Partida Rol por web

Miro la luz y mi rostro se ilumina tanto por el resplandor como por el regocijo que me produce el regalo. Voy a continuar con el protocolo cuando los otros dos acompañantes, Brujah impacientes y ansiosos, me interrumpen -¡Nooo!- el chillido es tan agudo que taladra el oído de los más cercanos.

Me sereno, hago como si no estuviesen y me concentro en el Nosferatu. -Idiotas, no me llaman Óraculo del Sur por aceptar regalos- coloco una mano en su corazón y la otra en la parte izquierda de su rostro, acariciándole la sien con el índice y el anular. Cierro los ojos, frunzo el ceño -Su pasado, su presente, su sino. Son uno en el ahora.- Inclino la cabeza -Es luz, cierto, pero cuidado, la luz puede quemar a los que mal le quieren... Guardián de secretos pero no de mentiras.- Abro los ojos -Puede pasar y sentarse a la mesa-

Tras él, me coloco delante del impaciente número uno. Aún tiene el anillo de otra en la mano. -Ese anillo no lo quiero- digo con tono de niña pequeña. Alzo las manos, coloco una en su pecho y otra en su sien y me relajo, cierro los ojos -Amor, pasión, deseo... impulso. Todo es impulso en él. Primero golpea y después piensa... Tren... Linn atacó el tren, él lo destruyó desde dentro- Tras decir estas palabras me llevo un dedo a los labio como mordiendo una uña y me zarandeo de un lado a otro, miro a Krampus y sostengo su mirada, le sonrío, vuelvo al chiquillo de Linn -Que pases o no lo dirá Tatiana-

Doy un paso a un lado colocándome delante del otro Brujah. Estaba a punto de rechazar su regalo tal y como había hecho antes, pero su firmeza me hace dudar. Lo cojo con sumo cuidado, como si fuera frágil. Lo dejo lentamente junto a mí en el suelo. Acto seguido, sin decir palabra, alzo las manos de nuevo no sin sentir un latigazo de dolor en el hombro y a punto estoy de perder la concentración -No- cierro los ojos, manos en posición, guardo silencio... silencio... frunzo el ceño. Silencio. Abro los ojos -Enemigo- sentencio con voz ronca -Digno. Un soldado leal- pronuncio con el mismo tono de voz. Recojo el arma con la misma ceremonia y cuidado que cuando me la dio -No puedo aceptar tu regalo- y en mi tono de voz pudo notar que sé de dónde procede o, quizá, parte de su historia. Lo cojo por la hoja y se lo devuelvo para que lo coja por la empuñadura.

He cumplido. Con paso rápido vuelvo a mi lugar y me siento. Rápidamente adopto un segundo plano.

Doy una palmada para atraer la atención. -Delicioso- sonrío y doy una calada al cigarro -Por favor, Krampus, siéntate. Øystein...- guardo unos segundos para crear espectación -...tú también. Y, Cathrain, Guardián de las Tradiciones. No tienes nada que temer por ahora, pasa y toma asiento. ¡Tomad asiento todos!- 

Miro por donde se marcharon Gaia y su acompañante y, al volver la vista, deparo en el estado semiausente de Vanessa. Alzo un dedo para que todos guarden silencio.

Estoy en trance. La cabeza oscila en pequeños círculos con los ojos abiertos y en blanco, el rincón de la mesa en el que me encuentro parece oscurecerse levemente. Segundos después vuelvo en mí.

-Tatiana- pronuncio con seriedad -Se han despertado los dos. Khafra intenta llevárselos.- No sonrío pero asiento satisfecha -Me he ocupado.- Ahora miro a los recién llegados -Mi nombre es Vanessa, Vanessa... Giovani.- Pronuncio el nombre de mi clan con frialdad y evalúo sus rostros, sus gestos y el más mínimo cambio.

Me levanto pero mi sonrisa se ha tornado fría -No se me falta el respeto así en mi casa. Si me disculpáis, voy a por vuestra compañera y a por Khafra- digo el nombre con desprecio. Camino con rapidez hacia una puerta semioculta en medio de la pared del pasillo fuera del despacho en el que nos encontrábamos.

