo que poner el billete.

Me hubiera gustado poder venir a cenar y despedirme en condiciones, pero ha sido todo muy rápido y tengo que estar allí antes de que empiece el semestre. Parece que al final tanto esfuerzo si que ha servido para algo, se acabó el trabajo y ahora podré concentrarme en estudiar y escribir. Eh, no te pongas así es algo bueno, además ya veo que te manejas con el móvil que te compré, anda baja un momento al buzón te he dejado un regalo antes de irme. Que si mujer, que si, y se que no hacia falta pero me apetecía ¿qué pasa?¿acaso un mal hijo no puede hacerle un regalo a su madre para expiar sus remordimientos de conciencia?. Es algo que llevo guardando mucho tiempo y que ya no voy a necesitar, seguro que tú le das un buen uso.-Krampus estaba oculto entre las sombras del portal. No pudo evitar sonreír al ver a su madre bajar en bata a revisar el buzón. Dentro encontró una pequeña gargantilla con un foto de los dos juntos en su interior el día que Jarek, el verdadero nombre del Nosferatu, se había graduado en el instituto. Todavía recordaba lo orgullosa que se había sentido de él, sin embargo ahora no era más que un monstruo deforme que se escondía en las sombras no podía permitir que le viera así. 

Una leve sensación de calor le hizo llevarse la mano a la mejilla, estaba llorando, llorando lagrimas de sangre por tener a su madre tan cerca y tan lejos a la vez. Cerró los ojos y sintió su fragancia, hubiera matado por poder abrazarla, pero el miedo al rechazo le impidió ni siquiera mover un musculo. Cuando su madre abrió el sobre con el dinero de Khafra la mujer ahogó una expresión de sorpresa y se hecho a llorar al ver la nota escrita a mano de su hijo.

Siempre cuidaré de ti, esto no son solo mis ahorros sino el primer premio de un prestigioso concurso de periodismo de investigación. Los disturbios de Berlín nos han cambiado la vida mama, pero quiero que sepas que pase lo que pase siempre te querré. Se cuanto has luchado por mi y de todo lo que te has privado, ojalá pudiera hacer más, ahora ha llegado el momento de que te tome el relevo y que me dejes cuidar de ti. Te llamaré y vendré a verte siempre que pueda, pero este donde este nunca seré capaz de escribir la que siento por ti y lo agradecido que te estoy por la educación y las oportunidades que me has dado. ¡Eres la mejor mama! Nunca lo olvides.

Krampus la siguió a su casa estando un rato con ella a su manera, fue muy cuidadoso de no dejar mancha alguna de sangre. Aquello le estaba partiendo el corazón, pero era necesario si quería lo mejor para su madre debía mantenerla alejada de la estirpe. Al menos tenía a Roxie, la vieja gata para que le hiciera compañía a quien el Nosferatu usaba a veces para saber como estaba. El dinero del Setita haría que Irenka fuera desahogada durante un par de años, algo menos si se quitaba las deudas de encima, que por lo bien que conocía Krampus a su madre esta sería lo primero que haría. Esos valores eran los que le había transmitido y estaba muy orgulloso de ser como era gracias a su madre.

Dejar Berlín no le era fácil, pero dejar a su madre atrás era un desgarro prematuro para el que todavía no estaba preparado, el Viejo lo había acelerado todo. Solo por aquello ya atesoraba todo el odio del joven Nosferatu, un oído que le daba fuerzas para seguir hacia delante aunque no sin mirar atrás.