-Así que habéis venido a hablar con Tatiana. Cada uno parecéis traer un motivo distinto y os vais a correr encima cuando os diga qué ha hecho vuestra querida, atractiva y salvaje compañera.- Sigo sin sonreír, no acostumbro a sonreír cuando tengo unas tan cerca.

Después de haber tenido que apretar los dientes para que el chillido de la Malkavian no le dejase sordo el Nosferatu se enderezó manteniendo la calma hasta el final del ritual. Guardé silencio mientras la Oráculo tenía sus mases y sus menos con los Brujah, menuda panda estaban hechos, de todos modos que aquellos dos patanes dejasen el listón por los suelos era perfecto para que los anarquistas tuvieran una mejor percepción de Krampus. A pesar de lo rocambolesto y teatral de aquella presentación el Nosferatu había sido educado, no había mentido y parecía haberse ganado la gracia de Lusi; no podía haber empezado mejor. 

Tomó asiento manteniendo la calma a petición de sus anfitrionas.-Gracias por atendernos y brindarnos vuestra hospitalidad.-fue entonces cuando se acercó a Tatiana para ofrecerle un saludo más informal, optando por darle dos besos en un gesto más cercano e informal. Una manera de agradecer que a pesar de las pifias de los Brujah les hubieran dejado pasar.

Cuando la Giovanni tomó la palabra Krampus se dirigió hacia ella para saludarla, tan solo había oído extraños rumores sobre aquel linaje, sin embargo nunca había conocido a ninguno. En este caso la expresión de Krampus fue totalmente sincera, un aire de desconocimiento, intriga y curiosidad le embargaba, aunque no era el momento ni el lugar para preguntas quizás en otra ocasión.-Un placer Vanessa ¿italiana imagino?- fue la primera cipotada que se le ocurrió para intentar romper el hielo.-¿Quien es ese tal Khafra?- dijo justo cuando Tatiana se hubo marchado. No le había pasado desapercibido que había un tercero, pero no iba a preguntar, por el momento se contentaba con reencontrarse con Gaia y que esta estuviera bien.-Si Tatiana es la que manda en el movimiento Anarquista, así es.- miró a los Brujah de arriba abajo, sin acritud alguna.- Básicamente venimos por los mismo, quizás unos más obligados que otros, pero el fondo es el mismo. La ciudad ha caído y los que quedamos no queremos líos, los periodos de transición siempre son complicados, seguro que ambas partes tenemos problemas de sobra y enemigos comunes a los cuales podremos hacer frente de manera más efectiva sino seguimos luchando entre nosotros. Entiendo que puede ser complicado, pero para eso hemos venido, para poder llegar a un entendimiento beneficioso para todos, aunque mejor esperar a Tatiana antes de empezar ha hablar en plata.-no pudo evitar alzar una ceja y sonreír con algo de sorna, miedo le daba pensar en lo que hubiera podido hacer Gaia. Ahora mismo eso podía complicar mucho más la situación, pero Krampus prefería no adelantar acontecimientos.

Primero Hyde, y ahora Lusi. Los chiflados parecían perseguirle. Linn le había explicado que los hijos de Malkav solían ser aliados de los Brujah, pero, en la experiencia de Øystein, ocasionaban más problemas que beneficios. Y eso era mucho decir para un brujah tan impulsivo.

Guardo silencio cuando la chiflada le devolvió su anillo. Mejor así. Era despistado, lo más probable era que se olvidara de conseguir un anillo similar antes de reencontrarse con su rubia.

Tampoco intervino en la conversación del nosferatu con la mafiosa. Eso era todo lo que sabía de los Giovanni. Mafia. Al menos todo lo que recordaba de las instrucciones de su rubia. Considerando que su chiquilla rebelde había golpeado a una de las anarcas, a juicio del brujah Krampus estaba haciendo demasiadas preguntas. No le paso desapercibida la actitud fría y hasta desinteresada del vástago en relación al destino de Gaia. Ni siquiera había preguntado por ella.

Se sentó en el asiento que le ofrecían y estiro las piernas con gesto desganado. Al parecer su presencia allí no aportaba mucho. De hecho, casi lo patean a la calle. Lo hubiera preferido. No queria estar allí, no le gustaban aquellos anarcas que parecían asentarse en el poder de manera tan aterciopelada como la Torre de Marfil lo había hecho antes que ellos.

El chillido a punto estuvo de hacerme soltar la navaja para llevarme las manos a los oídos, pero aguanté y, tras unos segundos, la loca se calmó, dejando únicamente un molesto pitido como recuerdo. No dije nada al respecto por temor a cagarla más, y me centré en escuchar lo que tenía que decir.

Como era de esperar, fue uno por uno según habíamos bajado; primero el Nosferatu, al que lanzó una advertencia que, sin embargo, no me tomé en serio. Que alguien quisiera a ese bicho si que sería una novedad. Luego fue Øystein, y acertó de pleno con él. Sus palabras me sacaron una sonrisa divertida, aunque a mi hermano Brujah no debieron de hacerle tanta gracia; por su gesto, parecía haber chupado un limón de lo más agrio. Luego me tocó a mi.

No sé que esperaba oír, pero la verdad es que digno no era lo primero que se me había venido a la cabeza. No me consideraba así, aunque quisiera serlo. Pero no, no debía creerme aquello, no era más que un matón a sueldo, el tiempo de las grandes gestas y los héroes había pasado, olvidado. Esos juegos mentales no hacían más que liarme, así que aparté los pensamientos y los aplasté profundamente en mi interior, dónde no molestaran. Con aire ausente, asentí a Lusi y volví a guardar mi navaja en el bolsillo, casi un acto reflejo. También tardé unos segundos en soltarla, justo cuando habló Tatiana y me sacó de mis cavilaciones.

Siguiendo la orden de nuestra anfitriona, fuimos tomando asiento. Lo hice en la silla que se me ofrecía, atento de nuevo a mi alrededor, y mantuve el silencio un instante. Antes de poder hablar, ya lo hizo la morena, con nuevas que, fueran las que fueran, hicieron que la líder anarca saliera disparada. No era un buen comienzo, la verdad, aunque nos daba algo de tiempo para saber la situación en la que estábamos. Krampus, como siempre, se adelantó, aunque curiosamente no preguntó por Gaia. ¿Era otra de sus estratagemas? Sentir indiferencia, para que el otro tuviera más ganas de contarlo todo, era un truco viejo. Sin embargo, a mi no me iban, odiaba esos enredos, prefería ir directo al grano.

—Mientras esperamos... ¿Qué ha pasado con nuestra compañera? Espero que no haya hecho nada que enturbie nuestra reunión... —Y es que como lo hubiera hecho, como aquello saliera mal por culpa de la Gangrel, yo mismo me ocuparía de matarla.

Krampus le dio una patadita por debajo de la mesa cuando este abrió la bocaza comentando algo de Gaia. Fuera lo que fuera lo que había hecho la Gangrel era mejor que fueran ellos los que expusieran sus términos una vez ella estuviera delante y ellos pudieran evaluar su estado.

-Gaia, chiquilla de Raider. Esa fue su presentación. Raider es chiquillo de Roja. Roja fue chiquilla de Saiasi. Saiasi tuvo tres chiquillas y Tatiana encontró la tumba de Ania, otra chiquilla se Saiasi. A una señal de Tatiana, Khafra la acompañó a la tumba de su antepasada. Basta sólo con una gota de su sangre para despertar la bestia interior de Ania y devolverla a la noche- hago una pausa.

-Khafra, es interesante que me lo preguntes. Es un contrabandista de objetos vampíricos, estaba en Berlín por una transacción pero una de las partes encontró la muerte definitiva en extrañas circunstancias y robaron la mercancía. Khafra se iba con la palabra fracaso escrita en la frente pero Tatiana lo llamó.

-¿Qué estáis vosotros haciendo aquí? Curiosamente habéis llegado hoy, ahora. Muy oportuno. Casi pareciera que sabeis lo que está ocurriendo... Casi.

Krampus no pareció impresionado por las palabras de la Giovanni, más bien por el logro de su hermana.- Vaya, entonces Gaia a despertado a su bisabuela de un sopor de sangre, joder, con dos cojones.- asintió haciendo un gesto con la cara en orgullo a su compañera.-Lo que hacemos aquí es fácil de suponer, venimos a negociar una tregua con Tatiana en nombre de la Camarilla. Mi coterie somos yo, Gaia y un crepuscular que nos espera fuera; obviamente han enviado a los prescindibles por si algo saliera mal. Esperemos que no sea así, la ciudad es vuestra eso no hay Dios que lo discuta, pero hay muchas cosas al aire que os podríamos ayudar a cerrar cuanto antes por el bien de todos. Además de poder plantearnos trabajar juntos contra enemigos comunes.-Krampus no tenía pegas en empezar ha abordar el tema, pero tampoco pretendía explayarse en ausencia de la líder anarquista.