Abrí los ojos y vi que mis hermanos seguían dormidos - Buenos días.- Dije por incercia. Salí sin prisas disfrutando del mecer de las aguas a nuestro navío. Era la primera vez que navegaba y estaba disfrutando de la experiencia. Subí a la cubierta cuando me cercioné de que no había ningún extraño que me caohibiera en mi disfrute. Me acomodé en la baranda y cerré los ojos para escuchar el dueto formado por el agua y el viento. Estaba relajado después de tanto tiempo. Recordé los días previos al viaje; Krampus hacía de Krampus organizando, leyendo, informándose... en definitiva, intentar tener las cosas a favor ante cualquier situación que el imagine que pudiera ocurrirnos de aquí en adelante. -"Saber es poder y control.Todo un Nosferatu."- Me decía cada vez que lo veía sin separar la mirada de la pantalla mientras manteína su móvil pegado a la pertuverancia que se suponía que era su oreja con la ayuda de su hombro.  No tardaba en escucharse a Gaia gruñir (literalmente) mientras maldecía el tener que ponerse a leer cuando ella lo que quería hacer era salir de las cloacas y "respirar" aire limpio. Krampus aguantaba estoicamente y su recompensa era el silencio de la gatita cuando era absorvida por esas historias donde los lobos eran cosiderados villanos sólo porque querían comer - ¡Es ridículo!.- cuestionaba sin apartar la mirada de las páginas. Era en esos momentos cuando salía por la ciudad para no romper esos momentos que parecían tan humanos y que ellos hacía tanto tiempo que perdieron, me parecía un buen regalo por mi parte. Después de dar una vuelta por locales de ocio y parques para observar a los humanos me ponía manos a la obra para lograr mi objetivo antes de marcharnos.

- ¿Cómo vas Ovillito?- La voz ronroneante de Gaia hizo que abriera los ojos y la encontrase asomada por un portillo. - No sé por qué diablos me dejo convencer por vosotros para meterme en estos sitios tan poco...normales... No hay tierra, no hay bosque ni animales... ¿Cuánto tardará el viaje?... Quiero llegar a puerto ya... - Se quejaba con la expresión de una niña enfadada mirando hacia dentro. Supuse que Krampus ya había depertado también y entré de nuevo a reunirme con ellos. Entonces Krampus se disponía a salir al lugar del que yo venía.

- Tienes mala cara...- Le dije mientras me acercaba a su rostro con una expresión de cursiosidad.-... peor de la que sueles, quiero decir.- quise bromear para si conseguía arrancarle una sonrisa. Te acompaño fuera, se está de fabula. Entonces miré a Gaia y le sonreí guiñándole el ojo a modo de invitación.

Me acerco donde estan los tres vampiros para presentarme.

Hola estoy aqui para llevaros hasta inglaterra sanos y salvos. Espero se os haga corta la travesia la verdad es que despues de navegar muchas veces ya ni se nota el movimiento de los barcos.-digo la anecdota como intentando relajar un poco el trayecto.

Tampoco es que esto sea el Ritz,pero mejor que mejor que cruzar a nado no?-bromeo

Ah si me llamo Martin Kresse un placer-digo presentandome y dandole la mano a los hombres y un beso en cada mejilla a la mujer 

El Nosferatu no estaba de muy buen humor, vestía una sudadera ancha con capucha y un pantalón de chándal además de una mascarilla clínica para cubrir al máximo sus deformidades.-Bueno mientras lleguemos discretamente no necesitamos más lujos, mientras esta bañera no se hunda y deje de moverse ya me conformaría. En canal no es muy ancho ¿cuanto tardaremos en llegar?¿un par de horas?-le comentó sin mucha importancia a su anfitrión.

Gaia rondaba a Krampus en el barco, estuvo tentada incluso de pedirle leer un rato, más que nada para ver si así se animaba. Aunque la verdad ya era bastante complicado estar embarcada, cosa que no le gustaba, como para ponerse de nuevo a hacer cuadernillos de lectoescritura, una afición insana que su nosferatu le había obligado a practicar durante el tiempo de inactividad, envidiando la suerte de Nich, al cual le pidió ayuda para que la sacase de allí, sin mucho éxito.

- Un viaje rápido....grrrrr...... más de un día es algo muy lento... - dijo ella arrugando la nariz ante el olor a mar, restregándose con él levemente en algún que otro momento - Te vas pero puede que vuelvas, la vida es larga... - le susurra al oído intentando animarle, se preocupaba, era evidente - Y buscaremos la manera de regresar, yo y Nich siempre estaremos a tu lado apoyándote - afirmaba la hembra con convicción

Cuando Krampus se moviese para salir a la cubierta, Gaia le seguiría, como siempre, encontrándose casi al instante con Kresse, observándole intrigada, más cuando le dio dos besos en las mejillas, haciendo que ella le mirada con extraña curiosidad, ¿por qué había hecho eso? Se limpió la cara, ella solo era lamida por los de su coterie, los demás no tenían ese derecho.

- No me gusta el mar - fue su primer comentario mientras el nosferatu preguntaba lo que ella quería saber, cuánto tiempo tardarían en llegar a tierra - Cuando nos deje en Inglaterra, ¿hay alguien que nos espere? ¿Algún sitio donde podamos refugiarnos?

Martin Kresse llegó nos interceptó en el momento en el que salíamos a cubierta. Se presentó de manera cordial. Me estrechó la mano y tras presentarse e hizo lo mismo con mis compañeros. Krampus tomó la palabra y le contestó con cortesía mientras que Gaia se interesó por lo que sucedería una vez que pisáramos tierra. Sentí al escucharlos cómo  toda esta tensión e incertidumbre sobre lo que veníamos a hacer se apoderaba del ambiente. No quería, aún era pronto y quería seguir disfrutando de su primer viaje en barco.

- Si me disculpais, voy a darme una vuelta para ver la embarcanción.- Informé a mis copañeros.- Un placer Martin.- me despedí.

Krampus había dado en el clavo. Concretamente una hora y tres cuartos es lo que tardarán en llegar al otro lado, entrarán en el puerto a las 0:15 y seguramente desembarquen a las 0:35 y así se los haría saber Martin o cualquier miembro de la tripulación.

Tras la breve reunión con Martin, Krampus salió al exterior con el teléfono en la mano seguido de Gaia y Nicholas. Estaban juntos pero separados. Deambulando por la cubierta sobre la que el frío nocturno que no sentían hacía que el resto de mortales prefiriera el interior, dándoles la intimidad que necesitan.

Allí estaba Zarza, apoyada sobre la barandilla de proa mirando al agua sumida en sus pensamientos.

Otras figuras caminaban embutidas en chaquetones gruesos, bufandas y gorros. No tardaban en regresar al interior pero siempre podía haber alguien observando.

Kresse, por su parte, se sentía cómodo. En su ferri se sentía como en casa.

En el frío nocturno algo turba tu mente. El pago por el acuerdo de Khafra no se realizó como esperabas. El Setita había desaparecido y no había sido el único. No habéis vuelto a saber nada de Totentanz, Billi Drago, Ostein Holtet e incluso el chiquillo de Ibrahin: Mikael van Kleis fue borrado del mapa las noches previas a vuestra salida de Berlín. Según parece Lía lo acusó de ayudar a su sire y el mismo regente de la capilla le dio fin a su existencia para dar ejemplo de lo que sucedería a aquellos que simpatizaran con él (o los enemigos de Aloisius).

Antes de irte de Berlín, en el hotel de Khafra hubo un altercado. -Cenizas con ropa blanca-. No pudiste acercarte a la habitación, demasiadas personas y demasiada luz para ocultarse, pero reconociste el sombrero de Billy Drago en una imagen en el periódico. Con todo, tu instinto te decía que probablemente el setita tuvo el mismo destino que el ventrue.

La hembra se fijó en Zarza, estaba callada y apartada de los demás mirando el mar, absorta en su propia línea de pensamientos. Gaia se acercó a ella y se estiró cual gato reposa al sol, aunque irónicamente fuera de noche.