Gaia era chiquilla de Raider, que era chiquillo de Roja, que era chiquilla de... ¿Ania? Que a su vez era chiquilla de Lusi... no Lusi no, esa era la lunática. El cerebro del brujah no alcanzó a seguir la genealogía familiar de Gaia. No le resultaba particularmente interesante.

Entonces notó que jamás había hablado de aquello con su rubia. Linn había mencionado a su sire en un par de ocasiones, pero era poco lo que le había explicado. Menos idea tenía acerca de sus antepasados. Seguramente estaban todos muertos. Definitivamente muertos. Los brujah solían ser impulsivos, pero por la sangre de su rubia corrían pasiones aún más fuertes de lo normal. Si aquello formaba parte de la herencia familiar, probablemente Linn fuera la única que quedaba de su rama de antecesores.

Krampus evitaba mencionar al Sabbat, y el brujah comenzaba a aburrirse, pero, al menos de momento, mantuvo su obstinado silencio.

Entrecerré los ojos por la patada de Krampus —¿Quién se creía que era?—, pero no dije nada al respecto. Vanessa respondió, tal como esperaba, aclarando las cosas y dejándome más tranquilo, pues Gaia al menos no había hecho nada de lo que preocuparse. Al menos, no inmediatamente; que hubiera despertado a una cainita antigua que ahora estaba en manos de los anarcas no podía ser bueno, así que tendría que informar.

Por lo demás, aunque no pretendía seguir el juego del Nosferatu eternamente, de momento no era necesario mostrar todas las cartas a esa mujer. Mi compañero se valía por sí mismo para dar vueltas y vueltas alrededor de un tema sin llegar a irse de la lengua, y hasta que Tatiana regresara, era lo mejor, así que me limité a asentir, observando las reacciones de la otra vástago.

Inclino la cabeza a un lado -Yo no pertenezco al grupo de Tatiana. Tampoco el Seguidor de Set. Estamos aquí por negocios, como vosotros.- Le aclaro -El único afín a su movimiento anarca es ese Bahuman y nuestra encantadora amiga Oráculo del Sur aquí presente.- Añado. -Pero igual que estáis vosotros aquí podrían estarlo los Tzimisce con los que Khafra pretendía hacer negocios.- Me apoyo la espalda en el respaldar pero no pierdo la verticalidad regia que me caracteriza -Aunque su pésima actuación tratando de llevar la situación a su terreno me ha venido muy bien. Espero que vosotros seáis más listos que él-

Hago un gesto hacia la zona por la que se marchó Tatiana. -Ya vuelven- sentencio.

-Es bueno saberlo. No se si te quedarás mucho por Berlín, pero siempre esa bien tener contactos en todos los sectores.- el Nosferatu le pidió el teléfono a la Giovanni, era un clan que no conocía en absoluto por tanto algo más por explorar; además en una ciudad anarquista seguro que los independientes jugarían un papel muy importante. De todos modos Krampus no quería ser grosero ni indiscreto; no preguntó por sus negocios y por el momento no lo haría. Aquel no era el momento ni el lugar, con el tiempo todo llegaría.-No se que habrá pretendido él, pero nosotros con los Tzimisce no es que nos llevemos muy bien que digamos. De todos modos nuestros motivos de visita son más políticos que otra cosa.-con la misma idea de no meterse en los asuntos de nadie el Nosferatu marcaba un sutil linea entre el buen rollo y que le tomasen el pelo. Lo que tenían que hablar con los anarquistas era cosa entre ellos y la Camarilla.

Avancé escuchando el eco de mis pasos. Terminé de subir la escalinata y llegamos a la zona de despachos separados por cristal, cada uno decorados con muebles antiguos y originales, recreando épocas concretas -Me preguntó qué pensará Renier del escritorio del siglo XV que rescaté y restauré de un monasterio franciscano- no comenté nada hasta llegar a la altura de los que aguardaban. Siempre manteniendo los modales y la compostura que me caracteriza.

-Disculpad la interrupción- hago una pausa esperando que todos lleguen tras de mí. El más cercano es un hombre curioso, vestido con una túnica raída pero gruesa, mojada y empapada de sangre. Tiene aspecto más aspecto de artesano que de soldado. Tras él, llegan Gaia y otra mujer de rasgos afilados e igualmente salvajes que va prácticamente desnuda. Su cuerpo es un pollock de restregones de sangre y mugre tal que parece la imitación de la túnica del primer desconocido. Rematando la formación, un abochornado Seguidor de Set que ha sido pillado con las manos en la masa.

-Lusi, querida. Mientras sigo con la reunión... ¿te importaría atender a nuestros distinguidos respetables? Necesitan una ducha y ropa limpia.- 

Al escuchar mi nombre me levanto, algo rígida. Cojo todos mis regalos el paragüas para lágrimas de Vanessa, el abrechapas de la convicción de Khafra, el encendedor luz y dolor de Krampus y el vestido de la verdad de Gaia que, al igual que la recién llegada, sigue en ropa interior. -¿También me llevo a Gaia?- pregunto, iba a señalarla pero el hombro desgarrado me dio un latigazo. No había tenido tiempo de vendarlo y aún se podía ver la prenda hecha girones, la piel abierta y el músculo rasgado. Si bien había conseguido detener la hemorragia recurriendo a los dones de la sangre, el zarpazo de una gangrel tardaría noches en sanar por completo.

-Que ella decida- contesta Tatiana y por su tono indica que, si se marcha, se perderá el principio de la charla con el resto.

Por mi parte, no quería hacer esperar a los recién conocidos. -Buenas noches, mi nombre es Lusi, pero también me conocen como Oráculo del Sur- hago una reverencia -Si son tan amables de seguirme- otra reverencia.

Miro hacia la mesa. Mi asiento está ocupado por un tío nuevo que no había visto en mi vida. Luego supe que su nombre "Cathrain" y más tarde que era un sabueso de la Camarilla. -Eh...- iba a reclamar mi asiento pero Tatiana me cortó -Has perdido el honor de sentarte a mi mesa, querido. Has demostrado ser un perro al servicio de sus más bajos instintos y, como tal, puedes quedarte de pie en ese rincón hasta que decida qué hacer contigo- sus palabras me helaron la sangre. Había entrado como aliado y me había convertido en paria... todo por culpa de Vanessa y sus espectros. La miré con odio contenido, pero no dije nada. Pasé por detrás de su asiento y me apoyé en la esquina.

-Mi nombre es Vanessa Giovanni- dije a los recién llegados levantándome del asiento en su presencia e hice una leve reverencia antes de volver a sentarme. Sí, había frustrado la ocasión de que el Seguidor de Set se llevara a los antiguos recién despertados recurriendo a dones oscuros que era mejor no comentar, pero estaba preparada. Como predije, los recién llegados son una tentación demasiado grande para el clan de los corruptos Seguidores de Set.

Tanto camino para acabar escuchando una palabra algo molesta, "ducha" esperaba que el agua transportada fuera fresca de algún río cercano y no de un pozo estancado... No le preocupaba demasiado no verse muy pulcra, pero a decir verdad, preferiría acercarse ella misma al río y zambullirse un poco, o esperar que la lluvia regara su rostro. Por otro lado una vestimenta cómoda no le desagradaría. Le parecía bastante acertado el atuendo de Gaia, aparentaba cómodo para pelear aunque Ania añadiría una pequeña capelina que cubriera su torso, principalmente porque tras ver al joven que intentó aprovecharse de ellos, prefería cubrir el lobo de su homólogo, al menos hasta conocer el signifkcado de los tatuajes en aquella nueva época.

No parecían ser un motivo de estatus y ello le molestaba, ¿En qué momento la gente elegía tatuarse quizás por capricho? El dolor otorgado por las agujas que te perforan a golpes la piel no era algo que cualquiera fuera a soportar, mucho menos que lo quisiera. Ania lo sabía, no era muy buena adaptándose a los diferentes tiempos.