- Apuesto que odias tanto el mar como yo... - dijo la gangrel intentando empezar una conversación, a ella no se le daban muy bien esas cosas y tendía a ser Krampus o Nich quienes comenzaran a emitir palabras -...¿Hay algo que te preocupe más allá de que tengamos que salir de la ciudad como las gacelas huyen del territorio del león?... - A Gaia no parecía importarle demasiado su marcha, era alguien itinerante - Lo único bueno de pirarnos es que no tendré que escuchar de nuevo ese idioma que nunca sabes si te están diciendo algo bonito o se cagan en tu puto sire... Por fin escucharé un idioma con sentido... - y es que ella era Irlandesa de procedencia, y el inglés, el único lenguaje que dominaba, más allá de los gruñidos admonitorios de cualquier criatura de la noche.

El vinculo no iba a durar eternamente sobre Khafra, eso ya lo sabía de antemano, sin embargo cuando uno se ve atrapado entre las deudas y la no vida siempre escoge vivir. No culpaba al setita, Drago estaba muerto convertido en un montón de cenizas en cuanto se había destapado su doble juego. De Ostein Holtet tampoco se sabía nada ¿un daño colateral de la guerra entre sectas? pudiera ser. Y bueno por el neonato Tremere nunca hubiera dado un chelín, supo que era un gilipollas la primera vez que los vio y murió como tal, traicionado por su propio clan.

Si tenía que apostar por alguien lo hacia por la serpiente, era el único que tenía alguna opción de haberse escurrido aprovechando la caída de Berlín. Aquel vástago no le debía fidelidad a nadie, ni nada le ataba a la ciudad, en cierto modo eso le daba ventaja, pero por otro lado le dejaba solo ante el peligro. Sin aliados en los que confiar, porqué ni dios se iba fiar de él.

A medida que le daba vueltas al coco empezó a pasear por el barco alejándose ligeramente de su coterie, estaba dejándose ver, buscando un lugar aislado por si la assamita quería dejarse ver y acercarse a él. El Nosferatu le tendía la mano a modo de gesto cordial, sin revelar que ella se encontraba a bordo respetando sus esfuerzos por pasar desapercibida.

Torcí el gesto sin dejar de mirar al agua -No- agudizo la vista intentando llegar a vislumbrar algo bajo la superficie -Para mí es como un insondable misterio, una metáfora de lo débilmente consciente que somos ante los misterios que nos rodean en el universo o en nuestra propia mente, por debajo del umbral de la conciencia, por debajo de la superficie. Algo que resulta difícilmente alcanzable por su complejidad y por el temor al conocimiento que puedas adquirir.-

Acto seguido reí -Con el idioma tienes razón- fue cuando aparté la vista del agua y la miré -No tengo lazos en Berlín- confesé -Irme de esa ciudad no supone nada para mí. En cambio, el lugar al que nos dirigimos, lo que nos proponemos a hacer... con cada paso siento la libertad más cerca.-

Miré al resto. Krampus siguió su camino, paseando por la cubierta despreocupadamente (al menos en apariencia). Nicholas estaba allí, cerca y lejos a la vez. Martin Kresse, nuestro anfitrión en este cascarón, estaba un poco más allá.

-Gracias por permitirnos viajar sin elevar el precio del pasaje, señor Kresse. Dígame una cosa. ¿Es posible que me haya parecido escuchar algo raro proveniente de las bodegas?-

No había escuchado nada, claro. Pero eso él no podía saberlo. Pocos habrían deparado en las dos ratas que se alejaron de mí cuando los vampiros salían a exterior.

Das una vuelta a la cubierta. Al otro lado Gaia, Nicholas y Zarza siguen por ahí, deambulando y hablando. Miras al horizonte, en derredor. Nada parece cambiar... nadie parece deparar en ti... hasta que ves una puerta que se está cerrando. Caminas hacia ella. En la popa, junto al bar cerrado. Un pasillo que va a las zonas comunes de aquella sección, pero no. Sigues avanzando con cautela hasta que eres consciente que tienes a alguien al lado. No sabes desde hace cuanto tiempo. No te giras, no necesitas girarte para ver, pese a la penumbra, el reflejo de un arma de filo corta desenvainada y sujeta con la diestra de Idona que camina a tu lado con la capucha puesta.